¡Hola gente, he vuelto! Escribí esto para quitarme el gusto pero espero que les guste. No se olviden de los comentarios y, en cuanto pueda, haré la continuación. Recuerden que acepto ideas y personajes, al igual que criticas buenas y/o malas ¡Los quiero mi gente! Ho y antes de olvidarme, sin no llego a escribir antes de las fiestas, les deseo una feliz navidad y un prospero año nuevo.

P-S: Perdón por los errores (y/u horrores) ortográficos.


Capitulo 1: Turista atrapado

*Suspiro* Vacaciones…una época de juegos, recreación y descanso…salvo que seas yo.

Un carrito de minigolf salió de la nada, con dos niños dentro. El que conducía era castaño y con anteojos, de remera blanca, campera, zapatillas y unos pantalones marrones, con seis dedos en ambas manos. A su lado había un chico igualito a él pero sin anteojos, de remera roja con una media luna dorada en frente, de pantalones negros y unas zapatillas rojas con detalles blancos.

Ambos gritaron, esquivando unas enormes manos que intentaron agarrarlos. El carrito pasó sobre una roca, funcionándoles como una pequeña rampa y dando vueltas en el aire, aterrizando perfectamente en el piso y siguiendo su camino rápidamente.

Mi nombre es Stanford y el chico a punto de vomitar es mi hermano Stanley. Tal vez se pregunten ¿qué hacemos en un carro de golf huyendo de la criatura más horrorosa?

El monstruo que los perseguía agarro un árbol y se los lanzo. Paso sobre ellos, interponiéndose en su camino.

Pero tranquilos, hay una razón lógica para todo esto.

(Introducción)

Rebobinemos…Todo comenzó cuando nuestros padres decidieron que necesitamos aire fresco. Nos enviaron al norte, a un pueblo perdido llamado Gravity Falls-Oregón, a la cabaña que nuestra tía abuela tiene en el bosque.

-¡Es altillo es genial!- sonrío Stanley, terminando de poner un poster de boxeo en la pared cerca de su cama. Se dio vuelta y se miro las manos, riéndose. –¡Mira, tengo astillas!- le mostro las manos a su hermano, quien miraba atentamente a su alrededor, hasta chocar contra la que iba a ser su cama.

-Hay un cerdo en mi cama- observando con el seño ligeramente fruncido al animal, que no hacia ademan de moverse.

-Hola pequeño- Stan se le acerco con una sonrisa, acariciándole la cabeza. El cerdito dejo escapar su característico sonido, para después empezar a morderle la manga de la remera. –Puedes seguir comiéndotela, tengo más en la maleta- se rio ligeramente, restándole importancia al asunto.

Mi hermano usualmente ve el lado positivo a todo pero a mí me costó un poco acostumbrarme al nuevo entorno.

Ford veía con aburrimiento a pájaro prado sobre su cabeza. Devolvió su mirada a su libro, dispuesto a prestarle atención pero soltó un grito cuando un "¡Bo!" y una máscara de monstruo verde se hicieron presentes. La máscara fue retirada, mostrando a una señora riéndose a carcajadas y con anteojos. Su cabello blanco era corto, con una fez (creo que así se llama) rosada y con una estrella fugaz dibujada sobre su cabeza, tenía una camisa blanca, una cinta roja atada al cuello de esta, un saco celeste, una pollera rosa, medias cancán y zapatos negros. Ella se reía, contenta y divertida con su travesura, deteniéndose ante un ataque de toz.

-Valió la pena por verte el rostro- se volvió a reír después de golpearse un par de veces el pecho. Ford, sentándose en el piso, rodo los ojos ante su actitud.

Y ella es nuestra tía abuela Mabel, quien transformo su casa en una trampa para turistas llamada "La cabaña del misterio". Para mí, el verdadero misterio es porque la gente viene. En serio, ¡todo es falso! Y nosotros, sin tener otra opción, tenemos que trabajar ahí pero sin tocar la mercancía. Me parecía que iba a ser la misma y aburrida rutina todo el verano, hasta que un día horrible…

-Vamos hermano, no seas un amargado- se rio Stan sentado en una mesa con cabezones de la tía Mabel a su lado, balanceando sus piernas.

-No soy amargado- no le prestó atención y siguió barriendo sin ganas.

-Sí, si lo eres- se bajo de un salto. –Es nuestro primer verano lejos de casa y te comportas como un amargado nerd- rodeo el cuello del contrario con un brazo. –¡Al mal tiempo, buena cara!…¡Nos divertiremos mucho Ford, así que cambia esa cara!- empezó a picarle los costados con los dedos.

-Déjame en paz, Lee- pero termino riéndose, soltando la escoba y devolviéndole los piquetes a su hermano. Justo en eso, su tía Mabel entro al lugar, cargando una lata de alguna bebida en su mano y unos carteles con forma de flecha bajo el brazo.

-Hola gente, necesito un favor…Alguien tiene que colgar estos carteles en las zonas feas del bosque- los gemelos soltaron un rápido "Yo no" e incluso una empleada, que estaba fijando una repisa tras ellos, lo dijo. Una chica regordeta, de cabello negro, atado en una coleta y esponjado, tenía una remera fucsia, con un signo de pregunta rosa, unos shorts de color beige y zapatillas. –Nadie te lo pidió, Sally- rodo los ojos.

-Lo sé y estoy feliz por eso-, rio, sacando un chupetín de un lugar desconocido y metiéndoselo a la boca, volviendo a su trabajo.

-Wanda, quiero que coloques estos carteles- le ordeno a la chica pelirroja atado en una coleta.

-Lo haría pero…están muy lejos- ella leía una revista sentada detrás del mostrados, sin hacer el ademan de levantarse.

-Los despediría si pudiera- murmuro con un suspiro, para después mirar a los gemelos. –Irán uno de ustedes…de tin marin, ¡tú!- señalo al de anteojos.

-¡No!- se cruzo de bazos rápidamente. –Ese bosque es raro tía Mabel- ella rodo los ojos, murmurando un ligero "No otra vez". –Ciento como si alguien nos vigilara…Este pueblo es raro y mira, los mosquitos me escribieron cuidado- se levanto la manga de su campera, mostrándole su brazo.

-Cariño, ahí dice "Cuidabo"- se rio. Ford se sonrojo, bajándose la manga y frotándose ligeramente el brazo ante la picazón. Como pudo, Mabel se agacho al nivel del castaño. –Escúchame niño, los monstruos no existen. La gente como yo los inventa para vender mercancía y ganar dinero- le sonrío. –Ahora, ten estos y cuélgalos afuera…¡tráeme más clientes!- se levanto, alejándose de ambos. Ford bufo, agarro el martillo que se le había caído y empezó a caminar hacia la salida, escuchando la risa de su hermano.

Camino un rato, hasta que llego al dichoso bosque. Empezó a colocar los letreros en los arboles, murmurando cosas entre dientes.

-Ella nunca me cree nada- apoyo la punta del clavo en un árbol y lo golpeo con el martillo, sorprendiéndose de escuchar un ruido metálico. Apoyo su oreja contra el árbol y lo golpe con el utensilio un par de veces, encontrando el origen del ruido. Soltó las cosas y recorrió la superficie con los dedos, hasta encontrar el borde. Tiro y se abrió lentamente, mostrando tela de arañas y un aparato extraño. Después de ver a su alrededor, jugo ligeramente con las palancas que tenía el aparato. Escucho el sonido de algo abrirse, seguido del sonido de un cerdo. –¿Qué es eso?- metió sus manos en el compartimiento abierto, sacando un libro cubierto de polvo. Soplo y pronto se reveló la figura de un árbol de color dorado y con un tres negro en el centro. Ford termino sentándose en el piso y abriéndolo lentamente. En la primer hoja estaba escrito "Propiedad de…" pero estaba incompleto. Cambio a la siguiente página, donde había un texto escrito con una fecha vieja. –"Parece mentira que hayan pasado 6 años desde que empecé a estudiar los raros y fascinantes misterios que oculta Gravity Falls-Oregón"- las siguientes páginas tenían textos e imágenes de criaturas extrañas. –"Por desgracia, mis sospechas se confirmaron: me están vigilando. Debo ocultar este diario antes de que él lo encuentre y recuerda, en Gravity Falls NO HAY NADIE EN QUIEN CONFIAR"- las últimas palabras escritas en mayúscula y subrayadas. Cerró el cuaderno, abrazándolo contra su pecho y susurrando las palabras resaltadas.

-¿Qué lees, hermanito nerd?- se sobresalto y se volteo, encontrándose con un Stan sonriente. Ford murmuro unas incoherencias, sacándole una risa. –No te pongas así Ford pero en serio ¿no vas a mostrarme que tienes ahí?-

-Yo…- miro de reojo el diario, para después mirar a su hermano. –Vamos a un lugar más privado-

Salto de escena

-¡Esto es genial, Lee! La tía Mabel dijo que no existían las criaturas raras pero ¡mira!- abrió el diario y paso algunas páginas, mostrándoselo a su hermano. –Yo tenía razón, Gravity Falls no es un pueblo común y corriente- giro el libro hacia él con una gran sonrisa, pasando las hojas rápidamente. –Y lo más interesante es que en un punto ya no hay nada más escrito, lo que quiere decir que quien sea que lo escribió desapareció-

-¡Te dije que el verano no sería aburrido, hermano!- sonrío al ver a Ford tan emocionado.

-¿Quién será?- pregunto el de anteojos ante el sonido del timbre.

-Pues…mientras tú estabas dando un lindo paseo por el bosque, la tía Mabel me mando a hacer mandados- la sonrisa de Stan se agrando. –Y conocí a un nuevo amigo-

-Espera, haber si entendí…en la media hora que me fui ¿hiciste un amigo?- en realidad no le sorprendía tato, después de todo Stan era muy sociable…salvo que te metas con su familia.

-Sip…espera aquí, te lo voy a presentar- se bajo del sillón de un solo salto, corriendo hacia la puerta. Ford suspiro, sentándose en el sillón, dispuesto a seguir leyendo el libro.

-¿Qué lees pequeño?- entro la tía Mabel. El castaño de anteojos se sobresalto, ocultando el diario detrás del cojín más cercano y agarrando la primera revista que encontró.

-Pues…¿una revista de tejido?- arqueo una ceja.

-Son buenas- rio ella, apoyando ligeramente su cuerpo contra el costado del sillón.

-Oigan, el es Norman- Stan entro a la sala con un chico más alto que él.

-¿Qué onda?- él tenía la piel pálida y el cabello castaño oscuro cubría uno de sus ojos, tenia puestos unos jean, zapatillas y una campera con capucha negra, la cual estaba bastante maltratada y algo rota.

-Hola- saludaron ambos mirándolo fijamente.

-Lo conocí en el cementerio y saldremos a divertirnos un rato- rio el castaño.

-¿Eso es…sangre?- Ford señalo la mancha roja que escurría por su mejilla.

-E-Eso es…¡gálea!- exclamo en medio del nerviosismo.

-¡Me encanta la gálea!- empezó a caminar, despidiéndose con un ademan de mano. –Consigamos un poco- Norman se choco contra el marco de la puerta, para después seguirlo rápidamente. Ford se les quedo mirado, entrecerrando los ojos ante el sonido de cosas rompiéndose.

Usualmente, los amigos de Stan eran raros pero había algo que no me gustaba en Norman, así que decidí revisar el diario y ver si encontraba alguna respuesta.

-"Famosos por su piel pálida y malas actitudes, estas criaturas suelen ser confundidas con…¡adolescentes! Cuidado con Gravity Falls y sus…¡zombis!"- Ford entro en pánico ¡¿Y si su hermano estaba en peligro?! ¡¿Y si aquel chico era realmente un muerto viviente?!

… … … …

Mientras tanto, la tía Mabel se miraba en el espejo y escucho el grito.

-¿Alguien dijo…crombi?- se quedo pensativa, para después encogerse de hombros y restarle importancia.

… … … …

Mientras, Ford estaba indeciso de que hacer. Miro por la ventana, su corazón palpitando rápidamente al ver como Norman, con un extraño caminar y las manos en alto, se acercaba lentamente a su sonriente hermano.

-¡Lee!- el más alto lo agarro de los brazos y lo levanto, alterando más al pobre castaño con anteojos. Stan simplemente se rio, sentado ahora en los hombros de Norman pero eso no relajo a su hermano, ni siquiera un poco. Empezó a pasear nerviosos por la habitación. –¿Sera…realmente un zombi?...¿O me abre vuelto paranoico?-

-Eso es realmente un problema, ¿he?- levanto la vista asustado, relajándose al ver que era Sally cambiando un foco. –Perdón, no quise asustarte- le sonrió. –Pero piénsalo un momento pequeño, ¿cuántos cerebros has visto a ese chico comer?-

-Cero- murmuro con la cabeza baja.

-Oye, yo estoy contigo. He visto muchas coas extrañas aquí e incluso creo que el cartero es un hombre lobo- entrecerró los ojos, recordado a aquel hombre más peludo de lo normal. –Pero busca evidencia o si no todo el pueblo creerá que estas totalmente loco-

-Tienes toda la razón Sally- asintió pensativo.

-Mi sabiduría es una bendición y una condena- Ford rio ante aquella frase. –Y bueno, tendré que seguir haciendo mi trabajo- se despidió ante el llamado de la tía Mabel, dejando a Ford solo.

Los seguí el resto de la tarde con una cámara, gravando el extraño comportamiento del "amigo" de mi hermano. En serio, ¡es muy raro!: su forma de abrir puerta (¡rompió una ventana y la abrió desde adentro!), la manera en la que caminar (se tropieza y pierde mucho el equilibrio) ¡e incluso lo vi salir de una timpa! (se cayó jugando a las carreras con mi hermano). Con todo esto, me decidí a decírselo.

-Stan, tenemos que hablar sobre Norman- Ford entro a la habitación, donde su hermano se estaba secando el cabello.

-Es genial, ¿no?- se volteo hacia él.

-Escúchame Lee, no creo que él sea lo que parece- saco el diario.

-¿Crees que sea…un vampiro? ¡Eso seria súper!- sonrío ante la idea.

-Prueba otra vez- abrió el libro y se lo mostro a su hermano, quien grito al ver un gnomo en la pagina. –¿Qué?...Ho perdón, esta no era- volteo a la siguiente.

-¿Un zombi?- frunció el seño y se cruzo de brazos. –Hermano, no es divertido-

-No es un chiste…¿no has notado como actúa?- se paseo de un lado a otro. –La sangre, el caminar raro…¡y no parpadea!-

-Quizás lo hace al mismo tiempo que tu- se encogió de hombros.

-No seas testarudo Lee, ¡te comerá el cerebro!- se empezaba a desesperar por la actitud de su hermano.

-Escúchame Stanford…- se sorprendió al escuchar su nombre y no su apodo salir de la boca de su gemelo. –…tu paranoia y tus conspiraciones no evitaran que salga a jugar con él ahora- paso por su lado, chocando sus hombros. –Así que, ¡adiós!- cerró la puerta con un fuerte golpe. Ford quedo ahí, totalmente estático.

Salto de escena

-Sally tenía razón, no tengo ninguna evidencia- suspiro con tristeza, observando los videos de la cámara. –Quizás solo estoy un poco nervioso…Espera, ¡¿qué?!- retrocedió uno de ellos, observando atento: Stan se había ido y dejo a Norman solo, quien se mantuvo parado ahí, se rasco la cabeza y su mano se salió de lugar, miro hacia ambos lados, recogió lo que se le había caído y la puso en su lugar, haciendo como si nada hubiese pasado. Dejo escapar un grito, el sillón yéndose para atrás y cayendo pero Ford se levanto rápidamente, corriendo hacia la salida y gritando "¡Tenía razón!". Se fue hacia donde estaba su tía Mabel, quien estaba hablando con un grupo de turistas.

-Esta es la cara de roca, una roca…que se parece a una cara- señalo al objeto a su lado.

-¿Qué parece una roca?- levanto la mano uno de ellos.

-No, parece una cara- respondió ella.

-¿Es una roca?- hablo otro.

-¡Es una roca que parece una cara!- exclamo con poca paciencia.

-¡Tía Mabel! ¡Tía Mabel! ¡Por aquí!- salto entre el grupo pero ella no lo escucho. Ford apretó los puños, aguatándose las ganas de gritar. Miro hacia los lados, corriendo hacia el carrito recién llegado. – ¡Wanda! ¡Wanda, necesito el carrito para salva a mi hermano de un zombi!- le grito desesperado, sin importarle si sonaba loco. Ella se le quedo mirando, para después sonreír y dejar caer las llaves en manos del menor.

-No arrolles peatones, niño- se alejo guiñándole un ojo. Ford no perdió tiempo y se dispuso a conducir pero Sally se le acerco.

-Ten amigo, para los zombis- le extendió una pala.

-Gracias- la guardo rápidamente.

-Y esto por si ves una piñata- esta vez, le dio un bate de beisbol.

-¿Gracias?- un poco extrañado, empezó a conducir.

-¡Mejor prevenir que curar!- fue lo último que escucho.

Mientras tanto

-¡Qué lindo lugar!- exclamo Stan viendo a su alrededor, encantado con el paisaje. –¿Y qué haremos aquí, Norman? ¿Trepar arboles?- empezó a trepar uno pero Norman lo agarro, dejándolo en el piso.

-Escúchame Stanley, ahora que somos amigos tengo…*suspiro*…algo importante que decirte- le dio la espalda, jugando ligaramente con el sierre de su campera.

-Dime lo que quieras- se encogió de hombros. –Dime que eres vampiro ¡Dime que eres vampiro!- pensó con entusiasmo.

-Está bien pero no te asustes, ¿de acuerdo?- se dio la vuelta. –Mantén la mente abierta, no es malo- bajo el cierre y se saco la campera, mostrando 5 hombrecitos. Sus ropas eran parecidas pero de tonos diferentes, al igual que sus barbas. –¿Es extraño? ¿Demasiado?...¿Quieres sentarte?- hablo el de arriba, de cabello castaño pero él otro seguía ahí, con los ojos y la boca bien abierta, sin poder creérselo. –Muy bien, te lo explicare. Somos…gnomos, aunque eso es algo obvio, ¿no?- se rasco la barba. –Yo soy Jeff y ellos son Carson…- el que controlaba el brazo derecho asintió. –…Steve…- era el que estaba al lado. –…Jeison…- era la pierna derecha. –Y…lo siento, siempre olvido tu nombre-

-¡Shmebulock!- exclamo con una sonrisa. Jeff chasque los dedos con una sonrisa.

-¡Shmebulock!...¡Sí!- devolvió su atención al chico, quien se había sentado en la base de un tronco cortado. –En fin, te lo resumo: los gnomos estamos buscando una nueva reina, ¿cierto chicos?- señalo a sus compañeros.

-¡Reina! ¡Reina!- exclamaron ellos, algunos de ellos mostrando unos dientes algo afilados.

-Entonces, ¿qué dices?- piso dos veces la cabeza bajo su pie izquierdo y ellos acataron la orden, simulando arrodillarse ligeramente y abriendo la palma de la mano falsa, mostrando una cajita pequeña con un anillo brillante. –¿Te nos unes en sagrado matrinomo?…Matri-Matrimonio- frunció el seño. –No puedo hablar-

-Escuchen chicos…- se levanto. –…en primer lugar: ¡soy un niño! ¡No les sirvo para ser reina!-

-No nos interesa eso- le resto importancia el gnomo castaño.

-Y-Y en segundo lugar…- trajo un poco más nervioso pero lo disimulo. –Solo tengo 12 años y tengo toda una vida por delante…así que…-

-Entendemos Stanley, jamás te olvidaremos- ellos se veían tristes pero Stan no pudo evitar sonreír de alivio. –Porque vamos a raptarte- antes de que él pudiese reaccionar, Jeff y los otros se le lanzaron encima.

… … … …

-¡No te preocupes Lee, te salvare!- conducía a lo máximo que el carrito podía pero iba hacia la nada, no sabía donde ellos estaban…hasta que escucho el grito de su hermano. Se dirigió rápidamente hacia el origen del ruido, metiéndose en el bosque hasta llega a lo que parecía ser una cueva.

-¡Escucha, no te resista que será más difícil!- Jeff mandaba parado sobre una piedra, suspirando con exasperación. –Está bien, está bien…¡sujétale el brazo Steve!- el mencionado le mordió un brazo al chico, quien le dio un puñetazo y pateo al que agarraba su pierna. El pobre gnomo se levanto, vomitando un arcoíris. Ford paro el carrito y salió, observando la escena atentamente.

-¿Qué rayos está pasando aquí?- parpadeo sorprendido, haciendo una mueca y soltando la pala de golpe cuando uno de los hombrecitos le gruño, mostrándole los dientes afilados.

-¡Ford, Norman resulto ser un pila de gnomos y son molestos!- se sacudió algunos más. –¡Hey, sal de ahí!- intento sacarse al gnomo que se le había metido en la remera.

-¿Gnomos?- saco el diario. –Estaba muy alegado- abrió la pagina con la información de ellos pero las debilidades eran desconocidas. Cuando separo su vista de sus hojas, observo que su hermano ahora estaba tirado en el piso…con cuerdas sujetándolo. –¡Oigan, suéltenlo!- se acerco al que estaba parado sobre una piedra, quien se volteo a verlo nervioso.

-He-ey, hola…*risa nerviosa* escucha, esto es solo un mal entendido- jugo ligeramente con sus dedos. –Tu hermano no está en peligro, solo se casara con mil gnomos y se volverá nuestra reina para toda la eternidad- Stan intento negarse pero uno de los gnomos le tapo la boca.

-¿R-Reina?- no pudo aojar la risa divertida ante aquella, su risa aumentando ligeramente ante la cara de pocos amigos de su hermano. –P-Perdón…e-es que es gracioso pero…mi hermano no es una niña, ¿sabes?- se calmo un poco.

-No somos exigentes- Jeff le resto importancia.

-Ho…- agito la cabeza, recordando la situación. –Déjenlo libre o verán- amenazo al líder con la pala.

-¿Piensas detenernos, amigo? No tienes idea de lo que somos capaces, los gnomos somos una poderosa raza…¡No te atrevas a jugar con…!- se vio cortado cuando la pala estaba bajo sus pies y fue lanzado hacia un costado como si nada. Ford no perdió tiempo y cortó las cuerdas con la pala. Stan empujo a los gnomos que intentaron agarrarlo y empezó a correr, arrastrando a su hermano con él.

-¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!- ordeno Stan después de abrocharse el cinturón. Ford siguió su orden, pisando al fondo el acelerador y volviendo por donde vino.

-¡Se están escapando!- Jeff se enfureció, levantándose rápidamente y trepando una roca. –Te metiste con las criaturas equivocadas…¡Gnomos del bosque, reúnanse!- grito. Pronto, gnomos salieron de todas partes, acercándose rápidamente a su líder.

… … … …

-Apresúrate Ford, podrían alcanzarnos- usualmente, Stan era el relajado pero por alguna razón, temía que esas criaturas los agarraran…y lo obligaran a casarse. Con ese último pensamiento, un escalofrió recorrió su cuerpo.

-No te preocupes, ¿no has visto esas piernas cortas?- le sonrío para intentar tranquilizarlo pero un golpe, con un temblor en el piso, los hizo detenerse de golpe. Vieron con miedo hacia atrás donde un gnomo gigante se acercaba a ellos.

-Vaya…- murmuro Stan, alterándose al ver que alzaba su mano. -¡Arranca, Ford, arranca!- él obedeció, esquivando a tiempo un puño gigante. Varios gnomos cayeron pero volvieron rápidamente a su lugar, siguiendo de cerca a los gemelos.

-¡Vuelvan aquí!- les lanzo algunos gnomos, quienes empezaron a morder el carrito. Stan golpeo a uno que apareció a su lado, mientras que Ford agarro el más cercano y lo azoto varias veces contra el volante, soltándolo cuando quedo algo atontado. Uno de ellos apareció de frente, saltando a la cara de Ford y tirando sus anteojos en el proceso.

-¡Yo te ayudo, hermano!- empezó a golpear al gnomo, hasta que este soltó al castaño.

-G-Gracias Lee- murmuro algo atontado, con la mejilla roja y la vista borrosa.

-No hay problema- agarro los lentes y se los puso a su hermano. Pronto, un árbol pasó volando sobre ellos y aterrizando en el camino pero quedando ligeramente levantado y los gemelos aprovecharon, pasaron por ahí. En un descuido, el carrito empezó a dar vueltas y pronto, se encontraban tirados en el piso y cerca de la "Cabaña del misterio". Se levantaron algo mareados, reaccionando al ver al gnomo gigante. –¡Apártate criatura loca!- les lanzo la pala pero él simplemente lo aplasto contra el piso.

-¿Dónde está la tía Mabel?- pregunto Ford retrocediendo junto a su hermano.

… … … …

-Observen esto- Mabel les mostro a unos turistas una extraña paleta de color blanco y negro. –El objeto más atrayente del mundo…- tiro de una cuerda y la paleta empezó a girar, los colores volviéndose…hipnotizantés. –Intenten no mirar, no pueden…he…no recuerdo de que hablaba- murmuro algo atontada.

… … … …

-No tienen escapatoria- el gnomo se les acercaba lentamente, hasta dejarlos acorralados contra una de las paredes de la casa. –Se nuestra reina o haremos una locura-

-T-Tiene que haber una salida…o a-algo- miro a su alrededor e hizo el ademan de sacar el diario.

-Debo hacerlo- Stan se adelanto un par de pasos, con una mirada decidida en el rostro.

-¿Qué? No, no lo hagas- se le acerco rápidamente, apoyando su mano en el hombro de su hermano y mirándolo con preocupación, aunque en su mente le seguía dando algo de risa sobre lo de "reina". –¿Estás loco Lee?-

-Confía en mí- murmuro lentamente, llamándole la atención. Stan se volteo a verlo, acercándose un poco para susurrarle. –Ford, por favor, confía en mí- el de anteojos dudo por un momento pero asintió, alejándose un par de pasos. –Está bien Jeff, hare lo que quieras- le sonrío como si nada al jefe, quien sonrió y salto.

-¡Genial!- empezó a bajar rápidamente con la ayuda de sus compañeros, hasta llegar al suelo y acercarse al castaño arrodillado. –¿He? ¿He?- les mostro el anillo. Ford se tapo la boca para que no se note su sonrisa, aun se le hacía muy divertido todo.

-Está bien pero antes quiero hacer una cosa- el gnomo lo observo atento pero antes de poder reaccionar, se encontró cara a cara con un sopla hojas. Ford se sorprendió, sonriendo al entender la idea. –Esto es por mentirme- el gnomo se encontraba siendo dolorosamente succionado. –Esto es por golpearme- la succión se hizo un poco más fuerte. –Y esto es por meterte con mi hermano- le sonrió al de anteojos, quien estaba parado detrás de él. –¿Haces los honores?-

-Por supuesto- apuntaron hacia el estático gnomo gigante y Ford le puso reversa, mandando a volar a Jeff, quien choco contra sus compañeros y el gnomo gigante se dividió completamente. La mayoría de las pequeñas criaturas se encontraban confundidas, sin saber que hacer sin su jefe. Así que huyeron al bosque, uno de ellos trancándose con algo de metal y siendo llevado por un perro que andaba por ahí.

-Aun no puedo creer que te querían como reina- rio Ford, ambos deteniéndose en la entrada de la cabaña.

-Yo tampoco- rio igual, para después bajar la cabeza apenado. –Oye Ford, yo…lamento no haberte hecho caso, se que solo intentabas cuidarme-

-Ho no te preocupes, ¡nos salvaste!- le sonrío enormemente a su hermano. –Además, había veces en la que yo tampoco de escuchaba…y quizás a la próxima persona que conozcamos, sea un vampiro-

-Eso sería genial- dudo por un momento y se froto el brazo, para después extenderlos hacia el castaño. –¿Un penoso abrazo familiar?-

-Un penoso abrazo familiar- se abrazaron, dándose dos palmadas al mismo tiempo y diciendo "Pat-Pat". Se separaron con una sonrisa y entraron de una vez.

-Wow, ¿qué les paso?- Sally los miro. –Parece como si los hubiese atropellado un auto- comento al ver las hijas en los castaños cabellos.

-Gnomos- se encogieron de hombros, caminando dispuestos a irse a su habitación.

-¡Me encanta su imaginación hiperactiva!- se rio ante la respuesta. -Oigan, esperen…- la tía Mabel los detuvo, después de mirar por un momento el dinero recién ganado y contado. –¿Quieren…elegir algo de la tienda?- les sonrió.

-¿En serio?- Stan se animo.

-¿Cuál es el truco?- Ford enarco una ceja.

-Hacerlo antes de que cambie de opinión- respondió abriendo la caja registradora, guardando el dinero. Los gemelos recorrieron el lugar, hasta que Ford vio algo que le llamo la atención: era un reloj, con una mano de seis dedos dorada de fondo.

-Genial- lo agarro y empezó a ajustar la hora, poniéndoselo con una sonrisa. Mientras tanto, Stan miraba dentro de una caja que estaba al fondo.

-Y yo voy a llevar…- agarro algo y se puso en pose de héroe. –…¡un garfio volador!-

-¿Estás seguro Lee?- su hermano enarco una ceja.

-¡Sí!…¡Un garfio volador!- disparo hacia el techo y el garfio se enredo en una bija, levantando al niño sonriente.

-Por mí no hay problema- sonrió Mabel.

… … … …

-"Este diario dice que no hay nadie en quien confiar en Gravity Falls pero cuando luchas contra cien gnomos codo a codo con alguien te das cuenta de que esa persona siempre te cuidara las espaldas"- escribió Ford, para después mirar a su hermano: él había disparado su garfio hacia un muñeco de felpa olvidado en la habitación, ahora con el pecho atravesado con el garfio. –Hey Lee, ¿apagas la luz?-

-¡Por su-pollo!- apunto y disparo, ambos riéndose cuando el garfio atravesó la ventana.

Mientras tanto, Mabel se había acercado a la máquina de dulces que había en el lugar y después de teclear unos botones, una puerta se abrió. Miro hacia ambos lado y entro, la puerta cerrándose detrás de él.

Nuestra tía Mabel nos dijo que no hay nada extraño en este pueblo pero quien sabe que otros secretos esperan ser revelados.