CAPÍTULO I: LA CAÍDA DEL LORD

Los Malfoy

Lucius llegó muy agitado a casa ese día, se dirigió con paso veloz a la biblioteca y comenzó a ocultar sus libros de magia oscura. En cuanto escuchó su llegada, Narcissa bajó con el pequeño Draco en brazos, cuando vio a Lucius tan agitado bajó a Draco y le dijo:

-Ve a jugar a la sala corazón- el pequeño de año y medio salió corriendo y Narcissa se dirigió a Lucius muy seria.

-Lucius- llamó ella un tanto molesta-

-¿Sí, cariño?-

-¿Se puede saber qué está pasando aquí?-

-Nada cielo, solo estoy organizando la biblioteca, no te preocupes-

Narcissa le dirigió una mirada desconfiada

-Lucius- replicó molesta- ¡¿Qué estás haciendo?!, ¡dímelo ahora o te arrepentirás!-

-Cissy, el Señor Tenebroso ha caído- murmuró con miedo

-¿Qué?- replicó con los ojos muy abiertos

-El Señor Tenebroso ha caído Cissy, el Ministerio nos va a investigar- repitió él con miedo

-Por Merlín, acaba con lo de los libros, que yo me encargaré del resto- dijo al tiempo que empezaba a moverse y a dar ordenes a los elfos, ocultado así todo lo que los vinculaba con Lord Voldemort

Unas horas más tarde estaban los tres en la biblioteca de la mansión, Lucius leyendo y Narcissa jugando con el pequeño Draco, cuando un elfo anunció la llegada de la Ministro de magia; Narcissa la hizo pasar y sin saludar apropiadamente la Ministro Maeve comenzó:

-Lord Voldemort ha sido derrotado- dijo sin emoción alguna en la voz. Narcissa abrió los ojos y la boca fingiendo sorpresa. Luego contesto:

-¡Por Merlín!, esa es una maravillosa noticia- dijo sonriendo -Lucius cariño- llamó comenzando a caminar hacia la biblioteca seguida de la Ministro -Tenemos una maravillosa noticia-

-¿Ah sí?, ¿de qué se trata cariño?-

-Lord Voldemort ha sido derrotado- Lucius fingió estar sorprendido al tiempo que sonreía y se ponía de pie.

-Cissy, eso es una maravillosa noticia- dijo mientras se dirigía a abrazar a su esposa; después de un casto beso en los labios se dirigió a la Ministro quién los miraba sorprendida:

-¿A qué debemos su inesperada visita, Ministro Maeve?

-He venido a registrar su casa, debido a que tenemos informes de que es usted un Mortífago-

-Ministro, en realidad me ofende con esta acusación, pero adelante, no tengo nada que ocultar-

-Bien, en ese caso comenzaremos con su brazo, ¿podría mostrarme su brazo izquierdo por favor?

-Desde luego- dijo al tiempo que lo descubría, mostrándolo limpio y claro

La Ministro dirigió su varita hacia el brazo descubierto y dijo -Finite incantatem- pero el brazo seguía limpio. Lucius sonrió para sus adentros, alabando la inteligencia de Narcissa al cubrir la marca con su maquillaje; en seguida se ofreció para mostrar la casa previamente limpia a la Ministro, quién después de una rigurosa inspección salió de ahí un tanto sorprendida, dejando a los Malfoy suspirar de alivio. Lo habían hecho bien.

Los Potter

Aquel día Lily y James Potter habían salido a cenar, dejando al pequeño Harry al cuidado de los padres del James, sin saber lo que aquella noche se avecinaba.

En el momento en que salían rumbo a un restaurante en el Londres muggle Peter Petigrew estaba siendo torturado para revelar el escondite de los padres de James; Bellatrix ya la había sacado dónde estaría Harry aquella noche, y estaba a punto de conseguir la dirección. Tras un par de horas más de tortura Peter no pudo más y reveló el escondite de Nymphya y Michael Potter, para después escuchar el Avada Kedabra de Bellatrix y ver un rayo verde dirigirse hacia él.

En cuanto Voldemort supo el escondite salió rumbo al Valle de Godric, en una acogedora casa donde estaban los abuelos de Harry a punto de acostar al pequeño.

Michael al escuchar abrirse la puerta corrió junto a su esposa hacia una trampilla oculta en el salón, pero era tarde, Voldemort los había visto y mató a Michael a sangre fría, Nymphya apretaba al pequeño Harry contra su pecho: era su único nieto, y no iba a permitir que nada le pasase, así que lo dejo cuidadosamente en un montón de cobijas, lo besó por última vez y se dirigió al Señor Tenebroso para combatirlo, pero Voldemort ya estaba dirigiendo su varita hacia ella, y antes de que pudiera decir algo la maldición asesina la tiró al suelo, dejándola bocarriba con los ojos fijos en el techo.

Sólo faltaba el niño que lloraba desde el montón de cobijas, Voldemort alzó su varita y dirigió la maldición, pero esta rebotó en la frente del niño, dejándole una cicatriz en forma de rayo y desmayándolo, y se dirigió hacia él mismo, que al recibirla cayó y se esfumó como el polvo.

Media hora más tarde entraban en los escombros de la casa algunos aurores, seguidos de Dumbledor y Hagrid, y se pusieron a escarbar en el montón de escombros para ver si encontraban algo, hacía unos minutos que habían recibido la noticia del ataque a los Potter, y aún no habían avisado a Lily y James.

En lo que antes fuese la sala encontraron los cuerpos de Nymphya y Michael, además de la túnica de Voldemort, sorprendidos siguieron buscando, y entre un montón de cobijas encontraron a un niño inconsciente y con una cicatriz en el rostro.

Hagrid lo sacó cuidadosamente de los escombros, sorprendidos se quedaron viendo al pequeño de tan sólo un año que había derrotado al mago más oscuro de todos los tiempos, la única persona que había sobrevivido a la maldición asesina, el niño que vivió.

Al día siguiente de la caída de Voldemort, toda la comunidad mágica estaba celebrando la muerte del Señor Tenebroso, el Wizngamont juzgaba y sentenciaba a los mortífagos atrapados, pero Lily, James, Sirius y Remus acudían al triste entierro de Peter Pettigrew y Michael y Nymphya Potter. Lily y James estaban agradecidos porque el pequeño Harry (en esos momentos en brazos de Marlene Black) había sobrevivido, peor eso no les impedía llorar la perdida de sus seres queridos, a quienes debían el hecho de que él estuviese vivo, puesto que fue gracias al amor de Nymphya que este no hubiese muerto, sería algo que nunca podrían agradecerle.

Cuando el entierro terminó, se dirigieron a la mansión Potter, en la que vivían Lily y James, ahí Lily se dirigió a acostar a Harry acompañada de su mejor amiga (ahora esposa de Sirius) Marlene Black, mientras los hombres se quedaban inusualmente silenciosos en la sala. Una vez en la habitación de Harry comenzó a llorar, durante el entierro no lo había hecho para consolara a James, pero ahora ya no podía más; después de la muerte de sus padres hace 2 años Michael y Nymphya habían estado ahí para ella, habían sido como sus padres, Harry jamás conocería a sus abuelos, que lo amaban tanto que habían dado la vida por él. Marlene se limitó a abrazar a Lily, preocupada por la pelirroja, ni cuando sus padres habían muerto había estado tan afectada, y temiendo por su salud la llevó a sentar en la silla que había en la habitación mientras ella acostaba a Harry. Sabía que su amiga estaba muy afectada, hacía dos años que habían muerto sus padres a manos de los mortífagos, Lily nunca lo expresó con palabras, pero hasta cierto punto sentía que era su culpa por ser una bruja; ahora acababa de perder a sus suegros, y casi había muerto su hijo, hasta para la fuerte Lily eso era demasiado.

En el salón los tres merodeadores estaban silenciosos, cada uno perdido en sus recuerdos. Sirius recordaba el momento en pasó a ser parte de la familia Potter, después de huir de casa como Nymphya lo había recibido con los brazos abiertos; luego sus pensamientos se dirigieron hacia Peter, el pequeño Peter con el que tantas aventuras había tenido, no podía creer que estuviera muerto.

James recordaba los buenos momentos con sus padres, y lamentaba las discusiones que habían tenido, en los que él les decía cosas hirientes y se iba enojado a su cuarto; y cómo su madre siempre le llevaba un poco de pastel para que él se disculpase con sus padres, ahora pensaba en todo lo que debió haber callado. Sus recuerdos dieron paso a los de Peter, en lugar de estar molesto con él por haber revelado el escondite de sus padres estaba molesto consigo mismo por haberlo convencido de ocultar a sus padres sabiendo que era un blanco fácil, ahora sólo podía pensar en todo lo que habían pasado juntos, las travesuras y los castigos que habían compartido, pero esto solo lo deprimía más.

Remus pro su parte pensaba en Peter, cómo se habían conocido y el buen amigo que había sido, después pensó en los padres de James, en como a pesar de ser un licántropo lo habían recibido sin ninguna objeción, confiando solamente en lo que James platicaba de él, llegando incluso a invitarlo a su casa, cosa que nadie jamás había hecho con él; cielos, como extrañaría sentirse aceptado por alguien más aparte de sus amigos.

Era una tarde triste para los merodeadores, habían perdido un amigo, unos padres y habían estado a punto de perder a un hijo; la caída de Voldemort había costado muchas vidas.