Los personajes no me pertenecen son creación de Masashi Kishimoto…
Pues si por mi fuera ya por lo menos habría un Hokage Uchiha. Será prólogo de otro fic, pero este tendrá por lo menos dos capítulos.
Escapista
Por Tlacuilo
A nightingale in a golden cage
That's me locked inside reality's maze
Can't someone make my heavy heart light?
It all starts with a lullaby
Un ruiseñor en una jaula de oro
Ese soy yo encerrado dentro de la realidad de este laberinto
¿No puede alguien hacer que mi pesado corazón se ilumine?
Todo empieza con una canción de cuna
The Escapist Nightwish.
Madara tendió la mano y Hashirama la apretó con gusto, pues ese gesto significaba no más muertes y un futuro para las nuevas generaciones y el inició de lo que ellos dos soñaron desde que eran niños.
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Parados frente a un inmenso valle, Hashirama escuchó a su amigo sobre lo que sería la aldea donde los Uchiha y los Senjū tendrían su hogar:
–La aldea oculta de la hoja –susurró el de cabello alborotado.
–Me agrada.
No fue fácil ni cuestión de un par de días; se llevó esfuerzo y tiempo de ambos clanes. Cuando Konoha estuvo de pie, Hashirama fue escogido como líder.
El cabello negro se mecía con el viento, mientras Madara escuchaba las razones que los aldeanos tuvieron para escoger a Hashirama
–No necesitas convencerme, sé que eres la mejor opción.
–Pero…
–No lloriquees y mejor demuestra que serás un buen Hokage –sonrió de lado el Uchiha.
El Senjū asintió y sin que el Uchiha lo notara siguió observándolo. No era algo común, pero sabía que existían personas que se veían atraídas por su mismo sexo, sin embargo y no era justificación –en su opinión– él solo le atraía Madara. La fuerza, principios y carácter del de cabello alborotado lo habían ido atando desde que siendo niños se conocieron, pero nunca hizo o dijo nada que le demostrara al Uchiha que sentía algo más que amistad por él, temiendo que esa amistad y lazo que los unían se quebraran.
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No deseaba aceptarlo, pero las señales estaba ahí y él no podía pasarlas por alto, su clan estaba siendo exiliado dentro de los mismo límites de Konoha. Enfrentar a Hashirama era la opción más viable, pero no deseaba que este le pusiera excusas que lo convencieran. Era el protector de su clan y tenía que velar por este –aunque no se lo pidieran.
Madara cayó en el balcón y no pasó mucho tiempo para que viera la capa blanca aparecer por una de las ventanas:
–¡Madara!
El Uchiha negó mentalmente, Hashirama era un adulto y seguía teniendo esas actitudes de niño, emocionándose cuando lo veía.
–Hashirama…
–¿Qué te trae por aquí?
–Vine a felicitarte por tu futura boda.
–…
El Senjū quiso sonreír como siempre, pero la mueca que hizo no llegó a parecer sonrisa. Madara se cruzó de brazos.
–No pongas esa cara Mito es muy hermosa.
–¿Te parece? –frunció el ceño, el de cabello lacio.
–Si.
–¿Nada más a eso venías? –dijo un poco cortante Hashirama.
–No, de hecho no vengo a eso.
La sonrisa brilló de nuevo en el Shodai.
–¿Entonces?
–Las cosas no están marchando como esperaba.
–No entiendo.
–Nuestro barrio situado en la orilla más alejada, los puestos de mando no nos pertenecen, mi clan se está volviendo los subordinados de los Senjū y los otros clanes.
–Siempre ese fue tu problema, ver las cosas negativamente. Los Uchiha son unos de los mejores guerreros y se les asignan misiones de rangos altos porque confiamos en su capacidad.
–No me vengas con eso. Yo sé que somos el Sensō no Ichizoku, pero eso no justifica que nos tomes como mercenarios.
–Nunca lo he hecho y todos cooperamos con las misiones.
–Hashirama no ves lo que sucede bajo tu mando.
–Pues si no lo veo como aseguras, ya tendrás tiempo de componerlos cuando seas el Nidaime.
–Eso aún no está decidido.
–Yo lo creo, estoy seguro, lo mereces.
–Eres él único que lo cree así.
–Lo serás y veras que nada de lo que te imaginas es verdad.
–No soy tonto Hashirama.
–Nunca lo creí –sonrió el Primero.
Madara descruzó los brazos y estaba preparado para irse cuando escuchó la pregunta de Hashirama:
–¿Esta bien que me case ya?
–Lo está, si hay algo de beneficio.
–¿Tú lo harías?
Madara se encogió de hombros sin responder y desapareció en una bola de humo.
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Hashirama escuchó la opinión de Tobirama, y estuvo de acuerdo en gran parte de ella, sin embargo seguía sintiendo que estaba cometiendo una traición y temiendo las consecuencias, más personales que para la aldea, por primera vez deseaba ser egoísta y permitirse pensar en lo que él deseaba y no en lo que Konoha necesitaba, convenciéndose de que esa idea de la creación de Konoha, fue concebida entre ambos: Madara y él y sería muy injusto despojar de lo que por derecho le pertenecía a este.
–Que decida la aldea.
–Pero ellos consideraran tu opinión.
–¿Quieres la verdadera o la que todos esperan?
–Que decida tu sentido común.
–Madara es tan capaz de ser Hokage como el mejor candidato.
–Pero la gente con confía en él.
–¡¿No confía en él?! Pero están viviendo en una aldea que el creó junto conmigo.
–Te dije que apelaras a tu sentido común y no a tus sentimientos personales.
–…
Fuera de la oficina Madara se retiró. La decisión estaba tomada y no es como si de verdad estuviese esperando que le dieran el puesto de Hokage, no con todas esas jugadas que los Senjū estaban haciendo para aislar a los Uchiha. Llegó hasta el barrio Uchiha y llamó a una reunión, exponiendo sus ideas y conclusiones… No fue escuchado.
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El Hokage agarró fuertemente del brazo al Uchiha y este se soltó y sacó un kunai.
–¡¿Me atacarías?! –preguntó asombrado Hashirama.
–Si quieres detenerme.
–Entonces si no hay otra solución combatiré, pues no te perderé.
–Eso no lo decides tú.
–Lo decido yo si es necesario. Dame una oportunidad… quédate conmigo… a mi lado…
–… Con mi clan siendo parias…
–Ellos no te han apoyado. Yo si lo hare quédate aquí en nuestra aldea… sé mi… compañero de vida.
–No entiendo.
–Aseguran que debo hacer sacrificios como Hokage, pero me pregunto ¿cómo es que se puede liderar sin corazón?... y no es posible.
–…
–Madara… no te vayas….
–Nuestras ideas ya no son las mismas. Ahora nuestros caminos deben separarse. Y si se llegan a cruzar de nuevo, serás mi enemigo.
–Para que hicimos esto si las cosas seguirán igual.
–Lo hiciste por tu gente.
–Por nuestra gente.
–Eso es odioso Hashirama, que pretendas siempre que ignoras lo que sucede a tu alrededor.
–Solo quiero ser un buen Hokage como me pediste.
–Bueno, más no ciego.
Madara se giró y caminó:
–No me sigas ni mandes a nadie a hacerlo, no si no quieres perder gente inútilmente.
–Estás escapando.
–Puede llamarlo como quieras, simplemente este nunca fue mi hogar, es como una jaula en donde pretendiste encerrarme.
–¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no puedes estar bien viviendo en nuestra aldea como todo tu clan?!
–…
Hashirama vio como Madara se alejaba y con este se iba parte de él, ¡¿pero de verdad deseaba perderlo?! ¡No!, se dijo. La mano de madera detuvo al Uchiha y este al no esperarlo lo esquivó por poco y se giró con el Sharingan brillando en los ojos.
–Vaya así que combatirás de verdad.
–No dejare que te vayas y te conviertas en mi enemigo, eso no podrían soportarlo.
–Es extraño que lo digas, si estás muy tranquilo sabiendo que no soy estimado o respetado en la aldea. Desde que fuiste elegido como Hokage, incluso has hecho todo lo posible por que no te vean cerca del rencoroso Uchiha. Mira Hashirama no deseo pelear en este momento, pero prometo que regresare y te enfrentare si es lo que quieres, ve con tu hermano que seguro te espera para formalizar tu compromiso, ya ves que es experto en manejar tu vida.
–Si lo que deseas es respeto, esto no ayudara.
–Claro que no, pero tal vez si sienten mi fuerza, sí.
Madara activó el Ametarasu y quemó la madera que le impedía dar un paso y desapareció sin darle tiempo al Shodai de reaccionar.
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Fueron meses en los que el entrenamiento se llevó su tiempo y esfuerzo, y cuando sentía que avanzaba más, algo lo distraía…
–¿De nuevo? No tienes a alguien más a quien molestar.
–Tú lo llamas molestia, yo lo llamo vigilancia.
–El Shodai debe tener mucho tiempo libre para mandar clones a vigilarme.
–Para ti siempre tengo tiempo.
–Y suerte, pero ya no podrás seguirme…
–Así te ocultes seguro que te encontrare.
–Eso ha sido porque yo lo he permitido, para ver hasta dónde llega tu acoso.
–¡¿Acoso?! –preguntó genuinamente curioso el clon de Hashirama, deseando que Madara hubiese notado su nada normal obsesión con su persona.
–Ya lo creo, ningún otro criminal ha de ser perseguido como yo por el mismísimo Hokage.
–Oh…
Madara se colocó la parte de arriba de su ropa –la que se había quitado para entrenar mejor– y se dispuso a desparecer para no seguir con esa insulsa conversación.
–Ya me veras… pronto, a ver si te alegras.
El clon vio desaparecer al Uchiha y él lo hizo también.
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Hashirama sonrió más por compromiso que por tener ganas, a veces su puesto le pesaba cual capa de hierro al tener que sonreír aunque estuviese muriendo por dentro. Observó a la mujer de cabellos rojos, Mito era hermosa, sin embargo no sentía nada más que admiración por ella. La alianza debía darse por la estrecha unión entre la aldea del remolino y Konoha, más Hashirama se preguntaba si debía casarse para que todos los involucrados creyeran en tal trato.
Sintió las memorias de su clon unirse a las suyas y no pudo evitar que su rostro adquiriera un gesto sombrío, para los consejeros de Konoha –incluido Tobirama– y los embajadores Uzumaki, pasó desapercibido, pero para los ojos femeninos no. La reunión concluyó y en un movimiento que nadie esperaba, Mito pidió al Shodai que le mostrara la aldea. Si bien llevaban acompañantes, estos se quedaron a cierta distancia que les dio un poco de privacidad.
–Esta es nuestra academia shinobi, apenas estamos construyéndola, pero ya está activa, espero que pronto terminemos los arreglos…
–Son tantas las cosas que han instaurado en Konoha que entiendo por qué las otras aldeas han seguido su ejemplo y todo gracias a que usted tuvo la idea y la fuerza para llevarla a cabo.
–No lo hice solo.
–Si he visto que sus conejeros y su hermano le han ayudado mucho y…
–No hablo de ellos –cortó el Senjū– Madara Uchiha fue el otro fundador de Konoha. –La mujer pelirroja vio el semblante del hombre que caminaba a su lado y como este se iba transformando– Él y yo nos conocimos cuando éramos niños y estábamos en bando diferentes, confió en mí y yo en él. Tuvimos que dejar nuestra amistad por la presión de nuestros clanes, más cuando crecimos nos convertimos en líderes, el enfrentamiento era ineludible más cuando este pasó, Madara creyó de nuevo en mí y aceptó una alianza. Y ese sueño que tuvimos justo de niños se convirtió en esto…
El relato terminó y Mito pudo ver como la pérdida de su amigo le pesaba al Shodai.
–Seguro que él recordara también y volverá.
–Antes viene a destruir Konoha que ceder y regresar.
–Me gustaría conocerlo…
–No le agradara.
–¿Por qué está tan seguro?
–Por qué él es tan diferente a todos aquí que casi nadie puede entenderlo. Yo antes lo hacía…
–¿Hacía?
–Sí, hubo un momento en que perdí contacto con él a pesar de que aun vivía en Konoha… era mejor para los demás que eso sucediera…
–Debió sentirse solo.
–…
–Por qué no lo invita a regresar de nuevo, incluso yo le ayudare a convencerlo.
Hashirama miró a la mujer pelirroja y respondió:
–Mi egoísmo no me permitiría querer que regrese, si usted sigue formando parte de mi fututo.
La mujer se sonrojó sintiendo que esas frases las había dicho por sentir celos por ella, más el Senjū siguió con su explicación de las cosas de la aldea dando de ese modo por zanjado el tema.
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Madara llegó hasta las cascadas y se dispuso a observar cuál sería su estrategia a seguir, pues planeó varias para los diferentes escenarios. Los guardias lo encontraron hincado y viendo hacia la aldea:
–¡No te muevas!
–No lo hago –respondió tranquilamente.
Los dos shinobis lo rodearon viendo con sospecha que este ni se movía.
–Tu nombre y la intención de tu visita.
–Madara Uchiha y vengo a destruir Konoha.
–…
–…
Los shinobis sonrieron cómplices.
–Claro y tú solo.
El Uchiha se preguntó se debía matarlos o solo herirlos, pero de que tenía que callarlo, tenía… El par de hombres cayó sin que hubiesen visto las manos de Uchiha moverse. El de cabello alborotado, se levantó y brincó hasta llegar al otro lado de la cascada e inició su camino a la aldea. Estaba consciente de que no llegaría a esta sin que alguien saliera a detenerlo y deseó que fuese Tobirama a quien no soportaba y deseaba enfrentar…
–Madara…
«¡Maldita sea!», pensó no quería ver a Hashirama.
–¿Qué acaso no tienen shinobis en Konoha que el mismo Hokage sale a recibir a los enemigos? –dijo burlón el Uchiha.
–Fue una decisión mía.
–Eso es para celebrar ¿y cómo te sentiste?
–¿Qué?
–Al tomar tú una decisión.
–…
Madara aprovechó la confusión de Hashirama y se lanzó a golpearlo usando un taijutsu muy fuerte. Hashirama se defendió con igual fuerza. Los golpes hacían cimbrar la tierra y ocasionaban daños excesivos en el terreno. Madara sacó un kunai y se lanzó con este al cuello de Shodai usando su Sharingan…
–Tsukuyomi…
El clon desapareció y el verdadero atacó por detrás al Uchiha tomándolo del cuello y haciendo que su cuerpos estuviesen luchando en roce constante. Hashirama no pudo reprimirlo y Madara lo notó…
–¡Por Enma-sama! ¡¿Qué te pasa pervertido?! ¡¿Te causa placer combatir?!
Hashirama sintió su rostro enrojecer y la… erección desapareció, al mismo tiempo que sentía la mirada de molestia de Madara.
–¿Esa es una nueva técnica? Por qué es buena, fue tan desagradable que me impidió pensar y actuar.
El Uchiha notó que el color rojo se extendió hasta la orejas el Senjū y se rio. El de cabello lacio alzó la mirada, pues a pesar de que no era la mejor manera de decirlo no quiso dejar pasar la oportunidad, porque su boda estaba a tres días de distancia.
–No es una nueva técnica, pero tener tu cuerpo tan cerca, provocó esa reacción.
–…
–Te lo pedí, te lo dije y no entendiste, quiero que estés conmigo que seas mi compañero… que seas mío…
–…
–Si no lo eres, no aceptare a nadie más, me importa un rábano los tratados…
–Ah que daría por que te escucharan hablar así –comentó divertido Madara–, pero como estamos solos por eso tienes el valor de…
–Si quieres que se lo diga al consejo, a los Uzumaki, a Tobirama ¡a la maldita aldea entera!.. Se los diré.
–Tienes una esposa…
–No la hay, aun no.
–Ambos somos varones y… yo no te veo de ese modo.
–Eso no lo sabes.
–Creo tener edad y experiencia para estar seguro en algo como eso.
–Yo lo acepte al recordar la historia que hemos tenido, la unión que hubo entre los dos…
–Amistad, Hashirama.
–No solo eso. Acepta que nuestras ideas, que no nos matáramos siendo de clanes en guerra, que el sueño que creamos fuera hecho realidad, demuestra una unión más fuerte…
Madara se giró, pues sintió que parte de los que decía Hashirama tenía razón. El Senjū vio el gesto del Uchiha y se atrevió para acercarse:
–Acéptalo… acéptame…
Mas el de cabello alborotado se alejó y lo miró con las aspas girando en sus ojos:
–Buena estrategia, pero no caeré. Te creo, aceptó y regreso a Konoha a ver como lideras y permites que los Uchiha sean exiliados.
–Si estás conmigo serás mi consejero y con eso llevaremos a Konoha a lo que deseamos hace tiempo.
–Ese puesto ya lo tiene Tobirama y lo ha hecho bien haciendo tratos a cambio de ti.
–Te molesta tanto eso, pues acepta y serás tú el que decida conmigo.
–No lo creo, mi idea es mejor y no tengo que… arriesgar mi trasero…
–… Eres un idiota necio.
Madara ya no respondió pues estaba invocando el Susanoo. La pela fue corta, pues la furia de Hashirama por ser rechazado superó su amor y temor de herir al Uchiha. Madara herido tuvo que abandonar el combate no sin la satisfacción de no dejar en mejores condiciones al Shodai.
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El color rojo cubrió de repente el rostro del Hokage y los presentes consideraron que era la vergüenza de haber rechazado ese matrimonio que uniría a las dos aldeas, sin embargo solo el Shodai sabía que ese color en el rostro era otra tomadura de pelo de Madara, pues casualmente cada uno de los clones que mandó a seguirlo siempre lo encontraban y este se las arreglaba para mostrar su cuerpo perfecto con poca ropa que lo cubriera. Por su parte el Uchiha notó la primera vez que esa técnica funcionaba y de ese modo los clones no lo molestaban mucho tiempo, pues no duraban.
En opinión del Uchiha si Hashirama sentía… eso por él, debería de haberlo dejado hacer lo que deseaba y no oponerse a su plan… ¿o no? Y como eso no sucedió, un justo castigo era dejar al Shodai en ridículo.
Por eso cuando dos semanas más tarde los clones del Senjū ya no lograron localizar a Madara, el Shodai supo que algo andaba mal y que el Uchiha estaba planeando algo de nuevo.
Tobirama llegó hasta donde su hermano miraba la aldea, desde su lugar preferido para vigilar –la gran montaña.
–¿Que sucede?
–¿Por qué?
–No has estado muy activo últimamente.
–Pienso en cómo hacer que las otras aldeas cooperen.
–Una alianza. Sin recurrir a matrimonios que luego rechaces sin dar una explicación.
–Aún piensas en eso, en todo caso tú serias un mejor candidato para… ¡Eso es! Tú te casaras con Mito.
–…
–Vamos a mí no me engañas ella te gustó.
–Me pareció bonita, pero no pensé en nada de eso, pues sería tu esposa.
–Tú lo has dicho sería, pero ya no. Además necesitamos que los Senjū tengan herederos.
–Pues eso también te toca a ti.
–No con la pareja que elegí…
Tobirama miró largamente a su hermano tratando de descifrar por su gesto de que iba esa frase. Solo podía ser si su pareja no pudiera darle hijos, pero eso sería extraño… a menos que...
–… ¡No puede ser! ¡Claro tu obsesión! Seguirlo constantemente pensar todo el tiempo en él… no hay más que ese…
–Si ese Uchiha.
–¡Oh por Kami! No es una opción, es imposible y contrario a lo que necesita Konoha.
–No pienso renunciar a él.
–¡¿Entonces renunciaras a Konoha?!
–Es una gran aldea y hay muchos que serían buenos líderes…
–¿Tanto te importa?
–Él ha sido parte de mi vida desde que éramos niños y esto es también gracias a él.
–Pues lo dejó sin mira atrás.
–Lo dejó o lo obligaron a hacerlo, no soy tonto Tobirama, pero escucha un consejo, no moleste a los tigres dormidos que si despiertan no podrás salir ileso de su mordida, y los Uchiha están dormidos, pero no muertos.
–Por eso hay que mantenerlos dormidos querido hermano y estoy dispuesto a cantar una nana.
–¿Cómo?
–¿A quién pondrías como vigilantes de shinobis que pueden ser armas mortales?
–A los más fuertes… Los Uchiha.
–Un grupo de seguridad en Konoha.
–Ya veo, sin embargo eso no será duradero.
–Eso no podemos saberlo… No puedes irte.
–Eso no depende de mí.
–No asegurabas que hiciste todo eso por las nuevas generaciones y ahora los abandonaras.
–Si me voy, también les ayudó.
–No veo como…
–Estaré cerca de Madara, si no me acepta de todos modos no me alejare de él.
–Como si fuese su centinela.
–Algo así.
–Eres mi hermano, la poca familia que me queda y a pesar de lo que crees… me importas, solo espero que no cometas un error.
Tobirama salió de la oficina y Hashirama se sentó suspirando. El Shodai hizo varios clones y los envió de cacería para encontrar a Madara.
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Madara se levantó sintiendo que un par de costillas estaban rotas, mientras el zorro demoniaco lo veía con burla:
–¡Estúpido humano! ¡¿Por qué creíste que tú solo podrías enfrentarme?! ¡Soy el Bijū más poderoso!
–Por eso precisamente.
El clon vio como el Uchiha trataba de evitar las corrientes de aire que creaba el zorro con tan solo moverse. Corrió hasta los combatientes –si a esa masacre se lo podía llamar pelea– y se posicionó a lado de Madara:
–Aléjate… esto… no es… asunto tuyo…
–Te cuesta respirar ¿verdad?
El de cabello lacio se levantó e hizo una pared de madera que esperaba detuviera al Bijū para que él pudiese revisar a Madara. El Kyūbi se carcajeó y tiró la estructura con un zarpazo:
–¡Insectos!
Pero esa pequeña distracción fue lo que el Uchiha necesitó…
–Mangekio Sharingan…
El zorro cayó ante la mirada carmesí y el clon de Hashirama desapareció, pues el verdadero salió corriendo de Konoha tan solo avisando a Tobirama que era hora.
Cansado, pero victorioso el Uchiha mantuvo al zorro a su merced, él se dejó caer y sonrió era hora de destruir Konoha.
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Tobirama tomó el control de la aldea alegando que su hermano había salido para realizar un tratado.
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Día y medio que a Hashirama le parecieron más, sentía que Madara lo necesitaba y también debía detener a este de cometer un acto que ya no tendría vuelta atrás y lo llevaría a la oscuridad.
Hashirama llegó a la cañada que el clon había visto, buscando el chakra del Uchiha, lo sintió en una cueva en la cual la entrada era custodiada por un zorro durmiente. Hashirama se dispuso a combatir y avanzó, pero el Bijū no se movió. El Shodai se internó y vio que el fondo de la caverna estaba un poco iluminando. El Senjū avanzó con velocidad esperando que Madara no estuviese muy herido, llegó hasta donde una pequeña fogata alumbraba y calentaba el lugar y vio al Uchiha acostado sobre unas mantas. Hashirama se acercó e hincó. Madara abrió los ojos y suspiró:
–Tendrás que esperar un poco a que me recupere, para cuando lo haga, nos enfrentaremos tú y yo.
–No lo creo…
–¡¿Qué?!
–Ya no tengo intención de combatir contigo.
–¡¿Por qué?!
–¿A qué juegas Madara? sabes lo que siento por ti y he dejado la aldea para estar contigo.
–Pero era tu sueño.
–Nuestro… si no hay con quien compartirlo será un sueño egoísta.
–Los Senjū no lo verán bien.
–Seguramente, pero ellos iniciaron una guerra con lo Uchiha y no me pidieron opinión en eso, ahora quieren que yo pase a la historia y no ven la traición que hice alejándote de lo que era tu derecho, no les importó e incluso lo justifican.
–Y yo seré el malvado.
–Lo eres eso no se puede negar –afirmó Hashirama un poco divertido.
Madara ya no apeló a eso y se recostó:
–Déjame dormir.
–¿Puedo hacerte compañía?
–Ya estás tomándote muchas atribuciones.
–Deje una aldea, mi clan y mi puesto por ti y aun así no me permites ni eso.
–…
Madara se removió y giró el rostro:
–Bien, pero no te acerques mucho porque aún me duelen las costillas.
Hashirama se tendió y coló un brazo debajo de la cabeza del Uchiha, este solo gruñó, pero no se retiró.
Ninguno de los dos hombres supieron cuánto tiempo paso, pero el frio al apagarse la fogata los hizo acercarse más y buscar el calor del otro cuerpo. El Senjū buscó la piel nívea del Uchiha y este demasiado cansado se dejó hacer, cuando los dos estuvieron desnudos Madara abrió los ojos y se quiso alejar…
–Vamos, dime que no ha pensado un poco en esto cuando supiste lo que siento por ti. –expuso Hashirama.
–…
El de cabello lacio se acomodó arriba del Uchiha tratando de no colocar su peso en este y lo besó. Madara aceptó el beso, más no cooperó mucho no dando crédito a lo que estaba aceptando. Hashirama recorrió con las manos el cuerpo de su amigo y ahora amante, sintiendo cada línea y músculos de este, recorrió el torso y bajó a las piernas separándolas.
–Oye como que esa posición no la hemos decido.
–Madara tú no tienes idea y yo… –se sonrojó el Senjū– He estudiado…
–Eres un pervertido…
El de cabello lacio no respondió, en cambio siguió disfrutando de su tan anhelada fantasía hecha realidad. El poseedor del Sharingan sintió la intromisión de los dedos del ex Hokage y se removió:
–Eso es molesto.
–Lo será más si no te preparo.
–…
El Uchiha cometió en error –en su opinión– al bajar la vista y ver lo que sucedía. El miembro hinchando y erguido de Hashirama estaba por entrar en él y si no fuese por el orgullo Uchiha hubiese chillado cual niña al sentir el lacerante dolor que vino después. El movimiento –al principio– no fue agradable para ninguno de los dos, más conforme iba aumentando el placer sobrepasó al dolor. Las penetraciones llevaron al clímax a ambos líderes y sintieron que ese momento está destinado a suceder desde que se conocieron, por supuesto porque ambos tuvieron el valor de aceptar y pelear por eso.
…
Tobirama fue informado en el despacho y salió corriendo por los tejados hasta la entrada de Konoha. Por esta venía caminando muy campante… Hashirama Senjū, el Hokage que nadie había visto por meses, pues… las negociaciones seguían. El Shodai se había perdido el matrimonio de Tobirama con Mito Uzumaki y la alianza de ambas aldeas por ello, sin embargo nadie dudó de la importante misión del Hokage al ver a Madara Uchiha a su lado y sin intenciones de combatir.
Tobirama llegó hasta su hermano y lo observó, comentando:
–Ha sido una ausencia larga, pero regresaste y no solo…
–No, Madara es mi compañeros y…
Hashirama se abrió la capa y mostró en bulto de mantas, un bebé de escasos cabello ébanos se removió, pero no despertó
–Nuestro hijo.
Tobirama abrió la boca sin importarle lo gracioso que se veía de ese modo:
–También para mí fue una sorpresa, pero ya ves que los Uchiha no podían permitir que su clan se pierda, así solo quede uno de ellos.
–No sabía… –murmuró el Senjū menor– ¿Una técnica?
–No, genética, pero no todo la tienen. Yo fui afortunado –sonrió orgullos Hashirama.
Tobirama volteó a ver a Madara, más este giró el rostro y un leve sonrojo se extendió por su fas.
–Somos perfectos –dijo llanamente el Uchiha legendario.
–Ahora si no lo dudo –aceptó Tobirama, luego se dirigió a Hashirama– Sigues siendo el Hokage.
–¡¿Por qué?!
–Nadie -ni yo- aceptó tu renuncia.
–Bueno, pues por esa parte es bueno que lo sea, de ese modo no tendremos problemas con las mascotas de Madara.
–…
–Los Bijū.
–¡¿Qué?! –casi gritó Tobirama.
–¿Crees que mi heredero no me costó?! Los antojos de mi… –el Senjū de cabello negro se quejó por el codazo que Madara le dio– Los conseguimos como regalo para Madara.
Tobirama negó y acompañó a su hermano a la torre que se estaba construyendo para el Hokage. Ahí se instalaron y Tobirama y Mito conocieron al pequeño Taiki* que ya estaba despierto y en brazos de su orgulloso padre. Madara en cambió se puso al corriente de lo que había sucedido en ese tiempo en la aldea, ya lidiaría más tarde con su clan que no verían bien que uno de sus más grandes secretos, hubiese sido revelado.
*Taiki (grandes esperanzas) Nombre compuesto: Tai (grande), Ki de 'nozomi' (esperanza, sueño)
Significado: Grandes sueños, grandes esperanzas
Lecturas: Taiki, Daiki, Hiroki
