es mi primer fic, asi qeu espero les guste, aclaro que los personajes no me pertenecen, pero la historia es original de mi mentecilla, espero les guste

ENCUENTRO

Ese día no había nada interesante que ver en la televisión, la misma programación de siempre así que decidió salir a dar un paseo, respirar y estirarse un poco, la semana había sido pesada y muy estresante, siempre que tenia guardia en la penitenciaria, la verdad no le agradaba mucho hablar con los criminales la ponía demasiado ansiosa, realmente necesitaba distraer su mente, su lugar favorito era el parque podía recorrerlo y respirar un poco de naturaleza dentro de la vida ajetreada de la ciudad, se puso su chamarra azul tomo su bolso y las llaves de su departamento, de regreso pasaría al minisúper por la cena, salió tranquilamente de su departamento y camino hacia la tranquilidad del parque, el sol ya comenzaba a ocultarse en el horizonte, dándole ese tono rojizo que tanto le gustaba, doblo a la izquierda entrando por el sendero principal del parque, era un lugar tan tranquilizador para ella continuo caminando admirando las enormes secoyas y pinos que había dentro, era tanta vida que por un momento se sintió tan pequeña ante tanta belleza, estaba tan absorta en su propio mundo que no se percato que dos hombres la seguían, al detenerse a observar unas pequeñas ardillas se dio cuenta de la presencia de los dos hombres, tenía demasiada experiencia tratando criminales que se dio cuenta de las intenciones de esos dos tipos, por instinto quiso correr lo más rápido que le permitieran las piernas, pero su lado racional la detuvo y reprimió el impulso, sabía que eso sería una invitación a iniciar la cacería antes de tiempo, al menos tenía una ventaja sobre los maleantes conocía demasiado bien su mente, la mayoría de los delincuentes gozaban la sensación de miedo de sus víctimas los excitaba tener el poder sobre ellos, dio media vuelta y apretó su bolso contra su pecho y siguió caminando rogando a Dios que la ayudara, acelero solo un poco el paso tenía que llegar a la curva del sendero y de ahí podía tener una ventaja para poder correr y esconderse o al menos tener un poco mas de distancia entre ellos, al doblar el sendero fue un milagro, vio sentado en una banca a un hombre, tenía el cabello negro largo, se veía muy pensativo, tenia puesto un abrigo color negro que le cubría un traje gris oscuro, se veía tan pensativo, tenía las manos unidas y las veía como queriendo encontrar una respuesta en ellas, y suspiro aliviada, quizás ese extraño podría ayudarla, sentía que las piernas le fallarían en cualquier momento, apretó más el paso y se paro frente a él, que al sentir la presencia de alguien alzo la vista y se encontró con esa hermosa mujer,, de ojos color chocolate y pudo notar su expresión de terror y suplica.

-¡por favor ayúdeme, me vienen siguiendo, por favor!

Giro su rostro hacía atrás de la chica y vio a los dos sujetos que habían doblado el sendero, volvió a mirar esos ojos chocolates clavando en ellos su mirada ambarina, ella se dio cuenta de que él estaba triste, pero en ese momento él era su única salvación, su voz volvió a salir pero ya quebrada por el llanto que ella se negaba a dejar salir.

-¡por favor, necesito su ayuda!

Él le extendió su mano y ella la tomo como si fuera su salvavidas, la jalo despacio y la hizo que se sentara a su lado, ella no paraba de temblar, ya el pánico estaba apoderándose de ella, él chico paso su brazo por los hombros de ella y la pego a su cuerpo en un esfuerzo porque se sintiera protegida, pudo sentir como ese delicado cuerpo estaba temblando, la apretó más a su cuerpo y ella cerró los ojos y sintió ese cálido cuerpo junto al suyo, por un instante se sintió segura en los brazos de ese extraño. Entonces los dos hombres se detuvieron un instante, no estaba sola, pero solo fue un momento que titubearon, continuaron caminando solo había un pequeño inconveniente pero la situación se hacía más interesante, pasaron frente a la pareja y observaron al hombre que abrazaba a su víctima, se veía un poco robusto pero no lo suficiente como para intimidarlos, tenían que hacer un ajuste a su plan, siguieron de largo y se perdieron de vista en la siguiente curva, cuando los perdió de vista, volvió su mirada hacia la chica que aun seguía temblando como una hoja al viento, era tan hermosa y se sintió tan bien tenerla en sus brazos que sentía que su corazón se hacía más grande, por otro lado ella se aferraba al saco de ese hombre, podía oler su colonia, pero se confundían con sus lagrimas, estaba llorando de nuevo, por un momento pensó que la a tacarían, solo por un breve instante pensó que su vida acabaría ahí mismo, entonces se dio cuenta de que lloraba sobre el pecho de un total desconocido, y que a pesar de todo este extraño aun la sostenía entre sus brazos para protegerla, sentía la calidez de sus brazos alrededor de su cuerpo, hasta ese momento fue consciente del temblor de su cuerpo sentía el miedo recorrer su cuerpo, sabía que era a causa de la experiencia, trato de calmarse y poco a poco se obligo a respirar y a tranquilizarse, cuando estuvo segura de que el hipo había cesado levanto su rostro y volvió a reflejarse en esos grandes ojos ámbar y noto de nuevo esa tristeza en sus ojos, pero ya no era tan profunda, él trato de sonreírle y tranquilizarla.

-Creo que será mejor que nos marchemos, esos tipos pueden volver y ya casi está oscureciendo, aprovechemos la poca luz para salir de aquí-

Ella volvió a sentir como su corazón latía rápidamente y golpeaba su pecho pero esta vez no era de miedo era por la cercanía de ese hombre, lo observo cómo se levantaba y tendía su mano hacía ella, pudo fijarse lo alto que era quizás 1.85 metros, y sin pensarlo mucho le tendió su mano y dejo que aquella mano masculina la sostuviera y la ayudo a levantarse, él podía sentir la calidez de la mano femenina y también como seguía temblando, así que no la soltó y como si estuviera bajo un hechizo comenzó a caminar con ella por el sendero y ninguno aparto la vista de los ojos del otro, parecía como si se conocieran de toda la vida aunque jamás se habían visto antes, era una sensación tan agradable, que por un segundo ella olvido el porqué había pedido la ayuda de ese extraño tan guapo, pero poco les duro el encanto, porque a sus espaldas una voz ronca y amenazadora los obligo a darse la vuelta.

-Mira nada más que par de tortolos, ¿ya se van tan pronto?, que lastima, me encantaría que pudieran quedarse un poco más, ¿tú qué opinas hakudoshi?-

La otra voz sonó más infantil que la primera, pero tenía igual ese tono amenazador que hizo que a la chica se le pusieran los pelos de punta.

-si Renkotzu, opino que se queden un poco más, nos divertiríamos mucho si se quedaran más tiempo-

Ella volvió a sentir ese nudo en el estomago y que el piso se le abría bajo sus pies, sentía todo su cuerpo tenso como cuerda de violín, instintivamente se pego más al cuerpo de ese hermoso extraño, quien al sentir su reacción la apretó más tratando de brindarle la mayor protección y trato de tranquilizarla en voz baja.

-tranquila pequeña, no te preocupes yo te protegeré, todo saldrá bien-

Ella alzo su rostro para ver el de ese chico, le había sorprendido la tranquilidad que reflejaba su voz, ´el se giro y la coloco detrás de él poniendo su cuerpo de escudo y quedo frente a esos dos tipos, ella ahogo un grito de horror al ver que ambos hombres llevaban ya desenfundados unos enormes cuchillos, y observo como unas risas burlonas adornaban esos rostros frente a ellos, pero el chico a su lado solo reflejaba tranquilidad al ver a esos delincuentes a la cara.

-veo que la invitación no es voluntaria, pero caballeros me temo que por hoy tendremos que rechazarla; verán mi prometida y yo vamos tarde a una cena y en verdad no queremos perderla, así que si nos disculpan….-

Mientras hablaba dio pasos hacia atrás a lo cual ella respondió del mismo modo dando un paso hacía atrás, lo más importante era salir ilesos de ese lugar, pero ella estaba a punto de gritar con cada paso que ellos daban esos delincuentes acortaban más la distancia, entonces esa voz tan infantil y peligrosa volvió a escucharse.

-No te preocupes, nosotros tampoco queremos que te pierdas la cena, solo queremos tu billetera, el bolso de ella y … a la chica-

Esta última confesión hizo que ella se tensara más y el terror la recorrió de pies a cabeza, por un momento su vida paso frente a sus ojos, pero entonces la risa del chico que la protegía, retumbo por todo el lugar, parecía que le habían contado un buen chiste que ella se había perdido, por un instante creyó que él la abandonaría a merced de aquellas hienas, entonces los miro fijamente.

-Me temo caballeros que no podré aceptar su invitación, porque antes de que lleguen a tocarla estarían muertos.-

La voz del chico sonó afilada como una navaja y fría, pero a pesar de la amenaza implícita en el tono del chico, los dos delincuentes rieron con ganas, entonces el cuerpo de la chica se tenso más y cerro los puños sobre la ropa del chico, quien dio otro paso hacia atrás intentando alejar a los malhechores de la aterrada chica, entonces ambos delincuentes se pusieron serios.

-basta de tonterías mocoso, si lo que quieres es morirte pues entonces estaré complacido de hacer tus deseos realidad, pero no te preocupes será un corte limpio y prometo que tu chica pasará un rato bastante bueno antes de que la envíe a hacerte compañía-

Y dicho esto el que se hacía llamar Hakudochi dio dos pasos al frente con el cuchillo ya en el aire, pero nunca alcanzo a descargar el golpe, cayó de bruces sobre la tierra y ya no se movió, entonces el otro delincuente al ver a su compañero en el suelo soltó el cuchillo echando a correr en el sentido contrario, pasaron solo unos minutos en los cuales ella logro ver toda la escena en segundos, entonces ella pensó que tendría un horrible final, el temblor que le recorría el cuerpo no aminoraba y no dejaba de aferrarse a la espalda del misterioso chico, entonces de repente todo se volvió negro, sentía como se iba hundiendo y no podía detenerse. Cuando abrió sus ojos pensó que todo había sido una horrible pesadilla, entonces se levanto y pudo ver que estaba en su recamara, acostada en su cama, pero aun tenía su ropa puesta, miro el reloj digital de su buro el cual marcaba las 3:41 a.m., volvió a dejar caer su cuerpo sobre su almohada, entonces sintió la tensión en sus manos era como si las hubiese tenido apretadas durante mucho rato, trato de abrirlas y sintió un poco de dolor, entonces cerró los ojos y a su mente volvió ese hermoso rostro de ese guapo chico de ojos ambarinos, que la había salvado esa noche, y a pesar del trago amargo sonrió después de todo se alegraba de haber conocido a ese chico, pero por lo tenso de la situación no le pudo preguntar su nombre, se sentó sobre la cama aun pensando en ese chico, se puso las pantuflas y salió a la cocina, no encendió las luces sabía el camino de memoria, entro y saco la jarra con agua del refrigerador tomo dos vasos y cuando iba de regreso hacía su recamara notó un bulto echado sobre el sofá, el disparo de adrenalina la hizo saltar y encender la luz, se quedó petrificada, en su sofá se encontraba dormido aquel chico, tapado con su abrigo, por un instante contemplo con más cuidado esas hermosas facciones, se movió lento y apago de nuevo la luz para no despertarlo, espero unos momentos para que sus ojos se volvieran a acostumbrar a la oscuridad, y camino más despacio hasta el closet del pasillo y saco una manta y una almohada limpia, regreso despacio y con mucho cuidado le quito el abrigo y le coloco la manta encima, le quito los zapatos y coloco su cabeza sobre la almohada, el rostro del chico se relajo mucho más al sentirse más cómodo y abrigado, ella sonrió al verlo así, por un momento pensó que ese encuentro había sido lo mejor que le había pasado, camino despacio hasta su recamara, se quitó los pantalones se puso unos shorts y una blusa de tirantes para dormir y se metió en las cobijas, aún podía dormir un poco más, ahora estaba segura su guardián estaba dormido en su sala.

La alarma sonó a las 7:00 am a pesar de que estaba de vacaciones en la clínica le gustaba levantarse temprano e ir a correr, pero esa mañana en verdad no tenía demasiadas ganas de salir, primero porque todo su cuerpo le dolía por la tensión sufrida y segundo porque tenía una "visita", se levanto y entro al baño se cepillo los dientes, se hizo una cola de caballo en el cabello, se lavo la cara y salió hacía la sala, y suspiro aliviada ese hermoso chico aún seguía dormido, se sentó en el sillón de enfrente y se abrazó las rodillas, esperaría a que despertara, tenía unas facciones tan varoniles, su nariz recta y las cejas gruesas pero bien definidas, una boca tan tentadoramente besable quela hizo sonrojarse, ella jamás había tenido ese tipo de pensamientos, al menos no con un desconocido, de pronto el chico movió sus parpados y se estiro, entonces cuando abrió completamente sus ojos quedo muda, en verdad eran los ojos más hermosos que ella jamás hubiera visto, eran de un color dorado que parecía oro liquido, ambos se quedaron mirándose por un largo rato sin hablar, parecía como si trataran de grabar sus rostros en su memoria, ella noto que la mirada de este guapo chico no era ya triste, y sonrió al notarlo él le devolvió la sonrisa.

-Buenos días pequeña, ¿cómo te encuentras?, ¿estás más tranquila?

-Buenos días a ti, si estoy más tranquila y estoy perfectamente gracias a ti, en realidad ayer no supe que paso, solo recuerdo estar en el parque, a ese delincuente caer al piso y ya no supe nada, pero te agradezco infinitamente que me hayas salvado la vida ayer, no sé qué hubiera pasado si no hubieras estado ahí, quizás hubiese muerto… pero eso ya paso, por cierto me llamo kagome, kagome Higurachi.-

El ojidorado la miraba embelesado, ese leve rubor en las mejillas de la chica le encantaba, y esos ojos color chocolate lo estaban embrujando, así que se sentó en el sillón y fue cuando se dio cuenta de que ya no tenía su abrigo y le había quitado los zapatos, miro la almohada de funda color rosa y sonrió.

-gracias a ti por esto-y señaló con la mano la manta y la almohada, ella solo se limitó a sonreir, el la observaba atento a cada una de las reacciones que tenia la chica, claro que ya sabía su nombre tuvo que buscar en su bolso su identificación para saber donde vivía, y al verla inconsciente entre sus brazos, sintió como el hielo que había en su corazón comenzaba a derretirse, ahora que estaba despierta pudo deleitarse en todos esos detalles tan hermosos que tenía su rostro y que le aceleraban el pulso.

-por cierto yo soy Inuyasha Taisho, tu humilde servidor y salvador-

Y le estiro la mano para presentarse, ella le sonrió y tomo esa mano que le ofrecían, en cuanto se tocaron fue como si una corriente eléctrica los hubiera atravesado y por un instante Inuyasha pensó que el amor a primera vista si existía, por su parte Kagome solo podía sentir la rapidez con que su corazón golpeaba su pecho, entonces nerviosa retiro su mano.

-Bueno… preparare el desayuno, creo que es lo menos que puedo hacer después de que me salvaste, Puedes ducharte si quieres en lo que preparo todo.

Se levanto y con un ademan le indico que la siguiera, le mostro donde estaba el baño y se fue a la cocina, Inuyasha cerró la puerta y observo su reflejo en el espejo y sonrió, por primera vez desde hacía mucho tiempo no sonreía así, observo que ahora el reflejo era de un hombre completamente diferente, ahora esa mujer lo tenía totalmente hechizado, apenas ayer pensaba que la vida no tenía sentido y ahora tenía una nueva razón para vivir y querer ser un mejor hombre y se llamaba kagome, abrió el agua y entró sintió como el cálido liquido recorría su cuerpo relajándolo, cerró los ojos y dejo que aquella sensación lo invadiera por completo y el único rostro que ahora ocupaba su mente era el de esa maravillosa chica, termino de bañarse y se envolvió en una toalla, volvió a vestirse y salió, el agradable aroma de huevos fritos lleno su olfato, no había notado cuanta hambre tenía hasta ese momento, camino descalzó hasta llegar a la cocina y observo a la chica de espaldas, la contemplo extasiado, tenía un par de piernas blancas y esa pequeña cintura que era una invitación a abrazarla, de pronto al ir recorriendo esa esbelta silueta se encontró con su mirada, contuvo las ganas de besar esa boca rosa, y se limitó a sonreírle.

-huele delicioso!

-Si ya casi está listo, ven siéntate en un momento comeremos.

Camino hasta la pequeña barra y se sentó en un banco, recargo los codos y sostuvo su rostro observando cada movimiento de ella tan delicado, que solo lo hacía sonreír más, se notaba que ella estaba nerviosa, porque sus mejillas seguían teniendo ese encantador rubor, colocó frente a él un plato con un poco de huevo con jamón y un vaso con jugo de naranja, después ella se sentó frente a él.

-espero que no te moleste lo sencillo del desayuno, pero no tuve tiempo de ir al super-

-no te preocupes, se ve delicioso!, y cuéntame a que te dedicas Kagome?

-Soy psicóloga, me especializo en perdidas, no me veas así, ayudo a las personas a superar las pérdidas que sufren en su vida-

Inuyasha abrió los ojos muy sorprendido, era increíble que hubiera encontrado a alguien que se dedicara a eso y sonrió, era irónico precisamente había salvado a una chica que ayudaba a superar perdidas y él había perdido a su esposa, aunque pensándolo mejor nunca había sido suya, quizás el destino quería que él siguiera adelante con su vida.

-que interesante kagome, muy interesante-

Ella sonrió por el cumplido y claro no paso por alto la reacción del chico, estaba segura que Inuyasha había perdido a alguien, y en caso de que fuera así ella lo ayudaría, era lo menos que podía hacer por su héroe.

-y tú Inuyasha a que te dedicas?, claro aparte de rescatar damiselas en apuros-

Ambos rieron por la ocurrencia del comentario

-mi negocio son las ventas-

-mmmm, y que es lo que vendes?

-bueno en realidad compro y vendo empresas, las compro cuando están a punto de irse a la quiebra y las estabilizó, ya cuando están mejor las vendo y saco una muy buena ganancia, claro que muchas veces tengo que dividirlas, pero la mayoría de las veces, los negocios salen muy disparejos, pero eso es lo que lo hace interesante.

-suena difícil-

-no tanto, en realidad disfruto mucho mi trabajo-

-eso es lo importante, que te guste lo que haces, así nunca tendrás que trabajar-

-es verdad, nunca me ha pesado trabajar-

Entre la plática devoraron el desayuno, ambos sentían que se conocían de toda la vida, había mucha magia en el ambiente, entonces sonó el celular de Inuyasha, se disculpo y salió a buscarlo en su abrigo, miro la pantalla y contesto.

-hola Miroku, estoy bien no te preocupes, no se me olvido la cita de hoy, estaré ahí al medio día…. Sí no te preocupes ahí estaré.-

Colgó el teléfono y se maldijo ¿cómo había olvidado que precisamente ese día tenia que firmar los papeles del divorcio con Kikyo, entonces se quedo quieto, ya no sentía ese dolor en su pecho cuando pensaba en ella, ya no sentía esa tristeza por esa separación, ¿que era este nuevo sentimiento?, ¿alivio?, quizás, y se dio cuenta como un pequeño detalle podía cambiar el curso de tu vida, y sonrió sinceramente, tal vez era la señal que tanto tiempo pidió, y son esa sonrisa radiante entro de nuevo a la cocina, kagome estaba de espaldas lavando los platos, y volvió a entretenerse en esa figura que cada momento se le hacía cada vez más hermosa, ¡Dios era tan hermosa!, ella se giro un poco, sin soltar el vaso que tenia en la mano lleno de jabón.

-todo esta bien Inuyasha?

-Si, solo era mi hermano para recordarme de una cita que tengo en la oficina al medio día, pero será rápido, ya es solo cuestión de finiquitarlo-

-pues que bueno que no fue nada grave, al menos llegaras a tiempo.-

-sí, llegaré a tiempo,.. te gustaría cenar hoy conmigo Kagome? Pasaría por ti a las 7:00 pm y prometo que no te llevare a dar ningún paseo nocturno por el parque, ¿te gustaría?-

Ella apretó más el vaso que tenía en las manos, esa invitación fue tan repentina que estuvo a punto de soltarlo, sus mejillas se volvieron a teñirse de carmín, ¡volvería a verlo! Y aunque trato de parecer natural el ligero temblor de nervios no paso desapercibido para el ojidorado que se limito a sonreírle mas ampliamente.

-sí…claro…esta bien..no hay problema, a las 7-

Su voz al final fue casí un susurro, y eso hizo que el corazón del chico se acelerara de emosión, volvería a estar con ella y entonces ya sin ningún compromiso, tendría que contarle sobre su divorcio con Kikyo, quien era una modelo superficial e interesada que solo lo quería por la cantidad de dinero que tenía en el banco, y habían terminado bastante mal después de haberla sorprendido en una infidelidad, al recordarlo por un instante la tristeza volvió a destellar en sus ojos, Kagome si lo noto, dejo el vaso en el fregadero y se seco las manos en su blusa, y puso con cuidado su mano en la cara de Inuyasha.

-¿te encuentras bien Inuyasha?

La voz sonaba sinceramente preocupada, entonces el chico volvió a concetrar su mirada en ella y le sonrió.

-sí claro, solo que me quede pensando en un asunto que pronto voy a finiquitar, pero ya me tengo que ir pequeña, pero te veré en la noche ¿ok?-

-quieres que llame a un taxi?, en realidad no se como llegamos aquí anoche, pero tengo un servicio bastante confiable-

-no, no te preocupes, anoche te traje en mi coche, después de que te desmayaste tuve que revisar tu bolso para saber donde vivías, no podía dejarte tirada en medio del bosque y tampoco te podía llevar a mi casa entando en tu estado, no hubiera sido caballeroso de mi parte, así que te traje a tu casa y me quede para ver si necesitabas algo y si estabas bien, pero me quede dormido, y gracias a ti pase una buena noche-

La sonrisa del ojidorado le corto la respiración era tan guapo, quizás si hubiese sido otro el que hubiera revisado su bolso estaría furiosa pero, no podía enojarse con su salvador, entonces le devolvió la sonrisa.

-gracias Inuyasha de nuevo, creo que nunca podré pagarte el haber salvado mi vida-

Sus miradas se encontraron y así se quedaron un buen rato perdidos en los ojos del otro, Inuyasha estaba tan absorto que suspiro inconscientemente, y solo para si pensó hay más de una manera de salvarle la vida a una persona y tu kagome Higurachi has salvado mi vida en mas de un sentido.

-no fue nada y no te estoy cobrando el favor, ni nada… te salve porque quise hacerlo, además esos rufianes aprendieron su lección y con eso basta, estamos a salvo ¿no crees?-

Ella solo dijo si con la cabeza, estaba perdida en esos ojos ambarinos que ya se habían vuelto una necesidad en su vida, y además pertenecían al hombre más guapo sobre la tierra, Inuyasha Taisho.

continuara...