Disclaimer: El anime/manga Katekyo Hitman Reborn! no me pertenece, todos sus personajes y contenido pertenecen a Akira Amano.
Para: La comunidad de livejournal 10pairings.
Pairing: TYL!Lambo/Fran, principalmente.
Advertencias: Spoilers del Arco del Futuro, por Fran. Yaoi y un poco de vouyerismo.
Lambo podría estar orgulloso de afirmar que había madurado, quizá no como sus compañeros Guardianes, pero atrás habían quedado los días de niño ignorante del mundo que dependía totalmente de otros.
Aunque jamás llegó a desarrollar la virtud de la paciencia. Eso se podía apreciar claramente gracias a la vena que palpitaba cómicamente en su sien.
— Eres un idiota aburrido.
Sus dedos se crisparon en torno a la la copa de vidrio al escuchar esa monótona voz que le irritaba tanto. Dio una furibunda mirada a su acompañante y prefirió ignorarlo, sino, terminarían en una pelea -más-.
— Y estás comiendo helado, eres un pervertido. — continuó Fran, ignorando el hecho de que él también disfrutaba de una refrescante copa de limón.— Y eso tiene crema, doblemente pervertido.
— Bien puedes irte, yo no pedí estar contigo.— reclamó el joven guardián. Y era cierto, era gracias a las súplicas de Tsuna la razón de su estadía en aquella gelatería con la compañía más molesta del mundo (según él). Lo habían convencido las baratas palabras de "Ustedes son los más jóvenes, pueden llevarse bien, por favor". También esa era la última vez que caía en la mirada suplicante de su Jefe cuando le pide favores.
Sumido en sus pensamientos no se había percatado que el ilusionista volvía a retomar su plática.
— ...Pensar que te gusta el sadomasoquismo.
Por poco Lambo se traga su cuchara al escuchar semejante barbaridad. — ¡¿Q-QUÉ? — chilló golpeando la mesa, haciendo que saltaran los cubiertos y adornos, además de alertar a los clientes de las mesas cercanas, mirándolos con curiosidad.
— Que eres un pervertido que disfruta usar crema chantilly para tener sexo.— continuó Fran, sin bajar en lo más mínimo su monótono timbre de voz. Todo tipo de cuchicheos y rumores se dispersaron como plaga en los alrededores, además de las risas burlescas.
Ese fue el colmo para Lambo, sin preocuparse por pagar como mínimo la cuenta, tomó de una manga al mayor para salir corriendo de allí. Ignorando los gritos del dueño ordenándoles que pagasen su pedido. A esas alturas el joven Bovino se preguntaba cuál de los dos era el mayor en edad.
— Eso es incivilizado, ¿sabes? Irse sin pagar...
— Ya está, me hartaste.
Aprovechando que habían llegado a una calle poco concurrida, lo metió en un callejón vacío empujándolo contra una pared de ladrillos, sin que el ilusionista cambiara en lo más mínimo su expresión, menos cuando sus brazos quedaron extendidos a ambos lados de su cuerpo.
— Y exhibicionista, además.
Para ese momento la vena de enojo de Lambo ya había explotado, cegado por el enojo y la frustración, sin cuidado presionó sus labios contra los de su acompañante, sorprendiéndose de la suavidad de los mismos. Fran tardó un poco en reaccionar, siguiendo los movimientos del moreno correspondió el beso lentamente. También la presión en sus extremidades había desaparecido, dado que las manos de Lambo estaban concentradas en su verde cabello, descansó sus brazos en la fina cintura del joven guardián, olvidando el resto.
Porque el beso tenía sabor a limón, a un juego, y por sobre todo: a entrega.
Desde el rincón de su mente, Mukuro observaba los avances de su alumno con aprobación.
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