Disclaimer: Todo lo reconocible de Harry Potter es propiedad de J.K Rowling.
Este fic participa del reto Anual "Nuevo año, nuevas historias" del foro La Sala de los Menesteres
Como en su momento tampoco me pude resistir a esta idea, pues aquí ando por fin subiendo esto. Aunque he de confesar que nuevamente me equivoqué con el máximo, lo bueno es que tengo tiempo todavía para hacer más largos el resto de los capítulos, estos en particular los dejaré así, porque fuera del factor tiempo, me gustaron como quedaron y espero que a vosotros también os gusté.
Hasta un punto muy retorcido, lo que leerán a continuación está muy cerca de un HeadCannon que tengo sobre los Nott.
De ante mano, gracias por leer y no les interrumpo más ^^
La dinámica se basa en 12 personajes de la segunda generación y 12 palabras, todo fue dado al azar y yo me encargo de hacer el resto.
Para este Shot la palabra es "Cementerio" y el personaje Theodore Nott
Nuevo año, nuevas historias
1.- El Cementerio de Theodore Nott
—He dicho que lo quemen o lo tiren a donde mejor les convenga —decía fríamente la voz de un chico de no más de dieciocho años—. Ese cadáver no va a entrar aquí —puntualizó, girándose sobre si mismo para darle la espalda a los aurores que estaban al otro lado de la reja de la mansión Nott, con un ataúd detrás de ellos. Al parecer, de entre los muchos muertos de la batalla de Hogwarts, por fin habían dado con el del Señor Nott, uno de los más fieles seguidores de Voldemort y el cual había muerto atacado por una acromantula.
El protocolo indicaba que los cuerpos, sin importar el bando, se deberían de regresar a sus familias, pero nadie hubiera contado con que su hijo le rechazaría.
—Llévenlo a la mansión Greengrass, por favor —pidió Daphne en voz muy baja y enseguida fue detrás de su novio.
Había una gran razón por la cual Theodore Nott odiaba tanto a su padre y no tenía nada que ver con que éste hubiera sido un mortífago. Todo el que conociera al castaño de ojos color zafiro, sabía lo muy reservado que era y que era también un pacifista por convicción. No por nada, se había negado a ser participe de semejante idiotez como aquella guerra.
Era fácil adivinar que el menor de los Nott no compartía la ideología de su progenitor por distintos motivos, pero su diferencia en creencias estaba lejos de ser el verdadero motivo por el cual Theo mostraba todo aquel odio a aquel hombre que le había dado la vida. Realmente muy pocas personas sabían porque él despreciaba tanto a su padre, de una forma mucho más profunda de la que últimamente Draco expresaba para con Lucius.
Desde que podía recordar, Daphne había notado aquella mirada en el pequeño castaño que en aquel entonces solo tenía nueve años. Cuando entraron a Hogwarts, la rubia notó como el señor Nott no había acompañado a su hijo a la estación y a lo largo del año no había visto ningún tipo de correspondencia entre ellos. Durante vacaciones, cuando había ido a visitarlo, lo había encontrado solo en aquella enorme mansión.
Ella siempre se había preguntando por qué. Ella con un padre tan consentidor y amoroso, no se explicaba como era que los Nott se mostraran tan apáticos el uno con el otro, porque no solamente Theo mostraba desprecio, sino que el señor Nott también manifestaba su disconformidad. La rubia no lo entendía, no cuando creía que ellos dos debían de tener una relación cercana ya que la señora Nott había muerto cuando su hijo era pequeño y obviamente su padre era quien debía de haberse hecho cargo de él. Claro que en su propio argumento estaba su mayor error.
—¿No crees que exageras un poco? —preguntó temerosa, guardando distancia, pero siguiendo al castaño por el jardín.
—No lo quiero aquí —declaró él con una firmeza que no dejaba espacio para discusión.
—Pero es tu padre y es un Nott, la gente dirá cosas —insistió, visualizando detrás de varios árboles secos el cementerio familiar al que se acercaban.
Theo se dio el lujo de ignorar a su novia en esa ocasión y tan solo siguió con su camino. Pasó de largo por entre diferentes tumbas de mármol, las cuales se mantenían limpias y en buen estado gracia a los elfos. Sin embargo, solo una de ellas, considerablemente al fondo y de un color nacarado, tenía flores frescas. Él se detuvo frente a ella y Daphne también. Ambos pares de ojos se clavaron en la inscripción y un profundo suspiro escapó de los labios de la joven, quien a su vez negó con la cabeza. Entendía, en fondo entendía porque su novio no quería que su padre estuviera ahí. Resultaba extremadamente perturbador de digerir, pero ella había descubierto la razón por la cual él odiaba tanto a su padre.
El ahora único heredero de los Nott, se lo había confesado en un arranque de furia, no hacía mucho, cuando ella le había reclamado el por qué no mostraba algo de preocupación por la desaparición de su padre al finalizar la guerra. Las palabras habían sonado llenas de reproche y tristeza, pero la habían dejado helada ante la aterradora verdad. Si lo que Theo le había dicho era cierto, con cada lujo de detalle cruel, no lo culpaba por odiar a su progenitor. El señor Nott era un monstruo.
"Él la mató, de una forma muy brutal. Yo estaba ahí cuando lo hizo y a él no le importó. Empezó insultándola de una forma que yo no era capaz de entender, como lo hacía casi siempre. Yo solo la veía llorar, abrazarse a si mismas, mientras él le gritaba. ¿Qué podía hacer yo? Tenía miedo. Nunca creí que aquel día decidiera que los insultos no eran suficientes. La tomó del brazo y en un ágil movimiento, la tiró a la chimenea. Muy tarde entendí sus intenciones. Con toda la sangre fría del mundo, la quemó viva. Muy tranquilamente se paró frente a ella y usando magia la inmovilizó, para luego prenderle fuego. La vi quemarse hasta los huesos y sus gritos se quedaron anidados en mis pesadillas, acompañados de su imagen. ¿Y sabes por qué lo hizo? Porque ella le dijo que no quería que continuara inculcandome cosas de la pureza de la sangre y enseñando artes tenebrosas. Ella no murió atacada por ningún dragón, como ese bastardo les hizo creer a todos. Ese maldito mortífago mató a mi madre, a su esposa, sin ningún remordimiento."
A Daphne se le helaba la sangre de solo recordar aquella historia. Claro que ella se daba una idea de lo orgulloso e inflexible que había sido el señor Nott, pero jamás, ni en sus peores pesadillas, se había imaginado que era tremenda bestia. Tan frío, descorazonado y cínico, como para enterrar con todos los honores en el cementerio familiar a uno de sus victimas. ¡Aquello era no tener vergüenza! Y entendía, claro que entendía, por qué Theo no quería que su padre estuviera ahí. Ese hombre no tenía derecho moral de ser enterrado en el mismo lugar que la madre de su novio. Sería un insulto ponerlos juntos.
Con ojos triste, la rubia observó como su novio se dejaba caer a un lado de la tumba y apoyaba las manos y el rostro contra la superficie de la lapida. Extrañamente, no era la primera vez que contemplaba aquella escena. Otras de las tantas peculiaridades que podía recordad de su novio era que de pequeño pasaba mucho tiempo en ese cementerio. Siempre había creído que era solo por nostalgia, pero ahora lo entendía un poco más. De hecho, todas las manías de Theodore tenía más sentido al saber la verdad. Desde su odio desmesurado, hasta el cariño que le tenía a ese lugar que muchos considerarían tétrico, el cementerio.
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Según el contador de palabras online son 1142 y según OpenOffice son más, pero como a veces me cuenta de menos, ya no fío, así que con esas me quedo.
¡Muchas gracias por leer y mis mejores deseos para ustedes!
¡Besos y abrazos!
-Ophe
