Disclaimer. La Trilogía "Los Juegos del Hambre" y sus personajes no me pertenecen, ni gano un centavo al escribir esto, solo soy una fan con suficiente imaginación como para inventar locuras.

N/A: Algún día volveré al Everlark, lo prometo jaja.


.I.

Sale de casa cuando dan las once, su nana duerme y también su madre, su padre aún no ha vuelto y probablemente no vuelva a casa esa noche. Se oculta mejor bajo la capucha de su larga capa color vino aferrándose con fuerza al aza de la pequeña canasta. Tiene dos razones fundamentales para hacerlo, el frío insoportable que hace en el Distrito Doce en esta época y evitar que alguien pueda verla transitando las calles a una hora tan impropia para una joven de su posición.

Le alegra que esté nevando, porque eso implica que las calles estén desiertas de gente y de agentes. No hay nadie en las calles de la parte comercial y más importante no hay un alma en las callejuelas tristes de La Veta donde está su destino. Golpea un par de veces y sonríe apenas cuando una mujer de aspecto triste abre la puerta y le mete dentro enseguida.

— Señorita Undersee ya se lo he dicho, es muy peligroso que esté por aquí — musita en voz baja — no debería estar aquí señorita…

— Madge, Hazelle, soy solo Madge aquí y tenía que traer más — saca de debajo de su capa unas tabletas de medicina y deja en la mesa la cesta a rebosar de pan, vegetales y carne — estas no son tan fuertes como la morflina… lo mantendrán despierto pero sin dolor.

— Oh Madge — la mujer toma las medicinas y las deja sobre la mesa — tendrás problemas por esto — toma las manos de la muchacha y las besa — tu corazón es grande preciosa pero no podemos pagarte por esto.

— No necesito un pago, mi madre tiene suficientes… solo quiero que él esté bien.

— Lo estará gracias a ti — le agrada Hazelle porque no le ha preguntado ni una vez porque ayudar a Gale, la mujer suelta el agarre y pone al fuego una tetera — puedes ir a verlo, te haré una taza de té.

— Oh no, debería volver a casa y no creo que él quiera verme — piensa que lo mejor sería que él jamás se enterase.

— Le dimos lo último que había de Morflina y está durmiendo así que sube — le sonríe dulcemente y la rubia asiente, dejando su capa en una silla.

Sube las escaleras con cuidado de no hacer ruido y recorre el pequeño pasillo hasta la puerta que está cerrada. La casa de los Hawthorne es una de las más grandes de la zona pobre, por la cantidad de hijos que han tenido y por eso los chicos tienen su propio cuarto aunque Posy duerma con su madre. Ahora todos los niños duermen con su madre porque Gale no deja de gritar.

Ha perdido la cuenta de cuántas veces ha venido a su casa, ha traído comida y medicinas en todas las oportunidades. Su anhelo más grande era verle despierto y que no le odiase, pero eso no pasó y no pasará porque esta es su última noche y él sigue dormido. No le darán más tiempo en las minas y la familia no puede perder esa fuente de ingresos, así que él volverá al carbón y ella a vagar por el distrito cada noche porque su madre cada vez está peor.

Toca a la puerta más bien por respeto porque como ha dicho la mujer el muchacho duerme en el profundo sueño que proporciona la droga. Le oye suspirar y un estremecimiento le recorre el cuerpo. A pesar del frío de la habitación Gale solo lleva las piernas cubiertas por mantas y sus heridas surcan en rojo el largo de su espalda. Cierra la puerta tras de sí y se desliza hasta quedar sentada en el suelo. Cubre con sus manos su boca y aprieta los ojos cerrados recordando de nuevo el sonido del látigo de Thread al chocar contra la piel del castaño, el rostro casi inexpresivo de él, soportando cada golpe. Intenta recomponerse, se pone de pie y alisa su vestido. Se acerca a la cama evitando ver las heridas, fijando su mirada en el rostro sereno del cazador.

Se pone de rodilla a su lado y le acaricia la mejilla. Aun sin ser fiebre, la piel olivácea desprende un calor que le acelera el pulso. Se acerca peligrosamente a su rostro, su nariz roza la de él y por un momento, apenas un segundo, roza los labios agrietados del castaño y se aleja ante el suspiro de su parte.

— Lo siento tanto Gale… lo siento — murmura acariciándole la frente, corriendo los mechones de cabellos — todo estará bien…

— Katniss... — Madge se queda muy quieta aprieta con fuerza los labios y fuerza la sonrisa.

— Ella ya vendrá Gale…

Suspira y se aleja apretando con fuerza los puños, observa un momento más al joven y musita una despedida. Baja las escaleras, toma su capa y negándose al té de la madre del muchacho sale a la calle. Camina en dirección contraria a su casa, hasta alejarse de la Veta.

La pradera le recibe es su máximo esplendor. La luz de la luna le da a la nieve un aspecto suave y mullido, le hace querer echarse y dormir allí, para siempre. Vuelve a llorar, observando el bosque desde la seguridad que proporciona la alambrada. Llora en silencio, como tantas veces.

— ¿Madge? — la aludida no voltea solo atina a limpiar las lágrimas rápidamente— ¿Qué haces aquí?

— Katniss — susurra, deteniéndose a oír el graznido particular de un ave que se posa sobre la alambrada— no podía dormir.

— Y decidiste cruzar el Doce por completo para venir a ver la Pradera…

— Exacto — musita la chica viendo a la vencedora ponerse a su lado.

— Viniste a ver a Gale.

— No…

— Hazelle dijo que habías estado ahí y que te fuiste apresurada… — la rubia sabe que Katniss está viéndole pero no se atreve a mantenerle la mirada — que dejaste medicinas, ¿Cuánto llevas haciéndolo?

— Por fin has ido a verle… — espera que eso no haya sonado a reproche— es todo lo que puedo hacer... yo, he ido cada noche desde que salió de tu casa.

— Nunca decidiste ayudar a alguien más… ¿Por qué Gale?

— No lo sé — miente, sabe que ayuda al cazador porque le ama pero su amiga no lo sabe, y tampoco tiene razones para decirle algo como eso — supongo que me impactó verlo con Thread…

— Madge… — pone una mano sobre la capa de la rubia y esta finalmente le mira — Gale no estará feliz con esa ayuda.

— Dices que debería detenerme… — sonríe amargamente, Katniss aparta la mirada por un momento— supongo que él no estará feliz por ser ayudado por alguien tan despreciable, tienes razón — se muerde con fuerza la cara interna del labio — pero no dejaré de hacerlo.

— ¿Por qué? — parece sorprendida — si tu padre lo nota… si alguien te descubre Madge…

— Solo hasta que él esté bien… sé que no puedes ayudarlo porque las cámaras están sobre ti Kat… lo haré por ti.

— Si te descubren tendrás problemas… y él también — acota la castaña — buenas noches Madge — la rubia observa a Katniss caminar en dirección a la Veta sin dar un paso y cuando ya no logra verla se acerca a la valla.

Han pasado dos semanas desde la última vez que vio a Gale. Sabe que es una mala idea ir en la noche ahora que él está despierto y cruzar la Veta durante el día se torna difícil, solo va un par de veces, luego se conforma con saber por su nana que él ha vuelto a las minas y que está mucho mejor. Hazelle se lo dijo a la anciana cuando la encontró en la zona comercial. La madre del joven sabía que su nana era de fiar y que a ella le interesaría saber que Gale estaba bien.

Es domingo y no tiene nada que hacer, nunca tiene nada que hacer. Toma su capa y se despide de su nana, su madre está en su cuarto y su padre en el edificio de Justicia, nadie puede detenerle, nunca hay nadie que se preocupe por ella, eso lo hace todo tan fácil a veces. Camina apresurada por las calles con un destino fijo. Últimamente va allí cada vez que su cabeza no para de pensar, cada vez que necesita pensar en algo importante. El silencio de la pradera le relaja.

La nieve se ha ido, aunque el frío persista y la luz del Sol le da al lugar una apariencia cálida y segura aun estando al lado del bosque lleno de depredadores. Se acerca a la valla, intentando ver más allá, preguntándose si Gale habrá vuelto aun cuando sus heridas no han sanado del todo, si estará con Katniss al otro lado, cazando juntos o haciendo quien sabe el que.

— Hey, hey… aléjate de ahí — la tira hacia atrás, tomándola con fuerza del hombro.

— No iba a cruzar — chilla observando a quien se ha atrevido a hablarle de esa manera, aparta la vista con rapidez al reconocerle — no iba a cruzar — repite en un susurro mirándose los zapatos, esperando que le suelte.

— Por supuesto que no, porque morirías antes de hacerlo princesa — Madge aprieta los dientes ante el mote — la han electrificado.

— No lo había notado — Katniss le dijo una vez que nunca lo estaba, ella creía que era inútil gastar tanta electricidad en una valla y que por eso no lo estaba.

— Claro que no — puede imaginarlo rodando los ojos junto al sarcasmo — ¿Qué haces aquí de todos modos? ¿Te has perdido?

— No me he perdido, ya me voy — suspira alzando la vista, fijándose en los ojos plateados, desviando a ver el ave oscura que se aleja, la ha perdido, no le preocupa tanto porque sabe que estará ahí en la noche — que bueno verte en pie Gale — empieza a caminar hacia la Veta.

— Undersee — le detiene— este no es sitio para ti.

— Lo sé — toma la mano del chico para alejarla de su hombro, intenta ignorar la electricidad que le recorre al rozar su piel contra la de él — por eso estoy yéndome — vuelve a caminar.

— Detente — le toma de la muñeca ejerciendo la presión necesaria para que queden frente a frente — Hazelle… ella me lo dijo.

— No debió hacerlo…

— Pero lo hizo y quiero saber porque…

— No sé por qué lo hizo — ve como él la mira enfadado — Porque Katniss no podía hacerlo — nota como él ejerce más presión en su agarre — tenía que hacerlo — musita sintiendo como sus mejillas se calientan— ¿complacido con la respuesta? Déjame ir Gale.

— ¿Solo por ella? — enarca una ceja.

— Qué quieres que diga — alza la vista, es incapaz de descifrar la expresión en el rostro varonil.

— La verdad — acota sin desviar la mirada de los ojos azules — porque la caridad para mí, para mi familia… comida, medicinas, ¿solo buscabas demostrar lo mucho que tú tienes o qué?

— ¿Eso crees que fue? Crees que alguien, cualquier persona, saldría en medio de la noche a dejar cosas en tu casa, por caridad… no Gale, no quería demostrar nada, solo no podía quedarme sin hacer nada cuando la persona que quiero estaba sufriendo — escupe en voz alta aquellas palabras y se separa de él golpeándole en el pecho, no entiende porque el ojigris le ve con sorpresa hasta que repasa en su cabeza lo que ha dicho — olvídalo, olvídalo — musita volteándose, siente su rostro rojo por la vergüenza — por favor, olvídalo ¿sí? Solo sígueme odiando como hasta ahora.

— No — la detiene cuando quiere volver a caminar.

— Basta Gale por favor, solo has como si nunca hubiera hablado como si no te hubiese dado las…

Se calla al sentir la mano cálida y algo áspera del castaño acariciando su mejilla, yendo más allá y apostándose en su nuca. Cierra los ojos al ver que él se acerca a su rostro. Le besa, lento, tomando con su mano libre la cintura de la rubia. Madge se queda muy quieta sintiendo la presión de aquellos labios, responde aletargada, incapaz de comprender, esperando que no sea un sueño cruel del que vaya a despertar.

No tiene que despertar pero aun así abre los ojos de par en par y se aleja. Ahí está Gale viéndole, a ella, y sonríe. No se lo cree, es una farsa. Se aleja un paso y luego otro, Gale está jugando con ella.

— Yo de verdad solo quería ayudar — musita.

— Lo agradezco, déjame hacerlo.

— No quiero — vuelve a alejarse cuando él trata de poner sus manos sobre ella — aléjate Gale.

— No hay otra forma en la que yo…

— No quiero nada de ti — grita frustrada — ¡No me besaras, ni serás amable conmigo solo porque te di unas inútiles medicinas Gale Hawthorne!

— Madge.

— Olvídate ¿sí? — Está llorando de nuevo — vuelve a tu vida, yo a la mía… recupera a Katniss o lo que te apetezca, no quiero algo así, no soportaría que finjas.

Se va sin mirar atrás. No corre, sabe que él no está siguiéndole. Regresa a casa y se oculta en su cuarto hasta que es capaz de serenarse. Entonces baja a la sala y toca el piano porque es lo que mejor sabe hacer.

Pasan las semanas, la regla para los Tercer Quarter Quell es revelada y Madge ahoga el chillido en su mano y pide disculpas al aire. Le da igual lo mucho que grite su padre que debe quedarse dentro, sale corriendo en dirección a la Aldea pero ella ya se ha ido. Se queda un momento con las rubias, abrazando con fuerza a Prim que no deja de llorar, llora también diciéndole a la pequeña rubia lo mucho que lo lamenta. Al salir cierra la puerta con suavidad y voltea a ver a la casa de Peeta, preguntándose donde estará él, si estará buscándola o planeando cómo hacer para salvarla. Murmura una disculpa para él también.

Ve que dos personas se acercan a ella. No le toma mucho darse cuenta de que es Gale y Hazelle. Sonríe con timidez bajando los escalones de la entrada a la casa de Katniss.

— Madge, cariño — acepta la caricia que le brinda la mujer — hace mucho que no me visitas… lamento que tengamos que vernos en esta situación tan horrible.

— Hazelle — toma la mano en las suyas — lamento no haber ido, y si es horrible, terrible... — da una mirada fugaz a Gale que parece sorprendido — Katniss huyó, en cuanto acabó la transmisión.

— Seguro está con su prometido — masculla el castaño viendo hacia la casa de Peeta.

— Él ha venido a buscarla — niega lentamente — solo espero que no la hayan encontrado los peacekeepers.

— Iré a buscarla — sentencia el castaño evitando mirarla, enfocándose en su madre — quédate aquí, volveré por ti, no vuelvas a casa sin mí.

— Deja que Madge te acompañe — les mira a ambos — dos pares de ojos buscan mejor.

— Lo que digas Hazelle — besa la coronilla de su madre y empieza a caminar.

— Síguelo cariño — da una suave palmada en el hombro de la rubia y se mete en la casa.

— ¿Crees que haya ido al bosque? —Musita por lo bajo cuando logra alcanzarle.

— Solo si desactivaron la alambrada...hay un sitio en el que puede estar — acota con seguridad.

Caminan en silencio, Madge se aferra a su capa viendo con temor como el chico lo ve todo con enojo. Cruzan la Veta y llegan a la vieja casa de Katniss. Gale se adelanta y aporrea la puerta que termina abriéndose por la fuerza que él usa. No hay nadie dentro, le ve bufar y revolverse el cabello con frustración. Sale y vuelve a caminar, casi trotar y ella le sigue como puede. Llegan a la Pradera y Madge se acerca a la alambrada sin tocarla y grita el nombre de su amiga. Una, dos, incontables veces, hasta que acaba siendo un murmullo que acompaña de lágrimas.

— No está allí... — Gale no entiende porque ella llora — está electrificada...

— Entonces ¿dónde? — se sienta sobre la hierba ligeramente húmeda de rocío.

— No lo sé — musita igual de bajo sentándose a su lado.

— ¡Deberías! ¡Eres su amigo!

— Tu también lo eres — sisea él — más que yo desde que ganó los juegos, desde que está con él no puedo soportar verla y ahora...

— Ella saldrá de esto, será difícil...pero lo hará — observa la luna por un momento y luego recorre la alambrada con la vista, puede verle en la lejanía y se alegra de que Gale esté de espaldas.

— Tu positivismo es estúpido Undersee — aprovecha a verle ya que ella observa el bosque— Distráeme...

— Como quieres que haga eso — ríe quedamente fijándose en él nuevamente.

— No lo sé — parece pensárselo un momento— ¿Por qué Hazelle dijo que hacía mucho que no ibas a visitarla?

— ¿Cómo? — Ya había olvidado eso — Porque… porque yo iba a tu casa a llevar las medicinas… y un par de veces a… no importa, siempre pasaba un rato con tu madre.

— ¿Estuviste en mi cuarto? — Madge se encoge ante la pregunta, todas las veladas que pasó a su lado mientras el chico gritaba por las pesadillas llamando a Katniss, maldiciendo a Peeta y a ella; el recuerdo de los gritos le obliga a cerrar los ojos — ¿Madge?

— Deberíamos volver, quizás Katniss ya está en su casa... — se pone en pie y quita cualquier rastro de césped de su falda.

— Madge.

— Basta Gale, no quiero hablar de eso…

— ¿Por qué no? Creo que tengo derecho a saber si la honorable hija del alcalde estuvo en mi maldito cuarto — apenas eleva la voz.

— Fui clara aquella vez… no quiero hablar sobre ello — hace una pausa intentando calmar el ritmo de su corazón, el pecho le duele— si estuve o no en tu casa, en tu cuarto, escuchando como llamabas a Katniss o gritabas en sueños, quiero olvidarlo… lo siento pero realmente no puedo con esto ¡Necesito olvidarlo!

— ¿Puedes esperar un segundo? — Toma su mano para detenerla — ¿Por qué yo?

— ¿Por qué no tú? Gale… porque no tú— se suelta del agarre y empieza a caminar — ya déjalo ir, no tiene que importarte.


Bienvenidos de nuevo a mi renacimiento jaja. Hace más de dos meses que no subo nada y me siento muuuy mal, pero aquí estoy y tengo muchas ideas en el tintero, sobre THG y muchos otros fandoms a los que espero les den un poco de amor.

Madge es un fic que tengo en la cabeza desde hace mucho, pero que me estaba costando escribir. Espero les guste!

Con cariño atentamente, Anna Scheler.