Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no me pertenece, es propiedad de Akira Amano.
Claim: Shamal/Adult!Lal Mirch.
Advertencias: Ubicado en TYL (Ten Years Later). Y HINTS, GENTE, HINTS.
Palabras: 531.
Responde a: reto_diario y mision_insana.
Tabla: Emociones.
Prompt: Esperanza.
Notas: Es primera vez que le doy amor a Shamal, así que no estoy muy segura del resultado final. Y hay que darle amor a Lal también, gente :).
En cuanto a mujeres no había otro ser en la Tierra más apasionado que Shamal (o payaso con complejo de acosador, como diría alguien sensato). Pero aquello, según él, eran palabras muy crueles.
Enamoradizo empedernido decía él.
Carne de cañón le describía mejor según ella.
Una de las pocas ninfas que se le resistieron. Con un perfecto gancho derecho, una patada pesada y un humor aún más denso, simplemente le fascinaba hacia más allá del masoquismo. Porque siempre, siempre que intentaba acercársele terminaba con un ojo en tinta o una costilla rota.
Y la vez que intentó regalarle flores acabó con el ramo de flores en una parte poco agradable de su parte trasera.
Pero a él poco le importaba, porque según su opinión Lal sólo era del tipo difícil. Sabía, o tenía la esperanza de, que algún día ella sucumbiera a sus encantos.
…Pobre ingenuo.
Él la perseguía (siempre con tal habilidad que lo hacía cuando Colonnello no estaba cerca) y ella le golpeaba. Y él, más atraído por sus encantos, volvía a intentar cortejarla cuando tenía todas las de perder.
Un día la atajó en un campo de entrenamiento personal.
—¡Mi queri-! —exclamó cortando de inmediato una pomposa oración cuando se vio apuntado por un rifle de tamaño descomunal. Y aquella arma se veía como un juguete en comparación a la ira acumulada en los ojos de la Arcobaleno—. No hay necesidad de usar la fuerza.
Lal le quitó el seguro al gatillo. Y Shamal consideró, recién allí, irse y volver en otra oportunidad en que la mujer estuviera menos arisca que se costumbre (es decir: jamás). Levantó ambas manos por sobre su nuca, una con una caja de chocolate (no lo entendía, a todas las damas les gustaban los dulces), en actitud de paz. Con cuidado flexionó sus rodillas, siempre mirando a los ojos de la mujer, depositando el obsequio en el suelo.
Por Dios, si hasta casi parecía un ritual con ofrendas.
—¿Qué demonios quieres? —exigió saber Lal, ofuscada. Ese debía ser uno de los hombres más idiotas del universo (pero nadie le ganaba a Colonnello), y en ningún momento dejó de apuntarle con el arma.
…Viéndose muy tentada de dejarlo como queso gruyere al verle sonreír. Esa misma estúpida sonrisa que le dedicaba siempre, entre pervertida e inocente. Una mezcla demasiado bizarra.
—Usted debe saberlo, mi querida dama.
Lal no respondió, el tipo se había pasado meses repitiéndole lo mismo, obvio que tenía conocimiento de su propuesta.
Y realmente, estaba hastiada.
—Una cita, una cena. Nada más. —Shamal repitió esas palabras de memoria, pero con el mismo sentimiento que la primera vez que se las dijo.
Si ella se llegó a ablandar por esos segundos de silenció que cayó entre los dos, no lo demostró. Y con el rifle bien sujeto entre sus brazos respondió con voz pausada.
—¿Y me dejas tranquila de una maldita vez?
—Lo juro. —Shamal le dedicó su mejor sonrisa, casi podía saborear la victoria.
—Lo pensaré. Ahora sal de mi vista antes que te deje lleno de agujeros.
El doctor sabía que a su modo, ese significaba un 'sí'.
El problema sería hacer que cierto rubio no se enterase.
Y si Colonnello se entera... ¡hacen trío! :D.
Los comentario son bienvenidos.
