Titulo: I'am the one you want.
Autora}: ELghin Hall
Fandom: spn.
Categoria: WINCEST.
Ranking: NC-15 (suavecita la cosa)
Dreclaimer: La idea es mía pero los personajes no, ni la serie, ni los complementos situados en la ultima temporada...
Sumario: inocentes engañados, mucho Frio, Dean y Sam luchando por una ducha y un sentimiento que siempre estuvo allí.
Nota: esto es mas que nada porque extraño con locura los caso simples, las averiguaciones vanas y las conclusiones rápidas de estos dos, sus acciones siempre cotidianas y un poco de adversidad climatología, el como lidian con lo que no pueden controlar y como no tiene nada que ver con la oscuridad, demonios o simplemente como les quitas omnisciente mente la venda de los ojos... XD
capitulo uno.
Dolor es lo único que los despierta en esa mañana de invierno, sigue nevando aun, no ha parado en días y la nieve se acumula rápido, solo un poco de sol por las tardes le pone un alto y algo de sal en la entrada evita que se bloquee la puerta de salida.
Dean se levanta agarrándose las costillas, fue terrible la paliza que le dieron los hombres lobos, eran una raza poco común, eran blancos, hermosos a simple vista de ojos rojos como conejos, de aspecto dócil y con la gracia de un antílope, pero con los dientes mas largos que haya visto jamás y el instinto asesino bien afilado.
Sam y el están molidos, no pueden salir mucho de allí por la tormenta de nieve que hay afuera y la calefacción es poca, la apagan por las mañanas para ahorrar impuestos, solo espera que haya agua caliente o matara al administrador del lugar, lo jura, han estado durmiendo en la misma cama por el frío, no solo es molesto porque Sam se despatarra en toda la superficie como un crío y sentirlo tan cerca le jode, pero eso hace soportable las noches donde la ventisca apenas los deja pegar ojo.
Las camas son dobles de plaza y media, por lo que una permanece hecha y la otra es utilizada por ambos, Sam abraza la almohada al sentir el frío del lado derecho de la misma, sabe que Dean ya se levanto y que él tendrá que hacerlo eventualmente, tira de la manta y pone las almohadas de Dean contra su espalda para simular y mantener el calor de su hermano.
Según las noticias estará así el resto del mes, el frente de frío de las montañas parece no tener intención de irse, Dean y él acordaron no conducir mientras eso se mantenga así, el quedar varados en la nieve no es algo alentador mientras viajan, suficiente mala suerte tienen como para tentarla a dejarlos morir congelados.
Sam no quiere despertar, estaba durmiendo de lo lindo, calentito y a gusto con su hermano mayor pegado a su espalda, no es que esa situación le emocione mucho pero es mejor que pasar frío y no sería la primera vez que lo hacen, desde que eran niños vivían en la cama del otro cuando la épocas así de frías los acorralaban en moteles de mala muerte.
Dean sale del baño temblando ya vestido con la toalla en la cabeza y enciende la televisión, tirándose en la cama otra vez, Sam protesta por que hace rebotar su cuerpo contra el colchón pero agradece que Dean se metiera en la cama de nuevo y piensa cerrar los ojos otra vez.
Solo que la voz de la conductora de televisión hace mención al pueblo vecino, con la mala noticia de que todos los miembros del consejo estudiantil han muerto congelados, los 24 miembros, que vivían en lugares distintos del pueblo, dentro de su casas, con la calefacción a tope, a la misma hora, Dean y Sam se miran, ahora renegando de su suerte que los obliga a salir del motel por ese incidente.
Dos horas y media en la carretera, Dean tiene los dedos engarrotados sobre el volante, su dientes castañean, Sam era un nudo a su lado, su tez tostada era solo una aparición debajo de sus mejillas rosas congeladas y su nariz roja, a pesar de llevar mantas sobre él y poner un calentador eléctrico en el cubículo se estaban helando.
— Esto es una mierda – murmuro Dean entre dientes apretados, mientras no podía impedir que se golpearan entre si, Sam volteo a verlo lentamente con la bronca pintada en su cara.
— ¿Tu crees? Cuanto mas falta para llegar…— el sonido de su voz tardaba en salir entre los labios fríos.
— Media hora, si no deja de nevar, ¿Llamaste al motel?— pregunta en retorno mirándole de pasada solo para saber si le escucho.
— Si, Dean, llame, lo preguntaste cuarenta veces…— se removió intentando captar calor de las mantas sobre él.
— ¡Solo quiero saber si tienen nuestra habitación con agua caliente para cuando llegue!— gruño.
— ¡Yo me baño primero!— salto mirándolo instantáneamente esperando que su hermano mayor se rehusé a pelear por el turno con tanto frío.
— Ni de coña niño, esa agua caliente es mía – gruño con la mandíbula apretada.
— ¡Dean estoy congelado!— protesto.
— ¿Y yo soy blanca nieves?— le grito.
— Ok, ok, cuando lleguemos lo arreglaremos – soltó metiéndose como un gusanillo dentro de las mantas
— ¡Ah no! No jugare a piedra, papel y tijeras contigo… otra vez .
— ¿Por qué no?
— ¡Porque siempre pierdo! — Sam río y se acurruco mas en el asiento ya podía sentir el agua caliente sobre la piel.
Al llegar la habitación era una suite, la única cama era grande, había calefacción y parecía que podrían contar con el refugio de lujo en ese invierno, había mantas de sobra en los armarios y el baño no era muy pequeño, no solo era la única habitación que les quedaba, era la única que necesitaba reservación.
Están contentos de poder sacarse las cuatro capas de ropa, el abrigo y las mojadas botas, que se dieron cuenta de que se habían olvidado del agua caliente por un segundo al sentir el calor del ambiente, Dean esta sentado en el sofá y Sam en la cama, se miran detenidamente esperando un movimiento, una señal, se estaban retando a duelo con la mirada esperando ver quien reaccionaba primero, un segundo después están peleando en la puerta del baño tratando de ganar el primer turno de agua caliente, empujándose como dos críos insultándose y haciéndose trampa para poder entrar al cuarto ámbar.
— ¡Dean!
— ¡Sam basta!
— ¡Dean quítate! ¡Es mi turno!
— ¡Esa es mi ducha! ¡Yo maneje hasta aquí! – Sam se detuvo y Dean cayó sobre el inodoro, y se dio la vuelta para mirar al castaño.
— Ok…— Sam levanto su puño con su otra mano extendida debajo – Papel, piedra o tijera – Sam estaba muy seguro de si mismo y Dean ya se veía perdiendo. Lo miro altivo y lo soltó no perdía nada con proponerlo.
— No jugare… que dices de compartir…— dice mirándolo expectante, Sam abre los ojos como platos y mira la ducha.
Cinco minutos después están tomando la mejor ducha en mucho tiempo, desde fuera no parecía la gran cosa pero no solo era lo suficientemente grande para ambos sino que disponía de una regadera tipo lluvia desde un rectángulo de madera 80 cm te largo y 40 de ancho Que tiraba agua caliente sobre ambos en cantidades abundantes.
Había pasado alrededor de 22 años que no tomaban un baño juntos pero la ducha lo valía y al parecer los juegos a Dean no se le escapaban, pegándole codazos al menor y diciéndole que dejara de crecer que pronto no entraría ni en el impala y lo dejaría a un lado de la carretera, Sam no se quedaba atrás y lo llamaba frijol por enano, tanto como barrigón y Dean se enfurruño él no estaba gordo y empezaron una lucha de Champú.
Ambos hombres casi rompen la mampara del baño que separaba la ducha del resto del cuarto de baño cuando se resbalaron y se agarraron uno del otro para no caer de bruces, las risas llenaron el lugar como hacia tiempo no reían, satisfechos y relucientes de limpios con el baño, se acomodaron en la mesa junto a la ventana con la poca información que tenían sobre el lugar, tenían una linda vista del pueblo y no hacia frío allí como para rehuirle a semejante vista.
Se pusieron a trabajar un poco hasta que el cuerpo no les aguanto mas, revisaron los historiales del las 24 víctimas, de su familias y del colegio, no había un patrón a seguir y mañana era sábado por lo cual no podía correr una investigación con los directivoz del colegio, así que solo se dedicarían a hacer preguntas por el pueblo, pero Dean dijo que si había tormenta de nieve no saldría de la cama ni soñando, aunque Sam sabia que no era así.
Se fueron a dormir a las doce de la noche, la calefacción estaba agradable y la cama suave por lo cual cada uno pudo dormir en su lado de la cama tranquilamente.
La mañana estaba soleada, unos rayos de sol despertaron a Sam suavemente y sintió el cuerpo descansado, pero la habitación estaba fría y él estaba temblando de repente, pensó que en ese motel seguían las mismas pautas que en el anterior de apagar la calefacción pero con lo que pagaban por ella los ahorcaría apenas bajara a la recepción.
Sintió Dean pegado a su espalda, le dio un codazo para que se separara de él pero no funciono, el rubio se quejo y le devolvió el golpe con el murmullo de que hace frío y de que mataría al recepcionista cuando le vea, Sam río para adentro por como Dean dice lo que el piensa en voz alta.
Fastidiados de remolonear se ponen los trajes y se disponen a hacer lo que hacen mejor "trabajar sin paga, por una gratitud que nunca llega."
Recorren el pueblo como agentes del FBI, el sheriff Dacon los asiste junto con el forense Mooser, tanto el sheriff como el forense creen que esto no es normal y miran esperanzados a ambos agentes esperando que no suceda nuevamente, esto les da una sensación de ser necesarios y las miradas de gratitud les descolocan un poco, pero mantienen el papel que les dan sus trajes y se enfocan en el caso.
Todas y cada una de la víctimas están literalmente convertidos en un cubo de hielo, ese nivel de congelación podía llevar seis meses en un congelador y no una noche, es extraño matar a una persona así, pero todas y cada una tenia los ojos abiertos en la hora de su muerte.
Dean y Sam salieron con menos ideas de las que podían tener la noche anterior, ya no nevaba tanto pero el frío se hacia sentir, salieron de la morgue cerrando bien sus abrigos y caminaron a la cafetería lo mas rápido posible, allí desplegaron notas y buscaron cualquier cosa referente a seres con poderes de hielo o tormentas de nieve porque ya no era normal que durante los últimos 6 días no haya parado de nevar ni un solo momento, solo ventisca tras ventisca.
Pero lo único que descubrieron es que los que poseían esos poderes eran un tipo en particular de brujos, apenas mencionado esto de la boca del menor, Dean soltó una maldición, no quería enfrentarse a una bruja.
— No brujas Dean, hechiceros, brujos en todo caso y se requiere de dos para hacer este tipo de magia...— acoto mirando de nuevo su laptop.
— Sam, es la misma mierda pero con distinto olor, no me gusta el influjo de magia negra por mas de dos individuos deschavetados y menos en el pueblo donde estoy durmiendo…— refunfuño tomándose su café y mirando a otro lado, Sam no tenia como refutarle ese despliegue de palabras a su hermano, lo sorprendió en todo caso, no podría haberlo puesto mas críticamente porque no tenia un titulo debajo del brazo pero en fin, Dean nunca necesito de eso para demostrar lo que sabia.— ¡¿Que!? — lo miro.
— No nada, no he dicho nada…— dijo apartando la mirada asombrada y la sonrisa orgullosa que trataba de ocultar de su hermano mayor detrás de la laptop.
— Si pero lo pensaste…— Sam sonrió y siguió tecleando con la actitud molesta de su hermano sobre el.
Terminan de almorzar, entre discusiones de lo sano y lo no sano sumado a la poca educación de Dean en meterse todo el pedazo de carne asada en la boca y hablar con ella con la boca abierta, después se dirigen a la tienda donde Dean no quiere quedarse sin provisiones tomando de todo un poco, aunque Sam no sabe para que quiere provisiones si la cafetería del hotel es bastante decente, de todos modos toma lo necesario para hacer unos sándwich, papitas, pero principalmente chocolates, un montón de chocolates muy variados, pero de entre ellos Sam examina extrañado una caja de bombones con licor mirando el envoltorio dorado con recelo.
— ¿En serio, bombones suizos?—
— Cállate… nunca los has probado…— toma los chocolates murmurando lo ultimo y los mete dentro del carrito, la verdad lleva bastante considerando que solo piensa pasar todo el día domingo dentro de la habitación.
Al llegar, Sam sigue con la investigación por muy poco que tenga donde investigar, pero Dean solo se dedica a preparar café y se hizo unos aperitivos, mientras espera que el maratón de películas de vaqueros en blanco y negro empiece.
Las horas pasaron y Dean estaba muy emocionado con las películas Clint Eastwood comentando porque ese hombre era un grande; a Sam le fascinaba como Dean podía idolatrar a un personaje ficticio como el que interpretaba ese hombre, miraba a su hermano en todo el repertorio del porque le gustaba y como disparaba, que no podía tener esa cara de piedra festejando con entusiasmo cuando al matar al malo de la película, y moría a manos del héroe de la filmación seguía con la misma cara.
Una hora después, pasadas las diez, la luz se apago, Sam y Dean miraron por la ventana como todo el pueblo entraba en oscuridad parte por parte y una repentina ventisca cobraba fuerza de la nada dejándolos con cero visibilidad del pueblo.
Ambos tomaron sus chaquetas y bajaron a la recepción, con su linternas en la mano y las armas en su espalda sostenidas por el cinturón, solo por si acaso, en la recepción no había nadie, pero los ecos de alguien riñendo a otra persona llegaron del pasillo detrás del mostrador, la voz del hombre que lo atendió antes venía de la puerta del sótano al fondo del pasillo, recorrieron el estrecho lugar hasta la puerta y bajaron al sótano, inmediatamente vieron al hombre pelearse con los fusibles, Sam alzo la voz y le comunico que el apagón era en todo el pueblo y el hombre rabioso subió por las escaleras empujándolos fuera con una mala leche que en cualquier momento de tanto rabiar se caería muerto.
Ya en la recepción marco el numero del encargado del pueblo de hacer que el servicio eléctrico funcionara, un tal "Hall" al cual parecía haber sacado de la cama, Dean y el se dispusieron a subir cuando una explosión se escucho desde el sótano moviendo los cimientos del lugar, Dean gruño y siguió al hombre de nuevo al sótano, Sam que no sabia que había sido eso, se quedo con los dos ayudantes en la recepción, se escucho como reñía de su suerte el dueño del lugar y vio a Dean llegar hasta él sin decirle nada, solo le indico con un movimiento de cabeza que subiera al cuarto ya.
— ¿Dean? ¡Dean! ¿Vas a decirme que fue eso?— pregunto a espaldas de su hermano.
— Si, si fue el calentador…demonios ¿Nunca tendremos suerte siquiera en esto?— gruñía enojado mientras sacaba las mantas del armario y la ponía dobles sobre la cama una detrás de otra.
— ¿Dean no crees que exageras? — lo miro y Dean le tiro una manta a la cara.
— El calor que hay ahora no aguantara por mucho tiempo Sam, la caldera reventó, no hay manera de arreglarla y aun no resolvemos el caso como para salir de este condenado pueblo, como yo lo veo o nos hacemos a la idea de no congelarnos o no podremos resolver ningún caso…— dijo acomodando debajo del colchón los trozos de manta que quedaban fuera de ella para hacer un sobre bien apretado.
Dean sugirió que no durmieran con mucha ropa, solo porque el calor no se propagaría dentro de la cama, solo boxers y camisetas, Sam no protesto, no era la primera vez que dormían con poca ropa, juntos o que su hermano no supiera como mantenerlos a temperatura; una vez de niños casi se mueren de frío en el impala, su padre había quedado atrapado en la guarida de unos monstruos bajo tierra y hasta que logro salir estuvieron en el auto dos días en pleno invierno; si, su hermano sabe como resistir el frío o como mantenerlos a ambos vivos ante la adversidad, solo que la tormenta de afuera parecía no querer detenerse.
