Capítulo I
Los dedos se paseaban lentamente alrededor de la copa de brandy que tenía a su lado izquierdo en tanto sus ojos grises se quedaban pendientes de las pantallas que tenían enfrente, esa noche como muchas otras el casino bar estaba abarrotado de gente, sus clientes eran los que hacían crecer sus cuentas bancarias hasta el punto de hacerlas reventar cosa por la que noche a noche les daba las gracias.
Siguió en su estado imparcial frente a las cámaras de no haber sido por la entrada súbita de Theodore Nott, el muy cabrón entró sin avisar con una gran sonrisa pintada en los labios Draco hizo girar la silla de cuero para saber a cerca de las posibles buenas nuevas que le llevaba su amigo de la infancia.
— ¿Y bien? —Cuestionó Draco mientras observaba unos planos que Nott dejaba sobre la mesa. — ¿Ya está todo listo para para dar el golpe?
Nott asintió vigorosamente sin duda que ése sería el gran robo de sus vidas, tendría que serlo, todo estaba fríamente calculado desde que se dieron a la tarea de robar esos malditos diamantes; según investigaciones realizadas cada diamante estaba valuado por 10 millones de dólares, ya que eran diamantes que pertenecieron a la reina Catalina II.
Para asegurarse de que no hubiese ninguna sospecha, mandaron hacer réplicas con anticipación el resultado fue el que esperaban; así que por ese lado estaban despreocupados por tener a la policía detrás de ellos.
— ¿Los demás ya están preparados?
El chico volvió a asentir ya cada quién sabía de qué se encargaba: Zabini se encargaría de entrar por una de las puertas de emergencia, se encargaría de la seguridad, en tanto un par de chicos Crabbe y Goyle desactivarían las alarmas en lo que Draco y Theodore hacían el trabajo sucio dentro de ese museo de arte.
Draco finalmente pareció darse por vencido desde que a Nott se le metió el robo en la cabeza no fue difícil sacarle la idea de allí de hecho tenían dinero hasta para hacer reventar sus cuentas en el banco de Gringotts pero Nott era tan ambicioso como él o el mismo Zabini, simplemente la idea de un dinero extra le hacía hervir la sangre dentro de las venas.
Aunque a decir verdad lo de Draco siempre fueron los casinos, y por supuesto la gran empresa de modas familiar que a decir verdad también dejaba sus ganancias pero por el momento solo le servía para disfrazar sus malos negocios.
— ¿Entonces siguen los planes como hasta ahora no? — El rubio se pasó una mano por la cabeza, señal de que aún estaba inquieto.
—Ánimo hombre. —Theodore palmeó su espalda cariñosamente. —Será un gran trabajo, ya lo verás.
Draco simplemente se limitó a suspirar, ya que más le quedaba, lo único que importaba era que ya estaba dentro de todo ese embrollo así que su consuelo sería que todo terminaría al día siguiente.
—Ya lo sé, pero todavía tengo mis inquietudes, esos Crabbe y Goyle, ¿Quién te los recomendó?
Nott dejó escapar una risilla.
—No tienes nada de qué preocuparte, me los recomendó un amigo que me debía un favor estoy seguro que son confiables solo hay que darles la parte que les corresponde de la ganancia y daremos el negocio con ellos por zanjado.
Draco asintió después de eso, consideró la idea de tomar unas vacaciones para dejar pasar tiempo en caso de que la policía se diera cuenta de que los diamantes que iban a poner en lugar de los legítimos eran falsos.
—Se nota que no has dormido, vamos vete a tu casa yo me quedo cuidando el negocio.
A Draco aquel ofrecimiento realmente le cayó de perlas llevaba sin dormir toda la noche anterior por estar metido en los libros de cuentas del casino, por lo que una pequeña siesta en casa no le sentaba para nada mal se levantó de su asiento, y fue a por el saco de su traje.
Antes de llegar a la puerta se dio la media vuelta.
—Avísame si algo sale de imprevisto, dejaré el celular prendido por si acaso.
—Descuida, yo te avisaré si surge algún cambio, anda vete tranquilo y descansa bien.
Draco se despidió de Theodore como siempre: con un abrazo, se dirigió a la salida encontrándose con Astoria una de sus tantas chicas, aquella noche Tory lucía espectacular, aquel vestido negro con apliques de encajes blancos en forma de que le llegaba hasta los muslos dejando ver sus torneadas piernas la muchacha se le acercó cotoneando las caderas, era una lástima que en aquel momento él no estuviera del todo disponible para ella.
— ¿Me preguntaba si tendrías un poco de tiempo para mí, querido?
Astoria se aseguró e coger fuerte su entrepierna pero no logró el objetivo esperado, Draco con un simple empujoncillo la apartó de su lado al tiempo que le daba un tierno besillo en la frente, dejándola por ende bastante cabreada pero sobre todo enfurecida.
—Lo siento mucho cielo, pero me temo que esta noche no hay sexo para ti.
Un beso imaginario salió de labios del muchacho mientras él seguía caminando y Astoria se quedaba en su sitio hirviendo en furia; empezaba a cansarse tenía cinco años detrás de ese imbécil y lo único que sacaba de él eran noches de sexo más frías que la nieve en invierno.
Lo que Astoria quería no eran las noches salvajes y pasionales que Draco le ofrecía, ella quería lograr lo que otras no pudieron y si no quitaba el dedo del renglón era porque estaba decidida a lograrlo, Draco sería suyo; suyo y de nadie más pues no en vano se pasaba más de dos horas arreglándose cada jueves y domingo a la espera de recibir migajas del tiempo de su amante.
Estaba cansándose de la espera por lo que pronto tendría que tomar medidas más drásticas para cumplir con su meta. De momento no le quedaba de otra más que tragarse su orgullo, darse la media vuelta y regresar a su departamento; pero juraba que aquello no lo pasaría por alto.
Por Lucifer que no lo pasaría por alto.
[…]
En tanto Draco estaba arribando a la casa en la que vivía con su señora madre, aparcó el auto donde siempre y entró subiendo los escalones de dos en dos estando a nada de llegar a las escaleras sintió un leve taconeo detrás de él.
— ¿Pero qué haces despierta a esta hora madre?
Draco se apresuró a tomar las manos de Narcissa para depositar un beso en cada una de ellas; echo que la viuda Malfoy respondió con caricias en el cabello tan brillante y sedoso de su niño.
—Estaba esperándote, ¿Es que una madre no puede esperar a su hijo para darle las buenas noches?
Draco negó con la cabeza, ¿Hasta cuándo su madre entendería que ya era un hombre y no debía preocuparse tanto? La salud de Narcissa era inestable su corazón sufría de alta presión, además los desvelos no eran benéficos para ella.
—Madre ya hemos hablado de esto, cuando yo no llegue tú debes estar recostada, sabes bien que no es bueno para ti que tras noches.
Narcissa sonrió de medio lado, desde que le diagnosticaron alta presión y crecimiento de corazón su hijo se preocupaba de más por ella.
—Ya lo sé mi amor. —Narcissa alzó una de sus manos blanquecinas y suaves para acariciar el rostro de su hijo. — Pero hay veces en que me ahoga estar en esa habitación.
—Es por tu bien madre, ¿Tomaste tus medicamentos? ¿Ya hiciste la cita para el próximo mes?
Narcissa asintió de mala gana, literalmente aborrecía esas visitas.
—Draco, hay algo que quiero hablar contigo.
Draco supo que la cosa iba para largo, así que mejor prefirió acompañar a su madre hasta la sala, allí madre e hijo tomaron asiento uno muy cerca del otro.
—Bien madre, soy todo oídos.
Narcissa al principio se mordió el labio desde que tenía uso de razón siempre estaba diciendo lo mismo sin llegar a ningún éxito, solo que le dolía ver a su hijo solo y lo único que pedía era verlo feliz antes de partir de este mundo.
—Draco, cariño sabes que no soy mucho de meterme en tu vida privada, pero siento que ya es hora que sientes cabeza.
—Madre por favor no…
—Déjame terminar hijo, no me gusta verte solo por favor Draco, trata de buscar a alguien que te haga feliz, una mujer que realmente sepa lo que vales, busca tu felicidad, forma una familia de la que puedas estar orgulloso un día.
Draco frunció el ceño definitivamente él no había nacido para establecerse de forma permanente con nadie, su vida estaba dedicada a los negocios, al dinero y a pasarla bien con algunas de sus chicas pero no más; además él era feliz estando solo consideraba eso del matrimonio y del único amor tonterías que la gente inventaba para seguir las normas sociales.
Y la cuestión era que él iba en contra de todas esas reglas, que sus señora madre no entendiera era problema de ella.
—Todo a su debido tiempo madre, de momento hay que estar bien posicionado con los negocios. —Mintió.
Pero Narcissa era terca, no se daría por vencida así de fácil.
— ¡A mí no me mientas Draco Malfoy! te conozco demasiado bien para saber qué piensas estar solo el resto de tu vida, y créeme que no voy a permitírtelo, juro que verte consolidado con una buena muchacha será lo último que haré mientras tenga vida.
Sin decir más la mujer se levantó el sillón, le dio un beso en la cabeza a Draco y abandonó la estancia dando granes zancadas.
Mientras tanto Draco apagó las luces y se acostó en el sillón sin dejar de dar vueltas a las palabras de su madre, ¿Él con una mujer, y un par de hijos? ¡Por favor! Eso ni pensarlo. Como si en verdad quisiera ser como toda esa bola de mansos idiotas que se dejaban esclavizar por un par deojos bonitos.
