Bleach y sus personajes no me pertenecen.

Esto lo escribí el año pasado como regalo de cumpleaños para mi Iza-chan, pero nunca se me cruzó por la cabeza subirlo aquí. En fin, espero que les guste :3


Pérdida


Luego de haber enfrentado la fuerte presencia de Aizen, Inoue Orihime es encerrada de una de las torres de Las Noches. Ulquiorra Cifer, el encargado de supervisarla, le deja una bandeja con comida en el umbral de la puerta y, tras observar la espalda de la muchacha por unos momentos, decide hablarle.

—Mujer —le llama, vacío de emociones.

Orihime se da vuelta; su rostro está contorsionado en una mueca de angustia y sus ojos lloran sin derramar lágrimas. Está preocupada, pues desde hace varios minutos que perdió el reiatsu de Ichigo y no lo encuentra, no lo siente por ningún lado.

—Kurosaki Ichigo está muerto.

Las palabras resuenan en la vasta habitación, retumban contra el blanco de las paredes y taladran el corazón de la muchacha.

Inoue no lo cree. No puede creer tal estupidez.

Kurosaki-kun no está muerto, quiere gritar, Kurosaki-kun es fuerte. Kurosaki-kun no puede morir. Kurosaki-kun...

Ulquiorra le mira, el verde esmeralda de sus ojos apenas oscureciéndose, y no se sorprende cuando Orihime, en un acto inconsciente, cruza la distancia que los separa en unas pocas zancadas y le da una cachetada.

(Ya nada puede sorprenderle.)

—¡No! —Grita la joven, finas lágrimas recorriendo sus mejillas— Kurosaki-kun... Kurosaki-kun no puede haber muerto. Kurosaki-kun es fuerte, ¡él es fuerte! ¡No puede estar muerto! ¡No lo está!

Inoue se derrumba a sus pies, los cabellos anaranjados creando una cascada de fuego alrededor de su figura. Ulquiorra permanece en la misma posición, con el rostro hacía un lado por el previo arrebato, y le mira por el rabillo del ojo. No entiende por qué llora. No entiende por qué sufre, pues él no sabe lo que eso significa.

A veces le gustaría comprenderla, pero eso sólo lo haría débil.

Y el Cuarto Espada no quiere ser débil. No puede.

(No debe.)