J.K Rowling gana millones y millones de dólares y libras por Harry Potter y
Draquito Malfoy
sinceramente, por todo lo que gana ya podría meter más intriga sexual
en los libros...
LOST IN YOUR EYES - PERDIDO EN TUS OJOS
~ draquito18 ~ draco.malfoy@harrypotter-adicto.zzn.com
********
1. DESCUBRIMIENTO
Como acostumbraba a hacer, Draco se había levantado media hora antes que el resto de sus compañeros de Slytherin para poder reflexionar un poco antes de la hora del desayuno en el gran salón. Entonces, como tantos otros días, volvió a pensar en él.
Se dió cuenta de que su obsesión con el "niño que vivió" había comenzado en el momento que lo conoció en el recibidor de Hogwarts apenas acababan de llegar a su primer año en el colegio de magia y hechicería. Desde entonces todo se había convertido en un ir y venir de continuos desplantes hacia Potter, como le gustaba llamarle. Era obvio que cuando ingresó en Hogwarts no se sentía atraido en absoluto hacia Potter, pues sólo tenía 11 años pero siempre quiso ser su amigo, quizás era su deseo oculto el llegar a conocer al famaso Harry Potter y ser su compañero de juegos y aventuras, pero él lo había rechazado y ante eso, él no podía hacer nada.
El desayuno en el gran salón transcurrió sin grandes preocupaciones, sólo Crabble y Goyle, como de costumbre, amargandole el desayuno con comentarios más propios de elfos domésticos que de verdaderos humanos. En cualquier caso prefirió pasarse el desayuno observando a Potter, como se reía con su amiga sangre sucia y su amigo pelirrojo, asqueroso, estaba bastante claro que habían nacido para estar juntos, sin amigas semi-muggles y amigos hundidos en la más penosa de las miserias. Aun no entendía como podía preferir a esas personas y quererlo a él, que, modestia aparte, estaba de bastante mejor ver.
Dejando a un lado el resto de divagaciones acerca de Potter, decidió dejar a medias su desayuno y dirigirse a su primera clase de la mañana, pociones, que misteriosamente era su asignatura favorita ya que podía reirse del resto de mequetrefes ignotos en el "delicado arte de preparar pociones" (tal como decía Snape) sin ser penalizado por ello y al mismo tiempo hacer ver a Snape y de paso a Harry, que era todo un dios de la realización de pociones. Esta vez Harry pareció ignorarle por completo, como si Malfoy no existiera sobre la faz de la Tierra. Esto le ofendió hasta puntos insospechados hasta entonces, como si pasará de ÉL, el chico más guapo, más simpático (quizás esto no era del todo cierto, pensó) y más mortifago en potencia de todo Hogwarts, todo el mundo debería estar reverenciadolo y alabando sus muchas cualidades -penso Draco descuidadamente.
La clase pareció hacerse eterna a los ojos de un Malfoy más sumido en el cuerpo de Potter, que en el cuerpo de la explicación de Snape en cuestión. Era difícil estar atento cuando se sentaba delante de él y se suponía que aparte de mirar a Potter con cara de embobado, además tenía que cazar al vuelo las preguntas de Snape y poner cara, aún por si fuera poco, de "yo me lo se todo mejor que todos vosotros inutiles hijos de magos de segunda". Esta claro que estar pendiente de Harry Potter, responder a Snape y encima creerse el ombligo del mundo era una tarea harto complicado para Malfoy. Con todo esto la clase acabó y se dirigió al resto de sus clases, en las que, desafortunadamente, no coincidiría con Harry así que eso sólo le dejaba la comida en el gran salón como único lugar de encuentro con él.
En cualquier caso la mañana pasó no sin dificultad pero ahora había llegado la hora de la comida y Malfoy se sentía eufórico. Había decidido acercarse a Harry con la intención de meterse un poco con él y darle un poco de coba para ver como se enfadaba súbitamente cosa que ponía muy líbido a Draco. Ron y Hermione parecían haber desaparecido por momentos y aquel parecía el instante adecuado para acercarse y darle un poco la lata al niño-que-vivió, en el fondo se lo merececía por ser tan famoso, él no tenía la culpa al fin y al cabo.
Con una sonrisa que derretía, al menos Malfoy lo quiso imaginar así, se dirigió hacia Harry que misteriosamente se imaginaba que se iba acercar de un momento a otro ya que normalmente cuando estaba sólo siempre lo hacía, cosa que por una parte lo pertubarba y por otra lo llenaba de curiosidad. Según Malfoy se acercaba con su arrebatadora sonrisa, Harry se rio para si de la sonrisa descaramente sorpresiva que tenía Malfoy y preguntandose a santo de que vendría tal alarde de seducción por su parte. En esto este último se detuvó enfrente de él y le pregunto:
- ¿Que Potter, ya has decidido que eres lo suficientemente fantástico para dejar a tus estupidos amigos, la chica ratón de biblioteca y el zote con pelo rojo, y venirte conmigo?
- Ya te gustaría Malfoy, sólo se han ido a hablar con Snape para convencerles de no hacer eso deberes extra que, mira tu por donde, se han ganado gracias a tí.
- Seguro que no hay para tanto, además lo hice por el bien del chico pelirrojo, seguro que no le vendrá mal hacer algunos deberes extra. Así tú tendrás más tiempo libre para relacionarte con otro tipo de gente y...
- Claro, me parece, Malfoy, que la bebida de la comida se te ha subido a la cabeza por momentos y no piensas con claridad, aunque a decir verdad no se si alguna vez en tu vida has llegado a pensar con claridad...-dijo con cara circunspecta.
- Deberías medir tus palabras, Potter-dijo esta vez ciertamente cabreado- sigue con tus dos absurdos amigos si quieres, adios.
De nuevo rechazado por Harry Potter, esto ya pasaba de castaño oscuro, no era normal que a él, se repitió, A ÉL, lo rechazaran, seguro que dentro de poco tendría que visitar a algún psiquiatra muggle para subsanar ese raro desorden emocional que le estaba provocando el chico-que-vivió. En general le gustaba que Potter fuera de difícil con él pero de ahí a humillarlo había un matiz bastante significativo, quizás debería acecharlo en las duchas, o meterle mano en clase de pociones...mmm, su mente no debió pensar tal cosa. Además ultimamente se había dado cuenta que Harry no sólo le gustaba como el creía para un revolcón entre clase o clase o para llevarselo a su habitación y llevar a cabo sus más oscuras fantasias sino para algo más. ¿Amor? - pensó Debía de ser algo profundo porque no era nada normal pasarse todo el día inventando maneras de acercarse a él sin que este último sospechara para hablar con él, o como cruzarse con él por los pasillos. Estaba ciertamente neurótico con el tema "Potter", además era todo un incordio el tener que ocultar a sus compañeros de habitación el hecho de que el famoso Harry Potter era su amor prohibido. Además hasta el se había dado cuenta de que Harry Potter últimamente estaba de lo más atractivo y sexy y eso le traía de cabeza ya que aparte de que Harry le atraía mucho (con esos pelos alborotados y esos ojos de buenecito...mmm se estaba poniendo un poco libidonoso...) además el chico estaba muy bueno. En ese momento odió esa estúpida regla ancestral de Hogwarts de andar por ahí con túnica, había visto a Harry con ropa Muggle y la verdad es que ganaba bastante...
La semana que siguió al extraño incidente de la comida en el gran salón transcurrió frenética para Malfoy, que había entrado en un estado de shock continuo cada vez que se encontraba con Potter por los pasillos y este le dedicaba una mirada que Malfoy no sabía muy bien como tomarse. Pero una cosa estaba clara, Harry últimamente estaba más pendiente de Malfoy de lo que lo había estado en todo el tiempo que llevaban estudiando en Hogwarts. Esto ponía aun más nervioso a un Malfoy ya de por si paranoico y psicótico que se pasaba las tardes en la biblioteca decidiendose si levantarse y hablar con él y tramar una conversación medianamente interesante e inteligente con Potter en la que terminarían por besarse irrefrenablemente... Estaba claro que no era normal que él pensara esas cosas. Si lo pensaba fríamente incluso le parecía asqueroso, es como si una parte de él sintiera que Potter estaba muy bueno y ese punto de inocente buenecito con-cara-de-no-he-roto-un-plato-en-mi-vida lo convirtiera en alguien mucho más sexy de lo que ya era y por otra parte era como si lo odiara por aquello. Podía llegar a aceptar que a él, al gran Draco Malfoy, le gustaran los tios, al fin y al cabo muy hetero, lo que se dice muy hetero, no parecía pero de ahí a que le gustara Potter había un gran abismo. Un abismo que no sabía muy bien si debía o no cruzar ya que aunque pensaba que Potter lo podía rechazar (rechazar, palabra que Draco no conocía aún en su corta vida) en cualquier caso no podía permanecer en esa situación casi febril. Su obsesión había llegado hasta el punto de hablar a todas horas de Harry Potter, - Potter tiene una túnica igual- o - Potter tambien echa muchos borrones en su pergamino como tú - solía decir, lo que objetivamente era muy peligroso porque sus compañeros de casa lo miraban con cara extrañada como intentado averiguar que sustancia mágica (o no mágica) se habría tomado para estar tan flipado por Potter. De un modo u otro la semana se fue deslizando hasta sus ultimas horas hasta que por fin el domingo volvieron a coincidir Malfoy y Harry en la biblioteca algunas horas antes de la cena, lo que le dió a Malfoy la oportunidad de perderse en fantasias relacionadas con Harry y dejar sus deberes de pociones para más tarde, de todos modos siempre le ponía buena nota, aún sin hacer los deberes. La cara de estar en otro planeta de Malfoy era tan evidente que incluso Harry se dió cuenta de la situación y dejó su pluma para mirar un momento a Malfoy y preguntarse que tipo de droga traia de cabeza a Malfoy ultimamente, en esto apareció Hermione sosteniendo en sus brazos (oh novedad...) varios pares de libros:
- Te has quedado mirando a Malfoy, ¿te has dado cuenta? Como sigas así va a parecer otra cosa - dijo picaramente para ver la reacción de Harry.
- Eso es lo que pretendo, a ver si me mira y entonces le sacaré la lengua y le diré que me siga hacía la parte trasera de las estanterías donde nos enrrollaremos - dijo Harry sarcasticamente.
- ¿Me dejarás mirar? ...mmm...vaya, me temo que tendrás que enrrollarte con él otro día, ahora tengo que hacer tareas y no podré miraros- dijo alejándose.
- Vaya, yo ya que iba a levantarme e ir a hablar con él- terminó diciendo entre risas.
Draco se dió cuenta ahora de la observación intencionada o no de Harry lo que le convirtió en pura inseguridad andante y se puso totalmente rojo, lo que ciertamente divergía bastante del color blanco pálido de su cara en condiciones normales, es decir, cuando no estaba Potter cerca.
LOST IN YOUR EYES - PERDIDO EN TUS OJOS
~ draquito18 ~ draco.malfoy@harrypotter-adicto.zzn.com
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1. DESCUBRIMIENTO
Como acostumbraba a hacer, Draco se había levantado media hora antes que el resto de sus compañeros de Slytherin para poder reflexionar un poco antes de la hora del desayuno en el gran salón. Entonces, como tantos otros días, volvió a pensar en él.
Se dió cuenta de que su obsesión con el "niño que vivió" había comenzado en el momento que lo conoció en el recibidor de Hogwarts apenas acababan de llegar a su primer año en el colegio de magia y hechicería. Desde entonces todo se había convertido en un ir y venir de continuos desplantes hacia Potter, como le gustaba llamarle. Era obvio que cuando ingresó en Hogwarts no se sentía atraido en absoluto hacia Potter, pues sólo tenía 11 años pero siempre quiso ser su amigo, quizás era su deseo oculto el llegar a conocer al famaso Harry Potter y ser su compañero de juegos y aventuras, pero él lo había rechazado y ante eso, él no podía hacer nada.
El desayuno en el gran salón transcurrió sin grandes preocupaciones, sólo Crabble y Goyle, como de costumbre, amargandole el desayuno con comentarios más propios de elfos domésticos que de verdaderos humanos. En cualquier caso prefirió pasarse el desayuno observando a Potter, como se reía con su amiga sangre sucia y su amigo pelirrojo, asqueroso, estaba bastante claro que habían nacido para estar juntos, sin amigas semi-muggles y amigos hundidos en la más penosa de las miserias. Aun no entendía como podía preferir a esas personas y quererlo a él, que, modestia aparte, estaba de bastante mejor ver.
Dejando a un lado el resto de divagaciones acerca de Potter, decidió dejar a medias su desayuno y dirigirse a su primera clase de la mañana, pociones, que misteriosamente era su asignatura favorita ya que podía reirse del resto de mequetrefes ignotos en el "delicado arte de preparar pociones" (tal como decía Snape) sin ser penalizado por ello y al mismo tiempo hacer ver a Snape y de paso a Harry, que era todo un dios de la realización de pociones. Esta vez Harry pareció ignorarle por completo, como si Malfoy no existiera sobre la faz de la Tierra. Esto le ofendió hasta puntos insospechados hasta entonces, como si pasará de ÉL, el chico más guapo, más simpático (quizás esto no era del todo cierto, pensó) y más mortifago en potencia de todo Hogwarts, todo el mundo debería estar reverenciadolo y alabando sus muchas cualidades -penso Draco descuidadamente.
La clase pareció hacerse eterna a los ojos de un Malfoy más sumido en el cuerpo de Potter, que en el cuerpo de la explicación de Snape en cuestión. Era difícil estar atento cuando se sentaba delante de él y se suponía que aparte de mirar a Potter con cara de embobado, además tenía que cazar al vuelo las preguntas de Snape y poner cara, aún por si fuera poco, de "yo me lo se todo mejor que todos vosotros inutiles hijos de magos de segunda". Esta claro que estar pendiente de Harry Potter, responder a Snape y encima creerse el ombligo del mundo era una tarea harto complicado para Malfoy. Con todo esto la clase acabó y se dirigió al resto de sus clases, en las que, desafortunadamente, no coincidiría con Harry así que eso sólo le dejaba la comida en el gran salón como único lugar de encuentro con él.
En cualquier caso la mañana pasó no sin dificultad pero ahora había llegado la hora de la comida y Malfoy se sentía eufórico. Había decidido acercarse a Harry con la intención de meterse un poco con él y darle un poco de coba para ver como se enfadaba súbitamente cosa que ponía muy líbido a Draco. Ron y Hermione parecían haber desaparecido por momentos y aquel parecía el instante adecuado para acercarse y darle un poco la lata al niño-que-vivió, en el fondo se lo merececía por ser tan famoso, él no tenía la culpa al fin y al cabo.
Con una sonrisa que derretía, al menos Malfoy lo quiso imaginar así, se dirigió hacia Harry que misteriosamente se imaginaba que se iba acercar de un momento a otro ya que normalmente cuando estaba sólo siempre lo hacía, cosa que por una parte lo pertubarba y por otra lo llenaba de curiosidad. Según Malfoy se acercaba con su arrebatadora sonrisa, Harry se rio para si de la sonrisa descaramente sorpresiva que tenía Malfoy y preguntandose a santo de que vendría tal alarde de seducción por su parte. En esto este último se detuvó enfrente de él y le pregunto:
- ¿Que Potter, ya has decidido que eres lo suficientemente fantástico para dejar a tus estupidos amigos, la chica ratón de biblioteca y el zote con pelo rojo, y venirte conmigo?
- Ya te gustaría Malfoy, sólo se han ido a hablar con Snape para convencerles de no hacer eso deberes extra que, mira tu por donde, se han ganado gracias a tí.
- Seguro que no hay para tanto, además lo hice por el bien del chico pelirrojo, seguro que no le vendrá mal hacer algunos deberes extra. Así tú tendrás más tiempo libre para relacionarte con otro tipo de gente y...
- Claro, me parece, Malfoy, que la bebida de la comida se te ha subido a la cabeza por momentos y no piensas con claridad, aunque a decir verdad no se si alguna vez en tu vida has llegado a pensar con claridad...-dijo con cara circunspecta.
- Deberías medir tus palabras, Potter-dijo esta vez ciertamente cabreado- sigue con tus dos absurdos amigos si quieres, adios.
De nuevo rechazado por Harry Potter, esto ya pasaba de castaño oscuro, no era normal que a él, se repitió, A ÉL, lo rechazaran, seguro que dentro de poco tendría que visitar a algún psiquiatra muggle para subsanar ese raro desorden emocional que le estaba provocando el chico-que-vivió. En general le gustaba que Potter fuera de difícil con él pero de ahí a humillarlo había un matiz bastante significativo, quizás debería acecharlo en las duchas, o meterle mano en clase de pociones...mmm, su mente no debió pensar tal cosa. Además ultimamente se había dado cuenta que Harry no sólo le gustaba como el creía para un revolcón entre clase o clase o para llevarselo a su habitación y llevar a cabo sus más oscuras fantasias sino para algo más. ¿Amor? - pensó Debía de ser algo profundo porque no era nada normal pasarse todo el día inventando maneras de acercarse a él sin que este último sospechara para hablar con él, o como cruzarse con él por los pasillos. Estaba ciertamente neurótico con el tema "Potter", además era todo un incordio el tener que ocultar a sus compañeros de habitación el hecho de que el famoso Harry Potter era su amor prohibido. Además hasta el se había dado cuenta de que Harry Potter últimamente estaba de lo más atractivo y sexy y eso le traía de cabeza ya que aparte de que Harry le atraía mucho (con esos pelos alborotados y esos ojos de buenecito...mmm se estaba poniendo un poco libidonoso...) además el chico estaba muy bueno. En ese momento odió esa estúpida regla ancestral de Hogwarts de andar por ahí con túnica, había visto a Harry con ropa Muggle y la verdad es que ganaba bastante...
La semana que siguió al extraño incidente de la comida en el gran salón transcurrió frenética para Malfoy, que había entrado en un estado de shock continuo cada vez que se encontraba con Potter por los pasillos y este le dedicaba una mirada que Malfoy no sabía muy bien como tomarse. Pero una cosa estaba clara, Harry últimamente estaba más pendiente de Malfoy de lo que lo había estado en todo el tiempo que llevaban estudiando en Hogwarts. Esto ponía aun más nervioso a un Malfoy ya de por si paranoico y psicótico que se pasaba las tardes en la biblioteca decidiendose si levantarse y hablar con él y tramar una conversación medianamente interesante e inteligente con Potter en la que terminarían por besarse irrefrenablemente... Estaba claro que no era normal que él pensara esas cosas. Si lo pensaba fríamente incluso le parecía asqueroso, es como si una parte de él sintiera que Potter estaba muy bueno y ese punto de inocente buenecito con-cara-de-no-he-roto-un-plato-en-mi-vida lo convirtiera en alguien mucho más sexy de lo que ya era y por otra parte era como si lo odiara por aquello. Podía llegar a aceptar que a él, al gran Draco Malfoy, le gustaran los tios, al fin y al cabo muy hetero, lo que se dice muy hetero, no parecía pero de ahí a que le gustara Potter había un gran abismo. Un abismo que no sabía muy bien si debía o no cruzar ya que aunque pensaba que Potter lo podía rechazar (rechazar, palabra que Draco no conocía aún en su corta vida) en cualquier caso no podía permanecer en esa situación casi febril. Su obsesión había llegado hasta el punto de hablar a todas horas de Harry Potter, - Potter tiene una túnica igual- o - Potter tambien echa muchos borrones en su pergamino como tú - solía decir, lo que objetivamente era muy peligroso porque sus compañeros de casa lo miraban con cara extrañada como intentado averiguar que sustancia mágica (o no mágica) se habría tomado para estar tan flipado por Potter. De un modo u otro la semana se fue deslizando hasta sus ultimas horas hasta que por fin el domingo volvieron a coincidir Malfoy y Harry en la biblioteca algunas horas antes de la cena, lo que le dió a Malfoy la oportunidad de perderse en fantasias relacionadas con Harry y dejar sus deberes de pociones para más tarde, de todos modos siempre le ponía buena nota, aún sin hacer los deberes. La cara de estar en otro planeta de Malfoy era tan evidente que incluso Harry se dió cuenta de la situación y dejó su pluma para mirar un momento a Malfoy y preguntarse que tipo de droga traia de cabeza a Malfoy ultimamente, en esto apareció Hermione sosteniendo en sus brazos (oh novedad...) varios pares de libros:
- Te has quedado mirando a Malfoy, ¿te has dado cuenta? Como sigas así va a parecer otra cosa - dijo picaramente para ver la reacción de Harry.
- Eso es lo que pretendo, a ver si me mira y entonces le sacaré la lengua y le diré que me siga hacía la parte trasera de las estanterías donde nos enrrollaremos - dijo Harry sarcasticamente.
- ¿Me dejarás mirar? ...mmm...vaya, me temo que tendrás que enrrollarte con él otro día, ahora tengo que hacer tareas y no podré miraros- dijo alejándose.
- Vaya, yo ya que iba a levantarme e ir a hablar con él- terminó diciendo entre risas.
Draco se dió cuenta ahora de la observación intencionada o no de Harry lo que le convirtió en pura inseguridad andante y se puso totalmente rojo, lo que ciertamente divergía bastante del color blanco pálido de su cara en condiciones normales, es decir, cuando no estaba Potter cerca.
