Disclaimer: Ninguno de los personajes utilizados me pertenece, son propiedad de Masashi Kishimoto.
Aviso: Este drabble participa en el Reto Protagonismo de Enero, del foro de La Aldea Oculta entre las Hojas.
Cantidad de palabras: 442
Personaje elegido: Minato Namikaze.
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Análisis y observación
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Minato se acercó con el cuenco de remedio en las manos, observando fijamente a la mujer que yacía en la cama de su maestro, dudando un instante si debía despertarla o no, pero ella ni lo notó.
Tsunade dormía profundamente con su cabello rubio enredado sobre su cara, ese rostro de bellas facciones tan sereno y distinto a su expresión de tristeza usual que al verlo en completa paz, de pronto le hizo darse cuenta de lo parecida que era ella con su madre.
Su madre que compartía con ella el idéntico color de cabello pero no el color de sus ojos que perezosa abrió.
—¿Nawaki? —balbuceó, sus ojos ámbar parpadeando sobre él quien de inmediato negó.
—Minato —corrigió ofreciéndole el cuenco de remedio que había preparado para Jiraiya pero en su ausencia sería para ella.
La escuchó suspirar antes de que se incorporara, recibiendo lo que le ofrecía.
Minato la vio beber y sin querer notó la voluptuosidad de su cuerpo, un cuerpo que cumplía con todos los requisitos que Jiraiya-sensei buscaba siempre en una mujer.
O tal vez no era que Tsunade fuera como el tipo de mujeres que le gustaba a su maestro, sino que había sido ella la primera en la que él se había fijado y a la que buscaba en todas las demás. Y al darse cuenta de ello, un súbito pensamiento lo invadió.
—Podrías haber sido mi madre —dijo sin pensar y ella apartando el cuenco de sus labios lo miró, su semblante de pronto lúgubre y fulminante.
—¿Tengo cara de haber perdido un hijo?
—No, claro que no —respondió poniéndose de pie para darle privacidad.
Tsunade tenía la apariencia de una adolescente, apenas un poco mayor que él, sin embargo era por todos sabido que compartía edad con Jiraiya, su sensei.
—Pero… si no hubiera sido por su amor a Dan-san, creo que usted no estaría sufriendo ahora mismo y yo podría ser un Senju, no un Namikaze —repitió justo antes de salir de la habitación e ir al patio ignorando el 《¡Jiraiya que demonios está diciendo ese mocoso!》 que la mujer gritó.
Sabía que mientras ella estuviera en esa casa, Jiraiya no supervisaría su entrenamiento así que tomó el cuadrado de madera y lo apoyó sobre el montón de piedras que ya antes habían apilado para su entrenamiento.
Jiraiya-sensei había dicho que debía practicar la meditación para ser uno mismo con la naturaleza y debía sentarse sobre ese sitio buscando el equilibrio para ser capaz de sentir lo que ocurría a su alrededor y poder ver más allá de lo que sus ojos veían… aunque él sentía que ya era capaz de eso.
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- F I N -
