Disclaimer: Once Upon A Time no me pertenece


Henry fingía descansar. No sabía cuanto tiempo pasaría hasta que volviese a escapar, pero ahora se aseguraría de tenerlo bien vigilado. Lo último que quería es que se volviese a ver con la señorita Swan y reforzasen lazos familiares. Y en cuanto a la señorita Swan… confiaba en que su amenaza de destruirla hiciese efecto en ella y volviese a Boston para siempre.

Cogió el libro de Henry, perfectamente encuadernado y salió de la habitación. Por supuesto que la señorita Swan no se marcharía de Storybrooke. No sabía exactamente qué razón la llevaría a quedarse, pero estaba segura de ello. Llevaba esperando exactamente veintiocho años a que apareciese, desde el mismo momento en que Blancanieves le dijo que la niña había huido a través del armario. Conocía muy bien la profecía que Rumpelstiltskin había hecho y confiaba en que el maleficio la alcanzase a tiempo. Por supuesto que no iba a permitir que la niña se criase sola, podría crearse con esa estúpida de Blancanieves, por siempre jamás. Pero si algo sabía Regina, era que las profecías se cumplían. Y cuando pasaron veintiocho años en Storybrooke, veintiocho años en los que el tiempo estuvo totalmente parado.

Bajó hasta el rellano y llegó hasta el espejo. Contempló su reflejo, sosteniendo el libro de Henry. ¿Cómo lo sabe? ¿Cómo lo ha averiguado? Ella y sólo ella sabía el secreto. Bueno, ella y alguien más, pero él era alguien demasiado especial y prefería darle todo lo que pidiese antes de que él le diese problemas.

Contempló el libro. Sabía que por fin había llegado. En cuanto Emma Swan puso un pie en Storybrooke, supo que el principio del fin había llegado.