Allí estaba ella de nuevo, mirando por enésima vez a su dopelganger que parecía cambiar en cada pestañeo producido por Lilith. Nunca parecía estar agotada tras estar observando por horas aquel cristal enmarcado de negro.

Cualquier que hubiese tenido la oportunidad o hubiese visto como mantenía sus pupilas en el cristal, hubiese creído que estaría loca. Pero lejos de todos esos ridículos pensamientos estaba ese espejo.

El silencio reinaba en aquella inmensa habitación oscura, donde sólo los candelabros aguardaban varias velas que comenzaban a derretirse a causa del calor, tocaba su infantil rostro sin perder atención al reflejo. Ambos hacían los mismos movimientos pero Lilith esperaba el mínimo cambio para romper aquel falso imitador.

Ahora todo el mundo quedaba en un segundo plano para la menor de los Aensland, había decidió día tras día tapar con algún trapo oscuro aquel espejo y nunca volver a verse. Tras varios días de notar que en cada reflejo se podía ver diferentes figuras similares a la suya, cerró el portón que daba a la habitación y cerró con llave.

Movía las diminutas alas que adornaban su corta melena , ahora notaba una horrible pesadez caer a su estómago y eso suponía que aquel ente imitador hubiera entrado al espejo.

Empezaba lo difícil y no era más que el comienzo.

—¿Quien eres?

El espejo empezó a mostrar breves distorsiones en su figura, aquel extraño y mórbido espectáculo no lograba producir miedo en la joven sucubo. Cerró los ojos amplificado su sentido auditivo y espero durante largos minutos.

Entonces todo sonido fue reemplazado por un ligero zumbido. Sabía que estaba en estado de trance y podía abrir los ojos, se encontraba en un espacio donde sólo la negrura lograba dar seguridad.

Oyó un par de toques en el cristal, giro y dio de bruces con ese ser que tanto deseaba verla, tenía sus mismos rasgos pero había algo que no iba bien en aquel clon. Apenas sonreia pero daba a ver como los labios hacían una minúscula curva.

—Dime quien eres.

La joven no iba a tener ningún reparo en amenazar para obtener respuestas por parte de eso, el reflejo cerró durante dos segundos sus ojos. Cuando volvió a abrirlos, se veía como habían cambiado de color a un fulgor dorado.

—Soy lo que eres tu, ¿nunca entenderás que no tienes una forma fija en este plano mortal?

La joven comenzó a sentir como varias agujas invisibles se clavaban en su frágil cuerpo, veía como una desagradable risa salía del reflejo. Reía al ver cómo la joven parecía estar a punto de fallecer conmocionada, cayó dándose con violencia en el suelo hueco y después sólo hubo oscuridad.

Miles de ecos hacían diferentes preguntas pero todas tenían una respuesta similar.

¿Quien soy?

¿Como soy?

¿Que soy?

Ya no le importaba estar pendiente de un hilo que separaba la vida y la muerte.

Quizás aceptando la vida podría investigar y averiguar más.

Pero la muerte ayudaría a adivinar cosas que ningún ser terrenal pudo tener.

Sólo tenía unos segundos antes de que su alma quedase arrancada.

El juicio hacia su existencia no había hecho nada más que iniciarse.