Lugar: Hosmegade
Protagonista/Pareja: Daphne Greengrass + Draco Malfoy
504 palabras
Este fic participa en el reto temático de mayo del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"
Beta: Rikku Kuchiki
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A Daphne nunca le había gustado ir a Las Tres Escobas. Por mucho que fuera un lugar muy popular entre los estudiantes, su madre siempre le había dicho que de Hogsmeade no había lugar más vulgar y simple que ese, a su parecer era demasiado caluroso y bullicioso. Ella prefería pasar las tardes en el Madame Puddifoot tomando té con sus amigas, aunque la voz chillona de Pansy llamara la atención de todos y Millicent nunca supiera cual era la manera correcta y educada de tomar la taza. Porque de esa forma ella fue criada, para comportarse como una señorita.
Pero, en su cuarto año, descubrió que en Las Tres Escobas había cosas que no en Madame Puddifot.
Había rincones oscuros, algo lúgubres pero nunca fríos, que ocultaban la desnudez de la piel blanquecina de sus piernas cuando Draco alzaba su falda escolar para meter los dedos bajo su ropa interior de encaje y que no permitía que se vieran sus rubios cabellos cuando él enterraba el rostro en su cuello en busca de algo que hasta entonces ella no terminaba de entender. Y el ruido del local se tragaba el sonido de sus gemidos cortos y de los gruñidos de Draco.
Había baños con mensajes tallados con magia en las puertas, que seguro eran tan viejos como la propia Hogsmeade, cuyo piso estaba mojado y arruinaba la suela de sus zapatos de diseñador cuando él abría los botones de su camisa con más prisa de la necesaria para acariciar sus pechos por encima del sujetador y, si estaba del ánimo correcto, por debajo.
En Madame Puddifot, estaba segura, sus besos no sabrían a hidromiel caliente con especias, ni a jarabe de cerezas o alhelí. No podría oler el perfume nada dulzón, sino un poco ácido, que despedía la ropa de Draco, ni ver el perfil de su rostro sonriendo con verdadera sinceridad o tan si quiera tomar su mano y juguetear durante horas con sus largos y estilizados dedos. No estarían tan mareados como para susurrar promesas que jamás cumplirían, ni para rozarse por debajo de la mesa mientras reían por cosas que carecían de sentido tratando de olvidar la inevitable verdad que les esperaba a ambos una vez cruzaran las grandes puertas del castillo rumbo a su casa,
Además, Madame Rosmerta prestaba poca atención a una pareja más entre las muchas otras que pasaban sus horas besuqueándose en el local, cosa que no era permitida en los altos estándares de Madame Puddifoot.
En las Tres Escobas podían olvidar que una guerra se avecinaba, que Draco estaba comprometido o que ella no era Astoria. Porque en Madame Puddifoot eran la señorita Greengrass, la mayor, y el joven Malfoy, el heredero, y en Las Tres Escobas eran sólo Daphne y Draco tratando de pasar un buen rato apartados de todos.
Y puede que a Daphne no le gustara mucho ir a Las Tres Escobas, y de Hogsmeade prefiriera Madame Puddifoot, pero cuando comenzó esa extraña aventura con Draco, Las Tres Escobas se volvieron mucho más interesantes.
Nox
