Capitulo Nº 1 "Desconcierto"
POV Edward
La vida comienza cuando las de otros terminan, por lo menos en mi caso es así. Cuando fui transformado sólo anhelaba la muerte; me deprimía (y lo sigue haciendo) ser lo que soy, un monstruo sin alma. Vagar por las calles y callejones desiertos era un alivio, aunque podía "oír" lo que pensaban, una cualidad que me ha servido de mucho para esta clase de vida. Si salvo a una damisela en apuros significa que no soy tan malo ¿o si?. La realidad me llegaba de golpe con solo pensar en sangre, seguía caminando, buscando una victima a la cual poder quitarle la vida. Nunca fui así pero las vivencias me cambiaron. Ocultar mi pasado parecía una buena forma de no sentirme culpable o lo que es peor decepcionar a mi madre.
Jasper, mi mejor amigo y confidente, el me comprendía como nadie. Provenía del sur, donde siempre se vive en guerra. 1950 este es mi presente adoro la música y tengo una muy variada colección de clásicos de los 40's. Que no daría por volver el tiempo atrás y reconciliarme con Carlisle mi padre en más de un aspecto, sin embargo no siempre se tiene lo que se quiere. Aun lamento la forma en que me dirigí hacia el esa fatídica noche de sábado, estaba pasando por malos momentos y la forma de vida que el me había enseñado me tenia exhausto. La sangre de animal no satisfacía mi sed y aun no lo hace por eso opte por la sangre humana que me brinda fuerza y quita la sed de forma contundente. ¿Que será de mi larga existencia? todavía no encuentro la respuesta a esa pregunta, de lo que si estoy seguro es que será sola, vacía, sin vida.
Hoy hable con Jasper sobre la posibilidad de mudarnos cerca de Phillips pero su respuesta no fue muy satisfactoria que digamos
- Edward,¿Por qué quieres mudarte?
- Porque quiero un cambio, ya me aburrí de recorrer los mismos callejones una y otra vez sin un destino fijo.
- Es que tu eres el antisocial que no quiere salir cuando lo invitan, por mas que cambies de lugar, la rutina te matara, tu mismo te creas el circulo vicioso ¿no lo crees?
- Puede ser, solo te pido que lo pienses ¿lo harás?
- Si claro, lo pensare, aunque no prometo nada aunque no creo que se lo pueda ocultar a Alice por mucho tiempo
- ¿Acaso se te olvida que puedo leer los pensamientos? ¿O lo haces adrede?
- Ya disculpa, es solo que no quiero hacerla enojar, ama Washington y lo sabes.
- Si, por eso hablo contigo, para que asi puedas persuadirla (aunque eso sea casi imposible, Jasper lo lograría o por lo menos la haría flaquear)
Después de eso, me fui a mi cuarto y me tire un rato en la cama, puse música ambiente para así relajarme, mejor dicho necesitaba relajarme, estando cerca de Jasper no se puede confiar en lo que sientes. Me traslade a mi niñez, donde nadie me importunaba. Nunca era facil poder
concentrarse en soñar, por medio de mi don podía escuchar los pensamientos de las personas mínimo dos cuadras a la redonda, algunas veces era soportable como ahora, otras en cambio me sacaba de quicio, no me gusta ser entrometido pero no lo puedo evitar por mas que trato no funciona, poco menos me lo gritaban sin ellos saberlo.
Me encontraba en el jardín de la casa, mi madre observaba desde la hamaca, yo seguía tratando de atrapar mariposas lo cual nunca conseguía. Tan dulce que era, aunque mis recuerdos son vagos, los recuerdos humanos se van con facilidad por eso siempre trato de recordar el rostro de mi madre, hago un esfuerzo sobre humano por lograrlo. Sus ojos verdes vigilaban cada uno de mis movimientos, como si temiera que me lastimara.
Cuando volví a mi triste realidad eran las once menos cinco, una hora prudente para salir de caza, ojala me topara con un maldito pronto, estaba sediento hace tres días que no me alimentaba y no era muy saludable estar cerca de personas que no merecían la muerte. Camine entre los edificios en dirección sur hacia la plaza que estaba a un costado de la cafetería.
Iba ensimismado en las posibilidades que me brindarían el cambio de ciudad, cuando escuche claramente un grito de auxilio. Era el grito agudo de una muchacha que provenía de la zona oriente de la ciudad, me dirigí en esa dirección sin vacilar cuando estuve a unas cuadras del lugar me llegaron los pensamientos asquerosos del tipo de unos treinta y tantos. Me apresure en alcanzarlo. Al llegar vi como la pobre chica estaba de rodillas en el suelo, llorando a más no poder mientras el tipo se regodeaba con su sufrimiento, supiera que el que sufriría pasado unos instantes será el. El tipo saco una cuchilla para amedrentar a la chica solo que justo cuando lo iba a colocar en su cuello yo caí encima de el. En un principio quedo confundido luego de percatarse de mí presencia me amenazó con cuchillo en mano yo solo opte por doblarle la mano y hacerlo botar el cuchillo el problema fue que calcule mal y cayo en la pierna de la chica, rozándole la piel y al mismo tiempo rasgándola, el olor me inundo muy rápido. Su sangre me atraía demasiado, sus pequeños ojos color chocolate se posaron en mi con un brillo de esperanza, lastima que confiaba en el ser equivocado. Tumbe al tipo contra la pared al punto de dejarlo inconsciente luego me acerque a la chica, seduciéndola, me acerque a sus labios y me deslice a su cuello, clave mis colmillo en sus tersa piel y succione su corta vida pero al parecer aun estaba conciente con su ultimo suspiro pronuncio una sola frase
- Te perdono Edward
En ese instante quede en shock miles de preguntas se agolparon en mi cabeza ¿Cómo sabia mi nombre? ¿Quién era? Y ¿Por qué me causaba esa sensación extraña, más bien dicho de haber perdido algo importante? Su sangre era deliciosa, incluso mejor que su aroma. Aunque ahora que prestaba mejor atención al haber saciado mi sed y tener a la muchacha muerta en mis brazos comencé a observarla con detenimiento. No sobrepasaba el uno sesenta según mis cálculos, su pelo era de color café chocolate al igual que sus ojos, su piel de un tono claro, casi tan blanca como mi "piel". Tenia un aspecto delicado y frágil pero su hermosura me desconcertaba, a pesar de ya haber dejado de respirar tan solo hace algunos minutos.
Una angustia empezó a invadir mi cuerpo, como si algo me dijera que estaba mal. A lo mejor solo eran los remordimientos. Si, eso tiene que ser.
