Parte 1

-¡¿Por qué me haces esto?!- grité, ya no soportaba más, sentía que iba a explotar-

-Yura yo-

-¡No sabes lo que he tenido que pasar! Lo que he tenido que hacer para dar paso a esta relación ¡Y tú me sales con esta mierda! ¡¿Crees que eso es justo para mí?!-

- ¡Por supuesto que no!, pero ¡¿cómo querías que reaccionara?! Tarde o temprano iba a pasar y tú no pones nada de tu parte- el contrario también se exaltó, nada podía salir bien de esta "conversación".

-¡¿Cómo que no pongo nada de mi parte?! Sabes tú acaso lo que me cuesta suprimir los sentimientos hacia… -mi voz se cortó.

-¿Hacía quién? Continúa, vamos, tigre ruso que no llega ni a gato de arrabal- ese tono sarcástico no me agradaba.

-Vas a hacer que me enoje aún más- mi tono de voz bajaba

-Vamos, continúa, no desvíes la conversación. ¿Quién es esa persona a la que te cuesta suprimir tus sentimientos? ¡Anda!

-Eso no importa- cada vez mi voz se perdía más.

-Sí importa, y mucho, por el bien de esta relación dilo-

-No sé si quiera seguir esta relación-

-¿Estas terminando conmigo?

- Nooo, si te estoy pidiendo matrimonio, ¡POR SUPUESTO QUE QUIERO TERMINAR!, ¡ya no te soporto!-

Terminada la frase, apliqué un sonoro portazo, el que debió haber dejado en el suelo más de un cuadro.

Salí hecho un demonio del lugar, mas, al poco tiempo mi aura se tornó densa y pesada. Como si cargara con todos los pecados del mundo sobre su espalda. Sentí que todos los que me observaban pasar por las frías calles de Rusia lo notaban. Llevaba las manos ocultas en los bolsillos de la chaqueta, buscando un calor que me confortara el corazón.

-Lo necesito, necesito verlo-pensaba y sin meditarlo mucho, saqué la mano de su escondite junto con mi celular, para enviar el anhelado mensaje.

"Puedes venir a mi casa, no me siento muy bien".

"Voy enseguida"- esa disposición, no me ayudaba a olvidarlo.

Caminé hacia mi casa pensando "hoy será el día", "hoy le confesaré todo". No será como las otras veces…

-Yuri, yo…-

-¿Crees que estás flores estarían bien para la recepción?-

-Si, están...lindas-

-Lo siento, Viktor y yo estamos muy emocionados con la boda, ¿querías decirme algo?-

-No, nada…-

Siempre era lo mismo…

-¿Yurio, por qué tienes esa cara?-

-Porque no tengo otra-

-Vamos, no seas así, puedes confiar en mi-

Al ver su sonrisa amable, pensaba en decirle mis sentimientos, pero callaba

-Yuri, yo…peleé con Otabek-

-Oh, eso no es bueno- decía- pero no te preocupes, se quieren ¿cierto? Todo se arreglará-

-Sí, supongo…-respondía por lo bajo, no me sentía capaz de mirarlo a los ojos

- Oh, vamos, ven acá-

Tenía la mala costumbre de arreglar mis problemas con abrazos.

Sentir sus brazos rodeándome, la calidez de su pecho, el latir de su corazón, hacía de todo esto una experiencia reconfortante.

Prácticamente eran como una droga, mientras más los probaba, más se aliviaba mi corazón. Sin embargo, al soltarme el sufrimiento era peor que antes, necesitaba más de él. Era un círculo vicioso que me dañaba cada vez más.

Yuri era mi apoyo y mi perdición. Aun así, no podía dejarlo…

"Yurio, estoy fuera de tu apartamento, ábreme"- parece que si se vino enseguida.

"No estoy en el departamento, espérame, estoy a dos cuadras"

"Ok"- perdóname por las molestias.

Al llegar, el cerdito estaba apoyado en puerta. Vestía un abrigo largo de color caramelo y una bufanda azul que le tapaba gran parte de su rostro, el cual, denotaba preocupación y cansancio.

-Lamento la demora-

-No te preocupes- se apartó de la entrada

-Gracias - respondí mientras abría la puerta- Pasa.

Mi departamento es muy similar al de Viktor, con una sala de estar conectada con una cocina de estilo americano. Sólo cambiaban la posición de algunas habitaciones.

Al entrar, Yuri se quitó su abrigo y bufanda. Hice lo mismo con mi chaqueta. Luego de eso le ofrecí asiento y un café caliente.

-Gracias, ¿estás muy mal, cierto?- preguntó

-¿Por qué lo dices?- le entregué el café.

-Porque no eres así de amable conmigo-

-De vez en cuando puedo ser amable. ¿Acaso te gusta que trate mal siempre?-

-Puede que si…- respondió sonriendo- Cuando te comportas así, siento que no eres tú.-

-Además de cerdo, masoquista- afirmé, tratando de ignorar lo último que me dijo.

-Así está mejor - agregó despejando el mechón que caía sobre mi rostro con su mano, para así verme claramente a los ojos, luego esbozó una dulce sonrisa. Cosa que hizo que un leve calor subiera a mis mejillas.

Me senté a su lado, el ambiente era silencioso. Esperaba que yo iniciará la conversación, pero no sabía cómo. Finalmente, su voz salió a flote.

-Yuri, ¿te sientes bien viviendo en este departamento tan grande tu solo?-

-No tengo otra opción, sabes que estoy solo.-

Había perdido a mis padres cuando era muy pequeño. Mi única compañía, mi abuelo, falleció hace algunos meses. Ahora vivo de su pensión. Sin embargo, cuando tenga la edad legal, dejaré de recibir ese dinero y tendré que trabajar. Para no dejar de lado mi pasión, el patinaje artístico, necesito conseguirme un buen patrocinador. Por eso cada día me esfuerzo más y más para cumplir mi meta.

-No lo estás- dijo robándome mi mano y mirándome a los ojos- yo estoy contigo- .

Yuri es mi…apoyo ahora.

-G-gracias…-

Creo que es el "gracias" más sincero que he dicho en toda mi vida, a pesar de haberlo expresado con voz temblorosa e insegura.

-Ahora me dirás, ¿qué sucede?-

-Volví a pelear con Otabek-

-Y ahora ¿por qué?-

-Porque…él…no me comprende…-no sabía cómo decirle la verdad

-¿Sabes? Cuando nos juntamos hoy en la tarde para hablar de la boda…

"Cada vez que oigo la palabra "boda", "matrimonio" o "compromiso", siento una profunda punzada en el estómago"

…Te veías algo triste y Otabek bastante preocupado de ti-

-¿Cómo sabes? ¿Acaso te dijo algo?-pregunté algo enfadado-

-No, pero cuando alguien te quiere, te mira de manera diferente. Así que por más que no te comprenda, él debe estar haciendo todo lo posible por hacerlo.

"Que rabia me daba cuando tenía razón. ¿Serán las ventajas de ser un adulto refutar todo a los menores?"

-Como sea- apreté los dientes- ya se terminó…

-Estás desaprovechando una gran oportunidad- dijo entre sorbos de café.

-¿Oportunidad de qué?-

-De ser feliz-

-Ya es tarde- respondí, ignorándolo- Viktor te debe estar esperando-

-Pues que espere sentado- dijo con ojos cerrados y elevando la cabeza- no me moveré de aquí hasta volver ver al hada rusa volar-

-Eres un idiota-

-¿Ves? Ya lo estás logrando- dijo sonriendo.

"Su sonrisa aclaraba mis pensamientos"

-Dame más café-

-Acaso crees que soy tu sirvienta- respondí fingiendo enojo- ahí está la cafetera.

-Gracias- se levantó y se dirigió hacia dicho artefacto.

-No tomes mucho, después no podrás dormir-

-¿Quién dijo que necesitábamos dormir?- dijo con una voz coqueta. Odiaba que sacara su eros para juguetear conmigo.

-En vez de andar coqueteándome deberías fijarte en servir el café-respondí- Te puedes quemar.

-Gracias por tu preoc- ¡aaaah!- lanzó un grito que se desvaneció en soplidos

-¡¿Ves, qué te dije?!- le reclamé mientras me acercaba a él - Ahora tendremos carne de cerdo quemada.

Tomé su mano, por suerte se había quemado levemente. No sé qué pasaba por mi mente en ese momento, pero en vez de intentar curar la herida de la manera médica, mis labios terminaron besando su mano.

-¿Yurio?-

-L-lo siento- al hablarme Yuri, recién pude darme cuenta de mi acción. Corrí por un paño y hielo y se lo apliqué en su zurda- d-de verdad lo siento-

-No te disculpes, fue mi culpa por ser tan torpe- agregó algo apenado- espera.

Al apartar el paño, salió a relucir la resplandeciente argolla que rodeaba su dedo anular. Cada vez que la veía, mis esperanzas se cegaban con su brillo.

-El anillo me molesta- dijo para al fin liberar su dedo de tan gran atadura y dejarlo sobre la mesa de la cocina.

-Toma- le entregué el paño-

-Gracias- recibió el encargo y se acercó para posar sus labios en mi frente- Puedes ser muy tierno cuando quieres.

¡¿Por qué hacía eso?! ¡¿Acaso intentaba decirme algo más?! Es inútil, tratando de hacer "lo correcto" solo lograba confundirme aún más.

-¡Qué cosas tan vergonzosas dices, cerdo!- dije cuando mi rostro se había terminado de convertir en un tomate.

-jejeje, disculpa- dijo algo sonrojado

-Yuri, yo- debía decírselo, era mi oportunidad- yo…-

La melodía de Stammi Viccino interrumpió mi confesión.

-Oh, disculpa, es Viktor llamando- explicó tomando su celular.

Justo ahora…

-¿Hola? Viktor, si estoy en la casa de Yurio ahora-

Justo en este momento…

-Sí, sí. Pasaré la noche acá-

En este preciso momento…

-Pero no te enojes cariño, la próxima vez te avisaré-

Le arrebaté el teléfono a Yuri

-¡Escúchame bien viejo, el puerco puede cuidarse muy bien solo. No necesita ningún dueño que lo esté controlando!- grité y corte la llamada antes de que pudiera argumentar algo-

-Yurio, ¿Qué pasa? ¿Por qué le hablaste así?

-Porque es verdad- respondí algo exaltado- y tú, ¿Qué es eso de "cariño"?. Son un par de melosos.

-Yuri, eso no está bien- afirmó calmadamente, penetrando su mirada en mis ojos- No es correcto que le contestes así a tus mayores para descargar tus frustraciones-

-¡No me regañes como si tuvieras la autoridad para hacerlo!

-Sólo trato de ayudarte- dijo seriamente y con firmeza, como si se tratará de un soldado del ejército.

-Pues no me ayudes más ¡No necesito a nadie que me diga lo correcto de lo incorrecto- si lo necesito-¡Puedo cuidarme por mí mismo!- no puedo hacerlo- ¡No te necesito!- te necesito-

-Está bien, si eso piensas, me iré- nunca perdió su calma.

-¡Veté! - ¡quédate! No me abandones como todos.

Tomó su abrigo, su bufanda y salió tranquilo por la puerta del apartamento.

¿Qué había hecho? Soy un estúpido. Por no poder controlar mis impulsos empeoró todo…

Corrí hacia la puerta, pero no la abrí, apoye mi puño contra ella, en señal de frustración y terminé cayendo de rodillas delante del umbral.

Un líquido frío y salado recorrió mis mejillas, para finalizar su recorrido en el suelo.

Las lágrimas sellaron mi sueño y permanecí allí hasta el amanecer.

Qué maravillosos los segundos en los que no se tiene conciencia alguna antes de despertar completamente. Lamentablemente, siempre volvemos a la realidad

Refregué mis ojos, para recordar lo ocurrido la noche anterior. Me arrepentía. Opté por quedarme ahí un rato más, despierto y con los ojos perdidos en el haz de luz que cruzaba la habitación a través de la ventana. Unos ruidos detrás de la puerta me hicieron salir de ese trance. En consecuencia me asomé tras de ella.

-¡Yuri!, ¿Sigues aquí? ¿Pasaste la noche afuera?- pregunté sorprendido

-Sí, no podía dejarte solo- respondió con la mirada cansada y entre bostezos.

- D-de verdad. D-de verdad eres un idiota- dije mientras me ponía a su altura para tomarlo entre mis brazos, a los cuales correspondió, agregando una caricia en mi cabello. Este último gesto de su parte hizo que las lágrimas renacieran, derramándose sobre su abrigo.

- Vamos dentro- susurró.

Al entrar fui a lavarme la cara, mientras Yuri preparaba algo de desayunar, cosa que no me agradó mucho.

-Deja eso cerdo, es mi casa- dije fríamente- yo prepararé el desayuno-

-Está bien…-respondió con la mirada cansada.

Comíamos mientras charlábamos amenamente sobre nuestros compañeros de pasión.

-Y entonces por burlarse de mí- contaba Yuri alegremente- Pichit también quedó estampado en el hielo-

Risas.

-Eso se llama karma-me jacté

Sin embargo esa risa acabó por desvanecerse, haciendo que mi rostro adquiriera un tono sombrío.

-¿Sucede algo?-

Lo había notado.

-A veces pienso…-respondí en voz baja- ¿cuál es el daño tan grande que hice para merecer todo esto?...

Silencio.

-Eso no tiene importancia- respondió apoyando su mano en mi hombro y buscando mis ojos entre mis cabellos- lo importante es que sigas adelante. ¡Ahora alegra esa cara!- exclamó repentinamente- Que aun eres muy joven para lamentarte tanto.

Sonreí y acerque mi rostro al suyo, quería ver su expresión de ánimo más cerca e impregnarme de ella. Sin embargo el choque de la madera me interrumpió.

-¡Yuratchka! ¡Abre! ¡Tenemos que hablar!-

-Otabek…- agregué con voz cansada, no me sorprendía que viniera a visitarme a estas horas, después de lo que pasó ayer- iré a abrir- hice ademán de levantarme.

-Espera- dijo Yuri deteniéndome con su mano aferrada a la mía- yo te acompañaré

Asentí con la cabeza. Avanzamos y abrí la puerta.

-Yura yo…-vio a Yuri junto a mí- ¿Yuri?

-Buenos días, Otabek- saludó tranquilamente

-¿Q-qué haces aquí?-

-Será mejor que te vayas cerdo, necesito hablar a solas con él- dije firmemente.

Aunque no lo demostrará, esto era una situación que lo ponía incómodo.

-Si- dijo el japonés.

Tomó su bufanda y su abrigo. Pero antes de cruzar el umbral me susurró al oído "eso quería que dijeras"

Fue como un "yo estoy contigo, pero debes hacerlo solo" implícito, oculto en esas simples palabras.

-Pasa- le dije tranquilamente al recién llegado.

Entró silenciosamente y con la cabeza baja.

-Así que era eso…- habló despacio.

-¿Eso?-

-La persona que no puedes olvidar es Yuri, ¿no es así?-

-Yo…-apreté los dientes desviando la mirada-

-Comprendo…-dijo en voz baja- No puedo creer que jugaras conmigo todo este tiempo…

-¡Jamás jugué contigo!- exclamé, esa nunca fue mi intención- Y-yo de verdad te quiero, pero…me cuesta…-

-Y por eso decidiste terminar, por unas palabras tan estúpidas que dije sin pensar-

Sus palabras resonaban en mi mente, cada vez que oía su voz:

"ya no te soporto…

-Serán estúpidas, pero…

niño inmaduro"

-me hirieron…- un nudo se hizo en mi garganta, el cual, cortaba mis palabras

-Ese no es el Yuri Plisetsky que conozco- respondió seriamente- él nunca se rendiría tan fácilmente-.

-Siento…- contente-…no ser… – aguanta- el Yuri Plisetsky que esperabas- no frente a él.-

Silencio.

-Intentémoslo de nuevo- dijo rompiendo el silencio.

-No…-

-Solo una vez-

-¡YA TE DIJE QUE NO, MIERDA!-

Volví a desquitarme con él. Mi mano se movió instintivamente hacia su rostro, pero él la refreno.

-L-lo siento- dirigí mi mirada al suelo aún con el brazo extendido y con el contrario sosteniéndolo.

Las lágrimas corrían otra vez. ¿Cuánto he sollozado en las últimas horas?

-Comprendo, necesitas tiempo- dijo liberando mi brazo.

Asentí con la cabeza, ni siquiera podía responderle correctamente. Me sentía una completa basura. Y lo que más me duele, es que tenga razón. Me desconozco como persona, no soy el mismo de antes. Cambié para mal.

Se fue.

Volví a recordar.

Lo que pasó.

-Muy bien, entonces ¡todos invitados a nuestra boda!-

El único que estaba enterado del compromiso era yo, en ese momento estaban dándoles la noticia oficial al resto de nuestros amigos.

-¡Vivan los novios!- gritó Pichit levantándose repentinamente de su asiento y aplaudiendo-

A pesar de saber que ya lo sabía…aún tenía alguna esperanza…

-Ya era hora chicos- comentó Chris- ¡Felicidades!-

ese anuncio…

-Gracias por el apoyo - dijo Yuri

fue la confirmación de mi derrota…

-Ahora solo necesitamos a los padrinos, después los anunciaremos- agregó Viktor muy contento-

Mientras, yo me encontraba sentado, mirando el café que tenía en frente, en silencio.

-Yura, ¿estás bien?- preguntó Otabek en voz baja, para que no lo notara el resto.-

-Si, solo estoy emocionado- dije fingiendo una sonrisa- ya lo sabía, pero esta es una bonita confirmación-mentí- solo no lo digas en voz alta, que me avergüenzo

-Está bien…-

-Chicos, muestren sus anillo para la foto- dijo Pichit, mientras fotografiaba a la feliz pareja-

-Otabek, vámonos- pedí con voz baja-

-Se darán cuenta si nos vamos ahora-tenía razón- esperemos a que alguien más se vaya-

-Ok…, luego vayamos a tu apartamento-respondí sonriendo- ¿sí?

-Claro- correspondió a mi sonrisa, aunque la suya si era real-

Después de un rato de soportar frases cursis, discursos de felicitación y risas. Mila, fue la primera en retirarse.

-Lo siento chicos, debo irme, tengo un compromiso-

-¿Una cita?- preguntó Chris

-Talvés…- dijo con una sonrisa coqueta y guiñando el ojo-

-Nosotros también nos vamos- afirmó Otabek- tenemos cosas que hacer-

Nos levantamos y me llevó de la mano

- Uy, "cosas que hacer"- comentó Pichit, lo que hizo sonrojarme-

- Recuerda que Yurio aún no es legal- afirmó Viktor con algo de malicia

-¡Ya cállense par de idiotas!- exclamé-

El resto río. Salimos por la puerta. A la entrada de la cafetería Mila nos esperaba.

-Gracias- dijo Otabek-

-No es nada, adiós- respondió Mila aun sonriendo, se alejó y sorpresivamente volteo- y recuerden, ¡usen protección!-

-AAAH, ¡no grites esas cosas vieja bruja!- exclamé enfadado.

- Vamos Yura, sube a la moto-

-Voy-

Mientras viajábamos, me mantenía pensativo en lo que había sucedido.

-Beka, ¿se notaba mucho como estaba?-

-A los ojos de una chica como Mila, sí. Con tan solo lanzarle unas miradas captó el mensaje-

-Así que la estabas mirando- dije haciendo puchero inconscientemente

-¿La gata está celosa?-

Mis sentimientos se confundieron más en ese momento. ¿Cómo era posible estar celoso de dos personas al mismo tiempo? A esas alturas, no entendía lo que me pasaba.

-Tu silencio me lo confirma- rió -

- Concéntrate en el camino mejor-

El hogar de Otabek era mucho más pequeño que el mío. Tenía colores oscuros y estaba decorado con un estilo algo rústico, distinto de lo que me imaginaba. Sin embargo, era muy acogedor. Me gustaba estar ahí.

Entré primero y, repentinamente, me tomó por la espalda rodeándome con sus brazos.

-Beka, no, suéltame- me quejé

-Vamos no seas así- decía mientras se aferraba más a mí y acercaba su rostro a mi cuello-

-Aléjate antes de que me enoje-

Me soltó

-Hace tiempo que actúas raro, ¿qué te sucede?- preguntó preocupado-

- No me pasa nada, solo me incomoda que estas tan cerca…- respondí fríamente

-¿Acaso no me quieres?-

-Si, pero me incomoda igualmente- era la verdad, aún no tenía claros mis sentimientos, me sentía como si engañara a Yuri

-Eso no tiene sentido-

-Para mí sí-

- Pues que errado tienes el sentido común-

- ¡Ya no me molestes!-

-Eso me pasa por hacerle caso a un niño- dijo volteándose y en un tono de voz tan reducido que casi no lo pude oír.-

-¡Dímelo de frente!- dije desafiante

-¡Digo que ya no te soporto niño inmaduro!-

Esas palabras, aún resonaban en mi mente. En parte, era lo que mantenía unido a Otabek. Pensaba que me veía como un igual, a pesar de la diferencia de edades. No era como los otros que siempre me miraban en menos por ser más joven. Pensaba que comprendería mi actitud, pero solo se dedicó a herirme.

Luego de eso discutimos y terminé con él. Fue entonces cuando me encontré con Yuri.

Decidí salir a pasear para aclarar mi mente. Estar encerrado con mis pensamientos no era bueno. Sin embargo, era inútil escapar de ellos, terminé sentado en una banca de un parque, mirando las hojas de los árboles caer, buscando en respuestas en sus marcas.

-¿Por qué tan pensativo?-

Mila interrumpió mi concentración.

-¿Qué haces aquí?- pregunté extrañado.

-Solo paseaba por aquí y un chico de cara angelical, pero con actitud de delincuente atrajo mi atención-

-¿Quién?-

-Pues tú- dijo golpeándome la frente con uno de sus dedos.

-No me molestes- aparte su mano.

-¿Discutiste con Beka?-

-¿Acaso eres bruja?-

-No, solo me doy cuenta de las cosas. Ayer él se veía muy preocupado por ti-

Las mismas palabras de Yuri

-Deberías cuidarlo más, es un buen chico- agregó segura, como siempre.

- No lo creo, no me comprende.-

-¿Y tú no has intentado comprenderlo a él?-

¿Comprender a Otabek? Nunca me lo había planteado. Fue con esa simple pregunta, que me di cuenta. Todo este tiempo he estado hundido en el egoísmo y la autocompasión, nunca me he planteado comprender al resto. El dolor me cegó.

-Tu silencio me lo confirma- agregó Mila- Bueno, me tengo que ir-continuó- ¡Ah! Y mantente alerta. Si no cuidas lo cuidas, podría robártelo. Nos vemos mañana en la pista.

-¡Nos vemos!- me despedí- Espera ¡¿qué dijiste?!-

-¡Bye!- respondió guiñándome un ojo y dándole un beso al aire.

Después de ese reflexivo encuentro, regresé a mi hogar, aunque más que hogar, es un lugar donde resido mientras no tengo que patinar.

Mientras tomaba una ducha, traté de despejarme un poco. Las gotas caían suavemente por mi cuerpo. Inventé un juego, cerrar los ojos, elegir una gota que cayera en mi rostro y seguir su recorrido con mi piel.

Al salir de la ducha, pude relajarme un poco. Me eché sobre mi cama aún con el cabello mojado y con solo una toalla rodeando mi cintura.

¿Qué debería hacer?- pensaba en voz alta- ¿Debería aceptar a Beka?...lo aprecio mucho pero…Yuri…

Pensándolo fríamente las opciones son obvias, no tengo ninguna posibilidad con Yuri…además, siento que mis sentimientos no están claros hacía a él…sólo sé que cuando estoy a su lado, mis problemas se hacen pequeños, la soledad no me encuentra y el miedo se transforma en coraje.

Al cerrar los ojos, lo veía él, de la forma que fuera, alegre, triste, tímido, osado, ágape o eros. Todas sus facetas me encantaban. A pesar de que lo insultara, él siempre me sonreía.

-Aaah- suspiré- No sé cómo me soporta- volteé- talvés Beka tiene razón y solo soy un niño inmaduro.

Un niño inmaduro abandonado en el mundo, intentando rasgar con sus manos las paredes de la soledad, pidiendo ayuda en completo silencio y sólo con la ilusión de concretar un amor imposible.

Después de eso, caí en los brazos de Morfeo.

Continuará...