Disclaimer: Akatsuki no Yona no me pertenece.


Contención

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Yona se ha cortado el cabello.

Soo-won no lo puede creer. La ve aparecer frente a él en la puerta de la escuela, y no puede más que sorprenderse y lamentarlo, llevando las manos hasta donde antes estaba el largo cabello rojo de su prima querida.

No te preocupes, Soo-won— le responde ella con una sonrisa, también llevándose la mano inconscientemente a la nuca, rozando con la punta de sus dedos, las puntas disparejas de su pelo—, a mí me gusta más así.

Lo ha cortado de cuajo, así que Yoon debe ayudarla a emparejarlo, llegando a la mitad de la noche, como cada vez que Yona ha hecho alguna locura a horas inimaginables. Una vez más, el chico se cuela por su ventana, solo para encontrarla con un gran mechón de pelo carmesí en las manos y hecha un mar de lágrimas.

Yoon es muy talentoso, por lo que reparar el daño que su amiga ha ocasionado no es una tarea difícil, y el resultado es, cuando menos, satisfactorio. Sin embargo, lo que realmente le cuesta trabajo al chico genio es hacer que la princesa deje de llorar tan desconsoladamente.

Él falla olímpicamente en su intento por consolarla, y claro, a él le parece de lo más lógico que se espante ante su nueva imagen en el espejo. No es un cambio despreciable.

Únicamente Hak parece no reaccionar ante el nuevo corte de la chica. Pero es solo en apariencia, claro.

Se la encuentra de frente, al parecer, se acaba de quedar sola en la puerta de entrada de la escuela, y ella se le queda mirando desde abajo con una mirada tímida, casi expectante.

Y él, por su parte, no puede más que quedarse helado en su sitio. El flamante y furioso cabello rojo de Yona ha desaparecido, literalmente, de la noche a la mañana. Envía una mirada severa al chico, Yoon, que está junto a ella, pidiéndole una explicación, y éste solo se encoje de hombros, pasando de él completamente.

El hombre suspira, resignado a tener que atender el asunto por sí mismo. Y mientras se decide cómo comenzar, la princesa sigue mirándole desde casi medio metro más abajo.

Quiere preguntarle qué maldita mosca le ha picado, pero por la reacción de Yoon, puede deducir que ni él mismo conoce los detalles; que ha sido todo una acción que ha realizado de forma impulsiva y repentina en un ataque de denuedo antes de que su aún más impetuosa e irrazonable cabecita pudiera pensarlo bien.

Sabe que nunca le ha gustado, en absoluto, su caótico cabello carmesí, no por nada la conoce de una vida entera. Pero también es cierto que a Soo-won le encanta, y que ella se ruboriza cada vez que se lo menciona.

Y Hak no sabe exactamente si es debido a eso, a esa insana sensación que le produce imaginarse el rostro perplejo y después decepcionado de su mejor amigo, o esa satisfacción personal que percibe casi como orgullo, que siente cuando ve a Yona cortándose el cabello aún en contra de lo que pudiera opinar su querido Soo-won, lo que lo hace esbozar una sonrisilla socarrona perceptible solo para él.

—Buenos días, princesa— la saluda, como si se tratara de un viernes por la tarde cualquiera, aunque fuera apenas día martes en la mañana— ¿Has dormido bien anoche? ¡Vaya cara que traes!— rio abiertamente, y puso una de sus grandes manos en su cuello, instándola a entrar al edificio.

Yona no puede evitar sonreír ante el comentario aparentemente desinteresado de su amigo, pudiera ser que eso es precisamente lo que esperaba oír.

O es, quizás, piensa Hak, porque ella se ve hermosa sin importar qué haga con su cabello.

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Revisado: Miércoles 04 de abril de 2018