Notas de autora: y este es el otro rto en el que me comprometí llegando bastante justo. os personajes de Kuroko no Basuke son propiedad de Fujimaki Tadatoshi, y esta historia participa en el reto: ¡Amor por el Crack!, del foro Kuroko no Basuke en Español. Un nijihimu para todos los que creen qu esta apreja tuvo su algo en el pasado y puede vovler atenerlo,,, proque el mundo es un lugar llenod e encuentros inesperados.
Encuentros inesperados.
Para Himuro, Japón era un país un tanto incomprensible. Por más que también fuera japonés, había sido criado en Estados Unidos; sin embargo habían cosas de las que estaba orgulloso de Japón y eso era que últimamente muchos jugadores de básquet se esforzaban por hacerse un lugar en ese mundo tan competitivo. Aparte de la generación milagrosa habían muchos otros jugadores ocultos que se esforzaban día con día.
Había un ejemplo especial entre ellos, aunque sucedió muy intempestivamente, era algo difícil de olvidar, después de todo fue la primera vez que se besó con alguien de su mismo sexo.
Pero eso solo era un detalle, pues lo que realmente le impresionó fue su forma de jugar. Habían jugado un partido de uno contra uno, y era en ese tipo de partidos en los que podía vislumbrar cuanto era su potencial. Era cierto que se notaba que no era para nada un prodigio como la generación de los milagros que prácticamente exhalaban talento por sus poros, pero era alguien como él, quien se había ganado un lugar por esfuerzo y entrenamiento. Fue él la causa secreta de que a pesar de sentirse inferior a Taiga, se pusiera de pie a entrenar y alcanzar un nivel equiparable.
Fue casi el destino encontrárselo. Pues le pareció gracioso que se apareciera para supuestamente ayudarle; para que finalmente él terminara pateando a esos tipos gigantones que le hacían problemas. En aquella época era bastante común meterse en problemas, pero a pesar de su contextura delgada y ese rostro dibujado por ángeles, Tatsuya Himuro era alguien de temer, pues podía bajarse a tres tipos mucho más altos y corpulentos en unos minutos.
Tatsuya era una combinación de cosas bastante dispares... su mismo lema lo definía: cabeza fría pero corazón ardiente… Era alguien de temer pero también era alguien que podía ser tranquilo y hasta dulce. Y todo ello lo vio aquel chico que conoció aquella tarde en Los Angeles.
— ¡Muro-chin!
Tatsuya despertó de sus recuerdos. Hoy era entrenamiento con el nuevo equipo formado para la selección japonesa. A pesar de que no estaba del todo firme en la idea de seguir con el básquet profesional. Por ahora asistía a los entrenamientos junto a la generación milagrosa. A pesar de todo Kagetora-san quería más que solo a la kiseki como jugadores pues quería crear una gran variedad de jugadas a partir de las creadas en la época de instituto como la suya con Atsushi o la increíble entre Midorima y Takao.
Hoy le presentarían a un nuevo jugador que se había mantenido estudiando en el extranjero. No sabía porque pero desde que Atsushi se lo había mencionado su corazón se había acelerado.
Con una extraña adrenalina mezclada en su cuerpo, apuró a Atasushi en sus compras de dulces, escogiéndoselas por él. Después de tantos años de "amistad" conocía cada uno de los gustos del peli morado. Atsushi le agradaba mucho, le daba cierta seguridad y a la vez ternura. Pero no sabía si podría sentir algo más. El pelimorado muchas veces le había insinuado ir más allá pero de una manera bastante particular, incluso se habían besado, pero se sentía tan mal cuando lo hacía. Y no por el hecho de ser hombres, sino que sentía a Atsushi como si fuera un hermanito menor o un hijo, algunas veces.
Llegaron al polideportivo dónde entrenaban, se dirigieron de frente a los vestidores para cambiarse y dejar acomodadas sus cosas. Cuando estuvieron listos, salieron al campo, el entrenador les mando a calentar dando 20 vueltas alrededor de la cancha con dos pelotas, una cada mano. Siempre empezaban de manera ligera para ir dificultándolo más.
Sin embargo el capitán del equipo, obviamente Akashi Seijuro, interrumpió al entrenador que ya mandaba a calentar a Kagami y Kuroko, los últimos en llegar.
—Bien chicos, como hablamos, Akashi contacto a su antiguo sempai y desde ahora en adelante será nuestro nuevo compañero. Pasa Nijimura.
La vida era una maldita broma. Mientras Himuro se quedaba estático sin saber que hacer más que abrir los ojos, la generación de los milagros se acercaba a saludar amenamente al pelinegro que tenían en frente.
Y a pesar de que Nijimura respondía al abrazo de Kise, Kuroko y Murasakibara, así como la palmeada de hombros de Aomine, le dirigía una mirada hacia él. Una que ponía a Himuro muy nervioso. Era el mismo joven que quiso ayudarle, con esa mirada seria e imponente, pero con una voz cálida y amable. Aquel hombre que le beso por primera vez luego decirle que era muy hermoso.
—Hermano ¿sucede algo?
Taiga se había acercado a él al verle tan quieto y aparentemente pasar de la estupefacción al nerviosismo.
Himuro quiso sonreírle a Kagami para tranquilizarlo pero no pudo. Se golpeó mentalmente por portarse de esa manera. Era cierto que en aquel momento le había gustado ese chico, pero las cosas no cambiaban para nada o eso esperaba él.
Ni bien terminaron las presentaciones, el entrenamiento arrancó como siempre. Primero calentaron corriendo, luego calentaron las articulaciones con movimientos precisos y saltos. Para luego empezar con el entrenamiento de tiros, pases, diagramas, para finalizar con las habilidades personales y duales.
Fue mientras su jugada junto a Atsushi que sintió su insistente mirada sobre su cuerpo. Sentía como si le estuviera detallando. Aun así logró concentrarse y realizar su pulida y perfecta jugada de fintas.
Al terminar el entrenamiento, ingresó a los camerinos antes que nadie, se desvistió y se refugió en las duchas personales. Sin darle tregua a nadie, termino rápidamente y salió del polideportivo sin esperar a su inseparable compañero.
Se sentía mal por haber dejado a Atsushi en el polideportivo, pero pensó que era mejor así. Por lo que ene se momentos e disponía a invitarle unos helados con chocolate para disculparse. Se sentó en unas de las bancas del para que y se dispuso a marcar.
—Vaya, quien diría que alguien que se ve tan pasible y que consiente a Atsushi tanto podría reducir a tres gigantes.
Y ahí estaba esa voz que le perturbaba. Nijimura sacaba algo de él que no sabía cómo explicar. Su piel se erizaba cuando escuchaba su voz. Si mal no recordaba era él quien ponía nervioso a Nijimura hace años, pero ahora parecía un mocoso nervioso porque ve al a persona que le gusta.
—Ninjimura.
—Tatsuya, tanto tiempo ¿por qué huiste de esa manera del polideportivo? Aunque no es la primera vez que huyes.
El pelinegro de fleco mordió su labio inferior sabiendo a que se refería: En el pasado, cuando iban a ir más allá en su affeir dejó a Nijimura y regresó a su ciudad. Sin darle alguna explicación o dejarle su número.
—Me alegra que después de todo volvieses a tu casa, pero si me hubiere dejado tu número me hubiese quedado tranquilo.
Sus padres en aquella época discutían demasiado, así que para arles una lección se fue de su casa; sin embargo se topó con muchos problemas y sus ahorros no duraron mucho. Se dedicó a las apuestas por básquet, ganando siempre pero los tipos no siempre sabían aceptar una derrota por lo que golpear a gigantones como esos era cosa de siempre. Sin embargo Nijimura había querido ayudarle de todas maneras. Se quedó unos días con él en su apartamento. En una de las tantas veces que se acercaron demasiado, Nijimura le soltó lo hermoso que le parecía, para finalmente besarse. Se asustó de sentirse así...era un chiquillo. Decidió solucionar las cosas con sus padres y seguir el consejo de Nijimura de dedicarse a algo provechoso o alejarse de su familia pero con estos sabiendo dónde estaba… fue así que se decidió que volvería a Japón.
—Tenemos algo que saldar, Himuro
— ¿Revolcarnos?
—No. Intentarlo. La verdad no me ha gustado nadie como tú lo lograste en un par de horas. No es solo tu rostro, todo tú me encantas.
—Nijimura… yo...
— ¿O acaso estas saliendo con Atsushi?
—No, pero él es mi consentido.
Nijimura rio con ganas.
—Lo puedo notar. Pataleó mucho cuando supo que te marchaste sin esperarle. Dice que le debes una dotación de helados con chispas.
—La tendrá.
Nijimura observaba encantado ese rostro que ahora dibujaba un gesto tierno. Era increíble tanta contradicción.
—Solo démonos una oportunidad.
Nijimura tomo su mano. Himuro la apretó en respuesta. Sabía que tenían algo que saldar.
Encender el fuego entre ellos no fue nada difícil. Con tres semanas saliendo, los besos entre ellos eran ya obscenos.
Desde que se conocieron hubo una chispa de química, una muy inflamable chispa. Y ese algo que dejaron estancado se había resguardado bastante bien. Tenían mucha química y eso poco a poco saltó al campo de juego. Pronto terminaron intentando jugadas en pareja entre ellos que resultó bastante bien.
Después del entrenamiento paseaban y disfrutaban de buena comida o simplemente caminaban largas distancias, para terminar en el departamento de Nijimura solo parar disfrutar del contacto cada vez más íntimo.
Esa química no pasó desapercibida para todos los demás jugadores en especial para el peli morado que poco a poco dejó de hablarle a Tatsuya, solo para responderle con monosílabos.
—Atsushi! Te pregunté si querías ir conmigo al cine
Himuro notó del cambio de actitud de su gigante favorito, por lo que quiso acercarse a este, invitándolo a ver una de los recientes estrenos de pixar que tanto gustaban a Atsushi, peor este simplemente le ignoro.
—Por qué no invitas a tu novio... siempre estas con él
Himuro se sorprendió por el tono entre infantil y enojado del otro, Se sintió triste. Pero no dejo que Atsushi escapara. Ambos estaban solos, Hoy Nijimura no había ido al entrenamiento pues debía de regularizar unos papeles en inmigraciones.
—Atsushi ¿Por qué dices eso?
—Es la verdad... ya solo te importa a Nijimura-sempai.
La forma en que el reclamaba con la paleta en una mano quitaba seriedad pero en sus ojos lilas noto sincera tristeza por lo que sintió como algo interno se le encogió.
—Lo siento. No es que no me guste pasar tiempo contigo pero
—Quieres estar solo con él
—No es así.
Se apoyó en sus puntillas para tomar las mejillas del peli morado. Le miro con toda la ternura que sentía.
—Tu siempre serás mi Atsushi… es solo que….rencontrarme con él revolvió muchas cosas. Sí es mi novio
— ¿Te molesta?
—Nijimura-sempai es un buen hombre, pero solo no quiero que te aleje de mí... tu eres mi Muro-chin y así sea sempái si te hace daño voy a aplastarlo
Podría parecer que Murasakibara le veía como una madre pero quizás también quiso pensar en él como algo más.
—Y tú siempre serás mi consentido Atsushi. Te invito al cine...hoy es día sol de ambos.
Atsushi le dio un beso en la frente y asintió con una mirada tan madura que le asustó un poco.
La tarde pasó tranquila y Atsushi aun mantenía su firmeza de protegerle.
Al día siguiente Nijimura ya estaba enterado por boca de Himuro lo acontecido. Solo pudo reír.
—Atsushi, no te preocupes cuidaré bien de mama sino puedes aplastarme
—Más te vale, sempai.
Murasakibara advirtió con firmeza pero cuando finalmente Himuro y Nijimura giraron sus rostros para mirarse y besarse, el peli morado les dirigió una mirada con maíz triste.
Himuro compartió su tiempo entre ambos
Sabía de los sentimientos de Murasakibara, pero no podía corromperlos. No podía verlo como pareja. Atsushi fue comprendiendo poco a poco. Finamente terminó por hacerlo y dedicarse a dejarse mimar por Himuro, quien también mimaba a Nijimura, quien finalmente le dijo el "Te amo" que debió decirle hace años para que no se fuera de aquella manera. Solo para ser correspondida con un "Yo también" y un beso.
Notas finales. Pues diiganme que els apreció estos dos fics de reto sobre dos parejas poco escritas... con eta ultima si me sentía como una traidora.. después de todo adoro el murahimu..ya me vendre con un fic de ellos bastante pronto! Nijimrua s demasiado sexy! ya quiero verlo en anime!
