Se observaban aquellos sombreros elevarse para luego descender en una lluvia de los mismos. Sobre la emoción y los festejos de los ahora ya graduados estudiantes.
Un poco de nostalgia claramente no podía faltar, aunque aquello no opacaba la felicidad tras haberse realizado académicamente.
Excepto para ella...
A quién tras esa pequeña emoción recibida, de momento, la invadió aquel sentimiento de que algo faltaba.
Alguien.
Se preguntaba sí él estaba en la misma situación que ellos.
—¿No es asombroso? — La voz emocionada de Tucker se acercó.
—Ya no tendremos que ver a estos idiotas. — exclamó de una manera en la que no sólo sus amigos pudieron escuchar.
Una mala mirada fue dirigida hacia todos los que estaban con él, haciéndolos inclinar la cabeza. Luego aquellos se alejaron.
—¡Tucker! — Regañó su morena amiga, la cual se había acercado a hablar con la joven gótica tras casi leer en su cara lo que ocurría.
—Oops...
Ella no podía concentrarse bien en las cosas que ahora sus amigos hacían. Los regaños de Valerie, los gritos de Tucker, o más bien los graciosos chillidos que hacía.
Su mejor amigo no tardó en notarlo, y cuando se liberó de la morena cuya atención fue llamada por otros alumnos para tomar fotos y despedirse, se acercó a la gótica.
—¿Estás bien, Sam?
—Sí, ¿Por qué no lo estaría?
—Es que generalmente te ríes cuando Val me jala las orejas.
Sam sonrió ligeramente, una risa apagada pues el comentario lo ameritaba, pero seguía sin ganas de reír.
—Ya enserio. — El moreno se colocó a lado de ella. —No creas que no notamos como estabas, tú no eres así Sam, y creo que sé en qué estás pensando.
Bajó la mirada, al igual que ella. Se comprendían el uno al otro en ese sentido.
—Si... — Suspiró tan pesadamente.
—Yo creo que a él no le gustaría que estuviéramos tristes por recordarlo. Es como si hubiese muerto... Y no es así...— Comentó.
—Es más, puede que él esté haciendo exactamente lo mismo que nosotros, y recordando. — Tomó el hombro de su amiga y le dedicó una sonrisa que ella imitó casi por reflejo.
—Es cierto... — Parecía que el otro le había leído la mente en cuanto eso último.
—¿Por qué no vamos a celebrar? Con comida chatarra... y más comida chatarra. — Mientras decía esto, se alejaba retrocediendo y señalándola con las manos en una pose que le hiciese ver "cool" y sin embargo terminó tropezando.
Sam por fin se rió. Era imposible no hacerlo con él siempre al rededor.
Decidió quitarse esa pesadez. Iría con sus amigos, y no más tristeza. Pero antes de continuar, la voz de uno de sus compañeros se escuchó a lo lejos.
—¡Sam, espera!
Una cabellera castaña se agitaba a unos metros, batallando entre la multitud de alumnos por pasar. Pudo visualizar una mirada azul acercarse.
—Sam... — Tomó un respiro. Lo habían agobiado unas cuantas chicas más atrás, y prácticamente tuvo que huir para poder ir con la que realmente quería ver.
Apenas notó el ramo de rosas que llevaba consigo, con una pequeña tarjeta de felicitación, y esto sólo porque se lo extendió para que lo tomara.
—Felicidades. — Una de las más radiantes y contagiosas sonrisas estaba plasmada en esa cara. Ella le devolvió el gesto, aunque apenada por no tener algo que darle.
—Gracias Ian... Felicidades a ti también. — Correspondió, con un pequeño abrazo, formal para ella.
—¿Irás a algún sitió? Me preguntaba si querías ir conmigo, podríamos ir a comer algo.
Sam lo pensó.
—Lo siento, pero es que ahora mismo tenía planes. — No estaría mintiendo, había quedado con su amigo hace unos momentos.
Se sintió un tanto mal al ver la expresión del joven frente a ella, parecía muy emocionado, y ahora con los ánimos bajos.
—No hay problema. Es sólo que, saldré de vacaciones por la graduación, y quería salir contigo antes de irme. ¿Crees que podamos salir juntos en estos días antes de que me vaya? Quisiera realmente decirte algo.
Sam mordió ligeramente los labios. Costumbre cada vez en ella más habitual, aquel chico no pudo evitar mirar esos labios violetas, más pronto volvió a su mirada del mismo color y tono.
—Sí, tal vez... yo te aviso. Ahora, si me disculpas yo...
—S- sí no hay problema. — El joven se acercó, plantándole un beso en la mejilla. La chica Manson no pudo evitar un ligero rubor de vergüenza, sumamente tierno para el muchacho.
—Nos vemos, Ian. — Se alejó lo más rápido posible, aunque fue interceptada y detenida por su amiga la morena, que no le daba una buena mirada.
—¿Por qué hiciste eso? — Preguntó en una combinación de molestia y sorpresa, ¿Como podía rechazar a un chico tan tierno -y debía admitir, lindo- de esa manera?
—¿Qué cosa? — Preguntó, aunque ya entendía lo que preguntaba.
—Ian... ¿Sabes? No nos hubiésemos molestado sí hubieras ido con él, aunque dudo que esa sea la razón del rechazo.
Sam se quedó pensando un momento.
—Dime una cosa... ¿Pasarás toda la vida esperándolo? — Inquirió la morena, leyendo las expresiones de la joven pelinegra. Aquella se había puesto incomoda.
Tal vez no debió preguntar aquello.
—Lo siento, Sam...
Después de ese mal momento, y aquel comentario inadecuado de parte de su amiga, pudo relajarse a lado de sus amigos.
Pudo salir de aquel lugar lleno de emoción y lágrimas jóvenes.
Algunos se despedían de sus amigos, otros presumían de regalitos y hasta autos nuevos que sus padres les regalaban.
Después de almorzar, siguieron festejando. Tucker se quedó a su lado todo el tiempo. Animándola hasta el momento en el que por fin se divertía de verdad.
Acababa de graduarse y estaba con ellos, era todo lo que sabía en ese momento. Debía despejarse un poco de Danny...
Al final de la noche, Tuck y Valerie la acompañaron hasta la puerta de su casa. Donde más tranquila, pero cansada, entró. Recibida por sus padres con felicitaciones y otros regalos sin importancia.
Su mamá no dejaba de regalarle caros vestidos y zapatos que de su gusto no eran nada, pero esta vez había pensado un poco más en ella.
Una moto, que le había costado bastante ceder a darle algo así a su hija. No quería que anduviera en algo así por las calles.
Realmente ella no era de usar esas esas cosas contaminadoras, y tal vez no la usaría a menos que fuese necesario, pero agradecía el gesto. Aunque era raro que la identificaran con motos sólo por vestir como se viste.
Rió con un poco de ironía, y se dirigió a su cuarto. Miró una foto de su abuela que tenía siempre.
Puso sobre la mesita aquel gorro de graduación, y las rosas que Ian le había dado.
Después de ponerse la pijama, y cepillarse el cabello. Encendió la tv, que estaba en el canal de noticias. Generalmente no estaba en ese canal, pero lo mejor era mantenerse al tanto de lo que ocurría.
Amity Park había estado calmado estos años. Algunos inconvenientes ligeros que Valerie se encargaba de manejar, a veces con sus ayudas, pero nada más.
Es por eso qué resultaba extraña esa última noticia.
Un robo de armas y otras piezas importantes en los Laboratorios Axion, y aquellas cámaras no habían captado nada.
No había evidencia, ni huella; el crimen perfecto...
Apagó la televisión, tal vez Valerie estaría informada para el siguiente día y sabría algo más de lo que las noticias decían.
