Capítulo 1
Los días iban pasando poco a poco y en Celes se seguía sin tener noticias de Kurogane, Syaoran y Mokona, y aunque Fye, Yuui y Lynhxie seguían manteniendo las esperanzas, después de transcurrir un mes entero sin el más mínimo cambio estas estaban empezando a flaquear. Sin embargo, sin la más remota idea de dónde podrían estar sus amigos no podían hacer nada más que confiar en que Mokona los trajese a Celes otra vez.
Pero, como todos ya sabían, Mokona no podía elegir a qué mundo iba, de modo que dependían totalmente de la suerte. ¿Cuánto tiempo más tendrían que esperar? ¿Volverían a ver a sus amigos otra vez o sería, en cambio, el fin de las aventuras para ellos tres?
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-¿Siguen todavía en Celes?- se preguntó Xie incrédula mirando un extraño espejo que le ofrecía la visión de aquellos tres.
Después de observar un rato más y no ver a Mokona ni a los otros dos jóvenes, Xie creyó comprender lo que pasaba.
"Bueno, mejor así", pensó con seriedad. "De esta forma, dejarán al menos de hacer tonterías que puedan llamar la atención de las Diosas. Pero…"
Entonces se acordó de cómo le gustaba a Yuui escucharla hablar sobre los diferentes mundos que visitaba y, aunque nunca le había dicho nada, Xielynh estaba segura de que a él le encantaría poder viajar también a otros reinos. Al fin y al cabo, en esos momentos, Celes era un reino muerto, se necesitaría mucho tiempo hasta que volviese a estar habitado. Definitivamente no quería que Yuui se quedara atrapado y tuviera que vivir en un lugar así, pero… ¿qué podía hacer ella ahora que se había declarado oficialmente como enemiga de Lynhxie?
"Esa gente solo me da dolor de cabeza", pensó Xie molesta mientras seguía buscando alguna manera de sacarles de allí.
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Lynhxie miró en el último sito que le quedaba: el balcón del segundo piso que quedaba justo sobre el portón de palacio. Había estado buscándolos por todos los rincones posibles y ese era el único lugar que faltaba por mirar
-Por fin os encontré- suspiró algo molesta-. Me habéis hecho recorrer el palacio enterito buscándoos. ¡Os parecerá bonito!
Los dos hermanos se giraron para mirarla. Parecían incluso sorprendidos de verla allí.
-¡Vaya! ¡Qué rápido pasa el tiempo!- exclamó Fye-. Ni siquiera me había dado cuenta de que ya era de noche.
-Es cierto… el tiempo pasa muy rápido- suspiró Yuui mirando a la gran Luna llena que iluminaba el firmamento orgullosa-. Ya ha pasado mes y medio y todavía no sabemos nada de Syaoran, Kurogane y Mokona.
Las facciones de Lynhxie se suavizaron al ver a sus amigos tan apenados.
-No os preocupéis demasiado, estoy segura de que conseguirán dar con Celes otra vez- les intentó animar la chica-. Aunque al mundo al que vayan lo decida el azar y no Mokona, eso solo influencia en cierta medida sobre las posibilidades de que lleguen aquí más tarde o más temprano. De modo que, si hay posibilidades, por mínimas que sean, hay esperanzas.
Los gemelos asintieron sonrientes, de acuerdo con el argumento de su amiga.
-Tienes razón. Aunque no sabemos dónde están ahora mismo…- dijo Fye.
-… cómo llegar a ellos, ni cuándo podremos estar juntos de nuevo…- siguió diciendo Yuui.
-… no perderemos la esperanza, ¡porque confiamos en nuestros amigos y juntos tenemos una misión que cumplir!- finalizó la frase Lynhxie.
Pero entonces, cayó en que algo no estaba bien. Si ella había venido para…
-¡Ah! ¡Que se nos enfría la cena!- exclamó mientras salía disparada hacia el comedor arrastrando consigo a Fye y Yuui por las orejas-. ¡Todo por vuestra culpa! ¿Cómo se os ocurre inspiraros ahora para crear un lema?
Aunque la sopa se había quedado fría, al menos el ambiente se había vuelto más animado y cálido.
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"Quizás esto le pueda interesar a Lynhxie", pensó Fye mientras andaba hacia su habitación ojeando un libro bastante antiguo.
"¿No será muy tarde para ir a buscarla? ¿Estará ya dormida?". Pero ese pensamiento llegó demasiado tarde. Acababa de llamar a la puerta de su habitación.
-¡Un momento!- dijo una voz desde el interior y unos momentos más tarde la puerta se abrió-. ¿Mmm? ¿Querías algo, Fye?
Este se había quedado allí paralizado, como si se hubiera helado, aun habiendo alrededor del palacio un hechizo térmico que los protegía del frío puesto justamente por él nada más llegar a Celes. Y es que el mago se había quedado embelesado al ver a Lynhxie, quien se había cambiado en su pijama, preparada para dormir. Este, creación de Tomoyo, estaba formado por dos prendas: un sencillo camisón corto de tirantes color violeta hielo hecho de seda con unos pliegues de un tono más cálido cosido en los bordes y una bata larga del mismo material pero semitransparente que no parecía poder hacer mucho contra bajas temperaturas. Lynhxie llevaba su largo cabello recogido a su derecha en una casual coleta semideshecha y le miraba con su sonrisa de siempre. Si en esos momentos la chica le hubiera dicho a Fye que era un ángel y venía a llevarle al cielo, este se lo hubiera creído a pies juntitas.
-…Estás muy hermosa- fue lo único que pudo decir el mago.
-¿Eing? ¿Has venido aquí solo para decirme eso?- se sorprendió ella mientras sus mejillas adquirían un tono rosado-. Jaja, déjate de bromas, Fye, y vete a dormir ya. ¡Buenas no…!
Pero un apasionado beso por parte del hechicero, mientras la empujaba hacia el interior de la habitación, impidió que terminase de hablar; ahora le estaba pidiendo a su lengua una mayor atención para otra cosa mejor que despedirse.
-No estoy bromeando- dijo Fye mientras cerraba la puerta con la mano derecha, dejando caer el libro por el cual había venido y olvidándose completamente de él,-, en verdad te ves muy hermosa esta noche…
Sus labios empezaron a deslizarse por el cuello de cisne de la chica, cual vagabundos sin rumbo, mientras que con un brazo le rodeó su cintura y con el otro la acorraló contra la pared.
-Creo que tú eres el verdadero ángel aquí- seguía comentando el mago en un susurro al lado de la oreja de muda chica.
Su boca volvió a buscar la de ella, cuyos labios, al principio temblorosos y dubitativos, que parecían tener un ataque de timidez extrema, le correspondieron entonces con el mismo ardor, al mismo tiempo que enredaba sus brazos alrededor de su cuello y sus manos empezaron un juego particular con sus cabellos de oro.
Pronto dejaron aquel rincón para acabar sobre la mullida cama, mucho más cómoda, y sus prendas empezaron a caer una a una, inservibles e inútiles ya, incluso resultaban un estorbo. Sus manos, ciegas, exploraban el cuerpo del otro en la oscuridad del aposento, mientras que extasiados gemidos brotaban de vez en cuando de entre esos labios demasiado ocupados.
En todo ese tiempo, el amor y el deseo había crecido no de forma desapercibida entre los dos hasta llegar a su límite aquella noche. Y ahora, solo la Luna menguante era testigo de aquel enlace que iba más allá de lo físico, aquella unión de dos almas, aquella promesa secreta…
-…Te quiero- se dijeron el uno al otro, antes de cerrar los ojos y dejarse mecer exhaustos por los brazos del sueño.
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Yuui apartó las sábanas y saltó de su cama para dirigirse hacia el ventanal de su habitación a contemplar la Luna desistiendo en su intento por conciliar el sueño.
"Echo de menos a Xie", pensó desconsolado al ver cómo empezaba a nevar. Aquellos copos blancos le recordaron el día que conoció a aquella niña tan poco común.
Flashback
Xie miró extrañada a su alrededor. No hacía mucho que había descubierto sus extraños poderes y había empezado a aprender a utilizarlos a escondidas, ya que algo le decía que aquello no debía de agradar a demasiado a su naima. Hasta ahora solo había probado a destruir rocas con esa extraña energía que le brotaba de sus manos cuando se concentraba. Una vez casi acabó con la vida de un lobo al intentar evitar que matase a un cervatillo. Pero nunca… nunca había conseguido algo así.
"¿Dónde estoy?", pensó cohibida por ese hermoso paisaje nevado. Nunca se había alejado de la comarca en donde vivía con naima, pero algo en su interior le decía que ya no estaba ni siquiera en China. "¿Cómo demonios he llegado hasta aquí?"
Se volvió y descubrió a sus espaldas un inmenso castillo de extraña arquitectura. "Quizás haya alguien aquí que me pueda ayudar". Recorrió aquel palacio llevada por la curiosidad típica en los niños, pero grande fue su decepción al verlo completamente vacío.
-¡¿Hay alguien allí?- gritó sin obtener respuesta. "No parece que aquí viva nadie", su rostro desanimado se iluminó rápidamente al ver que todavía le quedaba una habitación por visitar. "Quizás aquí…"
-¿Hola?- preguntó esta vez tímidamente, asomando su cabecita por el gran arco- ¡Wah! ¡Qué grande es este sitio! ¿Eh? ¿Qué es eso?
Se acababa de de fijar en la gran piscina del centro de la habitación cubierta por la cosa más extraña que hubiera podido imaginarse. "¿Por qué alguien haría una piscina con algo tan raro encima?", se acercó poco a poco a lo que llamaba tanto su atención. Pero, su sorpresa fue mucho mayor al ver dentro a un joven con los ojos cerrados.
-¡Ah! ¡Señor, ahora voy a salvarle!- exclamó mientras se preparaba para zambullirse, pero una voz la detuvo.
-¿Qué pretendes hacer?
-¿Eh?- Xie habría jurado que no había visto a nadie más allí y ahora a su lado había un niño más o menos de su misma edad mirándola extrañado.
-Que qué es lo que vas a hacer- le repitió el chaval rubio.
-Yo…- Xielynh sentía como su voz no le respondía, se había quedado atrapada por aquellos dos ojos de color de cielo, pero entonces se acordó que era la vida de un hombre lo que estaba en juego-. ¡Hay que sacar a ese señor de allí! ¿No ves que se va a ahogar?
Aquel niño le miró entre divertido y apenado.
-¿A ti te parece que se esté ahogando?- preguntó muy tranquilo.
-Pues… ahora que lo dices…- Xielynh volteó para mirar otra vez a aquel hombre-. Parece como si durmiera…
Aquel niño asintió y pasó a contarle la historia de él, su hermano y el rey Asuka, y ella le contó sobre su madre, su naima y su casa en las montañas. Rápidamente se hicieron amigos.
-Es muy extraño que puedas verme y entenderme- reflexionó el rubio-. ¿Y cómo conseguiste llegar hasta aquí?
-No lo sé- Xielynh le narró entonces cómo, tras concentrase mucho, abrió una especie de agujero negro bajo sus pies y acabó delante del castillo de Celes-. Siempre he sido muy rara y eso junto a mi extraña apariencia, hace que nadie quiera acercarse a mí… nadie quiere ser mi amigo. Dicen que soy fría como la nieve.
-Pues se equivocan. La nieve es fría, si, pero también muy hermosa. Tú eres tan bonita como los copos de la primera nevada, Xielynh, y a mí me encantaría ser tu amigo- le dijo él.
-¿De verdad?- a Xie se le iluminó la cara. Era la primera vez que alguien le decía eso. Se había acostumbrado a las miradas llenas de desprecio o terror de la gente, haciéndose a la idea de que nadie querría entablar amistad con ella. Solo había hecho una amiga… aunque no la había vuelto a ver. Sin embargo, seguía confiando en aquella promesa que se hicieron…
-Promesa…- se susurró para sí-. ¡Eso es! ¡Hagamos la promesa de que siempre seremos amigos y jugaremos juntos! ¿Vale, Yuui?
Xie le ofreció su dedo meñique para cerrar el trato.
-¿Yuui?- se quedó sorprendido el rubio.
-Sí, ¿no habías dicho que tu hermano tomó prestado tu nombre? Entonces, creo que podrías hacer lo mismo, ¿no?- le explicó ella sonriente y alzando un poco más la mano, indicándole que uniesen sus pulgares también.
Yuui le correspondió también sonriente, pero sus dedos no llegaron a tocarse nunca, ya que la mano de él traspasó la de la niña. El rubio bajó la mirada apenado; se le había pasado que no podía tocar ningún cuerpo en aquel estado. Xie notó el cambio de humor de su amigo y se apresuró a intentar arreglarlo aquello.
-¡No pasa nada! Entonces hagamos una cruz en el corazón- dijo ella haciendo justo lo que había descrito-. Prometo ser siempre amiga de Yuui y estar a su lado.
-Yo prometo ser siempre amigo de Xielynh y ayudarla en lo que pueda- dijo el rubio imitando aquel gesto.
Su juego siguió durante otro buen rato hasta que Xie decidió que debía irse a casa ya, pero la cuestión era cómo iba a poder conseguirlo.
-Quizás si piensas en tu hogar y vuelves a concentrar tu magia…- sugirió Yuui.
Xie hizo lo que dijo y empezó a surgir un gran vórtice oscuro bajo sus pies.
-Volverás, ¿verdad?- le preguntó Yuui al ver que era tragada lentamente por aquel agujero.
-¡Claro! Te lo he prometido, además, somos amigos, ¿no?- le contestó con una sonrisa en los labios y desapareció del reino de Celes.
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-¡Es verdad!- dijo Yuui para sí-. ¡Quizás Xie pueda ayudarnos!
-Parece que siempre acabamos pensando igual, Yuui- comentó a sus espaldas una familiar voz-. Aunque yo me adelanto siempre; ya tengo un plan.
-¡Xie!- se sorprendió Yuui al ver a su amiga allí-. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Ya no te importa que te sienta Lynhxie? ¿P vienes a arreglar las cosas con ella?
Xie se rió ante tal observación.
-Tranquilo, ella anda demasiado "ocupada" con tu hermano como para acordarse de mí. Mejor siéntate y escucha. Necesito que me ayudes…
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N. A.: ¡Hola a todos! Y aquí empieza la segunda parte de mi trilogía sobre la continuación del viaje de los aventureros de Tsubasa Chronciles (que por cierto, pertece a las Clamp, al igual que sus personajes) (La primera parte, para los que no la conocen todavía es:Una nueva misión: la búsqueda de un sueño). Un poco más del extraño pasado de Xielynh y Yuui, que, por cierto, tiene lugar antes de que el rey Asuka despierte. Y, aunque ya por entonces Yuui estaba "muerto", quiero recordar que su espíritu estuvo todo ese tiempo ligado al mundo de los vivos, por eso sabe todo lo que había pasado en el reino de Celes.
Al parecer las cosas no pintan tan "mal" para Yuui, Fye y Lynhxie... ¿O quizás las cosas pueden ir a peor? o.O¿? ¿Qué pretenderá hacer esta vez Xie? ¿Por qué estará tan empeñada en que no pueden estar ellas dos, hermanas, juntas? ¿Por qué puede entender la lengua de Yuui sin haber estado antes en Celes? ¿Y quiénes son esas Diosas de las que habla todo el rato? Todo se irá explicando más adelante =)
¡Ah! Y un poco más de protagonismo para el amor del mago con la joven del reino de la antigua China =P Ya les tocaba, aunque no quería hacer nada lemon (no sé si gustará a los lectores cómo ha pasado todas las cosas entre ellos dos), no me gustan las cosas tan "explícitas" XD Prefiero sugerirlo con sutileza las cosas ;)
¡Gracias por seguir leyendo!
