Disclaimer: Ninguno de los personajes de Naruto me pertenece.

1/22 --Número de capítulo en relación al total.

¡Hola! Acá estoy yo de nuevo con una nueva historia que ya había prometido.Para los que ya leyeron alguno de mis fis lo saben y para los que no se los digo: Yo actualizo todas las noches obligadamente porque como a mi no me gusta esperar para continuar leyendo una historia. Pienso que no quiero que otros tengan que esperar por la mía. Así que eso es una promesa que cumplo. Desde ya quiero agradecerles por molestarse y leer mi humilde historia y agradecería de todo corazón que me hicieran llegar sus opiniones porque las valoro muchísimo. Espero que les guste ¡Y muchos saluditos!


Seis viernes de luna

I

"Primera luna"

(Acerca de la noche y sus avatares)

Era aquel momento particular de la incansable rutina, aquella calma y dulce rendición al constante apuro del día. Donde el calor del siempre constante y en movimiento mundo puede apagarse. La noche tan serena, tan silente que parece capaz de detener el tiempo en el oscuro firmamento y retenerlo allí por algunas efímeras horas sólo para concederle a aquellos que contemplan las estrellas desde abajo un respiro. Respiro que difícilmente encontrarían en el ajetreado ritmo del día.

Para algunos este es el momento más solitario; donde se encuentran en silencio frente a sí mismos y donde tienen que enfrentar la verdad de la vida que llevan durante el día. Para algunos la noche es momento de arrepentimientos, lamentos y errantes gritos de melancolía en la oscuridad.

Para otros, la noche es el dulce placer, el más deleitoso escape a la locura que el mundo los hace cargar con cada día que pasa. Es ese momento único donde el tiempo parece detenerse, donde las cadenas de la rutina se rompen y cada uno es libre de hacer lo que quiera hacer. Donde todo parece posible.

Hay quienes se quedan adentro, refugiados al calor del hogar. Disfrutando del descanso que les propone la oscuridad, permitiendo a su cuerpo recuperar la esencia que lo mantiene vivo y que se pierde constantemente bajo el calor del sol. En el actuar, en el vivir.

Hay también quienes aprovechan esas fugaces horas para salir en busca de oportunidades, en busca de la felicidad, del placer, del amor. De aquello que la tranquilidad del día no puede otorgarles; un instante con amantes, un momento con amigos, un escape a la tortuosa realidad.

Aún en los distintos momentos de la noche, aún en las distintas facetas de la luna. Sin importar de quien se trate, sin importar la fecha y el lugar. La compañía o la soledad. Hay algo de lo que no puede dudarse, y es de la esencia de la noche; que es capaz de derretir hasta el alma más fría, capaz de ablandar los corazones más turbulentos, capaz de poner a flor de piel hasta los sentimientos más secretos. Todos, sin excepción, somos alguna vez víctimas del efecto de la noche. Que te hace actuar por impulso, que te hace cometer errores, que te da el coraje para hacer cosas que uno jamás se animaría. Ni se imaginaría hacer, todos.

Pero Shikamaru era del tipo de los que prefería permanecer en la comodidad de su casa. Aprovechando su tiempo de libertad, en dormir. Aquel merecido descanso que añoraba tras un largo día shinobi. No, su vida no era fácil, siempre caminando en la frágil cornisa entre la vida y la muerte. Conciente de que cualquier día podía ser el último, el último en vivir, el último junto a sus amigos. Aquello lo sofocaba, por eso era que Shikamaru disfrutaba del dormir. Y era por esa misma razón que odiaba ver su sueño interrumpido. Necesitaba de ese tiempo para él, pero a veces, la vida tiene otros planes.

—¿Mmm? —murmuró en el vasto silencio que era su habitación. En su cabeza resonaba un extraño tintineo, como el vibrar de una campanilla, muy cerca de él. Intentó hacer caso omiso, pero el sonido era muy fuerte. Entonces decidió abrir los ojos. Miró hacia la ventana junto a él, en su mirada se entremezclaban los furtivos rayos de luna que iluminaban tenuemente el cuarto. Delgadas hebras de luz platinada se fusionaban con el intenso color chocolate de los ojos de Shikamaru, espabilándolo. Miró a su lado, hacia la mesita de noche junto a la cama; el teléfono sonaba. Entonces bufó molesto ¿Quién podría llamarlo a tan altas horas de la noche?—. ¿Hola? —respondió, una voz lejana se oyó desde el otro lado del tubo, pudo reconocer la misteriosa voz como femenina pero no pudo descifrar de quien se trataba. Fuera quien fuera, parecía alterada.

—¡¿Shikamaru?!

Aún permanecía medio despierto, medio dormido. No tenía idea de si aquello era un sueño o la simple y llana realidad. Entonces la voz volvió a hablar y la reconoció al instante, dejando poco a poco el estado de trance soñoliento en el que se encontraba.

—¿Sakura? —miró el reloj, realmente era tarde—. ¡Sakura son las 4:30 de la madrugada ¿Qué sucede? —aún su voz sonaba áspera por el brusco despertar del largo descanso. Pero lo que más le intrigaba era el porque de la llamada de la pelirrosa.

—Es Ino —explicó la chica preocupada, apenas si podía oírla por el bullicio que parecía haber donde la muchacha se encontraba.

—¿Ino? —preguntó algo confundido—. ¿Qué sucede con ella? —más y más voces se oían desde el teléfono silenciando por completo la voz de la chica—. ¿Sakura? No puedo oírte ¿Dónde estás? —el murmullo se oía cada vez más fuerte, pronto se detuvo—. ¿Sakura?

—¡Shikamaru! Lo siento, no podía oírte por la gente. Ya estoy afuera ¿Puedes oírme bien?

—Si —volvió a mirar el reloj, cada vez se hacía más tarde y realmente deseaba volver a dormir—. ¿Me dirás que sucede?

—Es Ino. Está completamente fuera de control, bebió demasiado y ahora está sobre una mesa, y lo peor es que está usando falda. Tengo miedo de que caiga y se haga daño Shikamaru. No quiere oírme y Naruto está también muy ebrio como para ayudarme.

—¿Y por qué me llamas a mi? Después de todo fue la torpeza de Ino la que la llevó a esa situación —respondió molesto, más por la idea del espectáculo que podría estar dando su amiga que por el hecho de que Sakura lo despertara.

—Lo sé. Pero sabes que a ti te escucha, te hace caso. No se que hacer ¡Ino cuidado! —se escuchó gritar a la pelirrosa—.

—¡¿Sakura?! ¿Ino está bien? —preguntó preocupado incorporándose y poco a poco deslizando sus piernas hacia uno de los lados de su cama.

—Sí, pero me preocupa ¡Bebió demasiado!

—Está bien, voy para allá —le respondió sosteniendo aún el teléfono con firmeza contra su oído mientras que con la otra mano empezaba a vestirse—. Dime ¿Dónde están? —preguntó abrochándose el pantalón, su torso aún desnudo y sus cabellos sueltos y enmarañados.

—En un Púb. No muy lejos de la entrada de la aldea, a unas cuadras de Ichiraku. "Kuroi" se llama el lugar ¡Apresúrate!

—Bien, espérame y trata de que a Ino no le pase nada mientras estoy en camino. En 10 minutos estoy ahí —colgó, rápidamente se puso la remera y salió en busca de su amiga. Tenía que apresurarse.

Bajó a paso acelerado las escaleras, cuidando a cada escalón de no caerse. Cuando finalmente llegó a la planta baja, tomó las llaves de su casa y salió a toda velocidad hacia el local en cuestión. En el camino no se cruzó con nadie, no era de extrañarse a esas horas. Aunque las calles de Konoha eran extremadamente bulliciosas durante el día, por la noche era raro ver gente paseando a la luz de la luna. Sólo el silencio y, de vez en cuando, algún que otro shinobi que regresaba tarde de una misión o sólo algunos cuantos jóvenes ebrios saliendo de los bares de Konoha. A veces no era extraño ver a Tsunade en algún que otro Púb. Bebiendo algo con Jiraiya, por los viejos tiempos. La verdad es que a Shikamaru nunca le había atraído ese tipo de vida. La noche no lo seducía de esas formas, él simplemente prefería dormir.

Luego de correr durante varias cuadras en línea recta, giró a la izquierda, dos cuadras más y luego a la derecha. Entonces vio el local a unos cuantos metros de la esquina, varias personas abarrotadas en la entrada intentando desesperadamente entrar.

Se apresuró y escabulléndose entre un grupo de chicos que ya se encontraba entrando al lugar lo logró. Finalmente estaba adentro, simplemente odiaba todo en aquel lugar. Las luces que lo cegaban, la música que bombeaba contra sus tímpanos ensordeciéndolo y la gente en estados deplorables, por el efecto del alcohol. Se preguntó si Ino estaría tan mal.

—¡¿Sakura?! —intentó gritar por sobre la multitud que se concentraba en lo que parecía ser una pequeña pista de baile, pero nadie le respondió. Unas cuantas kunoichi se le aproximaron pero Shikamaru las apartó, en respuesta algunas bufaron decepcionadas, pero nada importaba, tenía que encontrar a su amiga—. ¡¿Sakura?! —volvió a gritar una vez que pasó aquella tumultuosa área del lugar y de pronto alguien familiar le respondió.

—¿Shikamaru?

—¿Naruto? —el rubio realmente se veía mal, balbuceaba cosas incoherentes y se sostenía del hombro del Nara para no caerse—. ¡Naruto! ¿Dónde estás Sakura e Ino? Necesito que me lo digas —Naruto hipó y distraído señaló hacia unas cuantas mesas, cerca de los baños.

—¡Shikamaru! —Gritó al pelirrosa al verlo acercarse. Él se acercó a toda velocidad, y entonces la vio. En el centro de todas las miradas, principalmente masculinas, bailando sobre una mesa.

—¡¿Ino?! —exclamó atónito, la chica movía sus caderas de un lado al otro, tenía su largo cabello dorado revuelto y agitaba una botella de sake en una de sus manos. Se acercó lo más rápido que pudo— ¡Ino bájate de allí! —gritó molesto intentando captar la atención de la chica y evitando observar las miradas pervertidas que el resto de los hombres le dirigían a la chica. Más en particular observaban sus muslos, prácticamente desnudos—. ¡Demonios Ino!

—¿Shikamaru? —gritó la chica alegre notando la presencia de su amigo junto a la mesa—. ¡Viniste!

—Si, Ino. Ahora bájate de allí. Podrías caerte —e inmediatamente la observó tambalearse, su corazón se detuvo e instintivamente intentó agarrar la mano de ella. Pero Ino recuperó el equilibrio y se le escapó.

—¡No me caeré Shika! —algunos jóvenes a su alrededor reían mientras que algunas kunoichi la miraban con pena. Volvió a tambalearse y esta vez la atrapó, jalando hacia abajo.

—Ino ven aquí —Sakura miraba asustada, temía que su amiga se golpeara. La rubia aún cargaba la botella en su mano libre. Le dio un largo sorbo y de un salto se bajó.

—¡Oh! No eres nada divertido Shikamaru… —murmuró haciendo pucheros pero inmediatamente su mirada cambió e Ino sonrió. Aunque había algo extraño en sus ojos, un destello de malicia y voracidad. Se acercó a él a paso decidido, haciéndolo retroceder hasta quedar frente a ella sentado en una silla que había junto a la mesa.

—Ino ¿Qué…? —la chica volvió a sonreírle y tomó un gran sorbo de la botella, gotas de sake desperdiciado escapaban a sus labios y rodaban por su cuello hasta perderse en el escote—. ¡Deja eso! ¿No te parece que bebiste demasiado?

—Y a ti que te importa —murmuró algo molesta pero aún así acercándose más y más, se movía sensual en un constante vaivén de caderas.

Pero entonces Shikamaru se sorprendió y ante la mirada atónita de todos Ino se sentó sobre la falda de él, sus piernas separadas, una a cada lado de las de él. El moreno tragó saliva y entonces Ino lo besó. Impetuosamente, chocando bruscamente sus labios con los de él e introduciendo su lengua con desenfreno dentro de la boca del chico. En un descontrolado acto de desesperación y deseo. Abrazándose con fuerza al cuello de él, oprimiendo sus cuerpos.

Se sentía bien, la lengua de ella recorriendo libre su cavidad. Lo besos húmedos, la pasión del momento. Por un instante le correspondió pero luego se dio cuenta del error que aquello era y la apartó. Empujándola bruscamente la quito de encima de su regazo.

—¡Ino! ¡¿Qué demonios te sucede?! —le reprochó enfadado pero la rubia parecía ausente, su rostro pálido y su mirada opacada. De pronto dejó caer la botella— ¿Ino?