Dis: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen. NO LUCRO.
Aut: Murder the Gaa.
Web: Disponible en: Livejournal, Blogspot, Fanfiction(.)net.
Tem: Gen.
Rat: NC-17.
Pers: Voldemort (Tom M. Riddle), Harry Potter, Albus D., Merope Gaunt, Hermione G., Ronald W., Tom Riddle Sr., Caracteres Originales (OC).
Gén: Family / Angst / Drama / Hurt/Comfort / Friendship / Tragedy.
Adv: Universo Alterno. Leve OOC.
Not: Cuando uno por fin saca la idea de su cabeza, no puede estar más feliz xD. He estado pensando en este fanfic desde hace tanto tiempo D: Y mientras escribo este pienso en otro (LOL).

Quiero aclarar dos cosas, dos GRANDES cosas.

Esto es un Tom/Harry u Harry/Tom (la idea principal es que follan los dos juntos), Universo Alterno, pero no por ello Tom deja de ser oscuro, sino mas bien equilibradamente oscuro. Este fanfic es largo, tan largo para que yo lo anunciara xD, así que espero que sean pacientes.

Acl: El título (así mismo sus capítulos) corresponden al latín. El título al completo significa: Libro 1: Demente Ilusión. Por otro lado a re pænitere significa "Arrepentirse de haber pecado", "sentir dolor", en lo que ahora acortamos como "Arrepentir(se)".

| Play: Wonderwall – Oasis


{ LIBRI I: DEMENS ILLUSIO }

Las lágrimas más amargas que se derramarán sobre nuestra tumba, serán las de las palabras no dichas, y las de las obras inacabadas.
HARRIET BEECHER STOWE – FILÁNTROPA Y ESCRITORA ESTADOUNIDENSE.


CAPÍTULO 1 – A re pænitere


"¿Sientes, Harry? ¿Lo sientes...?"

"No, no lo hago"

"¿Me escuchas Harry, lo haces?"

"¿Hacer qué?"

"Escucharme"

"Lo intento"

"¿Lo haces Harry, lo haces?"

"¡¿Hacer qué?"

"Arrepentirte, ¿Lo haces, Harry?, ¿Lo sientes?"

"¡¿Sentir qué?"

"El dolor... Su dolor"

"¡NO!"

"¿Lo haces, Harry, lo sientes?... ¿Cómo se rompe? ¿Cómo duele?"

"... Lo hago"

"¿Harás algo, Harry? ¿Lo harás...?"

"Ya es demasiado tarde"

"... Nunca es tarde, siquiera para él"


Harry despertó agitado, agitado y completamente asustado. Desde hacia semanas estaba teniendo el mismo sueño, la misma pesadilla, las mismas palabras dichas una y otra vez, y en cada ocasión se oían más dolorosas, nostálgicas y suplicantes. Dolía.

Siempre había podido sentir el dolor, cuando aquella suave voz le susurraba cosas, y sentía ecos de un pasado triste y vacío, de aquel latente dolor que se cernía sobre su corazón, doblándolo de sufrimiento, ahogándolo en tristeza y demencia.

Creía cada vez con más fuerza que si seguía así se volvería loco. Nadie aguantaría tanto, y por unos segundos pensó en él, en un armario debajo de las escaleras, en noches a oscuras, días sin comer y tardes bajo el sol.

"Duele... Duele tanto"

Abrió sus ojos sin tener el conocimiento básico de que estaban cerrados, de nuevo aquella voz, insinuándole cosas.

¡Él no quería volver a sufrir! ¡Ya había tenido suficiente!

"No es tarde... Nunca lo es"

Mordió sus labios con premura e insolencia. ¿No bastaba con tener que salvar a mundo mágico? ¿Qué ya no tenía que matar a Voldemort?

¿A quién tenía que salvar ahora?, ¿No estaba salvando a todo el mundo ya?

Reconocía que había personas que lo detestaba, y él detestaba, que habían amigos, compañeros, amantes y conocidos muertos en un lugar donde él no podía llegar.

¿No muchas veces quiso caminar hacia Lily y James Potter? ¿No muchas veces quiso saltar por ése velo y rescatar a Sirius? ¿No muchas veces él quería el mismo 'futuro'?... Por sus pálidos labios y secos labios —de los cuales rara vez se podía apreciar un color saludable— escapó un ahogado suspiro mientras sus manos se dirigían a sus ojos. Poco a poco su cuerpo se levantó de las húmedas y revueltas mantas, al mismo ritmo en el cual su tenso cuerpo comenzó a ser consciente del exterior. A su lado, Ron inspiró profundamente, mientras que Hermione permanecía de lado de la misma manera en la cual hace unas horas se había ido a dormir; No se sentía para nada bien, de hecho, se sentía bastante angustiado. El cántico en su mente no lo abandonaba por mucho tiempo, pero en períodos oscuros como ahora lo único que podía pensar era en salvar a sus amigos, sobrevivir, y poder rescatar a todas las personas a las cuales les tenía cariño con ahínco, y a aquellas que esperaban un futuro.

Futuro que él pensaba no tendría.

Su espalda se quejó por la mala posición en la cual se sentó, mientras que su playera se pegaba a su torso y espalda otorgándole un frío para nada ansiado

Tan solo.

—... 'Arry —la voz somnolienta de Ron rompió con sus pensamientos por unos momentos, y pese a que sus ojos no distinguía muy bien las figuras del suelo, o que le ardían sus orbes por forzarse en ver a Ron, dejó escapar un agotado gruñido que seguro a los embutidos oídos de su amigo sonaría más a tener sueño que otra cosa —... ¿'Stas bien? —dijo arrastrando las palabras en un eterno suspiro de estrés.

—Duérmete, Ron —Harry no tuvo que insistir mucho para que su pelirrojo amigo cayera duramente contra el suelo y se arrellanara aún más a la delgada y —suponía— caliente figura de su amiga.

Suponía muy bien que al amanecer harían como si hubiesen dormido en los extremos contrarios de la sala cuando había sido todo lo contrario, y una nostálgica mueca apareció en su rostro por unos instantes.

"Dijiste que ibas a hacer algo"

—No, nunca lo dije —pensó para sí.

"Pero lo sientes..."

¡Claro que lo sentía! Como un dolor propio y eterno, a aquellas tardes camino a la escuela en algún lodazal en el cual Dudley lo hubiera tirado, a mañanas quemándose con aceite, atardeceres cortando hierva u oscuras noches en un armario contando cuentos inexistentes, tratado de imaginar brazos y caricias de padres amorosos, o amigos con los cuales jugar cuando el sol saliera a dar la bienvenida.

Sentía los sueños rotos, sentimientos tortuosos y lágrimas que ya siquiera sabían a sal.

Ya no sabía a nada.

"No es demasiado tarde... Nunca lo es"

¿Cómo saberlo? ¿Cómo reconocer que no se estaba volviendo loco? ¿Cómo saber que todo esto no era más que otra treta de Lord Voldemort?

¡¿Cómo saberlo?

Estaba cada vez más desquiciado por encontrar los horrocruxes, cada vez más desesperado por no ver una próxima salida, consumido por el agotamiento, las muertes y vivir... ¿Por qué no ser un joven normal? Un chico el cual pensara en su próxima cita, cuyo problema más grande era el próximo examen o el idiota que le caía mal, cuya gran traición fuera que sus padres no lo comprendieran, y su mayor deseo tener la última escoba del momento, pero Harry Potter siquiera tenía el gusto de salir con alguien por mucho tiempo, no antes de que esa persona muriera, fuese acosada o se cansara de todo lo que conllevaba ser su pareja.

"Duele"


Claro que dolía, dolía como la puta madre.

Por la claraboya, la agónica luz buscaba ganarle a la perturbadora oscuridad, y Harry pensó cuántas veces tendría que vivir lo mismo antes de que el peso en su corazón muriera por completo.

—¿Estás bien, Harry? Pareciera que no dormiste muy bien anoche —, ni anoche, ni hace semanas. Harry miró el descuidado cabello de su amiga, aún más desordenado de lo que recordaba, las profundas bolsas negras bajo sus ojos, lo irritado de sus ojos y su otrora trigueña piel ahora más pálida y descuidada.

Se veía tan agotada.

—Si, hermano —continuó Ron en un gran bostezo con sus finos y revueltos cabellos rojos sobre su frente —, anoche te despertaste temprano y te veías algo agitado.

Hermione le miró sospechosa, con sus ojos fijos en su cicatriz y las facciones de su rostro, no tuvo que ser un genio para saber que lo estaba estudiando y podía apreciar muy bien los signos de agotamiento e insomnio.

—... ¿Es él? ¿Es quien-tú-sabes? —la miró por unos segundos, cavilando si contarle lo que aterraba su sueño que estaba muy alejado de un señor Oscuro en ascenso, pero pronto recordó las palabras que ella misma pronunció junto a Ron en su segundo año, colocando la extraña sensación de deja vu, sólo que esta vez no había ninguna serpiente a su alrededor, de eso estaba seguro.

—"Escuchar voces no es bueno... Incluso en mundo mágico, Harry"

—"Ella tiene razón, Harry..."

Ella tiene razón.

La tiene.

—Sí, es él. Al parecer está entusiasmado con algo, no lo sé muy bien ya que no me gusta meterme en sus pensamientos... Es tétrico, ¿Sabes? —los ojos de su amiga mostraron toda la pena que sentía por ése hecho. Por lo menos ellos podían reconciliar un poco de bienestar mientras dormían, pero para él las torturas estaban todos los días, a diario, a cada momento... Apenas cerraba sus ojos.

Cuando él se volvía vulnerable.

—Vamos, Mione, déjalo en paz. Suficiente tiene con siquiera poder descansar bien.

Ella asintió sin siquiera dar una lucha ya que lo creía conveniente, y pronto se encontraron juntos en una cafetería de mala muerte intentando comer algo a la par de murmurar nuevos planes u algo que les sirviera, la sensación de estar vigilados no se iba ni de día, ni de noche, el café que estaba ya tibio entre sus mano no dejaba de emitir pequeños ondeos según el nerviosismo de sus manos, las tostadas de Ron aún estaba a medio comer —y pese a que se moría de hambre— sus azules ojos regularmente se paseaban por el sitio buscando algún indicio sospechoso dejando que la caliente tostada descansara en su boca más tiempo de lo necesario y no era precisamente porque estaban deliciosas como las de su madre, muy por el contrario. Hermione tenía el pequeño tic de parar de hablar durante unos minutos tratando de concentrarse en otra esencia mágica, y Harry... Harry simplemente los veía allí al borde del colapso nervioso, preocupados de una guerra que no les pertenecía, haciéndose cargo de deberes que no correspondían siquiera porque la guerra los golpeaba directamente, inmiscuidos en un asunto que no era suyo si él no fuese su amigo; Apreció como tras su analítica mirada ellos se relajaban rápidamente y le regalaban una afectuosa sonrisa antes de proseguir para luego recaer en el mismo infernal ciclo.

—No creo que sea posible —concluyó Hermione tras la alocada idea que crearon Ron y Harry —, es casi imposible que ingresemos al Ministerio como vamos, hace poco de tres días casi nos agarra Dolohov... Escuchen, sé que tenemos que avanzar y para ello tenemos que ingresar al ministerio, pero tampoco podemos apresurar algo para lo cual no estamos preparados.

—¡Pero, Hermione!

—¡No, Ron! No seamos impulsivos, no sólo nos jugamos la vida, sino la vida de todo mundo mágico —cortaba haciendo aquel gesto con la frente que denotaba la angustia y determinación conocida en otros tiempos más felices cuando los arrastraba a ambos a la biblioteca con el único fin de estudiar para los exámenes finales.

—Pero no avanzaremos nada como vamos —masculló enojado por ser interrumpido.

—Harry... —ocupó aquel tono de voz tan común cuando quería que interrumpiera en una inminente discusión.

—Hermione tiene razón, Ron —ante la cara de triunfo de Granger su amigo frunció el entrecejo bastante ofuscado —... Pero Ron también la tiene.

El previsto "¡Ja!" No se hizo de esperar.

—¡Harry! —chillaba indignada su amiga.

—Ambos tienen la razón, creo que debemos actuar e ingresar al Ministerio, sobre todo porque allí sí podemos recolectar mucha información, pero Hermione tiene razón al decir que simplemente no es llegar y entrar, sólo tenemos una capa de invisibilidad y eso no nos ayudaría mucho considerando las caras que acaban de poner con su "¡No dejaremos que vayas solo, Harry!" —aunque no era tiempos de risas, unas pequeñas carcajadas sacó con su fiel representación de sus amigos, eran momentos como ése en los cuales Harry se podía relajar a menos un poco.

"En el Misterios... En el Departamento de Misterios... aquella puerta, maldita puerta"

Harry parpadeó un poco reubicándose en su tiempo y la mirada de sus amigos también se habían aligerado.

—Hay que planearlo bien —concluyó de un momento a otro el de la cicatriz — y para eso tenemos que averiguar por Londres muggle. Tenemos que llegar y vigilar la cabina de teléfonos...

—De a uno será mejor.

El resto de la tarde lo pasaron entre hipótesis, planes de escape, decisiones que deberían tomar solos si se presentaban y no estaban los tres juntos, lugares seguros y hechizos que ayudarían en su autodenominada misión.

No pasó mucho tiempo cuando dieron las doce del mediodía, Hermione pagó la cuenta —ya que era la única quien poseía dinero muggle anticipándose a los hechos—; Harry realmente no sabría qué hacer sin Hermione y sus precauciones que a veces se tornaban paranoicas. Salieron del local no sin estar en completa alerta, podía apreciar perfectamente los amplios y tensos músculos de Ron y los ojos de la fémina paseándose con regularidad entre las calles plenamente muggles.

Era la desconfianza más notable que podían tener.

No se acercaban a nadie, así mismo nadie se acercaba a un trío que parecían más esquivos que otra cosa. Las calles de Liverpool estaban repletas de gente caminando al trabajo, yendo a reuniones, juntas, adolescentes y universitarios la gran mayoría completamente desligados de la guerra que en su mismo país protagonizaba.

—Debemos ir a Bristol, estoy segura que allí encontraremos algo —cosa que no les sorprendía, Bristol tenía a la mayoría de los sangre pura albergados con parajes impresionantes, opulentas mansiones y mucha vegetación que les permitía ocultarse.

—No estoy muy seguro —el tono de voz que utilizó el pelirrojo logró que ambos rodaran los ojos. Ron podría ser muchas cosas, pero entre ellas destacaba que era un flojo, y era pésimo en el noble arte de la desaparición. No les sorprendía que la señora Weasley se riera mucho cuando dijo que le costó más de cinco intentos lograr llegar al punto de encuentro, o que cuando lo hacía nunca llegaba al centro.

Ni Harry era tan tonto.

—Vamos, compañero. Entre más rápido mejor —sin decirse nada más, caminaron hasta que la gente no se fuera mucha, e ingresaron a una calleja de mala muerte. Hermione tomó a Ron, como ocurría la mayoría de las veces, mientras que el pelinegro se colocaba de acuerdo con su amiga en una zona muggle lo bastante alejada —pero conocida— para aparecerse-

—Odio no saber de qué hablan.

Lo cual era cierto. Pese a que la familia de Ronald estaba en la campaña pro-muggle tenía grandes lagunas y decadentes conocimientos del mundo en el cual ambos habitaron con regularidad.

—Cuando todo esto termine, iremos de viaje los tres a acampar a la manera muggle por las grandes ciudades —eso pareció ilusionar a Hermione quien no demoró en mencionar todas y cada una de las posibles ciudades o pueblos que querían conocer. Ron por un momento miró extrañado para luego sonreír entusiasmado cuando ambos mencionaron "La semana gourmet en..." Los ojos de su goloso amigo se iluminaron tanto que no demoró en preguntar cuántas ciudades en vacaciones poseían esas semanas.

Minutos más tarde, el denominado trío de oro pisó las calles de Bristol.


Pasaron días en un bosque bastante húmedo y sombrío, a ninguno le gustó estar allí, pero era el lugar más adecuado para ser unos prófugos como bien anunciaban en El Profeta. Los difusos y abstractos sueños de Harry no mermaban, así como tampoco lo hacía la extraña sensación de que debía hacer algo que no lo estaba desarrollando.

Cada vez el deseo de ingresar al Ministerio le era más urgente, la tonta necesidad de saber si Hermione ya tenía hecha la poción multijugos o Ron no había dejado pasar absolutamente nada en su estado de guardia, y poco a poco su paciencia fue disminuyendo e irse de su turno al costado de la cabina se le fue haciendo cada vez más difícil, había algo que lo llamaba con tanta vehemencia que se le hacía insulso estar esta noche durmiendo en una cama con frío mientras que afuera había algo que lo esperaba.

—Has estado actuando raro —la mañana de su quinta mañana en aquella carpa lo arrinconó a la hora del desayuno, aunque fue más una aseveración que otra cosa, por lo cual Ronald lo único que pudo hacer fue quejarse de la repulsiva comida que con mucho esfuerzo Harry cazó y Hermione cocinó.

—Ni los elfos comerían esta porquería.

—¡Ya basta, Ron! Come y calla. ¿Sucede algo, Harry? —no le pasó para nada desapercibido el cambio de voz que tuvo Hermione al tratar con él, así también el ceño fruncido de su amigo y supo que tarde o temprano tendría problemas sobre las intenciones que él tenía a su amiga que más veía como hermana.

—Nada de qué preocuparse, solo lo mismo de siempre.

Hizo un gesto con la mano para colocarle más interés al plato de comida delante de él, y realmente debía reconsiderar las palabras de Ron. La poca comida que él pudo cazar Hermione la había hecho papilla.

—Saben —dijo con algo de vergüenza en todo esto. Siempre había omitido las 'habilidades' que tenía con su vida en casa de los Dursley, pero ahora las encontraba bastante útiles —... No quiero desmerecer tu esfuerzo, Hermione, pero Ron tiene algo de razón... ¿Qué le hiciste a los pobres pescados?

Ron se carcajeó un poco ante aquel hecho y Hermione frunció el ceño.

—¡Pues alguien debe cocinar, y Ron siquiera sabe lo que es una cocina! —chistó ya más enojada por el acto tan malagradecido.

—Bien, yo cocinaré... Pasé mucho tiempo con los Dursley y he de decir que tía Petunia nunca supo hacer bien una torta, a menos que decorarla contara como cocinar —por unos momentos ambos lo miraban escépticos, al parecer no les cayó bien la noticia de que él sí sabía cocinar, más a Ron que tenía algo de vena machista en su familia, pero no lo descolocó del todo.

—Pero Harry, tú ya cazas nuestra comida —murmuró ella apenada por no ser de utilidad.

—Oh, creo que entre ustedes dos —continúo él—, sí, tú también Ron —expresó al ver el ceño fruncido de su amigo— podrán encontrar una manera inteligente de cazar muchos peces o colocar trampas para conejos y patos. Eres inteligente Hermione, estoy seguro que habrás leído algo o se te ocurrirá una mejor idea que la mía... Si he de ser sincero me costó lo mío —murmuró confidente con el claro fin de hacer sentir mejor a su amiga—. Por supuesto que Ron te ayudará con el trabajo duro, estoy seguro que toda la comida que ingiere con la señora Weasley o en Hogwarts dan como resultado mucho músculo, o fuerza.

Su amigo le sonrió gratamente mostrando sus brazos en un claro signo de demostración, Harry se rió un poco y siguieron comiendo lo escaso que tenían. Cuando a Ron le tocó levantar la mesa, esperó hasta que Hermione se fuera a chequear las barreras antes de acercarse a Harry y hablar bajito.

—Gracias hermano, estaba seguro que si comía una vez más el pez de Mione me daría diarrea.

Hermione sólo escuchó la estridente carcajada que soltó Harry. No le importó mucho el por qué, sólo estaba el hecho de que su amigo quien con suerte sonreía había logrado una carcajada feliz y desinteresada.

Muy cercano a los sentimientos de Ron al ver brillar los verdes ojos de su amigo.


—Creo que ya es hora —tanto Hermione como Ron asintieron ante las palabras dichas por Harry en plena cena. El día de hoy Ron había escuchado decir a Dalwish una información bastante jugosa sobre redadas masivas al norte de Escocia con el único fin de encontrarlos, como también a personas que escapaban por ser mestizos o nacidos de muggle.

—Sí, es hora de hacer el plan, sólo faltan dos días para que la poción multijugos esté terminada, es hora de recolectar los cabellos. Mañana los obtendré de gente que no llame mucho la atención, pero que sí tengan buenas conexiones o accesos al Ministerio. Ya he encontrado algunos, sólo falta que vengan o encuentre algunos mejores —ambos asintieron y la excitación de Harry al saber que iba a ingresar a el lugar que tanto ansiaba no se fue durante los tortuosos tres días que tuvo que esperar.

Cuando por fin su amiga le tendió el vaso con la viscosa poción, siquiera lo pensó dos veces antes de beberse el frasco importándole poco el asqueroso sabor o los cuerpos tendidos a sus pies que pronto tuvieron que mover con Ron.

—Vamos —estaba demasiado ansioso por algo que desconocía.

"Abajo... Muy abajo"

Le escuchó decir. En un comienzo estaba más que desquiciado con la voz de la persona que le susurraba cosas, ahora le parecía completamente desquiciada, pero estaba acostumbrado. Dos meses escuchando una voz no era habitual, pero tenía la desesperante costumbre de adaptarse realmente rápido a los extraños cambios de su vida, así como la curiosa necesidad de leer.

Pero no leer cualquier cosa, sino los libros correctos.

—Señor Perskin —por un momento ninguno de los tres giró, pero Ron llevaba la placa de aquel nombre y Harry le pegó un leve codazo para que respondiera.

—D-digame señor...

—Ivanovish —contestó él con voz densa —. El piso número cinco no deja de llover.

—P-pero yo tengo que...

—Sé lo que tiene que hacer, señor Perskin, pero este es su trabajo. Sígame por favor.

La mirada angustiada de su amigo les llegó de pleno y tanto él como Hermione no esperaron a susurrarle hechizos que podían ayudarle a una velocidad irregular haciendo ejemplos con varita.

—Lo haré, lo haré —repetía con voz quebrada mientras seguía al departamento de deportes. Ellos se dirigían al Departamento de Aurores, y cuando el ascensor por fin se detuvo en el piso, Hermione quiso jalarlo hasta que de la nada, apareció otra persona.

—Darwin, el jefe te está esperando. ¿Se puede saber qué coño haces aquí? —Harry lo quedó mirando sin decir nada, sus instintos se lo decían —, lo suponía. "Cosas de trabajo". Ahhh... Todos estamos igual, lo único que espero son mis vacaciones, esta vez el jefe dijo que me enviaría a las Islas Griegas, algo sobre "Inevitables actos de redención" —él sólo se quedó callado, al parecer el tal Darwin no hablaba con nadie más de lo estricto —. Me caes mal tío. Departamento de Misterios, Piso Alfa.

Ante los ojos incrédulos de Hermione, la reja del ascensor se cerró y Harry se perdió en el complicado túnel de redes. Pese a que dijeran "Piso alfa" era casi como escupirle a las personas el 'Piso madre' por lo cual sólo quedaban los cimientos.

Harry le sorprendió ver la magnitud de las redes mientras que O'Connor —que era como decía la placa— seguía hablando de lo que quería ser, con tanta buena suerte resultó que el tipo era un Inefable, y algo dentro de él causó un regocijo tremendo.

Las varitas fueron expuestas en la entrada y la contraseña dicha, aunque él realmente no dijo nada, sólo se quedó mirando al sujeto quien le sonrió de medio lado con un "Buenos días, Darwin, tan jodidamente animado como siempre", lo que le causó curiosidad ya que éste tipo sí que era antisocial.

Las cámaras aparecieron allí, y a lo lejos vio el salón de profecías lo que sólo le causaba el irremediable sentir del dolor. Pasaron por el salón de pruebas y O'Connor se despidió dejando a Harry en un pasillo donde únicamente habían puertas; Siguió caminando hasta encontrarse con una roñosa no muy distintas de las demás, de color ébano y placa de plata, sus letras hiladas en el dialecto druida y sin pensarlo mucho entró encontrándose con el acceso correcto al salón de las profecías.

—¿Qué demonios significa esto? —caminó por los pasillos unos instantes, fijándose en las esferas que dejaban entrever imágenes y algo no le calzó en la mente.

¿Por qué el Departamento de Misterios tenía un salón de profecías si no las podían leer? Todas estaban etiquetadas y cada vez que la esfera sentía su magia escenas transcurrían tras sus ojos.

—"Las profecías sólo las pueden tomar la gente que aparece en ella" —le dijo Dumbledore un cálido día de Junio, cuando estaba por salir.

Según él, escuchó a Trelawney hablar sobre ella pero... ¿Cómo puede profetizar algo sin las personas? Vio a lo lejos a una persona dejar una profecía en un estante, camino durante mucho tiempo antes de encontrarlo, y cuando lo vio a él coger una ninguna palabra fue dicha, simplemente salió.

A Harry no le gustaba ése sentimiento.

"Es falsa... Es falsa"

Y el realmente lo creía.

A pasos agigantados se dirigió a la gran aula de profecías en negro, no tenía duda de que si alguna de esas esferas fuera suya, se encontraría donde el color representara lo fatal, aunque a penas dio dos pasos, el salón rojo —único distintivo en el estante— apareció ante sus ojos. Caminó entre las estanterías mirando a hombres matar a hombres, mujeres dormir con políticos, políticos muriendo atascados. Magia negra, blanca, muerte, vida, felicidad u tristezas.

Las profecías eran de todo tipo, su único objetivo era decir claramente que ése hecho de su vida marcaría el resto.

Vio la letra "P" grabada en una placa y pronto comenzó a buscar el apellido Potter. Irónicamente su nombre no estaba en ella, sino la de sus padres.

Lily y James Potter.

Harry sin dudarla la tomó, y la suave voz que sonaba distante, pero certera lo atravesó —muy por el contrario de la voz de su profesora de adivinación—.

La flor que se deja al viento, da polen y la vida nace.

Grandes cosas se esperan de él

Harry se llamará, al morir el séptimo mes sus ojos se abrirán

Codicia rodeará su nombre,

De corazón puro y alma oscura

Grandes cosas se esperan de él,

aquel al cual el dolor acecha será su más grande proeza...

Al caer la doceava luna donde el invierno muera, la decisión será tomada

Y la ira lo golpeó. ¡¿Qué significaba eso? Sin siquiera pensarlo guardó la esfera entre sus ropas y caminó furibundo por los pasillos. ¡Otra profecía! ¡Lo que le faltaba! Aunque esta había sido para sus padres a los cuales les anunciaba su nacimiento y parte de su vida. Se preguntó si James la habría visto, o su madre tal vez.

Cuando estaba por salir, la letra "R" se divisaba a lo lejos, y el Gryffindor dentro de él no pudo resistir la tentación. El nombre de Tom Riddle Junior yacía junto al de Albus Dumbledore, y sin pensarlo la tomó, y al mismo son de la voz, las suaves imágenes de lo que esperaban comenzaron a fluir.

Nacido de magos poderosos creará la innovación,

sólo un error puede haber, amor u odio se estremecen bajo su nombre.

Cuando el año muere, el niño nacido del engaño llegará,

Y el rencor que fue su frío manto permanecerá hasta que la magia toque su puerta...

Aquel que se enamoró y mató, el que amó y sufrió será el responsable

la decisión correcta dará amor... La errónea sólo dolor.

Sólo la palabra saldrá de esos labios y el destino del mundo cambiará.

El de gotas de limón...

Gotas de limón, ¿Eh? La suave voz que le cantó la profecía se detuvo, suspirando suavemente como quien cuenta un secreto que no debería, mostrando los característicos ojos de Dumbledore en las imágenes, así también la ya masculina espalda de Tom.

Y Harry por un momento pensó, pensó en la persona a la cual el dolor acechaba.


Not: O: Asco de profecías xD, no sé cómo lo hacen algunos para que les suene bien, pero creo que se deben a que algunos son versados en poesía... A mí nunca me gustó realmente. ¡Novelas dramáticas son lo mío!

Espero que les haya interesado. La verdad estoy muy entusiasmado con este proyecto x)

A los que se pregunten: ¿Por qué los títulos están en latín? Yo les contestaré: Porque adoro ella latín xD, además suena tan genial.

Como habrán leído, tomé algunos parajes del libro 7, pero no los copié al pie de la letra, así que no me jodan. Más adelante explicaré eso de las voces, profecías y todo la zalamería, este es sólo el primer capítulo, y si hubiera querido que todo terminará habría hecho un One-shot xD.

Aclaro: No Dumbledore!Bashing, sólo para los que aluden muchas cosas. De hecho, nada lleva Bashing. Espero que les haya sido amena la lectura.

Ya saben, si les gustó comentan, sino, también, si tienen preguntas o dudas las responderé, aunque pásense por mi LJ o Blog ya que allí siempre subo todo jajaja.

Ciao~.