Disclaimer: Ninguno de los personajes que aparecen es mio, todo pertenece a J.K. Rowling. La historia que aparece a continuación surge de mí, inspirada en un libro que leí una vez cuando era niña. Escribo esto sin ánimos de lucro.
Snape, su hijo y yo.
Cap 1: Cuatro años.
Hace mucho tiempo que no sabía nada de él, exactamente desde el funeral de su esposo y mi padrino, Sirius. No me interesa realmente su vida, además siento que no es de mi incumbencia y por supuesto se que a él le molestaría que me metiera. Hace tanto que perdimos el contacto, que no me esperaba la carta que esa mañana me trajo una desconocida lechuza.
Mientras me preparo para ir a mi trabajo me sorprendo de las cosas que han pasado en tan solo cuatro años. Salí de Hogwarts y estudié Medimagía en la Universidad Mágica. Llevo dos años trabajando en San Mungo, en el área pedriatrica, junto a mi amiga Hermione. Bueno supongo que en este momento no importa lo que hice, sino lo que no hice, además no les he contado lo más importante. Antes de salir de Hogwarts mi padrino se casó, y no van a creerlo, lo hizo con mi ex-profesor más odiado, Severus Snape. Fue algo muy sorpresivo para mí, después de ver tantas peleas, discusiones y reclamos entre ellos; las que se debían simplemente a un amor reprimido que ninguno se atrevió a confesar hasta una de las tantas peleas contra Voldemort, donde Sirius casi es asesinado por un mortífago. Snape se cruzó delante de él, recibiendo así el hechizo y quedando gravemente herido. Sirius no se despegó de su lado en ningún segundo de las tres semanas en las que él permaneció en el hospital. Mantuvo sus manos tomando la de Snape, y cuando este despertó se confesaron su amor.
Como pueden suponer la batalla final ocurrió mientras estaba en Hogwarts, exactamente a finales de sexto, donde después de un arduo entrenamiento y un sinnúmero de peleas, nos enfrentamos por última vez. Al sentir el dolor de todos por sus seres queridos muertos, al estar Snape herido y Sirius lejos sufriendo junto a él, una fuerza extraña de rabia se posó dentro de mí y al fin pude terminar con Voldemort.
Algunos meses después de la batalla mi padrino y Snape anunciaron que se casarían. La boda se realizó en Agosto, antes de que yo entrara en mi septimo año. Sirius se fue a vivir al castillo, para mi gran disgusto a las habitaciones de Snape, que quedaban demasiado cerca de Slytherin. Ese año sin embargo las casas mostraron muy poca rivalidad, si bien algunos slys eran hijos de mortífagos, estos se mostraban avergonzados. Otros, como Draco Malfoy, se habían revelado al señor oscuro y vivían ahora en el lado de la luz. Fue difícil para mí aceptar que Malfoy y su familia fueran de los buenos, pero según cuenta Draco, fueron demasiados años de tortura, no estaban dispuestos a vivir una eternidad bajo el dominio de un dictador.
Luego de salir de Hogwart, para no depender de la buena voluntad de Sirius, y aun más para no estar cerca de Snape, me fui a vivir con Ron, juntos arrendamos un piso cerca de la Universidad Mágica, donde Hermione y yo estudiamos medimagia y Ron Relaciones Mágicas Públicas. Con el paso del tiempo me enfoqué solamente en mis estudios, dejé de ver a mis amigos, a Sirius, a Albus y a los de la Orden. Ni siquiera veía a Ron, a pesar de vivir juntos. Meses después Ron se fue a vivir con Hermione y yo me quedé aun más solo.
Al año de estar estudiando recibí una carta de Sirius reclamándome lo poco que me veía y que nunca respondía sus cartas, me decía que tenía una gran noticia que darme, que fuera cuanto antes a visitarlo. Pero yo estaba demasiado ocupado para atender a su llamado, las practicas me tenían agotado, estudiaba todo el día y por las noches salía con un grupo de chicos muggles de mi edad que vivían en el mismo edificio. Lamento tanto no haber estado cerca de Sirius, meses después me enteré que tuvo un hijo; no escribí para enviarle mis felicitaciones, pues me sentía culpable por no acompañarlo en el proceso. Fue Hermione quien me paró en la universidad para contármelo, ella lo supo por Ron, quien a esas alturas ya era ayudante en práctica de Remus. Y yo ni sabía que Remus era el nuevo Ministro de magia, tan preocupado y metido estaba en mis propios asuntos que no sabía nada de mis amigos. Hermione cada vez que me veía me pedía que fuera a ver a Sirius, que él siempre preguntaba por mi, pero que ya no me escribía, cansado de nunca recibir respuesta y de que Snape dijera que yo era un mocoso malcriado desagradecido.
Pasaron los meses y recibí cartas de Sirius nuevamente, pidiendome verme, yo me sentía tan culpable que seguí sin responder, en vez de arreglar el distanciamiento lo agravé mucho más. A esas alturas yo trabajaba como residente a prueba en San Mungo y estaba con mis exámenes finales, tenía tan poco tiempo que ni a Hermione veía y la verdad si lo hacía corría a esconderme. Dejaron de llegar las cartas de Sirius y pronto comenzaron a llegar unas escritas con la elegante letra de Snape. Las primeras las arrojé a la chimenea sin siquiera molestarme en abrirlas, hasta que comenzaron a llegar más de diez por día. Decidí enfrentar mi miedo, me armé de valor y abrí una carta. Snape me reclamaba el no responderle a mi padrino, pero agregaba además algo que paralizó mi corazón, Sirius estaba gravemente enfermo, una especie de Anemia Mágica lo tenía al borde de la muerte, incluso había estado internado en San Mungo y había tratado de contactarme, y yo aun trabajando ahí no me había enterado. Pero ya no estaba en San Mungo, su enfermedad había avanzado tanto que su medimago decidió mandarlo a casa a pasar sus últimos días.
Un día vestí de negro, no había visto a Sirius con vida, pero decidí ir a despedirlo, desde lejos, no deseaba ser visto por los demás, no deseaba ser visto por Snape. Me puse mi capa de invisibilidad y caminé junto a la caravana de gente que seguía el ataúd. En brazos de una llorosa señora Weasley pude ver a un niño, un niño de mas menos un año que agitaba su manita al cielo, escuche un "adios papito" y comencé a llorar. Ni una capa de invisibilidad puede engañar a un experto espía, luego de finalizar la ceremonia y de que Sirius y su ataúd quedaron bajo una mezcla de flores y tierra, Snape se acercó a mí. "No esperaba que vinieras, después de no dignarte siquiera a acompañar a Sirius en sus últimos días" recuerdo exactamente sus palabras y mi duda al responder.. "lo lamento, si necesitas algo, lo que sea…" "NO" me interrumpió "no necesito nada de ti, menos ahora, cuando él te necesitó no estuviste ahí, después de tanto amor que él te entregó, no estuviste, así que no vengas ahora a ofrecerte, vuelve a tu vida de malagradecido Potter" y se fue. Desde ese día que no sabía de él.
Luego de la muerte de Sirius, comencé a reaccionar, me había alejado de todos, volví a hablar con Hermione, que siendo tan buena amiga acepto mis disculpas y volvimos a ser amigos. La transfirieron al área del hospital donde yo trabajo y somos compañeros en todo. A Ron le costo un poco más aceptar mi vuelta al mundo, estaba dolido principalmente porque según él yo no había sentido su ausencia. Ahora mantenemos una fuerte amistad, mucho más madura que la que teníamos de niños. Además, en el hospital suelo almorzar con Malfoy, es extraño como ahora nos llevamos tan bien, hemos salido un par de veces a bailar juntos, como en una cita, bueno no como, hemos tenido varias citas y me ha pedido un montón de veces que seamos novios. Hoy tenía pensado contestarle que sí, pero ahora tengo un mal presentimiento, creo que Snape viene a remover mis planes, mi tranquilidad, mi vida….
Esta es la primera historia que publico, la tengo ideada hace bastante tiempo, espero que les guste, tienen todo el derecho de tirar ollas y sartenes de no ser así..
Cariños!
Ireth
