Notas de Pulpomolcagetero:

Piccoro es uno de mis personajes favoritos de DB, esto ha rondado en mi cabeza, estoy trabajando también en Instinto Primario, una historia sobre Dende despertando sus impulsos sexuales y deseando cercanía con Piccoro, pero también pensé en el videojuego DB Online y Xenoverse, sin olvidarnos de DB Heroes, en todos aparecen namekuseines que nos dan pauta a suponer que Piccoro, Dende y otros de su especie han tenido descendencia, según se da a entender, Piccoro es el ultimo Guerrero Z vivo después de 100 años, entrena a los patrulleros del tiempo. Aquí está un relato tanto relacionado con Instinto Primario como con Xenoverse.

La historia ocurre 5 años después del final del manga, no está ocurriendo en DB GT y obvio que se centrara más en la crisis de identidad de Piccoro y como eso lo afectara en la relación con todos sus conocidos.

Espero que les guste. Es una historia de paternidad de Piccoro que será un poco distinta a otras.

Cambio de vida

Piccoro llevaba un tiempo alejado de todos, necesitaba eso, soledad, el tiempo había pasado, una vida que tuvo sus altos y sus bajos, peleas, miedos, destrucción, pero también había descubierto que había esperanzas y sueños para el futuro, que por más aterrador que se pusieran las cosas, uno podía pasar por ello, ahora se encontraba en un punto de su vida donde surgía esta pregunta ¿hay algo mas para mi ahora?

Piccoro había nacido con el propósito de ser el más poderoso, para exterminar a todo el que se le pusiera en su camino. La meta de su padre era esa, dominar al mundo para sumirlo en la desesperación. Digámoslo así, eran las metas de su padre, no las suyas, en realidad Piccoro Jr., alias Majunian, no tenia metas propias, no tenía algo que llamar suyo. Se aferro a lo único que conocía, la venganza, no había nada más, ya que fuera de los pensamientos de venganza, Piccoro se sentía completamente a la deriva. Como si cayera en la nada. Sin saberlo a su vida llego alguien que lo salvaría de eso, su nombre era Gohan, sin darse cuenta fue adquiriendo algo por que vivir, un motor para luchar. Algo porque dar su vida. Saberse querido y necesitado le permitió crecer de formas que nunca imagino, durante mucho tiempo pudo estar peleando al nivel de seres muy poderosos, pero con el tiempo se topo con una situación para la que no se sentía preparado, se quedo atrás. Ese niño al que había protegido ahora era tan poderoso que definitivamente los papeles se habían invertido. Goku y Vegeta tenían un poder formidable, Un chico llamado Uub podía pelear al mismo nivel que Majin Buu quien ahora se había creado una compañera, había tenido el descaro de tener a sus primeros tres hijos, la idea sí que da miedo. ¿A Piccoro que más le queda? Seguir entrenando mente y cuerpo, pero ¿eso es todo? Tenía a Dende, suficiente para alegrar su corazón, pero esa ternura solo era una distracción de su creciente angustia interior. Piccoro era un guerrero, pero un guerrero en una época de paz es innecesario. ¿Cómo vivir en paz?

Así que sin más, Piccoro dejo el templo sagrado de Kamisama, dejo a Dende sin darle mejores explicaciones que un "Necesito meditar a solas". Piccoro se sentía culpable, apenas llevaban 6 años juntos, descubriendo que no es lo mismo la relación de un mentor a un pupilo que la de dos amantes, pero ahí estaban, Dende le confiaba sus sentimientos pero él no le confiaba estas inquietudes, haciendo que Dende seguramente se sintiera más que relegado, traicionado. Pero una parte de él lo prefirió a que ese sentimiento de frustración ante la vida le hiciera ser cruel con la única persona que en verdad le tenía un amor absoluto en la Tierra (por lo menos). Se fue a vivir a la cascada llamada cariñosa por Gohan como Piccoro's House. El único lugar en el mundo donde él se refugiaba y hasta dormía sin la ansiedad de su claustrofobia, posiblemente por el ruido de la cascada su inconsciente se veía dificultado para crear ese horrible sueño de la caja. El lugar siempre conto con una buena vibración, perfecto para meditar, así fue trascurriendo el tiempo.

Estos conflictos fueron tomando más fuerza los días que siguieron a su auto destierro. Pero también un deseo que se fue despertando en su corazón, se dio cuenta que deseaba eso con toda su alma al cabo de 30 días, todo por un sueño.

El se encontraba en Namekusei, pero no el lugar desolado, sino el hermoso planeta tupido de ayisas en flor y hermosos océanos color jade. El aire era puro y agradable, las flores perfumaban el ambiente con una discreta nota dulce. Eso alegraba su corazón, como si este lugar le gritara jubilosamente "Bienvenido a casa", se sentía tan libre en ese momento, como a millones de años luz de todos sus conflictos. Ahí hasta podía verdaderamente sonreír. Entonces sintió que alguien le quitaba con asombrosa facilidad su casco adornado como un turbante. El pequeño ladrón le sonreía mostrándole los relucientes colmillos mientras se preparaba para huir a toda velocidad. El rostro de Piccoro se ilumino con una amplia sonrisa mientras se apresuraba a perseguirlo.

-¡Ven acá!- corrió tan rápido por los campos. El niño reía tan hermosamente que imperceptible para el guerrero fue cuando comenzó a acompañarle con su propia risa, no la estruendosa y aterradora, sino una alegre y genuina, la verdadera que salía de su corazón, solo se escuchaban las risas de ellos mientras los pétalos seguían flotando en el viento, el corazón de Piccoro latía fuertemente mientras que sentía algo estimulante recorriendo su interior, sentía alegría de vivir, hacía años que no sentía algo así, en como descubrir que se puede amar de nuevo.

El pequeño ladrón fue escurridizo, pero no lo suficiente para escapar. Cuando al fin lo tuvo entre sus poderosas manos lo llevo a la altura de su rostro, Piccoro lo miro detenidamente, su piel era verde, en la mayor parte una tonalidad más oscura, solo la zona del rostro compartían la misma tonalidad de piel. El niño lo miraba fijamente mientras seguía sosteniendo el turbante, como si esperara algo, entonces paso, el niño beso a Piccoro en la punta de la nariz, causando que se sorprendiera, el niño se atacaba de risa.

-Pequeño latoso...- murmuro mientras fingía sentirse ofendido, pero el niño no le creía.

Había algo especial en la mirada del niño que hacía que el corazón del namekusein se sintiera cálido, algo que en verdad no tardo en reconocer, era afecto, mas allá de lo que había imaginado posible, solo eran ellos dos, y nadie más.

Piccoro despertó de ese sueño sintiendo mucha fiebre, algo extraño, jamás se había sentido afiebrado en su vida fuera de cierta situación sucedida años atrás. Estaba en la cueva, solo y mirando a la cascada frente a él, entonces de su garganta escapo un gemido ahogado mientras temblaba. Sus emociones estaban desbordando todo su ser, se sentía deprimido.

Ese era el mas caro deseo de su vida, tener un hijo propio.

Un deseo imposible, Moori se lo advirtió años atrás, Piccoro no puede tener hijos, a consecuencia de la asimilación había varias personalidades viviendo en su mente, para dar vida tenía que estar en un equilibrio tanto físico como mental, pero en su caso, las posibilidades de que todo pudiera salir terriblemente mal eran demasiado altas.

-Tu vida o tu mente, podrías morir o podrías perderte, es un riesgo que nadie debe afrontar.- las palabras de Moori.

-Piccoro, no puedo darte un hijo ahora, necesito tiempo para asimilar lo que ha pasado, si te doy un hijo es porque ya supere las dudas que hay dentro de mi.- las palabras de Dende.

-Moori me aconseja que espere a embarnecer más, pero si lo desea, yo le daré un hijo, mi señor.- las palabras de un complaciente y entregado Cargo.

-No puedo pedirte hacer eso, no de momento.- sus propias palabras, no podía pedirle a Cargo abandonar Namekusei para vivir en la Tierra, no era justo. – será mejor esperar como dice Moori- en realidad la idea de ser padre le emocionaba, aunque fuera dado a luz por alguien más, sería su hijo, sería su sangre. Y Cargo también le provocaba una sensación satisfactoria. Pero Dende era el dueño de su corazón.

-Solo si esperas, sabré que en verdad me amas y que no solo estas a mi lado por el deseo de que te de un hijo-Las palabras de Dende que terminaron por lastimarlo, pero estuvo dispuesto a aceptar este desafío.

-Dende, no tienes idea de lo mucho que significas para mí, pero lo acepto, no te obligare a que me des un hijo, si quieres ser padre, será tuyo e incluso lo amare como si fuera mío.

-¿Aunque no sea un guerrero?

-Así es- eso dolió mas- solo si él quiere aprender, no lo forzare.

Dende le ha entregado su cuerpo, su corazón, pero no ha nacido ningún niño, ni por deseo de Dende ni producto de su unión con Piccoro. Han pasado 5 años.

-Tal vez sea mejor así, no habría sido un buen padre de todos modos.- dijo melancólicamente mientras trataba a duras penas de volver a meditar, alcanzar la paz interior se le había vuelto imposible.

"Bueno, si eso es lo que piensas, pues tendré que tomar la decisión en mis propias manos, o mejor dicho hacer que ese perezoso útero trabaje" Dijo una voz en el interior de la mente de Piccoro, en ese momento entendió que algo andaba terriblemente mal, ya que su cuerpo comenzó a tener reacciones extrañas.

-¿Pero qué demonios? Aaaaah…. Aaaargg- sintió en el centro de su cuerpo como algo se estaba moviendo con violencia, el no podía entenderlo, solo sabía que esto estaba pasando y era infernalmente doloroso. Algo le grito lo que pasaba.

"Pues está pasando lo que tiene que pasar de forma natural, ya tienes cuarenta años, es natural que tengas un vástago propio." Piccoro reconoció la voz, eso le enfureció en serio.

-Daimao… hijo de…- el dolor era peor a cada momento, era como si los estuvieran desgarrando desde el interior.

"Vamos, si sigues pensando demasiado el tren se te ira, estás en tu mejor momento, que no quieras la responsabilidad de un hijo propio no es problema mío, podemos hacer un trato, pon el huevo y si no quieres responsabilizarte pues no lo hagas, yo lo criare, podre hacerlo un gran rey demonio.

-¿Cómo intentaste criarme a mí? viejo, pues eres un pésimo padre… aaaaagr.

-¡Detente Daimao! Puedes matar a Piccoro si lo haces contra su voluntad… aaarg… y de paso nos mataras a todos…- era Kamisama hablando a través de la boca de Piccoro mientras este ponía una mirada de terror, ¿Qué estaba pasándole que las personalidades comenzaron a revelarse?

"Corrijo, tu y el chico explorador de Namekusein se morirán con Piccoro si algo tan desafortunado como una complicación sucede, yo digamos que ya estoy mudándome a una nueva casa, pero no hay que ser alarmista, nadie se muere por poner un huevo por la boca."

-¡¿Qué quieres decir con mudarte?! ¡Habla de una puta vez!- esto encendió la ira de Piccoro, sabía que todo iría cuesta abajo después de escuchar la explicación – no te atrevas a hacerle eso a mi hijo, no tienes derecho… aaaah…

"Tengo todo el derecho, se lo que es mejor para mi nieto, más que tú, seguramente tu querrías que fuera un sacrificado toda su vida para este patético mundo, pues eso no es nada grandioso, este niño gobernara demonios, todos se aterraran al escuchar su nombre, será grandioso, como en los viejos tiempos"

-Solo muerto te lo permitiría- murmuro mientras se quitaba la capa y el turbante y trataba de apoyar su espalda contra la pared de la cueva. La lucha interna era feroz, luchando por evitar que Daimao le hiciera lo mismo a su hijo, arrebatarle su alma para vivir dentro de un nuevo cuerpo, no podía permitir eso, ese niño tenía derecho a no vivir bajo el dominio o influencia de ese monstruo, solo lo haría miserable. Esa lucha era tan terriblemente dolorosa que los gritos seguían saliendo, por un momento Piccoro se sintió completamente solo y aislado, iba a dar a luz al hijo de Daimao, un niño que ya en estos momentos se estaba llevando lo mejor que él podía ofrecerle, posiblemente seria un guerrero como Nail, alguien que pudiera en unos años ser un guerrero de temer, posiblemente alguien capaz de alcanzar límites insospechados. Si Daimao ganaba esa alma, Piccoro daría vida a uno de los peores monstruos que el universo haya visto. Piccoro no podía permitir algo así, tenía que salvar el alma del niño.

Concentro toda su mente y cuerpo en reprimir las contracciones, iniciando así su propia agonía, no podía permitir que huevo saliera hasta asegurarse que había jalado fuera al su desgraciado padre. En esos momentos le pareció que el mundo se derretía a su alrededor. El esfuerzo le estaba alterando su propia mente.

"Junior ¿quieres matar a tu propio hijo? Pues es lo que vas a provocar si no me dejas hacer lo que quiero"

La sola idea lo estaba dejando emocionalmente destrozado, estaba maldiciendo a su padre por obligarlo a arriesgar la vida de su propio hijo, no era justo, era un horror, era lo peor, tanto que de los ojos de Piccoro comenzaron a brotar lagrimas. Estaba llorando por una vida que ni siquiera existía aun, por un momento pensó que se había vuelto completamente loco. Hasta que en su mente surgió la respuesta, era su hijo, eso era suficiente para ya amarlo.

-¡MALDICION!- Grito con toda su alma dentro de esa cueva tan húmeda, en donde habían pasado tantas cosas, felices, complicadas y hasta vergonzosas. – Esto no es justo… no lo es… aaaah… ¡LO SIENTO, LO SIENTO! – siempre quiso un hijo, ahora lo sabía, alguien a quien amar y de quien sentir orgullo. Ese niño era aquello que lo haría sentir realmente realizado.

El tiempo comenzó a parecerle más lento, extraño, su cuerpo estaba ardiendo por la más agresiva fiebre de la cual tuviera memoria, su respiración estaba entrecortada, sentía que se estaba fundiendo en el interior de la cueva, el agua tenía un sonido extraño, le recordaba a los granos de arroz cayendo en una olla. Piccoro comprendió que estaba delirante y estaba perdiendo el control de su cuerpo, solo quería dormir y olvidarse de todo. Entonses le pareció ver el rostro de su padre, sonriendo ante el deplorable estado en que su hijo estaba quedando. Sabia que prácticamente había ganado.

"Vamos Jr, sabes tan bien como yo que quieres tener a este bebé, no te niegues a ti mismo, solo ríndete a este deseo"

-¡CAYATE YA!

-¡Piccoro, se lo que pasa!- escucho a Dende, su mirada era borrosa, su mente ya no estaba nada clara y sobre todo el dolor era insoportable. ¿Cuándo había Dende llegado ahí? ¿Se había desmayado y el llego durante eso?

-Sr Piccoro, Dende, ¿qué le pasa?- ese era Gohan entrando a través de la cascada quedando empapado.

Dende miro a Gohan, movió la cabeza negativamente, mientras luchaba por estar tranquilo.

-Piccoro, no resistas, vas a tener a tu hijo, es lo mejor.

-Daimao… él… no, el niño no…- Kamisama Dende se dio cuenta que Piccoro estaba febril mientras Gohan trataba de tomarlo por los hombros para hacerle sentir que estaba ahí.

-Piccoro, estoy aquí contigo, Gohan igual, no sé porque te estás haciendo esto, pero debes parar, ustedes dos se morirán si sigues negándote a tener a tu hijo.

Piccoro estallo en risas mientras apretaba fruentemente su vientre y pecho.

-¡Jajajajajajaja, ese es tu problema, vomita tu propio huevo! ¡ No entiendes, nunca entendiste, no entiendes nada!- incluso dio la impresión de que fuera a morder al joven Kamisama. Incluso sus ojos brillaron rojos como brasas.

Gohan lo sujetaba ahora con firmeza, a pesar de su situación, Piccoro seguía siendo demasiado poderoso.

-Sr Piccoro, reaccione, usted no es así.- le suplico Gohan mientras Piccoro lo volteaba a ver, ese ya no era el rostro estoico e inexpresivo que siempre reconoció, Piccoro estaba sacando espuma por la boca mientras sonreía.

-Tal vez soy así desde que nací, pero tú jamás lo aceptaste. -dijo Piccoro mientras parecía que iba a convulsionar.

-Está fuera de sí Gohan, ha estado así desde que empezó su labor. Es una complicación que se puede dar, es poco común pero sucede. Por eso no es correcto que estuviera solo.

-¿Fuera de mi?¿qué estoy loco?¡¿CÓMO TE ATREVES A SER TAN MESQUINO PARA DECIR ESO?! ¡aaaagrrr!- Su cabeza se fue para tras, parecía que estaba a punto de desmayarse.

Dende puso sus manos en las mejillas de Piccoro y trato de que este lo viera a los ojos.

-Dende… ¿Dónde estoy? siento que hirviera mi cuerpo.

-Tranquilo, te ayudare a pasar por esto, pronto estarás bien.

-Cuídalo por mi… háblale de mi… dale mi capa…- de los ojos de Piccoro salían lagrimas.- También tu Gohan…

-¡Sr Piccoro!- Gohan estaba entrando en pánico.

-¡Gohan!- Dende ahora si estaba bastante cabreado. – no es momento de acobardarse. La próxima te vas.

-Si, Kamisama… - murmuro Gohan muy apenado.

-"Quédate conmigo, no me dejes, no me olvides, vayamos juntos a un lugar seguro, un lugar de paz"- recito Dende en namek mientras veía como los ojos oscuros de Piccoro se cerraban mas.- "mi amado hermano, entrégate sin reservas, la vida en tu interior te hará feliz y orgulloso"

Piccoro sintió como se dejaba ir mientras una leve sonrisa se dibujaba en sus labios, era el momento, esa vida emergería por su boca y el bien se estaba dejando caer al vacío donde no había nada, sintió que se estaba muriendo. "Nunca hubiera funcionado, yo no soy bueno para el papel de padre. Esta Dende, esta Gohan, ellos lo cuidaran, tal vez mejor que lo que lo hubiera hecho yo"

"¡No digas idioteces!" escucho un grito, era una voz grave y agresiva, pero no podía reconocerla "Seguro que Dende es genial, lo querrá mucho, pero no serás tu, Gohan por otra parte solo piensa en los libros, él no le enseñara a ser un guerrero, ese niño necesita que estés con él para gritarle, para regañarle, para enseñarle, para guiarle, para discutir porque no se pongan siempre de acuerdo, para que le enseñes a dar lo mejor, porque sin ti será un desastre. ¡Eres su padre carajos!¡si tú te mueres, ese niño vivirá con un hoyo en el corazón!¡te necesita como yo te necesito, Padre!" en ese momento le pareció ver el rostro de un muchacho, un Namekusei, su piel tenia una pigmentación mas oscura, solo su rostro era más clara, a pesar de ese detalle, el era a los ojos de Piccoro un perfecto y bien constituido muchacho. "Yo te necesito", podía sentir como le sujetaba la mano y Piccoro regreso el aguarre.

Y en ese momento, Piccoro sintió que era feliz, realmente feliz.

Todo estaba fuera de foco, oscuro en la cueva y para el namekusein se había confundido todo, solo había un pensamiento, a pesar de que frente a el había alguien llamándole.

-Piccoro, mírame, soy Dende, mírame – le sacudía mientras que el guerrero solo tenía ojos para una cosa, el huevo que estaba cubierto de viscosidad verde. Estaba completamente concentrado en aquel precioso objeto redondo y del tamaño de una sandia.

Gohan por unos instantes deseo estar en otro sitio y no haber visto tan de cerca este "milagro de la vida". Sospechaba que tardaría años en sacar de su cabeza esas imágenes o por lo menos aseptarlas como el nacimiento del hijo de su maestro.

-Kattatsu iam po- dijo Piccoro mientras estiraba las manos para tomar el presiado huevo que contenia a su hijo. El huevo estaba tibio y era suave al tacto, lo tomo tan delicadamente como si fuera lo mas frágil y valioso del universo. Lo acuno mientras sonreía satisfecho.

Gohan y Dende creian estar viendo visiones, ya que el guerrero quien siempre se mostró estoico no se encontraba ahí. Gohan se sentía conmovido, ya que en el fondo era como ver al verdadero Piccoro, el que solo Gohan conocía, pero algo le decía "algo esta raro aquí", ver la cara de preocupación de Dende le reafirmo ese presentimiento.

-Piccoro.- Dende trato de llamar su atencion, esta vez Piccoro voltio a ver Dende, era obvio que su mirada estaba desenfocada, ya que forzaba la vista para distinguir a Dende.

-Digga peped a chica a Piccoro pope o?- dijo en namek el súper namekusein con un tono de voz tan tranquilo y relajado que para Gohan le fue inreconocible. Para Dende esa frace le fue peor que una cubetada de agua helada.

-Demo a poco makanona? U a Piccoro, aalpo mapo mupo?- dijo Dende visiblemente nervioso, Gohan visiblemente frustrado por no entender nada y al huevo no le importaba en lo las mínimo la situación.

El guerrero namek trato de levantarse, su rostro se veía desconcertado. No estaba en buenas condiciones, Gohan trato de ayudarlo, pero fue rechazado inmediatamente por namekusein, quien le lanzo una mirada de miedo mientras sujetaba sobreproctetoramente el huevo. Incluso le mostró los dientes tratando de lucir feroz. Gohan estaba desconcertado.

Dende no tardo en intervenir. Se atravesó para interrumpir el contacto visual.

-No te le acerques, Gohan, Piccoro no sabe quién eres...- Dende voltio a ver sobre su hombro, solo para ver a su compañero retrocediendo aprensivo mientras seguía protegiendo su huevo. - Piccoro... Mira, nadie quiere dañarte a ti ni al huevo ¿me entiendes?

El rostro de Piccoro se puso pálido como si estuviera aterrado.

-Piccoro... ¿no entiendes lo que digo tampoco?

"¿Que está pasando? Este hermano dice cosas raras, repite constantemente "de otro mundo", no entiendo nada. Yo solo quiero tener a mi bebé en paz. Y no quiero a esa cosa horrible rondando cerca de nosotros".

-También olvido cualquier lenguaje que no sea namek, por lo visto- se lamento Dende mientras trataba de contener a Gohan de acercarse. - Gohan, Gohan, el está asustado... tu... tu le das miedo.

-¡Pero si me conoce desde que yo era un niño!- Gohan exclamo frustrado, no tardo en notar esto puso más nervioso a Piccoro, quien temblaba de miedo. Para Gohan fue duro ver a su maestro tan temeroso y desvalido, era alguien completamente distinto.

-Por favor, no hables tan fuerte, lo asustas. - dijo Dende tan tranquilamente como su situación entre manos se lo permitía- para él eres el primer ser humano que ve en su vida, le eres tan extraño que le causas miedo.

-No entiendo, ¿esta amnésico?

-No, según lo que pude ver esta roto, su mente se rompió…- Gohan pudo notar algo extraño en la mirada de Dende, algo que pudo descifrar como duelo, como si estuviera hablando de alguien que hubiera muerto, no de alguien que acabara de tener un hijo.- el no debió haber tenido el huevo, no debió pasar por ello, el…- cualquier vestigio de tranquilidad se esfumo ante los ojos de Gohan, Dende tenía el corazón roto.

Las lágrimas estaban amenazando por salir, Gohan lo noto bien.

-Gohan, vete por favor. Necesito tranquilizarlo y la única forma es que nos dejes solos.

-Pero Dende… - ya no pudo decir más, era evidente por el comportamiento de Piccoro que el joven Kamisama tenía razón – si necesitan algo, avísame por favor.

-Lo hare.

Gohan atravesó la cascada y se fue a su casa.

Piccoro estuvo algo nervioso un tiempo, pero después pareció olvidarse de Gohan, porque volvió a sentarse y apoyarse contra un muro de la cueva sosteniendo tranquilamente su amado huevo, ni siquiera parecía prestar atención a Dende.

-"De otro mundo"- le llamo Dende- "¿Cómo te sientes?"

-"Quiero ir a mi casa… pero… ¿tengo una?"- dijo con ese tono tan suave que parecía otra persona hablando. Se veía aun tan desorientado, tan disperso.

-"Puedes vivir en mi casa"

-"No te conozco"- dijo sin mirarlo – "¿esa cosa podría volver aquí?"

-"No te preocupes, es inofensivo"

-"Me siento cansado…"- dijo mientras se recostaba en el suelo de la cueva sin importarle que eso era una forma de humillarse a sí mismo, su huevo quedo protegido entre sus brazos, se había quedado dormido profundamente. Dende solo lo miro fijamente mientras solo podía sentir pesar.

"En verdad está completamente en blanco, Mr Popo, por favor, ven, necesito llevar a Piccoro y a su hijo de regreso al templo, él no está nada bien.".

"Si mi Kamisama, voy por ustedes, esperen a Mr Popo."

Notas finales:

Espero opiniones, aquí empiezo la historia, será un poco distinta, ya que normalmente en las historias de DendeXPiccoro como padres primerizos es un poco típico que los pongan en una situación de "que esperar cuando ella espera", aquí no es el caso. Porque eso ya lo vimos antes.

Esta es una historia de familia disfuncional considerando una situación de endogamia, ósea, Dende y Piccoro están comprometidos, pero también Piccoro está comprometido con Cargo. Lo aclarare en Flash Back. Hasta entonces espero opiniones. Y si, soy un lio porque no pude aguantar la tentación de crear una historia asi