Polos opuestos

Suigetsu y Juugo eran opuestos, tanto en apariencia como en carácter. Suigetsu era de piel pálida, ojos almendrados, facciones finas y un cuerpo el cual sin importar lo musculoso o bien entrenado que estuviera siempre terminaba luciendo delicado y esbelto. Juugo en cambio tenía piel sonrosada, sus ojos color naranja eran redondos, sus facciones se veían masculinas y duras, al igual que el resto de su imponente y robusto cuerpo.

Suigetsu era una persona parlanchina, no aguantaba quedarse en silencio, le encantaba ser ofensivo y causar controversia, si pensaba algo lo decía sin medir las consecuencias. Juugo por lo contrario, era introvertido, no le gustaba hablar de cosas que no sabía, ni ofender, prefería quedarse solo con sus pensamientos.

Suigetsu no se sentía arrepentido por ninguno de los asesinatos que había cometido. En cambio Juugo, no podía perdonarse ninguna de las muertes que el había causado.

Los hombres y mujeres que sucumbieron ante la fuerza de Suigetsu habían por lo general habían sido delincuentes, guerreros y shinobis, rara vez tuvo el infortunio de manchar su espada con alguien que no estuviera armado y listo para el combate. Las víctimas de Juugo a diferencia de las de Suigetsu eran en su mayoría civiles inocentes: hombres, mujeres y niños que jamás habían empuñado un arma.

Suigetsu sabía del pasado de Juugo y Juugo sabía del pasado de Suigetsu, sin embargo ninguno juzgaba al otro por las acciones que habían hecho en el pasado. Parte de su amistad se basaba en ese sentido de aceptación y confianza que ambos se habían depositado.

Suigetsu y Juugo habían perdido a todos los que ellos consideraban como su familia. De estas pérdidas las más dolorosas probablemente fueron la perdida de sus hermanos. Suigetsu había tenido un hermano de sangre, ambos habían compartido la misma madre, casa, clan y apellido. Suigetsu recordaba perfectamente como su hermano Mangetsu, el hombre al que más admiraba e idolatraba, murió súbitamente en combate, sin que el o nadie pudiera intervenir para salvarlo. Juugo en cambió nunca tuvo ningún hermano de sangre, sin embargo Kimimaro y Juugo solían ser tan cercanos que ellos se consideraban a si mismos como hermanos. Juugo recordaba lo mucho que agonizó Kimimaro antes de despedirse y dejarlo todo atrás. La pérdida de alguien tan cercano había marcado un antes y un después en su vida. Y hablar de el vacío que les producía una perdida de ese tamaño no hacia más que recordarles lo impotentes que eran ante el destino.

Por muchas diferencias que tuvieran compartían el mismo dolor. Y eso era en lo único que eran iguales.