Invierno mágico (One-Shoot)
(Narra Aelita)
Era una aburrida mañana de invierno... y estaba tumbada en mi cama sin ganas de hacer nada.
-¡Qué aburrimiento! -exclamé sin ganas y casi bostezando.
Desde que había salido del escáner, esperaba que estar aquí sería mucho más divertido que pasarme medio día en una torre y la otra parte metida en un banco de datos... Y creo que me equivocaba. Desde que empecé Kadic, al principio iba bien: todos estaban pendientes de mí, se preocupaban por mí, me miraban... Pero ahora las cosas están empeorando. Sobre todo con Jeremy: desde que ese estúpido de XANA me metió ese virus... Jeremy se pasa la eternidad de mi aburrimiento pegado a la pantalla del ordenador, como si se hubiese olvidado de mí y pensase que su "novia" era...
-¡Pues claro! Quizá debería organizar algo para pasar tiempo juntos. A lo mejor tengo suerte y... Se olvida del ordenador y... Bueno, yo ya me entiendo. -dije, ilusionada.
En el cuarto de Jeremy...
-Jeremy... -dije melosa. -¡Jeremy!
-Mmm... ¿Qué? -preguntó, desperezándose.
-Te he dicho medio millón de veces que duermas en la cama, no pegado a tu ordenador.
-Lo siento, estaba buscando datos y... -dijo bostezando.
-Bueno, pues yo quería decirte que...
-...voy a seguir trabajando. ¿A que venías? ¿A ayudarme?
-¡No! Déjame hablar.
-Dime.
-Verás, es que... -dije intentando pensar algo. -Eh... ¡Ah, sí! Me gustaría que me enseñases cosas sobre el invierno.
-¿Eh? Ahora mismo estoy muy ocupado: pídeselo a Odd.
-Está ligando con Anaïs Fiquet. No te recomiendo que le digas nada: está de un humor de perros.
-¿Por qué?
-Sólo mírale la cara... Pero bueno... Porfa, Jeremy...
-Está bien. Pero sólo unos minutos, que no puedo perder tiempo.
-¡Bien!- dije corriendo, tirando de la mano de Jeremy.
-¡Que me matas...! -gritó él, presa del pánico de dejarse los dientes pegados en la pared.
Varios segundos más tarde, en la puerta de Kadic...
-Mira, esto se llama nieve. Tiene una sensación fría, es... dulce y agradable. Mira, coge un trozo. -dijo dándome un trozo de nieve que había cogido.
-¿Y no hay nada que sea un poco más... romántico? -dije acercándome a él y haciendo que se sonrojara.
-Bueno... pu-pu-puedes... podemos hacer un muñeco de nieve.
-Oh. "Está claro que no sabe lo que es el romanticismo" -pensé.
-Mira, podemos... haz una bola de nieve grande, así. No, mira empieza haciendo una pequeña; sí, así. Ahora... -dijo cogiendo la bola y haciéndola rodar en el suelo.
Cuando empezó a hacerse un poco más grande, dijo:
-Ven, Aelita, ayúdame. -dijo intentando empujar la bola.
Al cabo de unos minutos, teníamos una bola (la mitad de grande que yo) colocada en el suelo, frente a nosotros.
-Bien, Aelita, ahora vamos a hacer lo mismo, pero la bola a de ser un poco más pequeña.
Y empezamos a hacer lo mismo que antes. Después...
-¡Ayúdame! -dijo Jeremy intentando levantar la bola. La levantamos entre los dos, pero Jeremy se escurrió y se nos cayó la bola encima.
Al ver lo que habíamos hecho, nos empezamos a reír.
-Bueno, Jeremy, creo que es hora de que vuelvas con el ordenador. -dije, tentándolo.
-Eh... creo que me quedaré un rato más. -dijo cogiéndome la mano, lo cual hizo que me sonrojara... Así pues, los dos salimos corriendo (cogidos de la mano) a hacer otra bola de nieve.
Otros minutos más tarde...
-Se ha quedado perfecto. Sólo nos falta unas piedras.
-¿Piedras? -pregunté incrédula.
-Sí, para los ojos.
-Mmm... ¿Éstas valen? -pregunté cogiendo dos piedras que había en el suelo. Se las di a Jeremy y se las colocó en la cara al muñeco.
-Otras cuantas piedras. -dijo cogiendo 4 piedras, que las colocó como si fuesen botones. Yo le tendí otras cinco que me encontré en el suelo.
-Perfecto. Sólo le falta... una bufanda y un sombrero. Y unos palos para los brazos.
Yo cogí un palo y un tronco cuadrado (qué extraño). Jeremy cogió otro palo y os colocamos.
-Sólo falta la bufanda. -dijo Jeremy.
Entonces yo me quité la bufanda y se la coloqué al muñeco.
-Aelita, te vas a congelar. -se quitó su bufanda y me la colocó.
-Ahora te vas a congelar tú. -dije juguetona.
-Ton-ton-t-ter-í-as. -dijo.
Ante tal escena, nos reímos.
-¡Perfecto! -gritamos los dos.
-Ahora podemos hacer una guerra de bolas de nieve...
-Eso no suena muy bien. -dije asustada.
-No te preocupes.
Varios minutos más tarde... Yo tenía una montón de nieve como barrera, aunque la de Jeremy era igual que la mía...
-Preparando municiones... ¡Ahora! -gritó Jeremy.
-¿Qué hacen ésos ahí? -preguntó Odd. -¡Eh! Están haciendo una guerra de bolas de nieve. ¡Eh, chicos! ¡Yo quiero jugar! -gritó Odd poniéndose en medio. Pero como se puso en medio y no pudimos parar las bolas... Acabó lleno de nieve.
Al final, nos partimos de risa... excepto Odd, que fue a quitarse la nieve.
-¡Preparados... Ya! -gritó Jeremy. Entonces los dos comenzamos a lanzarnos bolas de nieve al tuntún. Una de Jeremy me rozó el pelo; yo, asustada, lancé una bola con los ojos cerrados, que impactó de lleno con la cara de Jeremy.
De nuevo, nos reímos. Pero una horrible alarma sonó en el portátil de Jeremy:
-Torre activada.
-Ups. Vamos, Aelita.
-"Estúpido ordenador" -pensé. "En fin... No habrá sido el paseo romántico que me esperaba... pero al menos..."
