Soy yo

Déjame probarte, ahora que tu sangre de yoma hierve dentro de tus venas y las lágrimas han escapado de tus ojos, dejando un río de deliciosa sal en tus mejillas. Sí, soy yo, de la que has oído. La que se baña en los restos de las que han sido sus hermanas y admira con la cabeza en alto la destrucción de aquellos que la han hecho lo que es. Soy yo, Ophelia, la que te besa ahora, mientras que tiemblas y te mueves bajo mi cuerpo, antes de arañarme y gritar. La que busca tus cicatrices sin cuidado alguno y mete la lengua en las heridas de tu cuello, degustando los peores sucesos que has vivido en tu piel. Y al final, cuando termines de llorar por lo que he de hacerte sin dejar de reírme de tu debilidad, promete que nunca dejarás que nadie te abuse así y es más, que algún día serás lo suficientemente fuerte como para hacerme morder el polvo.