Let's Swap Chests Today

Esta es una traducción, esta vez de la autora Shaelyn-Samantha (silhouettewings), que muy amablemente me dio permiso de traducir y publicar su historia en este sitio, todo el crédito para ella ^^. Pueden encontrar la historia original en Archive Of Our Own bajo el mismo título.

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Capítulo 1. Esto podría parecer extraño.

Hay sonidos específicos entre la atmósfera alrededor de un ser humano que se dejan caer en un tímpano, pasan desapercibidos por la mente y se expulsan por el otro. Estos sonidos incluyen, pero no se limitan a, la melodía rítmica de los pájaros cantores de la mañana, un niño riendo con el sonido sólido pero silencioso del golpeteo, golpeteo de los pies contra el pavimento de concreto mientras persigue a una paloma, la encantadora charla conversada entre una joven mujer en su mejor momento y un joven borracho apasionado por las mujeres y la escritura, en la que de todos modos no es muy bueno. Desafortunadamente, estas maravillosas pequeñas nubes de vibración y sonido no pudieron ser detectadas dentro de la atmósfera malhumorada de Nueva York y su población.

El suave, rosado y milagrosamente regordete molde de los labios del muchacho de pelo voraz se movió en silencio mientras repasaba el contexto de su tesis, leyendo el comienzo de su ensayo universitario cuidadosamente colocado frente a él sobre la mesa de la cocina del departamento de Castiel. Su suéter era grande pero ajustado contra sus músculos y piel, protegiéndolo del frío. La fecha garabateada en la parte superior de su documento de hojas sueltas decía 19 de enero de 2001. No había sinfonías de canarios del país de las maravillas de invierno fuera del recinto amurallado de Cas, abundante de comodidad y calor, sino los sonidos del bullicioso tráfico de la ciudad y los sobresalientes chillidos de los escolares jugando en la nieve sobre la acera al haber obtenido la libertad después de un día completo de aprendizaje al regresar a la escuela después de sus vacaciones de Navidad. La capa de pureza blanca comenzó a acumularse sobre el olor de los cigarrillos y los carritos de comida esparcidos por las calles, enmascarando los defectos de la ciudad de Nueva York con una fachada angelical. Una copia del libro de texto de Castiel que contenía elaborada información sobre El éxodo descansaba ociosamente al lado de donde él apoyaba los codos entre la madera de roble de la mesa, con la cubierta interior sellada con una lista de salida de la Biblioteca Pública de Queens. El nombre de Castiel fue garabateado perezosamente dos veces dentro de las columnas, indicando que lo había sacado no una, sino dos veces, por el ensayo de la universidad que estaba creando en ese momento.

-Una cita-. Cas murmuró para sí mismo, y sus pupilas se lanzaron a través de la hoja de instrucciones que le había entregado su educador universitario, el profesor Robert Singer de Teología. Necesitaba una cita para presentar pruebas, y después de leer el texto varias veces desde que había llegada a su hogar, sabía exactamente el capítulo correcto para empezar. Hojeó las frágiles páginas, aterrizando en la página sesenta y siete. '¡No temáis! estad firmes... ', en la parte superior de la página se lee: 'El señor peleará por vosotros, y vosotros os mantendréis quietos... '

Las palabras parecieron perder el interés de Castiel ligeramente, porque de repente, sus orbitas azules se desplazaron ante el número de teléfono celular escrito desordenada y anónimamente en la esquina superior derecha de la página sesenta y ocho. No había una frase adyacente al número de teléfono. No había una oración, ni alguna palabra... Simplemente números. Engullido por la curiosidad, Cas extendió su mano sobre la mesa para agarrar su teléfono celular Nokia 5190. La vacilación consumió las puntas de sus dedos, pero marcó el conjunto fijo de dígitos plasmados en la página, y presionó el dispositivo en su oreja.

Cuatro tonos perdidos demostraron que la persona propietaria de este teléfono celular no podía responder en ese momento. 'La persona a la que llama no está disponible en este momento. Por favor, deje un mensaje después del tono.'

Hubo un pitido, y por un momento, Castiel no estaba seguro de qué decir.

-Dejaste tu número de teléfono celular escrito en un libro que saqué de la biblioteca-. Cas habló con voz profunda y llena de cansancio. Briznas de mechones como plumas de tinta yacían intrincadamente en la parte superior de su cabeza. Estaba claro que Castiel sólo había despertado aproximadamente hacía una hora más o menos. Eran las tres de la tarde. -Y tenía curiosidad por llamar. No todos los días uno se encuentra un número de teléfono celular en un libro de texto de Teología-. Las mangas del suéter de punto blanco de Castiel cubrían la piel de sus nudillos. -Estoy interesado en saber tu nombre. Sería bueno recibir una llamada de vuelta-.

Las maravillosas pupilas volvieron al ensayo de teología que había estado componiendo. Una breve bocanada de aire escapó de sus labios mientras colgaba el teléfono, y tomaba su pluma entre sus dedos una vez más para seguir trabajando.

El tiempo pareció disminuir su curso ya que el cerebro de Cas estaba ahora estrictamente enfocado en el ensayo frente a él. Tres y once p.m. Él continuó escribiendo. Encontrar y eliminar errores. Sintió que habían pasado veinte minutos, pero cuando miró el reloj de cuero en su muñeca, eran sólo las tres y quince. Dejó caer su pluma y se llevó las manos a la cara. Las puntas de los dedos rozaron su frente y su cara de una manera que exudaba estrés, y se recostó en su asiento, mirando su obra por un momento. Tal vez trabajaría en esto más tarde.

De todos modos, no podría mantener su atención en el papel que tenía delante, porque el suave tintineo de las llaves desde el exterior de la puerta de su apartamento había pasado a ser el sonido de una sola llave deslizándose en el pomo de la puerta. Giró con un simple clic, pero la puerta se abrió con entusiasmo, el aire instantáneamente se encendió de alegría. Se cerró rápidamente cuando el hombre de metro setenta entró en la habitación, acercándose a Castiel con una gran sonrisa en la cara. El hombre tenía mechones de cabello hasta los hombros, una melena de un rubio dorado, con una chaqueta verde sobre los hombros y un par de pantalones vaqueros envueltos alrededor de su cintura. El palo de una paleta asomó por la esquina de sus delgados labios, y sus pupilas de oro seráfico miraron a Castiel con evidente sentido de afecto. -¡Cas!- El hombre arrojó su mochila negra sobre la mesa de la cocina, haciendo que algunos papeles salieran volando y se deslizaran de izquierda a derecha hasta que llegaran a los tablones de madera del suelo. Parecía tener noticias para contar.

-Gabriel.- Saludó Castiel mientras comenzaba a recoger los papeles, y una sonrisa perezosa se dibujó en la comisura de sus labios débilmente. -¿Cómo te fue en el trabajo? ¿Te fue bien el día?-.

-¡No importa el trabajo!- Dijo Gabriel, y una sonrisa se posó en sus labios cuando una mano se extendió para sacar el dulce de su boca. -Tenemos algunos vecinos nuevos. Justo debajo de nosotros. Dos muchachos se están mudando, y déjame decirte, el hombre alto como un alce es mío.- Gabriel ronroneó.

Cas logró dejar salir una risa genuina. -¿El hombre alto como alce? Descríbelo-.

-Su nombre es Sam-. Gabriel habló soñadoramente, como si hablara de una celebridad que lo había notado de camino a casa. -Samuel Winchester. Él mide como… un metro noventa y cinco, más o menos. ¡Y tiene pelo tan largo como el mío! Es marrón, y su mandíbula es extremadamente afilada.-, Suspiró contento. -Tiene una sonrisa encantadora y sus hoyuelos... Cas, sus hoyuelos-.

La sonrisa de Cas permaneció. -Voy a decir que es seguro asumir que ya tienes tu vida planeada con este hombre-.

-¿Vida? Pff, no, pero puedo decir que vamos a tener una increíble historia de amor. Sólo tengo que hacer que se enamore de mí primero, y luego todo se desarrollará sin problemas-. Gabriel se deslizó en una silla frente a su hermano, mientras los muebles chirriaban. -Ah, y él tiene un hermano sexy. Dean Winchester. Él es un poco más bajo. Cabello rubio, pecas, todo el asunto. Aunque creo que tiene una chica. Había una rubia allí con él. Dijo que su nombre era Jo-.

-Oh, Gabriel...- Cas negó con la cabeza, y una risa nerviosa se derramó desde su pecho. -No... No, no debo interferir. Estoy seguro de que está muy feliz con esa chica. Además, yo-.

-¡Oh no! ¡No, no, no!-, Gabriel cortó a Cas. -No. Ahora no es el momento en que te empiezas a enfurruñar y explicas que eres "prácticamente indigno de amor" y que nunca encontrarás a otra persona con quien estar. Jesús, Cassie, ten algo de esperanza. El parece un buen muchacho. Además, esta Jo y él podrían no estar saliendo, ¿sabes?- Gabriel se encogió de hombros. -Prométeme que al menos le darás una oportunidad, Cas-.

Castiel parecía vacilante, pero después de un breve momento, asintió. -Está bien. Sin embargo, aún no lo conocí adecuadamente. Prefiero verlo por mí mismo-.

-Oh, créeme, hay mucho que mirar-. Gabriel sonrió. -Dios, incluso el nombre suena bien. Winchester. Lo amo. ¿Cómo sonaría eso? Gabriel Winchester... Gabriel Novak-Winchester. Creo que me gusta-.

-Espero que las cosas funcionen entre tú y Samuel-, dijo honestamente Castiel, y una sonrisa genuina reapareció en sus labios.

-Castiel Novak-Winchester. Eso suena muy bien. Tal vez deberíamos bajar. Te presentaré a este Dean Winchester-. Gabe ofreció, pero Cas sacudió rápidamente la cabeza. -Oh vamos. Cas, no seas tímido. ¡Él te amará!-.

Castiel miró hacia su documento con reticencia. -Quizás mañana. Estoy muy cansado-.

-Cas...- Gabriel frunció el ceño.

-Escucha, me volveré en su amigo-, dijo Cas. -Pero las relaciones no son para mí, Gabe. Nunca funcionan. También lo más probable es que Dean sea heterosexual. No estoy interesado-. Su voz era suave y dulce, aunque tenía una firmeza tácita.

Gabriel exhaló. Esto era una repetición de las palabras de Castiel cada vez que Gabriel intentaba emparejarlo con alguien. Castiel nunca creyó que fuera lo suficientemente bueno, y Gabriel nunca estuvo de acuerdo con nada de lo que Castiel decía.

El ceño fruncido de Gabriel se ajustó a una sonrisa, en un intento pálido de aligerar el ambiente. -Está bien. Sólo digo... No está mal arriesgarte de vez en cuando-. Explicó, y sus pies trabajaron con sus caderas para empujar su silla hacia atrás desde la mesa de la cocina, poniéndose de pie y acercándose a la nevera para agarrar la jarra de agua. Situándola sobre el mostrador de mármol, se presionó hacia adelante y se puso de puntillas, agarrando dos vasos del gabinete de madera sobre su tostadora. -Además, no es como si tuvieras otra opción cuando te pida dentro de un mes más o menos una cita doble con Sam y yo. Es obvio que tú y Dean estarían presentes como la otra pareja-, dijo. Los dos vasos fueron colocados en el mostrador con un ligero tintineo. La condensación en el lado de la jarra se frotó con la calidez de las palmas de Gabriel, mientras el volcaba el artículo en los vasos para conseguir dos bebidas de agua.

Castiel miró a su hermano, sus pupilas burbujeaban sin mostrarse afectadas. -Es dulce de tu parte pensar en mí, Gabriel. Lo aprecio con todo mi corazón-. Inhaló. -Pero... nunca debes planear tú futuro demasiado adelante. Muchas cosas podrían salir mal. Podrías volverte infeliz-.

Gabriel se río en voz alta e inclinó la cabeza hacia atrás. -¡Infeliz! ¿Con Sam? Dios, no lo creo-.

Castiel se río. -Cálmate, Gabe. Recuerda, ellos viven debajo de nosotros-, dijo, comenzando a reunir sus suministros y papeles para guardarlos cuidadosamente en una carpeta y una caja de lápices. -También recuerda que sólo le has hablado a Samuel una vez. Él podría ser adicto a las drogas. Podría ser un criminal-. Bromeó ligeramente.

El hermano de Cas hizo rodar sus ojos, acercándose a Castiel con dos vasos de agua fría en la mano. Puso uno de ellos frente a él. -Lo que sea. Él sigue siendo atractivo-.

Castiel se río, y por un momento, los hermanos compartieron un momento de fantasía en un futuro con los hermanos Winchester.

*MNMN*

Hay algo acerca de la noche en la ciudad de Nueva York que trae una extraña quietud. Castiel realmente no sabría mucho de eso, ya que sus días por lo general terminaban alrededor de las diez de la noche, y se despertaba en consecuencia, dependiendo de cuándo comenzaran sus clases en la universidad. Algunas veces comenzaban a las ocho de la mañana, y otras veces no tenía clase sino hasta las siete de la noche. Se había dormido temprano ese día, su cuerpo había flotado hasta las garras de Morfeo en el momento en el que se había situado en su colchón twin-sized, con Gabriel en la otra habitación, desmayado en el sofá. Gabriel tenía su propia cama, por supuesto, pero a veces podía volverse perezoso, lo que Castiel entendía, ya que Gabriel trabajaba mucho.

Castiel planeó recibir el descanso de una noche completa, pero la idea se redujo fácilmente y sin esfuerzo cuando justo debajo de ellos, un perro comenzó a ladrar para llamar la atención siendo las dos de la mañana. Dos y dieciséis a.m. para ser exactos. Cas se movió hacia el sonido que hacía eco debajo de las tablas del suelo, enterrando sus ojos saltones y su cara ligeramente rasposa entre la espuma viscoelástica y el suave tejido de la funda de almohada, enrollando su cuerpo, y rezando para que el perro cerrara la boca para que todos los demás dentro del edificio pudieran dormir.

Quince minutos pasaron. Eran las dos y treinta y uno a.m., y el perro no había cerrado la boca.

Hubo un suave gruñido de irritación que se presionó desde la parte posterior de la garganta de Cas y se derramó de sus labios mientras se desenredaba de las sábanas, la ausencia del calor que le había transmitido el cobertor hacía que sus brazos temblaran y se le pusiera la piel de gallina. Se puso un par de calcetines y ni siquiera se molestó en arreglarse el pelo como siempre, se levantó de la cama y salió de su habitación. Llevaba una camiseta de algodón gris y un par de pantalones de pijama a cuadros azules. Dios, estaba sorprendido de que Gabriel ni siquiera se hubiera movido por el sonido que hacía el perro de abajo. Los pasos de Cas fueron ligeros cuando salió de su departamento, cerró la puerta detrás de él y decidió tomar las escaleras para bajar en un solo vuelo. Cuando se acercó a la puerta, el ladrido fue mucho más evidente, y Castiel extendió una mano para alcanzar y golpear la puerta de madera de haya. Hubo una pequeña pausa. Dentro, los ladridos del perro aumentaron, sin embargo, era mucho más fácil que lo oyera ahora que el perro estaba usando su pata para arañar la puerta de entrada. Castiel extendió la mano y se frotó sus ojos, intentando deshacerse del cansancio.

-¡Sophie! ¡Silencio!- Habló una voz desde el interior que se acercaba a la puerta, y de repente, la puerta se abrió. Un cachorrito Border Collie se precipitó sobre los talones de Castiel y comenzó a saltar para recibir la atención de Cas, su pequeña cola moviéndose de manera animada. La irritación de Cas se había desvanecido de inmediato, y se convirtió en cariño mientras miraba al pequeño animal.

En el marco de la puerta había un hombre joven, más alto, con cabello castaño hasta los hombros. Tenía un saco con escote en V azul marino y un par de pantalones de chándal gris. Este debe ser Samuel. Castiel sonrió un poco.

-Lo siento por ella-, dijo Sam, y se arrodilló, el cachorro corrió hacia Sam y se arrojó al regazo del hombre más alto. -Ella puede ser una molestia a veces-.

-¡No! No, es... No te preocupes. Está bastante bien. Es una perrita muy linda-, dijo Castiel en respuesta, y su expresión se suavizó al ver al cachorro, quien ahora comenzaba a quedarse dormido en brazos de Sam. Sam se levantó con el animal en sus brazos, los ojos del cachorro cerrándose, y su hocico enterrado en el pecho de Sam.

-Cuéntame sobre eso. Tengo que sacarla tres veces al día y alimentarla con su 'mezcla especial para cachorros'-. Sam respondió, riéndose un poco. -Uh... lo siento. Muy grosero de mi parte, mi nombre es Samuel. Sam Winchester-, dijo. -Te daría la mano, pero parece que Sophie ya se acomodó-, explicó Sam.

-Castiel Novak. Es un placer conocerte, Samuel.- Saludó Cas, iris azul brillante y pupilas dilatadas mirando hacia arriba a Sam a través de la oscuridad del complejo de apartamentos.

-Encantado de conocerte también, Castiel.- Dijo Sam, una sonrisa amigable, pero igual de cansada tirando de la esquina de sus labios. Tenía unos hoyuelos muy bonitos, pensó Castiel para sí mismo. También tenía un buen sentido de amabilidad, y Cas estaba contento de que Gabriel hubiera elegido a este hombre para que le gustara. -¿En qué puedo ayudarte?-.

Castiel parpadeó. ¿Por qué estaba aquí abajo? Sus ojos se movieron hacia Sophie.

Ah, sí. El perro.

-Uh... En realidad, tu perro había estado ladrando repetidamente-, explicó Castiel. -Simplemente estaba preocupado. Si debo ser sincero, tuve problemas para dormir, pero...- Sonrió un poco más, y miró hacia la bolita de pelo que dormitaba. -Dios mío, nunca podría enojarme con esa carita. Ella es adorable, Samuel. Estoy bastante celoso-.

Sam soltó una risita aireada. -Ah, sí... Ella es una dulzura. Mi hermano mayor, Dean... Él, eh... Realmente no aprueba a los animales, pero puedo decir que Sophie realmente está empezando a gustarle. Los atrapé abrazados el otro día mientras Dean miraba al Dr. Sexy-.

-Eso es muy bueno. Siempre he querido un perro, pero... simplemente no tengo tiempo-. Castiel exhaló brevemente.

-¿Universidad?-, Preguntó Sam con curiosidad, y enarcó una ceja.

Castiel sonrió y asintió. -Universidad, sí. El infierno y más allá, si me preguntas-.

Sam asintió comprensivamente. -Puede ser pesado. De hecho, recientemente he encontrado el tiempo, y es más fácil con dos personas en la casa. Dean solía trabajar como mecánico, pero ahora es bombero en el FDNY*, por lo que sus horas son bastante flexibles. Él ha hecho un montón de entrenamiento para eso. Con su horario, nos turnamos para sacar a pasear a este pequeño rayo de sol.- Destelló una sonrisa cansada.

Un mecánico y bombero. Castiel admiró el hecho de que Dean había elegido eso como su trabajo. Pero él no sabía mucho sobre autos, y Castiel quería impresionar a Dean. Ah. ¿A quién estaba engañando? Pensando en unas cosas que en realidad podrían no ocurrir. Él decidió no pensar más en eso.

-Eso es muy bueno, en realidad. Siempre quise ser conservacionista**, pero...- Cas se encogió de hombros. -Lo único que se conserva aquí en la ciudad de Nueva York son los edificios-. Bromeó. -Quizás algún día, cuando haya ganado el suficiente dinero, me mude a otro lugar-.

Sam levantó una ceja. -¿No te gusta Nueva York?-, Preguntó con genuina curiosidad.

-Prefiero estar cerca de áreas donde el color verde es sustancial-, explicó Castiel. -Nueva York es un área donde el color gris abunda y la sustancialidad es basura y cigarrillos. No me malinterpretes... Hay áreas muy, muy hermosas en Nueva York. Nunca habrá otra ciudad como esta. Pero... disfruto los animales y la naturaleza. Quiero decir, ¿alguien ha notado el peligro en el que están ciertas especies de abejas?- Cas estaba divagando ahora, y cuando levantó la vista hacia Sam, su rostro se ruborizó de un rosado suave en pura vergüenza. -Me disculpo, Samuel. No debería molestarte con algo como esto por la noche-.

Sam tenía una mirada de bondad en sus ojos. -No, realmente, está bien-. Él sonrió. -Estoy de acuerdo con todo lo que dices. Dean incluso me ha hablado de mudarnos a veces-.

-¿En serio?- Los labios de Castiel amenazaron con una sonrisa más amplia.

-Demonios sí. Solíamos vivir en Kansas, en realidad, cuando éramos niños. Sin embargo, mamá falleció y nuestro padre nos trajo aquí. Se fue cuando Dean cumplió dieciocho años, y por un tiempo, yo fui la responsabilidad de Dean. No hemos tenido noticias de nuestro padre desde entonces, pero hicimos lo que pudimos con lo que teníamos, y, bueno... Lo creas o no, tengo una entrevista para ser abogado en un par de semanas-, dijo Sam.

-Sam... Eso es... Eso es fantástico-. Castiel quedó bastante sorprendido por la historia de Sam. Parecía que Sam y Dean no tuvieron la mejor niñez. Desafortunadamente, Cas sabía lo que era vivir algo como eso, pero decidió no cargar a Samuel con esa información en este momento.

-Sí, bueno... Me alegro de que nuestro padre no fuera capaz de derrotarnos por completo-, dijo Sam en respuesta. -Fue principalmente Dean quien me ayudó a llegar tan lejos. Ni siquiera pudo ir a la universidad porque tenía que cuidarme-.

Castiel asintió. -¿En qué año estas? De universidad, quiero decir-.

-Segundo año, en realidad- dijo Sam. Castiel parecía impresionado. -¿Qué hay de ti?-.

-Es mi último año- explicó Cas. -Un par de meses más, y luego en septiembre...-.

-La vida te golpeará.- Sam terminó su frase, y los dos se rieron brevemente.

-Exactamente, sí. Yo... No tengo idea de qué voy a hacer con mi vida, pero... No sé. Pensaré en algo.- Exhaló Cas. -Fue un placer conocerte, Samuel. Lamentablemente, creo que debería irme y descansar un poco. Tengo una clase a las ocho y media de la mañana-, dijo.

-No hay problema. Fue un placer conocerte también, Castiel. Te veré por aquí-, dijo Sam.

Los dos se despidieron, y Castiel realmente esperaba volver a ver a Samuel Winchester. Quizás la próxima vez, Sam estaría con Dean.

*MNMN*

-Creo que si hubiera tenido que sentarme dentro de la conferencia del Profesor Singer un minuto más, me habría arrojado del edificio de la escuela-. Charlie Bradbury resopló, su libro de texto apretado pulcramente contra su pecho mientras caminaba con Castiel hacia las mesas del almuerzo. Llevaba un gran abrigo de invierno y debajo una camisa negra con cuello redondo. Ella también tenía jeans de mezclilla. Castiel llevaba su atuendo habitual de un suéter y cómodos pantalones negros, con su gabardina sobre los hombros. Acababan de terminar su primera clase del día, y Castiel estaba definitivamente listo para llenar su cara con comida.

-No es tan malo-, dijo Castiel. -No es su culpa, tampoco. Él puede ser muy aburrido, eso es todo. A menos que cuentes todas las veces, dice 'bolas' cada vez que su diapositiva de PowerPoint no carga-.

Charlie se río de esa declaración. -O llama a Balthazar un 'idjit'. Dios, amo a ese hombre. Ella suspiró contenta. -Odio su clase, sin embargo. Lo siento, Bobby-.

Al encontrar una mesa de almuerzo dentro de uno de los cafés, Castiel se ubicó en el lado derecho de la mesa, y Charlie apoyó su mochila en la pequeña repisa de la mesa para sacar su billetera, aún de pie. -Estoy ansiosa por un bocadillo. ¿Quieres que vaya por dos? Hay un buen lugar donde venden sándwiches en el otro lado del campus-, dijo Charlie.

-Oh, Charlie, no tienes que caminar todo el camino hasta allí. Además, tengo dinero. Y hace frío.- Castiel dijo generosamente.

-Bueno, tengo más dinero, eso significa que también puedo pagar por ti. Y estoy haciendo esto por los sándwiches. Dios, Cas, entérate bien de tus hechos.- Ella sonrió con un tono burlón.

-Gracias, Charlie. Significa mucho para mí. Te pagaré la próxima vez que te vea-, prometió Castiel.

Charlie asintió con la cabeza. Ella colocó su bolso en el asiento para que Castiel lo vigilara, antes de agarrar su billetera con sus pequeños dedos, girándose para salir del café y dirigirse hacia el otro lado del campus de la universidad.

Por un momento, Castiel disfrutó del espíritu de la pequeña cafetería en la que se encontraba. Había un olor obvio a granos de café y bebidas siendo preparadas, además de la minúscula sección de panadería junto a la caja registradora donde dulces y golosinas se exhibían para que las personas compraran. Hacía calor en el interior, mientras que en el exterior hacía mucho frío, estaban a apenas dos grados, y todos querían estar en casa, de vuelta en las vacaciones de Navidad.

Castiel fue sacado de sus pensamientos cuando de repente, su teléfono había sonado. Se aclaró la garganta y se recostó en su asiento, sacando el trozo de plástico del bolsillo y acercándolo a su oreja. Él contestó el teléfono, y se aclaró la garganta, antes de que un suave, -¿Hola?- Escapara de sus labios.

-Recibí una llamada de este número ayer-, dijo la voz en el teléfono. Era una voz profunda y ronca, pero el hombre no parecía tener más de treinta años.

Cas pensó por un momento, y luego sonrió. -¿Es este el hombre del libro de la biblioteca?-.

-Claro-. El joven dijo. Una sonrisa fue evidente en su tono. -Como que me gusta eso. Pero agrega anónimo, como... 'El hombre anónimo del libro de la biblioteca'. Demonios sí. Llámame así-.

-Prefiero saber tu nombre real-, dijo Cas suavemente en el teléfono.

Hubo una pausa desde la otra línea. Entonces, la voz habló. -Dime el tuyo primero-.

Cas extendió la mano y se frotó un poco la nuca. -Castiel-. Habló amablemente.

-Increíble. Escucha, Cas. ¿Puedo llamarte Cas? ¿Eso está bien? Genial. Escucha, Cas, pareces buena gente. Quiero decir, no esperaba que alguien llamara a este número, ya que lo puse en el libro más nerd que pude encontrar. Normalmente hago eso cuando me mudo a una nueva ciudad-. La voz se río entre dientes.

-¿Nerd?- Cas enarcó una ceja. Había una pequeña ofensa en su voz.

-Oh, no quiero que te ofendas, pero yo... quiero decir, vamos-. Hubo una risa aireada desde la otra línea. -¿El Éxodo? ¿El cuento brillante de Moisés y cómo separó el Mar Rojo? Quiero decir…-

-No veo por qué está clasificado como 'nerd'. Es historia, sabes-, dijo Cas.

Hubo otra pausa. -¿Historia? N-... Uh... No estoy seguro de eso. Claro, Jesús existió, como sea. ¿Realmente crees que un hombre 'separó el mar rojo'? Quiero decir, J-... Vamos, Cas-.

-Mi nombre es Castiel. Llámame Castiel. ¿Puedo preguntar tu nombre?-.

-Cas, tienes que aprender algo. No puedes creer todo lo que lees o escuchas. Quiero decir, claro, está bien, tiene que haber algún tipo de ser superior que haya creado cualquier mierda en la que estemos viviendo, pero...-.

-Parece que tienes una extraordinaria falta de fe-, respondió Castiel.

-Ahí le has dado -, Dijo la voz.

Castiel exhaló. -Bueno. Tienes derecho a tus opiniones. Creo que es hora de que cuelgue-, explicó.

-Woah, woah, woah! No. No, ahora... Espera un momento, Cas-.

-Castiel-. Cas corrigió.

-Tengo que hacerte una pregunta, solo una pregunta. ¿Puedo hacerte una pregunta, Oscar el Gruñón***, antes de que te enojes conmigo?-, Preguntó la voz.

-Debo admitir que ya estoy bastante enojado-, dijo Cas.

-¿Estas libre hoy?-.

Castiel hizo una pausa. -¿Qué?-, Él parpadeó.

-Te pregunté si estabas libre hoy. Vamos, es jueves. ¿Vas a hacer algo más tarde?-.

Castiel miró hacia la mesa pensando. Se removió un poco en su asiento, antes de aclararse la garganta. -Discúlpame. Nunca debí haber llamado. Y no, no estoy libre hoy.- Dijo, y en un instante, colgó el teléfono y lo dejó sobre la mesa. Jadeando, enterró su cara en sus manos, y negó con la cabeza un poco. Estaba empezando a sentir falta de aliento, y sus manos fueron a su mochila para buscar su inhalador.

*MNMN*

Las piernas de Castiel estaban entrecruzadas con una suave manta de lana sobre ellas, un grueso bloc de dibujo descansaba en su regazo y un lápiz de sombreado 3H Graphite en su mano izquierda. El lado de su mano estaba cubierto por una sombra de grafito que se borraba del dibujo que estaba creando, y la televisión frente a él tenía un documental sobre abejorros y otros tipos de insectos dentro de la naturaleza que hacen la diferencia por el medio ambiente. El cabello en la parte superior de su cabeza que normalmente era esponjoso ahora estaba húmedo y ondulado, secado con una toalla brevemente después de la ducha. Sus ojos ocasionalmente levantaban la vista de su cuaderno de bocetos para observar la pantalla de televisión, antes de que sus pupilas regresaran al cuaderno de dibujos delante de él.

El reloj marca las ocho cuarenta y tres p.m.… Entonces, su teléfono celular comenzó a sonar.

Castiel gruñó mientras agarraba su teléfono que había sido colocado junto a él en la almohada del sofá, y respondió, presionando el teléfono contra su oreja. -Habla Castiel-. Saludó.

-Cas.- La voz familiar de antes habló. -Me sorprende que hayas respondido-.

-¿Por qué llamas?-, Preguntó Castiel, y su voz permaneció neutral.

-Oh, no te pongas en plan "no tengo emociones" conmigo, Spock. Me colgaste antes-. Dijo la voz.

-No colgué. Me hiciste una pregunta y yo respondí. Luego no dijiste nada después de eso por el siguiente segundo, así que supuse que te rendiste en preguntarme. Entonces colgué-, dijo Castiel.

-No te tomé por un insolente, Cas.- La voz se río entre dientes.

-¿Por qué llamas?- Castiel repitió su pregunta.

-Sábado noche. Sal conmigo-. La voz exigió a la ligera.

-No. Ni siquiera sé tu nombre-, respondió Cas.

-Sábado noche. Yo te recogeré. Cena y una película, o sólo cena, si no estás de humor. Yo invito-, dijo el hombre en la otra línea.

-Realmente no creo que yo…-.

-The Pledge. La película sale mañana. Lo veremos el sábado. O, como dije, podemos sólo cenar. ¿Te gusta la comida italiana?-.

Castiel guardó silencio por un momento, antes de responder. -Sí-.

-Excelente. Sábado noche. Cena a las ocho-. La voz dijo felizmente.

-¿Puedo saber tu nombre?-.

-Te lo diré, claro, el sábado en la noche. Cena en la ciudad. Te volveré a llamar para que me des tu dirección. Nos vemos entonces-. Esta vez, fue el turno del hombre del otro lado del teléfono de colgar el teléfono. Y él hizo. Excepto que esta vez, cuando lo hacía, Castiel no estaba irritado, ni molesto, sino que había una sonrisa leve en su rostro.

El picaporte se abrió una vez más, Gabriel entró en el departamento. Mientras cerraba la puerta, pequeñas motas de nieve blanca quedaron atrapadas perceptiblemente dentro de los dorados mechones de cabello en su cabeza, así como en sus hombros. -Hola, Cas-, Sonrió a su hermano mientras entraba a la sala de estar, balanceando sus llaves con el llavero circular alrededor de su dedo índice. En su mano libre había una sola bolsa de plástico con una gran carita sonriente amarilla, y el olor a comida para llevar inundó la habitación. Sus ojos se ajustaron a la televisión. -¿Otro documental de naturaleza? Vamos, Cassie, ¡mira un poco de televisión real!-, Bromeó Gabriel, quitándose la chaqueta del cuerpo y colocándola en una de las sillas de la mesa de la cocina por el momento. Él dejó la bolsa de comida.

Castiel esbozó una tierna sonrisa, antes de encogerse de hombros. -Es sólo información interesante, Gabriel-. Explicó. -De todos modos, hablé con Samuel Winchester anoche. Él es muy amable...-.

-¿Lo hiciste?- Gabriel preguntó, con los ojos muy abiertos mientras se tiraba en el sofá junto a su hermano menor. -¿Cómo? ¿Cuándo lo conociste? ¿Dónde? ¿Viste sus hoyuelos? Vamos, Cas, ¡dime!-.

Cas se río entre dientes. -Gabriel, relájate. Por favor, dame la oportunidad de hablar-. Dijo, y Gabriel detuvo su repentino ataque de preguntas. -Bajé las escaleras porque escuché a su perro ladrar anoche. Eran alrededor de las dos de la mañana. Es un joven muy agradable, Gabriel. Realmente espero que las cosas funcionen entre ustedes-. Su sonrisa era genuina.

Gabriel se levantó del sofá y se volvió para preparar la mesa para que comieran. -¡Lo sé! Eso es lo que he intentado meter en ese pequeño cerebro tonto tuyo-.

Castiel colocó su cuaderno de dibujo a un lado por el momento y quitó la manta de su regazo, entrando a la cocina que estaba conectada a la sala de estar y colocando sus manos debajo del fregadero para lavar el grafito en el costado de su mano. Permitió que el agua se calentara, y usó un poco de jabón para lavar platos, quitándose el oscuro color del lápiz de su mano.

Gabriel estaba ocupado colocando platos, cubiertos y servilletas sobre la mesa. -¿Viste a Dean?-, Su mirada se dirigió hacia Castiel.

Castiel negó con la cabeza, y Gabriel parecía terriblemente decepcionado. -Creo que creo que tengo una cita este fin de semana-.

Gabriel se iluminó con eso. -¿Una cita? ¿Con quién?-, Preguntó.

Cas se río, el nerviosismo pudo ser detectado dentro de su tono. -Honestamente..? No lo sé. Encontré un número en un libro de texto que tomé prestado de la biblioteca, y llamé. Hemos tenido dos conversaciones hasta ahora. En la segundo, me preguntó si me gustaría cenar. Estaba bastante indeciso, pero... Quizás esto podría funcionar para mí-, dijo Cas.

-¿Cuál es su nombre?- Gabe sonrió.

-Dijo que me lo dirá cuando me recoja-. Cas se encogió de hombros.

-Bueno, estaré allí para ver eso. Quiero asegurarme de que no sea un rarito, o algo así...-, Murmuró Gabriel, y Cas se río suavemente.

-Relájate, Gabe. Ya no tengo quince años. No digo que no puedas conocerlo, pero... Por favor, no lo asustes-, explicó.

-Bien, bien-. Gabriel se río entre dientes. Castiel se sentó cuando terminó de secarse las manos, ayudando a distribuir la comida entre sus platos. -Tú, eh... ¿has pensado en lo del trasplante de pulmón?-.

Las pupilas de Cas se habían congelado aparentemente mientras miraban a Gabriel. Se aclaró la garganta, y recogió el arroz frito de verduras para poner una porción del tamaño de un humano en su plato. -Uhm... un poco-.

-¿Y?-.

-Parece... terriblemente peligroso, Gabriel-.

-Correcto, pero no podemos curar exactamente tu fibrosis pulmonar**** así- Gabe chasqueó el dedo, como para indicar que la cura no podría ocurrir como por arte de magia.

-¿Y crees que estar atascado en inmunosupresores por el resto de mi vida es una sabia elección?- Castiel levantó una ceja.

-Cas...-.

-¿O rechazo de órgano?-, Cas enarcó una ceja. -Dije que lo pensaría, Gabriel... ¿De acuerdo? Personalmente, me resulta más fácil tener mi inhalador de rescate conmigo-.

-Tienes un tiempo límite para tomar una decisión, Cas. Tú lo sabes. El trasplante de pulmón es algo que debe decirse y hacerse pronto-.

Castiel miró hacia otro lado, y él levantó su tenedor. -Lo sé... lo sé-. Él resopló suavemente. -Estaré... estaré bien. ¿De acuerdo?- Levantó una ceja, esperando un asentimiento de Gabriel.

Gabriel estaba llenando su plato con comida, pero asintió inseguro. -Sí. Todo bien. Bien.- Dijo poco convincente, Castiel le entregó el arroz.

-De todos modos, yo... estaba pensando en... conseguir un trabajo. ¿Qué piensas? -, Preguntó con curiosidad.

-¿Un trabajo?-, Gabe levantó una ceja. -¿Desde cuándo este interés entró en juego?-, Preguntó.

-Bueno... El doctor dijo que no puedo gastar mucha energía, ¿verdad? Por mis pulmones, la biblioteca no está tan lejos de donde vivimos. Además, el dinero extra podría ayudarnos mucho-, explicó Castiel, comenzando a meterse el arroz en la boca mientras masticaba y tragaba.

Gabriel suspiró con vacilación. -Quiero decir... Cas, si realmente quieres, pero... Pregúntale al médico primero, ¿de acuerdo? Él sabrá qué decirte. El mes que viene tienes una cita, de todos modos. Podemos preguntarle entonces, o puedes llamarlo antes-. Explicó Gabe. -Sólo tómatelo con calma-.

Castiel sonrió un poco. -Gracias, Gabriel. Eso significa mucho para mí-.

*MNMN*

-Gabriel... detente, con... ¡Mi corbata está bien!-, Cas se molestó. Gabriel estaba ajustando la corbata azul alrededor del cuello de Cas, deseando que se viera cool para su cita. El sábado llegó más rápido de lo que Castiel anticipó, y no estaba listo para conocer al nuevo hombre. Estaba ansioso, sin embargo, al mismo tiempo muy emocionado.

-¿Le diste la dirección?-, Preguntó Gabriel con curiosidad.

-Sí. Parecía un poco confundido, pero dijo que estaría aquí pronto-, explicó Castiel.

Llamaron a la puerta y Cas frunció el ceño.

-¿No lo llamaste hace como cinco minutos?-, Preguntó Gabriel.

-Sí. Él no puede estar aquí ya. Debe ser alguien más-. Cas suspiró. Se arregló la corbata de una vez por todas y fue a abrir la puerta. -Y si es él, probablemente viva cerca-, Se encogió de hombros.

Castiel agarró el picaporte, lo giró y abrió la puerta. Frente a él se encontraba un joven ligeramente más alto con constelaciones en forma de pecas en las mejillas y orbes verdes brillantes que le devolvían la mirada. Su cabello era rubio cenizo y este hombre era extremadamente atractivo, con una mandíbula afilada y tonificada y una sonrisa que podría arreglar el mundo. Castiel llevaba una camisa blanca de cuello y pantalones negros, con una corbata azul, y su gabardina sobre el atuendo.

Gabriel miró por encima del hombro de Cas, y sus ojos se agrandaron. -¡Santo cielo, Cas!- Dijo, y por un momento, Castiel estaba confundido. -¿Por qué no me dijiste que tú cita era Dean Winchester?-.


Hola lectores ¡Nueva traducción! Esta vez un bonito Destiel jeje, bien son sólo ocho capítulos pero las actualizaciones no serán tan rápidas, aunque prometo que no dejaré que esperen más de dos semanas por capítulo :D Espero que disfruten esta historia tanto como yo ^^. Gracias por leer.

* Departamento de Bomberos de la Ciudad de Nueva York

** Adjetivo/nombre común [persona] Que tiende a conservar alguna cosa o situación determinada, especialmente el medio ambiente.

*** Óscar el gruñón es un personaje «muppet» en la versión estadounidense de Sesame Street un programa educativo para niños.

**** La fibrosis pulmonar es una condición en donde el tejido profundo de los pulmones se va cicatrizando. Esto hace que el tejido se vuelva grueso y duro, lo que dificulta recuperar el aliento y es posible que la sangre no reciba suficiente oxí causas de la fibrosis pulmonar incluyen contaminantes ambientales, algunos medicamentos, enfermedades del tejido conectivo o la enfermedad pulmonar intersticial (grupo de enfermedades que causan inflamación o cicatrización en los pulmones) pero en la mayoría de los casos, no se encuentra una causa. Esto se llama fibrosis pulmonar idiopática.

No existe una cura. Los tratamientos se centran en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Estos incluyen medicamentos, terapia con oxígeno, rehabilitación pulmonar o trasplante de pulmón. Los síntomas pueden incluir: Dificultad para respirar, cansancio, pérdida de peso sin razón aparente, dolores en los músculos y en las articulaciones, etc.