Buenas! Pues ya empiezo con la publicación de la segunda parte de "Problemas de comunicación". Esta parte consta de 12 capítulos que iré subiendo cada dos o tres días más o menos. Disfrútenlo! :D :D
Capítulo 1
Deplorable: más desastroso de lo normal.
Cortejo: Acompañar a alguien, esperando ser de su agrado.
"Esquiva…¡te dije esquiva!"
¡GOLPE!
"¡Au!" gritó Merlin, sobándose el trasero, tirando la espada que había sostenido segundos antes. "¡Y te dije que dejaras de hacer eso!" ladró, el azote de dolor aún en su piel. Esto era estúpido de todos modos, no necesitaba aprender como usar una espada, tenía su magia para protegerse, claro que Arthur no sabía eso.
Desde que Merlin había vuelto de sus vacaciones, que más bien había sido un secuestro, Arthur había estado muy obstinado en enseñarle algunas habilidades de defensa. Aunque, pensó Merlin, el hecho de que fuera herido por unos bandidos había sido por la gran y tonta idea de Arthur de que en vez dejarle ahí y correr por sí mismo, había incitado a los bandidos para que les siguieran por el bosque, haciendo que Merlin usara su magia para crear una avalancha de rocas y proteger a Arthur de ellos.
No había necesidad de decir que Merlin había caído en las manos de Morgana y ésta, le había convertido en su asesino personal. Aunque afortunadamente para Arthur, Merlin resultó ser el peor asesino del mundo. Bueno, eso fue lo que Gaius y Gwen le dijeron, toda la situación seguía un poco confusa en su cabeza.
"¿Ni siquiera me estás escuchando…?"
¡GOLPE!
"¡¿Por qué sigues haciendo eso?!" gritó Merlin una vez más, sobándose el trasero. ¿Por qué nadie le decía al rey que era grosero pegar a la gente con espadas? Merlin miró a Arthur, quien le sonreía.
"Vamos, Merlin," dijo, como si toda la pelea de espadas fuera una brisa. "Tenemos que hacer siete ejercicios más antes de acabar."
"¿Siete más?" preguntó Merlin con los ojos bien abiertos. Se rindió entonces, tirándose de espaldas, no lo haría. "No quiero…Tengo calor, estoy cansado… ¡Huelo como Gwaine!"
"Eres el sirviente más vago que he conocido," remarcó Arthur, inclinándose sobre Merlin, bloqueando el caliente sol de verano. "Es culpa mía, te he consentido."
"¿Me has consentido?" preguntó Merlin, con ojos grandes de nuevo, por segunda vez en tan sólo unos minutos. "Me has hecho limpiar los establos muchas veces…¡y ni siquiera es parte de mi trabajo!"
"¿Podrías dejar de quejarte?" rodó los ojos Arthur, parándose recto y pasando una mano por su rubio cabello. "Esto será todo por hoy, supongo, pero debes aprender estas simples técnicas en algún momento…"
"Una mierda simples…" murmuró Merlin.
"Pueden ayudar a protegerte mejor."
"Sí, lo sé," asintió Merlin, apoyándose en los codos. "¿Podemos ir ya adentro?"
"Sí, señorita," remarcó Arthur, ofreciéndole una mano para que Merlin la tomara. Lo hizo y se levantó del suelo. En vez de soltarle, Arthur mantuvo su mano y le sonrió, mirándole de arriba abajo. Fue cuando Merlin empezó a sentirse incómodo cuando finalmente se alejó.
Cosas como esa habían estado pasando cada vez más desde que Merlin había vuelto. Arthur le miraba… no quería decir con afecto, pero es lo que era. Algo había cambiado ligeramente en su relación, no era muy notorio, a menos que estuvieras mirando. No es que Arthur fuera más amable con él, seguía tratándole igual, y llamándole idiota, pero había algo…
"Merlin, ¡coge tu maldita espada!" gritó Arthur. Y Merlin se recompuso de sus cavilaciones y tomó su espada antes de seguir al rey al interior del castillo. No, definitivamente, no era más amable, pero entonces de nuevo, si que lo era. Como ahora, Arthur saltó para abrirle la puerta de la armería a Merlin. Eran cosas extrañas como esa, que nunca había hecho antes, las que hacían a Merlin preguntarse. Pero quizás Arthur sólo estaba feliz de que Merlin no hubiese muerto, había estado muy cerca.
Merlin dejó a Arthur en la armería, aún era temprano y Merlin tenía que terminar sus quehaceres. El hecho de que aún oliese como Gwaine y que no podría tomar un baño pronto, si es que podía ese día, le molestaba bastante. Pero hizo lo que pudo por ignorarlo y fue hacia el vestíbulo. Fue entonces cuando se topó con Agravaine. Sonrió melosamente a Merlin mientras pasaba y Merlin le observó. Había algo más que había descubierto al ser el asesino de Morgana, a Agravaine. Merlin por fin entendió que le molestaba tanto de él, Agravaine era un agente doble, una escoria, y eso en un día bueno. Trabajaba para Morgana, y todo este tiempo Arthur había pensado que podía confiar en él…
Merlin suspiró, aun le alteraba eso, nunca le había gustado Agravaine, pero ahora le odiaba. Quería decírselo a Arthur, sobre su traición, incluso Gaius le había animado, pero no sabía como, pues no quería dañar a Arthur. Y seguramente, eso lo haría.
Merlin terminó sus tareas en la cámara de Arthur, estaba acabando con la chimenea cuando Arthur entró. Merlin no se giró, terminando rápidamente de colocar madera nueva en la limpia chimenea. Estaba completamente cubierto de ceniza y hollín y deseó que Arthur no estuviera en la habitación para poder limpiarse con magia…
"Merlin," dijo Arthur, como si estuviera fijándose en que estaba ahí. "He estado pensando…"
"Oh no," murmuró Merlin sarcásticamente. "Tú ¿pensando?"
"¡Cállate!"
"¿Has estado pensando en que me calle?"
"¡Merlin!"
"Lo siento, señor," sonrió Merlin. Se levantó recordándose constantemente no pasar las manos por sus pantalones, para no llenarlos también de hollín.
"He estado pensando en un picnic."
"¿Has estado pensando en uno?" preguntó Merlin, un poco confuso y provocativo. "¿Alguno en particular?"
"¡Me refiero a tener uno!" corrigió Arthur. Y Merlin hizo un ruido de comprensión y asintió.
"Hoy, pensaba que podríamos ir y tener uno hoy…"
"¿Hoy?" preguntó Merlin, masajeándose la nariz ante la horrible idea. "¡Hace calor!"
"Podemos ir por un riachuelo…"
"Pero eso significa que tengo que ir a preparar la cesta y lavar las mantas, encontrar a Gwen-"
"No me refería a que Guinevere viniera," dijo Arthur demasiado repentino, mordiéndose el labio inferior. "Pensaba que podríamos ser solo tu y yo esta vez…"
"¿Por qué demonios íbamos a ir nosotros de picnic?" preguntó Merlin confuso. "¿Por qué querrías ir sin Gwen, no es cuando pasas tiempo con ella… ya sabes, fuera de Camelot, dónde puedes ser más tu mismo?"
"Pensaba que a lo mejor necesitábamos pasar más tiempo juntos…"
"¿Por qué necesitaríamos hacer eso…?"
"¡Para conocernos mejor!"
"Ya te conozco muy bien," insistió Merlin, esto era muy extraño y confuso. Y el ceño que mostraba Arthur ahora hizo que Merlin se sintiera mal. "Mira, si no llevas a Gwen al picnic, puedes olvidarte de hacerla tu reina."
"¿Por qué dices eso?" preguntó Arthur, aun frunciendo el ceño y ahora con una mirada confusa. Arthur no sabía nada sobre mujeres, suspiró Merlin.
"Porque, porque las doncellas de cocina sabrán que estaba haciendo una cesta de picnic y si no llevas a Gwen, alguien se lo dirá y eso la llevara a pensar que no deseas más su compañía, hará que piense que ya no la quieres, y así perderás tu oportunidad de casarte con ella."
"¿Todo eso por qué no deseo su compañía en un picnic?" preguntó Arthur, casi atónito. Merlin asintió, puede que hubiese exagerado un poco, pero podría pasar.
"Ey, no esperes que yo entienda la mente de una mujer," le dijo. Arthur suspiró entonces.
"Bien, tráela."
Después de que Merlin se lavara, empezó a preparar la cesta de picnic; primero, fue a buscar a Gwen, que estaba realizando sus propias tareas de sirvienta (que eran mucho más fáciles) en unos aposentos.
"Ey Gwen," dijo, apoyándose en el marco de la puerta. Ella se giró y sonrió, mirándole.
"Oh, hola Merlin," le dijo, doblando lo que parecía una toalla o una funda. "¿Qué te trae por aquí?"
"Arthur," contestó con simplicidad. Casi rodó los ojos cuando sus ojos se iluminaron por la mención, era casi repugnante. "Quiere ir de picnic."
"¿Hoy?" preguntó, mirando su vestido, como si no fuera lo suficiente para salir con el rey. Merlin estaba bastante seguro de que a Arthur no le importaba que vestido llevara.
"Dentro de una hora, en realidad," le dijo. Su boca cayó, y tiró lo que estaba haciendo, pasando a su lado, saliendo por la puerta.
"Será mejor que vaya a…prepararme," dijo en pánico, pasando una mano por su cabello y jugueteando con su vestido. "Desearía haberlo sabido antes…"
"Te ves encantadora," trató de calmarla Merlin; ella sólo sonrió un poco.
"Gracias, Merlin."
Y entonces se fue, apurada por el pasillo, Merlin rodó los ojos de nuevo, soltando una carcajada mientras se alejaba. Fue a las cocinas después de eso, dónde empezó a preparar la cesta con quesos y las carnes frías que le gustaban tanto a Arthur. Una de las criadas de cocina, Mérida, se paró junto a él y se apoyó en la encimera.
"Hola, Merlin," sonrió, mirándole de cerca. "¿Qué estás haciendo?"
"Preparando una cesta," contestó, mientras metía manzanas extra para él. Afortunadamente, Arthur estaría muy ocupado adulando a Gwen como para notarlo. Mérida se inclinó más, su largo y rizado pelo rojo poniéndose en el camino de Merlin. Apretó los labios, esperando a que terminara de ser entrometida.
"¿Para quién?" preguntó finalmente, (Como si ella no supiera,) mientras se hacía para atrás y le sonreía, sus pecas alineadas parecían suciedad en su nariz y mejillas.
"El rey," dijo Merlin, mientras sus ojos azules se iluminaban, como los marrones de Gwen… pero de una forma diferente.
"¿Está llevando a ya sabes quién?" preguntó, poniendo morritos.
"¿Gwen?" preguntó él. (Como si no lo supiera.) "Sí."
"¡Oh!" rió, agarrado su brazo. "Esta es… ¿la segunda salida que tienen esta semana?" se mordió el labio y apretó su brazo. "¡Se está volviendo muy serio!"
"Supongo…"
"¡Oh, es tan romántico!" dijo ella, un poco dramáticamente. "Dentro de no mucho… estarán casados y habrán pequeños principitos y princesitas corriendo por aquí."
Merlin puso cara de disgusto, "No lo creo…"
"¿Celoso?" ella alzó rápidamente la mirada y sonrió.
"¿Qué quieres decir con eso?" le preguntó, mirándola. Ella rió de nuevo.
"Todo Camelot sabe lo que sientes por Arthur," dijo, suspirando. "Tiene que ser duro verle en los brazos de otra persona."
"A menos que tú tengas también tu ración," dijo otra sirvienta, Belle, que estaba cortando patatas en una mesa cercana. Merlin se giró, dándole una mirada desagradable. "Muchos reyes lo hacen, ya sabes, toman una esposa pero encuentras un poco… de diversión con sus sirvientes favoritos."
"¡Arthur no es de esos!" argumentó Merlin, sintiendo esta conversación pesada de repente.
"No, aún no," le dijo Belle, sonriendo, mientras se colocaba un mechó de pelo castaño tras la oreja. "Pero nunca nos lo dirías si fuera así."
"Me pregunto si es bueno en la cama," se rió entre dientes Mérida.
"Con un cuerpo como ese, cariño, apuesto a que sí…"
Merlin decidió entonces que tenía que huir de ahí. Ató la canasta y salió por la puerta. Dejando risillas tras de sí.
Estaba tan conmocionado que le costó más tiempo encontrar las mantas de picnic; olvidando dónde las había dejado, mientras su mente repetía lo que las criadas habían dicho. Nadie pensaría que Arthur era así, ¿verdad? Si lo hacían, ¿Por qué Gwen querría seguir con él?
Como fuera, Merlin no tenía tiempo de limpiar las mantas, y de todas formas se ensuciarían de nuevo así que ¿qué sentido tenía? Fue hacia la puerta, dónde debía encontrarse con Arthur. Arthur ya le estaba esperando, apoyando en el marco de la puerta, mirando al cielo. Merlin sonrió mientras se acercaba. ¿Cómo podía alguien pensar que Arthur engañaría a alguien? Era demasiado leal, demasiado noble; era un hombre demasiado bueno.
"Merlin," dijo Arthur, girándose. "Te tomó mucho tiempo."
También era un gran idiota.
"Lo siento, estaba…" murmuró Merlin, sin estar seguro de que decir, no quería decirle a Arthur lo que las criadas de cocina pensaban de él. "Buscando las mantas."
"Sólo tú podías perderlas," remarcó Arthur, rodando los ojos. "¿Accedió Guinevere a venir?"
"Sí, lo hizo," una dulce voz femenina sonó tras ellos y Arthur se giró, mientras que Merlin se limitó a saludarla sobre el hombro del rey. Se había cambiado de vestido y el peinado. Las chicas eran tan extrañas, pensó Merlin.
"Guinevere," dijo Arthur, Merlin no podía ver su cara, pero apostaba a que el idiota estaba sonriendo. "Estás… encantadora."
"Gracias, Arthur," brilló Gwen. Ahora, Merlin le había dicho lo mismo hacía más o menos una hora, pero al parecer no era lo mismo si lo decía él. Merlin no se molestó en ofenderse. "¿Estamos listos para partir?"
Arthur miró a Merlin y alzó una ceja. Merlin asintió como respuesta, cogiendo la cesta.
"Parece que sí," dijo Arthur, ofreciéndole un brazo a Gwen. "¿Deberíamos ir?"
"Eso creo," aún irradiaba Gwen, tomando el brazo del rey, y entonces partieron, hacia su picnic.
Eligieron el lugar a las afueras de Camelot, al borde de un río, con agua tan clara que se podían ver los pequeños peces amarillos nadando y las rocas del fondo. Merlin se sentó, tan lejos de la pareja como podía, aún a distancia de poderlos oír de ser necesario. Ya había colocado el maldito picnic y rellenado sus copas de vino un par de veces, ahora sólo estaba obligado a estar ahí sentado, mirando, pero tratando de no ver, como Gwen se apretaba contra el brazo de Arthur y reía con cualquier tontería que dijera.
Parecía un poco estúpido ahora, pero Merlin en cierto modo deseaba que Gwen no hubiese venido, era enfermizo verles reír y besarse y ser como cualquier ser humano enamorado. Normalmente no le molestaba, pero hoy lo hacía, por alguna razón, era molesto estar ahí sentado, siendo ignorado. Debía ser agradable eso, ser capaz de sentarse y hablar con Arthur de forma normal, sin preocuparse sobre un reino o su gente, simplemente hablar sobre el cielo o la luna, quizás una vaca… cualquier cosa, simplemente como Gwen y Arthur estaban haciendo ahora.
Merlin no era tan estúpido como para ponerse celoso de Gwen, sabía que ella era la futura reina de Camelot, y pronto estaría compartiendo mucho más que picnics con Arthur. Sería una habitación y una cama y pronto, puede que Arthur no lo necesitara más, Gwen fue sirvienta antes que reina, puede que no quisiera que Merlin invadiera su privacidad como hacia ahora con la de Arthur. Merlin podía poner patas arriba la habitación de Arthur y saber como colocarlo todo de nuevo.
No habría más intromisiones directas, las cortinas estarían echadas, y pronto Merlin debería tocar siempre antes de entrar. Pronto todo cambiaría y eso lo aterraba…
"Merlin." La voz le hizo saltar, despertándolo de sus pensamientos. Se giró para verles mirándole, no quería, pero estaba bastante molesto en ese momento. Fue Gwen quien le habló. "¿Estás bien?"
"Oh, sí," asintió, aunque puede que tuviera un leve ataque al corazón. Tendría que preguntarle a Gaius después sobre su repentino sentimiento de malestar. "Estoy bien."
"Nos preguntábamos si podrías traernos un poco de agua." Pidió, tendiéndole la bota de agua de Arthur. Merlin asintió, rodando los ojos, seguramente sólo querían enrollarse de nuevo y querían que Merlin se fuera. Así es como sería una vez estuvieran casados, sin querer a Merlin alrededor, queriendo estar solos, pidiendo cosas estúpidas como agua para que se fuera.
"Por supuesto que puedo traeros agua," dijo, un poco borde pero sin importarle. "Para eso estoy aquí… para traer agua." La tomó y fue hacia el río, yéndose por la izquierda para no estar más a la vista. "No os preocupéis por mí; estaré aquí… ¡cogiendo agua!"
Una vez no pudo verlos más y estuvo seguro de que ellos tampoco lo podían ver, tiró la bota al río con agresividad y se tiró al césped. Gimoteando, porque el maldito césped estaba húmero y ahora también su trasero. Miró al cielo y maldijo. No es como si no supiera que esto pasaría algún día, pero de algún modo, no parecía tan cercano como ahora, podía ser cualquier día cuando Arthur le pidiera la mano a Gwen y por mucho que deseara verlos casados, no podía ver a Arthur con ninguna otra mujer, también prefería ver a Arthur simplemente como estaba ahora.
Y eso lo molestaba, estar ahí sentado con el culo empapado mientras Arthur tenía su lengua enredada en la de Gwen, era nauseabundo y molesto. Actuaban como niños, pensó Merlin; no había necesidad de casarse. ¿Acaso Gwen había visto a Arthur sin camisa siquiera? Con una risa oscura pensó que probablemente no.
"¡Merlin!" alguien le llamó, y no cualquiera, sino el idiota mismo.
"¿Qué?" gritó en respuesta, sin molestarse en mirarlo. Por alguna razón, no quería verlo, por alguna razón sabía que sólo lo enfurecería más. Podía escuchar al cabeza hueca acercarse.
"¿Dónde está la bota de agua?" preguntó Arthur, y Merlin supo que estaba justo a su lado. Así que se encogió de hombros.
"Se me cayó."
"¿Se te cayó?" repitió Arthur, preguntando. Merlin aún no se dignaba a mirarle.
"Se me cayó al río."
"¿Y no pensaste que debías recuperarla?"
"Se me cayó y flotó lejos," para mostrarlo, Merlin hizo el movimiento con su mano. Arthur no pareció ni ligeramente impresionado.
"¡Eso saldrá de tu paga!" le dijo y Merlin se encogió de hombros.
"Despídeme en vez de eso, será más fácil."
"¿Qué pasa contigo?"
"¡Tengo el culo mojado y eres un idiota!" le dijo Merlin, levantándose, mirando finalmente a Arthur. "Si desea tanto la bota de agua, señor, ¡vaya detrás de ella!"
"O, podría despedirte…"
"¡Adelante!" le dijo Merlin, rodeándole y dirigiéndose hacia los caballos. "Venga, mira lo que me importa," le gritó, mientras se alejaba. "¡Mira si me importa cualquier cosa que hagas!"
"¡Merlin!" le gritó Arthur tras él, pero no se detuvo, pasó a Gwen que le miraba confundida. "¡Merlin!"
"Lo siento, señor," se giro y miró a Arthur de nuevo. Para encontrárselo pegado a él. "¿Qué puedo hacer por vos, señor?"
"Podrías dejar esa actitud," le dijo Arthur. "¡Antes de que te ponga en el cepo!"
"Una vez más, debo insistirle en …¡mira lo que me importa!" le dijo Merlin, girándose para irse, pero se detuvo. "Tiene la cara de un sapo, señor, y ¡no puedo entender como puede gustarle a alguien!"
Y con eso, se alejó de vuelta a su caballo, su maltrecho y viejo caballo. Mientras el de Gwen era uno joven y fresco, que casi no había sido usado. Estaba asqueado, completamente asqueado.
