Hola a todos aquellos que estén leyendo estas palabras. Como parece que la obsesión que tengo de esta pareja ya ralla lo preocupante y que no puedo hacer nada para evitarlo, pues aquí llego a vosotros con otra de mis historia. Advertiros que contiene lemon y que cambiaré un poco la historia de la película (ya que en el libro transcurre de otra forma y cualquier parecido es casi coincidencia).

Antes de empezar, como siempre, también decir que los derechos de estos personajes no me pertenecen a mi, si no a su legitimo autor, J R R Tolkien y a los productores de la película, así como directores y demás. Yo solo los tomo prestados para que mi mente pervertida se quede a gusto y porque hice un dibujo de ellos dos que me inspiró a escribir esto. Si queréis ver que dibujo es, entrad en mi tumblr ``Tomoyo Chidori Daidoyi´´. Tengo una imagen de Minho de Shinee de perfil, así que no hay perdida. Y así podéis ver el resto de dibujos que ya subí.

Hasta luego.

VOLVEREMOS A VERNOS

….

Incluso después del intento de Thorin de arrojarlo de las murallas de la montaña, de que lo llamara miserable rata, ladrón y que jurara que jamás volvería a relacionarse con alguien de la Comarca, cuando un tal Legolas, el mismo elfo que había capturado a los enanos en el bosque negro, se presentó frente a Gandalf y le informó de que los orcos traían otro ejercito que atacaría por el norte, allí donde estaban Thorin y los demás, nadie podría haber detenido su impulso de ir a informarles para tratar de sacarles de allí.

Antes de que el propio Gandalf tratara de detenerlo, cosa que seria en vano, este ya había desaparecido gracias al anillo, asegurándole que no le verían, que podía llegar hasta el grupo bajo los ojos de los orcos, corriendo hacía la Colina del Cuervo, allí donde los enanos habían ido a buscar a Azog.

Eso se cumplió sin problemas. Con el poder del anillo, desde luego que nadie podría verlo, incluso aunque bailara delante de sus propias narices. Pero los enanos, con una guerra en un flanco y otra llegando por el contrario, serían aniquilados antes de que siquiera pudieran pestañear. Y Bilbo no podía permitir eso. Había vivido demasiadas cosas con ellos como para ello y lo que sentía por Thorin... Lo había considerado algo más que un amigo en su corazón, aun después de lo que había hecho. No, no iba a permitir que los mataran.

Consiguió llegar a la Colina del Cuervo, encontrando a Thorin y a Dwalin, solos. Fue un alivio verlos bien, pero no tanto ver que faltaban Fili y Kili.

-¡Bilbo!- exclamó el rey enano cuando lo vio aparecer, detectando alegría en su voz.

-Tenéis que iros.¡Ahora!- les dijo, sin tiempo para que aquel simple deje de alegría que había detectado lo animara.-¡Azog tiene otro ejercito atacando por el norte!. Van a rodear por completo esta atalaya. No habrá escapatoria- les dijo, a penas sin aliento.

Había corrido hasta allí esquivando a todos los contendientes posibles y nunca imaginó que pudieran dolerle tantos los pies como en aquellos momentos, después de estar pisando el campo de batalla sobre guerreros y armas caídas que a penas dejaban lugar para el propio suelo.

Dwalin, como siempre, estaba más dispuesto a pelear que a pensar. Pero, gracias a los cielos, era Thorin quien estaba al mando.

-Es una trampa- murmuró el regio enano, mientras los otros dos miembros presentes se volvían a contemplar las rocas, allí donde Fili y Kili habían sido enviados por sus propias ordenes.

Bilbo cerró los ojos, tratando de elevar una oración a quien fuera, rogando porque estuvieran bien, que comprendieran que estaban siendo engañados y que salieran de allí antes de que fuera demasiado tarde. Pero tenía que preocuparse más por aquellos a los que podía ayudar.

-Thorin, desvístete- le ordenó Bilbo, sacándose su propia chaqueta a rápidos tirones.

-¿Perdón?- exclamaron Dwalin y él al unisono, volviéndose hacía el mediano.

-¡Que te desvistas, demonios!.¡Hazme caso!.¡Ahora!- le gritó, sacándose la camisa del mismo modo que la chaqueta.

Y Thorin, a regañadientes, aun no muy convencido de ello, miró al enano que estaba a su lado, el cual solo pudo encogerse de hombros, e hizo lo que el pequeño hobbit le pidió. Incluso cuando en aquellos momentos de tensión, la escena pareciera completamente fuera de lugar.

….

La confirmación de que aquello era una trampa no tardó en llegar.

El mismo Azog se presentó ante ellos sobre una torre, con Fili entre su mano, sin que este pudiera escapar, al tiempo que el sobrino de Thorin solo se preocupaba en gritarles que escaparan.

Ese gesto, que incluso sabiendo que su momento se acercaba por segundos, se preocupara aun más por ellos que por él mismo, le dieron más honor de lo que el orco que lo mantenía prisionero podría conocer jamás. Y, aun con todo, los demás miembros de la antigua compañía de Escudo de Roble solo pudieron observar como Azog lo atravesaba sin más, arrojándolo al vacío.

Kili, que había sido enviado a los salones inferiores por su hermano, lleno de rabia, corrió tras el orco para tomar venganza. Y Thorin, que lo que menos quería era perder otro sobrino, trató de correr tras él, alejándolo del peligro.

Dwalin trató de correr tras su rey, pero, mientras Bilbo trataba de salir del shock de ver morir a Fili delante de sus propios ojos, el otro ejercito llegó hasta ellos, forzando al enano y al hobbit a permanecer allí, peleando, sin poder correr detrás de su líder.

….

A su tiempo, mientras Thorin corría tras su sobrino, Azog emergió de las sombras para abatirle, cayendo en la batalla que tanto tiempo ambos habían aplazado.

Decir que fue sencilla seria mentira, decir que los dos no habían estado deseando encontrarse uno en frente del otro también lo seria, puesto que desde que Thorin supo que el pálido orco seguía con vida, era la pesadilla que más se repetía en sus sueños. Aquella batalla en Moria pero que, a través de sus ojos cerrados, tenía un final muy diferente.

Este ni siquiera sintió alivio cuando el elfo le ayudó a abatir a los orcos a los que Azog ordenó matarle, ni siquiera cuando las águilas aparecieron para combatir el otro ejercito que se les echaba encima. Nada de eso podía importarle tanto como aquel asqueroso y despreciable ser que aun permanecía con vida frente a él, aquel que había jurado acabar con su linaje, que había matado a su abuelo, había hecho desaparecer a su padre y ahora se había atrevido a matar a su propio sobrino delante de sus ojos.

Incluso cuando el mismo Azog se hundió en el hielo, algo dentro de él le dijo que no estaba todo ganado, que aquel ser no podría ser vencido tan fácilmente y contempló el cuerpo de este flotando bajo el hielo. Viéndolo, supuestamente, derrotado, Thorin caminó junto a él, esperando a que hiciera alguna de sus triquiñuelas.

Ya se había hecho el muerto con él en el pasado. No seria algo que se volvería a repetir.

Y, aun atento a este, cuando aquel mal diablo cerró los ojos, algo en el corazón del enano pareció aliviarse y, por consiguiente, bajó la guardia sin darse cuenta.

La espada de Azog le atravesó el pie de un tajo limpio, haciéndole gritar mientras este emergía del hielo y lo derribaba, dirigiendo la espada directa a su pecho. Faltó muy poco para que lograra atravesarlo, pero colocó a Orcrist, la Hendedora de Trasgos, entre la espada de este y su propio cuerpo.

El pie le dolía, ya que sin duda estaría sangrando, tenía a un enemigo sonriendo sobre él, como si la victoria ya fuera suya, y no podía ponerse en pie.¿Cómo salir de allí?.

Recordando el rostro de Bilbo en aquellos instantes, suspiró y quitó su espada, dejando que el orco pudiera atravesarlo si así era su deseo. Pero aprovechó ese momento para atravesarle a él a su vez, saltando sobre él hasta tenerlo sobre el hielo, atravesándolo con la espada hasta que traspasó el agua congelada.

Solo cuando sintió el cuerpo de este siendo abierto por su propia arma fue cuando se sintió quitarse una carga de encima, notando la tensión de este, como los músculos se encogían ante el dolor contra Orcrist y la sangre empezó a manar mientras la vida escapaba de aquel miserable ser, viendo como su cuerpo quedaba laxo bajo el suyo.

Poniéndose en pie, se acercó al borde de la catarata, sintiendo sus pasos ligeros, como si se encontrara sobre alguna clase de nube, solo a tiempo para ver como las águilas hacían huir a los pocos orcos y demás seres de pesadilla que aun quedaban con vida en el campo de batalla, arrancándole un quejido de alivio mientras veía a estos correr hacía los túneles que los comedores de la tierra habían hecho para ellos.

Estaban a salvo. Los demás estaban a salvo. Nadie más tendría que morir, pensó con alivio, sintiendo que se iba directo al suelo.

El pecho le dolía, le dolía horrores, pero pensó que tendría que ser normal después de que la espada de Azog lo atravesara, quedando mirando hacía el cielo, donde las águilas no dejaban de pasar, como si, con cada batir de alas, pudieran limpiar el ambiente que se había abatido sobre aquel valle.

Así fue como Bilbo lo encontró, mirando el cielo.

-¡Bilbo!- exclamó este cuando el mediano entro en su campo de visión.

El hobbit revisó su pecho, allí donde la espada del enemigo había desgarrado su ropa, y el pie sangrante de este. Sin embargo, al contemplar su pecho de nuevo, no pudo evitar soltar un suspiro de alivio.

-Thorin,¿puedes levantarte?.

-No creo que pueda, señor saqueador. Esa rata de Azog, él...-murmuró.

-Será mejor dejar de lado ese teatro. Mithril a actuado bastante bien- le dijo este con una sonrisa, haciendo la ropa de Thorin a un lado para que el enano pudiera contemplar que no había ninguna herida en su pecho. Solo el plateado metal que el señor Bolsón le había obligado a colocarse debajo de sus ropas cuando llegó hasta ellos en la Colina del Cuervo.

La prenda había sido pequeña para él, pero el señor Bolsón le forzó a que la colocara entre su ropa y su pecho, ya que decía que iba sin demasiada protección.

-¿Y qué hay de ti?- le preguntó Thorin en ese entonces.

-Yo me las apañaré. Tengo mis propios medios para que los orcos no me vean- les había explicado a Dwalin y a él con una sonrisa misteriosa en los labios.

Ahora entendía porqué se la había dado. Había sabido que aquella pelea con Azog tendría lugar y que, de pelear cara a cara, este siempre trataría de herirle por enfrente. Con la cota de malla élfica puesta, cualquier golpe que le lanzara, por mucho que doliera, no llegaría a atravesarle.

Solo pudo echarse a reír, dejando caer la cabeza hacía atrás, mientras Bilbo rompía a reír con él, comprendiendo lo estupido que había sido.

Ni siquiera recordó en esos momentos que el mediano le había prestado el regalo que él mismo le había hecho y que de todos era sabido que nada atravesaba una prenda hecha de mithril.

-Creo que tu herida más grave es ese pie- señaló Bilbo, cuando dejó de reír.-Necesitamos que alguien la trate.¿Puedes apoyarte en mi?- le preguntó, poniéndose en pie mientras le tendía una mano a Thorin.

-Peso más que tú, señor saqueador- le indicó este con cierto tono de burla mientras tomaba su mano.

-¿Sí?.¿Quien lo hubiera dicho?- respondió este, devolviendole la chanza.

Pero, con cierto trabajo, Bilbo resultó ser un buen apoyo. Tampoco hubiera querido que otra persona más que el pequeño hobbit lo encontrara, recordando que aun le debía una disculpa. Consiguió llevarle más o menos recto hasta que encontraron a Dwalin, rodeado de enemigos muertos, resoplando como un viejo fuelle.

Los dos enanos se fundieron en un abrazo, celebrando la victoria, pero Bilbo fue insistente con eso.

-Tenemos que darnos prisa y encontrar a alguien que trate esa herida- señaló, indicando el pie aun sangrante de este.

-Señor Bolsón, de esta batalla lo que menos me puede preocupar es como quede mi pie- le dijo, dedicándole una sonrisa mientras Dwalin se colocaba en su otro costado.

Este solo ayudaba si hacía falta, pero, en su mayor parte, siguió apoyándose en el mediano.

-Pues yo me preocuparía algo más. En el peor de los casos, es posible que quedes cojo.¿Te gustaría eso?- le regañó este, como si estuviera hablando con un niño testarudo de la Comarca y no con el rey enano bajo la montaña.

-El rey cojo de Ereborn, Thorin Escudo de Roble. No suena tan mal- comentó este, aunque solo fuera para hacerle rabiar.

Y resultó. Las mejillas de Bilbo se inflaron de aire al oír semejantes palabras.

-Las heridas en batalla no son nada de lo que avergonzarse. Si de verdad quedara cojo, todos sabrían porqué habría sido y lo admirarían por ello.

-Enanos- comentó, exasperado, este por lo bajo.

Pero, de forma extraña, por cuanto más enfadado parecía Bilbo, más parecía divertirse Thorin con ello. Teniendo en cuenta que creyó que jamás volvería a ver a el señor Bolsón, tenerlo ahora a su lado como apoyo, refunfuñando porque no se preocupaba lo suficiente por sus heridas se sentía bien. Se sentía... correcto.

-Los demás deben encontrarse aun en el valle, junto con Dain. Iré a buscarlos para que te ayuden a bajar- les dijo Dwalin, asintiendo hacía el hobbit para que esperara allí con su rey mientras él iba en busca de refuerzos y, sin duda, a contarles como este había vencido al orco.

-Debo pedirte disculpas- aprovechó Thorin cuando el enano desapareció de sus vistas.-Mi comportamiento en el muro no tiene lugar para el perdón- afirmó, dejando de lado las bromas de hasta hacía unos instantes.

-No tienes que preocuparte por eso- afirmó Bilbo a su vez.-Ese no eras tú. Era el mal del dragón hablando por ti.

Thorin miró a este, pero el hobbit solo parecía estar pendiente del camino, como si esperara que alguien pudiera atacarlos en cualquier momento al estar en campo abierto, ante la visión de cualquiera.

-Aun así, mis disculpas. Hiciste lo que tenias que hacer y yo, en mi locura, intenté matarte. Y, encima, después de eso, has acudido en mi ayuda para salvarme la vida. Eso no será olvidado- afirmó, aun con más seguridad y convicción que antes.

El rostro de Bilbo empezó a sonrojarse ante tantas palabras de agradecimiento, poniéndole nervioso. Siempre había hecho lo que había creído correcto en cada momento, pensando que cualquiera habría tomado las mismas decisiones de haberse encontrado en su lugar. Que este insistiera en que no era así y que no lo olvidaría solo lograba ponerle nervioso.

-En serio. Tus palabras no son necesarias. Lo importante ahora es que estas bien- trató de afirmar él, tratando de concentrar su mirada en el camino que descendía de la Colina del Cuervo, intentando divisar a algún grupo de enanos en la distancia que corrieran hacía allí.

Thorin contempló aquel rubor que se abría paso por el rostro de este y, extrañamente, se sintió feliz al ver al hobbit en aquel estado de nervios y con nuevas ganas de molestarle, solo logrando que aquel rubor aumentara.

-Aparecerás en las canciones de los enanos como aquel que salvó la vida a su rey y el resto de las razas también recordarán tu nombre. Es posible que las canciones lleguen hasta la Comarca misma y tus conocidos sepan lo que ha ocurrido hoy aquí incluso antes de que pises tu casa- afirmó, sonriendo por lo bajo mientras contemplaba como aquel rostro se tornaba cada vez más oscuro por el rubor.

Sin embargo, ante la idea de que el hobbit se marcharía, que tomaría su parte del botín, como bien se le había prometido, y volvería a su casa sin más hizo que Thorin se sintiera inquieto y, de forma inconsciente, el brazo que tenía alrededor de los hombros de este se cerró aun más en torno al mediano.

Era lo justo,¿no?. Era lo que habían firmado, lo que le habían prometido. Obtendría una catorceava parte de los beneficios obtenidos, incluso después de que a los elfos se les diera su parte después de ayudarlos en aquella batalla y otra a los hombres del Lago para que pudieran reconstruir sus hogares. Llegados a aquel punto, a Thorin le importaba bien poco el tesoro. Solo era oro y aun había mucho más en las minas. Minas que no se habían tocado desde que Smaug tomara aquel lugar como su hogar.

Y, sabiendo todo eso, imaginar que Bilbo tomara lo que le correspondía y se marchara sin mirar atrás le creó una nueva opresión en el pecho lo suficientemente molesta para que el golpe recibido por Azog ya no le doliera tanto.

-¿Te encuentras bien?- le preguntó el hobbit, contemplándolo.-Has puesto mala cara.¿Necesitas tumbarte?. Debería ponerte una venda en la herida para tratar que deje de sangrar, aunque sea improvisada- sugirió.

-No. No es necesario- afirmó Thorin.-Es solo que me he sentido débil por un momento, pero no ha sido nada de lo que preocuparse. Puedes relajarte- le respondió, tratando de dirigirle una sonrisa que lo tranquilizara.

Sin embargo, no pareció resultar tan creíble como él creyó en un principio, ya que el mediano lo observó con el entrecejo fruncido, sin fiarse demasiado de sus palabras.

-No pasa nada por admitir que estas herido. Y, aunque no te haya atravesado, el golpe que has recibido de Azog ha sido bastante fuerte. Seria normal que te abandonaran las fuerzas.

No era eso lo que temía que lo abandonara, pero Thorin no dijo nada más al respecto, ya que, a lo lejos, un grupo de enanos corrían todo lo rápido que sus cortas piernas les permitían para poder llegar juntos a ellos.

Solo se obligó a apoyarse en Bilbo para poder disfrutar de su contacto un poco más antes de que el grupo de enanos le obligaran a separarse de él, bajándole a hombros si con eso conseguían comenzar la fiesta de la victoria cuanto antes. El calor del pequeño junto a su costado era, de alguna manera, relajante y atrayente a un mismo tiempo, incluso con lo cansado que se sentía.

No supo decir como se sentía este, pues la expresión del hobbit era indescifrable mientras veía acudir hacía ellos a lo que quedara de la antigua compañía de Escudo de Roble. Pero, solo por un momento, a Thorin le hubiera encantado haberlo podido saber.

Fin del capitulo 1.

Como siempre, nunca pretendo hacer una historia por capitulo, ya que en mi cabeza la historia era mucho más corta. Pero, una vez más, la inspiración gana a mis intenciones, así que aquí esta. Esperemos que logre terminarla como no he conseguido con otras.

Hay una cosa de la que me he percatado al ver seguidas las películas del Hobbit y las del Señor de los Anillos. ¿Recordáis a Balin, el enano más mayor que parece algún tipo de consejero de Thorin, el de la barba blanca?. Teniendo en cuenta que en las películas solo mueren Thorin y Fili y Kili, pensé que al resto les iría bien. Sin embargo, viendo ``La comunidad del anillo´´, cuando Gimbli insiste en cruzar el paso de Moria, dice que su primo Balin les daría una bienvenida de reyes y luego se encuentra que esta muerto y enterrado en la montaña. No sé si recordáis el contrato de Bilbo, pero este firma como Balin, hijo de Fundin. Y eso es lo que pone en la tumba de Moria.

Sinceramente, no me gustó nada que el pobre hombre estuviera jodido hasta el ultimo momento de su vida. Y perdonadme la expresión. Pero es que me caía muy bien y, tras darme cuenta que era él, que murió encerrado en su propia montaña por culpa de los trasgos, me sentó peor que una patada en la espinilla. No sé que tiene Tolkien contra los enanos que siempre les ocurren cosas como esas.

En el libro del Hobbit, a Thorin lo entierran con la piedra del arca y la espada élfica, diciendo que esta brilla cuando se acercan enemigos y así es como su primo Dain, quien resultó el que se quedó gobernando en Ereborn, ese que iba montado sobre una especie de cerdo o jabalí en la película, se enteraba cuando había algún peligro.

Aunque eso parece muy bonito, ya que fue el rey elfo el que puso la espada en su tumba como diciendo que se la merecía, no me compensa el hecho de que se muriera. Porque, a parte, en el libro, como Bilbo se queda inconsciente, esa parte no la sacan y cuando despierta, este ya se esta murieron por unas heridas de lanza y Fili y Kili murieron también tratando de defenderlo. Hizo lo mismo con Smaug. En el libro solo dice que voló hacía la ciudad del Lago, pero los enanos se enteraron de que murió por un cuervo. Porque en el libro, los cuervos hablan un idioma que los enanos entienden. No sé. Creo que se comió partes muy importantes. Me hubiera gustado ver como describía como se mató a Smaug y demás. Son cosas que las películas mejoraron.

Del mismo modo que admito abiertamente que no me gustan los elfos. Son unos chulos que creen saberlo todo y se meten en los asuntos de los demás, incluso cuando no tendrían que hacerlo. O es la impresión que me causan a mi. A parte, que en los libros no dejan de cantar de maneras muy tontas que me ponen de los nervios.¿Por qué cantan tanto en los libros de Tolkien?. En vez de películas, podrían hacer musicales. Soy totalmente pro-enanos y humanos. Son los únicos que aun no me han sacado demasiado de mis casillas. Y de Golum. Por algún motivo, siempre creí que él podría curarse del mal del anillo, que, alejado de su influencia, podría aspirar a mejorar un poco en la vida, aunque no pudiera o no le dejaran que pasara así. Siempre me ha inspirado mucha lastima y creí que solo necesitaba a alguien que lo ayudara a mejorar, como pasó con Frodo durante una temporada.

Y... después de soltaros semejante rollo, que me ha dejado muy a gusto por cierto, me pongo a escribir la siguiente parte. Como se nota que me acabo de terminar el hobbit y me ha dejado descontenta.

Nos leemos en el siguiente capitulo. Y manteneos sanos.