SÓLO UN DÍA
Por Ayumi / Yong Mi
Todos los derechos de Naruto pertenecen a MasashiKishimoto
CAPÍTULO 1
Era una mañana muy especial para dos familias, aunque todos habían estado presentes cuando el gran evento ocurrió a altas horas de la madrugada, era ya por la mañana cuando se estaban reuniendo para el emocionante acontecimiento que estaba por ocurrir. No todos los días conocían a un nuevo miembro de la familia.
Debido a los asuntos de cada uno, ambos fueron los últimos en llegar a la reunión en aquella habitación del hospital, apenas separados por unos cuantos minutos. Por esa razón sostuvieron una corta charla con los felices padre mientras contenían el impulso de asomarse sobre la cuna para al bebé nacido apenas ocho horas antes. Aunque estuvieron de madrugada esperando el nacimiento, no habían podido conocer al bebé hasta aquel momento.
Al cabo de varios minutos de plática familiar se acercaron a la cuna donde dormía el bebé, hasta entonces desconocido para ellos. Parados cada uno de un lado de la cuna, coincidieron en el momento elegido para inclinarse porque sus cabezas chocaron, generando las risas de los presentes en aquella habitación.
Ellos mismo se sonrieron aunque procuraron no mirarse demasiado, tratando de concentrarse en el recién nacido al que deseaban no sólo contemplar si no tomar en brazos. Por segunda, y hasta tercera vez, se estorbaron mutuamente en sus intenciones, pues sus manos chocaron cuando las acercaron al bultito que descansaba en la cuna.
-¿Por qué no lo toman al mismo tiempo mamá?-sugirió con practicidad Sarada, al ver que su madre y suegro no dejaban de chocar y estorbarse mutuamente.
La sugerencia fue bien aceptada por ambos abuelos, quienes colocaron sus brazos brazo el cuerpo del bebé y lo elevaron entre los dos mientras lo contemplaban maravillados. Ser abuelos por segunda ocasión cuando apenas pasaban de los cincuenta años era raro, pero lo aceptaban con normalidad por lo jóvenes que todos los de su generación se convirtieron en padres. Por lo menos Bolt y Sarada habían decidido esperar un poco para dar el paso, y otro poco para dar la bienvenida a aquel bebé.
-¿Ya decidieron el nombre Bolt?-preguntó Naruto mientras grababa en su mirada el rostro del pequeño.
-No, pensamos que lo mejor es esperar hasta estar en casa y decidirlo con la sugerencia de Ryūjin, está ansioso por ejercer de hermano mayor.-respondió el orgulloso padre, recibiendo un abrazo de Hinata.
El pequeño Ryūjin tenía ya cuatro años pero era el consentido de la familia por el ser el primer nieto, de hecho en aquellos momentos estaba a cargo de Himawari, la persona favorita del niño porque siempre juagaba con él como un igual.
Ajenos un poco a la felicidad de sus hijos, sintieron como sus dedos se rozaban al estar tan juntas sus manos bajo el cuerpecito de su nieto, sobresaltados brevemente cruzaron sus miradas en un mensaje tan breve y silencioso que los obligó a desviar la mirada, por la fuerza de la imagen que ambos invocaron. Aquella imagen representaba otra vida, lo que pudo ser, ubicándolos como los flamantes padres de ese bebé.
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Un par de horas después, cerca de mediodía, Naruto se dio el lujo de comer uno de sus amados tazones de ramen en el Ichiraku. El paso de los años no se notaba en el amado sabor de su platillo favorito, a pesar de que el antiguo dueño murió el año anterior, pero por suerte para él Ayame siguió a cargo del local y por ende el sabor continuaba intacto.
Aunque aquel era un día feliz para su familia, no podía evitar sentir el mismo fastidio y cansancio desde que renunció al cargo de Hokage año y medio atrás. No se arrepentía de su decisión porque en ese tiempo había logrado una gran relación con su hijo y disfrutado de su nieto, pero…durante su época como líder de la aldea concentró sus inmensas energías en el cargo para fortalecer a Konoha, ahora que no tenía aquello sentía como la apatía y los días interminables podían con él.
Curiosamente, mientras que el tiempo con sus hijos aumentó desde que era un shinobi más, el que compartía con Hinata disminuyó aún más. No quería culparla porque era algo de su personalidad, pero con el paso de los años su esposa se había convertido en una mujer aún más pasiva y tranquila que antes, con lo que a veces sentía que su pasividad lo absorbía, dejándolo impasible ante los días posteriores.
-Tu ramen se está enfriando y tienes una mirada preocupada, espero que no sea nada grave
La voz a su lado la sacó de golpe de sus pensamientos, sobre todo porque reconoció como su portadora a Sakura, quien se sentó en el taburete de su costado después de saludar discretamente a Ayame y pedirle su propio tazón.
-No es nada, sólo pensaba que nos estamos haciendo viejos Sakura, ya es nuestro segundo nieto.
-La culpa es nuestra por haber sido padres tan jóvenes, aunque nuestros hijos tampoco es que sean muy grandes.
La pelirosa agradeció con una sonrisa su tazón de ramen y procedió a comer, mientras Naruto la observaba discretamente por el rabillo del ojo. En todos los años transcurridos desde sus respectivas bodas, eran muy pocas las veces que estaban a solas, de modo que ya no sentía la misma confianza de antes para platicar y bromear de cualquier tontería. Era demasiado triste ponerse a pensar en eso, así que sacudió esos pensamientos.
-Me sorprendió que Sasuke no llegara a tiempo, pensé que Sarada le avisó la fecha en que debía llegar.
La pregunta no pareció incomodar a su vieja amiga, quien se limitó a continuar masticando tranquilamente su bocado antes de responder.
-Prometió llegar a tiempo esta vez, pero el parto de Sarada se adelantó una semana así que no lo culpo del todo. Según le dijo, esta misión es muy importante y no quería regresar antes de reunir la información.
No podía negar que durante el tiempo que fue Hokage la información recabada por Sasuke fue muy útil, pero no entendía cómo a pesar del paso de los años no concluyera su viaje por el mundo. Cuando le contó que renunciaría al cargo e insinuó que quizá él también debería dejar las misiones y asentarse definitivamente el propio Uchiha le confesó que aún no sentía que hubiera terminado de expiar sus pecados. Por el bien de su amigo esperaba que no faltara mucho para encontrar esa paz que tantos años llevaba buscando.
-¿Tú no estás molesta por su ausencia? Recuerdo que estabas furiosa cuando no llegó al nacimiento de Ryūjin.
Con cuidado Sakura dejó sus palillos a un costado del tazón y lo retiró, como si ya hubiera concluido a pesar de no haber comido ni la mitad de la ración.
-En aquel momento estaba furiosa pero por Sarada, no por mí. Mi hija ha tenido que acostumbrarse a las ausencias tan largas de su padre a lo largo de toda su vida, ni siquiera llegó a tiempo a la boda, así que era muy importante para ella que llegara al parto…y ya ves.
-Sin embargo esas ausencias también deben ser duras para ti, dudo que te acostumbraras a ellas, después de lo mucho que…bueno, que luchaste conmigo para traerlo de regreso a la aldea. Apuesto a que en algún momento Sasuke encontrará esa paz que lleva buscando tantos años, entonces ustedes podrán llevar una vida como cualquier matrimonio.
Los labios de la pelirosa se torcieron en gesto de indiferencia que lo dejó sorprendido, situación que se acrecentó con sus siguientes palabras.
-Hace mucho tiempo que Sasuke y yo hacemos vidas separadas, creo que ya no podría vivir de manera cotidiana con él si se instalara definitivamente en Konoha. Ni lo espero ni lo quiero en mi vida. En algún momento, cuando era muy joven e ilusa sobre lo que deseaba para mi vida estaba muy feliz de compartir mi vida con él, pero cuando las ilusiones fueron aplastadas por la realidad entendí que…estaba en una vida que no quería. Sé que esto debe ser difícil de entender para ti, porque has tenido una vida feliz con Hinata pero…
-Hay mucho más de lo que se ve en la superficie Sakura. La vida feliz con Hinata no es tal, ha sido…cómoda, tranquila, ¿pero feliz? Quizá en un inicio, pero desde hace muchos años que no es nada de eso. Son sólo día tras día de convivencia forzada.
El propio Naruto se sorprendió de la facilidad con la que le compartió algo tan íntimo, sólo Shikamaru y Sai conocían su verdadero sentir sobre la relación con Hinata, sin embargo ambos llevaban matrimonio no sólo estables, sino satisfactorios, de modo que seguramente nunca lo entendían del todo. Probablemente pudo abrirse con facilidad porque notaba en la voz de su antigua compañera el mismo sentimiento de insatisfacción que él padecía. Algo que ambos parecían haber aceptado mucho tiempo atrás y sólo se enfrentaban a un hecho imposible de evadir.
Siguieron unos minutos de incómodo silencio, en el que ambos se perdieron en sus propios pensamientos, los cuales eran demasiado privados como para compartirlos. Sin embargo una nueva determinación embargó a Sakura, la seguridad de que había cosas que no podía ni quería seguir guardándose. Deseaba sacarlas porque ya no podía seguir con ellas enterradas en el fondo de su mente.
-Naruto yo… ¿por qué no me acompañas a mi casa y hablamos tranquilamente? A menos que vayas a regresar al hospital.
Por un momento el rubio consideró esa posibilidad, pero la descartó porque Hinata estaría de planta en aquel lugar y lo que menos quería era encontrase con ella cuando acababa de reconocer en voz alta lo frustrado que se sentía por su matrimonio.
Realmente la idea de continuar hablando sobre su fracasado matrimonio no ejercía demasiada atracción en el rubio, pero una pequeña parte suya sentía que sólo con Sakura podía hablar de ello…o de cualquier cosa. De pronto ya no parecía importante la razón por la cual llevaba años tratando de mantener las distancias.
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En cuanto entraron en la casa ambos fueron conscientes de que el ambiente entre ambos estaba más cargado de tensión e incertidumbre. Sin proponérselo, abrieron un poco sus corazones en el Ichiraku, revelándole por primera vez a alguien lo insatisfechos que eran con sus vidas.
Desde que le pidió a Naruto que la acompañara a su casa Sakura tenía un objetivo claro en mente. Llevaba años arrepintiéndose de sus elecciones, pensando en lo que pudo ser si hubiera visto más allá de sus obsesiones amorosas de adolescente. Quizá todo se arruinara, pero estaba decidida a ya no vivir en lo que pudo ser. No más.
-Naruto tú… ¿alguna vez piensas cómo de diferente hubiera sido tu vida si…no hubiera sido tan tonta como para no tomar en cuentas tus sentimientos? ¿Si te hubiera preferido a ti por encima de Sasuke?
La pregunta tan directa golpeó con fuerza a Naruto, siendo lo último que esperaba escuchar, aunque estaba seguro de que hablarían de sus vidas en aquellos grises años.
-Alguna vez lo hice, pero…luego no más. Hubiera sido injusto con Hinata y con mis hijos pensar en eso que dices. Además no tenía sentido. Desde aquella vez que le dijiste a Sasuke lo mucho que lo amabas, delante de mí y de Kakashi-sensei cuando él anunció sus planes de apoderarse de los bijuus…entendí que no tenía sentido. Tú habías hecho tu elección, lo amabas, así que debía aceptarlo y seguir con mi vida. Pensar en lo que puso ser sólo me causaría frustración.
Sus palabras y el dolor que dejaban vislumbrar herían a Sakura, porque fue culpa suya y de nadie más que ambos se embarcaran en relaciones que sólo llevaron insatisfacción a sus vidas. Eso la hizo dudar de su decisión, pensar que estaba siendo demasiado egoísta, pero en el fondo sentía que ambos necesitaban eso, hablar sin máscaras de sus sentimientos.
-Cuando nos dijiste que te casabas con Hinata…dudé, dudé sobre mis sentimientos. Pero me obligué a mí misma a recordar que te había hecho daño, que ella te amaba y ambos merecían ser felices. Además creía amar a Sasuke. En realidad…me avergüenza admitirlo, aunque he tenido muchos años para aceptarlo, sólo amaba la fantasía que tenía formada en mi mente sobre Sasuke y lo que sería una relación con él. Su personalidad oscura, distante, fue la parte más grande de su encanto. Lo hacía parecer…excitante. Claro que…cuando llegó la convivencia me bastaron unos cuantos días para entender que la realidad no era nada como la imaginaba. Esa no era la relación que deseaba. Pero era muy tarde para todos, así que decidí vivir con las consecuencias de mis actos.
-Yo no…tú parecías tan feliz, nunca imaginé que te sintieras así tan pronto-murmuró mientras recordaba aquellos primeros encuentros, cuando ambos estaban recién casados con sus respectivas parejas y siempre sonreían enormemente, como si la felicidad finalmente los envolviera.
-El puro orgullo-reconoció con una mueca de autodesprecio-¿Crees que me hubiera gustado que todo mundo supiera lo idiota que me sentía por estar arrepentida apenas unos días después de la boda?-suspiró con pesar, sabiendo que la siguiente frase era la más dura, porque desnudaba completamente sus emociones, sin que estas pudieran ser bien recibidas, sin importar cómo se sintiera él actualmente en su matrimonio.-En realidad yo…no me habría importado el escándalo, la burla, pero ya no tenía motivo alguno para arrepentirme de mi matrimonio porque tú ya estabas casado con Hinata. Porque…para entonces me había dado cuenta de que eras tú a quién verdaderamente amaba, con quien deseaba compartir mi vida. Todos estos años, todos estos solitarios años, has estado en mis pensamientos y en mis fantasías. Nada ha cambiado desde entonces, aún te amo.
Impactado por la afirmación Naruto dio un paso atrás, posteriormente se giró para ocultar las emociones que lo embargaban en aquel momento, necesitando un mínimo de privacidad para encajar lo que acababa de escuchar.
-¿Por qué me dices esto Sakuara? ¿Por qué ahora y no hace años?-le pregunta estaba cargada de un deje de acusación que recibió con naturalidad, no podía superar a las recriminaciones que ella misma se lanzó a lo largo de los años
-Porque soy egoísta. Quizá tú no necesitabas saberlo, pero yo necesita decírtelo. Al principio eran sólo dudas, un cosquilleo que yo descartaba porque 'estaba enamorada de Sasuke', después era demasiado tarde y tuve tragarme mis sentimientos porque ya no había vuelta atrás para nosotros. Además, aunque hubiera tenido valor y mis sentimientos claros cuando aún era posible, difícilmente me hubieras creído después de aquella confesión…falsa, que te hice.
-Te lo pregunto de nuevo Sakura ¿por qué me dices esto ahora? ¿Qué es lo que esperas de mí?
-Si te soy franca, no lo sé. Sólo sé que hace un rato, cuando tomamos en brazos al bebé, no podía dejar de pensar que si las cosas hubieran sido diferentes, un bebé así pudo haber sido nuestro hijo. Amo a Sarada y no me arrepiento de tenerla, pero eso no significa que algunas veces no hubiera fantaseado con que…-de pronto esa línea de pensamiento le supo tan amarga que fue incapaz de concluir la frase y se sumió en un incómodo silencio-En cuanto a lo que espero de ti…nada. Dices que tu matrimonio no ha sido lo perfecto que yo pensaba, pero imagino que aún la amas, ya no hay nada ahí para mí
Sorpresivamente Naruto se giró de frente a ella y en su rostro no parecía haber dudas ni sorpresa por aquella conversación, por el contrario parecía más seguro que nunca.
-Te equivocas por completo Sakura-chan-el que usara el cariñoso sufijo al sobresaltó, pues no se refería a ella de dicha manera desde que se casó con la Hyuga-Lo cierto es que nunca amé a Hinata, no como ella lo ha merecido. Me casé porque…porque era muy claro que nunca me corresponderías, y aunque le prometí a mi padre que no me rendiría para conseguir una novia como mi mamá quería…lo cierto es que…pensé no tenía oportunidad alguna. Al igual que tú, me resigné y seguí con mi vida. Porque necesitaba, anhelaba formar una familia como la que siempre me faltó.
Aquella revelación la impactó con fuerza, sin embargo su mente no le permitía olvidar aquellos encuentros casuales que había sostenido con ellos, sobre todo al principio del matrimonio, cuando parecían tan complementados que terminaba llorando cuando podía estar sola en casa.
-Naruto…ustedes se veían felices
-Como te dije hace rato, eso fue al principio. Hinata ha sido una gran esposa, la mejor compañera para un Hokage…pero jamás he logrado amarla de la misma manera en que te amé a ti. En que aún te amo.
'Aún te amo'
Las palabras resonaron con fuerza en la habitación, llenando de una calidez extraña el corazón de la mujer. Jamás lo espero, ni se atrevió con soñar esa posibilidad, pero en ese momento le estaba diciendo que su gran sueño no era tan imposible. Pensó hablar, decir cualquier cosa, pero se sorprendió al ver que era incapaz de pronunciar palabra, teniendo que limitarse a escucharlo.
-No es culpa de ella, es sólo mía. Es sólo que…nuestras personalidades chocaban siempre. No me refiero a que peleáramos, diablos, tantas veces he deseado alguna pelea en todos estos años. Para ella mi palabra es ley, todo lo que he dicho se hace sin cuestionamiento…me he aburrido tanto. Tú me retabas Sakura-chan, eras mi igual, siempre quisiste pelear a mi lado; para Hinata su papel de esposa significa que no tiene voz ni voto. No es culpa suya, así la educaron en el clan para limitarse a ser esposa y madre, sumado a que ella siempre ha sido…tímida. Cuando crecieron los niños y ocupe el cargo de Hokage la crisis entre nosotros creció, me fastidiaba estar en casa con ella porque me aburría, casi sentía como la tranquilidad me asfixiaba. No me malinterpretes, la estimo mucho y le estoy agradecido por estos años pero mi personalidad no estaba hecha para eso, de pronto dejé las misiones para encadenarme a un escritorio y a una mujer que no me retaba. Lo cierto es que llevo años sintiéndome absolutamente frustrado con mi vida. Hasta hoy. Hasta que me trajiste aquí para decirme lo que soñé tanto tiempo. ¿Y sabes qué? No me importa si llega con más de 20 años de retraso. Prefiero eso a no haberlo sabido nunca.
Ambos caminaron al encuentro del otro, encontrándose a medio camino. Por primera vez en años ambos se sentían liberados, ya no guardaban en su interior esos sentimientos ni la culpa que los acompañaban. En algún nivel de su mente sabían lo que ocurriría y que no era del todo correcto, pero también sabían que lo que iniciaron ya no lo podían parar.
Era imposible saber quién dio el primer paso, ni les importaba, en aquel momento los labios de ambos estaban juntos, como llevaban años soñando, él más que ella. No fue un beso apasionado, se dedicaron a disfrutar el suave contacto de los labios mientras sentían que una calidez los invadía, llenándolos del placer suficiente para olvidar el vacío del pasado.
Naruto fue quien rompió el contacto alzar el rostro y contemplarla por unos segundos sin pronunciar palabra, posteriormente con sus labios empezó a recorrer la mejilla de Sakura, sus párpados hasta colocar sus labios sobre su frente por varios segundos.
-Tienes una frente linda y amplia. Me dan ganas de besarla-algo que procedió a hacer con suavidad.
Sakura abrió enormemente los ojos al escuchar esa frase y sentir los suaves labios sobre su piel, recordando otro tiempo y una escena similar, sólo que aquella vez era Sasuke quien dijo lo mismo. Le bastó mirar la sonrisa del rubio para entender que había sido él, eso provocó que las primeras lágrimas inundaran sus ojos
-No, no llores Sakura-chan, por favor. No puede haber lágrimas ahora
Entonces la besó de nuevo, pero aquella vez no fue tímido, pasó los brazos por su cintura y la apretó contra él mientras la instaba a abrir los labios, lo cual ella hizo gustosa. Mientras las lenguas de ambos bailaban en reconocimiento, la pasión los inundaba, la misma que habían contenido dentro de sus cuerpos en sus respectivos matrimonios.
Llevó sus manos hasta su cabeza para enterrar sus dedos en sus cabellos, lamentando internamente que fueran mucho más cortos que durante su adolescencia. Mientras tanto ella se arqueó contra él, en una clara invitación que fue recibida con un jadeo.
Sakura era una mujer de más de cincuenta año con una hija a cuestas, no desconocía por tanto las relaciones sexuales, aunque no podía negar que Sasuke jamás la hizo sentir ni la mínima parte de lo que sentía en aquel momento. Su marido siguió siendo el mismo asexual de siempre sin el menor interés por la intimidad, aunque le reconocía que lo intentó…por un tiempo, hasta que nació Sarada y fue como si él sintiera que con ella había cumplido su deber para revivir al extinto clan Uchiha. Lo cierto es que a su marido nunca le gustó demasiado el contacto físico, así que su vida sexual fue fría y seca, hasta que ambos dejaron de intentarlo. Si él le era fiel durante sus largas ausencias, era algo que no tenía interés para ella.
Sólo había sido un beso y escasas caricias sobre la ropa, pero ambos se sentían excitados y deseosos de seguir, de conocerse íntimamente. Naruto lo dejó claro cuando comenzó a besarla en su cuello mientras desabrochaba la blusa para poder acariciarla más directamente con un deje de ansiedad.
-¿Qué te pasa Naruto? ¿A nuestra edad aún sientes deseos?-preguntó juguetonamente al tiempo que lo acariciaba por encima de la ropa hasta dar con la clara señal de su excitación
-¿Bromeas? En primer lugar 52 años no nos hace viejos. Además recuerda que soy un Uzumaki, mi clan es muy longevo y te aseguro que me siento muy joven. De hecho en este preciso momento me siento como un adolescente.
Ella se echó a reír mientras se quitaba la blusa y la arrojaba por encima de su cabeza sin importarle donde cayera la prenda
-¿Y tendrás energías?
-Mi legendaria resistencia permanece intacta, estaré feliz de demostrártelo
Decidido a probar de una manera más efectiva que con palabras, se inclinó hasta colocar su hombro a la altura de las rodillas de Sakura y la echó sobre ellos como si de un bulto se tratara. La ojiverde exclamó un jadeo de asombro, que fue reemplazado por una risa cuando recibió una suave nalgada por parte del rubio antes de llevarla a su recámara.
Una vez en la recámara Naruto la bajó en el suelo de la habitación, aunque ambos sonreían abiertamente por el número de la transportación entre ambos estaba presente un aire de expectación por lo que indudablemente ocurriría entre ambos.
Por unos segundos ninguno de los dos se movió, de pronto estaba a punto de ocurrir algo con lo que llevaban fantaseando más años de los que deseaban pensar, eso los hacía sentir perdidos, como si no supieran cómo empezar.
Poco a poco esa indecisión fue dejada atrás y ambos se entregaron a las caricias, el único momento de duda se produjo cuando el rubio llevó sus manos a la espalda femenina para desabrocharle el brasier y revelar sus pechos ante sus ansiosas manos y ojos. En ese momento se desataron una serie de inseguridades, puesto que ya no era la adolescente de la que Naruto se enamoró, era una mujer de más de cincuenta años con un cuerpo de la edad pues nunca, hasta ese momento, sintió deseos de utilizar el jutsu de su difunta maestra para lucir mucho más joven.
Muchas kunoichis de su edad se mantenían en excelente forma con cuerpos tonificados, pero como ella dejó el servicio activo en cuanto nació Sarada, los entrenamientos exhaustivos desaparecieron de su vida. Además de ello, sus pechos nunca habían sido tan voluptuosos como los de Hinata, pero sí que padecieron los efectos de la gravedad y el que amamantara a su hija.
Siendo tan intuitivo como siempre, Naruto adivinó lo que la estaba perturbando así que la apretó contra su cadera para que no le quedara duda de que la deseaba mientras le alzaba el rostro para que lo mirara fijamente
-Para mí tú siempre has sido perfecta Sakura-chan. No me importa si tienes 16 o 52, eres la misma para mí. ¿O acaso yo me veo igual que cuando formábamos el Equipo 7?
-No pero…como bien dijiste, eres mucho más longevo, apenas aparentas 30.
-Sakura-chan, siempre me has parecido hermosa, pero lo que amo de ti son muchas otras cosas. No importan los años que hayan pasado o la edad que tengas, siempre que nos hemos cruzado para mí seguías siendo la mujer más hermosa. Y me lo seguirías pareciendo aunque tuvieras 70 años. No puedo desearte más de lo que lo hago porque es imposible, te deseo mucho más que cuando era un adolescente, ya no eres una niña, eres una mujer. Quiero que seas mi mujer.
Las inseguridades volaron por la ventana, no sólo por las palabras, algo en lo que el rubio siempre fue un experto para convencer a todos de darlo todo por él, sino por la fiera mirada que le dirigía. Perder algo que llevaba años anhelando sólo porque se sentía insegura de su cuerpo era algo imposible de aceptar.
Para demostrárselo a ambos, dio un paso atrás y fue ella misma quien se desnudó por completo, permitiéndole a su rubio amante una visión total de su cuerpo sin nada que escondiera esos defectos.
La visión pareció encenderlo aún más, porque un suave gruñido brotó de su garganta y la jaló de la cintura para apretarla con fuerza contra él, como si quisiera fusionarla con su cuerpo para nunca dejarla ir. Los besos dejaron de ser un tanto inseguros, ahora él la devoraba y ella correspondía con idéntico entusiasmo.
Como una demostración más efectiva de que su deseo por ella era genuino y total, Naruto se dedicó a acariciar su cuerpo de manera firme, sin siquiera molestarse en perder el tiempo desnudándose. Sus manos y labios recorrieron todos los contornos del cuerpo de la mujer, susurrando palabras de admiración cada cierto tiempo.
Por momentos ella sentía que ahí donde él la tocaba la piel le ardía mientras la sangre corría velozmente por sus venas, se sentía desesperada porque él la llevara a la cama, o a donde fuera, pero finalmente entrara en ella y le diera esa culminación que estaba trabajando.
Cuando pensó que no podría seguir aguantando más, él la instó a abrir las piernas, mientras él se hincaba y soplaba sobre su pubis antes de proceder a usar su lengua para darle placer. Al primer toque de su lengua sintió que estaba a punto de lanzarse por el borde, pero el rubio fue cruel y la tentaba con el placer final pero se detenía cuando estaba próximo a embargarla.
Ella por su parte enterraba sus dedos en los rubios cabellos, suplicándole con palabras entrecortadas y gemidos que no se detuviera sino que continuara de manera más efectiva. Pensó que estaba por volverse loca cuando el ritmo de su lengua aumentó y añadió un dedo, el cual se adentró profundamente hasta que tocó con maestría un punto en su interior. Fue toda la estimulación que necesitaba para que el placer la golpeara con la fuerza de un demoledor jutsu.
Se habría desplomado al suelo si él no la hubiera sostenido por varios momentos hasta que pudo recuperar un poco el control de sus piernas. Entonces la levantó en brazos y con una enorme sonrisa la depositó en la cama cercana.
A él le hubiera gustado tomarse más tiempo, pero la realidad es que a duras penas logró contenerse mientras le daba placer. Verla, sentirla, saborearla al alcanzar el orgasmo fue demasiado para él, sobre todo porque llevaba años fantaseando con aquel momento.
En cuanto la dejó en la cama se quitó rápidamente sus ropa, incluso rasgando sus pantalones sin que ello le preocupara. Una vez que estuvo desnudo alzó la mirada para encontrarse con la mano extendida de Sakura, llamándolo para que se uniera a ella, invitación que no podía retrasar más tiempo.
Fue indescriptible para ambos lo que sintieron cuando él al fin la penetró, fue tal el deleite que sus ojos se cerraron al unísono, pero también al instante ambos abrieron los ojos, decididos a ver cada segundo de lo que estaba ocurrieron. Los ojos de ambos no se separaron mientras el vaivén de sus caderas aumentaba hasta llevarlos a ambos al placer más exquisito y arrebatador que jamás habían experimentado.
En ese instante era como si dos partes del rompecabezas finalmente encajaran, revelando la imagen más perfecta de una vida juntos.
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Pasaron la noche haciendo el amor, llenando los interludios amorosos con charlas de los buenos momentos de sus vidas a lo largo de aquellos años, queriendo recuperar el tiempo perdido de aquellas conversaciones que nunca tuvieron y que en su momento desearon compartir.
Sakura le contó lo orgullosa que estaba de Sarada, era tan inteligente y centrada desde de pequeña que le pareció muy fácil criarla, aunque la sombra de la ausencia de Sasuke siempre estuvo presente, por más que trató de que no le afectara a su hija. Confesó que cuando su hija le contó que estaba teniendo una relación con Bolt lo sintió como una ironía del destino que los hijos de ambos terminaran juntos cuando lo suyo no se había realizado.
De la misma manera se sintió Naruto cuando su hijo le habló de su relación con Sarada, de hecho le pidió encarecidamente a su hijo que nunca se rindiera en cuestiones amorosas y luchara por lo que quería, porque el arrepentimiento de no hacerlo podría perseguirlo siempre.
-Cuando le dije eso…me miró de una manera extraña. Como si de alguna manera entendiera que le estaba hablando de mi mismo, pero como nunca han sabido de los sentimientos que guardaba por ti, supongo que no le dio importancia.-contó mientras acariciaba distraídamente la espalda desnuda de Sakura, mientras ella estaba recostada boca abajo y recargada sobre su pecho.
Entre bromas, caricias y comidas, por momentos se filtraba la sombra del arrepentimiento, del pesar por tantos años desperdiciados, pero Naruto fue firme al decir que nada de eso tenía cabida en aquel. Desgraciadamente no podían volver atrás y lo mejor era aceptarlo y disfrutar esos momentos en los que finalmente estaban juntos.
Los primeros rayos del amanecer los sorprendieron en otro intercambio amoroso, aquellos rayos del sol entraron por la ventana bañando a contraluz el cuerpo de la ojiverde mientras estaba encima de él.
Fue en ese instante, cuando lo montaba llevándolo al clímax mientras arqueaba la espalda por su embargada por su propio placer mientras el sol hacía brillar su hermosa piel, Naruto sintió que aquel era el momento más completo de vida. Sólo por ese instante valían la pena tantos años anhelándola. Por fin podía sentir no sólo una felicidad total, sino que todos sus sueños infantiles eran una realidad absoluta.
CONTINUARÁ
Pues nada, que estoy de regreso. En realidad es un fic muy chiquito, tan chiquito que era oneshot, pero terminé dividiéndolo en dos porque consideré que era mejor así. Eso es bueno porque significa que sólo un capítulo más y cierro esto, algo que espero ocurra la próxima semana.
La traducción de la frase de la frente la tomé de la edición que sacó Mundo Vid porque nunca encontré mis tomos descargados, así que siento que está diferente a como la recordaba, pero es un detalle menor.
Espero que les gustara, si es así no duden en dejarme sus comentario. Si no les gustó también se aceptan los tomatazos para mejorar. Nos leemos un día de la próxima semana.
2015-01-15
