Summary:¿Alguna vez has pensado que una persona puede ser parte humano y animal? ¿Y si tu criatura interior saliera a flote? ¿Y si los demás no lo comprendieran? ¿Entiendes lo que digo?... Es muy difícil. BakuraxYami. Dedicado a Glaring Ryu.

Antes que nada, quiero dedicar este fic a una persona muy especial que siempre estuvo ahí para mí, aquella persona que hizo posible hacerme desistir en un pasado muy lejano del hecho de dejar de escribir.

Ella me hizo ver que realmente dentro de cada uno de nosotros existe un guerrero, un bello y hermoso guerrero de la luz que espera ansioso el momento apropiado para darse a conocer.

"Un guerrero de la luz es aquél que entiende el milagro de la vida, es capaz de luchar por lo que quiere y en su búsqueda, convertirse en la persona que realmente desea ser. Hasta el punto de poder escuchar las campanadas de aquel templo hundido en el mar hace siglos atrás…"

Tú eres una verdadera guerrera de la luz Ryu, y sea cuál sea tu decisión, si escribes o dejas de escribir, ten por seguro que siempre me tendrás a tu lado, amiga.

Patas de Perro

By: Kida Luna

Prólogo: Y monstruo será tu nombre…

Dedicatoria: A mi muy querida amiga Glaring Ryu, quien me apoyó en momentos muy difíciles y que aún cuando sentía que ya nada valía la pena, creyó ciegamente en mí. Muchas gracias Ryu, esto es para ti, ojala te guste y al menos, para cerrar con broche de oro tu partida, quiero despedirte con este regalo que te doy, disfrútalo mi amiga y única ex-guitarrista, y ahora ex-escritora.

A ti, guerrera en el arte del esfuerzo y de la amistad.

Tratábase de un chico con patas de perro, con el corazón herido de tan fiero y leal amigo atrapado en semejante caparazón humano. Era un híbrido, porque las personas decían que era diferente a ellas y, aún así, los perros le recibían con las orejas en alto, moviendo sus colas en una danza de bienvenida a su hermano; pero… él sabía que tampoco era como ellos. No era un perro. Era un híbrido, porque no era ni lo uno ni lo otro.

En sus flamígeros ojos se anidaban miles de amaneceres llenos de soledad, y compitiendo con igual número, los anocheceres, empapados en lágrimas. A tan hermosa criatura que se le ha dado el don de tener extraordinarias cualidades y tan hechizante belleza, ¿cómo era, pues, posible que la gente le maltratara tanto?

Una gota… dos gotas… ah, tan parecidas a las lágrimas de un ser viviente, ¿o es acaso simple y pura coincidencia?

Y finalmente la lluvia cayó como un suplicio manifiesto de su dolor, era una tarde junio, y el mes ya estaba terminando, dando paso a los inclementes aguaceros de los cielos. Sí, julio abría sus lotos con hermosas cuajadas de rocío… tan hermosas y dignas de admirarse…

Vestía con unos jeans que apenas y le llegaban a las rodillas, una playera negra. Ambas prendas ya se veían muy gastadas, sucias y sin unos retazos de tela. En su cuello colgaba perezosamente un suave paliacate color rojo, con un ligero aroma a manzanas. A diferencia de toda su demás ropa, el trapito se mantenía muy limpio.

-"¿Otra vez estás aquí afuera?"

Él le miró con sus ojos borrosos, persistentes y tercos en reservar sus lágrimas sólo para ellos y no dejarlas caer.

-"¿Por qué tengo que ser diferente?"

-"Porque eres especial…" –susurró la mujer con suavidad al niño.

-"………" –la miró a los ojos y luego volteó hacia el cielo, permitiendo que sus mechones rubios se pegasen a su frente debido a la humedad expuesta.

-"Vas a enfermarte."

-"El cielo llora, pero… nadie le ve débil, ¿cierto? –el silencio respondió en mansos murmullos que el viento pronto fortalecería- Qué dichoso es el cielo…" –murmuró quedito, bajando la mirada y entrando a su pequeña casita de ladrillos con apenas una lámina por techo.

A la medianoche, la lluvia azotó con furia y sin misericordia, declarándole al Dios del Sol que esta era su batalla y cumpliría con ella hasta el final.

El día siguiente amaneció nublado, igual que los días anteriores. Abrió sus ópalos amatistas ante el paisaje de su barrio. Los barrios más bajos y peligrosos de todo Domino. Y con el andar tierno y gracioso de un niño con patas de perro, se dirigió al parque cercano allí.

Y vio a niños jugar con sus padres, riendo, llorando por una herida en la rodilla, comiendo helados. Volteó a su derecha, cerca de unos columpios oxidados y muy inseguros por el tiempo había un grupo de niños.

Uno de ellos se parecía mucho a él, excepto, claro, por sus dotes caninos. Tenía 9 años, tres menor que él. Se acercó al pequeño que estaba un poco apartado de los otros, y con todo el porte canino nato en él, se sentó en frente suyo como sólo un cachorro era capaz de hacerlo.

El niño le miró extrañado, parpadeando.

-"Oye, tienes patas de perro, qué lindo –el canino sonrío ante el quizás primer comentario agradable hacia él, exceptuando, por supuesto, los de su madre-. Hola, me llamo Yugi, ¿y tú?"

-"Yami."

-"¡Qué padre! Oye, ¿jugamos?" –preguntó recogiendo una pelota del pasto fresco, el juguete portaba delicadas franjas azules celestes y blancas- ¡Atrápala!" –el amatistas se paró en dos patas y abrió las delanteras para agarrarla.

¡BOOM!

Una lluvia de blancos y azules descendió balanceándose desde los cielos, como si este mismo y las nubes se partieran en pedacitos. Yami miró sus patas color caramelo, y luego elevó su vista hasta sus prolijas garras negras.

-"Hey tú, ¡fenómeno! ¿Qué le estás haciendo a nuestro amigo? Crees que puedes venir y romper sus cosas sólo por que se te da la regalada gana, eh, ¡eso crees!"

-"Joey, no, fui yo quien…"

-"¡No, Yugi! ¡No defiendas a esta cosa! Si vi claramente cómo hizo añicos tu pelota con sus garras, grr, bestia, ¡animal! ¡Largo de aquí, regresa a la perrera de donde viniste!"

Un sollozo ahogado de animal se le anudó en su garganta al oír lo que un millón de personas le repetía día con día, pero aún así era increíble el pensar que el dolor siguiera creciendo. Y él no podía evitarlo. ¿O sí?

-"Lo siento…" –musitó con voz quebrada.

-"Está bien, no importa."

-"¿Cómo que no importa? –volvía a interrumpir el mismo rubio- Yugi, apártate de aquí, ¡yo mismo me lo echo aquí y ahora!" –bramó, apartando de un manotazo al aludido.

Por instinto, humano o animal, retrocedió. No le gustaban las peleas. Tampoco quería problemas. ¿Por qué ese niño se empeñaba en provocarle? ¿Qué ganaba él con eso? Sus ojos buscaron con insistencia y un poco de vergüenza –o tal vez, pena- al infante que aún yacía atrás de su compañero.

-"Dije que lo sentía, en serio…" –profirió con ansiedad el tricolor, dejando a sus mechones ocultar ese par de joyas perdidas en un mar de sentimientos mezclados.

Y como era de esperarse, Joseph explotó la poca paciencia que tenía ante, según él, el descaro de aquel 'engendro'.

-"¿Qué? ¿Quieres llorar, eh? ¿Eso quieres? ¡Porque con gusto te voy a dar de dónde llorar!"

-"¡Qué más quieres que haga! No era mi intención, ¡no lo era!" –gritó cerrando fuertemente sus ojos.

¿Realmente se podía acusar a tan visible ángel de portar las alas del demonio? ¿De qué se valía para atacar? ¿Y si no tiene cómo defenderse?

Supervivencia… ¿sólo eso? ¿Sólo vivir para sobrevivir? ¿Y qué hay de la vida, de lo demás? ¿Eso era? ¿Eso era… su vida?

-"¡Cierra el hocico estúpido animal!"

-"¡Haaa! ¡Hahaha!"

-"Maldita sea Joseph, ¡quieres callarte! –una voz más gruesa resonó- No llores Mokuba, está bien, todo está bien. Espérame aquí" –un joven de cabellos castaños se acercó a los otros tres con mirada seria.

-"Seto, err… disculpa, no es nada…" –el menor intentaba aligerar la tensión, pero su nerviosismo ante lo que fuera hacer o decir el castaño era evidente.

-"¿Qué demonios está pasando aquí?" –murmuró secamente.

No le agradaba, sentía que las cosas iban a salir mal. Huye, huye, le decía su instinto. ¿Por qué? Sollozaba su corazón; porque eres… diferente… alegaba con lógica su mente.

Diferente…

Cuánto dolor era capaz de provocar tan simple palabra.

-"Este monstruo rompió el juguete de Yugi ¡y encima me grita! ¡Es un desgraciado!"

-"Con un demonio Joseph, acabo de tranquilizar a mi hermano y si lo vuelves a asustar con tus gritos ¡juro que yo mismo te parto el hocico!"

-"¡Hocico el del animal ese!"

Apretó sus puños con rabia. Cierto, podía ser parte animal pero no se merecía el respeto de los demás, ¿al menos? ¿Era bastante pedir eso? No quería riquezas ni un mundo lleno de poder ni nada que se le asemejase. Sólo quería amor, y un poco de comprensión. Sólo eso.

-"Seto-kun, por favor." –suplicaba con miedo el dueño de la pelota. Las cosas se estaban saliendo de control.

-"Yugi ahora no, ¿qué no ves que trató de hacerle entender que baje la voz a este idio…?"

-"¡A mí me respetas! –terció- ¡En vez de insultarme deberías ayudarme a defender a Yuugi!" –terminó señalando al cánido con su dedo índice de forma acusadora.

-"Mira, tú –el ojiazul le miró de arriba abajo-, lo que seas, no sé que le hayas hecho al enano este –reparó en sus vestimentas gastadas y viejas, debía ser de los barrios más bajos-. Así que no desafíes mi poca paciencia y vete a la basura de dónde saliste" –siseó mordazmente.

Sus facciones se relajaron y dejó a sus puños deshacerse sin esfuerzo alguno, una sonrisa irónica curveó sus labios.

-"No es cómo si tú vivieras en un palacio…" –espetó con mirada desafiante.

El hecho de que los demás le molestarán por su apariencia no quería decir que no podía contraatacar. Algo de fiera tenía vivo, eso era cierto. Empero, ¿no había dicho alguien que la furia nos ciega?

-"¿Qué dijiste? Ah, pero el perro muerde. Ya veo que los modales de la madre o debería decir per…"

¡SLAP!

-"¡Seto!" –gritó con espanto el oji-lila, corriendo a su lado y ayudando al castaño a levantarse del suelo.

-"Bastardo… –masculló limpiándose la sangre de su labio-… ¡esta no te la vas acabar!" –se zafó de los brazos del pequeño y con frenesí, derribó al amatistas al suelo recubierto por el fresco y húmedo pasto.

Seto Kaiba se sentó sobre su vientre, hizo su puño para atrás y lo impulsó hacia la cara de su oponente, quien detuvo el golpe. Enfurecido, utilizó su mano libre para asestar otro…

Continuará…

NOTA: Quiero pedir mil, mil disculpas a aquellas personitas que me habían dejado review o leído, pero es que me había equivocado de documento. Es la segunda vez que me pasa, ya decía yo por qué maldecían a Yami cuando él era la víctima. Perdón, error mío.

La idea original era un One-Shot, pero por motivos de extensión, he decidido dividirlo en capítulos para no hacerlo tan pesado.

Agradezco su atención y espero sus críticas constructivas u opiniones, lo que caiga. Y también, ando apoyando la campaña contra el PLAGIO, sin más espero lo hayan disfrutado.

Rex- Nos estamos viendo :)

Kida Luna & Rex.