El muchacho viajó de lejos buscando los vínculos de sangre que lo unen a una hermana perdida, revelando así una antigua tragedia familiar a la que busca darle un cierre. Por otro lado, de una desgracia surgirá un vínculo casi tan fuerte como si fuera real… Aunque Shion debió poner más atención a lo que hacía: puso a Mu en un curioso aprieto.


¡HOLA A TODOS! Hasta que por fin termina febrero y nos encontramos a menos de veinticuatro horas de las calendas martias, digo, del primero de marzo de 2016 (me pongo peor cuando llegan los idus de marzo, créanme). Aquí inauguro un nuevo fic, cuya propuesta espero que les guste y que tanto esperar valga la pena. No los demoro más, que ya bastante esperaron. Ojalá que esto compense todo el tiempo que los tuve en ascuas, luego de ese omake al final de Magistri. Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas. En esta ocasión, sumen 5 años a las edades del canon (sí, hubo cambio de año, recuerden). O si les resulta más fácil y menos complejo, dense una vuelta por el perfil de Ekléctica, donde encontrarán la línea de tiempo oficial: al principio de cada año aparecen las edades.

Un especial agradecimiento a Seika Lerki, Tsuyu Ryu y Ekléctica (El Concilio del Fic), madrinas y lectoras de prueba de este fic, que además de incentivarme y animarme a escribir, aplacaron mis instintos asesinos y varios personajes vivieron para contarlo.

Una recomendación especial, si quieren ver este universo expandido, lean "Madness of Love", de Lady Seika Lerki y el omake "Lo que Sueño de ti" y las adorables miniserie "Familia" y "Futuro" de Ekléctica. Finalmente, y en este caso se recomienda mucho, "Luz Amatista", de Tsuyu Ryu, es una joya. Las conversaciones que las inspiraron a ellas, de paso me inspiraron a mí para retomar este hábito mío de escribir fanfictions. ¡VAYAN A LEER! =D

Una velita para que el Concilio actualice los spin offs…

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. Alessandro Ferraro es un personaje original de Ekléctica, quien me lo ha facilitado para que use (y abuse) de él. Aparece en su spin off "Familia". D8 ¡NO TENGO FINES DE LUCRO!


ADVERTENCIA.

Cualquier coincidencia con la realidad, con situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.


"XVI. GENS"
(La Familia)

Apertura: La Sangre Tira Fuerte

Atenas. Estación de Policía

19 de marzo, 13:30 horas.

En aquella calle y en esa esquina justo había un árbol. Un triste naranjo que crecía como podía en un mísero parche de tierra, sometido a las ordenanzas municipales de aseo y ornato, pero que de alguna manera no había perdido su orgullo. Aquél muchacho detuvo sus pasos y observó hacia el edificio de la estación de policía.

Su rostro hablaba de expectación, de una búsqueda que por fin tenía resultados. Abrió mucho los ojos, como queriendo absorber cada detalle. Se ajustó la gorra (que no hacía mucho por ocultar sus desordenados cabellos azabaches), sus ojos color rosado oscuro se afilaron y suspiró profundo y de lleno.

"Así que ahí trabajas, animal…"

Rezongó entre dientes, como si escupiera veneno.

Tomó su tablet y revisó algunos de los archivos que tenía allí metidos. Entrecerró los ojos y resopló de disgusto. Tenía pensado ir allí a conocer al policía aquél, con cualquier excusa que le sirviera, tenía ganas de verlo a la cara y grabarse sus facciones, no olvidarlo nunca y vengarse cuando fuese mayor. Sabía que a sus quince años no podía hacer nada contra un hombre adulto que además era policía, pero tampoco podía estarse quieto. Saber quién era el mal parido era un buen comienzo, desde allí vería que hacer, considerando sus propias habilidades. ¡Conócete a ti mismo antes de conocer a tu enemigo!

Sin embargo no era tan arrogante como para decir que se conocía a sí mismo, pero sí sabía algunas cosas muy pequeñas. Por ejemplo, tenía un buen sentido de la oportunidad (eso lo sabía bien), tenía paciencia y este viaje le había mostrado el valor real de un plan a largo plazo. ¡Por si fuera poco tenía la excusa perfecta para entrar a la estación!, pero no para conversar con el tipo…

¡Maldita Fuese Su Sangre!

Apretó las manos con saña y odio, lo mismo la mandíbula. Afiló la mirada con ganas de horadar aquellas paredes. ¡Era un chiquillo! Se sentía impotente ante el autoimpuesto deber de proteger a los suyos, pues en este caso de verdad no podía hacer nada todavía. Tenía que ser paciente, conocer sus limitaciones, aunque no sabía bien qué significaba eso. ¡Estaba tan cerca y tan lejos! No podía arruinarlo, no tendría otra oportunidad si no hasta que fuera mayor de edad, no podía echarlo a perder.

A los diez años el muchacho había conocido por fin la historia sobre su hermana muerta. Hasta ese momento solo había escuchado fragmentos cuando, muy de tarde en tarde, su madre los arrastraba a todos en peregrinaje al cementerio local a visitar su tumba. Contrario a lo que le decían, siempre había intuido que el cuerpo enterrado allí no era su hermana, pero ¿qué podía saber él (que nació después de aquella muerte) al respecto?

El relato, lejos de calmar sus ansiedades, lo llenó de curiosidad. El pecho se le inflamó por una corazonada y algo en su mente pareció repetirle desde lo profundo que su hermana no estaba muerta. Lentamente, y considerando sus limitadas capacidades, comenzó a juntar información. ¿Quién era ella? ¿Qué leía, cuáles eran sus pasatiempos? ¿Cómo le iba en el colegio, qué amigos tenía? ¿Cómo se llevaba con sus padres o con la hija mayor de la familia, Berenice? ¿Cómo y porqué desapareció? ¿En qué contexto la dieron por muerta?

En un primer momento no parecieron más que preguntas inocentes, a las que podía encontrar respuestas si rebuscaba en las cajas que guardaban las cosas de la chica y que estaban en el ático. Tampoco ocupaban todo su tiempo, pues entre el colegio, los videojuegos (que le chiflaban), sus amigos y la patineta, este afán de saber más de su hermana pasaba prácticamente inadvertido.

El asunto había tomado otro cariz cuando cumplió trece años. Lo que le pasó aquél día fue tan extremo que motivó a sus padres a mandarlo a terapia por espacio de un año, pero nunca supieron a ciencia cierta qué le pasó. Había regresado a casa después de pasarse la tarde entera con sus amigos jugando en la patineta en un parque cercano. Decidió tomar una ducha, no era tarde, pero sí hacía calor, estaba sudado y quería estar más fresco…

… mientras se duchaba de pronto se sintió muy asustado, lo invadió un enojo que no sintió propio, pero mutó en terror casi de inmediato. Algo se encendió en su pecho, como dos ojos que lo miraban de vuelta y que comenzó a resonar con las cañerías del agua. El muchacho sintió que se iba a morir, que su corazón se detendría, que la casa se le vendría encima y que nunca más respiraría. El pulso se le aceleró como en la Fórmula Uno y los pulmones le ardieron de espanto; se clavó los dedos en la cara mientras se apegaba a la pared presa del pánico inmisericorde y gritó… gritó al tope de sus pulmones, como azuzado por el mismísimo Fobos. Paralelamente a esto, y al mismo tiempo en que creyó que se detendría, sintió que su corazón ardía y que en el momento álgido de esta crisis, algo explotó desde su interior como un pequeño big bang y las cañerías de la casa estallaron al mismo tiempo, decidiendo convertirse en géiseres, inundando toda la casa.

Fue un ataque de pánico que no debió haber tenido nunca. Esa noche sufrió tres más tan dramáticos como el primero y en el terror de no poder explicar a qué se debían, pensó en su hermana que decían estaba muerta.

Supo a ciencia cierta en ese momento que no era así, que estaba viva y algo le había pasado en el mismo momento en que el pánico se apoderó de sus sentidos. Algo horrible por decir lo menos. ¡Tenía que encontrarla!

Desde ese día y por dos años comenzó a buscar mucha más información, y entre ida al psicólogo y al colegio recolectó prensa, conversó con distintas personas y con los mismos policías que habían llevado el caso. Prestó más atención a los medios, indagó entre la gente perdida. Llevó a cabo su propia y precaria investigación a un punto en que incluso el hermano mayor de uno de sus amigos, que trabajaba en la policía, le mostró los expedientes del caso para que se convenciera que su hermana sí estaba muerta. Irónicamente al ver los documentos más se convenció que estaba viva y aquél joven policía que quiso ayudarlo a encontrar un cierre, comenzó a tener serias dudas sobre la resolución de ese caso.

El muchacho sin embargo, al haber tan poquitas pistas que no eran más que meras corazonadas, comenzó a rendirse. Por poco lo hace, pero en ese momento el caso Korber, de aquella niña inglesa secuestrada y encontrada en Grecia, remeció los medios de comunicación a nivel nacional. Fue cuando vio esa foto en un periódico… llevaban a la niña rescatada en brazos por una señora mayor que parecía ser policía, pero al fondo y casi desapercibida en un rincón, como si se estuviera retirando del lugar… estaba aquella otra mujer policía.

¿Quién era? ¿Por qué sintió que la conocía? ¿Por qué su intuición le gritaba con tanta fuerza?

Sus preguntas fueron respondidas pocos días después, al buscar en las bases de datos apropiadas. Supo su nombre, sus antecedentes, quién era, donde trabajaba… vio sus fotos, encontró su Facebook. El parecido familiar era notable, y con miedo y expectación comparó las fotos con las que existían de su hermana. Se tragó las ansias, buscó toda la información que pudo, encontrando coincidencias notables y horribles. Supo que creció en la calle y que no tenía antecedentes familiares. Eso cuadraba con la información que tenía… ¡Era Ella! Tenía que serlo. Isabella Nauplias era su hermana mayor, por mucho que no tuviera el mismo apellido. Estaba seguro…

Incluso se encontró con aquella denuncia por violación que nunca fue investigada a fondo, y por la cual Isabella tuvo que renunciar a la policía a favor de interpol… Palideció cuando lo supo, no pudo terminar de leer el reporte que se había conseguido por medio de la oficina de transparencia. Sacó cuentas mentales y vomitó de lo lindo cuando descubrió que el mismo día que él había tenido esos inexplicables ataques de pánico, a su hermana la habían violado.

Eso lo hizo decidirse a viajar a Atenas a buscarla. Con o sin el permiso de sus padres… y considerando que no se lo dieron, pues… juntó varias mesadas y se fugó de casa, emprendiendo solo un viaje de más de cuatrocientos kilómetros entre su natal Litoxoro, a los pies del monte Olimpo, hasta la capital del país con el solo propósito de conocerla. Y sí, lo haría, pero primero…

Se detuvo ante esa estación de policía. Esa maldita guarida de mal paridos. Allí el violador de su hermana, ¡otro policía por si fuera poco!, caminaba a sus anchas sin haber recibido más que un golpe en las muñecas por su travesura, mientras su hermana había tenido que sufrir escarnio público por haber sido la víctima.

Malditos hijos de…

Sus manos se empuñaron con fuerza y la sangre le golpeteó el cerebro. El corazón se le aceleró bastante. ¡¿Cómo se atrevían?! ¡Era su hermana! No la conocía, él era menor que ella, lo más probable es que ni siquiera supiera de su existencia, pero *era su hermana*. Y aunque no lo fuera, ¿cómo era posible que apañaran a un bastardo mal nacido incapaz de controlar sus impulsos o de aceptar un no por respuesta?

Algo explotó en su corazón, como una olla a presión que no pudo más con la energía. El golpe le recorrió de un mazazo todo el cuerpo y lo dejó aturdido. Tuvo que sujetarse mareado del naranjo bajo el cuál había buscado sombra. Se sintió agotado, las rodillas le temblaban… sintió el ácido sabor de un inminente vómito en la boca…

… y chispas de agua.

¿Por qué sentía chispitas de agua?

"¿Muchacho? ¿Te sientes bien?" Le preguntó un abuelo bien intencionado. "¿No te habrá golpeado algo?"

"¿Señor?" Preguntó el muchacho aún aturdido.

"Hijo, te sangra la nariz… y mira…"

El abuelo le señaló la estación de policía, y el chiquillo tuvo que parpadear varias veces para convencerse que sus ojos no lo engañaban. Las cañerías habían estallado, decididas a cumplir su vocación de géiseres, salpicando agua por todos lados con una fuerza que desafiaba toda lógica, mientras la gente se alejaba, corría y observaba asombrada tal suceso.

El muchacho palideció y retrocedió dos pasos.

¡¿Otra Vez?!


Parque de Atenas.

15:20 horas.

Julián Solo miró al cielo de nuevo y volvió a buscar con su cosmo aquél que había percibido hacía un par de horas nada más, mientras aún estaba en clases, sin poder hallarlo. El dios se encogió de hombros; no se sentía derrotado, pero sí muy desconcentrado y por eso no podía buscar bien de qué se trataba. Se dejó caer sobre la butaca sin mucho cuidado y se pasó las manos por los cabellos. Estaba estresado: las clases, Paulina, la universidad, y el hecho de casi quedar viudo le estaba pasando la cuenta y con creces.

Bueno. Exageraba un poco sobre eso de casi haber quedado viudo, pero ¿qué querían que hiciera? Era un dios que ya había pasado la barrera de los veinte, tenía derecho a ser melodramático.

Pensó en Paulina y suspiró, cerrando los ojos con fuerza. ¡La adoraba con toda su alma! Pero eso a veces eso lo asustaba tanto que no sabía ni qué hacer consigo mismo. Y encima estaba Susana, que no sabía cómo aceptar un no por respuesta y en serio estaba poniendo toda su determinación a prueba. No quería ser infiel, pero el destino le ponía trampas a cada paso que daba y si bien la frustración se le pasaba ni bien se reencontraba con Anfitrite, a veces hasta le daba miedo salir a la calle para no tentarse.

¡¿Cómo era posible?! Él era un dios, no un…

¡ZAPE!

"Ya. Desembucha."

"¡Kanon! Un poco de respeto por favor."

"Así respeto a la gente." Kanon se sentó en la misma butaca que él, y se puso a jugar distraídamente con un komboloi. "¿Qué te pasa? Por algo llamaste."

Poseidón infló los cachetes y frunció el ceño, como nene taimado, pero mientras más inflaba las mejillas, menos sabía qué decir. O por donde comenzar. O porqué se sentía tan infantil. ¡Por el Olimpo Entero! Era un dios. Llevaba vivo más generaciones de las que recordaba y había visto nacer y morir imperios y…

… se sentía como un chiquillo desorientado haciendo preguntas vergonzosas.

"¿Cómo lo haces?" Preguntó finalmente el dios.

"¿Cómo hago qué cosa?"

"¿Ser fiel a Isabelita?"

"¿De cuándo tu acá le dices así a mi flaca?"

"No lo entenderías. Me dice Juliancito de cariño, yo le devuelvo el favor. ¡Nada personal, son solo negocios!"

Kanon bufó molesto, pero se encogió de hombros, mientras reanudaba su juego con las cuentas que llevaba en la mano. Miró de reojo al dios y lo analizó un buen rato, como esperando que siguiera explayándose. Por lo visto pasaba por otro drama tardo–adolescente imaginario.

"Amo a Anfitrite." Justo ahí. "Por segunda vez en menos de un año casi la pierdo. Mi corazón casi hizo implosión…"

"En tu caso fue comprensible."

"… me da miedo."

"Sigue."

"… No sé como quitarme a Susana de encima." Comenzó ciertamente mortificado.

"¿Quién?" Preguntó Kanon a la pasada. Se sintió algo confundido por lo abrupto del comentario. "¿De dónde sale esa?"

"No sé si quiero hacerlo, pero al mismo tiempo sí, lo cuál me estresa: Susana me pone nervioso y quiero alejarme, pero no le puedo quitar los ojos encima, me repugna y… atrae y… no sé qué más." Poseidón explicó realmente compungido y sin fingir. "No quiero decepcionar de nuevo a Anfitrite, no quiero, no puedo romper mi promesa, en eso estoy claro y decidido; pero cada paso que doy está lleno de tentaciones y Susana se me tira encima cada vez que me ve y ya veo que le van con cuentos a mi Tite, ciertos o no. ¡La amo con todas mis olas! ¡Lo Juro por el Estigia! Me aterra pensar que crea que la estoy engañando…" Julián sacudió la cabeza. "¡Susana me afecta! Uno no es de palo, ¿sabes? Y no quiero que eso sea así. ¡¿Cómo lo haces para ser fiel?!"

Aaaaaah, era eso. Kanon miró al dios con mesura: en defensa de Poseidón, se veía realmente aproblemado. ¡Pobre deidad! Se encogió de hombros y tras exhalar sonoramente miró al cielo, como pensando en alguna respuesta adecuada.

"Y yo pensando que tenía que explicarte de nuevo como venían los bebés al mundo."

"¡Con razón te dicen tarado!"

"Julián… ¿a ti quién te dijo que ser fiel es fácil?"

"¿Huh?"

"Es una disciplina, un arte y algo jodidamente difícil. Se basa en la confianza y no se logra así nada más. Cada momento que respiras se pone a prueba." Kanon hizo una pausa para mayor efecto. "Soy un traidor, sé de lo que hablo."

"Dejando eso de lado, parece que te sale muy fácil con Isabelita." Dijo Julián de mal humor, por lo que recibió otro zape, cortesía de Kanon.

"Sal de la burbuja y deja de pensar que llevar relaciones es algo fácil. Con mi flaca la hemos tenido difícil." Kanon le señaló una pareja de ancianos que caminaba no lejos de ellos, tomados de la mano. "Las relaciones de pareja son impredecibles, nunca las des por sentado, habrá más problemas de los que crees. Es un maldito trabajo de todos los días, y a veces frustrante, por eso no cualquiera sirve para llevar una relación. Dime una cosa Julián… ¿Conversas de estas cosas con Paulina?"

"No… no quiero preocuparla…" Le dieron otro zape. "¿Cómo podría empezar a decirle esto? ¡Va a creer que quiero engañarla!"

"¿Estás seguro?"

"…"

"Ya. Tienes tarea para esta noche." Kanon miró la hora. "¿Ahora qué te pasa con esa Susana?"

Julián se puso rojo como tomate y se cruzó de brazos. Desde que recordaba, la tal Susana había estado pendiente de él, persiguiéndolo y acosándolo para que fueran algo más que amigos. Julián cometió el error en un momento dado de devolverle un par de caricias, pero aparte que no había pasado de ahí, eso no detuvo a la muchacha, sino que la entusiasmó más. Y no bastaba con ignorarla ni con decirle que se había casado, lo que por cierto no le creía. No, seguía tratando de conseguir que fueran pareja.

"Parece striptisera de mala muerte. ¡Ya no sé ni cómo decirle que me deje en paz! He pensado seriamente en pedir una orden de alejamiento." Julián bufó acongojado. "Hoy estaba en clase y ella va y se pasea frente a mí con esa minifalda diminuta y me hace ojitos. Y encima se sienta en un pupitre de manera tal que me es imposible no verla y pone poses que hacen resaltar su escote. ¡Hace eso siempre! ¡Uno No Es De Palo!" Gruñó de mal humor.

"¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!"

"¡NO TE RÍAS! Me odié por eso, más porque ni pude evitarlo. ¡Soy casado! No puedo darme el lujo de hacer esas cosas, ¡NO PUEDO perder a mi Tite otra vez! ¿Y si le van con cuentos? Sabes como es la gente." Julián se despeinó con fuerza. "No puedo permitir eso… ¡no sé qué hacer!"

"¿Susana sabe que a tus tiernos diecinueve años te casaste?"

"No me cree."

"¿Conoce a Paulina?"

"Sí… y por supuesto que la detesta."

"¿Paulina sabe de tu dilema?"

"No… o quizás. Con las mujeres nunca se sabe y…" Le dieron otro zape. "¡Kanon!"

"Vete a la segura, haz cuenta que no sabe y le cuentas todo." Kanon se sopló el flequillo. "Tienes tarea con ella: conversen esta noche, cuéntale esto mismo que me acabas de contar, con la misma sinceridad…"

"¡¿Quieres que me CASTRE?!"

"Puede que se enoje, sí, pero… nunca se sabe, quizás hasta te ayuda a encontrar una solución. Lo que importa aquí, Julián, es que conversen con sinceridad, y que se escuchen mutuamente."

Julián asintió y se quedó callado unos instantes, como sopesando la nueva información. Pronto sintió que Kanon volvía a jugar con su komboloi… a lo mejor estaba nervioso por su inminente boda, solo jugaba con esas cuentas cuando la ansiedad comenzaba a dominarlo y no quería permitirse eso. Hmm… debería comprarse uno y jugar también. Suspiró.

"¿Siempre conversas con Isabelita?"

"Siempre. Es lo que nos ha mantenido unidos." Kanon sonrió de costado. "Nos ha ayudado a superar malos entendidos y peleas más serias… o debilidades pasajeras. ¡Vieras la cara que me puso cuando me descubrió viéndole el trasero a otra mujer la primera vez! Pero lo conversamos… más o menos."

"¡Pain!"

"Los ojos se mandan solos a veces, ¡Uno no es de palo!" Confesó Kanon entre risas. "Pero lo hablamos. Claro que nos gritamos y recriminamos, pero nos entendimos y lo superamos. Ella es el amor de mi vida y me aseguro que lo sepa. Por eso es importante hablar, hablar y hablar. Y por eso ella conoce mis secretos y yo los de ella. Es nuestro pequeño tesoro privado que compartimos."

"¡Ya deja lo cursi!" Poseidón suspiró de nuevo, quizás más aliviado. "Creo que me dejas más tranquilo. Gracias."

"¿Cómo que gracias?" Kanon sonrió con travesura. "Son veinte euros." Le dijo en tono de broma, que el dios recibió con alegre simpatía. Ambos se dieron un juguetón puñetazo en el hombro. Julián se puso de pie.

"Creo que ya es hora de volver con mi Tite. Creo que pondré en práctica tu conse…"

– LE GASP –

Julián y Kanon intercambiaron una mirada y ambos volvieron la cabeza hacia fuera del parque, como queriendo escudriñar las calles que se encontraban más allá de su línea de visión. ¡Esa presencia! Ese protocosmo tan característico de un futuro aprendiz volvía a hacerse notorio. Poseidón se concentró en encontrarlo y por fortuna esta vez no tuvo problemas para ubicarlo. Pero el agarre era tenue, débil y se esfumaba en un mar de presencias humanas carentes de cosmo.

"Kanon, ¿sentiste hace unas horas…?" Julián se interrumpió cuando Kanon le mostró un video en su celular. "Veo que sí. ¡Wow! ¡Justo esa estación de policía!… Como que no me molesta tanto."

"A mi tampoco, por mi que el Kraken se los llevara a todos, pero bueno…" Kanon se guardó el teléfono. "No es un aprendiz de Athena, ni de Hades…"

"Creo que pertenece a Atlantis." Afirmó Poseidón. "Kanon, ayúdame a buscarlo, necesito ver si es de los míos…"

"Por supuesto que sí. Además va a Interpol." Kanon entrecerró los ojos. "Una cosa es que haga eso con esos polis de mie**a y otra muy distinta que inunde el lugar donde mi Flaca trabaja. ¡Vamos!"

Ambos tomaron sus cosas y rápidamente avanzaron en dirección de aquél protocosmo.


Burdel "La Cambo"

15:25 pm.

Apenas tenía los ojitos abiertos y pestañeaba muy aletargada. No se quería mover y pronto se iba a quedar dormida de nuevo. ¡La pierna le dolía con tanta intensidad! Sin mencionar que la sentía muy hinchada y no la podía mover. Tampoco quería. Había llorado tanto por ello que la habían planchado a analgésicos para que se callara, pero la sensación de dolor persistía. ¡Además su cabecita se sentía tan abombada!

Estaba asustada. ¿Dónde estaba su mamá? Llevaba una pequeña eternidad sin verla… tanto tiempo que hasta dudaba que tuviera una.

Pestañeó más largo… cerró los ojitos… le hizo la pelea al sueño… la iba perder.

Tenía miedo. Siempre lo tenía.

Sintió una mano en la frente, fría y repentina. Alguien le quitó la cobija. La nena abrió los ojos como platos y en seguida se puso a temblar, aunque no por frío. Movió los brazos en protesta, sin poder hacer mucho más.

"AGU…"

"Señor Jackson, tiene fiebre. ¡Tiene mucha! No es sano que tenga…"

Se oyó un golpe sordo. La mujer que había levantado la voz advirtiendo de la condición de la niña, cayó al suelo, víctima de un bofetón que no vio venir.

"Nadie te pidió la opinión."

"¡Perdón, señor, no quise inmiscuirme!"

"¡Jackson!" La voz de otro hombre retumbó en la habitación. El sujeto sujetó a la mujer y la levantó con brusquedad. "Vete, que tienes clientes, puta." La aludida salió de la habitación a toda velocidad al tiempo que el recién llegado se volvía hacia el señor Jackson. "Trata de no dejarle marcas a mis chicas, algunos de mis clientes les gustan adultas, sin moretones."

"No sé como toleras trabajar con esas mujeres, Gómez." El señor Jackson de cruzó de brazos. "¿Está la carga lista?"

"Sí, trajeron el resto de la mercancía recién, están en el sótano. Ninguno grita, se portan bien."

"Supongo que no han dañado los bienes como la otra vez. Nos costó reemplazar a ese niño, mucho más sacarlo de Italia."

"No, siguen intactos. Creo que en dos horas podremos llevarlos al punto de compra." Gómez se arregló los lentes. "Jackson, tampoco hay seña de la policía, creo que se creyeron el cambio de locación." El sujeto le echó un vistazo hacia la beba. "¿Cómo está nuestro producto estrella?"

"Afiebrada, pero considerando sus heridas, está estupendo." Jackson miró a la beba y le quitó la cobija, fijándose en las heridas que tenía. "Sin el pulgar del pie y la rodilla dañada, nunca podrá correr, menos huir. Esperemos que nunca se recupere."

"Ya no sería problema nuestro, sino del comprador. Pagó un buen dineral por ella, o eso dice Grandchild. ¿Y la madre? Dime que no van a encontrar el cuerpo."

"Dio menos problemas que el padre, pero tuvo el mismo destino. El cuerpo fue carbonizado. ¡Malditos sean!" El señor Jackson volvió a tapar a la nena con la cobija. "A propósito, contacta al renegado ese, puede que tengamos otro comprador interesado y necesitaríamos otra nena igualita a esta."

"No más. Grandchild dijo que nos tenemos que mover con la mercancía que tenemos, mientras la tenemos. La policía nos hizo pasar un buen susto hace dos semanas, no podemos arriesgarnos. ¡Si esta venta no hubiera estado concertada de antes la habríamos cancelado!" Gómez encendió un cigarrillo y se puso a fumar. "Hay que tener paciencia, nos ha pasado antes."

"Argh. Entonces más vale que esto dé resultados. Quiero irme pronto de este país con mis ganancias." El señor Jackson se desperezó y decidió salir de allí. "Gómez." Dijo antes de cruzar el umbral. "¿Estás seguro que la policía se distrajo?"

Gómez asintió con la cabeza y le echó una buena fumarola de humo en la cara. Jackson arrugó el ceño e infirió la respuesta, sin pensarlo mucho más, salió de aquella habitación, sin siquiera reparar en los ojitos de la beba, uno lila y otro verde, que no se había perdido detalle de los movimientos de los hombres. La última vez que lo había hecho, le habían cortado un dedo del pie.

Estaba aterrada.

Quería a su mamá. ¡¿Dónde estaba su mamá?!

¿Quién era su mamá?

¿Qué era una mamá?

¿Tenía una acaso?

Gómez miró con desdén a la beba y arrugó el ceño. ¡Cuánto ansiaba por quitársela de encima! Le dio una patada a una caja de madera que había cerca y dejó el cigarro en un cenicero cerca de la pequeña, de manera tal que el humo la incomodara aun más, antes de salir de un portazo, dejando a la niña a oscuras con el cigarro y el humo que dejaba escapar.

Hizo un puchero y lloriqueó en silencio.

Fuera de aquél antro de mala muerte, no el más popular de los burdeles, pero tampoco el más desconocido, un hombre compraba periódicos en un kiosko cercano. Como que no quiere la cosa observó la salida de un hombre, el señor Jackson, de aquél lugar. Alessandro Ferraro hizo como que no le importaba, como si no supiera que había un burdel en las inmediaciones, como si sus problemas fueran otros. Pagó su compra y dio las gracias en un forzado griego.

Se alejó de ahí, a paso tranquilo. Cuando hubo caminado algunas cuadras sacó su celular: hora de enviar un mensaje de texto.

Continuará

Por
Misao-CG


Próximo Capítulo: Cachorro de Dragón.

… Bueno, eso a fin de cuentas no había sido tan malo. Había conocido a su prometido de ese modo. Isabella se aseguró que nadie la estuviese viendo, y se permitió una sonrisa soñadora al tiempo que miraba su anillo. Era discreto y muy simple, pero a ella le parecía lo más hermoso de la tierra.

Casi ni podía creerse que se iba a casar con Kanon, así como le costaba convencerse que su vida había mejorado tanto después de haber tocado fondos tan bajos…


Nota Mental: ¡LES AGRADEZCO TANTO QUE HAYAN LLEGADO HASTA AQUÍ! Lo de siempre, no los detendré mucho aquí, sino que les invito cordialmente a que lean el siguiente capítulo. De momento voy a responder las reviews anónimas que me dejaron en el último omake. Ahora algo importante: la visión que tiene Anneke en su sueño, ocurre durante la mañana del 19 de marzo, ANTES de los hechos que se narran en esta apertura y en el capítulo siguiente. Por favor, si detectan algún error tipográfico, de ortografía y redacción, me avisan para que lo pueda reparar. ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS POR LEER Y BIENVENIDOS!


Thanos es un amor, Nice, y como ves, solo quiere ser un buen aprendiz. Claro, todavía tiene muchos miedos que superar por culpa de su familia, pero va por buen camino. Máscara es un bruto redomado, pero al menos hace su mejor esfuerzo… sin mencionar que Shiori (y Juliana a distancia) lo mantienen en vereda. Ojalá que esta historia te haya gustado y que la sigas leyendo… me acordé de ti con algunas escenas. ¡GRACIAS POR LEER!


BRÚJULA CULTURAL

Traída a ustedes gracias a Wikipedia o alguna otra página, según corresponda.

Litoxoro: También Litóchoro o Litójoro (griego: Λιτόχωρο, Λιτόχωρον), es una ciudad así como una unidad municipal que pertenece al municipio de Dion-Olympos situada en la parte meridional de la unidad periférica de Pieria, Grecia, famosa por estar en las raíces del monte Olimpo (el de verdad). La ciudad está alrededor de 90 km de Salónica, al oeste del golfo Termaico. Litójoro es una ciudad popular para los que desean subir al monte Olimpo, cuya área está considerada como un parque nacional; casi todas las rutas que suben comienzan al sudoeste de la ciudad. Se encuentra a 420 kilómetros al norte de Atenas, en la ladera del este del Olimpo. Los pinos, cedros y abetos de los bosques del monte Olimpo crecen al sudoeste y al noroeste. Las tierras de labrantío son predominantes al norte.

Komboloi: (del griego κομπολόι) es un popular juguete griego con cuentas, similar a un rosario pero sin propósito religioso. Se utiliza como pasatiempo, método relajante de control del estrés y como posible método para el control de la ansiedad. Tiempo atrás, este juguete solo podía ser utilizado por hombres, la mayoría de ellos de edad, pero con el paso de tiempo se convirtió en un objeto al alcance de ambos sexos y empezó a tener popularidad entre los jóvenes griegos.

Fobos: (en griego antiguo Φόϐος, 'pánico') era la personificación del temor, y el horror. Era el hijo de Ares, dios de la sangre y la guerra y Afrodita, diosa del amor. Él, su hermano Deimos y la diosa Enio acompañaban a Ares en cada batalla. Fobos aparecía antes de cada batalla, refiriéndose al miedo y pánico de los combatientes para luchar, estos luchadores, aterrados, huían de la batalla o fingían su muerte para luego escapar. Deimos hacia su aparición después de su hermano, presentándose en los luchadores que por miedo quedaban paralizados ante el terror al dolor o la muerte.

Ataque de Pánico: No se los deseo ni a mi peor enemigo. Quienes sufrimos fobias o trastornos de ansiedad los conocemos bastante bien. Estos son períodos en los que el individuo sufre de una manera súbita un intenso miedo o temor con una duración variable: de minutos a horas. Generalmente aparecen de repente y pueden alcanzar su máxima intensidad en unos diez minutos, pero pueden durar más, sobre todo cuando el paciente no es o no se siente capaz de escapar de la situación que lo desencadenó.

Son horribles. La persona que sufre estos episodios se siente súbitamente aterrorizada sin una razón evidente para sí misma o para los demás. Durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento o lugar sin previo aviso. Generalmente acompaña a la crisis una extrañeza del yo junto a una percepción de irrealidad y de no reconocimiento del entorno.

Crees que te vas a morir o a volver loco. A menudo el individuo siente que está en peligro de muerte inminente y tiene una necesidad imperativa de escapar de un lugar o de una situación temida (aspecto congruente con la emoción que el sujeto está sintiendo). El hecho de no poder escapar físicamente de la situación de miedo extremo en que se encuentra el afectado acentúa sobremanera los síntomas de pánico.

Experimentar un ataque de pánico es una terrible, incómoda e intensa experiencia que suele relacionarse con que la persona restrinja su conducta, lo que puede conducir, en casos, a adoptar conductas limitativas para evitar la repetición de las crisis. El trastorno puede desembocar en agorafobia, por miedo a presentar nuevas crisis si se presenta una fuerte conducta evitativa en el afectado.

Pérdida del pulgar del pie: El dedo gordo del pie sujeta el 25% del peso del cuerpo, al igual que el dedo meñique del pie. El talón sujeta el 50% restante. Este conjunto ayuda a mantener el equilibrio del cuerpo y si pierdes el pulgar del pie, pierdes la capacidad de correr descalzo y cambiar de dirección con agilidad, tal como lo descubrieron los dueños de esclavos desde tiempos inmemoriales, quienes para evitar que sus esclavos huyesen, les cortaban el mentado ortejo. Era una forma de castigo bastante común. Como dato curioso, en América, cuando los indígenas sufrían este castigo, se decía que estaban "desgobernados." Lo que me recuerda… cuiden sus piececitos, sobre todo sus deditos.