Capitulo 1
—Shane y Brody, tenemos una emergencia les mando la dirección, una vecina acaba de llamar diciendo que en la casa de enseguida se han escuchado vidrios rotos, gritos de una mujer y llantos de niños; otras unidades también van hacia allá.
—Enseguida Miranda.
Shane encendió las luces del coche de policía y apretó el acelerador hasta el fondo. Pronto otro coche de la policía de Seattle se unió y en menos de cinco minutos llegaron a la residencia que estaba en relativa calma. La noche estaba cayendo, por lo cual las sombras podían engañar y ocasionar que con un solo sonido ocasionado por el viento de otoño se te enchinara la piel.
Los cuatro hombres tomaron sus armas y caminaron sigilosamente hacia aquella casa con aspecto desprolijo y oscuro. La puerta se mecía a causa del viento, cerrándose y abriéndose.
El Oficial Shane abrió sigilosamente la puerta, sus sentidos estaban alerta a cualquier situación que se pudiera presentar. Un pequeño gemido se escucho después de un sonido de alguien arrastrándose.
— ¡Policía de Seattle, quédese en donde esta!—Un sollozo se escucho.
Shane le hizo una seña a Guzmán para que tocara el interruptor de la luz. Las luces los cegaron por un momento a todos. Cuando abrieron los ojos no esperaban con encontrarse con esa escena.
Una mujer tirada en el sucio piso de madera con la vista pérdida y en un charco de sangre a su alrededor.
— ¡Rápido Guzmán! Llame a la ambulancia—el susodicho prendió su radio y empezó a dar todos los detalles a la persona del otro lado.
—Jefe…creo que ya no sigue con nosotros— el oficial Brody tomo el pulso de la mujer.
—Maldición, acordonen la zona y llama al detective Enzo.
—Jefe, creo que será mejor que llamen a servicios infantiles.
— ¿Por qué diablos vamos a necesitar a servicios infantiles? —El jefe Shane estaba empezando a desesperarse, la ambulancia y los peritos no llegaban. Se acerco a Charlie que estaba agachado cerca del desayunador.
Se agacho junto con él y miro cuatro pequeños ojos que los miraban, unos llenos de terror y los otros llenos de alegría ajenos a todo lo que pasaba. Shane los ilumino con su lámpara para ver a dos niños pequeños, uno oscilando entre los cuatro a seis años y una niña de no más de dos años. Cada uno con aparente desnutrición y con la ropa sucia.
—Quiero a mi mami. —El niño tomo a la que los oficiales suponían que era su hermana y se encogió más dentro del oscuro lugar en el que se encontraban.
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Nicklaus Mikaelson despertó con el sonido de la cadena del baño, siguió acostado con los ojos cerrados tratando de volver a conciliar el sueño hasta que sintió como su lado de la cama se hundía y silenciosos sollozos empezaron a salir del tembloroso cuerpo de su acompañante.
Abrió los ojos y vio la espalda temblorosa de su esposa. Se acomodo de lado y le toco en el hombro.
—Amor ¿Qué sucede? —Caroline Forbes brinco por la impresión y sorbió su nariz. Klaus se acerco a ella y la abrazo por detrás poniendo su cabeza en el hueco del cuello de Caroline — ¿Me dirás que tienes? —La beso en la mejilla —Llorar le hace mal a nuestro bebe— le dijo con voz tierna.
—No hay bebe —le contesto su esposa con voz gélida.
— ¿Cómo que no hay bebe? Pensé….tu… yo —Klaus no sabía que pensar. Los sollozos de Caroline se volvieron a escuchar por la habitación —Cariño… no llores ¿Dime como sabes eso? —Klaus la volteo para que ambos se pudieran ver mientras tenían la conversación.
—Hoy me ha bajado la regla —Caroline aparto la mirada mientras una lagrima salía de su ojo derecho. Klaus la limpio.
—Cariño—Klaus solo la tomo en sus brazos y la abrazo—No sé qué decir, solo que ante todo te amo, tal vez aun no era el momento.
—Es que estaba tan ilusionada—Caroline lloro en su pecho—Pensé que por fin seriamos padres.
—Aun somos jóvenes amor, podemos seguir intentándolo e intentándolo. Sólo por favor no vuelvas a encerrarte como la vez pasada. Juntos superaremos esta, ok. Nada pasa, seguiremos adelante —Klaus acaricio la espalda de su esposa para que se calmara.
Recordó el aborto espontaneo que había tenido su esposa el cual la sumió en una depresión de casi seis meses. Su esposa amaba a los niños, por lo cual trabajaba como parte del equipo de psicólogos de servicios infantiles de la ciudad, ayudando a los niños que viven escenas de violencia o son separados de ambos padres.
—Lo siento.
—No hiciste nada cariño, solo… nos tomaremos las cosas con más calma, sin presión… si nuestro bebe llega lo amaremos… si no seguiremos esperando ansiosos por el —La beso en la frente —Te amo Caroline.
—Te amo, Nik. Gracias.
El viernes paso lentamente, mientras desayunaban Klaus se dio cuenta de aquel brillo de tristeza en los ojos de su esposa, cuando sonreía parecía una mueca y se notaba ausente. Klaus se despidió de su esposa con un beso y un te amo antes de irse a su oficina que estaba en el centro, preocupado por la reacción de su esposa.
Caroline se quedo sola en casa y se permitió llorar por última vez por aquel hijo que su vientre no pudo engendrar. Tenía que irse a su oficina antes de aquel necesario reparador fin de semana que le esperaba. Se puso un traje sastre color beige y unos zapatos cómodos, se hizo una cola de caballo despeinado y salió de su casa.
Jules su jefa, se encontraba en incapacidad debido a una fractura en su pierna por lo cual al ser la segunda en mando tenía el doble de trabajo que hacer. Al ser viernes, lo único que tuvo que hacer fue hacer unos cuantos reportes y recibir los reportes de las demás asistentes sociales.
La tarde paso rápido por lo cual a las seis de la tarde estaba guardando todo listo para ir a su casa.
—toc toc — Caroline levanto la mirada y se encontró con Stefan.
—Hola Stefan ¿pasa algo? —pregunto Caroline con voz cansada.
—Solo tengo una entrega que darte—Stefan le dio el ramo de flores a Caroline, unas cuantas ya estaban decaídas. Caroline lo miro interrogante.
—Lo siento, tu marido me mando por ellas hace horas pero hasta ahora tengo tiempo de traértelas —Stefan levanto las manos para librarse del problema. Caroline no pudo evitar reír, su propia risa la sorprendió, así que le sonrió a Stefan honestamente.
—Gracias Stef, no te hubieras molestado. —Tomo su bolso con la otra mano — ¿Por qué no vienes con Rebekah el domingo? Creo que podríamos hacer una parrillada con toda la familia.
—Claro cariño, nos vemos el domingo—Caroline asintió con una sonrisa y paso por su lado. Llego a su coche y aunque el dolor estaba ahí, supo que pronto desaparecería. Giro la llave y el carro arranco, Salió a la casi oscura calle y se dirigió a su casa.
Los viernes Klaus salía más temprano, por lo cual él se encargaba de comprar la comida. Cuando llego a casa, Klaus se encontraba acomodando la mesa. Caroline entro sigilosamente y lo abrazo por la espalda, ocasionando que Klaus brincara por la sorpresa.
—Gracias por las flores —Lo beso en su fuerte espalda.
—No fue nada—Klaus la volteo y la beso —Hola.
—Hola —Caroline le sonrió, Klaus se alegro de notar menos el brillo en sus ojos. — ¿quieres cenar ya? La cena esta lista.
—Claro—Caroline lo beso de nuevo castamente en los labios, por el saldría de aquel hoyo en el que se encontraba, pues sabía que no era la única que sufría y el no debería cargar por el dolor de ambos.
La cena paso entre besos y miradas fortuitas. Pronto ambos estaban en la habitación. Caroline estaba acostada contra con el respaldo leyendo un libro esperando que Klaus saliera del baño. Cuando salió y se acostó en la cama, este abrió los brazos para que Caroline se acurrucara junto a él.
—Buenas noches, amor.
—Buenas, te amo.
Ambos se quedaron dormidos en los brazos del otro, pero esto no duro mucho cuando unas horas después el celular de Caroline sonó y vibro contra la madera. Klaus gimió frustrado y abrazo más fuerte a Caroline junto a él.
—Nik, tengo que contestar —Caroline estiro la mano con dificultad y tomo el teléfono, miro el identificador y se dio cuenta que era el numero de su oficina.
—ICaroline Mikaelson—contesto.
—Señora Mikaelson, habla el oficial Shane, intente comunicarme con la señorita Jules pero me dijeron que usted estaba a cargo, podría venir a la estación.
—Oficial Shane, este no es mi horario de oficina—le recordó. Klaus la soltó y giro hacia el otro lado. Se levanto de la cama y salió del cuarto para no molestar a su esposo.
—Es una emergencia señora, tenemos dos niños en una escena del crimen—a Caroline se le congelo la sangre— Ellos no sufrieron ningún daño —aclaro al oficial, al darse cuenta que había utilizado mal las palabras —Ellos han presenciado el asesinato de sus madre y el más grande no ha pronunciado ninguna palabra. No sabemos cómo proseguir.
—Hubiera empezado por ahí, Oficial —cuando se trataba de niños, Caroline era capaz de sacar sus garras —Estaré ahí en unos minutos. Solo no presionen a los niños para hablar, póngalos en un lugar seguro y calmado, por favor.
—Claro señora —Caroline colgó y entro a su cuarto abriendo los cajones para buscar un poco de ropa.
— ¿Qué sucede? —Klaus se despertó y tallo su cara para despertarse, vio como Caroline se ponía el sujetador y luego una camisa de vestir — ¿Paso algo malo? ¿A dónde vas?
—Hay una emergencia en el trabajo. Necesito ir.
Klaus se tiro en la cama y tiro su brazo por sus ojos, sabía que no iba a poder dormir si sabía que Caroline iba a manejar sola a las dos de la mañana.
—No vayas cariño.
—Tengo que ir, hay dos niños pequeños que han…visto como asesinaban a su madre—Caroline se estremeció.
—Amor, estos casos te hacen más daño de lo que crees, no quiero verte triste… podemos usar nuestros ahorros para que abras tu propio consultorio.
Caroline no respondió, se acerco a él y lo beso en los labios.
—Vuelve a dormir, tratare de regresar pronto.
—Voy contigo.
—No —Caroline lo pico en la mejilla —Duerme.
Antes de salir por la puerta Caroline volteo a ver a Klaus.
—Amo mi trabajo porque sé que puedo ayudar a un niño a sentirse mejor y ayudarlo a superar sus traumas, no me hagas trabajar en una aburrida oficina.
—Nunca te obligaría a nada —Klaus la miro a los ojos —ve con cuidado —le lanzo un beso y Caroline salió de la casa.
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— ¿Dónde están los niños? —Caroline pregunto cuando entro a la estación de policías.
—Señora Mikaelson, soy el oficial Shane, sígame por favor —Caroline acepto el apretón de manos y siguió al oficial a una pequeña sala.
—La niña es una bebe, ella sigue riendo con todo el mundo como si no hubiera pasado nada. El niño es el que no ha dicho ni una sola palabra desde que salimos de su casa.
—Claro —Caroline asintió —Gracias por llamarme oficial —Caroline tomo la manija entre sus manos y entro al a habitación.
Un niño pequeño con el cabello rubio y lacio se encontraba rayando una hoja de papel de color rojo. Cuando noto que alguien entraba por la puerta se tenso, pero al voltear hacia arriba sus ojos se iluminaron y salto de la silla.
—Mamá, por fin llegaste —Se abrazo a las piernas de Caroline, la cual no sabía cómo reaccionar pues todo paso muy rápido. El pequeño se sujetaba con fuerza y Caroline solo pudo acariciar su espalda.
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By .SWAN
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