Title: Chains of the Soul (Las Cadenas del Alma)

Chapters: 3 (Se divide en tres partes, esta es la primera)

Dedication: a una de las personas más especiales para mí, a quien quiero con toda mi alma, nadie más que ¡Mi Sorella! ¡Leila este es tu regalo de cumpleaños muuuuuy adelantando!, jaja. (Verán, ella cumple en Noviembre, pero… tengo un plan a seguir, así que la primera parte corresponde a esta fecha, la segunda fecha de publicación es sorpresa, y la tercera es en el día de su cumpleaños. Si, tendrán que esperar)

Notes: El fic es complejo, no entenderán bien lo que sucede hasta la segunda parte, para sencillo, pero no lo es, créanme. La "poesía" que aparece, es mía, si la quieren decir en voz alta, cuéntenla como un cuento para niños, en tono de pena.

Absórbanse, analicen… descubrirán cosas muy interesantes en el relato.

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a Hidekaz Himaruya, genio entre genios, he dicho.

Chains of the Soul

Por Remula Black

-.-.-.-.-.-.-

Primera Parte

-.-.-.-.-.-.-

En mi cuerpo están las marcas de la crueldad de mi alma

Sus ojos esmeraldas observaban a través del espejo. Opacos, vacíos… llenos de dolor. Sus manos trazaban contornos en su blanca piel: de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha…

Cicatrices de guerras, unas más grandes que otras, todas recordándole algún momento de su pasado. Y allí, entre ellas, también habían otra clase de marcas: marcas producidas por su propio egoísmo, por su propia locura. Esas que él mismo, con ayuda de sus enemigos, lograron penetrarlo. Marcas especiales, quemaduras de metros y metros de cadenas que aprisionaron su cuerpo hace ya mucho tiempo atrás.

Miró sus brazos y sus tobillos. Seguían ahí, seguían ahí para atormentarlo día y noche en sus pesadillas. En las noches más oscuras y húmedas… dándole un peso mayor a su podrida alma.

De sus labios salió una mueca altanera pero a la vez lamentable. Nadie nunca lo entendió y jamás lo harían. Ninguno de esos malditos bastardos con los que se rodeaba sería capaz de ver aunque sea una de sus múltiples cadenas.

Estaba solo. Siempre lo había estado, y siempre lo estaría, no era una novedad. Sin embargo, en lo profundo de su corazón seguía esperando algo… un milagro, una esperanza, una suerte, cualquier cosa. Pero esperaba y esperaba… y ya no estaba tan seguro de si llegaría. O si él, podría seguir haciéndolo, sin hundirse en la miseria.

En mi alma se hayan todas las desgracias que trajo la soledad y el rencor

Escuchó los pasos que se encaminaban hasta el segundo piso, lentos y pausados, como si tuvieran todo el tiempo del mundo para subir, y podría ser que sí. Pronto, salió del trance que se encontraba para correr hacia la puerta de su cuarto y cerrarla, con triple candado y un potente hechizo de protección. Suspiró aliviado, por esa noche estaba seguro.

England… (Inglaterra…)

Su corazón dio un vuelco. Se había olvidado de también colocar el hechizo silenciador.

England… open me…(Inglaterra… ábreme…)

Se rió cínicamente preguntándose si lo creía tan estúpido como para hacerlo. No… no lo escucharía.

England… I am afraid… (Inglaterra… tengo miedo…)

¡Ja! ¿Qué acaso él no? Lo tenía… mucho, pero ni eso lo convencería. No caería ante él mismo.

England… I sit down only…(Inglaterra… Me siento solo…)

La risa paró y sus ojos se abrieron. ¿Solo? Si… lo estaba, se hallaba completamente solo. Podría estar en la sala de conferencias, rodeado de todos los otros países, y aun así seguiría sintiéndose igual.

Pues acostúmbrate, porque eso nunca cambiará. De aquí hasta el final de nuestra existencia… permaneceremos solos.

"Porque yo soy tú y tú eres yo"

-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-

¿Saben lo que es la soledad?

¿Saben lo que es sentirse solos?

¿No?

¿Por qué no me miran entonces?

Así lo entenderán…

Porque yo…

Soy el auténtico reflejo de la soledad.

Un fuerte sonido lo trajo a la realidad. El ruido se le hacía levemente conocido pero era incapaz de distinguir exactamente de qué. Sus ojos se fueron abriendo poco a poco hasta que pudo observar su habitación, todo estaba oscuro, aunque eso no era un obstáculo para él, acostumbrado a ello.

Ahí por fin su mente fue capaz de registrar a que pertenecía el sonido: las campanas del Big Ben, el gran reloj de Londres.

Se levantó con dificultad, sintiendo sus piernas entumecidas por estar tanto tiempo sobre el suelo. Fijó su mirada en la ventana donde la luna aun mostraba todo su esplendor, seguía siendo de noche, lo que significaba que no había descansado mucho. Caminó unos cuantos pasos hasta su cama, y sentándose sobre ella procedió a encender la lámpara en forma de hada que se encontraba en su mesita de luz. El despertador reflejaba las cuatro y media de la mañana, con razón no amanecía.

Suspiró con cansancio, pensando en las palabras dichas hace un par de horas. Giró su cabeza hacia la puerta, todavía cerrada y reforzada, y se preguntó si seguía ahí o si se había rendido por esa noche. A los segundos se rió de esa ridícula idea, ¿Rendirse? ¡Como si no se conociera! Él jamás se rendía… jamás.

Se sacó los zapatos y se recostó entre las sabanas y la almohada, no podría conciliar el sueño de nuevo, pero podía intentarlo. Cerró sus ojos escuchando el silencio… ningún sonido se filtraba a través del cuarto. Ninguno.

Hasta ahora.

England…

Había vuelto. Lo sabía, era de esperarse. No se iba a rendir solo por no poder entrar, siempre encontraba la forma de desestabilizarlo sin necesidad de ello. Su sed de sangre… era insaciable. Amaba llevarlo hasta la locura extrema.

England… For that you ignore me? (¿Por qué me ignoras?)

Como si no lo supiera. Apretó sus ojos con fuerza y colocó la almohada sobre su cara tratando de dejar de oírlo. Imposible, su odiosa voz seguía taladrando la oscuridad y los metros de separación.

England… For that you ignore your itself? (¿Por qué te ignoras a ti mismo?)

Porque era peligroso escucharlo, si lo hacía terminaría siendo la sombra de su alma. Sus cadenas lo matarían lentamente con tan solo mover un pie. Era mejor continuar allí, acostado, pretendiendo haberse dormido.

England… Do not ignore me… Do not dare to ignore me! (Inglaterra… no me ignores… ¡No te atrevas a ignorarme!)

No lo escuches… no lo escuches… no lo escuches… no lo escuches por nada…

¡England! ¡England! ¡ENGLAND!

No hables, no te muevas. Deja que se vaya, en algún momento se cansara de gritar y se marchara. El sol saldría dentro de poco, era cuestión de esperar…

England… England… please… open me…(Inglaterra… Inglaterra… por favor… ábreme…)

¿Estaba… llorando? ¿Así se oía… cuando lloraba? Se sentía tan… miserable.

England… does not make me alone… we us have one to other one only… do not leave me also you're… you know that both we hate it… remembers us to… he… (England… no me dejes solo… nos tenemos el uno al otro… no me dejes también tu… sabes que ambos lo odiamos… nos recuerda a… él…)

Por un momento creyó que su corazón se detenía. Esas palabras… esas malditas palabras impregnadas de una pura y cruel honestidad lo apuñalaron en un segundo sin ser consciente de ello. Fueron capaces de romper su coraza y traspasarlo hasta incrustarse duramente en su corazón. Dolía horrores, saber que siempre seria así… "confía solamente en ti, no confíes en nadie más, y así no serás traicionado" esa frase dicha hace muchos años por Escocia… acababan de refregarlo en su cara. Él confió, y fue traicionado.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos pero no soltó ninguna de ellas, no se rebajaría a hacerlo. Aun así, siguió firme en no hacerle caso.

England…

Que amaneciera, por favor. ¿Cuánto más podía aguantar?

England…

Esta vez el tono fue más sombrío. Pronto escuchó arañazos y golpes contra su puerta, mientras la voz gritaba una y otra vez su nombre sin parar. Se comenzó a asustar, temiendo que la puerta no resistiera y él entrara. Una… dos… tres… seguía sin detenerse.

Y en un segundo, cuando creía que ya estaba perdido y que esta noche no escaparía, el ruido cesó. Los rayos del sol se filtraban por la ventana.

Suspiró con alivio. Al parecer, Dios le tuvo compasión… podría estar tranquilo ahora. Mientras sea de día, no pasaría nada. Ya volvería a preocuparse cuando oscureciera…

Ya volvería, siendo la palabra clave en la oración.

-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-

No entendía lo que pasaba, en un momento se encontraba en su cuarto luchando para no desmoronarse, y al segundo se hallaba en… ¿un campo desolado? El lugar se veía completamente destruido, y las plantas totalmente secas. ¿Qué había pasado ahí? Era como si lo hubiera arrasado un huracán…

Justo cuando creyó que era lo suficientemente raro, una melodía comenzaba a sonar. Miró a los lados tratando de descifrar de donde provenía, pero no había nada. La música tenía un ritmo de canción infantil, de esas que solía cantarle a Estados Unidos cuando era pequeño para hacerlo entender algunas palabras de su idioma que aún le eran difíciles.

Pobre, pobre Inglaterra

Pobre y desdichado Inglaterra

Perdido entre pesadillas

Que no tienen fin

¿Cuánto más crees que vas a sufrir?

Pobre y solitario Inglaterra

Hundido en una soledad sin fin

¿Dónde están tu familia y amigos?

A tu alrededor no hay nadie

Porque no los tienes a ninguno.

Pobre y lamentable Inglaterra

Sufriendo por personas que nunca te amaron

La soledad siempre será tu fiel amiga

Y tus cadenas serán tus pasos.

No hay escape para ti, querido Inglaterra

No puedes luchar contra ti mismo

Y por eso siempre seguirás así

Pues tu enemigo…

Es tu propio yo.

¿Por qué…? ¿Qué… que significaban aquellas rimas?

Significa que nadie te quiere, Iggy.

Fue como si todo a su alrededor se hubiera detenido. La melodía, el viento, el paisaje… y estaba ahí, enfrente de él, observándolo con esa sonrisa que secretamente adoraba más que a nada. Pero…

Significa que no eres nada.

¿Por qué….?

Significa que todos te odian.

¿…Dolía tanto…?

Significa que no deberías haber existido nunca.

¿…Escucharlo?

¿Alfred?

Nadie te quiere, Arthur. Deberías haber muerto hace mucho tiempo.

¡¿Por qué me dices eso, Bloody Hell? ¡No tienes derecho!

Tengo todo el derecho, Inglaterra. Ahora soy independiente ¿Recuerdas? Hace mucho dejé de ser una tonta colonia tuya… ahora por fin soy libre…

¡Shut up, Idiot!

¿Por qué no aceptas tu realidad? ¿Por qué sigues arruinándoles la vida a todos?

¿De qué hablas?

Si no hubieras existido, tus hermanos podrían ser países independientes…

¡Ellos siempre me trataron mal!

Si no existieras… muchas personas pudieron haber sido felices…

¡Te exijo que te calles, Bastard!

Francia, China, Canadá, España… yo.

¿Qué…?

Te odiamos Inglaterra…

Eso… eso no es cierto…

Por supuesto que sí, Mon Amie.

Francia apareció a su lado. En sus ojos se deslumbraba el destello del desprecio, el mismo que le dedicó aquella vez.

Si no fuera por ti… yo podría haber tenido por mucho más tiempo a mi querida Jeanne…

Tú… dijiste que me había perdonado…

¿Cómo puedo perdonar algo así? Eres la persona más detestable que he conocido en mi vida…

No…

Tú me separaste de él…

Canadá…

Ahí, junto al francés, el pequeño niño que había criado y que se había quedado con él cuando Alfred se independizó… lo miraba con lastima, y un poco de rencor.

Me separaste de Francis… y siempre me olvidabas, para ti el único que importaba era mi hermano…

Matt… yo nunca quise…

No hay excusas, acéptalo. Nadie te quiere con vida, ¿Por qué no desapareces y nos dejas ser felices?

No me digas eso Al… no tú…

Te odio, Inglaterra. No te quiero ver más. Desaparece.

¡No! ¡No quiero! ¡Me niego!

¡Desaparece!

¡No! ¡No! … ¡NO!

Pronto sintió los brazos del americano en su cuello, apretando con fuera intentando dejarle sin respiración. Se sacudía violentamente tratando de quitarlo, pero no lo lograba. Seguía gritando, pidiendo ayuda. Sin embargo, los otros solo observaban, alegres, esperando que sus ojos se cerraran y que no los volviera a abrir. Ya no eran solo el canadiense y el francés, ahora estaban el resto de los aliados, estaban los del Eje, Austria, Suiza… todos los países disfrutando del espectáculo.

No quiero morir…. No quiero morir…

Iggy… Iggy… vamos, reacciona… ¡Despierta, Arthur!

Sus irises esmeraldas se abrieron con premura, dirigiéndose al menor que lo miraba con sus ojos azules. Asustado, lo empujó bruscamente tomando bocanadas de aire y tocándose el cuello sintiendo aun la sensación de ahogamiento que lo embargó.

Auch… ¡Eso dolió! ¿Por qué me empujaste, Iggy?

¿Qué…? ¿Qué demonios haces aquí, Git?

¿Qué rayos había sido eso?

¿Pues qué más? ¡Despertándote! ¡Estabas gritando como loco!

¿Yo?

¡Sí! ¡Y como el Hero que soy no podía dejar que siguieras así! ¡Por lo tanto, te desperté! ¿Qué soñabas, Iggy?

Na-nada… absolutamente nada.

Nada que no haya soñado antes…

¿Seguro?

¡Por supuesto que sí, Bloody Hell! ¿Acaso me crees un mentiroso?

¡HAHAHAHA! ¡Bien! ¡Entonces no hay problema con que me quede en tu casa!

¿Qué? ¿Quién te dio tal permiso? ¿Y qué tiene que ver eso con esto?

Vamos Iggy… ¡No seas un gruñón!

¡Gruñón tu abuela, estúpido!

No tengo abuela Iggy... aunque, teniendo en cuenta la historia… bien podrías ser tu mi…

¡Dices una sola palabra más y te mato!

De acuerdo, pero me quedo aquí.

Está bien, está bien. Sin embargo, aún no respondiste mi pregunta: ¿Qué haces aquí?

Veras… tuve unos cuentos problemas con mis horarios, y por error, calculé mal la fecha de la próxima reunión, y vine dos días antes… entonces, decidí quedarme contigo para no tener que volver.

Pudiste haber pagado un hotel…

¿Para qué si es más fácil quedarme contigo?

¿No será que no quieres pagar?

¡Claro que no Iggy! ¡El Hero nunca haría tal cosa!

¡No me digas "Iggy", Git!

¡Pero te queda lindo!

¡Eres un idiota!

Suspiró frustrado y harto. La garganta ya le dolía y su cabeza comenzaba nuevamente a palpitar… aunque, no podía evitar cierta alegría, ahora no tendría que preocuparse por pensar en tonterías.

Decidió mejor levantarse de una buena vez y cocinar algo. Estaba hambriento. Al moverse de la cama, el ruido de sus cadenas hicieron eco, oprimiéndole un poco el corazón y opacando su alegría. Pero, ¿importaba? Nadie las veía, nadie las notaba. Así que daba igual.

Vamos a la cocina, Idiot. Necesito una buena taza de té….

¡Yes, Iggy!

¡Que no me digas Iggy!

¡Jajajaja!

El inglés se encaminó hacia abajo seguido de cerca por el estadounidense. Alfred reía alegremente mientras comentaba lo primero que pasaba por su cabeza. En un momento, cuando Arthur dobló en la esquina, notó un destello en sus brazos.

Por un segundo le pareció ver algo allí. No, seguro solo fue su imaginación. ¡Ja! ¡Qué gracioso! ¡Como si fuera posible! Se apuró para alcanzar al mayor olvidándose del pensamiento que cruzó su mente.

Pero por un instante pudo haber jurado haber visto unas…

Imposible.

¿O no?

-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-,-

Iggy, ¿Estas bien?

El británico tenía su mano colocada en el costado izquierdo de su cadera, y aunque trataba de que no se le notara lo mucho que le dolía, era imposible. Dolía. Dolía demasiado.

Habían pasado un par de horas desde que el americano llegara y todo estaba tranquilo, en calma. Mientras Alfred buscaba una película para ver en la televisión, él había decidido ir a la cocina por algunos dulces y jugo por si les agarraba hambre.

Entonces lo vio allí. Sobre la mesa. Un hermoso cuchillo de chef, grande, que relucía más que cualquier otro objeto en el lugar. No lo sintió. Hipnotizado se fue acercando poco a poco hasta el, lento, muy lento. Observaba como una de sus manos tomaba el artefacto y lo alzaba a la altura de sus ojos para admirarlo mejor. Era hermoso, por alguna extraña razón, le parecía lo más bello que hubiera visto en su vida.

Y en cámara lenta, presenció como bajaba el cuchillo hasta su estómago, sintió los deseos de encastrárselo profundamente una y otra vez. Sintió la necesidad de ver sangre saliendo de la herida. Quiso sentir el dolor latente por todo su cuerpo.

Fue en ese momento que escuchó la voz del menor llamándolo preocupado y notó con horror como el objeto estaba dentro suyo. ¿Cómo? ¡Él no lo hizo! ¡Ni siquiera movió su mano!

Pero la herida decía otra cosa. La sangre salía abundantemente por la cortadura y el inglés se dio cuenta que si seguía así solo empeoraría. Agarró rápidamente con su mano libre un trapo colocado en la repisa y lo apretó fuertemente allí. Tenía que parar la hemorragia.

Alfred lo miraba con los ojos bien abiertos y trató de acercarse para ayudarlo pero el mayor no lo dejó, apartó su mano bruscamente y corrió al teléfono para llamar a un número que conocía perfectamente. La única persona que podía curarlo.

Hola, ¿Puedes venir ahora? Ha vuelto a ocurrir… — la voz al otro lado le respondió algo que hizo que el británico se exaltara un poco— ¡Yo también creí que ya no pasaría! ¡No tengo idea de porque! ¡Y no, no tomé nada! ¡¿Vas a venir o no? — esperó unos segundos la contestación— de acuerdo, te espero. Alfred está conmigo, no tardes. Bye

Suspiró sentándose en el sillón y soltando un gemido doloroso ante las puntadas que le recorrieron. Con el trapo hizo un nudo alrededor de su cintura, un torniquete para que la sangre deje de salir. Estaba impotente, tanto tiempo creyendo que se había salvado por lo menos de algo y ahora reaparecía. Y de una forma extraña. Nunca se había hecho una herida semejante, no de aquella forma. ¿Por qué? ¿Por qué justamente ese día? Justo cuando creía que podría pasar un momento agradable con Alfred…

Alfred. Giró su cabeza buscándolo con la mirada y lo encontró en la puerta de la sala, cruzado de brazos y con una expresión seria, impropia en él.

Inglaterra, ¿Qué pasó? ¿Cómo te hiciste esa herida? ¿Y a quién llamaste?

Yo… no… no es na-nada.

¡Mientes! — gritó sobresaltándolo— ¡Esto no puede no ser "nada"! ¡Mírate! ¡Estas pálido y sangrando y solo te quedas esperando a alguien mientras te desangras! ¡Se supone que somos aliados! ¡Confía en mí!

¡No tienes derecho a gritarme, Bloody Git! ¡Y no es algo que te incumba!

¡Por supuesto que me incumbe!

¿Así? ¿Y porque? — inquirió Arthur frunciendo las cejas y observándolo directamente. Alfred sintió una furia creciendo en su interior ante el tono cínico que uso´ y se encaminó hasta estar a centímetros del mayor para exclamarle con fuerza lo que pensaba.

¿Por qué? ¡Porque me importas, maldición! ¡Porque eres una persona importante para mí! ¡¿Es suficiente o su realiza le parece poco? — el inglés apartó la mirada ante las palabras y eso solo enfureció mas al estadounidense que estiró del brazo a Arthur para que lo mire de frente.

Aunque al segundo se arrepintió de hacerlo. Sus ojos azules se abrieron mientras observaba atónito como unas marcas raras aparecían de repente por su rostro, cicatrices que no se parecían en nada a las que producían las guerras, todo lo contrario, eran como quemaduras hechas por hierro y metal hirviendo, que dejaban la piel en carne viva. Bajando la mirada notó con mucho más miedo como en el cuello se hacían visibles dos, que poco a poco se desintegraban dejando el lugar hueco, lo suficiente para ver el hueso a través de ellos.

Ar-Arthur… ¿Qué… qué diablos…?

Pero no pudo terminar su pregunta porque justo en ese momento el timbre de la casa sonó. Arthur, extrañado por la cara horrorizada del menor, como si hubiera visto un fantasma, se soltó del brazo americano y se dirigió a la puerta para abrirla. Al volver, una persona se hallaba a su lado.

Y las marcas vistas por sus ojos, ya no estaban.

Eso, solo lo asustó aún más. Sin embargo, se olvidó rápidamente de ello, al ver al acompañante del británico. Quien ya se hallaba sentado y preparando algún extraño brebaje mientras sacaba vendas, alcohol y un desinfectante para, seguramente, tratar la herida de Arthur.

La externa, por lo menos.

¿Externa? ¿De dónde había salido aquello?

¿Te vas a quedar ahí parado todo el día, Idiot? ¡Haz algo útil y ayuda un poco a Noruega!

O-ok… — sacudió su cabeza y se colocó deprisa al lado del noruego— ¡El Hero ayudará!

Pero Arthur no se escaparía del interrogatorio. Por supuesto que no.

Y tampoco podría escapar de otras cosas, aunque esto, ninguno de los dos lo sabía aún.

-.-.-.-.-.-.-

Fin de la Primera parte

-.-.-.-.-.-.-

Continuará…

Notas de Luni:

¿Dramático? ¿Triste? ¿Les dio miedo alguna parte? ¿Cuál escena les gustó más? ¿Qué creen que sucederá? Bien… tendrán que tener paciencia para descubrirlo, falta para que de la segunda parte. Pero, valdrá la pena, pocas veces estoy segura que de verdad algo gustará, y me esforcé muchísimo con este fic, para que sea digno de mi sorella. Luego me dices que opinas ¿Si?

¡Nos vemos! ¡Todos sus Reviews son bienvenidos! ¡Cuídense! ¡Bye!

Se despides: Remula Black.

PD: Quedan dos regaloooos.