Los Personajes de este fic no me pertenecen. Los derechos correspondientes pertenecen a NINTENDO y a los creadores de THE LEGEND OF ZELDA.

Este fic no está hecho con fines de lucro solo es por entretenimiento y diversión.

.

El Valle de los Lobos es propiedad de Laura Gallego.

.

Los sueños aparecerán en cursiva precedidos y seguidos por dos puntitos.

"Pensamientos"

Recuerdos

[***] Cambio de escena.

»Continuación de un dialogo

... (entre párrafos) pequeños cambios de escenas


(Secuela de "Kai 5")

(FIC INSPIRADO EN EL LIBRO DE "EL VALLE DE LOS LOBOS")

...

"Kai"

El Espíritu Acompañante

.

oOoOo

Sexta Parte: El despertar del Gran Mal

OoOoO

...

.

Capítulo 1: El Preludio de lo Inevitable

...

Y mientras el viento soplaba gélidamente, ambos miraron al horizonte, las nubes de tormenta se habían cernido sobre Hyrule, y una enorme masa grisácea presagiaba cosas terribles.

El primer caballero azuzó a su montura y partió hacia los bosques que colindaban el reino, con la mirada fija y el recuerdo de aquella última conversación que había tenido con su reina. A lo lejos Zelda lo despidió con la mirada triste.

—"Se han esparcido rumores de que hay un monstruo peligroso, la gente que cruza la frontera desaparece y el pueblo está muy preocupado"

—"¿Por qué no me lo habías dicho mi amor?, sabes que mi deber también es cuidar de Hyrule".

—"Tengo miedo Link, no quería decirte nada precisamente por esto, ¿vas a ir a ese sitio?"

—"Sabes que sí."

—"Entonces déjame acompañarte. De la patrulla de soldados que envíe no se ha vuelto a saber nada."

—"Entonces no puedo permitir que te arriesgues, si de verdad hay algo malo en ese bosque no quiero que salgas herida."

Y de esa manera había partido, hacia un viaje peligroso del que nunca volvería, al menos no, en esa vida.

.

.

— ¿¡Y qué significa esto!?— la voz de Impa rompió con el silencio. Los ojos violáceos de Aragón se habían clavado en el firmamento y un pequeño respingo salió desde el fondo de su garganta, la mirada del joven héroe también se perdió entre aquellas nubes.

Era como un mal presagio…

—Una gran cantidad de energía maligna se está formado sobre nuestras cabezas, es una sensación que no había sentido desde hace tiempo, es… tan escalofriante. — habló Link de manera preocupada.

—Parece ser que se ha movido justo frente a nuestras narices. Hemos sido descuidados.

—De todas formas tenía que salir tarde o temprano. —espetó Link con la mirada fría y acusadora posada sobre aquellos cúmulos grisáceos.

—Entonces, ¿esto es un aviso?

—Lo es, y me preocupa.

— ¿Sabe que estamos aquí?

—Eso temo, pero a lo largo de las eras ha habido pocos que esperan nuestra llegada, ¿Quién será ésta vez?

—El futuro se ha vuelto oscuro, desde que las nubes comenzaron a cernirse sobre el cielo no he podido ver nada.

—Entiendo.

Había pasado cerca de una semana y las cosas comenzaban ponerse feas, desde la pradera de Hyrule, el espíritu del héroe y el joven adivino escrutaron a lo largo y ancho el paisaje.

—Vámonos— casi rugió Link al sentir presencias moviéndose cerca de ellos.

— ¿Qué es eso?— preguntó la Sheikah al ver a las pequeñas sombras brincoteando entre las fronteras de las provincias.

—Bublins, pequeños monstruos que gustan de atacar a los viajeros.

— ¡Monstruos!, es imposible, ¿está usted seguro, Link?

—Absolutamente.

—No habíamos tenido monstruos en las cercanías de Hyrule desde hace casi trecientos años, al menos eso es lo que dictan los registros.

—Hace trecientos años que no me necesitabas— clamó Link con algo de sorna.

A su lado Zelda también inspeccionó a los seres.

—Link…

—Dime, cielo.

—No, nada— entonces desvió la mirada, había guardado silencio, pero incluso entonces, Link sabía perfectamente lo que ella sentía, estaban tan conectados que era difícil que alguno de los dos ignorara los sentimientos de su compañero.

La tomó de la mano de forma suave y la guió hasta Kelpie, el enorme semental blanco parecía muy inquieto como si también presintiera que un terrible peligro se avecinaba.

Esa tarde también se sorprendió al percatarse de la ausencia del ministro, no era como si de verdad lo extrañara pero definitivamente sentía que en algo malo andaría. El rey asomó su rostro preocupado por uno de los pasillos, lo cual le delataba a Zelda que de seguro ya estaba al tanto de los monstruos que rondaban fuera de la ciudadela. A pesar de que Hyrule había sido un reino pacifico en los últimos cientos de años, el gran soberano procuraba siempre por la seguridad de su pueblo, incluso ahora la exagerada barricada de guardias que se había formado hace más de dos años seguía en activo.

—Tal vez es tiempo de que rompamos el silencio— musitó la princesa con un aire demasiado serio.

— ¿Le dirás la verdad?

—Aun no estoy muy segura, pero debemos proteger a Hyrule, cueste lo que cueste.

—No has cambiado en nada, Zelda. — Susurró Link mientras la abrazaba por la espalda – Eres fuerte cuando se trata de defender tu reino.

— ¿Así lo crees?— bajó la mirada tratando de recuperar el aire.

—No tengas miedo. Así lo creo.

»Aun así… no estoy seguro de que sea una buena idea.

—Siempre podremos recurrir a la magia. Link…

—Si piensas que todo será como cuando le revelamos la verdad a Impa puedes equivocarte, amor no des tropiezos en vano, recuerda que todos somos diferentes.

— ¿El monóculo no basta?

—No sabemos si funcione con alguien que ni siquiera puede escuchar plenamente el aullido. Incluso si mi esencia ahora es más firme.

—Entiendo, seré paciente.

Podía sentir como las palabras se le crispaban y se perdían entre el silencio, nada, ni siquiera la respiración perturbada del rey parecía hacer mella en aquel escenario, era como si una clase de neblina imperturbable se hubiera cernido sobre Hyrule.

Con paso firme caminó hasta al final del pasillo, le hizo una reverencia a su padre y se retiró a sus aposentos, Link sabía que por momentos sentía miedo al saber lo que se avecinaba, admiraba a Zelda por mantenerse firme, pero aun así le dolía que su momentánea felicidad se viera perturbada con la llegada de aquellos hechos, lo inevitable estaba por venir y bajo esa premisa no se podía hacer nada.

[***]

Una tarde mientras practicaban su puntería, a Link le pareció divertido retar a la princesa, Aragón fabricó unas cuantas flechas falsas con terminación inofensiva en lugar de punta y se las prestó a Zelda para ver qué tan rápida era cazando a Link en forma de Lobo.

El joven héroe se escabulló entre unos arbustos y durante un rato se estuvo carcajeando mientras se escurría de forma fácil.

—Vamos Zel, sé que eres mejor que eso— le decía de manera traviesa mientras saltaba de un lado para otro.

Cerca de la carpa los guardianes de la princesa se sentaron en una peculiar mesita, en la que el joven adivino tendió un inmenso mapa y comenzó a remarcar los accesos fáciles al reino.

—Su majestad está preocupado… los monstruos están merodeando demasiado cerca.

— ¿Te ha hecho un encargo específico?

—Hyrule no está listo para ninguna clase de ofensiva, los años de paz nos han vuelto perezosos, los generales al mando han mostrado varios planes de defensa, pero Daphnes no es nada tonto y no se convence de ninguno de los propuestos, también se está poniendo nervioso y creo que ha comenzado a trastabillar hacia otro lado.

Impa soltó una pequeña risita aunque también se avergonzó un poco y se viró para otro lado.

—No sé por qué ésto me suena como deja-vú

—Hmmm, ¡Es un deja-vú!, recuerdas esa vez cuando lo del cumpleaños dela reina… y cuando nadie sabía que dejar que dejar agua estancada era lo que provocaba las pestes.. y…

Clamó una lista entera de los dilemas y problemas que el rey le había arrejolado, ella nuevamente se rio por lo bajo y terminó aceptando, que a veces el rey era un poquito inútil para ciertas cosas.

—… y después ¡con el aullido del lobo!, ¡venga!, a veces ya no sé si soy sabio, adivino o no sé qué cosa— clamó haciendo un falso berrinche.

—Bueno por el momento eres consejero de defensa, tal vez así el rey se convence de que de verdad puedes ver el futuro.

Aragón volvió a gruñir haciendo un puchero, y bueno no era el único que hacia berrinche, Zelda también estaba frustrándose con lo escurridizo que se había puesto su novio.

—Aaaah, Link, ¡No corras tanto!

Él volvió a soltar una risita mientras se escondía en otro arbusto.

—Pero Zel, éste el objetivo del entrenamiento, sabes, a veces lo bublins pueden ser más rápidos, si vas a pedirles que te esperen no creo que te obedezcan.

—Pero amor es difícil apuntar si saltas tan aleatoriamente— volvió a gruñir, pero él solamente le sacó la lengua de forma traviesa. A Zelda le salió una venita en todo el rostro y comenzó a lanzar flechas como loca.

Impa simplemente suspiró con cierta gracia, si en algo no había cambiado su pupila era en que no se le quitaba lo terco y en que a veces era sumamente impaciente, desde que había entrado en la adolescencia las cosas se habían puesto más que revoltosas, porque en un momento estaba feliz y al siguiente parecía un volcán en erupción activa, a veces se la pasaba suspirando todo el día y de un momento a otro parecía querer llorar sin motivo aparente. Era cansado y estresante, pero por fortuna Link siempre estaba cerca, se había convertido en el amortiguador de sus emociones, cosa que sin duda la Sheikah agradecía. A veces pensaba en si la reina y ella habrían sobrevivido a semejante "desastre natural" que tenían como princesa si el joven héroe no se hubiera atrevido a cruzar la línea, la idea le causo algo de gracia y sin poder reprimir una sonrisa se quedó observando como Link brincoteaba de forma graciosa.

Cuando la parte trasera de la carpa terminó cubierta de flechas Link se detuvo un pequeño momento para ver el tremendo desastre, negó con la cabeza e irguió una ceja graciosamente.

—Espera Zel, sé que te has vuelto diestra, pero, no creo que sea así como funcione— Le dijo mientras volvía tomar su forma de hylian. Se acercó a Zelda que estaba toda agonizante y jadeante, y con una pequeña sonrisa la tomó por la cintura para abrazarla de manera tierna— ya basta de tonterías, si te pones de nervios le vas a pegar a todo menos a tus objetivos.

—Es que eres muy rápido— musitó ella en vicecita triste, sabiendo que había fracasado rotundamente en el ejercicio.

—Si mi amor… pero es porque estás viendo con tus ojos mortales, ¡usa tus poderes de Diosa!— clamó con una sonrisa mientras su cabeza se acurrucaba entre su suave cabello.

—Otra vez con eso Link— le dijo en tono juguetón mientras lo apachurraba por el cuello, de alguna forma las cosas que ella le hacía se sentían más tácitas, aunque no alcanza a distinguir si era porque se había vuelto su Kai, o si la curiosa sensación se debía a otra cosa. Tal vez por eso ella se había encaprichado en que esas flechas fueran falsas, a pesar de que sabía que en cualquier momento Link podía volverse intangible para evitar daño alguno.

—Siente la presencia de las cosas, no debería ser tan difícil conmigo, conoces mi esencia y cuando llegue el momento deberás aprender a memorizar otras.

Zelda volvió a apachurrarlo nuevamente y Link tardó un buen rato en zafarse para poder proseguir con el ejercicio.

Impa volvió a suspirar desde lo bajo.

—Sólo él podría ser tan paciente. — susurró de forma un poco graciosa

—Es amor verdadero, no puedes comparar estos deslices con esos trecientos años.

—Supongo— masculló mientras su atención se perdía en las líneas que Aragón trazaba sobre el mapa.

—Tampoco creo que puedan compararse con esos simples diecinueve años— susurró de manera triste, en una voz tan sutil que incluso él mismo creyó que solamente había pronunciado esas palabras en su mente, aun así, cuando sintió el silencio levantó la vista y se encontró con los ojos carmesí de la Sheikah.

Tampoco había cambiado con los años, aunque en últimas fechas solía tener más accidentes con ese tipo de cuestiones, viró la mirada sumamente avergonzado y durante una fracción de segundo cerró los ojos esperando alguna clase de golpe.

— ¿Qué piensa tu mente extraña?— pronunció ella en una voz apaciguada.

—Creo que no es mi mente la que piensa— susurró él nuevamente con tono triste— ¿Y tú Impa?

—Nací solamente con un destino— aclaró de forma firme, aunque su corazón también se sintió algo perturbado, como si estuviera cansado de que siempre repitiera lo mismo.

—Y no puedo estar en él ¿verdad?

—Tal vez no deberías querer entrar Aragón, sabes que no serias feliz de ninguna manera.

—Entonces, me quedare siempre siguiendo a la sombra del héroe… "aunque sus pasos lo hayan llevado a él por un camino distinto"— musitó muy dentro de su mente sin poder evitar mirar a Link de reojo.

—Eres terco.

—Lo soy, quiero seguirlo siendo…

Un silencio incomodo siguió a la pequeña charla, los pequeños berrinches de la princesa volvieron a ser audibles al poco rato y la tensión se dispersó como por arte de magia. Impa no sabía si algún día terminarían de dar vueltas, aunque tenía que aceptar que en el fondo sentía alegría de que él no hubiera renunciado.

— ¡Cierra los ojos!— ordenó Link a la distancia

Zelda refunfuñó graciosamente por un rato y después de perder la mayoría de sus flechas obedeció a Link sin rechistar lo suficiente, aun bajo la oscuridad logró ver su esencia y se preguntó si de pronto había hecho algo extraño con su magia.

—Si vas a usar el arco mira hacia el futuro— masculló Link tratando de que su voz no delatara su ubicación. — debes prever los movimientos de tu enemigo…

—No puedo hacer eso cielo— rezongó irguiendo una ceja

—Si puedes… mira todo el entorno y no te ahogues sola, pregúntale sin miedo al viento y a la naturaleza, recuerda que solamente a ti ellos te hablan.

Zelda aspiró el aire lentamente, si las palabras de Link eran verdaderas debía de poder ver a través de sus sentidos comunes, al igual que cuando practicaba su magia. Las almohadillas del lobo pardo se movieron con sigilo entre la espesura y por un momento los arbustos se quedaron en silencio como si quisieran proteger al elegido, poco a poco entendió que sería difícil localizarlo si la naturaleza por si misma lo encubría cuando parecía sentir su alma pura y buena.

—"Sólo es un ejercicio"— musitó Zelda tratando de pedir ayuda, el viento sopló de manera cálida "está escondido a tu derecha", susurró agradablemente, y sin pensarlo demasiado soltó ahí la flecha, Link saltó un poco despavorido y el proyectil pasó rozándole la cola.

—Eso es, ¡Vamos!

La práctica se volvió un verdadero entrenamiento y Link comenzó a sudar de verdad, faltó poco para que le dieran en una pata y siguió esquivando de manera diestra hasta ponerse verdaderamente serio, cuando volvió a mirar a Zelda ella había abierto nuevamente los ojos aunque aun así parecía seguir escuchando la voz de la naturaleza.

"Emprenderá trote hacia el norte" volvió a mascullar el viento y antes de que Link hiciera el movimiento una flecha le cortó el camino.

—¡Cielos!, ya se puso seria— también tragó saliva cuando se dio cuenta de que estaba tan concentrada que literalmente se había puesto a darle verdadera caza, al mismo tiempo la vio sonreír de una forma un tanto maliciosa como si se estuviera vengando por las bromas que le había hecho él antes.

—Ahora será difícil detenerlos— clamó Impa.

—Sólo hay que esperar a que a la princesa se le acaben las flechas— bromeó Aragón mientras enroscaba el mapa.

Impa negó con la cabeza.

— ¡Zelda deja eso que se hace tarde!

—Hmmm creo que te está ignorando. — clamó su acompañante con una risita de burla.

—Nada nuevo bajo el cielo— volvió a gruñir ella. — ¡Zelda!

—No seas mandona Impa— volvió a bromearle Aragón— además mira eso – le dijo señalando al carcaj que llevaba la princesa en su espalda.

Zelda se desconcentró cuando su mano fue a parar ahí y solamente sintió una flecha, sabía que solamente le quedaba una pequeña oportunidad de completar su pequeña venganza, tomó el objeto de forma rápida y apuntó hacia la dirección en la que creyó que Link saltaría.

Link soltó una risita por lo bajo, se escurrió sigilosamente entre el bosquecillo y preparó su salto de manera diestra, alargó las patas pero de pronto algo extraño comenzó a ocurrirle, se detuvo en pleno salto con movimientos torpes y aterrizó sobre la tierra de manera desequilibrada.

—¡Que!, ¡que es ésto!— masculló sintiendo una opresión en su pecho, un mal presentimiento se había cernido en su ser entero como anunciándole un gran peligro, trastabilló torpemente mientras sentía su corazón correr a todo galope y la visión se le nubló por completo, de pronto ya no estaba en su sitio, el lugar estaba repleto de agua y cuando parpadeó los grandes ojos del Lizafos se clavaron en su rostro, intentó retroceder pero el cuerpo no le respondía y cuando menos lo esperó las garras del reptil se le clavaron en el pecho, soltó un alarido jadeante al tiempo que el reptil lo tumbaba de espaldas…

—¡Por la derecha!— clamó la princesa de manera triunfante, vio a Link dar un salto desde los arbustos y soltó la flecha sin dudarlo, por un instante creyó que fallaría pero Link se detuvo a medio camino con un semblante pálido y asustado, viró la vista hacia la flecha y pareció querer retroceder como si hubiera visto un monstruo. Zelda no alcanzó a entender a que se debía semejante parálisis pero para cuando se dio cuanta estaba presenciando con horror algo inesperado, la flecha le dio justo en el pecho y Link soltó un alarido de dolor al tiempo que caía de espaldas. — ¡Link!

Aragón e Impa se pararon de un sólo brinco y corrieron para ver qué había pasado.

—Amor mío, ¡Que he hecho!— clamó Zelda mientras se acuclillaba a su lado, le pasó una mano por debajo y lo estrujó contra su pecho.

Impa sintió que el corazón se le paralizaba, ¿de verdad Zelda lo había herido?, tal vez se había concentrado tanto que inconscientemente había aplicado a la flecha alguna clase de magia. Link abrió los ojos de manera lenta sintiendo que el pecho le ardía.

—Link…

—Aaaauch, estoy… estoy bien, ¡Diablos!, ¡a dónde se fue el lagarto!— gruñó zafándose de Zelda y poniéndose de pie de un sólo salto mientras el pelo se le erizaba por completo.

— ¿Cuál lagarto?— clamó ella.

— ¡Había un Lizalfos enorme!

— ¿Está bien?, no hay ningún Lizalfos, Señor Héroe.

—Te juro que estaba aquí Aragón, ¡Lo he visto con mis propios ojos! Y también sentí como me clavaba las garras.

Zelda lo abrazó nuevamente por el cuello y le dio un besito en la cabeza, Link parpadeó confundido mientras veía las caras perplejas de sus amigos, olfateó el aire y no había ni un solo rastro de monstruo, ¿acaso lo había imaginado?, pero lo había visto y sentido tan real, al igual que los locos latidos de su propio corazón desbocado.

—Perdóname mi amor, fue porque te golpee con esa flecha— le dijo Zelda con voz consternada— Nunca, nunca más voy a volver a hacerlo, te he lastimado de forma seria.

—Pero se suponía que las flechas eran falsas ¡Tienen puntas de motas!— clamó Aragón mientras recogía la flecha con la que Zelda había "herido" al joven héroe.

— Tal vez por accidente le puso magia, –dijo Impa –estaba muy centrada cuando lanzó la flecha.

—No, no fue la flecha, — musitó Link al ver los ojos triste de la princesa— te juro que no fue la flecha— volvió a susurrar mientras volvía a su forma de hylian.

Zelda lo levantó cuidadosamente y lo hizo jurar que nuca más entrenarían de esa manera, Link asintió un poco confundido y dejó de rechistar con tal de que Zelda se calmara.

Mientras caminaban de vuelta al castillo Aragón se encogió de hombros, seguía mirando la flecha con ojos fijos sin poder entender como era que aquel accidente había pasado.

—Deja eso— le gruñó Impa al tiempo que le arrebataba la saeta y la arrojaba hacia atrás.

El pequeño objeto quedó abandonado tras sus pasos mientras los cuatro caminaban casi con sigilo, habían llegado a la zona infestada por los guardias y lo último que necesitaba la princesa era desconcentrarse y perder su camuflaje.

—Terminara por hacerles roña, — gruñó Impa— será mejor que no vea el arma por algún tiempo.

—Tienes razón, lo siento. Seguro que ahora se siente verdaderamente mal por haber herido al joven Link, si le toma miedo al arco habremos perdido mucho.

—Habremos perdido todo, no termina de ser diestra con la espada así que no podemos dejar que abandone la ventaja que ha adquirido.

— ¿Por qué no le enseñas tus artes Sheikah?

—Es un poco tarde para eso, se requieren más que dos simples años de entrenamiento, de ser posible toda una vida, El Gran Mal se nos viene encima y no deberíamos perder tiempo en cosas que no podemos dominar de inmediato.

Nuevamente él asintió con certeza ante sus palabras. Entraron al castillo un poco cabizbajos, Link había llevado la mano a su pecho de forma involuntaria, estaba seguro que la flecha le había dado justo por debajo de donde le dolía, lo cual no tenía ningún sentido, la visión que había tenido antes de ver al lizalfos también lo perturbaba, había visto agua y también la había sentido casi hasta las pantorrillas como si en lugar de Lobo hubiera sido Hylian en aquel preciso instante, su mente divagó por largo rato, y creyó que fantaseaba cuando entre sus recuerdos le pareció reconocer algunas rocas características de la fuente del espíritu en la región de Laotan.

Meneó la cabeza justo cuando llegó la puerta de la habitación de Zelda.

—Abajo mi niña, primero vamos a cenar algo— le dijo Impa al ver que pretendía encerrarse en su recamara.

—No tengo hambre— musitó Zelda tristemente mientras su mano se estrujaba contra la de su pareja.

Fue su voz la que logró hacer que Link saliera de su ensimismado trance, inmediatamente retiró la mano de su pecho y puso una sonrisa al tiempo que abrazaba a Zelda.

—Claro que si— clamó él en tono juguetón— escucho tu estómago rugir como fiera.

— No es cierto— dijo ella ruborizándose un poco.

—Claro que si— insistió Link— tengo oídos finos, no puedes engañarme.

—Link, no tengo hambre— le dijo zafándose de su agarre mientras abría la puerta de su cuarto.

—Está bien, — refunfuñó— pero yo no tengo sueño, iré abajo a juguetear con la reina, quiero ver cuántas veces me persigue antes de cansarse.

— ¡Qué!

Link salió corriendo de forma divertida y Zelda lo persiguió como loca.

— ¡No hagas esa travesura!— le gritaba mientras lo seguía a las partes inferiores del castillo. — regresa aquí, Link!

A Aragón le escurrió sudor frío por la nuca, ¿Por qué el joven héroe haría semejante barbaridad?, la risita de Impa lo hizo virarse al tiempo que comprendía que el punto de aquello era hacer que la princesa bajara.

—Qué poca sutileza, — Clamó la Sheikah —pero parece ser que funciona.

—Debe ser porque la conoce mejor que nadie.

—Ya decía yo, es el único capaz de lidiar con los contantes cambios de humor que Zelda se carga.

[***]

— ¿Has escuchado?

La voz de la reina irrumpió en la tranquila cena de esa noche.

—Tú has escuchado, por ahí y por allá, entre los cuchicheos de los guardias. A mí me lo han dicho de frente— la cara del rey parecía sumamente preocupada.

— ¿Por qué está pasando esto?

—No sé cielo…

Zelda permanecía callada aunque de vez en cuando los miraba de reojo, hablaban casi en clave como si no quisieran que ella escuchara.

—A veces sólo saben dar vueltas— dijo Link a su lado en tono un poco gracioso.

—Ya, algún día notaran que estoy aquí sentada a su lado— lo había dicho en voz alta sin preocupación alguna, ambos reyes pusieron los ojos como platos al percatarse de su descuido y Link ahogó una risilla a pesar de que sabía que no podían escucharlo, bueno al menos no uno de ellos.

—Te estas metiendo en un lio princesa— le dijo de manera tierna.

—Ya va siendo hora de que recuerden que existo como miembro de ésta familia— volvió a decir como si no le importara en lo absoluto— pareciera que Hyrule no tiene princesa.

Nuevamente Link soltó una pequeña risita, no podía creer que Zelda de verdad se pusiera a hacer berrinche ahí frente a sus padres.

—Ahí viene Daphnes, ves lo que ocasionas cielo.

—Zelda ¿Que tanto estas mascullando?— el rey le dedicó su atención mientras se sentaba a su lado.

—Yo no estoy mascullando, ustedes están mascullando… siempre, ¿Qué cosa dicen los guardias? Seguro a Zelda no le importa. — dijo ella mientras estiraba una de sus manos para tomar algo de postre.

—Son asuntos del reino cariño, no te pongas de esa manera.

—Son asuntos del reino y yo algún día debería aprender a resolverlos.

—Tal vez es un poco pronto.

—Será el momento cuando de verdad estemos rodeados de Lizalfos, — se viró hacia Link y le dedicó una tierna mirada— ¿Verdad?

— ¡Oye!— mascullo él de forma graciosa, aunque también se preguntaba de donde había salido semejante alucinio.

— ¿Cómo sabes eso?, — preguntó el rey de manera preocupada— bueno no importa seguro que igual que tu madre, parece ser que los guardias se han vuelto indiscretos.

— ¿Qué?— farfulló la princesa. — es decir… no escuché completo, tal vez querrías aclararme los detalles— dijo tratando de disimular su sorpresa, había dicho lo del lizalfos en broma pero al parecer si había habido alguno cerca.

El soberano le dedicó una mirada curiosa y después a su esposa la cual simplemente se encogió de hombros, él suspiró un poco vencido.

—Hace unas horas… nos llegó un halcón mensajero desde Ordon, al parecer el pueblo sufrió un atentado por parte de un grupo numeroso de estos monstruos, el alcalde del pueblo se ha asustado porque en la pequeña provincia sólo existen granjeros y mercaderes, es por eso que manda a pedir ayuda directamente a la realeza, tendremos que despedir* algunos caballeros hacia la provincia pero…

—Pero…— masculló Zelda con ojos serios— los necesitas en la ciudadela.

—También estas al tanto— refunfuñó un poco molesto, creyendo que la discreción en su castillo se había perdido por completo.

—Tal vez debería decirte unas cuantas cosas…— Pensó detenidamente en lo que Link le había dicho, era cierto que podía meterse en problemas, pero si no tenían cuidado el reino podría verse envuelto en un conflicto peligroso, y además… — El gran mal se acerca— susurró mientras sus dedos tamborileaban de forma nerviosa sobre la mesa.

—Seguro que necesitamos una luz guardiana, pero si no soy tan importante como para tener que quedarme en el otro lado tal vez no sea tan peligroso. — Habló Link.

—No quiero correr riesgos— musitó ella ante las palabras del joven héroe.

—Sigue a tu corazón, solo tú debes decidir cómo guiar tu misión en ésta vida.

—Entonces debería salir de una buena vez hacia afuera.

Los reyes simplemente escucharon el monologo sin comprender algunas de las palabras, al final Zelda simplemente se viró hacia ellos.

—Papá déjame salir afuera.

El rey negó con la cabeza.

—Hay cosas peligrosas afuera y si ya escuchaste, sabes que hay monstruos rondando cerca.

—No… el verdadero monstruo está aquí adentro— dijo reflexionando cada una de sus palabras, ¿Por qué Makivelo se había esforzado tanto al manipularlo, a tal grado que él se pusiera terco a dejarla encerrada?— ¿en dónde está el ministro?

—Afuera… pidió algunos días libres, es extraño pero supongo que lo necesita. — contestó el rey.

— ¿Qué pasa con el viejo demonio, Zel?— preguntó Link.

—Siempre está aquí adentro y se asegura de que yo esté adentro, solamente sale para seguir a mi padre, y además, el único día en el que lo vi salir por pie propio fue aquella vez en el cementerio, ¿Qué estaba haciendo él ahí?

—Te vio salir con Impa— soltó el rey así como si nada, incluso estando confundido no pudo evitar contestar esa pregunta.

—Me estaba siguiendo… y de seguro también ese otro día, porque no podía encontrarme pero sabe que siempre estoy cerca de mi Shaikah, cuando ella está en el castillo con ese semblante alegre da por hecho que conoce mi ubicación exacta, pero no ese día, porque estaba preocupada después de que Aragón le reveló parte de tu naturaleza, fue una casualidad que ella me encontrara en el cementerio, en el patíbulo de los héroes justo al lado de donde están algunas tumbas de los Sheikahs, entonces el viejo demonio no osó acercarse pero después cuando regresé a buscarte estaba completamente sola y…

Link parpadeó mientras su mente encajaba todas aquellas piezas, ¿Por qué? ¡Por qué no había sentido la presencia de Makivelo aquel día!, era cierto que estaba asustado e indeciso en revelarle la verdad a Zelda, pero aun así eso había sido demasiado raro, ahora que lo pensaba, el viejo demonio se escurría como el agua y emitía un aura pesada y maléfica, fue por eso que en un principio creyó haberlo visto relacionado con el gran mal que se avecinaba.

—… esa noche Link, cuando decidiste quedarte a mi lado, vi la sombra del diablillo y me asuste, pero quien salió de mi habitación fue Makivelo, estaba buscando algo, pero desde que interpretas la melodía de purificación él ya no sube de manera constante a los pisos superiores, de cierta forma no lo había hecho ni tampoco lo intentó mientras estuvimos juntos, nos separamos debido a aquel malentendido y fue solo entonces cuando se atrevió a hurgar de nuevo ahí arriba, pero al parecer se llevó una gran sorpresa porque no fui yo la que me encontraba ahí sino Aragón.

Se paró casi de un salto de la mesa con la mirada completamente perdida.

—Aragón— musitó de nuevo mientras comenzaba a remolinear junto a la mesa, los reyes la seguían con la mirada, pero estaba tan abstraída que no notó eso y además porque de forma curiosa ninguno de los otros dos intento detenerla. — Según su historia Makivelo terminó por encontrar la manera de echarlo del castillo, y además… ha estado sumamente colérico desde que lo reclamé como mi sabio… es porque de seguro lo siente.

— ¿Sentir?— musitó Daphnes quien había tomado interés en el monologo de su hija.

—El potencial mágico que irradia— rugió Link mientras sus manos se volvían puños.

—Sí, eso es, la magia. Porque corre por su sangre al igual que por la mía.

»Piénsalo, si tuviera que usar un escudo para ocultar una fuerte presencia, seguro que dicha cosa iría en ambos sentidos para compensar las anormalidades que surgen de dicha magia. Por eso es que logró confundirse fácilmente, es como ver volar una avecillas de varios colores, puedes escuchar el sonido pero si por alguna razón usas un hechizo que disminuye la percepción del ambiente, eso también terminara afectándote, a tal grado que podrías estar buscando un ave rosa a través del sonido e inevitablemente decepcionarte al descubrir que el trinido provenía de algún pajarillo que era azul.

Nuevamente remolineó de forma inquieta, hasta que su padre se levantó de la silla y la tomó por los hombros.

— ¡Zelda basta ¿qué tanto dices?!

— ¡Papá!, ¡Es él!, ¡Él es el diablillo!

— ¿Diablillo?

—La oscuridad que duerme en el castillo, la razón por la que muchos sirvientes deciden pernoctar en sus casas en lugar de las habitaciones de servicio, el motivo por el que mamá se siente tan mal cuando Link no está cerca…

—Link...— susurró la reina mientras inconscientemente sus ojos se posaban en el joven espíritu.

— ¿¡Qué!?— volvió a gruñir el rey creyendo que ya se había vuelto loca.

—Es porque los seres sensibles rehúyen a su presencia.

— ¡Basta Zel!, ¡Ya basta!, no entiendo nada de lo que dices pero… ¿has salido del castillo? ¡Sin mi permiso!—Clamó un poco enojado.

En ese momento Zelda captó que había metido la pata y se puso muy colorada de la vergüenza, se viró hacia él y le ganó la risa tonta.

— ¡Impa sabe de ésto!

—Esto… ¿Si?

— ¿SI? o Si— espetó mientras refunfuñaba.

—Si— masculló de manera vencida bajando la cabeza.

— ¿Cuántas veces has salido?— volvió a gruñir tratando de tomar aire.

—Bueno en realidad… ¿cuántas?, creo que no las voy contando es decir…

Trató de contar graciosamente con los dedos de las manos, aunque definitivamente había perdido la cuenta, miró a Link de manera suplicante pero él negó graciosamente con la cabeza, sabía mucho de magia pero era malo con los números y Zelda era buena en matemáticas siempre cuando no tuviera a su padre resollándole de forma enojada tan cerca de su rostro.

—Seis años, alteza.

La voz hizo que se virara hacia la puerta, Impa suspiró mientras se rascaba la cabeza y Zelda soltó un pequeño suspiro de alivio.

El rey la miró de modo confuso hasta que finalmente se dio un tope con la mano en la frente, ¡y con muchas ganas!, tantas que el sonido tronó en toda la estancia, confiaba en Impa más que en cualquier otra persona, no podía creer que fuera ella misma quien dejara salir a Zelda.

La Sheikah caminó con paso firme hasta donde estaba la princesa y sin pensarlo demasiado tomó asiento en la mesa.

—Alteza, he mandado dos cuadrillas a la región de Laotan, como era urgente he tenido que mandarlos a todos a caballo, seguro que llegan por la madrugada.— hizo una pausa y tomó el plato que había dejado a medio empezar Zelda— Princesa ocurrió algo gracioso, Link dijo que había un Lizalfos y de verdad aparecieron.

—Lo sé— refunfuñó Zelda mientras volvía sentarse a su lado.

Link siguió con la vista a Impa mientras se saboreaba el plato de Zelda.

—Mohhh, que envidia, ¡Yo también quiero tarta!— clamó con una vocecita triste mientras recostaba de forma inconsciente su peso delantero en la mesa

—Sabes que no se puede cielo. Impa deja de comerte mi postre.

— ¡Hey ustedes dos están cambiando el tema!— gruñó el rey mientras las fulminaba con la mirada.

La pobre Impa también soltó una risita nerviosa.

—Si bueno, es posible, pero Alteza— se viró un poco para enfrentarlo de frente— ¿de verdad creía que la princesa se quedaría toda su vida aquí adentro?— entonces lo miró con ojos tristes esperando a que captara la indirecta. Él simplemente volvió a cubrirse el rostro, estaba enojado pero de alguna forma en su interior comprendía a que se refería Impa.

—Fuera de aquí las dos.

— ¿Eh?— clamaron al unísono.

— ¡A su habitación, ahora!

— ¡Qué!

—Ambas están castigadas hasta nuevo aviso.

— ¡¿Yo también?!— clamó Impa.

—Eres una irresponsable, confiaba en ti y mira lo que haces, ¿Qué crees que ocurriría si algo malo le pasara a Zelda?, incluso si eres Sheikah no puedes protegerla siempre.

—Si puedo— rechistó casi de manera dolida –además si he medido el peligro, si de verdad estuviera mal yo…

— ¡Fuera!— gritó de forma encolerizada— ya no quiero escuchar más tonterías por esta noche.

—Por ésta noche…— aclaró Zelda virando los ojos de manera graciosa— entonces nos vamos, pero no esperes vernos siempre cerca…

—Ya basta Zel— dijo Link sabiendo que aquello había llegado demasiado lejos.

—Ya no importa Link, el tiempo se ha acabado, de todas formas terminaran dándose cuenta. Es decir, ¡Mira el cielo!

—Cierto— masculló con algo de pesar, tenía que admitir que por lo menos ella era realista.

Caminaron hacia la salida del comedor, Impa haciendo un poco de berrinche "Por tu culpa me han regañado" gruñía de forma graciosa mientras cerraba la puerta. Al otro lado de la puerta el rey remolineó de manera preocupada, ¿Qué había sido eso?, ¿a qué se refería Zelda con que el tiempo se había acabado? Y lo más importante ¿Quién era ese tal Link del que ambas hablaban?, su mente pareció enredarse un poco cuando la imagen de la efigie del lobo apareció en su memoria.

—Impa, Link bromeaba pero al final resulto que era cierto, Makivelo es el diablillo que causa estragos por las noches.

— ¡Ahhhhh!, ¡Lo sabía!, es demasiado malo para ser humano.

—Si lo atrapamos quizás podamos descubrir como detener el mal que se avecina.

— ¿Le tendemos una trampa?

—Exacto, hay que buscar la forma de atraparlo en cuanto vuelva.

—Entonces llamare a Aragón, él siempre tiene ideas ingeniosas.

—O podría simplemente pillarlo por sorpresa, por mucho que pueda sentir la magia él no puede verme, después de todo soy un ser sobrenatural— dijo Link

—Cierto, intentemos primero con eso. — añadió Zelda

—Pero… debemos tener cuidado— Avanzaron en semblante pensativo mientras subían las escaleras y Zelda escuchó de manera atenta.

— ¿Por qué, Link?— incluso con la respuesta obvia ella sabía que había algo más detrás de aquella advertencia.

—Porque hay algo que aún me molesta. El encierro, la prolongación de la ley de los dieciocho años, no entiendo porque se empeña en tenerte cautiva, el gran mal sabe que estamos merodeando cerca, si Makivelo se convirtió en alguna clase de esbirro es posible que intente ocultar algo, tal vez trata de impedir que des con la fuente de todo ésto antes de que pueda hacer su jugada.

— ¿Por eso me tiene encerrada?, porque teme que desbarate sus planes.

—Es solo una suposición.

—Pero suena lógica, — habló Impa— después de todo, Zelda renació en esta época para poder cuidar a Hyrule del mal.

—Tengo fe en que será un mal menor, quizás alguna clase de hechicero solitario, de otra forma no creo que Farore se hubiera arriesgado a dejarme del otro lado, sin mí es imposible blandir la Espada Maestra y por lo tanto debe ser que el enemigo no es tan poderoso.

—Esperemos— dijo Impa mientras los despedía en un recodo de los pasillos superiores— por ahora descansemos, ha sido un día largo.

El héroe y la princesa asintieron de forma alegre mientras se despedían.

[***]

En la habitación de Zelda, Link se sentó en el alfeizar de la ventana, ya había purificado la habitación incluso de forma inconsciente, y solamente esperaba a que Zelda saliera de tomar su ducha en el baño privado que tenía el cuarto continuo.

—"Los Lizalfos estaban en Ordon"— se quedó pensando mientras recordaba el sentimiento de haber reconocido aquel paisaje— "¿Qué será esto que siento?"

No podía evitar preocuparse mientras miraba el cielo grisáceo sin rastro de estrellas, le recordaba tanto a lo que había sentido aquel día y no podía evitar que el estómago le diera vuelcos, incluso después de trecientos años esa sensación de maldad y muerte estaban grabados en su memoria.

—Deja eso, Link— la voz de Zelda lo llamó desde el otro lado de la estancia, parecía tener algo de frío, así que Link dio un brinco hacia dentro y cerró de forma rápida la ventana.

—Lo siento, si no me concentro se me olvida sentir la temperatura, en varios días será el solsticio de invierno pero ya se siente mucho el frio.

—Vaya que si— dijo ella mientras se abrazaba sosteniéndose la bata de baño, caminó hasta su armario y buscó ropa de dormir ligera mientras que Link se sentaba en la cama para imitarla, aunque bastaba con que él lo pensara un poco para que sus ropas cambiaran de forma.

De manera inconsciente nuevamente llevó su mano hasta el lugar en donde aparentemente lo había lastimado la flecha, era imposible que sucediera, no sólo porque era una flecha falsa sino porque la magia de Zelda no tendría por qué hacerle daño, después de todo desde que era su Kai casi compartían la misma esencia, incluso si había sido por accidente no tendría por qué haberle dolido.

— ¿Aun te duele, Link?— preguntó Zelda de manera triste, se colocó en su sitio y le hizo una seña para que se acercara, Link se zambulló por debajo de las cobijas y volvió a emerger justo ahí a su lado, ella se rio un poco ante sus tonterías y simplemente lo atrapó por la cabeza.

—No me duele, sólo pensaba en que era raro.

— ¿Seguro?

—Seguro.

—Bien… dime Link, hace rato me quede pensando, sé que no sientes hambre pero ¿extrañas la comida?

—Extraño todo lo que es una necesidad básica, mientras los recuerdos permanezcan intactos, seguiré anhelando ese tipo de cosas, es inevitable.

Zelda le dio un beso en la cabeza y lo acurrucó contra su pecho.

—Tal vez pueda hacerte un cuerpo, ya sabes, con magia casi todo es posible, aunque algunas cosas sean más complicadas que otras y….

— ¡Como un Homúnculo!

—Sí, más o menos, ¿sabes algo del tema?, yo…

— ¡De ninguna manera!, ¡Eso nunca!— la interrumpió de nuevo con un tono de severo enfado.

— ¿Por qué, Link?

—Está prohibido crear vida de esa forma, y además no quiero que por mi culpa te castiguen, aquellos que osan sentirse dioses solamente terminan siendo castigados por las deidades, son egoístas Zel si alguien trata de quitarles su sitio enfurecen de forma colérica.

—Pero antes dijiste que era una Diosa— Clamó ella en voz graciosa mientras le acariciaba la cabeza. Se notaba que se había puesto tenso así que simplemente trató de aligerar la charla.

—Sí, eres una Diosa, pero no una de las Diosas, ¿Entiendes?

—No— contestó con una risita.

Link rodó los ojos con cierta gracia, sabía lo que ella tramaba y por eso mismo trató de mantenerse serio.

—Yo sé que sí, yo sé que entiendes. Solo Farore puede crear vida de la nada, si alguna deidad inferior desea ponerse a su altura seguro que sufre las consecuencias, es cierto que las Diosas de oro no poseen dominio total sobre todas las deidades, pero si ejercen una gran influencia ellas pueden…

— ¡Ya! ¿¡A qué viene eso!?

—No lo hagas. De hecho. Ni siquiera lo pienses— le advirtió con un tono evidentemente severo.

—Link…

—Shhhh, sigo siendo tu maestro— le recordó mirándola fijamente a los ojos.

— ¿Lo eres?, pero hace tiempo que...

—Lo soy, incluso cuando me hayas superado.

—Bien— susurró encogiéndose de hombros.

—Entonces, recuerda, hay cosas que son imperdonables, no debes crear vida y no debes devolver la vida, está prohibido.

— ¿La resurrección está prohibida?

Link asintió con la cabeza.

— ¿Pero entonces?, no debo pero, ¿Si puedo?

Link viró el rostro tratando de desviarle la mirada, aunque Zelda interpretó aquello como como una señal afirmativa. Durante cierto tiempo solo hubo silencio lo cual le confirmó a Link que la idea no había abandonado la cabeza de la princesa.

—Sácalo de tu cabeza— musitó de pronto.

— ¿Qué?

—No lo hagas Zel, si se enojan aún más no podremos volver a estar juntos, ni aquí, ni allá en el otro lado… en ninguna parte, terminaran por crear nuevos héroes con tal de mantener su dominio.

—Con tal de mantener su dominio…— repitió ella, una sensación triste se instaló en su corazón, como si de pronto se hubiera divido por la mitad.

—No quiero Zel, no quiero perderte para siempre— le dijo mientras la abrazaba, el recuerdo de la espera de esos trecientos años se volvió muy doloroso— No quiero volver a sentirme de esa manera. Creyendo que habías desaparecido…— no pudo seguir hablando porque se le atragantaron los sentimientos.

—No llores Link, ¡Perdóname!, lo sacare de mi cabeza te lo prometo. — nuevamente lo atrapó entre sus brazos y le dio un beso en la coronilla.

—Gracias amor.

—Tranquilo, nadie va a separarnos, seguro que algún día cuando volvamos ellas sabrán entenderlo, ¿de verdad son así de malas, Link?

También desvió la mirada ente la pregunta.

—Antes también la quise… porque siempre me trató con respeto y cariño, pero ahora ya no sé qué pensar de ella, y si Nayru y Din son iguales, ¿Qué esperanza tengo?, desde hace siglos que se comportan de forma extraña como si simplemente fuéramos sus marionetas, tal vez solo sea que se cansaron…

—Porque los mortales pierden la fe poco a poco, es normal Link, mira lo que ha pasado con la magia, si no hay quien crea en ella simplemente terminó desapareciendo.

—Pero yo siempre creí en ella, y aun así me lastimó con lo único que amo, sabe perfectamente que no puedo existir si no te tengo cerca— susurró tristemente, habían sido tantas las veces que había luchado en su nombre, tantas veces que había hecho encargos como su elegido, y aun así, ella no lo había dejado volver a la vida, no le había brindado esa pequeña felicidad de estar con Zelda.

—Ya no pienses en eso amor, no me gusta verte con esa carita.

—No… ya no lo pensare, aunque, hay momentos como éste en lo que me gustaría ser libre.

—Pero, si eres libre ahora cielo. — le dijo con ternura.

—Soy libre sólo porque estoy a tu lado, "si me separo de ti o me descuido seguro que me arrastra de vuelta", es tan triste, aunque… ahora que lo pienso creo que tardo bastante en darse cuenta.

— ¿De qué cosa?

—Pues de que había saltado la línea del umbral sin permiso, o tal vez sea que no le tomó mucha importancia o quizás no creyó que sería capaz de quedarme así a tu lado.

—Quien sabe— susurró ella mientras daba un buen bostezo. — a lo mejor era que no te necesitaba antes…

— ¿Y ahora sí?

—…

— ¿Zel?— esperó una respuesta hasta que se dio cuenta de que se había quedado dormida, aun así la pregunta se quedó en su cabeza, si se había puesto tan terca en tratar de recuperarlo ¿por qué entonces ya no había vuelto a intentarlo?

La pequeña luz de la luna que se filtraba por la ventana causó un destello al rebotar en arete de plata que Zelda llevaba puesto.

—El Kai…— musitó Link. Desde que habían hecho el contrato la presencia de Farore había desaparecido. — ¿será porque yo… he cambiado de dueño? Legalmente ahora estoy atado con magia, ahora le pertenezco por completo a Zelda.

»Aquellas que solo existen para perpetuar el orden, también deben ser sometidas al orden mismo…

.

.

Continuara...

.

N.A: La palabra despedir aquí está siendo utilizada como sinónimo de enviar o de soltar.


Cometarios del Capitulo:

Y bueno, nada mas comenzar y Zelda ya metió la pata jajaja. No, no se crean es broma, aunque ahora que el gran Mal comienza a hacerse visible incluso los reyes tendrán que tomar sus precauciones.

* La ultima parte de este capitulo remolineó en mi cabeza por días y días, la verdad es que no estaba muy segura de si ponerla, al final sentí que era absolutamente necesaria, dado que formara parte de las explicaciones de por qué Zelda no utilizara semejante idea o cosas parecidas.

A veces damos por hecho que la magia puede con todo, pero al final resulta que eso no es precisamente cierto. En los próximos capítulos tendremos otras pequeñas lecciones de magia jajaja, para eso tenemos a nuestro siempre atento Sabio y adivino Aragón quien por cierto nuevamente se enfrentara a los contantes cambios de humor de Impa. xD