LA PASIÓN DEL TIGRE
Aquel había sido sin duda alguna uno de los meses más largos de su existencia, los conflictos en el Medio Oriente habían sido completamente agobiantes, sin importar en cuantas batallas participaran, los conflictos no paraban de aparecer en aquella zona en particular, cientos de civiles habían huido de aquellos países buscando el asilo de otros lugares, siendo rechazados por buena parte de sus vecinos y acogidos por los países más lejanos si es que sobrevivían los viajes.
El guerrero del buey se dejó caer en su catre luego de terminar de limpiar un área especialmente llena de soldados aquel día, podía escuchar a sus compañeros de bando festejando unos metros más lejos de donde se encontraba su tienda, se sentía cansado, cada músculo del cuerpo le dolía, su traje estaba lleno de tierra y salpicado de sangre aquí y allá, sabía que requería una ducha desde hacía un par de días, misma que se había estado negando por lo arduo del trabajo que había escogido, pero realmente necesitaba descansar un poco antes de dirigirse hacia el área de duchas más cercano.
-¡AAahhh!, ¡estúpidos sirios!, ¿no es mi culpa hablar japonés?, de hecho, agradecería que algunos de ellos supieran más inglés que solo "Fuck you, bitch, mother fucker y hello nurse".
El pelinegro rodó un poco sobre su catre para darle la espalda a la recién llegada, luego de un tiempo luchando hombro con hombro había aprendido a reconocer cuando la guerrera del tigre se sentía cansada, este era uno de esos momentos en los que no solo estaba cansada, también agobiada por su falta de comunicación con el resto de los soldados que tenían como aliados.
-No son sirios Kanae.
-¡Egipcios, israelíes, árabes, me tiene sin cuidado que son esa bola de imbéciles!, especialmente cuando los escucho llamándome china o coreana.
-Pensé que no entendías el idioma.
-¡No entiendo su puto idioma de mierda!... pero alguien ya se encargó de enseñarme como suenan las palabras "china", "coreana" y "asiática" en el idioma local.
-Espero después me digas quien tuvo la "amabilidad" de decírtelo, tendré una conversación sobre qué cosas pueden y no traducirte.
-Gracias - Dijo sarcásticamente la guerrera del clan Aira antes de dejarse caer pesadamente sobre el otro catre en la tienda, acomodarse sobre el mismo y destapar la botella de licor que había conseguido y que seguramente vaciaría antes de acostarse a dormir.
-¿Qué trajiste esta vez?
-No tengo idea, pero huele un poco a menta y tiene un color bastante extraño.
-Podría ser veneno.
La escuchó dar un sorbo y luego la escuchó haciendo un sonido demasiado característico de ella mientras pensaba en el sabor dentro de su boca.
-¡Noup! definitivamente es algún tipo de alcohol.
Kashii decidió que había descansado lo suficiente, se enderezó entonces para poder observar la bebida que se había colado en su tienda, pensando un poco en su conocimiento del lugar y luego de concentrarse un momento en el aroma que salía de la botella logró llegar a una conclusión.
-Parece doogh.
-¿Doogh?
-Es una bebida característica de esta región, la acostumbran en varios de los países que nos rodean y en este también.
-Interesante, creo que ya lo había tomado alguna vez antes.
-¿Es así?
-Yup... es así.
El dejo de desagrado y vergüenza en los ojos de la chica no le pasó desapercibido, seguramente había consumido aquella bebida durante su periodo de ebriedad constante, luego de que la corrieran de su casa y ella se dedicara a vagar por el mundo bebiendo y matando sin darle importancia a sus acciones.
El pelinegro decidió no darle más vueltas al asunto, estaba seguro de que la misión terminaría en uno o dos días más, la necesitaba lo más entera posible para poder concluir en una sola pieza.
-¡No tomes demasiado Kanae dono! - Recomendó el hombre cornudo antes de sacar algo de su bolsa de viaje e incorporarse para salir de la tienda.
-OK... ¿Vas a alguna parte Eiji kun?
-A tomar una ducha, hay que aprovechar los momentos silenciosos entre un ataque y otro.
-¡Oh!
Y salió del lugar sin darle la oportunidad de nada más, deseaba un baño tranquilo para poder relajarse, si bien confiaba en aquella mujer en el campo de batalla, fuera del mismo debía cuidarse un poco de no caer en los dobles sentidos que a la guerrera del tigre tanto le gustaban, tampoco planeaba quedar atrapado en una de sus insinuaciones maliciosas, no ese día al menos.
El área de duchas se encontraba a cierta distancia del área de comidas y del área de dormir, al otro extremo del campamento con respecto al área de letrinas a decir verdad, era una medida que se había tomado para evitar utilizar agua contaminada cuando alguno de los soldados encontraba el suficiente tiempo para asearse de manera adecuada.
La improvisada enramada, con sus regaderas conectadas a barriles suspendidos sobre parrillas viejas, con sus cubículos divididos apenas por sábanas colgando de lazos y zurcidas unas a otras con rapidez se encontraba completamente desierta. Eiji acomodó su fajo de ropa en uno de los bancos de madera que había a la salida de cada cubículo, encendió una de las fogatas y revisó que hubiera suficiente agua en el tambo que le correspondía, se sentó un momento a esperar antes de comenzar a acomodar las cosas que necesitaba en el interior, finalmente comenzó a desvestirse con calma, acababa de abrir la llave de la ducha cuando el ruido del agua cayendo en el cubículo de al lado llamó su atención, realmente no tuvo que hacer más que voltear su rostro para encontrarse con unos alborotados cabellos castaños casi a su lado, un rápido vistazo le hizo saber que Kanae había llegado en algún punto, se había deshecho de la ropa militar a toda velocidad y había colgado dentro de una bolsa plástica lo que parecían un short viejo y una camiseta de tirantes.
-Pensé que estarías bebiendo.
-Yo también lo pensé.
Ninguno dijo nada más por un momento, cada cual ocupado como estaba en deshacerse de toda la tierra y sangre que llevaban acumulada en el cabello y posteriormente en el cuerpo.
-Ne, Eiji kun, ¿alguna vez me has espiado mientras nos aseamos?
-¿Por qué haría eso? - soltó en un susurro sorprendido el pelinegro mientras se erguía completamente sin dejar de dar la espalda a su compañera.
-No sé... ¿no me encuentras atractiva?
-No sería respetuoso espiar.
-Oi... ¡alguien acaba de evitar dar una respuesta!
-Preguntaste si te he espiado, contesté que no sería respetuoso.
-También pregunté si me encuentras atractiva.
-Pft, ¿cuánto bebiste antes de llegar a la tienda?
-Una cerveza bastante mala... el doogh tampoco me pareció la gran cosa, no pude terminarme la botella.
-Mmh
Simplemente decidió ignorarla, podía imaginarla claramente con su sonrisa felina si cerraba los ojos para dejar que el agua terminara de quitarle el jabón, la quietud y paz que poco a poco había comenzado a alcanzar se vieron nubladas repentinamente por una mano ajena en su cabeza.
-¿KANAE? - Gruñó con sorpresa el guerrero del buey justo antes de voltear y encontrarse con que la pared de tela que los separaba había sido ligeramente bajada, permitiendo que la cabeza de su compañera se asomara completamente mientras con una mano obligaba a la pared a mantenerse abajo y con la otra se mojaba con el agua caliente de su propia regadera.
-Siempre tan estirado, yo solo uso agua caliente cuando estoy en casa.
-¡KANAE, REGRESA A TU LUGAR Y DEJA ESA CORTINA!
-¿Ya no soy Kanae dono? - Preguntó la chica simulando un puchero mientras sus ojos subían y bajaban antes de que una sonrisa gatuna se dibujara en su rostro - no importa, puedo decir que yo sí que te he espiado... con esta deben ir unas seis veces.
Acto seguido, la chica soltó la pared para voltear a terminar de enjuagarse, el pelinegro se sentía completamente sonrojado, un poco incómodo pero también curioso, estirando un poco su mano pudo sentir el agua en el otro cubículo, estaba fría.
-Eiji, deja mi agua en paz, no podré quitarme el jabón de los pezones.
El guerrero del buey ahora bastante más sonrojado se apresuró a sacar la mano del cubículo aledaño, cerró la llave del agua de su regadera y comenzó a secarse pensando como disculparse por la repentina intrusión, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Kanae, desnuda al menos hasta la cadera y dándole la espalda con el cabello completamente empapado, cuando al fin encontró algo que decir antes de comenzar a vestirse la vio saliendo de su cubículo con los shorts y la playera de tirantes puestas, unas sandalias de paja en los pies y una toalla pequeña sobre la cabeza, el guerrero del buey decidió ignorar la situación y comenzar a vestirse, después de todo, no era como si la chica estuviera incómoda con lo que había sucedido segundos atrás en realidad.
De regreso en la tienda, Eiji encontró ambos catres vacíos, la botella de doogh a medio tomar yacía cerrada entre ambos lechos con las botas de Aira alineadas junto a la salida al igual que el rifle que la chica solía llevar en caso de necesitar apoyo a larga distancia, tenía que admitirlo, aunque el fuerte de la ojiverde era el combate cuerpo a cuerpo, ella siempre le daba prioridad a quitarle de encima cualquier posible amenaza que no estuviera al alcance de su espada, sonrió un momento al pensarlo antes de secarse el cabello una última vez, amarrar las puntas y salir con dirección a la zona de lavado.
Kanae no estaba ahí, el uniforme militar que la chica usaba se encontraba definitivamente remojándose en una de las tinas de agua jabonosa, pero de ella no había ni rastro. El guerrero del buey depositó su ropa ensangrentada en la misma tina justo antes de colocar algunos granos de sal en el agua para ayudar a que la sangre saliera más rápido.
El área de comidas estaba atestada, había una larga fila para conseguir un plato de arroz y otro de verduras, localizó a su compañera de batallas ahí, ella lo vio y le hizo una señal con la mano, él regresó a encargarse de la ropa, solo necesitaban sacar las manchas de sangre antes de colgar todo a secar si querían estar listos a la mañana siguiente, el polvo no era algo que fuera tan difícil o urgente en ese momento.
Un poco más tarde ambos se encontraban sentados cerca de una de las fogatas comiendo la ración del ejército que les tocaba, comían en silencio aun a pesar del jolgorio a su alrededor, había soldados cantando y bebiendo aquí y allá, algunos jugaban a las cartas, el buey se habría sentido nervioso y preocupado por un ataque enemigo si no fuera capaz de ver a los soldados que hacían de vigía tomándose en serio la seguridad del campamento.
-Terminé, creo que iré a dormir ahora - Dijo la guerrera del tigre antes de levantarse bostezando y dejar sus cosas en una bandeja enorme llena de platos sucios que algunos reclutas no dejaban de recoger para llevar a otro sector a lavar.
-Te alcanzo en un momento - Contestó Eiji antes de notar los senos de su compañera reaccionando al frío viento nocturno por debajo de la camiseta que portaba, la necesidad de asegurarse de que nadie más lo hubiera notado lo obligó a voltear a todas partes, nada, parecía que solo él le ponía atención a la chica en aquel campamento lleno de hombres.
Para cuando el buey había terminado, sus oídos alcanzaron a captar el ruido de una pelea en la parte de atrás de las tiendas de acampar, se apresuró a llegar a su tienda, estaba vacía, tomó la espada y siguió hacía el lugar del cual provenía aquel sonido así como algunas cuantas maldiciones en el idioma local, apenas dio la vuelta a las tiendas acomodadas en línea, el cuerpo de uno de los soldados recién llegados pasó junto a él, había sangre corriéndole de la nariz y una mirada de odio difícil de ignorar, más sonidos de golpes y observó como dos soldados más rodeaban a la castaña, uno de ellos con una navaja de asalto en las manos, estaba por intervenir cuando notó la posición a cuatro patas que su compañera había tomado, entonces bajó su espada dispuesto a esperar.
Para cuando la pelea había terminado, tanto él como Kanae llevaban a los tres soldados recién llegados completamente golpeados, e incapaces de tenerse en pie mientras los arrastraban al área de enfermería.
-¿Necesitas que diga dentro lo que ha sucedido?
-No es necesario, además, estaba un poco aburrida.
-¿Porqué nunca me dejas denunciar cuando te atacan dentro de los campamentos?
-Porque eso no va a evitar que intenten violarme nuestros "amadísimos" compañeros, además, esta vez no maté a ningún estúpido.
Eiji sonrió de lado ante el comentario, no pudo evitar recordar el incidente de hacía seis meses, estaban en América y un grupo de cinco adolescentes de la milicia habían atacado a Kanae mientras volvía de darse una ducha, la chica había terminado matando a uno de ellos luego de que este se hiciera el aturdido para poder lanzársele por la espalda.
Aquella vez el guerrero del buey había tenido que entregar al resto de los muchachos junto con el cuerpo inerte del recluta al hombre a cargo del campamento y explicarle rápidamente lo que había sucedido y lo imperdonable de la falta de disciplina de los soldados del campamento, al día siguiente la mayoría habían recibido una advertencia bastante airada sobre tocar a la guerrera del tigre, según le habían traducido después a Eiji, Kanae tenía completa y total libertad de matar a cualquiera que le pusiera una mano encima, de cualquier forma, cualquier soldado intentando pasarse de listo con ella sería enviado al escuadrón de fusilamiento bajo cargos de traición y entorpecimiento militar, era de esperarse, Aira podía acabar ella sola con la mitad del campamento si se lo proponía.
Finalmente, los dos guerreros se encontraban en su tienda, cada cual recostado en su catre con los ojos cerrados y un uniforme limpio sobre el calzado que cada uno acostumbraba usar en combate junto a la salida de la tienda.
El guerrero del buey dio una vuelta hacia el otro lado intentando dormir, no podía, las palabras de su compañera sobre espiarlo no dejaban de darle vueltas en la cabeza, ¿cuándo lo había espiado?, llevaban ya más de un año trabajando juntos, habían ido a varias guerras durante ese tiempo y tenido realmente poco tiempo para descansar entre una y otra, ¿de verdad lo habría espiado tantas veces?, ¿porqué decírselo ahora?, tal vez la chica solo había intentado molestarlo para que este olvidara la enorme falta de respeto que había sufrido en las regaderas... ¿le habría gustado lo que había visto?... a él le había gustado, en realidad la había encontrado atractiva desde la Juuni Taisen con aquella ropa tan atrevida y reveladora, ciertamente esa era la principal razón de que no le dirigiera la mirada o la palabra cuando ella acababa de llegar al edificio donde debían esperar por los demás guerreros, no solo le había parecido un atuendo inadecuado para combatir, también lo había encontrado demasiado provocativo y no deseaba tener ningún tipo de reacción física que pudiera desconcentrarlo una vez diera inicio la cacería de los demás guerreros, después de todo, no estaba ahí para divertirse, estaba ahí porque se le había elegido para ir...
-¿Tampoco puedes dormir?
-Estaba en eso.
-Ajá... tus ojos no dejan de moverse y has girado unas cuantas veces la última media hora... no es usual que estés nervioso por la noche.
Abrió sus ojos, ella lo estaba observando con cara de preocupación, ¿en qué momento había aprendido a leerlo?, en realidad era una pregunta absurda, compartían la misma tienda cada vez que iban a algún campo de batalla, era más práctico permanecer juntos que separados en caso de que hubiera un ataque sorpresa.
-No estoy nervioso.
-¿Quieres hablar entonces?, es obvio que algo te molesta.
-Quería disculparme por la intrusión de mi mano mientras te duchabas.
-¿Solo es eso?, ¿no te molesta que yo hiciera lo mismo mientras te espiaba?
-Un poco - Admitió él mientras intentaba reprimir un sonrojo.
-Bueno, no estoy molesta porque verificaras la temperatura del agua en mi lado - contesto ella sentándose aflojeradamente en su catre - de hecho, estamos a mano con eso, no hay problema.
Eiji estaba por decir algo cuando un sonido ligero e inusual llamo su atención, obligándolo a voltear para encontrarse con su compañera sentada a la orilla del otro catre completamente desnuda, él se enderezo por la sorpresa sin poder creer lo que estaba pasando.
-¡KANAE DONO!
-Está bien, dame una buena ojeada Eiji kun, así estaremos a mano - Dijo la castaña completamente sonrojada y con una sonrisa nerviosa
-No está bien, deberías...
-¿Que, cubrirme?, no puedo, no quiero Eiji, por favor mírame, ¿o es que no me encuentras atractiva?
No dijo nada, simplemente la observo ignorando lo que aquella visión despertaba en el.
-Sé que este no es el momento indicado - Comenzó a explicarse la ojiverde - pero no puedo seguir haciendo como si nada pasara...
Pudo notar como la chica apretaba con fuerza la escaza ropa que se había quitado un momento atrás, la preocupación que reflejaban sus ojos así como la tensión en sus brazos la delataban, seguramente estaba aguantando el impulso de cubrirse con los brazos ante la mirada con que la estaba examinando a detalle, bebiéndose sin reparo cada color, sombra y curva que se le ofrecía a la vista.
-He deseado que me vieras así desde que me dejaste en la puerta de mi viejo apartamento luego de ofrecerme trabajar contigo...
Podía recordarlo claramente, la había besado antes de irse, en parte para molestarla un poco, en parte porque había deseado hacerlo toda la velada. Luego de aquella vez ni siquiera había intentado besarla o invadir su espacio personal de nuevo si no era estrictamente necesario y ella, parecía haber dejado el incidente en el olvido, incluso sus insinuaciones y dobles sentidos habían parado por un tiempo.
- Kanae dono, ven aquí.
Se sorprendió un poco al verla obedeciendo, por un momento alcanzo a divisar en aquella mujer a la niña que había rescatado y dejado en un campamento de refugiados tanto tiempo atrás, la misma que le hiciera replantearse sus acciones con la consecuencia de volverse lo suficientemente independiente como para escoger a que batallas acudía.
La castaña por su parte no solo se había levantado para avanzar los dos pasos que los separaban, se había sentado a horcajadas sobre el regazo del buey, apoyando ambas manos en la tela de algodón blanca que cubría aquellos hombros firmes que su compañero resaltaba con las hombreras de su uniforme de matador.
-Somos guerreros Kanae dono, tenemos prohibido llevar una relación amorosa entre nosotros.
-Entonces puedo ser solo tu amante hasta que te canses de mí o me obligues a dimitir del ejercito.
-¿Harías eso?, ¿dejarías de pelear a mi lado?
Ella sonrió un poco más confiada, tomando un mechón de cabello largo y negro para acercarlo a su nariz y olerlo.
- Eres un idiota, yo no peleo a tu lado, peleo por ti, tú eres el faro que me señala el camino correcto y me mantiene sobria.
El sonrió al escuchar aquello, dándose permiso de tomarla por la cintura antes de acercarse al cuello semi descubierto para poder olerlo de cerca, ahí había un aroma diferente al del jabón neutro con que se habían aseado, un aroma salvaje que inconscientemente asociaba con la guerrera del tigre.
-Sigue siendo incorrecto Kanae donno.
-No si es solo sexo - Suspiro la mujer abrazándolo con una mano y peinándole la larga melena con la otra.
-¿Estás segura de que esto pueda ser algo tan mundano e impersonal? - Pregunto el pelinegro mientras sus dedos comenzaban a recorrer la espalda desnuda bajo sus palmas justo antes de probar aquella carne tierna y blanca del cuello de su compañera, oyéndola soltar un suspiro de placer conforme un escalofrío agradable la recorría.
-Podemos... ahhh... podemos decir... que es solo para... combatir la tensión.
- Interesante - Se burlo el buey con su tono serio y una sonrisa divertida - continua - ordeno antes de comenzar a masajear uno de los pequeños senos de Aira y mordisquearle una oreja.
- Aahh... ¿quieres... quieres que siga... hablando? ... ahhh.
- Estamos poniéndonos de acuerdo, ¿o no? - Contesto Eiji con un ligero toque de cinismo antes de obligarla a arquearse hacia atrás a fin de probar aquellos pezones que la chica había mencionado horas antes en las duchas.
- En... en ese caso... - con algo de dificultad logro despegarlo de sí misma para poder dar un jalón a la camiseta blanca de algodón de su acompañante, dejando al descubierto aquel torso trabajado que tanto había disfrutado ver cada vez que encontraba una oportunidad - no logro dormir bien hoy Eiji kun, note que tu tampoco, ¿te importaría si nos relajamos juntos para estar listos mañana?
- Sera un placer Kanae donno.
Ambos se besaron sin dejar de tocarse mutuamente, disfrutando de la piel y del cuerpo del otro mientras sus lenguas no dejaban de danzar pasando de una boca a la otra, dejándose llevar por el súbito cambio en el ambiente.
De repente Kashii coloco ambas manos debajo de las piernas de la mujer en su regazo, cargándola únicamente para depositarla en el catre que ella había estado utilizando.
Podía sentir las manos de Aira tentándole la espalda, los brazos y hombros, deteniéndose de vez en cuando para apretar músculos al azar mientras él se dedicaba a saborearla y morderla suavemente, haciendo un camino desde el cuello hasta el vientre de la castaña, satisfecho ante los sonidos de placer que abandonaban por lo bajo los labios de la mujer a su merced.
- ¿Kanae dono?
- ¿Si, Eiji kun?
-¿Debo preocuparme de que salgas herida?
- No... aún si no logro recordarlo, estoy segura de que mi cuerpo tiene experiencia en esto.
- Mmh... bien.
Ni una palabra más, el buey comenzó a introducir sus dedos en la guerrera del tigre observando el sonrojo de aquellas mejillas irse incrementando mientras la ojiverde soltaba algunos improperios completamente extasiada, definitivamente, aquella forma de hablar debía ser parte de su naturaleza.
Un dedo, dos, tres dedos después la chica había comenzado a mover las caderas de forma inconsciente, estaba completamente húmeda y la visión de tenerla sometida de aquel modo no habían hecho más que incrementar su necesidad de estar realmente dentro de ella mientras se ponía más y más duro, tanto, que le había comenzado a resultar doloroso.
Rápidamente se deshizo de sus pantalones militares y su bóxer negro para luego, con cuidado, continuar excitándola, usando sus dedos para masajearle los senos y otras zonas que había notado más sensibles a sus caricias, el cuerpo de la castaña se había vuelto un imán para su cuerpo, o eso pensaba el pelinegro sin poder contenerse de tocarla y probarla con los labios y la lengua, cambiando poco a poco de posición hasta quedar prácticamente arrodillado frente a ella sobre aquel catre militar, estaba a punto de introducirse en aquel cuerpo que se le ofrecía sin la menor resistencia, cuando de súbito hubo un cambio de papeles, Kanae se las había ingeniado para aplicarle una llave que lo dejara inmovilizado mientras hacía que ambos cuerpos giraran sobre el espacio angosto de lona y metal bajo ellos, quedando repentinamente arriba.
-Eiji kun, tú estabas más tenso que yo hacía unos minutos, se supone que soy yo quien va a aliviar la tensión en tu cuerpo - Murmuró la guerrera del tigre al oído del pelinegro con una sonrisa gatuna y los ojos brillantes de emoción justo antes de devolverle toda la atención que le había dedicado.
-Kanae...
Imposible decir algo más, la joven había tomado su miembro con una mano para comenzar a masajearlo lenta y suavemente mientras con las uñas de la otra comenzaba a hacerle todo tipo de diseños en la piel, sus hombros, sus brazos, sus bíceps y costados se habían convertido en un lienzo viviente, sintiendo que era marcado con fuego ante cada pequeña caricia de aquellas uñas letales como garras, mientras tanto, la boca de Aira no dejaba de jugar con la piel de Eiji, apenas había tomado el control de la situación había comenzado a probar la piel en el cuello de aquel hombre al cual admiraba profundamente, buscando con dedicación los lugares más sensibles de aquel cuerpo que le parecía tan perfecto, no tardó mucho en encontrar una zona en uno de los hombros del pelinegro, otra más en el pecho de aquel hombre que parecía no tener debilidades, descubriendo que las líneas donde los músculos se unían eran verdaderamente sensibles ante los húmedos estímulos que su lengua ávida no dudaba en prodigarle con ahínco, después de todo, Kanae se había propuesto seducirlo y lo había logrado, su siguiente propósito era dejarlo tan complacido, que no pudiera volver a pensar en otra fémina que no fuera ella.
Un poco después, la guerrera del tigre había bajado del lecho, sus rodillas y piernas estaban en contacto directo con la tierra bajo la pequeña tienda de acampar, su vientre no paraba de rozar el frío metal del armazón de su catre de dormir, sus manos se negaban a abandonar el cuerpo esbelto y tonificado del guerrero del buey mientras su lengua se dedicaba a tentarlo mientras paseaba alrededor del ombligo del pelinegro, peinando ocasionalmente con sus dedos los vellos rizados que tenía cerca de su rostro, excitándose ante la sensación de aquel camino negro como el ébano que la llevaba a la prueba fehaciente de que estaba realizando un buen trabajo.
A pesar de todo, Kanae no estaba del todo satisfecha con su desempeño, quería escuchar aquella voz profunda gemir de placer, tal vez incluso deseara oírlo murmurar su nombre, observando aquel rostro estoico relajarse, decidió dar el siguiente paso, acariciando la parte más sensible en aquella anatomía masculina con el dorso de su mano, antes de acercar su propio rostro en un movimiento completamente felino para luego probarlo lentamente, usando su lengua para estimularlo desde la base misma hasta la punta algunas veces antes de comenzar a engullirlo, succionando levemente cuando no era capaz de introducir más de aquel miembro sin ahogarse, acariciando levemente con sus dientes cuando estaba a punto de soltar la punta roja y cálida, apretando suavemente la base con sus manos para asegurarse de cubrir por completo la longitud de aquel falo cálido y palpitante.
Kashii se sentía delirar ante las caricias de su compañera, ciertamente se había sentido un poco decepcionado al saber que posiblemente la chica no fuera virgen y peor aún, que ni siquiera pudiera recordarlo, un poco después se había sentido algo aliviado al darse cuenta de que no necesitaba contenerse una vez dentro de ella porque no habría dolor alguno, finalmente, le había dejado de importar si su compañera tenía o no experiencia, si esta era mucha o poca, realmente estaba disfrutando demasiado con las sensaciones que estaba recibiendo, incluso se habría dejado llevar por aquellas caricias pero no deseaba hacerlo todavía, no era de extrañar que una de sus manos alcanzara uno de los brazos de su compañera para detenerla cuando sintió un gemido de inmenso placer abandonar su garganta de forma ronca.
-¿Eiji? - Soltó la castaña sorprendida, justo cuando había logrado sacar algo de música de aquella garganta terca...
-Por favor, Kanae, has jugado suficiente conmigo, ¿te importaría...?
No tuvo que decir más para que aquella mujer se levantara de su lugar y subiera al lecho, quedando a horcajadas sobre él, comprendiendo a la perfección lo que deseaba.
Aira comenzó entonces a marcar un ritmo lento con sus caderas mientras apoyaba sus manos en los hombros de su amante sin dejar de besar, morder y acariciar el cuerpo bajo ella por un rato antes de enderezarse para observar a su compañero y tomar aquellas manos expertas en usar la espada para dirigirlas a sus senos, sintiendo como los dedos que normalmente manejaban aquella letal espada apoyada junto a la entrada, la manejaban ahora a ella de forma igualmente letal, mientras la ojiverde simplemente seguía acelerando poco a poco con sus caderas a fin de dar y conseguir que el placer se fuera incrementando poco a poco, embriagándose más de lo que licor y sangre la habían llegado a embriagarla.
Pronto los movimientos del tigre se habían vuelto salvajes y agresivos, el buey se había deleitado ante la visión de aquella amazona montándolo con frenesí mientras él masajeaba, pellizcaba y apretujaba aquellos senos pequeños y bien definidos que se le habían entregado por así decirlo, en algún momento él había decidido que quería tocar aquel rostro febril, tomando la cara de la chica en una de sus palmas para acariciarle con el pulgar, pasándolo apenas por los labios de la guerrera del tigre quien no había tardado mucho en abrirlos ligeramente antes de capturar aquel dedo intruso con los dientes, ronroneando mientras lo observaba completamente divertida antes de detener su ritmo poco a poco para tomar la mano con que la había acariciado y comenzar a lamerla como si su piel fuera lo más delicioso que la joven había probado nunca sin dejar de verlo a los ojos ni por un segundo.
-Eiji, necesito que te sientes un momento
Él obedeció sin decir nada, cambiando de posición a como se le había solicitado, notando como la ojiverde lo abrazaba antes de acariciar su mejilla con la propia en un movimiento definitivamente felino para luego comenzar a moverse de nuevo con todo su cuerpo.
-¡Abrázame! quiero sentir esas endemoniadas y sexys manos tuyas sobre mi espalda.
El aludido sonrió divertido ante aquellas palabras antes de cumplir con la orden que se le había dado, estaba disfrutando de la situación y de aquellos movimientos cadenciosos lo suficiente como para no desear contradecir a la responsable de todo aquello.
-¡Demonios Eiji! -Suspiró la pelirroja - ¿porqué no habíamos hecho esto antes?
Él no respondió, simplemente sonrió de lado mientras trabajaba con sus manos, apretando y recorriendo la espalda de su compañera desde los hombros hasta los glúteos donde comenzó a ayudarla a llevar el ritmo cada vez más rápido y violento, aguantando como podía para no enloquecer de placer y terminar.
-¡Bésame! - Volvió a ordenar ella, esta vez al oído del pelinegro mientras sentía como alcanzaba la cúspide a pasos agigantados.
Los labios del guerrero del buey eran delgados, finos, suaves y demandantes, que ella técnicamente le hubiera ordenado que la besara no había vuelto el beso menos demandante o pasional, si acaso parecía que se había desarrollado un combate entre ambos, pues a más pasión aplicaba la guerrera del tigre para devolver aquel beso, más pasión aplicaba también el pelinegro mientras ella prácticamente saltaba sobre él tan rápido como le era posible, en algún punto debieron romper con aquel beso para poder respirar, y aun así, un par de segundos fueron suficientes para que el buey volviera a respirar antes de regresar a su tarea de besar al tigre con desesperación, esta vez detrás de uno de sus oídos, bajando hasta sus clavículas donde debió interrumpirse, Kanae acababa de venirse, apretándolo y soltándolo de forma compulsiva, orillándolo a él también a terminar de forma violenta, al grado de ser necesario usar uno de sus brazos para sostener ambos cuerpos sobre el pequeño catre en que todo había ocurrido.
...
Era media noche, la oscuridad dentro de la tienda era casi absoluta, Kashii podía escuchar perfectamente la respiración acompasada de Aira al otro lado de la tienda, sonrió un poco antes de recordar lo cansada que aquella mujer había quedado luego de aquel orgasmo tan potente que habían compartido, recordó que había debido cargarla unos segundos para acomodarla en el lecho antes de taparla e irse a su propio catre, no sin antes volver a ponerse la ropa interior que llevaba puesta antes de que todo se hubiera vuelto una locura dentro de su carpa, realmente no estaba seguro de que aquello fuera una buena idea, seguramente había una buena razón detrás de la prohibición de relaciones amorosas entre los miembros del ejército, pero, ¿qué más podía hacer? no era como si pudiera resistirse mucho a su compañera... no era como si deseara resistirse a los avances de su compañera ahora que ella había dejado atrás las insinuaciones y pasado a la acción, tal vez lo único que le molestaba ahora era que tendría que buscar una buena excusa para salir del campamento al día siguientee ir a una farmacia y conseguir algunas pastillas para Kanae, ambos eran guerreros, la mayor parte de sus vidas se desarrollaba en medio de combates a muerte en países extranjeros, definitivamente, ninguno de los dos podía ser padre de nadie justo ahora, menos aun si él tenía que replantearse lo que realmente sentía por la guerrera del tigre.
NOTAS DE LA AUTORA
Y terminé. No puedo evitarlo, me gustan los lemons y me gusta este par, son interesantes y algo tienen que me han obsesionado y creo que no solo a mí, además, no es como que haya mucho material para satisfacer mis negras intenciones, digo, mis búsquedas de lectura, jejejejejeje.
En todo caso, el siguiente y último capítulo espero esté listo la otra semana... y espero también subir caps nuevos de otros dos fics que tengo pendientes todavía, en todo caso, espero que hayan disfrutado esta historia.
No olviden dejar su comentario, se agradece todo lo que quieran enviarme.
SARABA
