Estaba sentado, en medio de la oscuridadd observandolo, mirandolo dormir, tratando de contemplar sus sueños.
Estaba ahí como todas las noches, cuidando de el, de su humano. Viendo como duerme tranquila y pacificamente con una ligera sonrisa en los labios.
Tenia la mejilla recargada en mi mano, ansioso, esperando que dijera algo entre sus sueños.
Respiro, y los pulmones se me llenan del dulce e irresistible aroma que desprende su cuerpo. Ese olor que hace que me arda la garganta de la sed que me provoca.
Pero es facil de ignorar cuando observo su bello rostro.
Las mejillas con ese suave color carmesi, propias de una sangre que esta presente en el a cada momento.
De pronto abre los ojos y me dedica una sonrisa.
Sus mejillas de nuevo se despiertan provocando que se ruborice.
-Damien…
-Duerme, estare aquí para cuando despiertes.
-Encerio?
-Por supuesto.
Cierra los ojos nuevamente y se duerme de una forma casi inmediata.
Pero yo le menti. Me tenia que marchar para no exponerlo mas a los peligros de mi mundo. Esta era mi ultima noche contemplando a mi amor.
Cuando el Sol comenzo a asomarse me levante y clave mi mirada en su rostro. Me agache y le di un breve beso en los labios.
'Me ire pero mi corazon siempre estara contigo. Tu eres la unica razon por la cual… estoy vivo… Si se le puede llamar así…. Te amo.'
Le plante un suave beso en la frente y con el dolor del mundo me separe de el para jamas volver a tocarle.
Sali por la ventana y cuando pise el suelo se abrio una grieta. Ya era hora. Me marchaba del mundo humano dejando atrás lo que me mantenia con vida, dormido.
Y desee que cuando lo volviera a ver, estariamos juntos, para nunca en la eternidad separarnos.
