La Voluntad del Jefe: En llamas

- Toma tu lugar – dijo Primo a modo de orden, alentándome a sentar en aquel trono tallado en piedra. Yo caminé hacia ella temblorosamente y me di media vuelta para sentarme, entonces pude ver miles de rostros pertenecientes a Vongola y Primo continuó hablando solemnemente - He aquí, Vongola Décimo, Jefe de Vongola.

Con esa última palabra, Primo volvió a convertirse en una llama de voluntad y desapareció ante mi vista.

- Su frente siempre fruncida, mientras blande sus puños en una postura de oración, él es Vongola Decimo. Jefe de Vongola.

- ¡Viva el Vongola Décimo!

- ¡Viva el Vongola Décimo!

- ¡Viva el Vongola Décimo!...

Nunca creí que este día llegaría o por lo menos deseaba que nunca llegara, de todos modos me reconfortaba la idea de saber que ahora podía protegerlos a todos. Pero había algo que me inquietaba… mi intuición me advertía que mi mente todavía no lo comprendía todo...

En momentos cómo esté, sólo podía pensar en una sola cosa: Ahora era Jefe de Vongola, el Décimo Vongola y yo me preguntaba ¿Qué significaba eso realmente?...

Objetivo I: Un nuevo cielo.

Los últimos días fueron días de mucha tensión para todos nosotros. Mi vida cambió repentinamente de ordinaria y tranquilidad en la ciudad de Namimori a algo que jamás soñé… Había aceptado convertirme en el Jefe de Vongola y cuando decidí eso, todo cambió. Ahora vivía en el castillo Vongola, el cuartel general. Mi habitación era más grande que mi propia casa y el dinero, negocios y propiedades que había adquirido eran abundantemente desconcertantes… no… no me gustaba pensar en eso, en vez de darme tranquilidad sólo lograba preocuparme más. Ahora estaba al mando de toda Vongola y también era la cabeza de la alianza que Vongola tenía con otras familias. Y todo esto por culpa de Dervan… ellos… ellos son la cabeza de una alianza de familias que están en contra de Vongola, se opusieron porque según ellos Vongola ha gobernado el bajo mundo por ya mucho tiempo, y era momento de cambiar. Lo cierto es que no se sabe mucho más sobre ellos, no conocemos donde se refugian ni quién es el Jefe, pero… ellos nos habían causado mucho daño…

Los últimos días fueron muy intensos por los cambios y continuos ataques de Dervan y todo para al final ser el nuevo Jefe de Vongola. El Vongola Décimo.

Era increíble pensar por todo lo que tuve que luchar para llegar a esto. Toda mi vida había huido de este momento, esperando que si me resistía podría vivir una vida normal, lamentablemente esa nunca fue una opción para mí... aún así estaba tranquilo al saber que había hecho lo correcto, porque ahora tenía la posibilidad de proteger a mi familia y amigos, además en aquel momento delante de esa multitud que aún vibraba con emoción, podía sentir una nueva razón para luchar, una razón que hacía revivir las llamas en mi frente y puños… Quería llevarlos de nuevo a la Vongola que era en sus inicios, a la que fue en los tiempos de Primo...

En estos momentos la ceremonia de sucesión había concluido formalmente y todos los que participamos en ella ahora nos encontrábamos en el jardín trasero del castillo Vongola, el cuartel general; donde había comenzado una modesta fiesta. La música clásica resonaba delicadamente en el ambiente, mientras bandejas de vino y bocadillos recorrían el lugar. Los hombres de Vongola disfrutaban el ambiente junto a sus mujeres y niños. Por un momento todo parecía estar bien.

- ¡Despierta! - gritó Reborn – desde hace tiempo que no dices ni una sola palabra – reclamó con una copa de vino en las manos.

- ¡Eres muy joven para beber! – reclamé.

- No seas aguafiestas… - se quejó bebiendo un poco de su bebida, para luego sonreírme burlonamente. ¿En qué momento pensé que me haría caso? Reborn siempre haría lo que quisiese.

- Bueno ahora eres mi jefe, - dijo interrumpiendo mis pensamientos, con una sonrisa divertida - eso es algo que hay que considerar.

- ¡No me leas la mente! – grité cabreado.

- Bueno eres el Jefe de todos los que están aquí, así que no es muy sorprendente.

Mi mirada fue a nuestros alrededores, todos los presentes vestían con atuendos muy elegantes y se reunían en grupos, supongo para hacer conversación. De vez en cuando, algunos desviaban su atención disimuladamente hacia mí, me miraban por unos segundos y luego volvían a lo que estaban haciendo antes; disfrutar de la comida y la bebida. Otros eran menos prudentes y se quedaban mirándome por bastante tiempo, con una mirada fija… Era muy incomodo y no se les podía criticar, porque ahora yo era la noticia, toda una novedad; yo era su nuevo Jefe… Jefe de todos lo que estaban a hectáreas a la redonda – suspiré – ¿Qué haría de ahora en adelante?... No tenía ni idea.

- Será mejor que te concentres,- me advirtió Reborn - allá vienen los jefes de las familias aliadas.

- ¡Eh!...

Me di media vuelta y ahí vi a los Jefes principales de la mafia dirigiéndose hacia mí. Hace pocos días me los habían presentado para firmar los tratados de alianza con mi nombre. A pesar de no conocerlos muy bien, algunos ya tenían mi afecto, pero otros… no lo sé… supongo que debía conocerlos mejor. Muchos de ellos ahora venían acompañados con otras personas, supongo sus hombres de confianza, lo que estaba causando algo de alboroto en el lugar pues muchos de los que antes estaban disfrutando de la fiesta ahora habían detenido sus actividades para ver el encuentro de los Jefes de la alianza.

- Vongola Décimo muchas felicidades, debe estar muy feliz de al fin tomar control de Vongola – dijo sonriente Ricardo el primero de los siete en hablar.

- Eh… si, gracias – él era un hombre alto de edad media y cabello claro. Jefe de Faustantte, la familia más poderosa después de Vongola, en el tratado de alianza. Ricardo vestía con gran elegancia y detrás de él había dos personas que lo vigilaban con cierto recelo, parecían estar nerviosos.

- Fue asombroso ver a Vongola Primo. Al parecer usted tiene más habilidades de las que se puede ver a simple vista - Su mirada por alguna razón mostraba diversión y su sonrisa era algo… no lo sabía decir con certeza…

- Tsuna, lo lograste bien hecho – dijo esta vez Dino-san acompañado de Romario. Dino-san tenía una amplia y sincera sonrisa en el rostro, cosa que elevó inmediatamente mi ánimo.

- Muchas gracias Dino-san.

- Veo que al final pudiste convencer a Kyoya – comentó divertido.

- Eh… sí, eso creo – susurré recordando nervioso su palabras.

"Me deberás una…"

Todo mi cuerpo se estremeció al recordar esas palabras. Hibari había abandonado las instalaciones del castillo después de la ceremonia, parecía que necesitaba estar en un lugar más reservado y con menos gente para no perder su autocontrol. Hibari no estaba de buen humor después de la ceremonia de sucesión; había aceptado convertirse en el guardián de la nube oficialmente y además…

- Décimo, déjeme felicitarlo y desearle mucho éxito – deseo Branco, quien siempre llevaba un abano. Jefe de Driamon. Este hombre me producía cierto desagrado, probablemente era el olor a tabaco que tenía.

- Es un placer tenerlo ya oficialmente entre nosotros – añadió Alan con una sonrisa algo petulante, Jefe de Branccio.

- La renovación de Vongola es algo bueno, especialmente con un joven tan prometedor como usted – aseguró Franco, con una segura y potente voz, Jefe de Nerande, la más fiel a Vongola – debo admitir que me asombró sus logros.

- A todos nos asombró – confirmó Gotama, Jefe de la familia Bobino, y también Jefe de Lambo, un señor de estatura bastante baja y regordete- felicidades, Décimo.

- Muchas gracias, a todos.

- Sin duda esto será bueno para la alianza – continuó Ricardo.

- Debemos concertar una reunión lo antes posible para hablar de negocios - pidió Alan.

- Déjenlo en paz - dijo esta vez Dino – ya tendremos tiempo para eso.

- Así es, tendremos mucho tiempo para eso – dijo una voz que yo conocía muy bien - Sawada-san, muchas felicidades – dijo con una hermosa y amplia sonrisa. Uni, la encantadora Jefe de Giglio Nero. Recientemente su familia se había unido a la alianza, siendo ésta la cuarta familia más poderosa, después de Faustantte de Ricardo y Cavallone de Dino. Ella era alguien en quien podía confiar y que conocía muy bien.

- Uni, muchas gracias – dije sonriente.

- Déjeme decirle que se ve encantadora señorita, – comentó Branco - aún me resulta difícil pensar que usted está al mando de Giglio Nero.

- Por supuesto, pues fue mi madre quien me dejó a cargo – respondió rápidamente Uni.

- Y nosotros estamos muy felices con esa decisión – aclaró su eterno protector, quien apareció detrás de ella, tomándola desprevenida - Princesa. La he estado buscando.

- Gamma... Muchas gracias – dijo sonriente.

- Yo propongo una reunión en estos días, aprovechando que todos no encontramos en la misma área- pidió Branco - Me gustaría debatir sobre las cuotas que cada familia debe solventar mensualmente, además Vongola debe rendir cuentas del dinero provisto por parte de la alianza en los últimos años.

- ¿Cuotas?...- susurré con pavor ¡Oh, rayos!, ¡No tenía idea de lo que estaba hablando!

- Sí – continuó hablando Alan - yo también estoy muy interesado en profundizar la propuesta que nos hizo anteriormente Vongola, sobre la instrucción de nuestros hombres.

¡Propuesta de Vongola! ¡Instrucción! ¿¡De qué hombres!?

- Además, ahora que Vongola está en peligro, debemos concertar un plan para movilizar a los escuadrones que sean necesarios – dijo esta vez Franco – Estoy preocupado por los movimientos que pueda realizar el enemigo. Sin embargo confiaremos en la buena estrategia, que el Décimo Vongola seguramente ya debe tener.

¡Se equivoca! ¡No tengo ninguna estrategia!

- Por Dios, no es momento de discutir esas cosas – insistió Dino-san – aunque estoy de acuerdo, una reunión el día de mañana sería lo más adecuado.

- Si, yo estoy de acuerdo – afirmó Uni – ahora que Giglio Nero forma parte de la Alianza, y que Vongola ha cambiado de mando, supongo que muchas cosas deben ser reestructuradas.

- Entonces, Vongola Décimo, proponga una hora y un lugar el día de mañana.

- ¿Eh?... - ¿¡Qué se supone que les iba a decir?! ¡No sabía de qué estaban hablando! – Mañana a las cinco de la tarde… aquí mismo – intente proponer, era la misma hora a la que nos habíamos visto la anterior vez.

- Bien – aceptó Alan.

- Estaré puntual – aseguró Franco.

Todos parecían estar de acuerdo con la propuesta, el problema eran todas las cosas que querían debatir, yo no tenía idea de la mitad de ellas.

- Perfecto – dijo sonriendo Ricardo – Ahora qué tal si nos tomamos unos tragos para relajarnos y festejar – sugirió.

- Por supuesto – aceptó Branco siendo seguido por las sonrisas aprobatorias de todos los demás.

- Claro – acepto Dino – que dices Tsuna ¿nos acompañas?

- Eh… no gracias, por esta vez, paso – me disculpé. Yo y el alcohol no éramos una buena combinación. Parecían decepcionados pero inmediatamente vieron a Uni como siguiente blanco, aunque ella era tan solo una niña…

- Por favor inviten a Gamma en mi lugar – pidió ella.

- Por supuesto, usted está bienvenido a unírsenos – ofreció Franco.

- Claro, gracias - aceptó y luego se volteó para despedirse - Décimo. Princesa.

La mayoría de ellos se dio media vuelta alejándose de nosotros pero…

- Décimo – me llamó Gotama – Recuerda lo que le prometí –me preguntó sonriente.

- ¿Eh?

- Por agradecimiento a todos los años que cuidó de Lambo, y por hacerlo formar parte de su familia, le he traído un presente – explicó mientras señalaba un lugar con su brazo izquierdo, al seguirlo con mi vista, pude ver un camión donde dos hombres abrieron las puertas y pude ver un gran arsenal de armas… había desde cuchillos y antiguas espadas, hasta grandes y muy peligrosos proyectiles.

-¡QUE! – chillé en espanto.

- Espero que le guste – sonrió satisfecho con el mismo y se fue inmediatamente detrás de los demás.

- Tenemos suerte- dijo Reborn - se dice que las armas de la familia Bobino son las mejores.

- Pero… - ¡Era demasiado!... - ¿¡Dónde habías estado!?- reclamé al darme cuenta de su desaparición.

- Aquí mismo, escuchando todas las tonterías que piensas.

- Eres muy cruel Reborn – me quejé llorando.

- Aun te queda mucho por aprender – dijo sonriente.

Entonces mi mirada se dirigió a los Jefes de las familias aliadas mientras se marchaban. No tenía idea de las cosas que decían, ¿Qué se supone que les diría mañana?... seguramente tendría que hablar con Nono al respecto – suspiré - ¿Cuándo mi vida se había vuelto tan complicada? Casi extrañaba el lavar platos en los restaurantes… - suspiré una vez más - Los Jefes de la familias aliadas… de alguna manera estar con ellos era algo estresante.

Mi mirada se dirigió a Uni, que aun veía como se marchaban, su rostro parecía preocupado o tal vez concentrado. Eso me inquietó.

- Uni… ¿estás bien?

- Eh… - volteó a verme algo sorprendida pero sonrió – todo está perfectamente bien – respondió y luego vio a Reborn con un gesto cuestionador.

No pude preguntarle mucho porque inmediatamente llegaron los muchachos.

- ¡Décimo! – llamó Gokudera-kun, saludando con una sonrisa.

- ¿Se están divirtiendo?- preguntó Yamamoto, el mismo divertido.

- Sí, pero ¿Dónde estuvieron?

- Estábamos echando un vistazo, en el centro de control – explicó Yamamoto un poco más serio.

- Sí, – confirmó Gokudera–kun – al parecer hasta ahora no hay nada fuera de lo normal, cabeza de césped se quedó allá. ¡Esos bastardos de Dervan aún no asoman las narices!- chilló cabreado, se notaba que estaba tan frustrado con la situación que si Lambo estuviera cerca lo usaría como pelota de basquetbol.

- Ya veo…

En realidad… todos estábamos estresados con la situación. Sabíamos que Dervan atacaría pero hasta ahora no lo habían hecho y eso nos parecía muy extraño. Nono Vongola había tomado todas las precauciones necesarias. Giannini, Spanner y Shoichi-kun habían estado reforzando la seguridad y además se había mandado a cinco mil hombres a asegurar los perímetros. Me pregunto qué es lo que estaba pensando Dervan ¿Es que no pensaban atacar? ¿Sería así de fácil? ¿Realmente me podía confiar?

- ¡Uni-chan! – se escuchó chillar, cosa que me alejó por completo de mis pensamientos. Tanto Kyoko-chan cómo Haru gritaron desde lejos y venían a paso acelerado para encontrarse con Uni.

- Que bueno volverlas a ver – dijo Uni, con una gran y sincera sonrisa, una de esas que sólo Uni podía formar.

- Viniste a la ceremonia – comentó Haru alegremente.

- ¿Cómo has estado? – preguntó Kyoko-chan.

Pronto las tres empezaron a charlar y reír. Las tres se habían vuelto muy buenas amigas en el futuro y ahora que lo pienso no se veían desde hace mucho tiempo- Sonreí- Era bueno verlas así de felices.

- Se emocionan por cualquier cosa – se quejó Gokudera-kun.

- No tiene nada de malo – respondió Yamamoto con una sonrisa despreocupada – ellas son buenas amigas.

- Sí – dije aún feliz por la escena.

- Han visto como la gente mira a Tsuna-san – comentó Haru dramáticamente.

- ¿Eh?...- ¿Qué cómo me miraban?

– Lo observan detenidamente como si fuese una clase de extraterrestre.

¡EXTRATERRESTRE!...

- ¡Eso es natural! – reclamó Gokudera-kun – ¡El extraordinario evento de ver a un extraterrestre solo puede ser comparado con poder ver al Décimo! - explicó con luces en los ojos.

- ¿Lo acabas de llamar Extraterrestre? – Preguntó Reborn.

- ¡Por supuesto que no! – gritó desesperado - ¡No confunda mis palabras Reborn-san!

- Calma, calma… - intentó apaciguar Yamamoto - aunque es un poco extraño… - meditó, y luego sonrió ampliamente - Tsuna eres muy popular.

- ¡Qué!

- Siempre lo fue – corrigió Reborn – claro, sólo con sus subordinados.

- ¡Reborn!

Todos comenzaron a reír junto a él y yo solo pude suspirar en evidente derrota. Mi popularidad era un tema bastante discutible…

Pronto desde el norte, el volumen de la música subió repentinamente, llamando nuestra atención. Era una clara invitación a que la fiesta se animara aún más.

- Parece que es momento de bailar – dijo Reborn.

- Oh… ahí vienen los demás – dijo Yamamoto.

Intenté buscar con la mirada, para ver de quien se trataba, pero sin aviso alguno, fui casi atropellado, convirtiéndome en un torbellino que giraba y giraba.

- ¡Bianchi-chan! – escuché gritar a quien parecía ser Dr. Shamal y una vez más estaba girando como un trompo.

- ¡Aléjate! – chilló Bianchi mientras le lanzaba uno de sus pasteles envenenados dejándolo noqueado en el suelo. Me congelé por unos segundos e intenté acercarme a él para ver si estaba bien. Cuando creí que ya estaba muerto. Dr. Shamal lanzó lejos el pastel unido a un pañuelo, y se levantó vigorosamente en busca de una nueva presa. Su mirada iba de derecha a izquierda, buscando la posible futura conquista. Entonces sus ojos brillaron y se acercó a nosotros para tomar la mano de la tímida Chrome.

- Bella señorita… ¿le gustaría bailar? – propuso tomando su mano y acercándose peligrosamente al rostro de ella. Chrome estaba totalmente sonrojada y se notaba que no sabía qué hacer, pero su rostro luego mostró una gran sorpresa y fue rápidamente cubierta por una densa niebla. ¡Esta sensación!

- Kufufufu ni lo pienses – respondió Mukuro desafiante con tridente en manos. Shamal soltó rápidamente su mano, decepcionado, y en tan sólo un parpadeo Chrome volvió a la normalidad.

Pero Shamal no se dio por vencido, se dio media vuelta y no tuvo que buscar mucho para tomar la mano de Lal.

- Que tal usted, bella señorita. ¿Quiere bailar conmigo?

- Apártate Kora – dijo esta vez Colonnello.

- Eh… - Shamal desvió su mirada a Colonnello y sonrió - No lo pensé de ti, mi querido amigo, ¿estás celoso?

- De que hablas – respondió rápidamente Colonnello – Lal, te matará.

Colonnello estaba en lo cierto porque Lal parecía hecha un volcán en erupción y por supuesto que sin piedad tomó su mano y con una llave mortal lo estampó contra el suelo. Enterrándolo, para su funeral.

- Esto es el colmo – susurró cabreada mientras yo y los muchachos nos reíamos divertidos, ella nos fulminó con la mirada – Por cierto, me preocupa lo ocurrido en la ceremonia – dijo mientras se acercaba a nosotros

- A que te refieres – preguntó Gokudera-kun.

- Es muy extraño que Primo fuera capaz de aparecer en esta época – dijo seriamente parecía estar realmente preocupada.

- No te preocupes por eso más de la cuenta – pidió Reborn – esto es una fiesta, deberíamos bailar.

- Es cierto – estuvo de acuerdo Uni – divirtámonos.

Yo sonreí y mi mirada se fue a mi derecha de donde salía esa música y donde se encontraba un salón que había sido decorado para el baile. Las chicas al verlo sonrieron en asombro y casi corrieron para llegar a aquel lugar, nosotros las seguimos. No me asombraba su alegría pues el lugar era como sacado de un cuento de hadas. Este se encontraba separado del castillo y formaba un gran salón en forma circular. Las flores cubrían el lugar por medio de enredaderas que trepaban las paredes blancas del lugar, pero que sin embargo dejaban libres los grandes ventanales. Al entrar al salón, me asombré con el gran espació y pude ver que el techo estaba hecho de madera y las flores colgaban de él, siendo igual de abundantes que las que se veía por afuera. Era un habiente pacifico y lindo para las chicas, pues la madera, las flores y la música le daban un toque mágico.

Al pasar pocos segundos la gente fue ingresando al salón, llamados, por aquella música. El salón era grande y podía recibir fácilmente miles de personas. Rápidamente muchos personas llenaron el lugar, sin embargo me asombró el reconocer a muchas de esas personas. Al preguntar a Reborn me dijo que toda esta gente ocupaba altos cargos dentro de Vongola y dijo algo como… "la plebe no puede entrar a este lugar" sonreí nervioso, creer que toda esa cantidad de personas eran importantes dentro de Vongola me ponía inquieto. Mi mirada se dirigió a la entrada del salón y muchos eran acompañados por sus mujeres y niños, me parecía extraño, creer que tenían familias comunes y no eran simples matones, me hizo reflexionar acerca del tipo de personas que pertenecían a Vongola. Por la puerta vi ingresar a Nono y a sus guardianes, parecía que no se les apetecía bailar, porque al entrar se sentaron rápidamente en grupo en una de las mesas disponibles. Cuando la música empezó a tocar pensé que de inmediato se pondrían a bailar, pero nadie se dirigía al centro de la pista. Era difícil ser el primero… Aunque en ese preciso momento una pareja se animó a bailar… ¡Qué!... ¡ERAN MIS PADRES!... Mi madre y mi padre bailaban en el centro, cada uno de ellos estaba más hipnotizado que el otro, ¡esos dos podían provocar caries de sólo mirarlos!… - suspiré - Qué vergüenza… Bueno al parecer ya no iban a ser los únicos en la pista, porque inmediatamente otras parejas se acercaron al centro. Dr. Shamal había conseguido una conquista, al parecer era una de las camareras, que se notaba que a estas alturas ya estaba arrepentida de haber aceptado la invitación, su rostro mostraba los horrorizada que estaba por la cercanía de Dr. Shamal. Uni también se había animado a bailar, para sorpresa de todos estaba feliz bailando con Tazaru. Sonreí un poco y mí mirada escaneó a los que aún nos encontrábamos en el salón sin bailar. En la izquierda estaba Varia… lo extraño era que junto a ellos se encontraba una mujer con un vestido rojo bastante corto, parecía estar… coqueteando… con… ¡Levi!… de pronto Bel estalló en rabia y clavó tres cuchillos, ¡En la chica!... una niebla misteriosa la cubrió rápidamente y un muchacho con sombrero de rana apareció. Fran.

- Bel- Sempai… eso dolió… - se quejó

- Deja de hacer estupideces, o te mataré.

- No tienes porque regañarlo – defendió rápidamente Lussuria – A ver, a ver – dijo dando dos aplausos, cómo tratando de llamar la atención o intentado poner orden en su alocado grupo - ¡Hagan un fila! ¡Bailaré con todos ustedes!

- ¡VOIIII! – chilló Squalo - ¡Deja de ser tan pervertido!

No pude ver mucho más porque de pronto eso se convirtió en una bola de puños, patadas y… algunos cuchillos… y espadas… Ellos estaban tan locos cómo siempre…

Mi mirada se dirigió una vez más al centro de la pista y ya habían nuevas parejas. Esta vez los señores Sasagawa también se habían animado a bailar cerca de mis padres. El señor Miura había sacado a bailar a Haru, mientras su madre los miraba desde lejos con una sonrisa en los labios, sentada en una mesa que compartía con Gokudera-kun, al parecer él tampoco tenía ganas de bailar. Mi mirada buscó a la única chica con la que quisiera bailar. Kyoko-chan veía divertida cómo Haru regañaba a su padre por haberle pisado un pie. Lastimosamente ella estaba acompañada por Chrome y la señora Martha - Suspiré deprimido – era imposible que mi sueño se volviera realidad.

- ¡No desesperes joven enamorado! – escuché a mis espaldas, mi cabeza giró ciento ochenta grados y cómo era de adivinarse, ahí estaba Reborn vestido de Cupido – aquí esta Rebono-love para ayudarte.

- ¡No mientas! ¡No eres ninguna clase de Cupido ni nada que se le parezca!

- ¡Cállate y observa! – me reprendió mientras venía hacia a mí con una patada voladora y con esta misma se impulsaba lejos de mi cara; aterrizando cerca de de Gioell y Yamamoto. Reborn les susurró algo al oído y sonrió complacido con sí mismo.

- Si es una petición especial del Señor, no puedo negarme – explicó Gioell, que elegantemente se dirigió hasta las muchachas y extendió su brazo a la tímida Chrome. Ella después de sonrojarse mucho aceptó bailar con él.

- Está bien – aceptó Yamamoto tranquilo después de haber escuchado a Reborn. Entonces él fue y sacó a bailar a la señora Marta que sumamente avergonzada aceptó. Entonces Reborn regreso a mí.

- Estos son los poderes mágicos de Rebono-love – se jactó – ahora la chica que te gusta está libre.

- ¡No mientas! ¡No fue ningún poder!

- Eso no importa. Mira Kyoko está sola, es tu momento – me molestó Reborn – ve a bailar con ella.

¡QUE BAILARA CON KYOKO-CHAN!

- No seas cobarde – me regañó y de una patada me mandó a volar; aterrizando justo a los pies de ella.

- Y así el amor vence – dijo Bianchi alegre – eres un genio Reborn.

- ¡Ni de Broma! – grite cabreado desde el suelo.

- Tsuna- kun ¿Estás bien? – preguntó una consternada Kyoko-chan que se había hincado para estar a mi altura.

- Eh… ¡Sí! – dije parándome de un salto. Ella se incorporó junto a mí.

Mi corazón dio un salto para pararse por unos segundos y luego revivir como un caballo salvaje debajo de mi camisa. Mis manos empezaron a sudar, podría jurar que chorreaba humedad de ellas ¡No era buen momento para sudar! Mi respiración se entrecortaba, ¡No podía respirar! ¡Me iba a ahogar!

- ¿Quieres bailar conmigo, Tsuna-kun? – preguntó con una hermosa sonrisa.

¿Qué si quería bailar con ella?... me repetí mentalmente… ¡No! ¡Seguramente me tropezaría! O peor aún ¡La haría tropezar!

Ella ladeo su cabeza y noté cómo su mirada aún estaba expectante por mi respuesta. Seguramente ella quería divertirse cómo las demás que ahora estaban bailando, además se había quedado sin compañía por mi culpa (No, por la culpa de Reborn)

- ¿Bailarás?- me preguntó una vez más.

- Claro – respondí súbitamente seguro de mi mismo… inmediatamente vi extraña a Kyoko-chan… - ¿Eh?

- ¿Sucede algo? – me preguntó rápidamente nerviosa.

- ¡No! ¡Nada!, ¡Absolutamente nada! – dije riendo nervioso… cálmate, me dije a mí mismo.

No era buen bailarín, pero al parecer eso no le importaba a Kyoko-chan. Ella estaba tan sonriente cómo siempre y todos nos miraban… - suspiré, parecía estar sobre una nube- ¡Ella era tan linda! parecía estar soñando, en verdad estaba soñando. Una vuelta por aquí, una vuelta por allá, no era tan difícil como había temido… definitivamente estaba en el cielo… de pronto mi espalda chocó con la de alguien y giré mi cabeza para ver de quién se trataba.

- Perdón – dije rápidamente.

- No se preocupe, Décimo – dijo Ricardo sonriente.

Pero antes de que pudiera girar mi cabeza para seguir bailando, mis ojos se agrandaron en terror al ver brillar uno de los rincones del salón, una explosión fue la que produjo esa luz y un gran estruendo a continuación, haciendo volar en pedazos los ventanales. Sin perder el tiempo otra explosión se escuchó en otra esquina. Kyoko-chan se tensó en mis brazos por el miedo, mientras una serie de explosiones se escuchaban a nuestro alrededor.

En tan sólo un segundo, la tranquilidad se convirtió en desorden y el sueño en pesadilla…

Cómo si fuera mi instinto entre en modo híper última Voluntad, por segunda vez en el día lo había logrado sin la ayuda de Reborn ni esas píldoras. Esta vez había sido totalmente espontáneo. En mi frente apreció esa llama y mis guantes se convirtieron en acero encendiéndose en llamas. Mi mirada escaneaba los daños producidos, pero no había ninguno… ¿Qué realmente había pasado? Entonces volteé para ver otra de esas explosiones… ¡Era una ilusión!... algunos de los presentes habían caído en la trampa, otros, se habían percatado de la situación y aún seguían en pie y alertas. Entones se produjo una explosión cerca de mí, no temí que me hiriera pues era una ilusión, sin embargo me di cuenta que Kyoko-chan aún permanecía cabizbaja, sujetando fuertemente sus oídos y en completo temor. Ella no se daría cuenta del engaño de la ilusión y podría salir lastimada, si no hacía algo pronto.

- Natsu – llamé e inyecté llamas a la caja Vongola, que recientemente había recuperado - Mattelo di Vongola Primo.

En mis hombros apareció el manto de Primo y rápidamente cubrí a Kyoko-chan con él. Entonces pude escuchar la explosión justo encima de nosotros y Kyoko-chan se tensó aún más. Cuando retiré el manto de ella, pude ver su rostro afligido.

- Es una ilusión – expliqué.

Ella pareció comprender, pero aún así podía ver el miedo que la paralizaba. Se escucharon un par de explosiones más y luego todo ese alboroto cesó. Todos estaban aún alertas y se miraban el uno al otro, temerosos. Entonces Haru apareció ayudando a caminar a Chrome quien se sostenía débilmente con su tridente.

- Chrome – dije alarmado.

- En medio del caos, un hombre atacó a Chrome – explicó Haru con preocupación.

Dieron un paso más y Chrome le sonrió a Haru para al fin postrarse en el suelo y así poder descansar. Se la notaba muy cansada.

- ¿Te encuentras bien?- preguntó Kyoko-chan consternada corriendo para ayudarla.

- No se preocupen, no es nada – respondió débilmente – Pero… Boss, no tengo la energía para crear el campo de protección.

- No te preocupes por eso, necesitas atención médica – dije preocupado por su débil estado de salud.

- No es necesario – dijo tercamente – pero las ilusiones que vimos… alguien en este salón las está creando. Supongo que fue la misma persona que intentó atacarme.

- Infiltrados – concluí.

- Sí – afirmó Gokudera-kun que apareció caminando junto a los señores Miura – confirmamos infiltrados en Vongola, en las bases alrededor del mundo. No es extraño que se hayan aparecido aquí también.

- Sí, pero esto es diferente – aseguró Reborn que apareció de repente en la cabeza de Yamamoto, junto a Bianchi, Futa, I-Pin y Lambo - algo muy malo está sucediendo. Estamos con la Elite de Vongola, eso quiere decir que el enemigo ha llegado a estas alturas en la organización.

- ¡Casi matan a Lambo! – chilló enojado.

- I-Pin preocupada – confesó la pequeña.

- Hemos estado conviviendo con el enemigo – dijo ésta vez mi padre que se acercaba junto a mi madre y los señores Sasagawa.

Todos nos habíamos reunido y al parecer estaban sanos y salvos. Mi mirada se desvió de izquierda a derecha, escaneando todo el lugar con la mirada, al parecer no había heridos y aquellos que habían caído en la trampa lentamente se levantaban del suelo, ilesos. Eso me tranquilizó de alguna manera, a pesar de la crítica situación, todos se encontraban bien.

- ¡Onii-chan! – chilló Kyoko-chan al darse cuenta de la ausencia de su hermano.

- ¿Dónde está mi hijo? – reclamó su madre.

¿Onii-san?... La preocupación me hiso volver a mi estado normal, la llama de mi frente se apagó y mis guantes de acero se convirtieron en unos de lana. Pensé por unos segundos y me acordé que Gokudera-kun me había dicho que Onii-san se encontraba en el centro de controles, seguramente con los técnicos. Levanté mi mano para tocar mis auriculares y encender la comunicación con el centro de controles. Los muchachos hicieron lo mismo.

- ¡Giannini! ¡Spanner! ¡Shoichi-kun! ¡¿Pueden oírme?!

- Te oímos Vongola – respondió Spanner.

- ¿¡Onii-san!?

- ¡AQUÍ ESTOY SAWADA! – gritó a todo pulmón.

- ¡Ahhh!- exclamé alejando los auriculares de mis oídos. A pesar de que casi rompe mis tímpanos eso me relajó. Lo dijo tan fuerte que incluso Kyoko-chan pudo oírlo, lo que la tranquilizó de inmediato.

- ¡IDIOTA! ¡HABLA MÁS BAJO! – regañó Gokudera-kun.

- ¡Perdón me olvidé! – gritó una vez más.

- Ese estúpido – dijo cabreado Gokudera-kun.

- Tranquilízate Gokudera – intentó apaciguar Yamamoto mientras se frotaba el oído – no creen que fue muy extraño – comentó esta vez más serio - las ilusiones crearon algo de caos, pero se podía ver fácilmente a través de ellas. ¿Por qué las habrán hecho?

Yamamoto tenía razón… ¿Ese era el gran ataque de Dervan? ¿Simples ilusiones que casi no afectaron a nadie?... No, por supuesto que no. Con Dervan nada era seguro y lo que uno cree que significa algo, no lo es y viceversa. Dervan siempre tenía un objetivo mayor, más retorcido. ¿Qué estarían buscando esta vez?...

- Estamos bajo ataque del enemigo – advirtió Giannini repentinamente - Tres naves se acercan a nuestros territorios, estarán aquí pronto.

- ¿Cuánto tiempo tenemos? – preguntó ésta vez Reborn.

- Cinco minutos, con suerte diez.

- Debemos reunirnos y pensar que hacer – dijo Reborn y como casi una respuesta inmediata, se escuchó fuertemente por los altavoces.

- Se exhorta la presencia del Décimo y sus guardines, la novena generación demanda su presencia en el fondo del salón – las miradas de los muchachos se encontraron con la mía por unos segundos, acordando lo que haríamos, listos para correr a donde se nos había llamado, pero no habíamos sido los únicos que escucharon el mensaje.

- Estamos en camino – avisó Shoichi-kun.

- Shoichi, Spanner y el joven Ryohei van en su encuentro – indicó Giannini - yo me quedaré manejando el centro de controles.

- Gracias – dije y sin más se cortó la comunicación.

- Tenemos que hablar con Nono – dijo Reborn – y encontrarnos con los técnicos, debemos elaborar una estrategia de defensa lo antes posible, hay muchas mujeres y niños aún en las instalaciones del castillo.

- Sí – concordé, dispuesto a marchame.

- ¿Qué está sucediendo? – preguntó el señor Sasagawa - queremos saberlo.

- Ustedes no deben entrometerse – respondió Gokudera-kun agresivamente – nosotros nos encargaremos.

- ¿¡Cómo te atreves…?!

- ¡Papá! – chilló Kyoko-chan mientras se abalanzaba para abrazarlo y detenerlo simultáneamente - cálmate por favor.

- Es la verdad – siguió explicando Gokudera-kun más tranquilo - ustedes no pueden hacer nada.

- Será mejor que no intervengan – dijo ésta vez Reborn.

- Pero… - susurró el señor Sasagawa, podía ver la impotencia en su mirada, sin embargo…

- Podrían esperarnos aquí – pedí – será mejor así. Bianchi, podrías cuidarlos.

- Sí – aseguró dando un paso hacia adelante – no deben preocuparse, yo los cuidaré.

- I-Pin también lo hará.

- Lambo los protegerá.

Ambos niños dieron pasos hacia adelante, animados por ser de utilidad frente a esta situación. Yo sonreí cálidamente.

- Gracias.

- Espera un momento, - me detuvo el señor Sasagawa - ¿qué pasará con mi hijo?

- El viene en camino – expliqué - le pediré que venga con ustedes en cuanto se pueda.

El señor Sasagawa me miró por unos segundos, parecía que la impotencia aún le hacía hervir la sangre, pero había algo más en su mirada... ¿Indecisión? él estaba debatiendo consigo mimo, si yo era de fiar o no. Si podía confiarme la seguridad de sus hijos o no… Poco tiempo después su mirada se volvió más tranquila y soltó mis hombros para dejarme ir.

- Enseguida volveremos, no se preocupen- intenté tranquilizarlos - Muchachos vámonos.

Enseguida comenzamos a correr hacia el fondo del salón, atravesándolo por el medio, a pesar de que las bombas habían sido falsas, todo el salón estaba hecho un caos. Había algunos que habían caído en la trampa, siendo tirados al piso y recibiendo algunos golpes en el proceso; ahora ellos estaban siendo atendidos por los que se encontraban cerca. Muchos se encontraba en desesperación, algunos, muy pocos tenían niños que lloraban con gran amargura, mientras otros abrazaban a sus mujeres para tranquilizarlas, otros estaban preocupados por la situación, pues esta era muy extraña, pero al verme corriendo me veían con algo de esperanza. En realidad todos me miraban con anhelo y esperanza. Entones entendí que ellos confiaban en mí para arreglar la situación.

- Décimo, es por aquí – me llamó un hombre que junto a otros habían logrado hacer un perímetro de seguridad. Reservando un área especial para nosotros.

- Gracias - dije mientras me hacía paso y entonces pude ver a Nono y a sus guardianes.

- Tsunayoshi-kun ¿Estás herido? – preguntó alarmado.

- No, todos estamos bien, todos pudieron ver a través de las ilusiones.

- Ya veo, que alivio - confesó.

- No es el momento para esto – se quejó Gokudera-kun – debemos pensar en algo rápido.

- Tienes razón – concordó Nono – esas ilusiones fueron muy extrañas. Sin embargo Varia ya está buscando al responsable.

- Y conociéndolos no tardaran en encontrar al responsable – dijo Gokudera-kun algo molesto.

- Eso no es todo – informó Reborn – los técnicos nos avisaron que tres naves vienen en camino, estarán aquí en pocos minutos.

- Entiendo – dijo Nono con semblante aún tranquilo - de todas maneras, escuadrones de rang están resguardando las inmediaciones, tres naves no serán un problema, no hay nada de qué preocuparse.

No…

Nono se equivocaba. Algo extraño estaba sucediendo, sentía que algo malo estaba pasando, en verdad. ¿Por qué atacarían de esa manera? ¿Por qué?... Primero nos atacaban con simples ilusiones que no habían hecho mucho daño y ahora mandaban tres naves para combatir a 5 mil hombres de Vongola, era irracional, totalmente una locura, incluso yo que no era bueno para este tipo de cosas, hubiera mandado muchas más naves, más personas para poder atacar ¿Por qué mandar a simples tres naves? ¿Era acaso tan débil su poder de ataque? ¿Qué harían ellos frente a casi un ejército de Vongola?, ¿Por qué lo harían? ¿Por qué se suicidarían de esa manera?

Sui…ci…dio…

Suicidio… la palabra rondaba en mi cabeza pero no tenía sentido…

- Tsuna – llamó Reborn.

- Algo malo está pasando – intente decir, mi intuición me lo advertía – debemos ir allá, de inmediato.

- No te preocupes, Tsunayoshi-kun – intentó animarme Nono – no debes precipitarte, el jefe de Vongola debe ser reservado cómo último recurso.

¿Último recurso? Nono pretendía que me quedara aquí… Por alguna razón sentía que no podía contradecirlo, él tenía más experiencia que yo, probablemente debía seguir sus instrucciones. Pero… Esta sensación… era muy extraña. Me concentré por unos segundos en la mirada de Nono, él parecía ser sincero al respecto, en verdad creía que estaríamos bien y que no era necesaria mi intervención. Yo también lo creía, dudaba que nos pudieran hacer algo serio… pero nada de esto tenía sentido, acaso no lo podían ver, a caso Nono no podía percibirlo… era muy extraño… Sabía que yo podía juzgar mejor la situación por mi intuición, pero Nono también la tenía, es que su intuición no le decía que algo raro estaba pasando; Su intuición estaba fallando o mi intuición estaba fallando, o ninguna de las dos…

En seguida detrás de mí aparecieron corriendo los técnicos junto a Onii-san, ingresando rápidamente al área que se había formado para nosotros. Los tres se encontraban cargando monitores y muchos cables.

- Vongola – llamó Spanner – instalaremos monitores para ver la situación allá afuera – me avisó mientras se inclinaba en el suelo y comenzaba a trabajar.

- Esto es muy extraño – dijo Shoichi-kun y yo sentí alivio de que alguien más lo creyera – sus movimientos rayan en lo absurdo. Creo que están tramando algo más grande y esto fue una distracción.

- Sí, es posible – estuvo de acuerdo Reborn.

- Creo que deberíamos evacuar a todos del salón – sugirió Shoichi-kun con seguridad en la voz.

- Yo no pienso igual – dijo esta vez uno de los guardianes de Nono – Aunque por el momento todo está bajo control, aún estamos bajo ataque del enemigo, la única manera de evacuar a toda esta gente es por el jardín, eso me parece más arriesgado que quedarnos aquí.

- Sí, pero… - intente decir pero me callé, tenía razón… Pero si algo realmente malo llegase a suceder ¿Cómo era posible que nos pusieran en un lugar sin escapatoria? Estábamos encerrados, esos niños y mujeres estaban encerrados… y no sólo ellos, también mi madre y las chicas… - Lo que debemos hacer es pensar en una manera de evacuar a los invitados lo antes posible.

- Aunque quisiéramos evacuar, no hay ninguna manera de hacerlo – dijo Shoichi-kun – aunque… - dijo esta vez y tocó su auricular – Giannini, mira los mapas para ver si hay una ruta de escape subterránea.

- Un momento por favor – escuché decir en mis auriculares - El salón tiene una puerta de escape – explicó- en el piso, en la parte trasera al oeste. Esta puerta dirige a un pasadizo bastante estrechó, pero que los llevará a los subterráneos del cuartel general.

- Gracias - dijo Shoichi-kun – podemos evacuar a la gente de esa manera, pero nos tomara algún tiempo evacuar a todos los invitados dentro del castillo.

- Hay que hacerlo – dije decidido.

Shoichi-kun me sonrió pero rápidamente desvió su mirada a Nono, con consternación.

- Está bien, pues ahora él es el Jefe, si él lo dice así tiene que ser – dijo sonriendo amablemente – a mí en lo personal me parece una buena decisión, algo exagerada, pero la prudencia es un don que puede salvar muchas vidas. Ya se está viendo cómo será tu mandato, Tsunayoshi-kun.

- Bien, yo me encargaré de eso – asumió Spanner mientras se levantaba del piso dejando tres pantallas en el suelo – ya instalé los monitores, yo los llevaré a los subterráneos, allí será difícil que el enemigo pueda llegar.

- Te ayudaré – dijo Onii-san.

- Onii-san - dije en susurro y el volteó para verme y sonrió entendiendo el porqué de la preocupación en mi rostro.

- No te preocupes, me encargaré primero de los niños y luego llevaré a Kyoko y Haru a un lugar seguro.

- Gracias.

Pero antes de que Spanner u Onii-san pudieran marcharse, Giannini se comunicó con nosotros por los auriculares.

- Estamos transmitiendo en la pantallas lo que está sucediendo en el exterior con los escuadrones de Vongola – explicó y en seguida se mostraron muchas imágenes en los monitores que se encontraban en el suelo - Las imágenes recolectadas son de las cámaras de vigilancia que están al alrededor de toda la zona – explicó.

Me concentré en los monitores donde se veían a varias personas vestidas de traje, con armas en las manos, listos para cualquier cosa. Algunos de ellos estaban tensos, parecían tener algo de miedo, otros estaban deseando que llegaran los ejércitos enemigos. La mayoría de ellos mostraba gran determinación en la mirada.

- El enemigo llegará en unos segundos a nuestras tierras – avisó Giannini- Se ha establecido una ruta de comunicación entre el Décimo y los escuadrones. Puede dar órdenes Décimo.

- ¡¿Qué?! ¡No! – dije sin pensar y mi voz se escuchó por todo el lugar.

Enseguida Reborn saltó a mi hombro y tocó mi auricular interrumpiendo la comunicación y luego me dio la patada más fuerte que haya sentido en mi vida, mandándome varios metros lejos y provocando cierto daño a la pared que me detuvo. Me había quitado completamente el aire y estaba teniendo dificultades para llenar mis pulmones nuevamente. Me sentía mareado y mi corazón latía ferozmente.

- ¡Levanta la mirada! – gritó indignado Reborn.

Mi cuerpo estaba totalmente adolorido, todavía me encontraba abrumado por la situación, no lograba entender que había sucedido. Entonces levanté un poco la mirada y con uno ojo entre abierto pude ver de nuevo las pantallas en las cuales se reflejaba lo que estaba ocurriendo. Los hombres que había visto ahora parecían más inseguros, miraban de un lado a otro esperando que algo ocurriera, algunos agarraban sus armas con mayor miedo y otros confundidos casi la soltaban.

- Es hora de que madures, la gente que está allá afuera está dispuesta a morir – reclamó Reborn mientras se acercaba a cada paso – ya no puedes tener esa indecisión, una palabra tuya hará que ellos tengan la determinación necesaria o logrará que la pierdan por completo.

- Reborn… yo…

No pude decir nada, porque de inmediato se vieron hombres avanzar hacia nuestros hombres y parecía que la guerra comenzaría. Sin embargo aparecieron más de los que prevenimos, eran demasiadas personas, muchos enemigos, más de los que traerían simples tres naves. Las balas comenzaron a volar a través del campo. Eran una batalla común pues no se utilizaban llamas de voluntad, ni cajas, sin embargo no dejaba de ser extremadamente peligrosa. Los hombres de Vongola se refugiaban en los árboles buscando protección de los ataques enemigos, mientras buscaban la oportunidad para atacar ellos mismos. Sin embargo algo en el comportamiento de nuestros enemigos me llamó la atención, sus movimientos no eran comunes… mi cuerpo se paralizó unos segundos al darme cuenta de lo que estaba sucediendo… eran ilusiones… ¡Los enemigos eran ilusiones! ¿¡Qué significaba esto!?... ¿Por qué Dervan utilizaría ilusiones? ¿Por qué?... Los hombres de Vongola seguían luchando y no se daban cuenta de la verdad detrás de ese engaño y era de suponerse ya que ellos eran de los más bajos rangos, además esas ilusiones eran fuertes, seguramente reforzadas con llamas de voluntad ya que se veían transmitidas por las pantallas. Las ilusiones más fuertes pueden engañar hasta los aparatos electrónicos. ¿Qué debía hacer?... En seguida vi cómo se preparaba el enemigo para disparar misiles de largo alcance, al ver esto todos los que se encontraban luchando se desesperaron e intentaron detenerlos sin saber que esos misiles eran ilusiones, sus intentos fueron inútiles y los misiles fueron disparados… lo que ocurrió a continuación, fue inaudito, se escuchó un gran estruendo y una luz cegadora me hizo cerrar los ojos y la fuerza de la explosión me hizo retroceder en el aire. El impacto había llegado al salón, en la parte izquierda al frente. Enseguida escuché otra explosión, esta vez a la derecha del salón. ¿Cómo ilusiones pudieron engañarme? No sabía con certeza que era lo que quería, sin embargo por intuición entré en modo híper última voluntad y salí disparado al frente del salón, aún no podía ver los daños por el polvo, pero no tuve mucho tiempo porque las estructuras rugieron deshaciéndose, mientras el techo empezaba a desmoronarse cayendo sobre las personas.

- Natsu – llamé e inyecté poder en la caja Vongola – Modo ataco, mittena di Vongola Primo – junté poder en mi mano y lancé el ataque al techó - Big Bang Axcel – convirtiéndolo en cenizas, que pronto cubrió todo el lugar como nieve negra.

¿Cómo simples ilusiones pudieron destruir el lugar donde estábamos?...

Me desconcertaba, pero tenía la respuesta, pudo destruir el lugar y acertar en su objetivo porque esos misiles eran absolutamente reales.

El humo ahora había empeorado, pero pronto pude distinguir dos escudos hechos por llamas tipo trueno. A la derecha estaba Uni y el que mantenía ese escudo era Gamma. Mi mirada escaneó a las personas que se encontraban a su alrededor, todos estaban en el suelo cubriéndose de los escombros que aún caía del techo, pero sanos y salvos, por su lado al parecer, no habían heridos. Al lado izquierdo se había formado un campo protector más grande, aún más compacto y definido, era una estructura curvilínea y su defensa aún estaba en pie, los trozos del techó que caían eran desintegrados por los rayos de la llama. El humo comenzó a disiparse y pude ver a mi madre y a las chicas… entré en pánico, volé hacia ellas, pero sorprendido me paré, suspendido en el aire; vi de donde se había formado ese campo protector y me sorprendió, pues en el anillo Vongola de Lambo, aún brillaba su bien definida llama de voluntad. Esta tenía el atributo de la dureza y era tan o más definida que la de Gamma, el eléctrico.

- Lambo… tú…

Al ver que el peligro había pasado, el campo de protección desapareció. Lambo había protegido a más personas de las que podría haber imaginado y ninguna estaba en el suelo y todos estaban limpios pues ni los escombros los habían tocado. Volé rápidamente hacia ellos, para encontrarme con ellas…

- Mama, Kyoko, Haru – dijo Lambo - ¿Están bien? – preguntó.

- Sí – dijo mi madre – gracias a ti Lambo, muchas gracias.

- Lambo – llamé y pronto todos tenían los ojos puestos en mi - gracias… por protegerlas.

En su rostro más maduro vi un gesto aún infantil y sonrió desde el fondo de su corazón, entonces se desmayó. Antes de que las chicas pudieran hacer algo yo me impulsé con mis llamas para poder atraparlo. Su cabeza cayó en mis manos, parecía estar durmiendo.

- Gracias, Lambo – dije una vez más.

- Esa vaca estúpida- dijo Gokudera-kun a mis espaldas - si que tiene agallas – alagó sonriente.

- Hizo un gran trabajo – dijo esta vez Yamamoto.

- Sí – afirmó Onii-san – Lambo… eso fue extremo.

- Fue más que eso – dijo esta vez Reborn – fue capaz de convertir toda su energía en llamas de voluntad, fue casi una explosión de determinación, eso es casi imposible aún para Tsuna.

Sonreí. Estaba… orgulloso de él. Lo tomé en mi brazos y se lo entregué a Onii-san, este lo colocó en su espalda, acomodándolo lo mejor posible.

- Lambo no nos volverá a salvar por el día de hoy – dije – Onii-san, por favor, llévalos a un lugar seguro.

- Sí, puedes confiar en mí, pondré a salvo a todos.

- Gracias.

- Tsuna – llamó mi madre un poco consternada - ¿Estarás bien?

- Sí – afirmé – vayan con Onii-san, él los pondrá a salvo.

- ¿Y ustedes? – preguntó preocupada.

- Nosotros… - respondió Reborn – nosotros debemos encargarnos de esto.

- Vayan – dije esta vez serio.

Kyoko-chan y Haru tomaron por la espalda a mi madre, sorprendiéndola y le sonrieron amablemente.

- Vayamos – dijeron ambas y se fueron detrás de Onii-san.

Miré a mi alrededor y por el lado de Lambo no había ni una persona herida, ni siquiera había polvo en sus trajes, al lado de Gamma sucedía lo mismo, sí tenían polvo, pero nada más, no habían heridos, pero mi mirada se dirigió a la puerta por donde aparecieron algunas personas… Eran aproximadamente unas veinte personas, de las cuales ocho estaban heridas.

- Décimo – me dijeron acercándose.

- ¿Qué sucedió?

- Cuando el ataque comenzó nosotros fuimos asignados a cuidar la entrada del salón, pues sabíamos que usted se encontraba aquí. Cuando los misiles impactaron, la fuerza de la explosión hirió a algunos y otros fueron heridos por los escombros.

- Entiendo- dije y busqué con la mirada y encontré a Shoichi-kun – necesitamos ayuda médica.

- Los servicios médicos están en el castillo, debemos llegar allí – explicó.

-Bien –dije sin embargo, podía ver que había personas en muy mal estado, algunas no podían caminar.

- ¿No hay camillas, para llevarlos?

- No – respondió Shoichi-kun- debemos llegar al centro médico.

- ¡Bien! – escuché decir a mis espaldas – ¡hagamos una fila! – dijo con su estridente voz Lussuria - ¡mientras vamos los iré curando!

- Gracias – susurré.

- No lo hago por ti – explicó – son ordenes del Noveno.

Eso me hizo sonreír un poco. Varia nunca seguiría mis órdenes, por alguna razón eso no me molestaba, al contrarío, me aliviaba.

- Muchas gracias, de todas maneras.

- ¡Muy bien, vayamos! – dijo e inyectó llamas de voluntad a su caja del cual salió un pavo real que cubrió con sus llamas tipo sol a todos los heridos. Estos comenzaron a avanzar hacia adelante cómo mejor pudieron. Pero muchos de ellos no se encontraban en condiciones para caminar…

Los muchachos y yo, intercambiamos miradas y fuimos a ayudarlos. Entonces sujeté por la espalda a uno de esos hombres y pasé su brazo por mi cuello, intentando sostener su peso con mi propio cuerpo.

- ¡Décimo! – dijo alarmado.

- ¿Te encuentras bien? – pregunté algo consternado.

Por un momento no supo que decir, y me miró totalmente desconcertado.

- Muchas gracias – dijo después de un rato e intentó caminar a mi lado.

Atravesamos el salón y los ayudamos hasta la entrada del pasadizo que los conduciría al castillo, y a una atención médica. Sin embargo, gracias a las llamas del sol. Muchos de ellos ya se habían recuperado. Entonces pudimos dejarlos tranquilamente e ingresar al lugar donde se encontraba Nono.

- Tsunayoshi-kun – llamó Nono al verme llegar – ya hemos encontrado a los responsables de las ilusiones.

Ni bien terminó de hablar, Squalo y Bel, se acercaron a nosotros arrastrando a dos personas, delante de ellos estaba Mammon junto a Fran.

- Vaya, vaya, que patética broma es esta- se quejó Mammon mientras caminaban en nuestra dirección - ¿Qué significa esa rana?

- Bel-Sempai, lloraba todas las noches por Mammon – explicó Fran - y me pidió que usara esta rana para superar su depresión.

Una vena explotó en la frente de Bel y a pesar de esta arrastrando el cuerpo del traidor, con una sola mano rápidamente lanzó tres cuchillos a la cabeza de Fran.

- Bel-Sempai… eso duele…

- ¡Idiota! ¡Deja de decir estupideces!

- ¿Entonces puedo quitarme la rana de encima? – preguntó escéptico - No es mi estilo.

- No – aseguró mientras le lanzaba más cuchillos - morirás con esa capucha puesta.

- Que escandalosos – se quejó Mammon.

Al llegar hacia nosotros, tiraron al piso a los dos traidores, justo a nuestros pies.

- Aquí están los traidores- dijo Squalo

- Me encantará sacarles las tripas – añadió Bel.

- Debes decidir que harás con ellos – dijo Nono – la traición se paga con la vida.

- ¿Qué?… - susurré atónito.

Yo… ¿Qué?... yo no podía hacer eso…

- No, por favor – rogó uno de ellos - tengan piedad. Tengo una familia que proteger, ¡se los ruego! – su rostro estaba deformado por la angustia y el otro simplemente sollozaba cabizbaja.

- Tsuna – me llamó Reborn – tú debes tomar una decisión, eres el Jefe.

De ninguna manera les quietaría la vida, pero… tampoco podía dejarlos libres…

- Deberíamos llevarlos al cuartel general para hacerles interrogatorios – sugirió Gokudera-kun – tal vez podamos obtener información de ellos.

- No nos sirve de nada matarlos aquí – dijo esta vez Yamamoto.

- Yamamoto… Gokudera-kun… – susurré agradablemente sorprendido por sus intervenciones. Ellos sabían que esto era difícil para mí, por eso sugirieron eso, además estaba seguro que ellos jamás se atreverían a hacer algo tan cruel y a sangre fría.

- Tan blandos cómo siempre – se quejó Squalo – si siguen así, pensaran que cualquiera puede traicionarnos.

- De todas maneras lo hicieron o no – refuté – aún sabiendo las consecuencias, Vongola está repleta de infiltrados y traidores. Deberíamos llevarlos al cuartel general y tenerlos vigilados, por el momento.

- No recibimos órdenes tuyas – se quejó Bel - que quede claro, Varia es el escuadrón de asesinato de la novena generación. No escucharemos tus órdenes. Pues si el noveno decide matarlos, aquí mismo lo haremos.

- Suficiente – dije esta vez Nono – el Décimo ahora es su Jefe, le deben lealtad.

- ¡VOI! ¡El idiota de nuestro Jefe jamás lo permitirá!

- Xanxus… - meditó Nono - entonces mis órdenes son que acaten las órdenes del Décimo.

- Vaya, vaya que escándalo – se quejó Mammon – yo seguiré al que me pagué mejor.

- Bel-Sempai… - dijo Fran – este niño es muy ambicioso… no sabe lo que es la lealtad.

- Cállate – dijo con enojo Mammon mientras enroscaba con víboras a Fran, éste ni se inmutó.

- Bel- Sempai… podrías decirle que no me gustan las serpientes… Mukuro me torturaba con ellas.

- ¡VOIII! ¡Dejen de jugar! ¡Haremos lo que nos piden por órdenes del Noveno! ¡Ahora!

- Lo que diga capitán Squalo – dijeron todos con tonos burlescos y de mala gana tomaron a los dos ilusionistas y se abrieron paso a través del salón para ir al cuarte general, Squalo se quedó mirándonos.

- Lo digo en serio – dijo Squalo con mirada penetrante – si siguen siendo tan blandos, tendrán muchos problemas, piénselo bien.

- Nosotros jamás le quitaríamos la vida a alguien a propósito – dijo Yamamoto – no somos así, además nuestro jefe nunca lo aceptaría.

- Yamamoto…

- Algún día se arrepentían de ser tan blandos – dijo mientras nos daba la espalda – puede que ese día este más cercano de lo que se imaginan – entonces se marchó.

- El puede tener razón –dijo Reborn - pude que tengan problemas por esto, pero es lo correcto.

- Sí.

Mi mirada se dirigió a las pantallas que habían sido instaladas por Spanner y vi que muchos se encontraban ocultos entre los árboles, los hombres de Vongola parecían cansados, pero las balas seguían volando por el lugar atravesando sus refugios. Los enemigos parecían eternos, era de esperarse pues eran simples ilusiones. Debíamos ir al centro de la batalla para acabar con toda esta farsa.

- Vayamos – dije – no podemos permitir que sigan siendo engañados de esta manera.

- Boss, mire atentamente por favor – me pidió Chrome mientras señalaba el monitor.

Chrome… me pareció extraña su petición, pero decidí creer en ella y dirigí mi mirada a los monitores una vez más, y me quedé observando los movimientos de todos por unos segundos. Los hombres de Vongola estaban agotados, se notaba claramente por el rápido subir y bajar de sus pechos además de la tensión en sus rostros. Los enemigos, eran claramente ilusiones, cómo eran creados en gran cantidad, se podía ver eso fácilmente por el caminar tan extraño, además ellos no respiraban. Entonces mi mirada captó algo totalmente diferente, entre las ilusiones de los enemigos, vi la tensión de los músculos de algunos de ellos y cómo sus pisadas eran normales además de sus respiraciones y facciones en el rostro ¡Ellos eran enemigos reales! Y todos ellos se encontraban en primera fila como si fueran los sacrificios.

- Debemos ir – dije repentinamente desesperado - Algo muy malo está sucediendo.

- Décimo ¿Qué sucede?

- Dentro de las ilusiones de los enemigos existen personas reales.

Estaba a punto de lanzarme hacia ellos sin embargo algo me detuvo.

- Cálmate, no podemos arriesgarnos a que salgas herido, debes confiar en tu gente - dijo Nono - tú cómo su Jefe debes mantener la compostura. Vongola es fuerte e invencible, no nos derrotarán.

Pero si me quedaba más tiempo, mi intuición me decía que ocurriría algo malo. ¿Por qué insistía tanto en que no me involucrara?

- No podemos perder más tiempo – dijo Chrome ansiosa – estas ilusiones son muy poderosas.

- A que te refieres.

- Ilusión… o real… Escondido en una ilusión, está lo real, de una ilusión, una falsa ilusión, dentro de toda la verdad se esconde la mentira y dentro de la mentira se esconde la verdad, esto es la niebla. Eso es lo que Mukuro-sama decía. Boss, es peligroso…

- Tiene razón – dijo Yamamoto - Primero sentimos explosiones que son falsas, luego creemos que llegan enemigos, pero vemos rápidamente que también son ilusiones, sin embargo las ilusiones nos disparan con armas reales causando explosiones reales, y luego nos damos cuenta que entre las ilusiones de los enemigos hay enemigos reales.

- Si esto sigue así – dijo Gokudera-kun - pronto nos veremos envueltos en su engaño.

¿Qué debía hacer? Ya había pasado mucho tiempo, pero Nono…

- ¡Dame-Tuna! – dijo Reborn cabreado – Entiende esto, eres el Jefe de Vongola, las personas que están halla son tu responsabilidad ahora. Si hubieras seguido tu intuición hace mucho tiempo que ya habrías detenido esto, pero te quedas aquí, sin tomar decisiones, ya no puedes hacer eso. Te vas a quedar aquí viendo cómo tus camaradas están allá siendo engañados por el enemigo. Tú no eres esa clase de persona, estás aquí por las palabras del Noveno, pero cada jefe siempre se ha caracterizado por algo, no es bueno pensar que todos deben actuar de la misma manera.

- Reborn.

- Ahora eres tú el Jefe de Vongola, el Décimo Vongola, entiéndelo de una vez. Tú eres el que toma las decisiones.

Sus palabras cayeron en mi cómo bombas, haciéndome reaccionar. La gente que estaba allá afuera yo no era la responsabilidad de Nono. Ellos eran mi responsabilidad y si hubiera seguido mi intuición desde el principio nada de esto habría sucedido… Debía tomar mis propias decisiones…

- Entiendo… – susurré y entonces me dirigí a Nono – Vongola no es invencible, usted lo pudo ver con sus propios ojos en el futuro, pero yo lo viví. Además no dejo de sentir que algo anda muy mal aquí. Algo malo está sucediendo y tenemos que parar con esto. Muchachos, prepárense.

- ¡Sí!

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"La voluntad del Jefe: En Llamas" es la continuación de "La voluntad del Jefe: La Sucesión" así que si no lo leyeron les invito a hacerlo, encontraran la historia en mi perfil de autor.

¿Qué les pareció? Espero no haya estado muy confuso, jejeje quise jugar con los elementos de la niebla, ser o no ser ese es el dilema. En fin estoy muy contenta de haber vuelto con un nuevo capitulo de KHR, en verdad estaba ansiosa por hacerlo. Espero les haya gustado leerlo tanto como a mi me gusto escribirlo, y por favor dejen sus reviews, ahora más que nunca los necesito para continuar escribiendo. El próximo capitulo se publicará dentro de dos semanas como es de costumbre, sin más que decir me despido deseando que tengan unos maravillosos días por delante. Bye, bye.