Disclaimer: Todo lo que reconozcas no me pertenece, pues es propiedad de nuestra querida Rowling. Ya me gustaría a mi que Draco fuera mío.
Ante todo me gustaría dar las gracias a aquellas personas que me han dejado sus agradables y animosos reviews por La Reunión, mi primer one-shot y mi primera incursión en el mundo del fanfic. Gracias a todas por vuestro apoyo y vuestros ánimos para seguir escribiendo.
Y también dar las gracias a mi beta reader, mi marido. Que piensa que debería escribir cosas más serias pero que sigue apoyándome y vigilando todos mis textos.
Y bueno, aquí me voy a animar con una historia larga, aunque no mucho porque creo que no voy a ser capaz de mantener un fic de muchos capítulos. Mi imaginación no da para tanto. Es otro dramione, porque es lo que a mí me gusta. Pero sobre todo es Draco, que me gusta todavía más. Espero que os guste y que me ayudéis a seguir con la historia. Besos y miles de gracias.
7 ALMAS
PREFACIO
Draco Malfoy leía cómodamente recostado sobre el sofá de su pequeño apartamento en el Londres muggle. Era un sábado del mes de junio y el buen tiempo empezaba a protagonizar los días de la ciudad. Por la ventana del salón penetraban los tímidos rayos de un sol que ya se escondía para dar entrada a otra noche más. Leer era una de sus mayores aficiones en esta soledad que la vida de había obligado. Su padre había muerto en Azkaban y su madre, sumida en un estado de tristeza y letargo absoluto había renunciado a su anterior estilo de vida y se había refugiado en los brazos de su hermana Andrómeda que la había perdonado y recibido sin reproches. Su único interés ahora residía en ayudar en el cuidado del pequeño Teddy y en intentar olvidar. Al menos Draco estaba a salvo.
Se incorporó para tomar la tazá de té que reposaba sobre la mesita del salón cuando vió que una lechuza se aproximaba a la ventana. Se extrañó, él casi nunca recibía correspondencia. El animal picoteó en el cristal de la ventana y Draco se levantó presuroso a recibirla. Portaba una rollo de pergamino con el emblema de Hogwarts.
Estimado Sr. Malfoy:
Por la presente nos congratulamos en comunicarle que el Colegio de Magia y Hechicería de Howgarts procederá a su reapertura el próximo uno de septiembre para un nuevo curso escolar. Dado que conocemos su situación actual y hemos recibido informes muy pósitivos del Ministerio de Mágia en relación a su, casi finalizada, medida correctora, nos complace en invitarle a que forme parte de nuestro programa para finalizar sus estudios.
Aprovechamos para informale que, junto con otros estudiantes que se encuentran en la misma situación académica que usted, el colegio ha organizado un curso especial. Se trata de un programa avanzado de especialización que le permitirá realizar los EXTASIS a su finalización. El grupo estará constituído por estudiantes de las diferentes casas y al termino del mismo deberán realizar un proyecto final con la especialización que usted elija.
Se adjunta una lista con el material que ha de adquirir y el formulario que deberá rellenar para conocer sus intereses profesionales y su perfil de especalización, el cual deberá remitir a este colegio en la mayor brevedad posible.
Deseando contar con su presencia se despide atentamente
Minerva McGonnagal
Directora Colegio de Magia y Hechicería Howgarts
Draco no daba crédito a lo que acababa de leer, se encontraba petrificado frente a la ventana aún abierta, por la que ya entraba algo de frío, con los ojos fijos en el pergamino que descansaba en sus manos. Volver al colegio y a estudiar. Y no a cualquier escuela, iría a Howgarts, ese lugar que jamás pensó que echaría tanto de menos. Ella estaría allí, estaba casi seguro. Si alguien no iba a desperdiciar la oportunidad de terminar sus estudios exitosamente era Hermione Granger. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Hacía más de un año que no la veía, desde aquel encuentro en el Ministerio cuando se celebraban los juicios contras los mortífagos y donde le absolvieron de Azkaban pero le impusieron la medida correctora de trabajos para la recuperación de la comunidad mágica. En aquella ocasión ella ni le miró, simplemente se limitó a testimoniar y a marcharse presurosa con la mirada más triste y los andares más pesados que jamás le había visto desde que la conoció con once años. Entonces fue cuando sitió que otro pedazo de su corazón se desprendía y se sintió más solo que nunca. Ahora la volvería a ver. Una ola de pánico se apoderó de su cuerpo.
Dos tazas de té después un Draco Malfoy, despeinado pero decidido y extrañamente feliz rellenaba el cuestionario adjunto a la carta y aceptaba su ingreso de nuevo en el colegio.
Aquella noche, después de muchos meses, pudo dormir de corrido y sin pesadillas.
Una nueva vida estaba por comenzar.
