Quiero aclarar unas cosas antes de que comiencen a leer: la historia está relatada a base del séptimo año, pensemos que no tiene nada que ver con el sexto libro ya que no puedo encajar mis ideas con todo lo que ocurrió en él.
* Pensemos que Harry salió con Ginny, pero cortaron por la misma razón que en el libro 6 (el miedo a que Voldemort le hiciera algo). También pensemos que Ron y Hermione se celaron mutuamente pero a mediados de año Hermione se fue de intercambio a Canadá por lo tanto esto terminó. A lo largo de la historia se irán solucionando más minuciosamente esos detalles, recuerden que este fic es completamente H/Hr, aunque en algunos capítulos no lo parezca ¿Ok?
* No existen los Horocruxes de Voldemort y Dumbledore nunca muere. ¡Por supuesto!
Yo estoy acostumbrada a relatar las batallas de una manera un poco violenta, y habrá muchas peleas así que por eso es el "mayores de 15 años". ¿Ok?
Disclaimer: Casi ninguno de los personajes son propiedad mía si no de la autora Joanne Kathleen Rowling, digo casi porque yo introduzco unos cuantos. Tampoco las frases, no son mías. ¿Ok? Ninguna, los derechos son de los grandiosos autores que les dieron vida y cuyos nombres no poseo. También a Square-Enix que es dueño de Final Fantasy y algunas de las frases son sacadas de ese juego.
¡¡Mi segundo fic léanlo por fa, y dejen reviews para saber su opinión!! No todos sus comentarios tienen que ser halagadores, ¡¡Recibo criticas!!
Advierto que los primeros capítulos son algo aburridos, la acción empieza más adelante, sean pacientes.
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Una profecía de los cielos
DracoDormiens Nunquam Titillandus
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1.- La profecía secreta revelada
"Quienes buscan la verdad, merecen el castigo de encontrarla" Santiago Rusiñol.
"Siglo XVI"
Tierra, Londres, Inglaterra 10:57pm.
Era una noche húmeda gracias a una breve llovizna que hubo a las horas de la tarde; se podía percibir en el ambiente que el invierno estaba por llegar y leves capas de neblina cubrían las calles. Se escuchaban las gotas de agua al caer contra el ya húmedo suelo y el viento soplando, llevando consigo unos cuantos papeles que yacían abandonados.
El clima era culpable de que ningún alma atravesara las desiertas avenidas de la ciudad, provocando junto a ello la soledad que inundaba las calles vacías de la ciudad. A las afueras de Londres, sin embargo, el eco de unos pasos acelerados resonaban entre las profundidades de un callejón oscuro.
La persona caminaba apresuradamente y con cierta torpeza esquivaba uno que otro obstáculo que se le atravesaba. Volteaba constantemente hacia atrás comprobando que venía solo.
Tenía el pelo ligeramente rubio, de unos intensos ojos azules y facciones duras y reservadas; vestía un abrigo blanco coral de cuello alto que le llegaba hasta un poco mas abajo de las rodillas, portaba un suéter negro con un extraño símbolo blanco y un pantalón negro igualmente. Sus manos resguardadas en dos gruesos guantes blancos, tenían fuertemente tomado un paquete envuelto en papel negro con una marca de la cabeza de un lobo, delineada de plateado, en el centro.
Doblando una esquina, el hombre entró a lo que parecía una simple construcción, aparentemente abandonada para personas comunes, pero para esa persona fue algo normal entrar y aparecer dentro de una taberna que al igual que la calle estaba desierta.
Pero en esa taberna no todo era normal, y más sobretodo porque las cosas de ahí se movían sin ayuda. El local se estaba limpiando con escobas y trapos que pasaban por cada mesa moviéndose ágilmente solas.
- Buenas noches señor. - Saludó amablemente el tabernero. Era un hombre delgado con tez blanca, de pelo castaño oscuro con unas cuantas canas, ojos color miel, con algunas arrugas pero aún con una faceta amigable y simpática; el hombre desconocido inclinó la cabeza a modo de responder aquel agradable saludo y siguió su camino.
Buscó con la mirada un lugar para sentarse y lo encontró en la esquina más alejada y oscura de aquella estancia. Se dirigió con paso nervioso y se sentó dejando su abrigo en el respaldo de la silla y el paquete encima de la mesa.
Esperó un par de minutos hasta que el chirrido de la puerta lo sobresaltó levemente, sacándolo del mar de pensamientos del que se veía sumido. Giró su cabeza tratando de reconocer a la persona que había ingresado a la estancia y al reconocer su identidad, sus ojos brillaron de forma tétrica y una sonrisa de nerviosismo apareció en su rostro.
- Veo que has sido muy puntual mi "estimado" Vincent - dijo aquel hombre misterioso con una voz pausada, eléctricamente espeluznante. Se acercó hacia la mesa lentamente.
- No puedo responder lo mismo con respecto a ti, Aquíla - respondió el hombre que recibía el nombre de Vincent, con voz trémula y temerosa.
- ¿Lo trajiste? – respondió Aquíla con su voz arrastrada y tranquila, ignorando completamente el anterior comentario, sentándose a su vez frente a Vincent y haciéndole una seña al tabernero para que se acercara. Era un hombre extremadamente pálido con ojos negros y pelo negro igualmente, bien peinado hacia arriba en puntas. Tenía dos marcas a su lado derecho de la cara, como dos gruesas cicatrices en color rojo sangre, y vestía con pantalones negros y abrigo rojo con cuello alto, su aspecto, asemejándose a un muerto hermoso, lucía realmente aterrador.
- Sí.
- Perfecto. Tráigame un Whisky de fuego. - Dijo al tabernero que había llegado a su lado. - Y tú... ¿Deseas tomar algo?
Vincent negó con la cabeza y señaló un vaso que estaba frente de él lleno hasta la mitad de agua. Con esto el mesero se retiró.
- Nunca me han gustado las bebidas humanas...
- A mí no se me permite tomar aquí, pero me complace el peculiar sabor.
Pausó un momento en el cual el tabernero dejaba su bebida frente a él, para posteriormente marcharse de nuevo.
- Bueno, pues aquí esta - dijo Vincent cortante, entregándole el paquete - Recuerda que tienes que lanzarlo al centro de tu mundo esta noche, que es de luna llena y los planetas están alineados. Además, hoy hay más poder sagrado que ningún otro día... si no lo haces, bueno, tú sabes en que nos perjudicará a ambos.
- Lo sé y aún desconozco un poco su poder pero estamos aquí de mutuo acuerdo, de mutuo beneficio. Yo nunca fallo.
Vincent asintió y Aquíla sonrió maliciosamente. Lo miró con sus ojos aterradoramente brillantes y agregó:
- ¿No temes que tus hijos se enteren algún día?
- ¿No temes que tu "maestro" se entere de tu traición?
- Tu ser esta contaminado con el hedor del miedo eterno, Zeles.
- Aquí no me llames así, idiota - Exclamó entre dientes el rubio. - Además tú tienes tanto o más miedo que yo.
- No me subestimes demasiado, tus ideales y los míos son totalmente diferentes, por lo tanto los miedos son diversos.
- Pero llegan al mismo fin, por eso recurrimos a esta última oportunidad. Porque ambos la necesitábamos.
- La muerte siempre será la última oportunidad y en tu mentalidad esa palabra aún no esta escrita, eres un cobarde y lo sabes, los de tu especie no están acostumbrados a sentir este tipo de cosas, me sorprendes - Exclamó irónicamente y con una mueca de desprecio. Hizo un ademán burlesco con la mano y bebió de su vaso con elegancia mezquina.
- Tú no sabes de lo que hablas, y no me voy aponer a discutir contigo de ello, porque tu especie me da repugnancia y sólo convivo contigo por la seguridad de Kalyo, ¡Así que sólo destruye esta maldita profecía y nuestro encuentro será pasado a la historia como una situación sin importancia, Aquíla! – dijo con una exclamación entrecortada. Era bien sabido que su paciencia con sus enemigos no era precisamente muy buena, además, Aquila no parecía querer ayudarlo.
- ¡No dejaré que me ordenes de esa manera! Siempre te he odiado y en este momento mis ansias por destruirte llegaron al limite, algún día lo que el oráculo escribió se verá descubierto, pero antes de eso me vengaré, y cuando llegué ese momento... será tu fin, tu vida va a terminar, muy pronto, y gozaré por mi logro - Agregó amenazadoramente con los dientes apretados.- Y nunca, óyelo bien, nunca verás un futuro feliz, porque tú mismo arruinaste tu vida...
- No me amenaces y sabes que si hablas de la profecía tu muerte también esta destinada a pasar... – Rugió en un siseo sombrío y espeluznante.
- Ninguna amenaza. Tu muerte será un hecho y no te preocupes que yo no hablaré de absolutamente nada, sé mis condiciones eterno enemigo.
Para ese entonces ambos estaban ya de pie viéndose con intenso odio a los ojos. Ninguno de los dos entendía todavía como era posible estar siquiera intercambiando palabras con el otro, ya que desde hace años los dos se habían jurado muerte y desde su nacimiento fueron enemigos.
El ambiente era tenso y tétrico, el camarero los observaba entre confundido y asustado, decidió seguir limpiando su mesa y no darse por enterado de la conversación que mantenían las dos extrañas personas.
- Pues más vale que no me pruebes, por que saldrás perdiendo - Dicho esto, dejó o más bien aventó el paquete en las manos de Aquíla, quien sólo lo miró con asco. Tomó su abrigo y se dirigió hacia la entrada del edificio con intención de salir, pero antes de abrir la puerta, Aquíla exclamó con voz potente y desgarradora.
- Las tinieblas reinarán, yo me haré cargo de eso. Pero lo que más te pesará será que tu inútil esfuerzo perecerá y tu leyenda será enterrada por los errores que cometes, ese es tu destino y nunca podrás huir de él...
Después, Zeles desapareció del lugar para tomar un camino sin final, perdiéndose en la oscuridad de la noche.
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"Siglo XX"
Terra, centro del infinito.
- Padre... - Susurró un joven en cuanto se despertó. De nuevo por esas malditas pesadillas que lo atormentaban, lo peor de todo era que desconocía muchas cosas de sus sueños. Odiaba no saber algo. Lo odiaba de verdad.
Se levantó y se dirigió a la ventana, miró el hermoso paisaje que se asomaba esa mañana, campos alumbrados por el bello resplandor del sol, lleno de flores y edificios blancos con un estilo meramente hermoso como de santuarios, él en la torre más alta del palacio de cristal.
Quiso dejar a lado todas sus perturbaciones y pensó con cierta alegría que hoy era el día. Por fin se podría responder todas esas dudas que tenía desde la muerte de su Padre.
Y es que desde muy pequeño él había perdido a su padre en una batalla, la batalla de los 7 infiernos, su hermano se había encargado de él, pero desde ese entonces había estado teniendo esos sueños, cada día era lo mismo y nunca paraba, seguía sin entenderlo, no lograba comprender qué era lo que había sucedido esa fría noche en la tierra, en su mente las preguntas se aglomeraban con fuerza ¿Por qué su padre se había encontrado con su peor enemigo en un establecimiento humano? Ese mismo enemigo que siglos atrás lo había matado como bien lo prometió, ¿Qué clase de significado tenía esa maldita profecía que había entregado para destruir? ¿Por qué? ¿Qué tenía que ver con él?
- Siempre fuiste mi mayor admiración Zeles, pero desde ese maldito día que conocí tus secretos, fuiste el ser más odiado en este corazón sombrío que habita dentro de mí. Tú fuiste la causa de todas mis desgracias, de todo. Y eso que aún desconozco gran parte de tu historia, te culpo a ti de esta infelicidad, de todas mis perturbaciones, de mi actitud, tú me engañaste y mi hermano me abandonó.....- susurró viendo en la lejanía un punto invisible, era simplemente imposible dejar de pensar en esa pesadilla.
Pasados unos minutos se alejó de la ventana y se vistió con un inusual atuendo, normal para él, hermoso para quien lo viera por primera vez y cotidiano para los habitantes de esa extraña "sociedad".
Vestía completamente de blanco, pantalón y camiseta de manga larga y cuello de tortuga, pegada al cuerpo, con una figura estampada al frente, en forma de una espada con dos alas doradas por delante y la misma, con cadenas entrelazadas cayendo frente a ella. Mientras, en las manos, unos guantes del mismo color blanco que toda su vestimenta.
Encima de esto, llevaba una especie de abrigo blanco con cuello alto abrochado en la parte de arriba con un botón en forma de cruz que tapaba parte de su mandíbula y boca, el abrigo que llegaba más debajo de las rodillas tenía los bordes dorados con cadenas que atravesaban el mismo y en su hombro derecho estaba un símbolo de la cabeza de un lobo en dorado también.
El hombre o más bien muchacho tenía el cabello castaño claro, lo llevaba con un copete de lado en forma de pico que llegaba hasta su mentón y le tapaba un poco su ojo izquierdo, algunos mechones de cabello caían por su frente que igualmente tapaban un poco sus ojos, y lo tenía extrañamente lacio en puntas. Sus ojos de un azul opaco, casi plateado y su piel blanca lo hacían lucir hermoso y frío a la vez.
Se colgó una espada a su cintura y salió de la habitación. Bajó con elegancia cientos de escaleras hasta salir de la torre y recorrió los hermosos jardines a paso lento y pensativo.
Cada vez que se cruzaba con alguien en su camino, éstos lo saludaban con algún tipo de reverencia nada exagerada, a lo que él sólo respondía inclinando la cabeza y siguiendo su camino sin dirigir la palabra a nadie.
No sabía por qué sentía esa opresión en el estómago cada que su mente razonaba cada detalle de su actual descubrimiento. Por fin lo encontraba pero no se sentía satisfecho ni feliz, más bien sentía una tristeza y soledad profunda, un presentimiento que se ahogaba en su pecho y palpitaba con fuerza, recorriendo su cuerpo con embestidas frecuentes y perturbadoras.
Nunca había demostrado temor ni debilidad y no lo haría en ese momento.
Llegó hasta un edificio cristalino casi sin proponérselo y aún un poco dudoso entró en una gran puerta de madera blanca que se alzaba elegantemente en el frente de la fachada.
Suspiró.
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"Siglo XX"
Tierra
Londres, Inglaterra
3:54 p.m.
Una castaña de ojos color miel y de aproximadamente 17 años de edad se encontraba recargada contra la ventanilla de un avión, veía todo muy atentamente y en su cara una pequeña sonrisa se asomaba tímidamente; pensaba con alegría que volvería a ver a sus padres y a sus amigos, sólo se había ido un par de meses, pero ya extrañaba todo por esos rumbos.
Y es que a mediados del trimestre pasado, la profesora McGonagall le había dado la oportunidad de ir a estudiar al extranjero lo que le quedaba del año, y ella gustosa de esa idea, aceptó anhelante.
Aunque ese viaje fue de lo más fabuloso, ella extrañaba su casa y el saber que estaba a unos minutos de llegar, la emocionaba profundamente. Le habían propuesto quedarse su último año de estudios allá, ya que se había ganado a la gran mayoría de los maestros por sus excelentes resultados académicos y había hecho grandes amigos, pero el pensar que haría su último año fuera de Hogwarts la atormentaba de sobremanera.
Aunque un poco decepcionados por perder a una gran alumna, los maestros finalmente habían aceptado su respuesta e hicieron todo lo necesario para su regreso.
- Favor de abrocharse el cinturón de seguridad y sentarse correctamente, estamos a unos minutos de arribo - dijo la azafata por el micrófono, sacándola de sus pensamientos con un leve respingo.
- Hay que ver como te asustan de repente - Murmuró frustrada abrochándose correctamente su cinturón.
Sintió el deslizar del avión y se sostuvo un poco de su asiento, nunca le había gustado volar, fuese cual fuese el método utilizado, y cuando le habían dicho cuanto duraba el vuelo casi se iba de espaldas, y es que eso de pasarte diez horas volando no le sentaba bien a nadie.
Se sintió más relajada cuando el avión cesó su marcha y se colocó en la posición necesaria para que los pasajeros salieran debidamente de él.
Había tenido que viajar en método muggle por eso de los trámites y sus papeles, ella no se negó pero no era que le gustase mucho.
- Hemos llegado al aeropuerto de Londres, a las 4:00 p.m.; esperamos que hayan disfrutado el vuelo, les deseamos una feliz estancia - Volvió a decir la misma azafata de antes con una voz que denotaba lo cansino que se le hacía tener que repetir esas palabras.
"Huy sí que he disfrutado mucho del vuelo, como ningún otro"- pensó irónicamente la castaña preparándose para bajar. Tomó su pequeño bolso de mano y un abrigo que llevaba y abandonó el interior del avión.
Salió sólo unos metros de la puerta cuando escuchó dos voces muy familiares que la llamaban.
- ¡¡Hermione!!
- ¡¡Jane!!
- ¡¡Papá, Mamá!!- Respondió ella con una amplia sonrisa.
Corrió en dirección a sus padres y los abrazó con fuerza, por fin estaba en casa, y algo le decía que este año iba a ser maravilloso y estaba más que ansiosa. Pero ahora se concentraría en esas dos semanas que le quedaban de vacaciones en compañía de sus padres y sus amigos, a los cuales por cierto no les había mencionado nada sobre su llegada.
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Terra, centro del infinito.
El chico de Blanco caminaba por un extenso pasillo llegando de nuevo a otra puerta, esta vez un poco más pequeña que la anterior, pero así igual de elegante y maravillosa, de color ocre oscuro.
Tomó los picaportes y respirando profundamente, abrió las puertas e ingresó a la estancia.
Sólo al dar unos cuantos pasos varias cabezas, algunas de cabello blanco, otras rubias platinadas y unas pocas castañas claras, voltearon para observar al visitante, al instante, casi automáticamente, hicieron una reverencia con la cabeza al chico para posteriormente seguir con su labor.
El lugar parecía una especie de laboratorio, más moderno y con objetos especialmente extraños e interesantes. Había líquidos en unos pequeños tubos, que pasaban de un extremo a otro del salón. También había una especie de recipientes que contenían líquidos de diferentes colores que desprendían humo y sustancias igual de exóticas y coloridas. A cada lado de la habitación había dos cámaras redondas, donde fácilmente cabían unas seis personas bien acomodadas, tenían una ventana en la puerta y ésta parecía abrirse hacia arriba.
Estaba, también, lleno de lo que parecían ser armas, de diferentes colores, tamaños y formas, algunas eran normales como espadas enormes o hachas, flechas o arcos. Sin embargo, había algunas que no se podían definir lo que eran o cuál era su función.
Las personas que estaban dentro, vestían igual que el chico, completamente de blanco pero con batas y lentes transparentes. Tenían en sus manos cosas que al parecer examinaban, otros más hacían anotaciones en pequeños pergaminos y algunos sólo se dedicaban a observar.
Pero al castaño poco parecía importarle todas estas cosas y actividades, ya que con paso tranquilo y normal se dirigió hacia una gran mesa redonda donde había un señor de pelo blanco y uno de pelo rubio que se dedicaban a conversar en susurros y al mismo tiempo examinaban una extraña piedra con forma de medio círculo y color gris, pequeña que tenía una serie de inscripciones y símbolos alrededor. Pero lo que más llamaba la atención era la extraña figura del centro, que era la cabeza de un lobo con los colmillos de fuera y los ojos pequeños.
- Kalyo, eres tú, chico. - dijo el hombre de pelo rubio. (N.A= Kalyo se lee como Kalío y Selyon como Selión.)
- Selyon y Fedes, señores de las artes, he venido a ver si han encontrado algún dato de la pieza que he traído o sí ya me han hecho el favor de descifrarla...
- Bueno, pues para alegría tuya y para la nuestra por supuesto, pues sí, hemos descifrado, en este caso, la profecía. - Habló ahora el señor de pelo blanco que respondía al nombre de Fedes.
- ¿La profecía? ¿Acaso eso es de verdad una escritura del oráculo?
- Pues sí, no te equivocaste. - dijo Selyon con una sonrisa.
- De todo lo que estudiamos acerca de la lengua y el material, parece que en efecto está escrito por el propio oráculo, pero el dato curioso es que el material es roca lumaquela, es una roca terrestre formada por fragmentos de concha de mar oscura, muy rara por cierto.
- ¿Terrestre? Pero un momento que... ¿Eso que tiene que ver conmigo? – Preguntó tratando de calmar su ansiedad. Relajó sus facciones y respiró profundo para no demostrar nada en su rostro.
- Para allá vamos Kalyo, y es mejor que te sientes por que la noticia es muy, digamos, muy interesante. - Hizo una extraña mueca a su compañero para después continuar con su relato - Esta roca esta tallada en latín, y en efecto es una lengua terrestre...
- Estoy confundido. – ¡Maldición! Pensó con desagrado.
- Vamos, hijo, sólo déjanos continuar. - Gruñó Fedes un poco molesto por la serie de interrupciones de parte del muchacho.
Kalyo asintió mentalmente avergonzado, y se recargó en la pared cruzado de brazos con la intención de calmar sus nervios, no le gustaba ser muy expresivo pero esa información le ponía los pelos de punta.
- Al parecer, tu padre sabía muy bien sobre esta profecía, ya que como bien sabemos todos, intentó destruirla haciendo alianza con el enemigo. Esta roca está protegida con un hechizo que sólo se puede romper si la destruyes con el fuego eterno, que bien sabrás sólo se encuentra en el inframundo, de su lado. - Hizo una pausa observando la reacción del muchacho y al no recibir otra cosa más que silencio, continuó. - La profecía habla sobre ti...
Kalyo se descruzó de brazos y lo observó atentamente.
- Sobre una guerra, y una chica, pero lo más importante es que habla de un lazo poderoso. Y todo esto tiene que ver contigo. – Suspiró. - Habla sobre una guerra, una guerra entre el bien y el mal, en la cual habrá que hacer muchas cosas para que alguno de los dos bandos pueda lograr vencer, donde habrá pérdidas, y habrá fortalezas y alegrías, pero todo al final valdrá la pena.
Cada uno tendrá que unir fuerzas, para no sólo destruir su propio problema si no el término en general. También habla de un señor sagrado, de la oscuridad, que quiere tener una venganza pero que él es como el mensajero que va a guiar a sus aliados, que él será un guardián y deberá proteger a la fuente de poder: una mujer. Peleará junto con poderosos hechiceros y contra ellos; contra sus pesadillas y enemigos, todo mientras se encuentra en la tierra.
Sólo mencionan las iníciales, las del guardián son K. H. y las de la fuente de poder, en este caso la persona protegida son H. G., que ya sabemos es una chica.
Y al final dice así: "La Guerra del fin se acerca, es la hora de que el poder celestial y sagrado se una con el mágico y terrestre."
Miró detenidamente a Kalyo después de su explicación y al ver que se quedaba un tanto confundido le sonrió condescendiente.
- Pienso que sabes por qué toda esta información va ligada a ti ¿no?
- ¿Y cómo sabes que se refiere a mí?- Contestó el aludido, despertando de su pequeño e involuntario trance. - ¿Es decir, no es tan difícil de interpretar, pero por qué yo?
- Kalyo, sé que es difícil, pero escúchame, tú eres el único que soñó con esto, tu padre lo quería destruir por una razón, y esa era protegerte. Nunca te imaginaste por qué pero aquí esta la prueba, tus iniciales están escritas aquí míralo: K. H.
- Kalyo Hellsing. – Susurró el castaño para sí mismo.
- Zeles no quería ese destino para ti, además - Continuó ahora Fedes mientras examinaba sus anotaciones.- El símbolo de tu familia esta tallado ahí... - señalo la profecía y miró intensamente a Kalyo - La cabeza del lobo que llevas como cadena.
El castaño guardó silencio y automáticamente metió su mano por debajo de su vestimenta y sacó una cadena de plata, que efectivamente tenía la forma de la cabeza del mismo lobo que estaba tallado en el pedazo de roca que sostenía el rubio.
- Tienes que afrontar el destino que tu padre trato de ocultar.
- ¿A qué te refieres? - Preguntó Kalyo con un interés perdido y lo miró a los ojos.
- La leyenda es verdad, la profecía de los cielos ha sido desenterrada.
- ¿La profecía de los cielos?- Preguntó extrañado, apenas estaba digiriendo información nueva y ya le salían con otra.
- La leyenda relata que un ser celestial será el encargado de unir los lazos entre terrestres y sagrados. Y como bien dice ésta, él será un arma importante en la guerra, con el fin de acabar de una vez por todas con la oscuridad.
- ¿Quieres decir que este pedazo de roca sabe qué, es la famosa profecía de los cielos?
El hombre asintió.
- En estos momentos en la tierra se presenta una guerra entre magos, con el fin de salvar su mundo de un tal Volomort o Vodolmos. - Se llevó una mano al mentón en pose pensativa y al final suspiró negando. - Bueno era algo así, el caso es que es un ser con extrema magia negra que corre por sus venas, y supongo que tendrás que averiguar el resto de la información tu solo, porque no estoy muy bien informado.
- Espera, espera, ¿Dices que tendré que ir a la tierra y más todavía tendré que proteger a una humana?
- Sí, tú serás un guardián, tu misión es protegerla, estoy seguro que ellos ya se enteraron del contenido de esta profecía. Sabes que el maldito de Aquila traicionó a tu padre sin importarle sus propias consecuencias, y por lo tanto buscarán a la chica para matarla, y si la matan la oscuridad reinará el universo y todos estaremos perdidos - Agregó tranquilamente.
- Bueno... Creo que es todo, tenemos que hallar esa extraña criatura que vive en Sedna y ya es un poco tarde ¿Recuerdas la pequeña bola de hielo con patas y ojos, Fedes?
- ¡¡Oh, si!! Lo olvidaba, bueno Kalyo creo que sería bueno que hables con el mayor acerca de esto, y te fueras lo antes posible, que tengas suerte. – Agregó Fedes con una pequeña sonrisa.
- ¡Esperen, esperen! ¿Quién es la chica?
- No lo sé, habla con el mayor. - Terminó Selyon recogiendo unos artículos extraños de la mesa.
Y dicho esto los dos hombres dejaron a Kalyo sumido en una confusión total.
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Ahora tendría que ir con el mayor, él sabría mas cosas que esos dos lunáticos, aún no sabía por que eran tan sabios y a la vez tan dementes. Caminó de nuevo por los pasillos de la ciudadela hasta llegar a un edificio plateado que parecía flotar sobre las nubes, era pequeño pero muy bonito. Se elevó un poco del piso y entró por la puerta delantera.
Caminó lentamente en círculos por la sala que era redonda, y que estaba sumida en completa penumbra, hasta que una voz que provenía de quién sabe dónde resonó por todo el lugar al mismo tiempo que la luz se hacía presente de golpe y lo cegaba por unos segundos.
- ¿A qué se debe el honor de tu visita, Kalyo? – Preguntó la voz que sonaba extremadamente sabía y gentil. Era un sonido melodioso que podría hipnotizar a cualquiera.
El chico restregándose un poco los ojos y cubriéndoselos por la luz tan fuerte miró un punto fijo de la habitación.
- La profecía, señor, ya se toda la verdad y estoy seguro que usted sabe mucho más que yo sobre ese tema.
- Estás en lo correcto, pero hay cosas que no te puedo decir, tú mismo tienes que descubrirlo.
- Bueno está bien, supongo. - Dijo en un susurro, aún confundido. - Pero dígame, entonces... ¿Tendré que ir a la tierra?
- Así es.
- Señor ¿Puede decirme quién es la humana que tendré que proteger...? - Kalyo no era muy conciente de lo que decía, parecía que las palabras saliesen solas de su boca sin proponérselo. Alguien en su lugar estaría completamente escandalizado por toda la información recibida, pero él por muy extraño que sonase, estaba tranquilo.
- Confío en ti. – Dijo la voz de repente.
- ¿Perdón? – Dijo el chico frunciendo el ceño.
- Confío en que la tratarás bien, sé que no sueles ser muy amigable con las personas.
- ¿A quién? – Preguntó más que confundido.
- Me encargare de entregar a cada habitante de Terra la información descubierta, y los haré prepararse a lo que pronto vendrá.
- ¿Señor? - Preguntó Kalyo cada vez más intrigado.
- Quiero que sepas que tu ejército estará a tu disposición cuando quieras. Tú eres el representante de nuestro mundo, muchas cosas están ahora en tus manos, no me decepciones ¿De acuerdo?
- Señor no enti... – Trató de replicar pero fue interrumpido.
- Kalyo Hellsing, Arcángel a mando del ejercito Omega, hermano de Alexiel e hijo de Zeles, importante miembro del consejo celeste. Se te encomienda a la humana Hermione Granger que es ahora y hasta el final de esta guerra, tu responsabilidad. Lo demás lo descubrirás solo y tienes el permiso de ir a la tierra desde ya. Y por cierto, apóyate en el diario de tu padre, te servirá mucho. Hay secretos que debes descubrir por tu propia cuenta.
Y al decir eso la sala volvió a quedar a oscuras y al parecer Kalyo no recibiría más información. Mientras sentía un nudo en la garganta y fruncía con el entrecejo salió lentamente de la estancia con un sólo destino al que llegar... la Tierra.
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Bueno aquí esta el primer capítulo de esta humilde historia.
Espero que les este gustado y sí es así dejen sus comentarios y si no les gusto también dejen XD, aunque también si tienen alguna sugerencia que quieran aportar estoy dispuesta a oírla o leerla en este caso.
Recuerden que los primeros capítulos serán un poco aburridos, pero pronto llegará lo bueno.
Mis más grandes saludos y un bezazo a todos los lectores y autores de esta grandiosa página.
Muy pronto el capitulo 2, ya está escrito.
