Disclaimer's: Naruto y sus respectivos personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es completamente de mi autoría.

Agradezco a Katte Turner por haberse tomado el tiempo para betear este capítulo.


Los lazos que tejimos

Capítulo I

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"Nunca es tarde para regresar, pero sí para volver a sentir lo mismo."

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Entre la brisa del viento los sentimientos danzan.

En el corazón de cada uno la escarcha se va derritiendo poco a poco.

Pero acaso… ¿Eso es lo mejor?

El invierno después de todo no es tan frío, ni la primavera tan cálida.

Quisiera poder tomar tu mano, poder caminar a tu lado.

Es tarde. Es tristemente tarde.

Las mariposas están revoloteando, y todas las flores del jardín se están exponiendo a la luz que emana el sol.

Solo será un recuerdo. Un tibio y dulce recuerdo, aunque también, uno muy agrietado. Un recuerdo preciado, pero uno que es mejor dejar en el olvido.

Duele tener que tomar una decisión. Duele demasiado. Aquí…En el corazón.

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[Presente]

A la lejanía, una silueta se iba aclarando más y más. Cuando estuvo frente a la chica que lo esperaba sentada en una banca de aquel tan conocido sitio, solo dijo:

—Bien, aquí me tienes.

Entonces el viento sopló y con él trajo los recuerdos de un doloroso pasado. Sus miradas se encontraron en el silencio. Y cada momento de una lejana infancia inundó ambas mentes, trayendo momentos de un pasado que era mejor dejar guardados en el fondo del baúl. Ellos no estaban preparados para otro golpe de la vida, pero no había opción. No podían dejar que aquellos recuerdos hundieran sus vidas, debían empezar a vivir y evitar la caída al abismo. El reloj tenía que comenzar a mover sus manecillas, el tiempo perdido era solo un insufrible y desolado dolor.

Una sonrisa resignada, una mirada cansada y dos almas tristes.

—¿Tan obvia fui?

—Solo en esta ocasión —dijo él con la amargura latente en su voz. Caminó hasta la banca y se sentó en ella. Sus ojos pronto se perdieron en el paisaje. La nieve caía de un negro cielo, el viento frío los envolvía en su pasar, creando una mágica melodía que ambientaba la situación que ambos debían enfrentar. Como la música que le da ritmo a una pieza de baile.

Los rosados labios de la chica de cabellos largos y de un color rosa pastel, se abrieron para pronunciar lo que por mucho tiempo había estado enterrado en su roto corazón.

Aquella mañana supo que era su oportunidad, la oportunidad que por tanto tiempo había estado esperando. No lo pensó ni un segundo, iría con toda seguridad. Afrontaría aquello que por años escondió solo para ella, como un ser egoísta, solo y únicamente para ella. Su secreto, lo que afectó su relación con él, lo que hizo que el lazo entre ellos se cortara. El sentimiento que los había hundido en un mar de lágrimas, de sus propias lágrimas.

Volvió a cerrar sus labios; aquello realmente era difícil, y tantos años acumulados no ayudaban. Si solo pudiera volver a ese año, a ese último día de invierno. Cambiaría todo, dejaría a su corazón abrirse y escogería a la persona que siempre quiso con todo su ser. Pero las cosas nunca son como uno las desea, no importa cuánto apriete sus ojos y de su boca salgan palabras de total anhelo; no pasará. Nada cambiara, no hay otro camino más que afrontar la realidad, lo que se halla frente a uno.

Él la miró de soslayo: era tan diferente y al mismo tiempo seguía siendo la misma niña que había conocido cuando su madre se hizo amiga de la señora Haruno. Aquellos ojos esmeraldas, aquel cabello rosa pastel, el aroma a cerezos que seguía desprendiendo su piel. ¿Cuánto había pasado sin verla? ¿Cuánto tiempo había vivido deseando volver a aspirar aquel aroma? Un aroma que solo traía recuerdos dolorosos. Un perfume que era mejor no inhalar, no permitir que embriagara los sentidos.

En sus recuerdos, tanto Sasuke como Sakura se perdían en ellos aquel frío invierno. Las flores del ciruelo resaltaban más que nunca entre la blancura de la nieve, que hacía del paisaje uno realmente mágico, bello.

Como en una leyenda, sus hermosas flores atrajeron la atención de Sakura como hacía años atrás lo hizo. Le fue inevitable no preguntarse: ¿Qué hubiera sucedido si él supiera que desde el principio lo amó? Pero no era una interrogante sin respuesta: Sakura sabía bien la respuesta de aquella pregunta.

Mordió la parte inferior de sus labios, reteniendo el llanto, evitando la oleada de tristeza que la golpeaba con una brutal fuerza.

Todo era su culpa, y lo más doloroso era que ahora lo sabía. Era conciente de sus malas decisiones.

No lo traicionó como una persona a la cual le brindas tu confianza; lo había traicionado como la persona que dice amarte con todo su corazón, su alma, su ser. Aunque aquella declaración solo la sepan los demonios que habitan en tu interior.

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[Pasado]

I

Todo había comenzado con el último día de invierno, con la pronta llegada de la primavera que aguardaba el final de aquel día. En ese mes de abril, donde el sol brillaba con más fuerza que nunca en el lienzo celeste que era el cielo. Las mariposas revoloteaban de flor en flor, buscando el néctar que volvía dulce la vida. Las flores llenaban cada paisaje de deslumbrantes colores. Aquella estación calida parecía representar la felicidad, el devenir de muchas cosas buenas. De recuerdos alegres, de una caricia para el alma. Solo estaban a un día, sin saberlo, de la venida de la primavera.

¡Sasuke-kun! ¡Sasuke-kun! ¡Ven rápido! —llamaba una niña con gritos de alegría.

Ahora qué, Sakura —fue la respuesta del niño que a paso tranquilo se dirigía hasta donde se encontraba ella.

Allí estaba Sakura Haruno, su molesta vecina. Con una pequeña canasta en sus pequeñas y delicadas manos. Vestía un vestido largo y abrigado de color blanco con figuras de flores de cerezo en el; algo que le sacó una sonrisa de lado a Sasuke. Portaba una contagiosa sonrisa en sus labios, y una brillante mirada en el esmeralda de sus orbes. Una verdadera molestia, pensó el pequeño.

La niña lo miró, y luego apuntó con su dedo índice hacía el gran árbol de ciruelo que se hallaba en el espacioso jardín de la señora Mikoto Uchiha.

¿No son bellas, Sasuke-kun? —interrogó contenta—. Sus flores son muy parecidas a las flores de cerezo, ¿verdad?

Sasuke miró detenidamente el árbol.

Así es. —Su cabeza hizo un leve asentimiento de afirmación al tiempo que contestó—: ¿Sabes el significado del árbol del ciruelo? —preguntó. Su negra mirada seguía puesta en las flores del árbol frente a él.

Ella negó rápidamente con su cabeza, meneando sus cabellos de izquierda a derecha.

No lo sé. ¿Tú sí? Dime.

Mantén tu promesa —desveló el menor de los hijos de Mikoto. A Sasuke le fascinaba tener conocimientos de diversas cosas. Leer era uno de sus pasatiempos, conocer el mundo a través de la lectura. Desde otras perspectivas.

Ya veo —murmuró ella. Observó el árbol embelesada, para luego girar su rostro iluminado por una gran idea –o eso fue lo que ella pensó- hacia el niño—. Hagamos una promesa, Sasuke-kun.

Él permaneció a la espera de que ella continuara hablando. Al ver que Sakura no emitió sonido alguno, se giró a verla.

¿Qué promesa? —preguntó arisco.

Ella extendió en dirección hacia él su pequeño dedo meñique. Y aún con aquella inocente sonrisa y sus orbes esmeraldas llenos de luz, dijo:

Seamos mejores amigos por siempre.

Lo que Sakura ignoró en aquel momento fue que aquella promesa sería su más grande condena. Al igual que Sasuke, con el tiempo también lamentaría haber cedido a complacer a la niña. Solo por ver aquella tierna sonrisa todo se desmoronaría. Al igual que un castillo de naipes siendo derribado por un vendaval.

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II

Los años pasaron, ellos crecieron, y su promesa seguía vigente hasta la fecha.

Él había aceptado cumplir aquella promesa. Sasuke cerró aquel lazo con su dedo meñique unido al de Sakura, a solo un paso de aquella primera primavera juntos.

Su pasión por lectura seguía latente. El significado de una promesa pronto se volvería sobre él. Pronto aquella promesa sería su tormento. Su infierno de hielo.

Promesa: Un juramento valioso. Palabras que deben ser guardadas y sobre todo respetadas. Fallar a una promesa es ser desleal a tu palabra, al otro.

Un suspiro escapó de entre los finos labios de Uchiha. Con su mano tan blanca como lo es la nieve, revolvió por quinta vez sus negros cabellos. Rabia, impotencia, desesperación, todo eso era lo que podía sentir en aquellos momentos.

Cada día aquellas palabras parecían ser una daga, una cada vez más y más filosa. Una que se adentraba lentamente en su pecho haciendo más profunda la herida. Estaba perdido, perdido y enamorado.

Estúpido —se reprendió a él mismo en la tranquilidad de la biblioteca de su hogar.

El ruido de una puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos.

¿Qué hay con esa cara, hermanito? —preguntó con un característico cariño de hermano mayor, Itachi.

Nada, no sucede nada, Itachi —lo fulminó con su negra e intimidante mirada—. Y deja de llamarme así, tengo dieciséis, dieciséis, ¡joder! —Se levantó malhumorado de la silla, y profesando insultos ininteligibles salió disparado de la habitación.

Itachi lo observó alejarse hecho una furia. Bajando los parpados tras el ruido que hizo la puerta al cerrarse.

Al parecer alguien se ha levantado con el pie izquierdo el día de hoy.

El Uchiha mayor lo sabía, lo supo desde el principio porque él estaba involucrado en aquello. Lo ignoró, no quiso aceptar lo que pasaba. Optó por girar el rostro ante la situación que era tan clara como el agua. Prefirió seguir adelante con aquella sonrisa de estar todo en suma calma.

La mascara algún día no soportaría la realidad, y su amor se vería disputado entre dos personas. Lo sabía, era consciente. Entonces… ¿Por qué fingía no saber qué pasaba? Fingía porque también supo apreciar el brillo en aquel peculiar cielo que reflejaba la esperanza.

Itachi estaba involucrándose en una historia en la cual no debía tomar el papel que estaba decidido a tomar. Su presencia cambiaría las cosas, su presencia allí haría del mágico invierno uno demasiado doloroso como para soportarlo hasta el final. Hasta que la primavera llegara una vez más.

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III

Una vez ellos soñaron con el amor. Con ser amados, con amar. ¿Será cierto eso de que estamos destinados a una persona? O ¿Es solo un estímulo al cual nos aferramos para darnos esperanza en cuanto al amor se trata? Para no sentir el vacío en nuestro interior, para creer en la posibilidad de que en algún sitio especifico y en el momento exacto nos encontraremos con esa persona. Creer que estamos unidos por un hilo rojo puede sonar a una completa leyenda de antaño, a algo lleno de fantasía y pizcas de anhelantes sueños. A una historia fuera del plano de lo real.

Ella se enamoró, y él también lo hizo.

Ella escogió un camino, y él también el suyo.

Ella estaba rota, y él, tras presenciar una escena romántica, quedó igual de deshecho.

Ella sufría, pero escondía el dolor tras una armadura; él no fue la excepción, pero confesó a través de sus actos, ante ella, su dolor.

El amor duele. El amor es necesario, pero es demasiado el sacrificio. Una espada de doble filo, tan inofensiva al estar estática pero tan peligrosa al ser blandida. Tras una sola estocada, luego de un mudo rechazo, Sasuke sintió el peligroso filo de la espada. Hundiéndose lentamente en su ser, penetrando aquel sentimiento llamado amor que habitaba en su corazón.

Creía que sabía el lugar donde encontraría a aquella persona; no sabía cuando ocurriría, pero estaba seguro de que el día solo dependía de su valor para enfrentar a Sakura.

Fue demasiado tarde. El valor que recorría sus venas se congeló.

Su amor quedó en el último día de invierno, tapado por los últimos copos de nieve que descendían en una majestuosa danza desde el blanco cielo. Una lágrima acompañó aquel retrato con pinceladas de tragedia. El Uchiha menor, con dieciocho años, se prometió jamás volver a derramar una lágrima. Después de aquel escenario en el cual fue el único espectador, el amor ya no tenía el mismo concepto, ni el mismo valor para él.

No dejaría a su corazón vulnerable ante nadie más.

Sin soportar aquella escena, giró sobre sus talones, y abandonó el jardín. Sin rumbo, sin esperanzas, sin amor…

sin la chica que amaba y sin el hermano que tenía. Ambos estaban muertos para él. Nada sería igual de ahora en adelante.

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CONTINUARÁ.


¡Hola! ¿Cómo están? Bueno por fin me decidí a hacer algo más allá de un OS. Espero que les haya resultado entretenido este primer capítulo, aún no tengo un número fijo de cuantos capítulos serán, pero tampoco va a ser una historia muy larga. Voy paso a paso.

Otro punto es que no sé cada cuanto actualizaré. Uno: lo que escribo me tiene que convencer, y dos: dependo de mi BETA, quiero traerles algo decente para leer, hermosuras. Así que por estas dos cuestiones no tengo fecha, pero que terminaré la historia, lo haré.

En fin, espero ansiosa y con los brazos abiertos sus opiniones. Ya saben que un review es un estimulo para el que escribe.

Saludos.

Enigma07