Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins.

Capítulo 1

El nuevo vencedor

― Damas y caballeros, con ustedes la ganadora de los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre, ¡Katniss Everdeen!

La chica estaba ensangrentada y completamente agotada, recostada sobre la Cornucopia, desde donde le había disparado a Cato una flecha para acabar pronto con su sufrimiento, debido a que los mutos lo estaban despedazando lentamente.

Un aerodeslizador apareció en el cielo y ella apenas si fue consciente de que era la ganadora, cuando unos paramédicos la subieron a una camilla y la elevaron hasta la aeronave.

― ¡Felicidades señorita Everdeen! ― escuchó la voz de una mujer ― Le voy a poner un sedante, pero cuando despierte le aseguro que ya no sentirá dolor y estará como nueva.

Entonces todo se volvió negro y Katniss se sumió en un profundo sueño plagado de pesadillas, donde revivió una y otra vez la muerte de su compañero de distrito de apenas 13 años de edad, que ella había intentado mantener a salvo en una cueva, pero el niño había perdido mucha sangre, de forma que no hubo tiempo para salvarlo, aunque de consuelo le quedaba que no había muerto solo, ella estuvo a su lado en todo momento.

― Ya está despertando ― escucho una voz a lo lejos.

― Despacio, preciosa. Estás a salvo.

Abrió los ojos lentamente y vio el rostro de su mentor frente a ella ― Haymitch ― pronunció con la voz rasposa.

― Necesita agua ― escuchó una voz femenina ― Ten querida, bebe despacio ― Effie, era su escolta la que hablaba ahora.

Después de dar algunos sorbos al agua, trató de enderezarse.

― Tranquila ― su mentor la detuvo colocando una mano sobre su hombro ― Si quieres sentarte, voy a subir el respaldo de la cama. Es normal sentirte un poco desorientada después de la anestesia.

― ¿Qué pasó?

― ¡Ganaste querida! ¡Lo lograste!

Los recuerdos volvieron de golpe, solo quedaban Cato y ella en la arena, pero al final ella fue más rápida para alcanzar la Cornucopia y montarse, y el chico había sido alcanzado por los mutos.

Mutos con facciones de los tributos muertos.

Se llevó las manos al rostro para cubrirse ― Traté de salvarlo, en verdad traté de salvar a Desmond.

― Solo uno sale vivo de la arena ¿lo recuerdas?

― ¡Haymitch! ― le llamó la atención la escolta.

― ¿Qué? Es la verdad. Desde que el chico recibió la estocada en la pierna estaba condenado, no había nada que pudiéramos hacer para salvarlo.

― Lo hiciste bien querida, sabemos que trataste de ayudarlo. No debes culparte de nada ― la rubia le dio un leve apretón en la mano y después le volvió a ofrecer el vaso de agua.

Haymitch, quién estaba sentado en una silla a su lado, se puso de pie y encendió el televisor que había en la habitación, cambió varias veces de canal hasta encontrar uno donde no estuvieran pasando imágenes de los Juegos y subió el volumen. Después desconectó una lámpara que había sobre una pequeña mesa y la acercó al televisor.

― Mañana tienes una entrevista con Caesar Flickerman, después conocerás a algunos de tus patrocinadores y por la noche será la ceremonia de coronación, llevada a cabo por mismo Snow ― Haymitch sacó una petaca de su saco y le dio un trago.

Effie apretó los labios en un claro descontento ante lo que hizo, pero no comentó nada al respecto, por el contrario, compuso una sonrisa y volteó a verla ― Es muy importante que hablemos de algunas cosas el día de hoy.

Katniss frunció el ceño ― ¿Sobre lo que tengo que decir mañana en la entrevista?

― Sí, también eso ― la rubia pasó las manos por las sábanas de la cama, tratando de alisar las arrugas ― ¿Tienes novio?

La pregunta la desconcertó y frunció el ceño ― No.

― El chico Hawthorne con el que siempre andas… ― comentó Haymitch.

― ¿Gale? Es solo un amigo, es casi como un hermano.

― Bien, eso es bueno porque cuando lo entrevistamos lo presentamos como tu primo ― le regaló una sonrisa forzada la rubia ― Si sabes lo que viene ahora que eres vencedora ¿no?

Ella volteó a ver a su mentor, pero éste tenía la mirada fija en la escolta ― Sí, lo del programa de televisión para elegir esposo ― la idea le parecía terrible, porque aunque en el programa no lo mostraban así, en realidad te estaban obligando a casarte con una persona previamente elegida por el Capitolio, un completo desconocido.

Effie se aclaró la garganta ― Así es, aunque todavía falta casi un año. Por tu edad, probablemente lancen el programa antes de los próximos Juegos.

Tenía 17 años, pero sería mayor de edad para cuando lanzaran el famoso programa al aire: "Los Juegos del Amor".

― Tu familia tendrá una casa nueva en la Aldea de los Vencedores como te prometieron ― le dijo serio Haymitch ― También recibirán una pensión mensual, así que no deberás volver a preocuparte porque les falte algo ― se acercó a ella ― Pero si quieres mantenerla a salvo, tienes que seguirles el juego, preciosa, y ser muy inteligente.

― ¿Qué quieres decir?

― Que los Juegos no han terminado. Eres la vencedora, sí, pero no eres dueña de tu vida, aún les perteneces. Tendrás que casarte con un capitolino y se convertirán en una pareja famosa, y la revistas disfrutaran haciendo dinero sobre chismes de su vida privada, por el resto de tu vida.

Lo sabía, aunque siempre les habían planteado todo más como un cuento de hadas: el vencedor encontró al amor de su vida y fueron felices para siempre. Claro, aunque ella no creía en los cuentos de hadas, la relación de sus padres había comenzado así, pero tras la muerte de su padre, fue como vivir en una pesadilla.

Aunque ahora no le importaba sacrificar el resto de su vida al lado de un desconocido si eso significaba que Prim no volvería a sufrir de carencias.

― No la asustes Haymitch, no todo es tan terrible ― volteó a verlo Effie, y Katniss pudo ver algo de tristeza en su mirada ― Mañana conocerás a varios de tus patrocinadores y muy probablemente, algunos de ellos, competirán por tu mano en el programa. Aprovecha la oportunidad para charlar un poco con todos.

― Ya es hora de regresar al Penthouse ― dijo de pronto su mentor ― ¡Anímate preciosa! ahí descasaras un poco y durante la cena repasaremos algunos puntos que quizás toque Caesar en su entrevista.

― No la presiones, primero vamos a ver si ya puede ponerse de pie.

...


...

― ¡Cinna! ― corrió a abrazar al moreno apenas entraron en el Penthouse.

― ¡Katniss! ― el estilista le devolvió el abrazo fuertemente ― Siempre aposté por ti, chica en llamas, ¡sabía que lo lograrías!

Se separó de él y se giró hacia Portia quien estaba parada a su lado.

― Lo siento mucho, no pude salvar a Desmond.

Portia también la abrazó ― Solo uno sale vivo de la arena. Me alegro que fueras tú, no tienes de qué disculparte.

― ¿Por qué no subes a tu habitación a descansar un rato, querida? ― le dijo Effie ― Cuando sea hora de la cena mandaré a buscarte.

La chica asintió y se fue directo a su habitación.

Lo primero que hizo al entrar, fue ir al baño para verse en el espejo. Su escolta le había comentado que habían borrado todas las cicatrices de su cuerpo, que no había quedado rastro de ninguna herida sufrida durante los Juegos. Se pasó las manos por la frente, Clove le había hecho un gran corte con un cuchillo y la piel se sentía más tersa que antes, de inmediato se quitó los pantalones que se puso en el hospital, para verse la quemadura que se había hecho en la pierna y no tenía tampoco ninguna marca, entonces revisó sus rodillas, y se sorprendió que no solo habían borrado las cicatrices recientes, sino todas las que había obtenido a lo largo de su vida. Su cuerpo estaba completamente libre de marcas, y aunque a nadie le gusten las cicatrices, ella sentía que había perdido parte de la historia de su vida.

Se hizo para atrás y se quedó con la mirada vacante sobre la chica que reflejaba el espejo, era como si estuviera viendo a otra persona, bueno, en realidad sí era otra persona, había sobrevivido a los Juegos, había quitado vidas humanas con sus propias manos. Cerró los ojos y se giró, ya no deseaba verse. Salió de baño y se recostó en la cama, estiró la mano para tomar el control remoto y encender la proyección del ventanal de su habitación para poder ver la imagen del bosque que proyectaba.

No supo en qué momento se quedó dormida, pero el ruido de alguien tocando a su puerta la despertó. Se talló los ojos con las manos y se levantó de la cama para abrirla.

― Ya está lista la cena ― le comentó Effie ― Sé que probablemente quieras descansar más, pero creo que debemos hablar de temas importantes antes de tus actividades de mañana.

― Está bien. En cinco minutos bajo.

Su escolta le sonrió ― Te espero abajo.

Se puso un pantalón negro y un blusón suelto de color azul rey, después se recogió el cabello en una trenza y fue al baño para echarse agua en el rostro, pero no volteó a verse en el espejo.

La cena fue agradable, estuvieron presentes los dos estilistas, su mentor y su escolta. Todos le dieron consejos sobre cómo llevar la entrevista con Caesar, tenía que remarcar que todo lo hizo manteniendo la promesa que le hizo a su hermana Prim de regresar de los Juegos, y que no hablara mucho de Desmond y por ningún motivo fuera a pedir disculpas por sus acciones en la arena.

Cuando terminó su plato de comida, los avox colocaron en el centro de la mesa un pay de manzana y una cesta de pan. Katniss por instinto tomó un bollo de la cesta y se lo llevó a la nariz para olerlo, después lo partió en dos y sonrió al verlo relleno de queso.

― Lo reconoces ¿verdad? ― su mentor la había estado observando.

― Es igual al que me mandaron a la arena.

― Es de la Panadería Mellark, es una famosa cadena de cafeterías y panaderías, que venden los más deliciosos pasteles y todo tipo de pan ― Cinna también tomó un bollo de queso de la cesta.

― Uno de los dueños, fue tu principal patrocinador, y mañana tendrás oportunidad de conocerlo ― le sonrió Effie.

― Peeta no es como el resto de las personas de aquí, estoy seguro de que te caerá muy bien ― le guiñó un ojo el moreno.

Peeta, repasó el nombre en su mente, antes de darle una mordida al pan y sentir como se deshacía el queso en su boca. Cuando recibió esos bollos de queso en la arena, sintió esperanza y fue el momento en que se dio cuenta de que saldría con vida de ahí.

...


...

Cuando regreso a su cuarto a descansar después de la cena, en esta ocasión no pudo conciliar el sueño, cada vez que cerraba los ojos, no podía evitar ver los rostros de los tributos que había matado o que murieron en sus brazos, como de la niña del distrito Once, Rue, o su compañero Desmond.

Salió de la habitación, deseaba subir a la azotea para tratar de despejar su mente un rato y dejar que su mirada se perdiera en las luces de la ciudad, pero cuando se dirigió a las escaleras y pasó por el balcón, escuchó las voces de su mentor y su escolta, hablando abajo en la sala.

Se asomó por el barandal y se sorprendió al ver a Haymitch sentado en el sofá, con Effie sobre sus piernas, la escolta no traía puesta su peluca, ésta estaba sobre la mesita de centro y su cabello rubio natural caía por su espala. Ambos traían una bebida en sus manos, él un vaso con lo que supuso Katniss sería Whiskey, lo único que lo había visto beber desde que se subió al tren en el distrito Doce, y ella traía una copa con un líquido rosado.

Ella siempre los había visto discutir desde que subió al tren, pero la escena frente a sus ojos le pareció algo íntima, la escolta estaba sentada de lado, con la cabeza recargada en el pecho del mentor y él le estaba acariciando el cabello con una mano mientras conversaban.

No se consideraba una persona metiche y mucho menos chismosa, pero no pudo evitar quedarse parada por un momento, observando a la pareja, y escuchó parte de su conversación.

― No puedo creer que ella esté aquí con nosotros, después de tantos años… por fin logramos salvar a uno ― comentó la rubia ― Fue una gran idea que buscaras a Johanna.

― Princesa, fuiste tú la que habló con ese chico y lo convenció para que nos apoyara.

― ¿Crees que Peeta le vaya a gustar? Es un gran muchacho, creo que sería una buena pareja para ella.

Él le dio un trago a su bebida ― No nos apresuremos, aún no sabemos si él está interesado, aunque sí, por lo que lo llegamos a conocer, es un buen chico.

― Me siento tan cansada, pero al mismo tiempo feliz ¿sabes?

― Sí, creo que sí.

Entonces la escolta levantó el rostro y él la tomó por la nuca y comenzaron a besarse. Katniss en ese momento reaccionó y decidió regresar a su habitación. Siempre había tenido la impresión de que esos dos se odiaban, todos los medios y revistas no hacían más que burlarse de los pleitos públicos del matrimonio Abernathy, pero después de lo que acababa de ver, la hizo dudar si todo era parte de una actuación y en verdad se querían.

Tardó en conciliar el sueño de nuevo, y cuando por fin lo hizo, regresaron las pesadillas.

...


...

La entrevista con Caesar fue mejor de lo que esperaba, no tocó el tema de los tributos que habían fallecido como ella temía, sino que se centró en su hermana, el cambio que daría su vida como Vencedora de los Juegos y hablaron sobre el Capitolio, y que no podían esperar a ver el programa de "Los Juegos del Amor" donde estaba seguro que habría muchos solteros dispuestos a conquistarla.

Terminó la entrevista con cierto malestar, la verdad era que tenía cierto temor sobre el programa donde tendría que elegir a un marido. No podía dejar de pensar en si todos los concursantes tendrían el cabello de algún color exótico como él, usarían una barba ridícula como el Vigilante en Jefe, Seneca, o se maquillarían más que ella.

Así que cuando llegó a la recepción donde conocería a varios de los que fueron sus patrocinadores, se sentía un poco ansiosa.

― Preciosa, entiendo que lo que menos deseas es estar aquí, pero solo será un rato, intercambia algunas palabras, da las gracias y listo ― le dijo su mentor

Effie primero le presentó a una pareja grande de edad ― Querida, te presento a Maximus y Juno Olyphant, ellos han sido patrocinadores de los Juegos desde hace muchos años y en esta ocasión, tú los cautivaste.

― Es un placer conocerte niña ― le tomó la mano la mujer que parecía un pavo real, con una peluca azul tornasol y plumas que salían del ridículo sombrero que usaba ― Desde que te vi en el desfile de las carrozas le dije a Max que tú serías la ganadora.

― Gracias por su apoyo ― forzó una sonrisa Katniss. No podía creer que estas personas disfrutaran de los Juegos año con año, viendo como morían muchos niños, pero por otro lado la habían apoyado y en parte gracias a eso, había logrado salir de ahí con vida.

― Por favor tomate una foto con nosotros ― le pidió el señor Olyphant, que al igual que su esposa, traía el cabello del mismo tono que ella, lo que le hizo preguntarse si sería algo que acostumbraban hacer las parejas en el Capitolio.

Después de un momento más de charla incómoda, le presentaron a otro hombre de brillante cabello naranja, acompañado de una pequeña niña de unos 8 años de edad.

― Mucho gusto, señorita Everdeen ― le tendió la mano el señor ― Soy Lucius Hewson y esta pequeña es mi hija Drucilla, y ella es el motivo por el que estamos aquí, porque por lo general suelo patrocinar a los tributos del distrito Dos, pero no puedo negarle nada a mi niña.

― Gracias ― se agachó para estar a la altura de la pequeña ― Eres muy bonita ― La niña iba peinada con una trenza como la que ella había usado durante su estadía en la arena.

La pequeña le sonrió y la abrazó ― Me dio mucho gusto que ganaras y que mataras a ese chico del Uno, me encantaría algún día disparar como tú lo haces, ya le pedí a mi papi que me meta a clases de arquería.

Eso dejó sin palabras a Katniss, cómo era posible que le hubieran permitido a la niña ver un programa tan violento y encima hablara de las muertes como si no importaran.

Cinna de inmediato se acercó a rescatarla.

― Disculpen un momento, pero solicitan a Katniss por acá ― la tomó del brazo y la alejó de ellos.

― Siento mucho que tengas que pasar por esto, la mayoría de estas personas solo ven los Juegos como un show. Pero no todos son así, quiero que conozcas a alguien que jamás había patrocinado a nadie antes.

Cinna la guio entre la gente y salieron a un pequeño jardín. Cuando abrió la puerta corrediza, Katniss observó a un joven rubio, estaba parado dándoles la espalda, observando un enorme rosal.

― ¡Peeta! ― lo llamó el estilista.

El joven volteó de inmediato y sonrió. Tenía unos hermosos ojos azules, que la hicieron dudar de si sería su color natural o los habría modificado como mucha gente del Capitolio lo hacía, pero fuera de eso lucia como un chico normal, no tenía teñido el cabello, ni usaba maquillaje.

― Te presento a Katniss Everdeen.

― Katniss, quiero que conozcas a mi amigo Peeta Mellark.

...


...

Hace 24 años

Haymitch abrió los ojos y de inmediato comenzó a manotear e intentó ponerse de pie.

― ¡Calma amigo! ¡calma! ― Chaff de inmediato trató de tranquilizarlo y hacer que volviera a recostarse ― Ya todo terminó.

Se sentía completamente desorientado y se llevó las manos al vientre.

― Tranquilo muchacho, te operaron y aunque llevas varios días en cuidados intensivos. Los doctores dicen que ya estás mejor y tu herida está sanando ― reconoció a la mujer como Mags, Vencedora del Cuatro.

― Tenías los intestinos prácticamente de fuera, estoy seguro de que te quedará una linda cicatriz.

― ¡Chaff! ― le llamó la atención una mujer mayor que estaba sentada en una silla al fondo de la habitación ― No es momento para tus bromas ― se puso de pie y se acercó a la cama ― Si sientes mucho dolor, puedes aumentar la dosis de morflina oprimiendo este botón ― le colocó un dispositivo en las manos.

― ¿Quién eres? ― preguntó y de inmediato oprimió varias veces el botón.

― Con calma o terminarás muy drogado. Soy Irene Trinket ― sacudió la cabeza ― Mejor dicho, soy Irene Walker, Vencedora de los Quintos Juegos del Hambre.

Él la observó detenidamente, vestía un elegante saco negro, traía el cabello recogido en un estilizado chongo, estaba maquillada, pero nada exagerado. Era una mujer bien conservada y hermosa para su edad. Pero después recordó que se encontraba en el Capitolio, donde la gente podía aparentar menos edad por medio de operaciones estéticas.

Ella comenzó a revisar objetos que estaban por la habitación, levantó una pequeña lámpara, después el teléfono y finalmente una pequeña estatua de adorno.

― Siguen siendo tan predecibles… ― se dirigió al moreno y la vencedora del Cuatro. Después encendió el televisor, subió el volumen y colocó la estatua al lado ― Así está mejor ― regresó junto a la cama.

― Irene, no crees que es muy pronto aún para hablar de esto ― le preguntó la otra mujer.

― Mags, el chico descubrió el campo de fuerza y lo utilizó para ganar los Juegos, ¿En verdad crees que estarán contentos con él?

― Tienes razón ― se encogió de hombros ― continua.

― Haymitch querido, sabemos que tienes familia en el Doce, tu madre y tu hermano, ¿tienes novia?

― ¿A qué viene esa pregunta? ¡Qué le importa! ― comentó algo molesto.

― Solo contesta ― le ordenó el moreno, estaba recargado en la pared con los brazos cruzados.

― Sí tengo.

― Esperaba que dijeras que no, porque cuando regreses al Doce, tendrás que terminar esa relación.

― ¡Y a usted qué diablos le importa lo que haga con mi vida!

La mujer chasqueó la lengua ― ¿Qué modales son esos? ― suspiró ― Mira querido, seré muy franca contigo, porque dudo que seas de las personas que les guste que le endulcen el oído y disfracen la cruda verdad. Hay muchas personas muy molestas contigo, las apuestas estaban a favor de la chica del Uno, pero perdió, lograste derrotarla utilizando la propia arena para hacerlo. Y todo esto, es sin tomar en cuenta que cuando llegaste aquí antes de iniciar los Juegos, tu comportamiento dejó mucho que desear, fuiste grosero, rudo, y ¿cómo se dice?

― ¿Les pintó un dedo? ― preguntó Chaff.

― Sí, eso ― apretó la mujer los labios en desaprobación ― Hiciste una seña obscena en televisión, insultando a todo mundo. Así que, si deseas que tu familia permanezca con vida y vivan sin preocupaciones en la linda casa que te otorgaran en la Aldea de los Vencedores, vas a hacer lo que nosotros te digamos que hagas.

Con la mención de su familia, sintió como un escalofrío le recorría la espalda, y en un tono más tranquilo continuó― Nunca me ha gustado seguir órdenes.

― Cuidado muchacho ― habló Mags ― Si estas vivo es gracias a ella.

Chaff bajó los brazos ― No sabía que los vencedores podían ser patrocinadores.

― No podemos ― dijo Irene ― Pero mi esposo era una persona muy influyente, y además lo hice porque una persona muy querida para mí, me rogó que te salvara. Moví varias influencias para que te mandaran ese medicamento.

En la arena, después de que falleciera Maysilee, él había sido picado por una araña venenosa; estaba seguro que moriría cuando en el último momento, le llegó el antídoto y pudo continuar.

― ¿Qué espera de mí, señora? ¿Qué le dé las gracias? ― levantó los brazos y los bajó ― De acuerdo, gracias.

― Haymitch, te recuerdo que nosotros no somos el enemigo. También somos vencedores y estuvimos en la misma posición en la que te encuentras tú ahora ― le dijo la vencedora del Cuatro ― No esperamos nada de ti, estamos aquí para apoyarte y ayudarte.

― Y para abrirte los ojos ― Irene le sostuvo la mirada ― Lo que dije sobre tu familia es verdad; un paso en falso que des y ellos mueren, aunque lo hagan parecer un accidente. Si no me crees, hay varios vencedores que pueden contarte su historia.

― Entonces esperan que el día de mañana me presente en la entrevista todo sonriente, y diga que estoy ansioso por casarme con una vieja decrepita y falsa del Capitolio ¿no?

― Ya bajaron la edad de los candidatos, tu esposa no podría llevarte más de 10 años ― comentó el moreno.

― Uy, entonces estoy de suerte ― dijo con sarcasmo.

― No todas las personas del Capitolio son tan malas como crees, mi esposo, que en paz descanse, fue un buen hombre, nos enamoramos con el tiempo, tuvimos una gran vida juntos y me dio dos maravillosos hijos ― aclaró la quinta vencedora de los Juegos.

¡Vaya si esta mujer era fastidiosa! Pero tenía que admitir que se sentía aterrado ante la idea de que algo le ocurriera a su familia. Jamás se perdonaría si algo les pasaba por su culpa.

― Y puedo asegurarte algo más ― continuó.

― Sí, ¿qué?

― Que tu esposa no será una vieja decrepita como dices.

...


...

La entrevista con Caesar fue terrible, aunque hizo su mejor esfuerzo para poner su mejor cara y no mostrarse tan antipático. La forma en la que obtuvo la victoria, lo manejó jugando con sus propias palabras "la suerte estuvo de su lado".

Más tarde tuvo que asistir a una pequeña recepción con patrocinadores, que estaba seguro no lo habían apoyado a él, porque solo había recibido un paracaídas en la arena y ese se lo había mandado Irene Trinket. Pero su escolta era una mujer horrible que lo tenía harto, no dejaba de darle instrucciones y presentarle a más y más gente.

Logró escaparse por un momento de todos ellos y salió a un balcón para fumarse un cigarrillo que le había quitado a uno de los patrocinadores. Necesitaba un momento a solas.

― ¿No sabes que fumar es perjudicial para la salud? ― escuchó que le dijo una voz a su derecha.

Volteó y se sorprendió al ver a una chica joven, no más grande que él. Era preciosa, tenía el cabello rubio, ojos azules, poco maquillaje y lucía un vestido muy sencillo, comparado con el que usaban las ridículas mujeres que estaban en la recepción. Se le hizo vagamente familiar.

― Princesa, acabo de salir de la Arena donde luche a muerte con cuarenta y siete personas más. Estuve a punto de morir en varias ocasiones, y me sacaron de ahí literalmente sosteniendo mis intestinos en las manos, y te preocupas por esto ― sostuvo el cigarrillo entre dos dedos

― Tienes razón, disculpa, no quise ser entrometida.

Él le sonrió de lado y la recorrió con la mirada, después se llevó el cigarro de nuevo a los labios.

Ella se acercó y se recargó en el barandal del balcón junto a él.

― No me he presentado.

― No te he preguntado tu nombre ― le dijo en tono burlón.

Ella chasqueó la lengua ― ¡Vaya modales!

Ese sonido, ese rostro, él abrió mucho los ojos, sabía quién era ― Eres pariente de Irene.

― Dicen que tengo los mismos ojos que mi abuela ― le sonrió y le extendió la mano ― Soy Effie Trinket.


¡Hola!

bueno, pues aquí les traigo mi nueva historia Everlark y Hayffie.

Así la manejaré, con dos líneas de tiempo, contando lo que sucede con Katniss en el presente y lo que vivió Haymitch cuando se convirtió en vencedor.

También habrá otras parejas, habrá Odesta, Gadge y algunas de las parejas que hice en mi historia "El circo de la esperanza" que publico los viernes.

Espero les haya gustado este capítulo.

Gracias por leerla. Y agradeceré mucho me regalen sus comentarios para saber si la historia gustó o no.

Estaré publicando todos los lunes.

saludos

Marizpe