- Título: Reuniendo las piezas perdidas

- Autor: Babi Cullen

- Disclaimer:Twilight y todas sus referencias no me pertenece, son de la escritora del best-seller, Stephanie Meyer.

- Algo que deben saber:

1.- Esta historia es de mi completa autoría, aunque no los personajes. Tiene aportes de mi amiga Jennifer, así que es de ella en parte.

2.- Escribo solo porque me gusta. No soy una experta y puede que tenga muchos errores, pero trato de hacer lo que se puede.

3.- Espero que a ustedes también les guste.

ENJOY!

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Cuando se entra a la universidad todo el mundo tiene distintos consejos que darte y te llenan de tanta información que no sabes que hacer y qué no. Tus padres te dicen que estudies y te esfuerces por ser siempre la mejor, los demás familiares te preguntan si estas segura de que eso es lo que realmente quieres estudiar y si estas preparada y tu hermana mayor… Pues ella solo te dice que disfrutes, conozcas personas y lo pases bien. Al final tu mente se hace un manojo de información y no sabes qué hacer con ella.

Pero a Esme Platt toda esa información la había dejado más que confundida y no sabía qué hacer. Por más que lo había intentado, cada vez que quería salir a una fiesta las palabras de sus padres diciéndole que debía estudiar le daban cargo de conciencia y no lograba ir, se arrepentía a última hora. Siempre terminaba encerrándose en su cuarto y metida en sus libros de ciencia, patologías y cuidados de enfermería.

— ¡Ya estuvo bueno, Esme! — exclamó su hermana adentrándose en el cuarto que compartían en la universidad de California. Cerró el libro que su hermana menor mantenía sobre el escritorio y que estaba leyendo para poder tomarlo y alejarlo de ella.

— ¡Hey, estoy usando eso! — se defendió y trató de recuperar su libro, pero Carmen lo volvió a alejar.

Siempre había sido así desde que eran pequeñas. Carmen era la hermana mayor de Esme por casi dos años y siempre abusaba de ser más grande, pero esta vez al menos era por algo bueno, o eso pensaba la castaña mayor. Ella no quería que su hermana se perdiera la mejor etapa de la vida metida entre libros y que más adelante se arrepintiera de no haberla disfrutado como se debía.

— Nada de eso, hermanita. Hoy hay una fiesta para despedir el año universitario, así que vamos a ir las dos. Van distintas carreras: medicina, enfermería, unas ingenierías… ¡Uf, muchas!

— Carmen, tengo examen de gestión y debo estudiar si quiero pasar la materia— defendió la castaña menor

— ¡Ay, Esme! Para esa asignatura no debes estudiar y solo debes darlo. Es sencillo y si quieres yo te ayudo mañana, pero ahora vamos a salir.

La mayor de las Platt dejó el texto sobre el librero que tenían en la habitación y se dio la vuelta para sonreírle a su hermanita. Esme solo suspiró y se levantó del escritorio, causando que la alegría de su hermana creciera más.

Carmen chilló de emoción y comenzó a empujar a su hermana hacia el baño para que se duchara y después ayudarle a arreglarse para que quedara esplendida para esa noche.

Para las once de la noche las dos se encontraban listas para la fiesta. Carmen vestía un pantalón ajustado de color negro con una blusa blanca y una pequeña chaquetilla a juego y que combinaban a la perfección con sus zapatos de tacón. Por otro lado Esme vestía un sencillo vestido blanco que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, con una chaquetilla de jeans y unos zapatos con un taco lo suficientemente altos para darle un par de centímetros de altura de más. Ambas tenían el cabello suelto cayendo sobre sus espaldas.

Carmen sonrió al ver a su hermana vestida tan hermosamente y la besó en la mejilla a la vez que la abrazaba. Estaba feliz de que su hermana por fin decidiera acompañarla a una fiesta, aunque hubiese tenido que obligarla un poco.

Ambas salieron de la facultad para irse al lugar donde sería la fiesta. Entre las distintas facultades habían rentado un local que estaba a las orillas de la playa y que servía perfectamente para recibir a todos los invitados.

Al llegar, después de estacionar el automóvil cerca del edificio, se dirigieron hacia este.

El lugar estaba repleto de gente y apenas se podía caminar, pero ellas tenían aseguradas sus entradas. Carmen las había comprado previamente aun sabiendo que su hermana se podría negar, pero ella no dejaría que eso pasara o perdería el dinero de la entrada.

— Carmen, hay mucha gente. Creo que me quiero ir— se quejó la castaña tirando del brazo de su hermana

— ¡Ay, Esme, no seas así! ¡Vamos a divertirnos y que la gente no te preocupe! — replicó la mayor mientras buscaba a alguien entre la multitud— ¡Ahí está!

Carmen saltó de alegría y salió en dirección a un grupo de chicos que estaban cerca de la barra principal. A uno lo reconocía pues lo había visto en un par de ocasiones en su habitación junto a su hermana. No quería ni siquiera imaginarse las cosas que hacían y daba gracias no haberlos encontrado en plena acción. Esa persona era Eleazar, el novio que su hermana tenía a escondidas de sus padres.

Eleazar era estudiante de medicina de quinto año y se había conocido con su hermana hace un año en una fiesta parecida a esta. Había tenido que jurarles a los dos que no diría nada a sus padres y hasta el momento lo había mantenido oculto.

Con cuidado se acercó y ahí pudo ver mejor a las personas que acompañaban a los tórtolos. Una era una mujer colorina, esbelta y muy alta, con unos profundos ojos azules y piel blanca como la leche. Los otros dos eran unos hombres rubios, de ojos azules y que parecían dioses.

¿De verdad existe la gente como ellos? Yo pensaba que solo eran creaciones de los publicistas pensó Esme al irse acercando a ellos y suspiró cuando los tubo a solo unos pasos para darse fuerza.

Carmen dejó de besar a su novio y presentó a su hermana con los demás chicos del grupo. Así fue como conoció a Carlisle, James y Victoria; todos estudiantes de medicina que estaban de intercambio por un tiempo en la universidad.

La verdad es que los había juzgado muy a la ligera a los chicos y pensaba que iban a ser todos unos estirados que no hacían más que pensar en nimiedades, pero habían resultado ser todo lo contrario. Eran personas muy agradables y que la habían acogido como a una más en el grupo sin importarles que era menor que ellos y que estudiaba una carrera diferente.

El más agradable de todos había resultado ser Carlisle. Él era el menor de tres hermanos, hijo de un respetable médico de Seattle y de madre educadora. Desde pequeño acompañaba a su padre a sus consultas y siempre quiso ser como el, así que cuando tuvo que tomar la decisión no se le hizo difícil. Era bastante caballeroso, cariñoso y parecía que esa flamante sonrisa nunca desaparecería de su rostro. La tenía embobada.

Habían conversado y bailado toda la noche. Tenía que admitir que Carlisle se movía de una manera espectacular y la tenía impresionada. Sus caderas y cuerpo entero se movían con una facilidad que nunca había visto en un hombre y cada vez que la acercaba a su cuerpo sentía que desfallecería.

Estaba siendo una niña pequeña que estaba demasiado extasiada para pensar en cualquier otra cosa que no fuera el rubio. Incluso se había olvidado de su hermana hace un buen rato ya.

— Me relaja el sonido del mar— comentó Esme sentada a un lado del rubio y cubierta por una manta. No es que la noche estuviera helada, pero corría una brisa fresca al estar al lado del mar.

— A mí también. Mi casa está cerca del mar en Seattle, así que suelo escucharlo en las noches para dormir— siguió el, volteando su rostro para mirar el perfil de la castaña— Eres hermosa

Esme sonrió a la vez que se sonrojaba y bajaba la mirada. Carlisle ahí supo que había pensado en voz alta y también se sonrojó, solía ocurrirle eso y lo odiaba.

Se disculpó al instante, pero ella solo negó restándole importancia. Se había avergonzado, pero le gustó.

Carlisle no aguantó más ese sentimiento que llevaba reprimido hace un rato y cogió su pequeño rostro en forma de corazón para acercarlo más al suyo y besarla con dulzura. Sentir aquellos cálidos labios junto a los suyos lo hacía transportarse a otro mundo.

Esme correspondió al instante su beso y no supo cómo, pero las pasiones fueron subiendo de nivel y pronto se encontró tendida sobre la manta en la arena y con Carlisle muy cerca de su cuerpo.

— Espera, detente— le rogó entrecortadamente cuando sintió sus tibias manos en sus muslos, deslizándose poco a poco hacia arriba.

— ¿Qué sucede? — le preguntó preocupado y mirándola con miedo

— Yo… No… Nunca he estado con nadie— respondió avergonzada. Hasta ese día Esme seguía siendo virgen y sabía que no debía avergonzarse por ello, pero ahora si lo había sentido.

Carlisle le sonrió con dulzura y acarició su cabello para meter un mechón de este tras su oreja. Ella se mordía el labio y sus ojos brillaban, parecía que iba a llorar en cualquier minuto.

— No debes estar avergonzada— la besó en los labios— Si no quieres no haremos nada.

Ella negó frenéticamente y lo abrazó, recostando su cabeza en su cuello y aspirando su aroma tan varonil.

— Si… Si quiero… Tengo miedo, pero quiero que mi primera vez sea contigo. A tu lado siento algo que nunca había experimentado antes— le respondió con un susurro en el oído y luego besó su cuello.

El asintió y siguió con sus caricias y besos. Ella estaba bajo de su cuerpo y disfrutaba de lo que estaba ocurriendo.

Esa noche se había entregado a Carlisle Cullen por amor. Algunos podían pensar que solo se habían conocido hace unas horas, pero en su interior Esme sentía que lo conocía de antes y no había temido a entregarse a él.

Carlisle había sido un caballero y muy cuidadoso con ella. Sus amigas le habían dicho que la primera vez siempre dolía, pero él la había cuidado demasiado para no hacerle daño y ella lo agradeció.

Después de esa noche los dos estuvieron de novios por todo el tiempo que Carlisle estuvo en California, pero luego él había tenido que regresar a Seattle y todo lo ocurrido durante ese tiempo había quedado como un lindo recuerdo y un obsequio había quedado de aquella noche donde Esme se había entregado por completo. Un regalo que había llegado a cambiar su vida por completo.

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Hola a todos por este lugar ¿Cómo han estado? ¿Qué tal les va la vida? ¿Alguna nueva noticia? De verdad espero que estén todos muy bien y que sus vidas vayan excelente.

Se que no tengo perdón por la tardanza, pues les prometí que subiría esta historia hace un par de semanas atrás. Pero hubo un par de contratiempos que me lo impidieron. Lo importante es que ya estamos de regreso con una nueva aventura.

Cómo muchos vieron les pregunté cuál de las dos historias que les propuse querían que subiera y, aunque las respuestas fueron pocas, esta fue la ganadora entre los que participaron de la "votación".

Les quiero contar que esta historia no está del todo terminada. Le falta más o menos un capitulo y el epílogo para completarla, pero el resto esta lista. Tiene aproximadamente 14 capítulos más el epílogo, así que tenemos historia para rato.

En esta oportunidad, vamos a innovar un poco. Para las personas que dejen review van a recibir un pequeño adelanto en sus cuentas para que no desesperen hasta la próxima actualización.

¡Ah, hablando de eso! Las actualizaciones van a ser los sábados o los domingos de cada semana, así que no desesperen si no tienen el capítulo a primera hora el sábado. Mejor preocúpense cuando me demore más de dos días en que no lo suba.

Como siempre, quiero agradecerle a mi amiga Jennifer (Jnnfrmrz) por ser mi gran apoyo en cada una de las locuras que pasan por mi mente y por dejarme ser partícipe de las suyas. Gracias por los casi siete años de amistad que tenemos. Te adoro.

También les agradezco a las chicas que dejaron review en la última historia que subí: Nayuri80, Yolo, Adriu, Jaki y a la o el chico que dejó uno como guest. También a RadioactiveMonsters98 por su mensaje interno, que de verdad me impresionó recibir.

Chicas y chicos, cualquier duda me pueden contactar a través del grupo de Facebook Babi's Fanfic o por mensaje interno en fanfiction.

Bueno, creo que eso es todo por el momento. Nos leemos la próxima semana.

Bye!