Hola –persona hablando.
(hola) –persona pensando.
Hola –Bestia con cola hablando
(hola) -Bestia con cola pensando
Naruto no me pertenece, solo esta historia sale de mi imaginación. Los protagonistas de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto.
Capitulo 1 – El Dios Shinobi
El rubio saltaba de rama en rama buscando una presa que cazar. No es que tuviera hambre pero si de algo ha aprendido durante su corta vida es que más vale ser precavidos que lamentarlo. El pequeño contaba con ocho años de edad, la mitad de ellos escondido en la zona 44, o como es más conocida, el bosque de la muerte. Escapó del orfanato de Konoha cansado de los insultos que recibía cada vez que paseaba por las calles de la aldea. Muchas veces intentaba ocultarse pero su pelo rubio no es que le hiciera pasar desapercibido a ojos de los demás. Más de una ocasión le habían insultado por ser huérfano. ¿Qué pasaba con no tener madre o padre? ¿Era un delito aquello? Claro que no… la gente es mala por naturaleza.
Lu único bueno de todos esos años en el orfanato fueron la comidas que Kushina Namikaze, esposa del Yondaime Minato Namikaze, regalaba cada fin de semana a todos los niños. Más de una vez Naruto se quedó enbobado mirando la belleza de la mujer, claro que ella cada vez que lo pillaba le sonreía dulcemente haciendo que al chico le salieran dos manchas rojas en cada mejilla. Otro cantar era la hija de Kushina, Mito Namikaze, era la típica niña malcriada y prepotente… ¿Qué culpa tenía la chica? La verdad es que los culpables eran todos los ciudadanos de Konoha por ser tan servíles con la chica pelirroja.
Siempre que tenía que ir hasta el orfanato acompañando a su madre solo iba con caras largas y miraba a todos los niños con cierto desdén de superioridad. Por suerte ahora Naruto se largó de aquel orfanato donde los nombraban con un número y de momento es libre en aquel bosque del que hablan bastante mal. La verdad no necesitaba a nadie, ¿para que? Sus padres, fuesen quien fueran, lo habían abandonado a su suerte en aquel lugar de mala muerte.
Otra cosa en la que se fijó Naruto es que todos los niños de su edad tenían una obsesión con ser shinobi. Otra cosa que no entendía, ese trabajo era muy peligroso a sus ojos… si es cierto que eran muy fuertes y se les respetaba pero el solo hecho de poder morir en una misión ya sea bajo rango le echaba para atrás al instante.
-Te cacé! –gritó el rubio agarrando un conejo por la orejas- Lo siento amigo conejo, pero tengo hambre y eres lo único que he podido cazar –soltó una sonrisa zorruna. Llegó junto al animal, ya muerto, hasta la pequeña hoguera que tenía encendida en aquella cueva a la que llamaba casa. Despellejó la piel y con ayuda de un palo lo puso encima del fuego para cocinarlo. –Ya tengo la cena de esta noche, mañana será mejor levantarse temprano para buscar el desayuno y las demás comidas- Comió aquel conejo que estaba más rico de lo usual guardando un trozo por si por la mañana no había tanta suerte y al menos tener algo que llevarse a la boca. –Bueno… es hora de irse a dormir – Cerró los ojos dejándose llevar por el cansancio del día.
Una luz demasiado fuerte le hizo abrir los ojos asustado. Apenas llevaba unos minutos durmiendo. Sobresaltado se levantó poniéndose en posición de pelea, o al menos eso era lo que quería. -¿Quién eres? –preguntó Naruto nervioso. -¿Es eso importante chico? –preguntó ahora esa persona con larga barba y un tercer ojo. –Bueno… dicen que es de mala educación responder con otra pregunta… -se tranquilizó Naruto. –jajaja… eres muy gracioso niño. –rió con fuerza el anciano – Me llamo Hagoromo Otsutsuki y soy el Rikudo Sennin –puso posición chulesca esperando que Naruto se sorprendiera -¿Y que? –el viejo calló al suelo y le salió una gota estilo anime tras la cabeza. –Lo que sea… he venido por que ya es hora de que despierte tu verdadero yo, mi heredero… -dijo con tono solemne. -¿Tu heredero? –preguntó perplejo el rubio. –Eso es Naruto, tu eres el salvador de este mundo… -Soy solo un huérfano –dijo triste Naruto. –No eres huérfano, tus padres siguen con vida y además donde menos te lo imaginas, pero esa es una conversación que tendremos a su debido momento. Por ahora vamos a despertar tu poder que fue sellado el día de tu nacimiento.
El viejo se acercó a Naruto y le dio un fuerte golpe en la panza quedando desmayado el chico rubio. Cuando despertó, estaba en un sitio oscuro y justo frente a él se encontraba una jaula con un animal peludo dentro de ella. -¿Ho.. hola? –el animal no se movía y Naruto entró en la jaula recibiendo el aliento del animal. -¡HOLA! –gritó el rubio y el animal se levantó asustado y gruñiendo- ¿Quién osa despertar a Kyubi el zorro de nueve colas? –preguntó mostrando sus colmillos peligrosamente. Naruto asustado corrió por su vida fuera de la jaula. –Tranquilo Kurama… ha llegado el momento de que despiertes pequeña –apareció Hagoromo, ahora en aquella oscuridad. -¿Pa.. padre? Estás vivo. – No hija… solo que el sello que te coloqué el día de mi muerte por fín se abrió ya que a llegado el momento de que Naruto comience su entrenamiento. –El viejo hizo unos sellos con las manos y el zorro gigante se convirtió en una preciosa muchacha pelirroja vestida con un kimono del mismo color. Naruto al ver la forma humana de la chica abrió los ojos sorprendido. –Hola Naruto… heredero de mi padre, yo soy Kara, el zorro de nueve colas.
Naruto había oído hablar sobre el zorro y las muertes que trajo el día que atacó la aldea. –Cuidado señor, esa mujer por muy guapa que sea es mala –advirtió el rubio al viejo colocándose delante de él para protegerlo. –No te preocupes niño, aquello tiene una explicación –dijo Rikudo tranquilizando a Naruto- Ella fue metida en un genjutsu por un Huchiha y por eso atacó la aldea. Tus padres, Minato y Kushina Namikaze, decidieron sellar al zorro dentro de ti y tu hermana Mito. Ante aquellas palabras Naruto quedó en shock conociendo por fin quienes eran sus padre y no se esperaba que fueran las personas mas importantes de Konoha y encima lo habían abandonado. –No chico, no es que te abandonaran, fue por tu propio bien –se apresuró a hablar Hagoromo viendo las lágrimas caer de los ojos de Naruto. -¿Entonces como es que me abandonaron? Yo soy su hijo también al igual que Mito y me abandonaron… -sonaba desesperado Naruto. -Te habrían tratado como un monstruo ya que tu tienes sellado el alma de Kyubi. –Esa no es una excusa para abandonar a tu propio hijo….
Hagoromo le dejó tranquilizarse hasta que se desahogara por completo. –Naruto… me queda poco tiempo es necesario que empecemos con el ritual. –Entendido. Respondió Naruto.
Naruto se dejó tumbar boca arriba en el centro de un circulo junto a Kara. El viejo hizo una serie de sellos y Naruto recibió un golpe en su cabeza fuerte que casi le hizo perder el conocimiento. Y entonces algo cambió dentro de él. Sintió cálido, una energía sobrehumana emanaba de su alma. –Es hora de que repartas justicia en este mundo, Naruto. Recuerda que no eres de ninguna aldea… eres del mundo, el verdadero salvador del mundo shinobi… El Dios Shinobi.
