La mañana había empezado con tranquilidad, pero de un segundo a otro vio todo alborotado a su alrededor ¿la razón? Un nuevo proyecto del consejo estudiantil de Dalton. Si debía ser sincero, no le desagradaban los proyectos que realizaban, por ello siguió al resto de sus compañeros que se dirigían a la sala común, en donde se anunciaría en lo que algunos podrían participar.
-Chicos, nos reunimos para una nueva aventura organizada por el consejo-decía Wes con entusiasmo ante la atención de toda la academia.
-¿Y este año cuál es el gran proyecto? -dijo Sebastian cansado del griterío y los aplausos.
-El Club de los Corazones Rotos-dijo de forma romántica Thad ante los silbidos de sus compañeros, quienes lucían verdaderamente emocionados con el proyecto-Wes explícanos en qué consiste-dijo el pelinegro con una sonrisa.
-Primero, ingresamos los datos de cada uno de ustedes a una red social especialmente hecha para Dalton. En ella podrán tener conexión con todos los solteros de la academia, eso incluye a las chicas solteras de nuestra escuela hermana.
-No le veo lo interesante-dijo Hunter cruzándose de brazos mientras estaba sentado en un sillón del salón y todos lo observaron seriamente, ya que bajaba la ilusión que les provocaba un proyecto de esa magnitud.
-No sabrán quien es la persona con la que hablan. Y si hablando le dicen quiénes son, automáticamente el sistema los dará de baja-dijo seriamente Wes- La computadora de sus habitaciones ya tienen esta red y sus datos ingresados, por lo que desde hoy ingresaran a hablar de todo lo que quieran con esa persona y podrán concretar una cita para dentro de un año, tiempo suficiente para que se conozcan y comprueben si existe verdadera atracción, por lo que desde hoy se abre oficialmente la Red de Corazones Solitarios de Dalton-dijo con una gran sonrisa.
-¿No que era el Club de los Corazones Rotos?-dijo Hunter alzando una ceja y provocando la risa de todos los asistentes.
-Esto será un desastre-dijo Sebastian haciendo una mueca y caminando hasta la salida.
-¿Participarás? -dijo Hunter llegando hasta donde estaba el castaño.
-No. Realmente no es de mi interés- dijo notando algo serio a su rubio amigo, pero no le prestó mayor atención y siguieron caminando a sus habitaciones.
-Iré a la biblioteca por unos libros-dijo el rubio desviando su camino, esto mientras el castaño lo miraba con una mueca en los labios.
-Tan estudioso, si no fuera por tus planes sádicos no sé qué haría para entretenerme-dijo negando al mismo tiempo que se marchaba.
El joven Clarington se marchó hasta la biblioteca y tomó unos libros para el proyecto de historia y otros para lectura personal, porque jamás admitiría delante de Sebastián su amor por los libros de J.K. Rowling, eso a pesar de que casi toda la academia disfrutaba de ellos. Y ni hablar de los de Robin Hobbs, quien se había convertido en su autora favorita luego de leer la trilogía del asesino.
Una vez hubo registrado los libros con la bibliotecaria se marchó a su habitación, la cual compartía con Blaine Anderson, a quien no había visto durante el consejo de alumnos, lo que le había parecido muy extraño.
Por lo que al ingresar a su habitación se sorprendió de que las cortinas estuvieran cerradas y que hubiese alguien acostado en la cama del moreno.
-¿Anderson?-susurró acercándose, pero no tuvo respuesta-¿Blaine?-preguntó moviéndolo un poco y el ojimiel lentamente fue despertando, por lo que el rubio se sentó junto a él esperando que abriera completamente los ojos.
-¿Qué hora es?-susurró restregando uno de sus ojos y mirando a Hunter.
-Son las seis de la tarde ¿tenías algo que hacer?-susurró suavemente y tomó una de las manos del pelinegro. Desde que compartían habitación sabían cuando algo molestaba al otro e incluso si no había tenido un buen día.
-No, ya no-dijo apretando la mano del mayor y bajando su mirada, no quería dar explicaciones.
-¿Qué ocurrió?-dijo destapándolo y viendo que estaba vestido demasiado formal-¡Tenías una cita con Hummel!-dijo recordando que el moreno había estado toda la semana eligiendo la ropa que usaría para salir con el castaño. Se levantó de la cama para mirar completamente al moreno, realmente se había vestido muy bien.
-Bueno, se canceló todo-susurró sentándose en la cama-digamos que a Kurt le gusta otra persona.
-¿Qué?-dijo alzando una ceja y sonriendo de lado mientras negaba-estás loco Anderson-murmuró caminando a su escritorio y dejando ahí sus libros.
-¡No es mentira Hunter!-gritó molesto.
-Media escuela sabe que Hummel está enamorado de ti-dijo ordenando sus libros y sacando algunos cuadernos para avanzar con su proyecto-y la otra mitad sabe que tú estás enamorado de Hummel.
-Lo vi besándose con alguien-dijo ahogando el llanto y volviendo a taparse con las mantas.
-¿Qué?-dijo sin creer y volteando a verlo-¿con quién?-dijo sentándose en la silla de su escritorio y esperando por una respuesta.
-No querrás saberlo-susurró escondido en su cama. Si no fuera tan importante lo que le estaba contando, de verdad que se estaría riendo por lo dramático que estaba siendo Blaine.
-Créeme que sí quiero saber, porque nadie te deja así de mal y no conozco su nombre-dijo seriamente.
-Sebastian Smythe-susurró asomando su cabeza y mirando al rubio.
-Mentira-murmuró sin ninguna expresión en su rostro y apretando sus puños.
-Hunter yo no quería que te enteraras de este modo, lo siento-susurró levantándose y caminando donde su amigo.
-Déjalo, estoy bien-dijo volteando a hacer el proyecto de historia y abriendo la computadora.
-Hunter…
-Déjame Anderson-dijo fríamente-tengo mucho que hacer como para perder el tiempo.
-Hay que ir a cenar-susurró caminando por la habitación para cambiar su ropa.
-Anda tú, yo tengo mucho que hacer-dijo tecleando en su notebook las respuestas del proyecto y cerrando uno de los libros.
-Debes…
-No eres mi madre, Blaine-dijo sin mirarlo-anda tranquilo-dijo suspirando y escuchando como la puerta se cerraba detrás de él.
No podía creer que Sebastián estaba con Hummel, tenía dos grandes razones para ello. La primera era que a Kurt le gustaba Blaine y, hasta hace no mucho, a Sebastián le gustaba él ¿qué había pasado para que esos dos se besaran? No tenía idea. Solo le quedaba meterse en sus estudios y los libros que había pedido para no pensar en ello.
-Tienes un mensaje-escuchó una voz salir de su computadora.
-¿Qué es eso?-dijo viendo un pequeño sobre en la esquina superior derecha de su pantalla.
-Tienes un mensaje- al volver a escuchar la voz se dio cuenta de que se trataba del dichoso Club de los Corazones Rotos.
-No estoy interesado-susurró buscando la aplicación en su notebook y dándola por finalizada.
Cerca de las nueve de la noche regresó Blaine a la habitación, le traía un café y una galleta.
-Gracias-dijo mirando el café Americano junto con una galleta con chips de chocolate.
-Sé tu pedido-dijo guiñandole un ojo.
-También sabes cosas que nadie más sabe-dijo sin sonreír y tomando de su café.
-Sí ¿cuándo le dirás…?
-¿Al mundo o a mis padres?-dijo alzando una ceja y sintiendo que era suficiente tarea por un día y así cerró su notebook y cerró los libros.
-Ambos-respondió comenzando a sacarse la ropa y buscando su pijama.
-Mis padres probablemente me entiendan y si no lo hacen, me enviarán nuevamente a la militarizada.
-¿Y el mundo?-dijo alzando una ceja y abotonando su pijama.
-Se puede ir a la mierda, no me interesa que el mundo se entere.
-Siempre tan delicado para decir las cosas-murmuró Blaine caminando hasta su escritorio y encendiendo su notebook.
-¿Qué harás?-dijo el rubio poniéndose detrás de él para ver qué hacía.
-Thad me habló del Club de Los Corazones Rotos y en este momento esto me servirá de mucho.
-Dudo que alguno de los tontos de esta Academia esté a tu altura o a la mía.
-Siempre puedo encontrar a alguien nuevo y en tu caso seguramente te asignaron una chica-dijo riendo.
-Probablemente-dijo haciendo una mueca y sorbiendo de su café-pero aún así no…
-¿No te interesa? ¿Ni siquiera sientes curiosidad? Yo por lo menos sí… tengo un mensaje-dijo sonriendo y desviando su atención.
-Dios…-suspiró el rubio-está bien, voy a revisar-caminó hasta su computadora y la abrió nuevamente, ingresó a la aplicación y vio el mensaje.
-¡Hola! No tengo idea de quién seas, pero sería interesante hablar contigo
-Debió haber perdido una neurona escribiendo eso-dijo haciendo reír a Blaine.
-Si le contestas eso sabrá que eres tú y así no tiene gracia. Mejor sé cortés.
-Claro, y así creerán que soy Blaine Anderson-dijo riendo.
-No te burles, no tiene nada de malo… ¡Le gustan los Beatles!-dijo feliz el moreno.
-No me digas que existe más gente igual a ti y Hummel, con ustedes tengo suficiente.
-Créeme que somos muchos con buenos gustos.
-Por suerte mis gustos van más allá de Maroon 5 y Katty Perry.
-Sí, llegan a J.K. Rowling, Robin Hobbs y otros nerds-se burló Blaine sacándole la lengua.
-Todos ellos tienen más neuronas que tus gustos musicales, Anderson-dijo riendo y mirando el mensaje en la pantalla, tenía que responder.
-¿Lo crees? La mayor parte del tiempo nadie quiere hablarme-respondió esperando ver la reacción de la otra persona.
-Creo que sí eres interesante, cuéntame si haces algún deporte o qué música te gusta.
-Todos los deportes que existen me gustan y si puedo los práctico, la música es algo más complicado.
-¿Por qué?
-No creo tener buen gusto musical.
-Dime, no puede ser tan malo.
-AC/DC y Guns N' Roses.
-Es mejor a que te guste Katty Perry.
-También lo creo ¿y qué hay de ti?
-Soy más de leer algunos libros. Soy algo nerd.
-No creo que lo seas, a mi me encanta leer-escribió entusiasta con la conversación.
-Pero es un secreto. Soy un nerd encubierto.
-Yo también ¿eres hombre o mujer?
-Hombre ¿algún problema con eso?
-Ninguno. También soy hombre… digamos que soy gay y nadie lo sabe.
-¿Nerd y gay al mismo tiempo?
-Sí, aunque todo eso es encubierto. Porque a mi pesar soy popular.
-Creo que somos la misma persona. Porque coincidimos en todo. Excepto que yo prefiero mirar cómo los chicos hacen deportes en lugar de practicarlo…
Su sesión finalizará en dos minutos
-¿Sabías que esto tiene tiempo de sesión?
-No tenía idea… me siento estafado. Hablaremos mañana
-Hasta mañana
Sintió como Blaine lo abrazaba por sobre los hombros y deposita un beso en su mejilla.
-Veo que te gustó el proyecto.
-No está nada mal. Me tocó otro chico.
-¿Saben que eres gay?-decía el moreno con sorpresa y separándose del rubio.
-Creo que no, pero según dijeron esta aplicación te une según tu afinidad con las otras personas.
-Entonces realmente no tienen idea quién es gay o no.
-Probablemente a Hummel y Sebastián les tocó una mujer o quizá qué monstruo-dijo buscando su pijama y cambiando solo sus pantalones, esa noche dormiría a pecho descubierto.
-¿Puedo…?-decía Blaine completamente sonrojado y apuntando la cama de Hunter.
-¿Dormir conmigo?-dijo con una sonrisa comprensiva y abriendo su cama para ingresar a ella-Sí, puedes, veo que no deseas masturbarte pensando en Hummel esta noche-dijo viendo como el rojo aumentaba en las mejillas del pelinegro.
-Si te…
-Blaine, no me molesta que me quieras abrazar, ven-dijo abriendo la cama y sus brazos, sintió como el ojimiel se acomodaba y apoyaba su cabeza en su pecho. Por lo que arropó a ambos y le dio un beso en la frente al moreno, abrazándolo fuertemente-Sabes que siempre que quieras puedo abrazarte.
-Hoy necesito ser abrazado-susurró sintiendo como sus ojos se aguaban nuevamente.
-Deja de pensar en esos dos, realmente no valen la pena si nos ilusionaron y ahora están juntos. Realmente no entiendo a Hummel por ilusionarte y ahora irse con Bastian, pero Smythe es otra cosa, es realmente esperable lo que hizo.
-¿No estás triste?-murmuró enredando sus piernas con las del rubio, mientras pasaba una mano distraídamente por los abdominales del joven Clarington.
-Sí, lo estoy. Pero si sigues haciendo eso dejaré de estar triste y estaré excitado y dudo mucho que estés dispuesto a satisfacerme-dijo notando el fuerte sonrojo en el rostro del moreno.
-Perdón-escuchó el murmullo de Blaine y se largó a reír.
-Es mejor dormir, ha sido un día agotador-susurró bostezando y relajándose junto al moreno.
-Buenas noches, Hun-murmuró el ojimiel.
-Buenas noches, Anderson-dijo con una sonrisa sabiendo que eso molestaba al moreno.
Habían pasado un par de horas desde que había conciliado el sueño cuando sintió como la puerta de su habitación era abierta. Pasaban de las tres de la mañana, por lo que se hizo el dormido y notó que Blaine no se había despegado de su lado, así como tampoco él lo había soltado.
-Imbécil, y Hummel armando escenitas cuando estos dos ya duermen juntos-bufó molesto.
-No es tu asunto, Smythe-dijo el rubio mirándolo fríamente.
-¿Qué haces despierto?-dijo asustado el castaño, quien vestía un polerón negro junto a botines y pantalones de igual color.
-¿No es un poco descarado de tu parte preguntar eso? Estás en mi habitación, qué haces aquí-dijo separándose suavemente del moreno.
-Hunter-susurró Blaine entre sueños.
-Shhhh voy al baño, ya vengo-murmuró besando la frente del ojimiel, quien se acomodó mientras el rubio se levantaba y encaraba al castaño, quien desvió su mirada a los abdominales del rubio, quien le hizo un gesto para que lo mirara a la cara. Sebastián había cerrado la puerta y se encontraban en medio de la oscuridad de la habitación, solo con la luz de la luna iluminando en parte el lugar.
-¿Ya son pareja?-dijo furioso y enfrentando a su antiguo amigo. Haber ido a espiar había sido la peor idea del mundo, pero tenía que hacerle caso a Hummel, era un idiota.
-¿Pareja?-bufó molesto y estirándose delante del castaño, quien no pudo evitar repasar el cuerpo de Hunter lentamente- Hey, mis ojos están acá arriba ¿qué haces aquí?-lo encaró molesto de que a cada rato hiciera lo mismo.
-Hummel hizo que lo besara para saber la reacción de Anderson, porque según él ustedes dos son pareja, los vio de la mano y tomándose un café hace dos días.
-Dios mío-suspiró agotado y pasando una mano por su rostro-¿y por eso me despertaste?-dijo agotado y tratando de volver a la cama, pero sintió como era sujetado por el brazo.
-Veo que no se equivocó-dijo desafiante.
-Con quien yo duerma no es tu asunto. Si Hummel es tan infantil como para hacer escenas y rechazar así a Blaine, no lo merece y no permitiré que vuelva a acercarse.
-Él no…
-¡Tú no estabas aquí cuando Blaine lloraba desconsolado! ¡No lo viste!-espetó furioso-No tienes idea de por qué él y yo estábamos de la mano en la cafetería, no saben nada de nosotros dos.
-Pero…-sintió miedo al ver a Hunter tan descontrolado.
-Si se esforzaran en conocernos sabrían por qué a veces dormimos así y por qué necesitamos tomarnos de la mano en la cafetería.
-Pero…
-No hay excusas, Smythe. Si tú o Hummel se interesan en nosotros, sean claros. No estén con rodeos, porque ni Blaine ni yo estamos para sus jueguitos, así que cuando se decidan me dices, hasta entonces ¡Largo!-dijo fuertemente y abriendo la puerta para que se marchara, cosa que el castaño hizo en el acto, lo que siguió fue el portazo dado por Hunter. Quien miraba la madera y sentía como su cuerpo comenzaba a temblar y las lágrimas corrían por sus mejillas.
No podía soportarlo, no podía. Intentaba controlar el llanto y los temblores y no podía. Sentía la presión en su pecho y como el aire le faltaba. Estaba por caer al suelo de rodillas cuando sintió como era sujetado por la cintura.
-Ven-murmuró Blaine llevándolo a la cama y sentándolo-estará todo bien-murmuró haciendo que se acostara y abrazándolo, se arroparon y el moreno sintió como el rubio apoyaba su cabeza en su pecho-está bien llorar, sabes que sí, tranquilo-murmuró con suavidad y sintió cómo su cuerpo temblaba un poco menos.
-No es justo-murmuró conteniendo el llanto.
-Llora, está bien llorar-susurró contra su sien y besó su frente-está bien Hun-dijo con suavidad y lo abrazó aún más.
-Creen que nos conocen y se atreven a jugar con nuestros sentimientos, no es justo-murmuró furioso.
-Tranquilo, debes estar tranquilo-trataba de calmarlo, realmente estaba muy alterado, aunque en otras ocasiones había sido peor.
-No nos conocen-susurró comenzando a dormirse por el llanto y agotamiento.
-Nadie nos conoce, tranquilo Hunter-susurró sintiendo como el cansancio también le ganaba.
-No te quiero ver mal-murmuró el rubio antes de caer rendido.
-No estaré mal si tu estás aquí-susurró Blaine durmiéndose.
Sí, Hunter Clarington sufría de ataques de pánico y el único que podía ayudarlo era Blaine Anderson, su primo.
