Un peligroso mal entendido.

Nota: Yo y mis intentos de one shot de más de cinco mil palabras… XD. Para el fic del día del amor y la amistad les tengo esta partecita picante de la relación más joven en el Universo de "Dragon Ball Z". Disfrútenla y no me odien… XD.

Gohan se dará cuenta de que hay algo más peligroso que los rufianes a los que ha hecho frente…

Apenas dos meses ha pasado en la preparatoria "Orange Star" de Ciudad Satán y Son Gohan, el hijo mayor del fallecido Son Gokú, había experimentado una infinidad de situaciones con tal de mantener oculta su fuerza en favor de hacer justicia y enfrentar a los villanos que solían asolar la ciudad y sus alrededores. Y, para conseguir su objetivo de pasar desapercibido, había tenido la brillante idea de solicitarle a Bulma, dueña de Capsule Corp., esposa de Vegeta, el Príncipe Saiyajin, y muy buena amiga de su extinto padre, el diseño de un traje exclusivo que le permitiera moverse con facilidad sin que nadie sospechara nada. Lo que no se imaginaba es que una personita en especial estaba empeñada en descubrir si había alguna relación entre él y el desconocido héroe que se hacía llamar a sí mismo "Gran Saiyaman".

Una mañana…

¡Pero que tarde se me ha hecho! —Gohan salió presuroso de su casa después de haber desayunado de un modo tan digno como antaño su difunto progenitor—. Mamá tenía razón… no debí desvelarme tanto ensayando una nueva pose para mi presentación —se dijo a modo de reprimenda personal mientras volaba con velocidad por el cielo con rumbo a la escuela, oculto bajo la vestidura del "Gran Saiyaman".

Todas las noches desde que tenía el disfraz se la pasaba una hora presumiéndole a Goten, su hermano menor, las fantásticas posiciones de batalla que ideaba en cada uno de sus "preámbulos" ante los bandidos, consiguiendo que el niño casi se hiciera pipí de la emoción y el éxtasis pues, en la más pura y sincera opinión de Goten, su hermano Gohan era el más extraordinario superhéroe en la actualidad; aunque Trunks, el hijo de Bulma y Vegeta y muy buen amigo del más pequeño de los Son, opinaba que el mayor se veía tonto y bastante ridículo con esa vestimenta. En fin…

Casi a la hora del toque del timbre de entrada aterrizó en el techo del edificio escolar, y al instante se deshizo del atuendo para dirigirse con paso firma hacia su salón de clase, cuando la visión de alguien que no había percibido por estar tan apurado lo hizo quedarse helado… era una linda chica, la cual lo miraba muy fijamente.

¡Oh no, esa niña me ha visto destransformarme! —murmuró para sí con desesperación sin arriesgarse a moverse.

La muchachita no dijo ni media palabra y parpadeó un tanto asombrada al notar que tenía compañía… y una muy grata compañía.

¿Qué voy a hacer ahora? —se dijo el joven Saiyajin pensando a mil por hora. Bueno, lo mejor que podía hacer era disimular que nada raro había ocurrido, así que muy lentamente se encaminó hacia donde la señorita se encontraba detenida, dedicándole una sonrisa avergonzada al llegar cerca de ella—. ¡Hola, qué gusto verte! —le saludó efusivamente y se fue lo más rápido que pudo hacia la puerta que conducía a las escaleras que llevaban al interior del edificio, perdiéndose en un santiamén y echándose a correr como loco—. ¡Uf, menos mal qué no me dijo nada!... Sólo espero que de verdad no le cuente a nadie lo que vio.

La joven se quedó uno o dos minutos más en shock, como asimilando lo ocurrido. Después dirigió la vista hacia la puerta por donde su compañero se había esfumado, sonrojándose levemente de las mejillas y sonriendo al mismo tiempo, pues recordó que ese muchacho tan especial iba en la misma clase con ella, y su nombre es Gohan… que lindo y tierno nombre.

Ángela, ese es el nombre de la doncella, se encaminó también hacia el aula mientras recordaba un suceso particular de una semana atrás.

********** Flash Back: Una semana atrás **********

Vamos, Videl, Gohan es un muchacho bastante "mono" —dijo una chica rubia hablando con su mejor amiga, la hija del reconocido Mr. Satán, el campeón mundial de las artes marciales del último Budokai Tenkaichi, y "vencedor" del malvado monstruo Cell—. Lo que pasa es que le tienes mala voluntad —observó en tono de reproche.

No le tengo mala voluntad, Erause, en serio… sólo que se me hace muy extraño que viva tan lejos de la ciudad y que llegue tan temprano a la escuela, y ni siquiera hemos visto el superjet que utiliza —respondió la aludida con algo de fastidio.

Era la hora del almuerzo antes de las clases vespertinas, y gran parte de ese tiempo la joven Erause se había pasado platicando con Videl sobre su prospecto de hombre ideal, y un chico que para ella llenaba los requisitos de hombre ideal era nada más ni nada menos que el simpático Son Gohan.

Disculpen, pero no pude dejar de escuchar su conversación… —una de sus compañeras de clase se les acercó un tanto apenada. Era Ángela, con quien no tenían una gran amistad—… ¿Acaso están hablando de Son Gohan? —preguntó interesada.

Este… sí —le respondió Videl un poco extrañada. Ángela le parecía una chica bobita y superficial.

Oh, Son Gohan es un chico tan tierno —dijo la joven pelirroja soltando un suspiro muy largo al tiempo que las pupilas le brillaban con emoción.

… ¿tierno? —la joven morena pareció más sorprendida por esa revelación tan… fuera de lugar. Ella no le encontraba lo tierno a Son Gohan, aunque no podía dejar de reconocer que el muchacho era la mar de amable y educado. Tal vez un poco tonto y despistado, sí, pero inteligente y aplicado la mayor parte del tiempo. Eran tantos los detalles que le intrigaban de su compañero que no podía dejar de estar al pendiente de él, pero lo tierno no era algo que destacara en su personalidad.

Son Gohan es un chico bastante lindo —puntualizó Erause sonriendo grandemente.

Bueno… si ustedes lo ven así… —Videl murmuró por lo bajo y en ese momento recibió una llamada importante, por lo que tuvo que irse a cumplir con su deber como protectora y defensora del orden en Cd. Satán.

********** Fin del Flash Back **********

Gohan se acomodó en su asiento mirando para todos lados y así evitar topar frente a frente con Videl, y, en cuanto la vio entrar, ocultó la cara tras un libro para tratar de disimular su vergüenza.

La peor desgracia que me puede ocurrir ahora es que Videl se entere de que yo soy el "Gran Saiyaman"… le dirá a su papá y estaré en graves problemas —se dijo muy bajito mirándola de reojo hasta que la joven ocupó su lugar después de haber saludado a todos.

Hola, Gohan, buenos días —le dijo la chica muy amablemente a modo de saludo—. ¿Estás estudiando tan temprano? —le preguntó mirándolo extrañada.

Eee… sí, buenos días, Videl —le respondió sin despegar la nariz del libro—, me gusta estar al día con las materias.

Pero… tienes el libro al revés —ella le hizo la observación señalándoselo.

¿Qué? —Gohan pareció anonadado por un segundo hasta que se percató de su error—. Ah… jejeje, ya decía yo que me parecían caracteres chinos —y colocó el texto en posición normal volviendo a ocultar el rostro que ya estaba de un rojo tomate… había hecho el ridículo.

En ese instante Shapna y Erause hicieron su aparición, y el joven rubio no pudo dejar de burlarse del moreno.

Oh, vamos, Gohan, aun no llega el profesor, así que no le veo el caso que te esmeres en estudiar algo que ya sabes… cerebrito.

Shapna, no molestes a Gohan —la rubia le habló con entonación severa, y se sentó al lado del joven Saiyajin—. Tendrás que ayudarme a estudiar y explicarme la lección porque yo no me la aprendí —le dijo amablemente con una sonrisa.

Eee… sí, claro, más tarde te ayudaré con la lección —le respondió el moreno sin atreverse a mirarlos directamente—, pero, por ahora quiero… repasar.

Eres todo un nerd —puntualizó el rubio dejándose caer desenfadadamente en su asiento.

En menos de un minuto el profesor llegó al salón, y los que se encontraban afuera ocuparon ruidosamente sus lugares. Gohan se percató de la llegada de una pelirroja de abundante cabellera, era la mocita con la que había topado en la azotea, la cual le dedicó una sonrisita pícara de complacencia en cuanto sintió que él la miraba. "¡Oh, por Kami!… ¿qué estará pensando esta niña?" se preguntó espantado por el gesto indescifrable para él.

La cátedra transcurría con normalidad, el decano leía un párrafo y señalaba a alguno de los alumnos para que le explicara o interpretara lo leído. Pero Gohan no podía concentrarse en lo más mínimo, pues por su mente no dejaban de pasar las más rebuscadas ideas relacionadas con su identidad secreta recién descubierta, la cual se había prometido a sí mismo guardar con celo. De cuando en cuando veía disimuladamente hacia donde Ángela estaba sentada, unas dos hileras más abajo… "¿Tendrá pensado revelarle a alguien mi identidad? ¿A quién le contará que ya sabe quien es el "Gran Saiyaman"? ¿Qué va a pasar ahora conmigo? ¿Qué haría el señor Pikoro en mi lugar?...", esas eran algunas de las cuestiones que se hacía en su interior.

Son Gohan, ¿podría por favor continuar con la lectura? —la voz del docente lo hizo volver a la realidad.

¿Perdón? —preguntó educadamente después de sobresaltarse, levantándose presuroso. Videl y Erause lo observaban fijamente—. ¿Acaso dijo algo, profesor? —confesó visiblemente apenado.

Le decía, joven Son Gohan, que continuara usted con la lectura —le explicó el maestro con severidad.

¡Jah!, Gohan estaba distraído —masculló Shapna con ironía.

… —el joven moreno volvió la vista al libro para disponerse a leer, más ni siquiera sabía que es lo que tenía que leer—… ¿qué página estamos leyendo? —interrogó con el rostro más que enrojecido.

Bien, al pasillo durante toda la mañana por no poner atención —le dijo duramente el catedrático.

¡Sí señor, cómo usted ordene, señor! —Gohan no puso ningún pero y firme como soldado se encaminó hacia el pasillo exterior del aula. Se había ganado el castigo y lo cumpliría sin chistar.

Videl y Erause no dejaron de mirarlo con atención hasta que despareció por la puerta, y Shapna no dejó de reír por lo bajo.

Bien, ¿en dónde nos quedamos de la lectura, señorita Videl? —el profesor carraspeó brevemente y retomó el hilo de la lección, dirigiéndose a la hija de Mr. Satán en entonación profesional.

Ya en el corredor, llevando en cada una de sus manos una pesada cubeta de metal llena de agua, nuestro joven amigo Saiyajin no se sintió mejor por perder una clase, pero por lo menos podría cavilar sobre cómo resolver la embarazosa situación en la que se había metido, sin ser interrumpido ni perturbar el orden. Lo que no se imaginaba es que en pocos minutos tendría una no muy agradable compañía para su persona.

Dentro del salón, cuando al parecer todo había vuelto a la normalidad de una rutinaria clase, el decano se dirigió a Ángela.

Señorita Ángela, ¿puede usted por favor continuar con la lectura?

La chica ni se inmutó ante la petición, ya que tenía la mirada perdida en un lejano punto de su cuaderno de notas, en el cual había dibujado un rostro bastante gentil y bien parecido… el rostro de Son Gohan, al cual había rodeado también con un corazón, lo que la hacía sonreír de lado.

Señorita Ángela… ¿está usted atendiendo la lección? —el profesor se aproximó a ella, en está ocasión le habló con firmeza.

¿Perdón? —la joven levantó la vista y le dirigió al mentor una mirada bastante infantil.

Le preguntaba si usted ha estado prestando atención a la clase —le repitió el docente con severidad, y aparentemente se percató del retrato—. Bueno, por lo que puedo darme cuenta, señorita Ángela, usted también se distrajo en clase como el joven Son Gohan —le reprendió duramente.

… —la muchacha reaccionó y comprendió que el maestro había alcanzado a mirar su libreta, por lo que prorrumpió en un desconsolado llanto—. ¡Oh, profesor, en verdad lo siento tanto! ¡Yo no quería! —dijo entre sollozos ahogados al tiempo que se agachó sobre el cuaderno—. ¡Me siento tan avergonzada con usted!

Señorita Ángela… no se ponga así, no tiene por qué llorar de esa manera —el hombre pareció visiblemente contrariado ante esa actitud.

Todos los demás la quedaron viendo con una rara mezcla de curiosidad y algo de pena en sus rostros. Y entonces Ángela se levantó de su asiento y recuperó la sonrisa de un modo tan imprevisto que hasta el catedrático se quedó anonadado por una fracción de segundo, máxime por lo que sucedió a continuación.

Pero me voy a ir al pasillo castigada, profesor, usted no se preocupe —dijo la pelirroja y descendió las escalinatas a pequeños saltos hasta salir por la puerta del salón.

Oiga, señorita… —el decano tenía la boca abierta dé la impresión, y ni siquiera pudo detenerla.

Videl parpadeó de incredulidad ante lo sucedido… ¿acaso a esa Ángela le gustaba Son Gohan? Bueno, de una chica tan voluble como ella podría esperarse cualquier cosa, pero… ¿a él le gustaría también? Decidió no mortificarse por eso, pues eso era algo que en realidad carecía de importancia.

¡Hola, Gohan! —le saludó alegremente la linda pelirroja plantándose a su lado y mirándolo con ojos de admiración—. Me llamó Ángela y soy tu compañera de clases.

¡Ah!, ¿qué?... —el pobre moreno había estado durante ese corto tiempo de soledad meditando sobre su complicada existencia, así que casi brinca del susto al escucharla llegar—… Pero si tú eres… —susurró muy bajito para después saludarla educadamente, sonriéndole como tonto—… Eee… sí, hola… mucho gusto en conocerte, Ángela.

Oye, Gohan, casi no se te ve mucho por la escuela, ¿acaso no vives en la Ciudad Satán? —le preguntó la muchacha sin dejar de verlo fijamente con expresión endiosada, como si quisiera abalanzarse sobre él.

Eto… no… es decir… yo… sí, si vivo lejos de la ciudad —se explicó el muchacho tartamudeando avergonzado, tratando de mantener la calma para no salir corriendo con todo y cubetas.

¿Sabes una cosa, Gohan?... eres muy guapo y me gustas mucho —Ángela se paró un instante de puntitas para hablarle más de cerca, y sus pómulos enrojecieron al pensar en lo bonito que sería darle un beso a ese simpático muchacho.

¿Eh?... ¿qué? —el pobre trató de mantener la prudente distancia aunque no se atrevió a moverse, sintiendo como le subía el rubor al rostro al oír esas palabras tan extrañas. Si la memoria no le fallaba, y de acuerdo a lo que su madre le había dicho, cuando una chica le confesaba a un chico que le gustaba era para tomarse en serio, pero él no creía que ese fuera el momento ideal de tomar en serio a una chica… no estaba preparado para eso.

Dime, Gohan, ¿tú tienes novia? —fue el siguiente cuestionamiento de la doncella, regalándole una coqueta caída de pestañas.

Bueno… yo… es decir… —y el muchacho tenía ganas de que la tierra se lo tragara… ¿cómo es que se había enredado en ese lío?, ¿y por qué esa niña tenía que decirle ese tipo de cosas raras y hacerle esa clase de preguntas disparatadas? Definitivamente las mujeres eran como una caja de sorpresas, pues no sabes nunca que esperar de ellas.

¡Lo sabía, tienes una novia! —la chica empezó a sollozar desconsolada ante su indecisión, y se dejó caer en el suelo ocultando su rostro entre sus manos—. ¡Y yo que quería conservar tu secreto sólo entre tú y yo! —añadió con voz entrecortada por el llanto.

¿Qué?... oye, no… ¿de qué secreto hablas? —Gohan sintió como un nudo en la garganta por unos cuantos segundos, primeramente porque no se esperaba que la joven soltara en llanto, y segunda porque era más que confirmado que sí lo había visto con el traje del "Gran Saiyaman", así que trató de fingir indiferencia sobre algún secreto.

Yo sé que tienes un secreto muy especial, yo lo vi —le dijo Ángela dejando de llorar y levantándose para encararlo con mucha seriedad—. Y si tú no sales conmigo se lo contaré a todos y sufrirás una gran vergüenza porque todos lo sabrán.

"¡Chispas, no puedo permitir que le revele a todos que yo soy el "Gran Saiyaman"!" se dijo internamente el joven Saiyajin con verdadero abatimiento. Ni modo, tenía que ceder a sus pretensiones o realmente se metería en dificultades.

¿Entonces qué dices? —le preguntó la pelirroja retornando a sonreír.

Es que yo… —el mancebo tartamudeó sin saber qué podía decirle.

¿Te parece si salimos el domingo a las diez de la mañana? Podemos vernos en la estación de trenes de la Ciudad Satán… será nuestra primera cita —la muchachita volvió a mirarlo con admiración, y sus pupilas violetas temblaron de la pura emoción de disfrutar un día a solas y juntos.

Pero es que… —el pobre moreno pareció inseguro de esa insinuación, se le hizo demasiado pronto para tener una… ¿cita? Esas eran palabras mayores.

¡Qué cruel eres, no quieres salir conmigo! —a lo que Ángela volvió a sollozar compungida—. ¡Entonces tendré que decirles a todos tu gran secreto!

¡No, no, no, no, por favor, no hagas eso!... Vamos a salir el domingo a donde tú quieras, pero te suplico de favor que no le digas nada a nadie de lo que viste —ante esa amenaza Gohan tuvo que aceptar la sugerencia con verdadera desesperación... por conservar su identidad en el anonimato accedería a cualquier cosa.

¡Qué bien, Gohan me ha pedido una cita! ¡Vamos a salir juntos! —la doncella dio varios saltitos de puro gusto y le dedicó una sonrisa más grande, hablándole con bastante amabilidad—. Ya veras que nos vamos a divertir en grande.

Eee… sí, claro, lo vamos a pasar bien —bueno, si ese era el mejor remedio tendría su primera cita con una señorita. De la pura pena y en un acto reflejo, el joven Saiyajin levantó uno de sus brazos con la intención de rascarse la nuca como hacía su fallecido padre cuando algo le abochornaba o le parecía difícil de entender, echándose el agua del balde sobre la ropa… había olvidado por completo que tenía las manos ocupadas—. ¿Pero qué…?... ah, jejeje, creo que ya me mojé —rio avergonzado de sí mismo.

Ya era hora de la salida y Gohan no espero a nadie, marchándose a toda velocidad y desapareciendo misteriosamente de la vista de los demás.

Mmm… ¿a dónde se metió Gohan? —murmuró Videl al percatarse de la repentina ausencia de su compañero, el cual ni siquiera le había dicho adiós como acostumbraba—. Me pareció que estaba detrás de nosotros hace tan sólo un minuto.

Por lo visto tenía prisa, y ni siquiera pudo explicarme sobre la lección de hoy —dijo Erause con algo de abatimiento.

¿Y cómo te iba a explicar sobre la lección de hoy si no estuvo en todas las clases, eh? —observó el burloncito de Shapna con sus habituales aires de suficiencia—. A buen árbol pensabas arrimarte.

Tú siempre tan pesado con Gohan, Shapna —le reprendió la rubia—. Sabes que él es muy inteligente y aprende con facilidad las lecciones… seguramente por eso le tienes envidia.

¿Envidia yo, a él? —el rubio soltó una risotada a modo de expresar lo equivocada que estaba su compañera, y Videl no hizo más que poner los ojos en blanco por un segundo. Shapna no era un mal muchacho, pero era demasiado presuntuoso para su gusto, casi como si fuera un clon mal logrado de su papá—. Por favor, Erause, no hay nada que pueda yo envidiarle a ese perdedor.

¡Oigan, Videl, Erause! —se escuchó una voz familiar que los hizo volver la vista. Era Ángela la que les llamaba, y se acercaba a ellos sonriendo como tonta—. Chicas, no van a creer quien me invitó a salir el domingo —dijo emocionada al alcanzarlos.

¿Y quién fue el que te invitó a salir el domingo? —le preguntó Erause con curiosidad.

¡Son Gohan! —respondió la pelirroja dando saltitos de alegría—. ¿Verdad que es maravilloso?... nos vemos después —y se alejó diciéndoles adiós con una mano.

Pero quien la viera… Gohan será una pobre víctima más en la colección de novios de Ángela —el joven rubio continuó riéndose por lo bajo—. Esa es una razón de sobra para no envidiarle nada —añadió.

Videl estaba más que anonadada… ¿acaso entonces era verdad que también a Son Gohan le gustaba una niña tan boba como esa Ángela? Bueno, de que su joven compañero era algo atolondrado y distraído en ciertos aspectos lo era… mira que cometer la tontería de fijarse en una chica tan superficial como esa loca. En fin, no podía pedirse gran cordura y sapiencia en un muchacho de pueblo.

Y, hablando de Gohan, éste ya surcaba los cielos con velocidad dirigiéndose a su casa, pensando en qué otra cosa podría haber hecho para evadir el incidente más que desesperante en el que se había involucrado… seguramente el señor Pikoro le llamaría la atención por su descuido; meditando también que en su corta vida nunca había salido a una cita con una dama, y, por lo tanto, no tenía la menor idea de como actuar en ese momento. Ni modo, tendría que confesarse ante su madre y pedirle un buen consejo, a reserva de que sabía le daría una buena reprimenda por actuar precipitadamente y haberse dejado ver en público. Al llegar a su hogar encontró a la autora de sus días lavando afanosamente los trastes de la comida, y Goten no estaba cerca, señal de que se había ido a jugar con algún dinosaurio no muy lejos de ahí, por lo que podría hablar con su progenitora con toda la confianza del mundo sin el temor de decir algo prohibido para los castos y puros oídos de su pequeño hermano.

¡Buenas tardes, mamá, ya estoy en casa! —le saludó efusivamente al tiempo que se le acercaba y le plantaba un efusivo beso en la frente.

¡Oh, Gohan, hijo, qué bueno que has llegado temprano! Me da tanto gusto porque así podremos cenar todos juntos, ya que tu abuelo va a venir a visitarnos esta noche —le dijo Milk con alegría al verlo íntegro y de buen humor.

Eso suena bien —respondió el joven colocando su mochila en la mesa, con la disposición de hacer la tarea de la lección perdida en esa mañana. Al instante se puso algo serio y miró una vez más a su madre, la cual terminaba de secar y acomodar la vajilla limpia—. Oye, mamá, no quiero incomodarte por lo que voy a preguntarte pero… ¿cómo fue tu primera cita con papá? —preguntó en tono respetuoso.

¡Ay, Gohan!, ¿por qué me preguntas eso? —Milk se ruborizó un segundo y volvió la vista hacia su hijo mayor en tanto secaba sus manos con el mandil que traía puesto. Su expresión se hizo soñadora al evocar a su amado Gokú—. Nuestra primera cita fue tan única y romántica… —añadió soltando un suspiro.

Y… ¿qué fue lo que hicieron en ella? —le cuestionó el adolescente sin cambiar el tono de respeto.

Bueno, Gohan, cariño, en una cita la pareja de enamorados comparten tantas cosas juntos y hacen lo que más les gusta… —dijo la morena con la mirada perdida en algún lugar del techo, como si a través de él pudiera ver hacia el paraíso donde actualmente residía el buen Gokú por haber sido en vida una persona de bien, o como hubiera regresado a ese día tan especial de su primera cita.

Gohan le permitió a su madre unos dos o tres minutos de recuerdos, y asimismo rememoró que le había contado como es que ella y su progenitor se comprometieron cuando ambos eran aun unos niños, así que citas no debieron tener muchas, sobre todo considerando que su padre no se caracterizaba por un comportamiento arrebatado y pasional ni nada que se le pareciera. Iba a ser más difícil de lo que pensaba el tratar de tener una conducta adecuada en su cita sin que se presentaran malos entendidos.

¡Aaahhh, aun puedo sentir como el puño de mi Gokú golpea mi corazón con la fuerza del amor! —el suspiro que soltó Milk fue tan hondo, y sus mejillas se habían encendido más… sentía como si Gokú la llevara entre sus brazos y le sonriera tan grandemente como acostumbraba.

Sí, que… interesante cita —fue el susurro de Gohan sin ánimo de regresar a su progenitora a la realidad, pues en ese momento ella bailaba de puntitas y en su rostro se reflejaba el delirio de la pasión.

¿Pero a qué se debe la pregunta, Gohan? —más el gusto no le duró mucho, pues la morena reaccionó al recordar que no estaba sola, así que volvió la vista a él y lo miró escrutadoramente.

Bueno, mamá… verás… lo que pasa es que… pero yo no quería… fue inevitable que sucediera porque… —ese era el instante que más estaba temiendo desde que salió de la escuela, pero era mejor hacerle frente ahora.

¡Oh, Gohan!, ¿acaso te has comprometido con una chica, y sin mi permiso? —Milk pareció horrorizarse en extremo ante los balbuceos e indecisiones de su primogénito. Eso sólo podía significar que SU Gohan había metido las cuatro.

No, mamá, no es… bueno, en realidad… pero lo que pasó fue… —el adolescente no pensó que su madre llegaría a tomar las cosas de una peor manera, imaginando cosas que ni al caso.

¡Gohan, por el amor de Dios, esa no es la educación ni los principios que te he enseñado! —pero ella no pareció dispuesta a prestar atención a sus explicaciones, y se empeñó en reprenderlo por su mal comportamiento—. ¿En dónde has aprendido que las cosas se hacen así, eh?... Ah, claro, de seguro has de pensar en que la forma en la que vive Bulma con ese antipático y odioso de Vegeta es la mejor, pero eso va en contra de la moral y de las buenas costumbres…

Mamá, por favor… escúchame, no es lo que tú… —sintiéndose peor que su progenitor cuando era regañado de esa manera, Gohan trataba hacerse escuchar con desesperación.

… Ah, pero tú tendrás que casarte como manda Kami, faltaba más, sí señor… No puedo creer que hayas cometido semejante tontería, tú padre jamás hubiera hecho algo así… Además te mandé a la escuela a estudiar, no a conquistar chicas… Aun eres demasiado joven para tener compromisos de ese tipo y tenías que darle buenos ejemplos a tu hermano Goten… —y la dama continuó con su perorata mirándolo con mucho reproche.

¡Mamaaaaá!, ¿¡quieres por favor cerrar la boca!? —ni modo, tuvo que elevar su voz a un nivel más alto para silenciarla, así que, harto del sermón, se levantó de la silla.

Milk se quedó petrificada y enmudeció en el acto. SU Gohan solía ser muy educado y cortés con ella y con todas las personas, pero cuando se enfadaba se le salía lo Saiyajin. Ya en una ocasión, cuando todavía era muy pequeño, le había gritado de esa manera porque se le había metido en la cabeza la loca idea de ir a un planeta extraño y lleno de riesgos a traer las "Dragon Balls" de ese lugar… su vida había estado en peligro y ella no había estado tranquila, pues no quería perderlo una vez más, tal vez para siempre. Empezó a sollozar con mucho sentimiento.

¡Oh, Gohan! —le dijo con voz temblorosa.

Mamá… lo siento tanto, no llores —el joven se sintió muy mal por haberla hecho llorar, así que la abrazó con cariño y la condujo a una silla hablándole con pena—. Es que las cosas no pasaron como tú estás creyendo, y, si me dejas explicarte, te darás cuenta de todo… y yo no haría nada semejante, ¿cómo crees? —añadió al final un tanto avergonzado.

Bueno, entonces, ¿qué fue lo que te pasó? —la morena se secó sus lágrimas y le volvió a sonreír tímidamente dejándose caer suavemente en el asiento que le estaba ofreciendo—. Soy toda oídos.

Bien, verás, es algo vergonzoso pero… —y Gohan le contó a grandes rasgos lo que le había sucedido esa mañana en el techo del Instituto.

¿Ya ves, Gohan, cariño? Si me hubieras hecho caso y no te hubieras desvelado, esa muchachita no te hubiera visto y no tendrías ningún problema —la dama le reprendió cariñosamente.

Pero eso no es todo, mamá… lo peor es que me obligó a tener una cita con ella amenazándome con contarle a todos sobre mi identidad, y no sé que hacer en una cita —agregó el muchacho con abatimiento—. Además… ella me dijo que yo le gustaba… —añadió espantado.

¿Y… es bonita? —su madre le preguntó con visible curiosidad.

Pues… fea no es —admitió el chico enrojeciendo al instante, pero más que nada por la pena de que ahora su madre le preguntara cosas raras.

Entonces no hay ningún problema por eso… tal vez se casen en algunos años —Milk se sintió tranquila y sonrió con complacencia al saber que la chica en cuestión era linda. Una chica linda para su hijo mayor no era tan malo.

¡Mamá!, ¿qué cosas estás pensando?... —el adolescente se atragantó con su propio fluido bucal—… Ella no es de mi agrado, y… por otra parte… creo que… todavía no tengo porque casarme, ¿verdad? —dijo excusándose.

En eso tienes razón, Gohan mi cielo, debes terminar tus estudios y ser todo un profesionista de éxito para que después te cases con una hermosa señorita y sean un matrimonio feliz —dijo Milk en tono alegre… SU Gohan siempre tan responsable y considerado—. Y así podrás darme lindos nietos.

Eee… sí, mamá, como tú quieras —Gohan puso los ojos en blanco por un segundo y, sin querer, pensó en Videl… Seguramente ella lo consideraría un tonto por haberse enredado con Ángela.

El joven soltó al final un imperceptible suspiro ahogado y se dispuso a hacer su tarea, pues en ese instante su hermano Goten entró en la casa llevando a rastras un gran pescado y cargando también con su abuelo Ox Satán.

Nota: yo y mis intentos de one shot que nada más no se me dan porque trato de ser descriptiva… XD. Alguien me dijo en mis inicios que tenía que ser así, más detallista, y como cuento con ayuda externa para mejorar diálogos y descripciones, a veces se me van las palabras… jajaja. Pero espero hayan disfrutado de esto y ya han de saber de que capítulo estoy tratando, por lo que esperen la culminación en el mero día de San Valentín, tan divertida como siempre. Un saludo.