Disclaimer: Ni Nana ni sus personajes me pertenecen de ninguna manera, son creación de Ai Yazawa-sensei, aunque para mi defensa tengo el candado de Ren, el anillo de Nana y dos playeras de Blast y Trapnest.

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Encuentro Predestinado

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Una vez más, escapé de aquella infinita oscuridad y suavemente llamé ese nombre… La música del amanecer me despertó al nombre de aquella hermosa flor…

Ya habían pasado varios meses desde que mamá se fue con Satsuki a Japón dejándonos a papá y a mi dependiendo el uno del otro aquí en Londres. Aunque extrañaba a la hermana con la cual había pasado los últimos ocho años de mi vida, con quien había convivido incluso desde el vientre de mi madre, no podía evitar sentir un leve alivio al tenerlas a ambas lejos. Por supuesto amo a mi madre y a mi hermana, tanto como a mi padre, pero me era imposible volver a ver a mamá igual… en realidad, a ninguno de los tres podría volver a verlos igual.

Toda la vida me han dicho como soy la viva imagen de mi madre pero con la personalidad de papá –todo lo opuesto a Satsuki que luce igual que papá pero a menudo actúa como mamá- sin embargo, poco a poco he descubierto que todo en lo que aquello creía es una mentira. Mi personalidad se parece a papá, pero eso es porque desde pequeño siempre ha sido la persona que mas he admirado, todo el tiempo lo observaba y trataba de copiar hasta el mas mínimo detalle de lo que hacía, como hablaba, como actuaba. A menudo imitaba sus expresiones frente al espejo hasta que tenía la certeza de que eran como las de él. Así fue como sin darme cuenta, o más bien, con todo mi empeño, me convertí en una pequeña replica de el. Lo cierto es que… siempre sentí que éramos diferentes, aunque nunca espere descubrir que era tanto…

El viento frío de la mañana de Londres me ayudaba a pensar y relajarme. Con mi guitarra al hombro me dirigí a Green Park para practicar un poco. Esta era otra de las razones por las cuales me agradaba que mamá estuviera en Japón, nunca me habría dejado salir solo por esta gran ciudad temiendo que me ocurriera algo. Papá era diferente, el confiaba en mi y tenía la certeza que nada malo ocurriría. Como apenas hacia una media hora había dejado de llover, la mayoría de las bancas del parque estaban mojadas, incluyendo aquella en la que solía tocar para Reira a menudo, razón por la cual tuve que adentrarme más entre los árboles para buscar un lugar donde establecerme.

Estaba a punto de darme por vencido, cuando desde lejos pude percibir a alguien cantando. La voz era un poco más grave que la de Reira, pero desde el momento en que la escuche se sumergiría en mi mente y por mucho tiempo después sería incapaz de olvidarla. Cantaba una canción que ya casi había olvidado, una canción que mamá a menudo escuchaba entre sus viejos discos. Aunque no recordaba el nombre ni el grupo, al escucharla pude remembrar el rostro melancólico de mi madre al observar el reproductor de música y pienso que fue eso lo que me guío hasta la mujer que la cantaba. Pude verla recargada al tronco de un árbol, con los ojos cerrados y meneando ligeramente su cabellera negra que llevaba hasta el hombro, con sus manos tocaba los acordes de una invisible guitarra, alrededor de su cuello una cadena con una llave saltaba al son al que se movía y en su brazo izquierdo llevaba un tatuaje de una flor de loto. Mientras escuchaba intentaba recordar que canción era, estaba seguro que la tenía en la punta de la lengua, incluso tenía la certeza de que podía tocarla con mi guitarra.

Estaba por ponerlo en práctica cuando por error pise una rama seca que se partió en dos y con ello rompió la concentración de la mujer. Sin decir nada me miró por unos momentos, como si me estuviese evaluando. Le devolví la mirada evaluándola igualmente. Ahora que había dejado de cantar se veía un poco mayor, tal vez de la edad de mamá, además, había algo en ella que me resultaba extrañamente familiar, pero no podía ubicar que era.

-¿Tocas la guitarra? – preguntó ella luego de largos momentos de evolución, su tonó era ligeramente sarcástico. Me limité a asentir levemente. - ¿Y qué puede tocar un niño de tu edad? – Preguntó aún con el mismo tono sarcástico - ¿Plaza Sésamo?

-Por supuesto que no – respondí ligeramente molesto, sintiéndome insultado – Con esta guitarra solo toco buena música.

-¿Ah sí? ¿Y qué se supone que es buena música? – preguntó con sorna, parecía querer molestarme, pero no se lo iba a permitir.
-Para tu información puedo tocar prácticamente cualquier cosa, pero me especializo en Punk y Rock y tocó mejor cualquier canción de los Sex Pistols que la mayoría de los mediocres guitarristas que hacen covers hoy en día – bueno, tal vez exageraba un poco sobre lo bien que tocaba, apenas podía tocar un par de canciones de los Sex Pistols y las de la banda de papá, pero ella no tenía porque enterarse. Cuando me miró con incredulidad añadí – Incluso puedo tocar la canción que cantabas ahora.

-Vaya, si que eres un pequeño prodigio – dijo todavía con sarcasmo pero parecía creerme un poco más que antes - ¿Qué tal si me iluminas con tu habilidad y tocas lo que estaba cantando?

Caí redondo ante su provocación, pero no iba a echarme para atrás. Incluso si no recordaba que canción era, cuando me acomode la guitarra fue como si mis dedos la recordaran y comenzaron a tocar por si solos. Poco a poco me deje llevar por la música y sin darme cuenta en que momento ocurrió, la mujer me estaba acompañando con la voz. Verla cantando al son de mi guitarra me produjo un extraño sentimiento que no podía descifrar, era diferente a cuando tocaba para Reira, pero igualmente me agradaba. Pronto me deje llevar completamente por la música y por la voz que me acompañaba, una voz que sonaba llena de melancolía y añoranza.

-No lo haces nada mal enano – me dijo cuando la canción finalizó, pero en esta ocasión ya no había sarcasmo en su voz – Me sorprende que seas capaz de tocar esa canción, no, más bien me sorprende que siquiera la conozcas ¿Dónde la aprendiste?

-La verdad es que no me acuerdo – admití – Me sonó cuando te oí cantarla, probablemente me la enseño mi papá, hasta hace algunos años vivía en Japón.

-Así que es por eso… - pareció quedarse pensativa unos momentos, entonces volvió a hablar bastante seria – Pero ten cuidado en el estribillo, te equivocaste un par de veces aunque casi no se notó te recomiendo que lo practiques un poco más. – Entonces sonrió - ¿Puedo preguntar como te llamas enano? ¿O prefieres que te siga llamando enano? – añadió de nuevo con un ligero sarcasmo.

-No soy ningún enano, apenas tengo ocho años – le dije con mala cara – En unos años seré más alto que tú – ella solo se rió ante mi reacción, pero por alguna razón no me hizo enojar y casi en un susurro añadí… - Mi nombre es Ren.

-Oh venga, no me salgas tímido ahora – dijo ella – Dí tu nombre más fuerte que no te escuche.

-Te dije que me llamó Ren – respondí con voz normal mientras alzaba la vista para mirarla, pero al hacerlo por un segundo pensé que habría sido mejor no hacerlo. Su rostro parecía haberse congelado y pude percibir una terrible tristeza en sus ojos, como si mi nombre le hubiera traído malos recuerdos. No pude evitar bajar la mirada ante su expresión, me sentía avergonzado, como si hubiera visto algo que no debiera. Sin embargo, al momento de hacerlo sentí su mano sobre mi cabeza y alce la mirada para encontrar que se había hincado ante mi de manera que estaba a mi estatura.

-Tienes un buen nombre Ren – me dijo con un tono que no pude identificar, pero su mirada se había suavizado notoriamente y me miraba con una expresión que me hizo sonrojar de alguna manera.

-Gr-gracias – respondí algo azorado. Ella pareció percatarse, pues inmediatamente soltó una carcajada y volvió a su expresión distante y sarcástica y revolvió mi cabello.

-Bien Ren-kun, ha sido un placer conocerte – dijo poniéndose de pie nuevamente – Me has hecho pasar un buen rato, pero ya debo irme.

Me quedé observándola unos instantes, sin estar muy seguro de que debía de hacer cuando finalmente mi cuerpo pareció ser capaz de reaccionar así como mi voz y corrí hacia donde ella casi desaparecía.

-¡Espera! – le grite con fuerza - ¿Cómo te llamas? ¿Volveré a verte?

A lo lejos ella sonrió enigmáticamente.

-¡Volveré mañana! – le volví a gritar - ¡Y pasado mañana! ¡Y el resto de la semana! ¡Espero verte alguno de esos días!

Solamente vi como agitaba la mano antes de subirse a su motocicleta y desaparecer entre los autos, mientras yo permanecía de pie, incapaz de hacer nada más, solo observarla alejarse más y más, preguntandome si la volvería a ver.

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Continuara...

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Wii! Al final el primer capitulo de una nueva historia. Comence a planearla a mitad de Winter Sleep y terminé de decidirme hoy mientras leía algunos comentarios en Mangafox y releia algunos capitulos del manga. También en Winter Sleep dejé completamente inconcluso como es que Nana había reaparecido y como era posible que hubiera hecho un dueto con Reira O.o' eso sí era raro, por no decir imposible, bajo circunstancias normales. Algo que me preguntaron antes y que mejor aclaro de una vez, de ninguna manera habra IRenxNana aquí ¿De acuerdo? En serio, es ridiculo, para empezar Nana es de la edad de Hachi! De cualquier manera, espero sus comentarios al respecto; ¿qué les pareció? ¿Sugerencias para la trama? ¿Algo les desagrado? ¿O hubieran esperado algo diferente?